Almas gemelas -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘Almas gemelas’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presuponen la lectura previa del artículo ‘Almas gemelas’.

Nuestra media naranja

En el libro ‘El ciclo del alma’, Lantos cuenta que ya de niño se sentía atraído por su alma gemela Marianne:
Se decidió que en unos meses iría a otro lugar para recibir mi educación física.
Habría nuevos preceptores que me darían sus fuerzas, pero mi vida en libertad habría acabado y empezaría una nueva.
Al día siguiente conté la gran noticia a Marianne, que estaba muy tímida.
Estuvimos vagando juntos por los alrededores, tomados de la mano, como dos enamorados.
De pronto me dijo:

—Trenzaré guirnaldas y nos casaremos.
Estuve de acuerdo de inmediato con su plan y juntos nos pusimos a recoger flores para que la feliz fiesta fuera un éxito.
Mi querido perro estaba con nosotros y el noble animal iba a ser nuestro hijo, una vez que hubiéramos contraído matrimonio.
Pronto estuvieron listas las guirnaldas y regresamos a mi cuidadora que nunca se alejaba mucho de nosotros para no perdernos ni un instante de vista.
Tomados de la mano nos acercamos a ella.
Hablé yo y dije:

—Tiene que casarnos.
—¿Cómo dice?
—Que tiene que casarnos —repetí—, estamos decididos, porque pronto me iré.
El acontecimiento era de santa gravedad para nosotros.
Después de observarnos y sentir que, a juzgar por nuestras caritas y actitud tan serias, tenía que seguir el juego, nos casó pronunciando algunas palabras.
Nos habíamos convertido en esposo y esposa y Marianne hizo valer sus derechos de inmediato.
Tenía que ser obediente, ser cariñoso con ella y darle preferencia en todo.
El ciclo del alma, 1938
Después de su vida terrenal, Lantos pregunta en el más allá a su maestro Emschor si conoce a su amiga de juventud Marianne:
—¿Conoce a Marianne?
—Sí, la conozco.
Aquí jugó con ella, yo le seguía en todo.
—¿Sabe usted cómo fue su transición?
¿Puede decirme algo?
—Sí, pero más tarde, cuando hayamos llegado allí, así que tenga todavía un poco de paciencia.
—¿Por qué, si me permite que se lo pregunte, actuaba ella tan raro?
Quiero decir, en mi juventud.
—En ella había los mismos sentimientos que en usted, es decir: la conexión con usted, pero ella tampoco era consciente de eso.
Tampoco cuando vuelva a nacer.
Pero llegará el día en que ella sabrá que es suya.
Usted ya lo sabe, pero ella hará la transición a ese sentimiento.
Pero ambos tienen que enmendarse todavía: ella en la tierra, usted de este lado.
Por eso, también ella actuó por un impulso interior.
Aun así, tendrá que vivir su propia vida, igual que usted.
Así que le habrá quedado claro que lo que el hombre no entiende durante su vida terrenal, y sin embargo siente, pertenece al pasado.
Pero un día eso se hará consciente, es decir, de este lado.
De modo que allí, allí en la tierra, no es posible.
Uno no ve detrás del velo ni siente la profundidad de su propia vida, es incapaz de ver a través de todos esos siglos.
Ya le dije que de esto solo son capaces quienes poseen las fuerzas para ello y que son los que han despertado al cosmos, los maestros que han alcanzado las esferas más elevadas, que nos ayudan, a mí y a usted, a convencer a la humanidad en la tierra de su pervivencia eterna y del ciclo del alma.
Y también de que están allí para enmendarse y aprender a amar, lo cual es la vida de Dios.
Ese es el camino por el que han transitado y por el que transitaremos usted y yo y millones más.
Ella, Marianne, actuó conforme a sus sentimientos interiores, muy ocultos en su interior.
Ambos son almas gemelas, son uno en todo, en sentimiento, entendimiento y amor.
Pero esta conexión solo la recibirán de este lado.
Solo más tarde, Lantos mío, porque usted se lo está ganando, ¿me oye?, está ganándoselo.
Ahora usted ya no puede amar a otra.
Esa unión de sentimientos transita entre ambos.
Allí usted se siente a sí mismo, se conoce a sí mismo, allí siente el Amor sagrado de Dios.
Este amor es poderoso y por serlo, usted deberá ganarse esa gran fuerza que significa felicidad y gloria.
Usted de este lado, Marianne en la tierra.
Ella tendrá que enmendar ahora el mal que un día infligió al amigo de usted, a Roni.
También eso se lo mostraré, pero luego.
—¿Sentí bien entonces, cuando me paseaba por aquí llevando en brazos su estatua?
—Sí, pero eran míos los sentimientos.
Deposité esta verdad en usted, y la sintió, aunque sin entenderla.
Ahora todo le ha quedado claro y le aconsejo que lo acepte.
—¿Ya me la había encontrado en la tierra?
—Sí, la conocía y ella a usted de muchos siglos antes, pero ambos han destruido su felicidad.
El ser humano destruirá lo que no conoce y sin embargo es parte suya, de su vida interior.
Pero usted aún no había llegado allí.
Por eso todos son inconscientes todavía, aún les falta para poder recibir este gran amor sagrado.
Creen que poseen ese amor, pero son pensamientos y deseos propios que carecen de verdad espiritual.
No tienen noción del amor espiritual ni de la unión y el entendimiento espirituales.
Lo que sienten pertenece a la vida material y son sentimientos terrenales, o sea materiales.
Este sentimiento está muy alejado de la felicidad espiritual.
Todos, sean quienes sean, tendrán que desarrollarse.
Sin embargo, eso requiere lucha, pena y dolor, pero solo así se puede apoderar uno de esa gran felicidad poderosa.
En esto, en la vida del espíritu, es en lo que todos los seres humanos serán conectados.
—¿De modo que en la tierra nadie recibe este amor?
—Desde luego que sí.
En la tierra también vive gente que ya ha llegado hasta allí, pero todos esos seres son parte de los agraciados, porque son uno en todo.
Pero con que haya un solo pensamiento que uno envíe a otro sin que sea entendido, entonces esa conexión no tendrá relevancia espiritual y será una conexión terrenal.
Esta solo será espiritual cuando los seres humanos, o sea hombre y mujer, posean este amor y lo lleven dentro.
Pero entonces pertenecerán a nuestro mundo y serán niños en el espíritu; niños, ¿entiende?
El amor gemelo al que usted está esperando y que está ganándose es la conexión más sagrada que conocemos de este lado, es la felicidad más elevada que Dios puede regalar a Sus hijos.
Este amor da, es servicial; ella hace la transición a él, y al revés, viven a través de sus sentimientos, en la oración y en la fe, y trabajan por un solo objetivo, para hacer feliz al ser humano y toda la demás vida que Dios ha creado.
—Entonces no preciso que me diga nada más.
Entonces aún me falta.
—Gracias; es una gloria que empiece a entenderme.
Siga de este modo, así le podré aclarar muchos milagros, y así haré.
—Por tanto, encontrándome una y otra vez con ella, ¿he ido cobrando conciencia en su amor?
—Sí, así es.
—¿Así que teníamos que separarnos?
—Era necesario, y tampoco lo era.
Usted lo habría podido vencer luchando, aceptando una vida infernal, por lo que habría empezado a amar.
¿Quién lo quiere en la tierra?
Y sin embargo este es el camino.
Así que el ser, el alma, se encontrará con el ser que cósmicamente le corresponda.
De nuevo la voluntad de Dios y una ley de las que ningún humano puede cambiar nada.
Pero el hombre no acepta, se va y busca, y busca tanto tiempo hasta que cree haber alcanzado el objetivo previsto, y ve en él su amor.
Por eso regresará el ser humano, el alma, a la tierra, se encontrarán las personas, siempre de nuevo, porque son una, viven la misma vida, lo que significa su ciclo de la tierra y la vida del alma.
Para eso, mi Lantos, está la tierra, el planeta al que pertenecemos.
La tierra y nuestra vida sirven como esferas de purificación.
Una vez completadas estas, el alma se prepara para entrar al cuarto grado de sintonización universal.
Hay siete grados, y ya sentirá que pasarán miles de años antes de que lleguemos allí.
El ciclo del alma, 1938
El maestro Emschor ya vive en el eterno amor de las almas gemelas:
—¿Ya recibió usted esto tan grande?
—Sí, Lantos, esto grande se me concedió.
—¿Y está solo?
—No, ya nunca más podré estar solo, porque esta posesión está en mí.
¿Siente el profundo significado de esto?
—Sí, lo siento, porque usted hizo la transición a la posesión.
—Así es.
Ya no hay divorcio posible, porque vivo en esa sintonización.
Es mi posesión.
—¿También de ella?
—Somos uno, Lantos, seguiremos siéndolo, también a distancia.
En nuestra vida ya no existe la distancia cuando las almas son una, cuando sienten un solo amor.
Lo que vivo y siento lo vive ella.
¿Entiende lo profunda pero sagrada que es esta conexión?
—Aún me queda muy lejos.
—No, si usted continúa buscando el bien, recibirá esto tan poderoso en unos siglos.
—¿Siglos, dice?
—Siglos, Lantos.
Pero ¿qué significa eso viviendo en la eternidad, como usted?
¿Qué es un siglo?
¿Qué es la edad terrenal?
Pues nada.
Usted se hará digno de recibir esos tesoros espirituales.
Algún día rezará a Dios para que se le conceda esperar todavía un poco.
Le exclamará que aún no está listo y que tiene miedo de que vuelva a no entender este amor.
¿Siente lo poderoso que es esa posesión, la fuerza y la felicidad de sentir este amor?
¿Poder sentir en otro ser el mismo amor que uno es y posee?
Insisto, ¿qué son siglos?
El ciclo del alma, 1938
Cuando más adelante Lantos vuelve la mirada a la vida de Marianne, se alegra de no haberla conocido en ese estado:
Regresaba yo a su propia vida y veía que era como todas las demás mujeres con las que me había encontrado en la tierra.
Si la hubiera conocido en este estado, me habría apartado de ella al instante y me habría ido.
Di gracias a Dios por no haber tenido que vivir eso.
Habría destruido mi amor por ella.
¿Era esta Marianne?
Ahora también entendí sus súplicas que no preguntara yo por su vida, porque tenía serias razones para ello.
Sin embargo, la amaba, porque era mía.
Algún día se nos conectaría.
Mi ciclo de la tierra estaba tocando a su fin y también el suyo terminaría.
Tarde o temprano llegaría ese momento y seríamos uno para siempre.
Podía perdonarle todo, ahora que yo sabía cómo había sido mi propia vida.
Había algo que me mantenía conectado con ella, y era el pasado.
En el Antiguo Egipto se me había mostrado y ahora sentía mucha gratitud por ello.
¡Qué hermosa era mi Marianne!
Sus rizos pajizos, su tez de color saludable y sus ojos radiantes le daban esa hermosura.
Pero ¿qué es un ser humano que no se conoce y que se olvida?
¿Qué es la belleza terrenal cuando los sentimientos interiores hacen la transición hacia la vida material?
Se olvidó de sí misma porque no se conocía.
Solo en otra vida llegaría a conocerse.
Ahora me pareció necesario que ella regresara, porque en esa vida era donde se despertaría.
Pero qué profundo era todo ahora que lo sabía y que lo entendía completamente.
¿Qué es el hombre cuando mancilla estas fuerzas de la naturaleza y deshonra su bello cuerpo?
No solo lo sentía yo como una maldición, sino que el hombre lo afrontaba a Él, a su Dios, que le había dado este hermoso cuerpo.
Qué grandeza ya solamente poseer esta gracia, porque en muchos casos se trataba de contrahechos y deficientes.
A mi amigo Roni lo odiaba porque mancillaba su propio cuerpo hermoso.
Era como un adonis, pero por dentro un animal.
Marianne se había entregado a él, la tenía consentida, pero también se burlaba y mofaba de ella.
Otros mancillaban su belleza que para mí había sido sagrada.
No, en esa época no nos pertenecíamos, no nos habríamos entendido.
Ella no podía sentir la grandeza de mi amor, solo Dios sabía que aún no había llegado el momento y así sucedió lo que resultó ser necesario.
Marianne no habría sabido darme —eso lo vi y sentí ahora por primera vez— la inspiración más elevada, y de haberlo vivido me habría sacudido.
Ahora le agradecí a Dios no haberme encontrado con ella antes.
A Roni lo podía perdonar ahora, ya no lo odiaba y a Marianne la amaba, ella se había convertido en mi alma gemela y él en mi hermano.
Con Marianne me sentía uno, uno en el alma, y lo seguiríamos siendo para siempre.
Era una ley cósmica, Dios lo quería, estaba determinado en el universo.
Aún no podía intuir la profundidad de este problema, pero lo aceptaba, porque en mí estaba este sentimiento anhelante.
El ciclo del alma, 1938
Nueve siglos más tarde, Emschor juntó a Lantos y Marianne, que entonces estaba reencarnada en la tierra:

Me quedé esperando y poco después entró.
El corazón me latía de deseo.
¡Marianne, mi alma gemela, mi amor eterno!
Había tenido que esperar nueve siglos para este instante.
Mi maestro me tomó de la mano y supe lo que significaba.
Se me conectaba con ella.
Vi claramente su rostro interior de su vida anterior.
Era perceptible en este cuerpo material, pero de este lado, y solo para mí tenía significado.
Marianne tenía diecisiete años.
Sondé su vida interior.
Poseía todo lo que había aprendido en su vida anterior, su deseo estaba muy hondo en su interior, el deseo de recibir aquella cosa única.
Y sin embargo, ay, cómo me dolía que tampoco en esta vida ella recibiría este amor.
En esta vida tenía que enmendar cosas y experimentaría una purificación.
Su cuerpo material no era ahora como en su estado anterior, pero interiormente no había cambiado en nada.
Miré en su interior y seguí percibiendo dentro de ella, y cuando llegué a conocer todo su profundo interior volví en mí.
El ciclo del alma, 1938
En esa vida, Lantos pudo ayudar a Marianne como su espíritu protector, según se explica en las fuentes del artículo ‘Causa y efecto’.

Amor gemelo

En ‘Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe’, el padre de Theo percibe que ha despertado para el amor de las almas gemelas al vivir su matrimonio terrenal, que era todo menos celestial:
Vive del otro lado, en las esferas de luz, es muy joven y hermosa, y sobre todo muy cariñosa.
Al verla me siento a mí mismo.
¿Lo que eso quiere decir, Theo?
Ser uno en todo, ser completamente uno con otro ser en tus pensamientos y sentimientos.
Es lo más poderoso que Dios nos puede dar.
Ella es mi alma gemela, Theo.
Soy como es ella y debemos estar juntos para la eternidad.
Ahora también podrás comprender por qué sigo queriendo a mamá, y por qué la quiero de verdad, por qué le estoy agradecido.
Mamá me hizo mucho daño, no ahorró esfuerzos para lastimarme, pero ahora me alegro de ello, porque me trajo el despertar.
Por medio de ella he podido prepararme para mi alma gemela.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Cuando acompaña a Theo y lo ayuda como guía espiritual, de todos modos sigue conectado con su alma gemela Angélica.
En sentimientos, los amantes celestiales siempre pueden alcanzarse y hablarse.
De esta manera se cuenta, por ejemplo, cómo capta Theo las palabras que Angélica envía a su alma gemela, el padre de él.
Angélica llama a su alma gemela “amado mío”:
—¿Ahora lo comprendes?
¿Ya lo sabes ahora, mi todo?
¿Estás muy seguro ahora?
De que te quiero, de que te amo con todo lo que hay en mí.
Alma mía, que he recibido de Dios entre el cielo y la tierra, ¿ahora lo sabes?
A papá lo estoy sintiendo.
Ahora se me concede leer en su interior más profundo.
Siento, sé, experimento.
Es Angélica la que le habla.
Porque de todas formas, separados siempre son uno.
Capté las palabras de ella, las palabras que deben su forma a sus sentimientos más entrañables.
Y ahora ya se me hace imposible seguir pensando en Jack y en todo lo que me mueve y ocupa, y esto seguramente que también estará bien así.
Papá escucha a Angélica y todo su ser está pendiente de sus palabras.
En él hay silencio, respeto y emoción, ahora que le habla su propia alma y le cuenta del amor de ella.
Y, sin embargo, consigue ayudarme todavía, me sujeta, a mí, que apenas sé cómo portar tanta santidad.
¡Qué torpe, qué inútil soy todavía en mi sentir y pensar, yo que aún lo tengo que aprender todo en este mundo!
El amor de Angélica le insufla nuevas palabras: son más hermosas que la música más hermosa.
—Ay, amado mío, mi amado.
Ay, querido mío.
Estoy aquí fuera, pensando en ti.
¿Olieron las flores alguna vez más gloriosamente?
Los pájaros repiten cantando las palabras que manan de mi corazón.
Y cuando me inclino por encima del agua veo tu cara en su espejo cristalino.
Estoy escribiéndote una carta a ti, amado, y esa carta se dirige directamente de mi corazón a ti.
¿En lo que tengo que pensar ahora, amado? ¿Sabes en qué?
Cuando hayamos llegado más tarde a ese punto —seguro que pasarán mil años o más, pero para nosotros no existe el tiempo, ¿verdad?—, cuando lleguemos entonces al punto en que se nos conceda entrar al otro grado (el cuarto grado de vida cósmico), más elevado, tendremos de nuevo un hijo.
Y serás tú quien me lo dará entonces, seré tuya y Dios nos mirará sonriendo.
Amado mío, ¿tendrás cuidado y harás que el niño que ahora está explorando su vida junto a ti no se pierda?
Sabes que también ahora estoy contigo, ¿verdad?
Cuando miro a quien es tu hijo tengo que pensar en el pequeño ser que más adelante podré poner en tus manos.
Mi amado, padre de tu propio hijo, ¿cómo me verás entonces?
¿Cómo serán entonces tus pensamientos?
Oh, lo sé, imagínate que ahora viviéramos en la tierra.
Entonces te pondrías tu mejor traje y te irías a pasear conmigo y con nuestro bebé.
Entonces la gente vería tu cara radiante y sabría que en nuestra casa vive la felicidad.
Ambos miraríamos a nuestra criatura y agradeceríamos a Dios habernos confiado esta vida.
Oh, amado, mi felicidad, ¿volverás a estar luego un poco conmigo?
Ya te seguiré, naturalmente, te seguiré.
Pero quiero estar solo unos instantes muy cerca de ti, y ¿me abrazarás entonces con fuerza?
Con más fuerza, ¿con tanta fuerza, cariño, que haremos la transición el uno en el otro y se haga uno el latido de nuestros corazones?
Y ¿me sentirás entonces, estés donde estés, por siempre jamás, igual que en ese instante bendito?
Porque ¿no es esta la voluntad de Dios? ¿Acaso no nos entregó este lazo?
Pero ¿quién eres, mi todo en el espacio, como para que yo tenga que amarte tanto?
¿Seguro que esto no será malo?
Pero eso es imposible, porque ¿no hemos alcanzado la primera esfera en nuestra eterna felicidad?
Y cuando hayas terminado este viaje y hayas conseguido que también tu propio hijo esté listo para todas estas sagradas revelaciones, ¿sabes, mi amado, lo que nos espera entonces?
Cuando Jack comience sus estudios y también yo haya concluido mi trabajo.
¿He de decírtelo todavía?
¿Como en la tierra?
Pero aquí puedes saberlo sin que yo te lo diga.
Porque ahora eres completamente uno conmigo y no tienes más que pensar para sentir cómo te entra el saber.
Y aun así no lo haces.
¿Quieres ser como en la tierra? ¿Prefieres oírlo de mi propia boca?
Eres tan cariñoso en todo.
Escucha, pues, amado mío: ahora mismo ya estoy viendo a la criatura que nos será dada cuando hayamos entrado a esa concienciación más elevada.
Allí volveré a ser, y por tercera vez, tu Angélica.
Oh, mi alma querida.
Entonces seré tu amada.
Mi ser querido, mi parte de mí misma.
Te amo tan verdadera y claramente, lo sé.
Dios me lo hace ver y sentir.
¿Aún me escuchas?
Vamos a prepararnos ahora para eso.
Paso a paso continuaremos subiendo.
Los dos juntos, mi amado querido.
Solo entonces viviremos las leyes como Dios lo ha querido, y seremos padre y madre.
Oh, ¿no es poderoso lo que ya veo y siento ahora?
Es algo que todos deseamos, dice mi maestro, porque de lo contrario aquí la vida se detendría.
Y es que eso es imposible.
De todas formas tenemos que seguir avanzado y profundizando en la transición al ser padre y madre, incesante y eternamente.
¿No es el propio Dios padre, pero también madre?
¿No te conté eso ya en la tierra, cariño? ¿Cuántos días y cuántas horas han transcurrido desde entonces?
Parecen siglos, de tantas cosas que vivimos, y así está bien.
Cuando vuelvas conmigo y vayamos a caminar de nuevo por nuestra esfera, saludando los pájaros y las flores, entonces, mi todo, te haré un gran regalo.
Será para ti, mi alma, mi querida vida, y te hará muy feliz.
Con eso te esperaré en nuestra esfera; te abrazaré y besaré con la plenitud de mi gran amor cuando vuelvas una vez cumplida tu hermosa tarea.
He hablado con mi maestro, cariño mío.
No, justo ahora es cuando no debes pensar.
Ahora has de cerrar los ojos y no querer saber cuál es el regalo que te daré entonces.
Tiene que seguir siendo una sorpresa.
Eso en la tierra es posible, allí puedes mantener secreta una sorpresa si es preciso.
¿No pensarás?
Mi queridísima Alma, ahora esperaré hasta que vuelvas a tener tiempo para hablar conmigo.
Ahora te tomo la cabeza entre mis manos, y mis labios rozan los tuyos y tu rostro.
Te beso...
Mi amor por ti es inmaculado, inmaculado y eterno.
Todavía te estoy viendo, aún te veo, pero ahora haces la transición en tu propio hijo.
Adiós, amado mío, mi querido amado.
Adiós, mi Alma.
 
 
Es sagrado lo que se me concedió escuchar, no se me escapó ni una sola palabra.
Se me concedió leer en el interior más profundo de Angélica y experimenté los sentimientos que impulsaban sus palabras al espacio, en línea recta al corazón de papá.
No me atrevo a mirar a papá a los ojos; preferiría encogerme y esconderme.
¿Por qué no pudo cerrar para mí estas cosas sagradas, que en el fondo solo eran para él?
¿O es que me dejaba participar a propósito en estas vivencias? ¿Lo hacía adrede?
¡Sin duda era eso!
Pero ¿no sabe entonces que anhelo poder amar así también?
¿No sabe que me consume el deseo por palabras así, sentimientos así?
¿Que quiero que me llamen “amado”?
¡Estos sí que son espíritus, ángeles!
Qué naturales son en su amor.
O sea que el amor entre dos almas puede ser así de grande, así de profundo.
¡Dios mío, Dios mío! ¡Mi corazón parece que va a estallar! ¡He sentido lo que significa amar, esto es grandioso, esto es imponente!
Esto me supera, ay Dios, ayúdame ahora a llevar esto.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Durante su vida terrenal, Theo se pregunta por qué la mayoría de los seres humanos no reciben el amor de almas gemelas sino cuando estén en el otro lado:
—Pero ¿por qué es solo aquí cuando nos enteramos de esta gran felicidad?
—Pues eso está muy claro, ¿verdad, Theo?
En la tierra no nos conocemos ni a nosotros mismos.
¿Cómo íbamos a saber entonces algo de estas leyes?
En la tierra, por regla, las personas solo se tienen a sí mismas, y este tipo de amor, ya lo estarás sintiendo, no tiene nada que ver con el poderoso amor entre gemelos.
Las personas viven allí su propia vida y no se adentran en las vidas de las almas con las que se cruzan.
No tienen ningunas ganas de inclinarse ante ellas, y por eso es que tampoco aman.
Pero son pocos los que poseen verdadero amor.
Estos pocos suelen poseer amor fraternal, aunque crean que están viviendo el amor entre gemelos.
Su sentimiento amoroso es grande y cuando se casan se revela una gloriosa armonía.
Imagínate ahora, Theo, que uno de los dos hace la transición a este mundo.
El otro, que queda atrás, siente una intensa añoranza por el ser que hizo la transición.
Ya nunca más querrá conectarse con la vida de otra alma.
Solo alberga deseo por quien sabe que está ahora del otro lado.
Su amor tiene profundidad, profundidad inmaculada, que le hace crecer sus sentimientos y aumentar su conciencia.
Y aun así no se puede determinar por medio de aquel si ambos son almas gemelas.
Es solo de este lado cuando experimentan que sus sentimientos no tocaban el amor entre gemelos, sino el fraternal.
En la tierra no era posible que lo determinaran, porque allí esa profundidad no se puede sentir ni sondar.
Tan solo imagínatelo: el amor fraternal, que tan poca gente siente en la tierra es universal, pero el amor entre gemelos es cósmico.
Y en la tierra ¿quién sabe sentir con una profundidad cósmica?
No, Theo, es muy, muy escasa la gente en la tierra que vive conscientemente en el estado de las almas gemelas.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Theo se sorprende de que las almas gemelas puedan encontrarse en la tierra sin reconocerse:
—Pero ¿no es posible que las almas gemelas se encuentren en la tierra sin darse cuenta de que se pertenecen?
—Por supuesto que sí, Theo.
Nosotros, las almas, nos vimos en diversas vidas, aunque no es necesario que eso siempre ocurra como hombre y mujer.
Puedes encontrarte en la tierra con el alma de tu vida, como niño, como anciana, como tu padre o hermana.
Y a pesar de eso ambas almas están destinadas cósmicamente la una para la otra.
¿Quieres preguntarme cómo es posible eso?
Las almas gemelas tienen que llegar a conocer las leyes de Dios, tienen que aprender a amar de forma universal.
Para eso tenían que entrar en contacto con la vida de Dios.
Escogieron su propio camino.
Ambos hicieron el bien y el mal en sus vidas, cada uno a su propia manera y para sí mismo.
Así es como las leyes de causa y efecto los llevaron de un lado para otro.
Y si se encontraban alguna vez de nuevo no se reconocían, y eso porque vivían en sus propias leyes.
Solo cuando todo ha sido enmendado podemos volver a vernos conscientemente en la tierra.
Ya te dije, sin embargo, que eso suele ocurrir de este lado, porque en la tierra no queremos poseer esta conciencia elevada.
—Pero ¿qué me dice, papa?
¿No queremos poseerla?
—En efecto, hijo mío, así es.
En la tierra ¿quién quiere inclinarse ante toda la vida de Dios?
¿Quién quiere amar toda esta vida?
¿Quién se ocupa allí de entregarse por completo a toda esa vida?
¿Quién es tan íntegro en su amor como para que nada, ni una palabra dura ni un acto lo moleste en ese amor?
Allí ¿quién ha dejado de odiar allí y sabe decir siempre y en cualquier circunstancia la palabra indulgente?
¿Quién quiere vivir así, servir y dar así, y asimilar de esa manera una conciencia más elevada que sea espiritual?
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
El amor de almas gemelas está por encima del amor universal:
Y sin embargo es así como hemos de ser si queremos estar listos para nuestra alma gemela.
¿Cómo vamos a poder estar listos para él o ella si ni siquiera poseemos amor por nuestro prójimo?
Ya te dije que por encima del amor universal está el amor entre gemelos, porque es cósmico.
Nunca jamás estaré preparado para el amor entre gemelos si no amo de forma universal.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
En el siguiente pasaje, el padre de Theo arroja luz sobre la unión corporal y espiritual de los seres humanos en la tierra:
Pero si en su unión emergen pasiones propias, vuelven a cerrarse otra vez para el amor.
Su compromiso podría haber sido bendito, porque también el amor entre gemelos llega a la unión cósmica por medio de la maternidad, por medio del ser uno.
Habrían vivido un sentimiento que es muy avanzado para la tierra, que incluso descuella sobre el amor universal y que toca el amor entre gemelos.
Lo habrían alcanzado gracias al sentimiento maternal.
¿Comprendes el profundo significado que tiene, Theo?
Entonces escucha.
La madre es el ser más sagrado en el cosmos.
En su estado tiene conexión con Dios.
Ahora bien, si entonces ambos seres que viven el ser uno sintonizan con la madre, se elevarán muy por encima de la vida material.
Entonces serán verdaderamente uno, y su unión será cósmica.
Pero como ya dije, entonces no ha de haber pasión en ellos, su deseo no ha de orientarse hacia el organismo en lugar de hacia el alma, porque en ese caso su conexión solo será material y carecerá de significado espiritual.
—Creo, padre, que para mucha gente que empieza a sentir espiritualmente la unión es un grave problema.
—Sabemos que así es, Theo, pero también en esto el ser humano ha de adquirir conciencia.
Hay tanta gente que no comprende para nada la unión, porque no se comprende a sí misma.
Hay innumerables almas eclesiásticas que incluso ponen un alto a la unión.
Acepta esto: si de verdad nos amamos los unos a los otros es un acto sagrado.
Solo cuando no amamos más que el organismo y nuestra alma vuelve a recurrir a la pasión todo será terrenal y material.
¡Entonces nuestro acto carece de cualquier significado espiritual!
Pero el ser humano que empiece a sentir el espacio, que posea respeto y amor por la vida del alma con la que se une, también obligará a todo lo demás que vive a entregarse a sí mismo para llegar a experimentar lo que es verdaderamente inmaculado y espiritual, abriendo así la vida subconsciente.
Cuando es atraída entonces un alma incluso es posible que al mismo tiempo uno sea conectado cósmicamente, después de lo cual el amor en ambos seres humanos alcanzará un estadio más elevado.
—¿Qué quiere decir eso, padre?
—Significa, hijo mío, que por medio de una unión de ese tipo se abre nuestro interior, y ello sucede entonces por la vida del alma que atraigamos.
La madre en primer lugar de todos, debido a que ella recibe, porta y eleva la nueva vida en sus entrañas.
Pero nosotros, amando a la madre y a su criatura del modo en que lo quiere Dios.
Pero desgraciadamente ocurre demasiadas veces que el ser creador se deja apartar de ese estado de felicidad por las preocupaciones terrenales, mientras decae su atención amorosa por la madre y la pequeña criatura en ella, hasta al final cesar del todo, por lo que la madre se ve sola con todos esos poderosos sentimientos que la asaltan y de los que quiere hablar, porque no es capaz de procesarlos sola.
Entonces la madre se siente sola, pobre y terrenal...
Por eso siempre tenemos que estar a su lado, seguirla y amarla, servirla y apoyarla.
Si abrigamos ese respeto, ese amor inmaculado, espiritual, y si la madre lo siente y comprende, entonces poseemos en la tierra un estado de felicidad celestial —una que nos eleva, que nos da más espacio y profundidad—, una felicidad que Dios bendice.
Y todo eso lo recibimos pues por ser uno de forma inmaculada y por atraer la nueva vida.
Si queremos vivir en este estado tenemos que entregarnos a él por completo.
Si cobijamos esa voluntad Dios hará que nos despertemos en Sus sagradas leyes, y toda nuestra vida cambiará.
Entonces la madre será para nosotros una santa, pero naturalmente solo en caso de que también ella aspire a este estado de felicidad y esta conciencia.
Cada acto erróneo, cada exabrupto o dureza, toda falta de comprensión abrirá boquetes en la relación, por donde se escapará la felicidad.
Entonces no quedará nada del contacto sagrado que unía al hombre y la mujer.
Pero si, en cambio, aprovechamos cada segundo que Dios nos da para compenetrarnos más con el ser a nuestro lado, contribuiremos a interiorizar el vínculo espiritual que para el resto de nuestra vida nos asegurará la felicidad más elevada, que solo sienten e igualan quienes aquí son almas gemelas.
Primero tenemos que saber servir y amar con fuerza espiritual la vida a nuestro lado, y solo entonces estaremos listos para recibir al alma que nos pertenece.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Los sentimientos de almas gemelas pueden tocar la creación:
Pero lo que son nuestros sentimientos, esos tocan la creación.
—¿La creación, padre?
¿Qué quiere decir con eso?
—En mi caso, Theo, significa que es por medio de Angélica que entro en el espacio.
Descendiendo en su vida veo en todos los grados de la creación que hemos vivido ambos.
De modo que nuestro amor nos interna en la vida de Dios, la amamos.
Así nuestro amor no se detendrá nunca.
Porque al descender en el ser que nos pertenece damos una y otra vez con nuevas leyes y milagros.
Y a medida que así crezca nuestra conciencia, podremos descender más profundamente en los cuasi insondables estados depositados en el hombre a modo de chispas de Dios.
Así que penetrando en la vida del alma a nuestro lado, llegaremos más profundamente a Dios y Su Creación, y viviremos en el sistema central de Él, que nos creó.
Es profundo, hijo mío, lo que has de procesar ahora.
Imagínate solo que sondando la vida que tenemos a nuestro lado entramos en contacto con todos los grados corporales y espirituales con que cuenta la vida.
Nos lleva tan lejos como amemos verdaderamente a un ser humano, ¡eso es lo que puede proporcionarnos el amor!
¿Es de extrañar entonces que nos entre respeto por la vida a nuestro lado y que ya ninguna palabra fea pueda traspasar nuestros labios?
¿Es de extrañar que nunca nos agotemos en nuestro amor y que inclinemos la cabeza profundamente ante la creación de Dios?
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Al aceptar al amado por completo, uno puede crecer en amor:
Para no extenderme: cada acto que complete el ser a nuestro lado lo aceptamos en amor, ¡porque todo lo que hace este mundo es bueno!
—Pero eso no es posible en la tierra, ¿no es así, padre?
—Pues allí ya tienes entonces un trastorno, Theo.
Es absolutamente necesario aceptar al ser humano a nuestro lado en todo lo que haga.
Actúa según su grado de sentimiento.
Tenemos que elevarlo.
Así que jamás nos está permitido castigar un acto equivocado respondiendo con dureza.
—Para asimilar eso hace falta por lo menos una vida entera, padre.
—Lo has sentido bien, Theo, así es.
Pero quien lo quiera de verdad puede capacitarse en ello.
Para eso también hace falta sabiduría vital.
La adquirimos pensando.
Aprender a pensar es el cometido de todo ser humano que quiera alcanzar altura espiritual.
Ya dije que por medio del ser humano a nuestro lado vamos a parar directamente a Dios y a Su divina creación.
Así que tenemos que seguirlo en su pensar, sentir y actuar.
Así descenderemos en su alma y lo conoceremos.
Así, pensando, crecemos en conciencia, pero también en amor.
Así, y solo así, podemos hacer la transición en el amor entre gemelos y vivir conscientemente en él.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
El amor espiritual percibe la vida en el otro:
¿Cómo es nuestro amor?
¿Qué sentimos?
Nosotros, con nuestra conciencia espiritual, sentimos en el ser que amamos la vida, el espacio, la creación, a Dios.
Es el alma la que sentimos.
Sabemos que estamos completamente unidos a ella.
Todos nuestros rasgos tocan los de la otra persona, no hay nada que moleste.
Hemos asimilado ese grado de sentimiento y pensamiento.
En esos grados de nuestra vida de los sentimientos vuelve a hablar el espacio en el que estuvimos viviendo.
Si nuestra conciencia alberga estos grados y la otra vida los siente, entonces tocamos nuestros respectivos subconscientes, y después podemos pasar a una profunda unión cósmica.
También regresamos entonces por medio de nuestro amor al primer estadio de todos en la creación.
También allí éramos uno.
Dios conectó entonces nuestras vidas.
De modo que nuestro amor está conectado con aquel.
Pues cuanto más profundamente podamos sentir y pensar, penetraremos a mayor profundidad en esos primeros estadios.
Entonces nos sentimos portados por Dios.
Nos sentimos acogidos en Su mundo de los sentimientos y a Él lo llegamos a conocer como padre y madre.
Una vez que hayamos llegado tan lejos en sentimiento seremos cósmicamente profundos.
Entonces seremos verdaderamente almas gemelas y estaremos preparados para entrar más y más profundamente en el plan divino.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Y entonces Theo se encuentra con su alma gemela en las esferas de luz.
Ambos se preparan para una nueva reencarnación:
Entonces siento que alguien se aproxima.
Tiene que ser alguien con quien aún no me he encontrado aquí.
Alzo la mirada y veo el rostro de un ser hermosísimo.
Cielos, ¿qué me va a ocurrir?
La mujer se me acerca.
Quisiera arrodillarme.
Me llega la luz radiante de la vestidura azul que viste.
Nos miramos profundamente en los ojos y descendemos en nuestras respectivas almas.
Ve en mi vida y yo en la suya, y ambos damos las gracias a Dios.
No decimos ni una palabra, pero es que este encuentro no requiere palabras.
‘Quién es’, pienso, y ella se pregunta lo mismo de mí.
La siento como a mí mismo.
Tiene que ser una hermana mía.
Le pido en pensamientos que se siente a mi lado.
Lo hace.
Está completamente abierta a mí, se me concede seguirla hasta lo más hondo de su interior.
En ella leo que va a abandonar este mundo para volver otra vez a la tierra.
Ya se ha sintonizado por completo con la tierra, y es por eso que la puedo seguir.
Ahora me muestra la vida que vivió antes de que entrara de este lado.
Y le muestro la mía.
Regresa a la tierra para vivir allí la maternidad, pero en este caso con sintonización espiritual.
Ahora ya tiene que prepararse para ser atraída por la tierra: será el caso dentro de cien años.
Tengo un inmaculado respeto por esta vida; quien se encuentre más tarde con esta alma en la tierra solo recibirá de ella felicidad.
La siento como una niña que rebosa amor.
Ese amor es su posesión, se ha convertido ella misma en amor.
Ahora quiere obtener su grado en la maternidad y dado que ello solo puede ocurrir en la tierra, Dios le brinda esa gracia.
Su lustroso cabello dorado le cae como una cascada por encima de los hombros, su figura es fina y gloriosa.
Siento una felicidad celestial cuando la miro.
Dios mío, ¿cómo procesarlo? ¿Cómo darte las gracias? Dios mío, ¡estoy ante mi alma gemela!
Este bello ser me pertenece, ella es como yo, ¡será eternamente la mía!
—Alma de mi alma —digo— ¿es cierto todo esto?
¿Sabe que por siempre jamás nos perteneceremos?
¿Que Dios nos va a dar a los dos la nueva vida?
¿Sabe que volveremos a encontrarnos allí?
Dígame, ¿alberga usted también estos sentimientos?
Nos miramos y nuestras miradas dicen lo que las palabras son incapaces de decir.
—Dios me dio la gracia de verla a usted.
Ahora tiene que seguir, lo sé.
La saludo, ¡hasta que nos volvamos a ver allí! (—dije).
Más cosas hubiera querido decir, muchas más, pero ya no es posible.
La figura sagrada se ha disuelto ante mí.
Voy quedando sumergido en un estado de inconsciencia.
No sé cuánto tiempo duró esta, pero cuando abrí los ojos estaba papá delante de mí.
Y confirmó todo lo que había vivido.
—¿Dónde está ahora, padre? —quise saber.
Los sentimientos que depuso en mí me lo dijeron todo y supe que ahora ya no se me concedía seguirla.
Igual que ella, también yo tenía que prepararme para que el tiempo me encontrara dispuesto cuando llegara el momento de comenzar mi viaje a la tierra.
Animado por este encuentro con mi alma gemela trabajé con aún más seriedad que antes en mi desarrollo.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942

Irse acercando el uno al otro

En el libro ‘Entre la vida y la muerte’, el sacerdote del templo Venry conoce a su alma gemela, Lyra:
Entré en una sala donde estaban reunidas las sacerdotisas.
Una de ellas, que derrochaba su luz por encima de mí como un sol radiante, me miraba.
Me asusté mucho.
‘Eres tú, Lyra?
¿Tú? ¿Aquí? ¿En el Templo?
¿Es por ello que mis pasos son conducidos hasta aquí?
¿Existía el deseo de que me encontrara con mi padre?
¿Quieren darte a ti también las grandes alas?’.
Me preguntaba si estaba soñando.
No podía ser de otra manera, ella era Lyra.
¿Cómo darles las gracias a los Dioses?
Lyra, ¿se me concede verte?
Las otras sacerdotisas se fueron y me acerqué a ella.
—Alma de mi alma, ahora se nos concede vernos, pero todo me ha quedado claro.
Soy yo, amada Lyra, de niños estábamos en la “pradera”, también ahora nos ha conectado mi maestro.
¿Te acuerdas de la “pradera”?
—Lo sé todo, Venry, he tenido que esperar mucho tiempo, pero has venido a mí.
Mi visión, sin embargo, es verdadera.
Qué grande eres, Venry, conozco tus milagros, vas a engrandecer Isis.
Veo en tu vida, se me concedió seguirte siempre.
Mi maestro me mostró, como si lo sintiera, que mi vida está preparada.
Ay, no temas, Venry, tu líder está velando, siempre veló por mí; esa formación queda lejos de mí; mi causa y consecuencia hicieron la transición a la espera.
En mi alma está mi propia protección, porque los demonios me visitaban muchísimas veces; pero también hubo otra fuerza, muy fuerte y poderosa, Venry, que a ti te hizo experimentar los milagros, y que puso alrededor de mi alma el primer milagro de todos, por lo que se marcharon atemorizados.
Serviré, Venry, y quien quiera servir recibe la protección de los Dioses, aunque me encontré muy solo frente a un poder tremendamente superior.
—Lyra, mi alma, estoy aquí para engrandecer el Templo de Isis.
Se me concedió ver en nuestra vida anterior.
Lo que experimentamos allí fue pasión y violencia.
Ocasionamos pena y dolor a otros, pero nuestras almas despertaron y nos saturamos por medio de quienes murieron en la hoguera.
¿Eres consciente también en eso, Lyra?
—Sí, Venry, lo sé todo.
—Si esto lo tienes claro, Lyra, ¿sientes entonces por qué estamos aquí?
¿Es consciente en ti el milagro del ser uno?
Me darás la fuerza para completar mi tarea, porque los Dioses saben que solo, sucumbiré.
Me pertenecerás en otras vidas, porque ahora todavía no estamos preparados, querida Lyra, para recibir la felicidad más elevada de todas.
Y sin embargo somos uno, pero este ser uno es una gracia y pertenece a mi tarea.
Vivimos en las leyes, este ser uno va de la mano de esta causa y consecuencia, hija mía, y es parte de ellas.
¿Cómo podría servir, Lyra, si no conociera el amor?
¿Qué sientes tú?
¿Puedes aclararme todo?
—Mi querido Venry, gobernante de Isis, portador del amor, ya experimentaste milagros, pero los venideros superarán a todos los demás.
Los Dioses quieren que sirvas, y yo también tengo que servir.
Nuestro ser uno hizo que se despertaran tus dones y se formara tu alma.
En mí vive Isis, somos hijos de Dios, nuestra vida terminará en esto, para luego proseguir y enmendar.
Aunque mi alma vaya a vivir en otros cuerpos, somos y seguiremos siendo uno, Venry.
Daré a luz a niños, creados por otros, y sin embargo soy tuya, solo tuya, Venry.
Esperaré, pero alguna vez seré grande y volveré a ti, y si es necesario me entregaré por completo, sea como sea mi final en la tierra.
Llegarán tiempos, Venry, en que no sepa nada de todas estas leyes, pero en mí estará el sentimiento que me da fuerza para aceptar todo.
Ahora portas el amor, en otras vidas eres inconsciente y preguntarás “por qué y para qué”.
Empecemos, querido Venry, y nuestro primer ajuste de cuentas lo aceptarán los Dioses, para que puedas volver la mirada sobre esta vida.
Cuando algún día esté el vacío en nosotros y tengamos que sufrir el dolor que nos espera, estaremos preparados también para eso.
Esta vida predominará, querido Venry, y nos fortalecerá cuando nuestras almas clamen y busquen sin encontrar el camino, y estemos rodeados de tinieblas.
En mí misma están todos esos errores y pecados.
Esta vida transcurre, querido Venry, para prepararme para todas esas otras vidas en las que serviré, en las que experimentaré el dolor y la pena, la incomprensión, el estar sola, el experimentar sola, y el buscar y preguntar por mi alma.
¿Que por qué estoy aquí, Venry?
¿No es consciente ahora mi alma?
¿Podría vivir ahora en las tinieblas?
¿No vamos ambos por un solo camino?
¿Y no es para que despertemos?
¿Puedes estar más lejos que yo?
Si tú tienes que seguir la luz, esta también me envolverá a mí con sus rayos, o no seríamos uno.
Si buscas, querido Venry, yo también buscaré, si hay vacío en ti, también lo habrá en mí, porque en todo somos uno.
Oh, lo comprendo todo.
Lloro cuando veo en las siguientes vidas, Venry, no por miedo, ni por el vacío, sino por el deseo de servir.
Serás muy grande, después de nuevo muy insignificante, sin saber ya nada de todos estos milagros, porque entonces habrá otra vida que predomine.
No preguntes entonces por qué estás solo, ni por qué tienes que experimentar esa soledad; “iremos adentro” entonces en la causa y consecuencia, y entraremos también en ese Templo, dando las gracias a los Dioses porque se nos concediera servir y despertar.
Doy las gracias a los Dioses, querido Venry, que se me concediera verte ahora.
¿No podemos ser felices?
¿No es nuestra lucha para despertar?
¿Cómo fue nuestro final cuando el padre Taiti conoció a su gran amor?
Todavía siento las alimañas en mi corazón, aún los dolores y el despertar en el espíritu.
Oh, mi alma, cuando sea “madre”, y viva y crezca en mí la partícula de ‘Amon-Ré’ y se quede dormida bajo mi corazón, entonces seremos uno, porque nos hará despertar.
Soy consciente, querido Venry, como nunca antes, porque pienso y siento, y esta soledad es solo un breve instante.
Mi preparación será recibir, y este recibir significa que habremos vivido nuestra vida terrenal y que continuaremos en esos otros mundos.
Seguiré rezando y pidiendo a los Dioses que también ahora se me conceda morir contigo, será lo único que pida.
Mi oración va lejos, alcanza a los Dioses, querido Venry.
A ti se te dará la sabiduría y el conocimiento de que te espero y de que me llamas para que me prepare.
Sé que es una enorme gracia, pero aun así podemos recibirla, querido Venry, si haces lo que te piden las leyes, y así sucederán los milagros.
No suplico que se me haga feliz; soy todo, alma de mi alma, en mí está la felicidad, la de querer despertar y seguir a los Dioses.
Solo pido que se me conceda morir también ahora contigo, pero este morir significará la conciencia y el “ir adentro”.
—Gracias, amada Lyra, por la fuerza que hay en ti, me alegro de que sepas todo.
El poder que se me ha dado te protegerá en el Templo; en otras vidas los Dioses velarán por ti.
En la “pradera”, querida Lyra, volveremos a vernos.
Estoy preparado, lo tienes todo, eres una con mi alma, ambos representaremos algún día a “Él”, nuestra casa será como es el espacio y recibiremos en nuestro seno a todo aquel que quiera despertar.
Cuando las tinieblas cedan ante la nueva luz, cuando los demonios estén condenados a quedarse dormidos, cuando mi sangre se repose e Isis despierte, cuando la Diosa coloque su corona de rayos en tu amada cabeza, entonces, querida Lyra, habré terminado mi trabajo e “iremos adentro”, recibirás y estaremos entre “la vida y la muerte”.
Entonces iré a buscarte y recibirás “Muerte y Vida”, porque quieres servir (—dije).
Mi líder espiritual planeaba entre nosotros, y quería que yo también la hiciera feliz a ella.
Dije a Lyra:

—Deja que te apriete contra mi corazón, Lyra, y mira cómo será nuestra vida algún día.
Me abrazó, y yo a ella, pero entre nuestros corazones vivía y despertaba el Loto.
Su luz irradiaba nuestro amor entero y nuestros corazones se fundieron en uno solo; nos entró el silencio, más profundo e intenso que todos los poderes y todas las fuerzas terrenales juntos.
En su alma vivía el amor eterno, en sus ojos vi representado el universo entero, su corazón me hablaba, y el hechizo, el felicísimo ser uno con ‘Amon-Ré’ estaba despertando, porque nuestras almas aceptaban esta sagrada irradiación.
Vivimos durante unos breves instantes en el espacio, y vimos Templos y los ángeles que vivían allí.
—Alguna vez, querida Lyra, seremos como el Loto.
Nuestra luz será entonces clara, nuestras túnicas serán de una sola hechura, tejidas con nuestros actos, y que solo se llevan allí donde vive mi madre.
Guarda el Loto, amada Lyra, cuando se disuelva iré a buscarte y moriremos.
Qué agradecido estoy a los Dioses.
Oh, mi alma, no preguntes nada, venceré mi odio y me acercaré a él con dignidad.
Mi lucha se librará en el amor, porque quiero servir y llegar contigo a un solo vivir, un solo sentir y un solo comprender, solo entonces nuestro amor será perfecto.
Me venceré a mí mismo, Lyra, y depositaré todo mi ser en tus manos y velarás por mí como está en ti la profundidad de tu “amor materno”.
Entonces iremos “adentro”, Lyra, y nuestra vida será bendita.
Reina de mi corazón, ¿estás convenida de que me venceré a mí mismo?
¿Sientes que ahora por fin estoy preparado?
Vives en mí y alrededor de mí, serviré a nuestra felicidad.
Ahora sentías que yo vendría, también más tarde se te concederá saberlo.
Tengo que partir, Lyra, me lo hace sentir mi maestro.
—Ve, mi amado Venry, no te preocupes, te esperaré.
* *
*
Me fui, pero Lyra vivía cerca de mí.
Me pertenecía, di las gracias a los Dioses por ello.
Son inescrutables los caminos que los Dioses nos obligan a recorrer, puede ser en pena y dolor, pero también en la felicidad.
Comprendí todo, sentía esta gracia, mi servir sería perfecto.
Tendría que ganarme mi alma gemela, todas las personas lo vivirían.
Éramos conscientes en esto.
Cada cual experimentaba su propia causa y consecuencia, sus deseos.
Todos estaban de camino para encontrarse con esa alma, que ocupa una sola parte, un solo cielo, un solo Templo, un solo espacio para ambos, donde vivían.
También nosotros estábamos de camino y ocupados en ganarnos todas esas cosas poderosas.
Entre la vida y la muerte, 1940
Irse acercando el uno al otro es un trabajo duro:
Hay muchas personas en la tierra que buscan su compañero o compañera para toda la vida, el grado que les pertenece y que piense y sienta como ellas, pero que aun así no lo encuentran.
Entonces es posible que esa alma ya haya entrado en nuestra vida y que esté esperando aquí.
No sean entonces impacientes, aprovechen su tiempo para acabar debidamente sus leyes del karma y para amortizarlas; trabajen duro en ustedes mismos, porque ¡así se prepararán para el alma que forma parte de sus vidas, para sus almas gemelas que Dios les haya dado!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Porque por el karma acumulado ya pasamos mucho tiempo de más en la tierra:
Pero todos ustedes están, todos nosotros estamos —eso también lo sabemos— cien millones de años de más en la tierra.
Todos estamos chafallando todavía.
Por nuestro karma estamos un millón, dos millones, diez millones de años de más en la tierra.
¿Dónde vive esa parte de nosotros de la luna?
Cuando uno se encuentra con ella, creo que ustedes... estallarían en mil pedazos, por dentro y físicamente, si de nuevo no va acompañado de deseos propios, ¿entienden?
Porque cuando esto se manifiesta el ser humano tiene la tendencia a decir, tan pronto y con tanta facilidad: “Bah, pues entonces mejor me largo de allí, o ya aceptaré esto”.
Eso, a su vez, son todo tipo de problemas y escenas, porque entonces quieren lo más elevado.
Pero ¿qué es lo más elevado?
¿Qué es, pues, lo más elevado?
Hay centenares de miles de personas que desean su propia felicidad.
Les despojo de inmediato de ella: en esta vida no hay que desear.
En esta vida hay que trabajar, trabajar, trabajar.
No tengo miedo a la lucha, señoras y señores, pero me muero de miedo por la felicidad y el amor.
¿Me creen?
Si ustedes en las esferas...
Mi tiempo más difícil no fue que yo viniera de los infiernos, uno puede con esos demonios.
Pero si uno se eleva un punto más, por encima de la conciencia propia, se llegan a ver esferas de luz, espacios y mundos, allí zurean...
Y si uno regresa entonces, sucumbe.
Tengo miedo a la felicidad, al amor, al espacio.
Nunca doy un paso más allá.
Yo no deseo, porque eso es lo primero que asesino, que me cargo a conciencia.
Sí que deseo dar posesiones, espacio, felicidad al mundo, a la humanidad.
Ahora nuestra felicidad es el saber.
Pero hacer algo especial con esta vida para merecerse la otra..., de todas formas no llegará ni un minuto, ni un segundo demasiado pronto, ni demasiado tarde.
Porque uno está irrevocablemente atado al karma, todos ustedes lo están.
Sea como fuere su vida, es de lo más sencilla si la quieren aceptar.
La desintegración y la destrucción ya no existen si uno mismo no empieza con ello.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Cuando una alma gemela no comienza con la disolución del karma, también la otra sigue conectada con ese no empezar:
El Dios suyo que en la luna comenzó con la vida por medio de ustedes, al que llamamos alma gemela para el espacio, esa vida que tiene que vencer con ustedes ese espacio, sí, si eso puede experimentar esa unión, entonces el macrocosmos es elocuente para ustedes dos.
Pero cuando uno de los dos no tiene el sentimiento y el otro sí y tiene que esperar para acoger esa tolerancia, esa dulzura, esa dilatación espiritual, entonces ¿una de las dos vidas está robando a la otra y la obliga a irse a las tinieblas, mientras la luz está allá?
Eso no puede ser.
Eso no lo quiere el Dios de ustedes, en ustedes.
Porque el ser humano no comprende lo que puede significar un sistema filosófico de cara a Dios.
Yo tampoco permaneceré planeando en la Omnifuente, pero por fin voy a poner los puntos sobre las íes.
Han de saber que si aquí ustedes como seres humanos no desean, no anhelan hacer su vida más etérea, más espiritual, tendré que esperar.
Entonces, si soy uno de ustedes, estaré y seguiré estando en las tinieblas.
Conferencias 2, 1951
El ser humano en la tierra se enfrenta al karma:
Porque ustedes están los dos aquí en la tierra —quizá la de usted viva en el mundo de lo inconsciente o en Estados Unidos, entre los pueblos— todos ustedes... no hay ni un solo ser humano en la tierra que ahora esté libre de las leyes del karma.
O realmente, estaría usted conectado con su parte, su vida, su propia sangre, es decir: su alma, su espíritu.
Preguntas y respuestas 6, 1951
Cualquier otro ser humano puede ser nuestra alma gemela:
El rico come hasta llenarse por poseer su alma gemela.
Algunos están delante de otros, como hombre y mujer, y no se reconocen.
El mendigo está delante del alma gemela, pero el hombre y la mujer no se reconocen, el rico cierra la puerta a la propia vida, porque el ser humano se oscureció a sí mismo.
No obstante, si viven el ser uno cósmico, sentirán que hablan los sentimientos espaciales, el corazón humano dice: ¡soy yo!
Soy tuyo, soy de tu vida, tu alma y espíritu.
¿Lo entiendes?
¡Sí, se puede percibir y vivir!
Hermanos míos, ¡está hablando la sangre!
¡Hijos míos, está hablando el alma!
Hombre y mujer, ahora habla la sintonización divina para sus vidas y ser uno, ¡y eso se puede vivir!
Ya lo sienten, lo viven, la sangre con sangre de un solo grado de vida es la unión del paraíso divino.
¿No conocen eso de allí?
¿Por qué el ser humano busca este fenómeno y lo entrega todo para eso?
¿Qué significa cuando el ser humano como alma, como padre y madre puede vivir esa santidad?
¡Perciban este beso, hermanos míos, y lo sabrán!
Ahora habla la “Omnimadre” por medio del instinto animal, o por el amor inmaculado y espiritual.
Esos sentimientos, mi hermano Zelanus, los hemos consignado y representado por las artes y ciencias.
Para eso queríamos vivir y morir, y cuando despertó dentro de nosotros el “Gólgota”, accedimos a ese núcleo, a ese saber y ese sentimiento, ¡solamente entonces éramos una vida, un alma, un espíritu!
¿Cómo fue en realidad ese contacto?
¿Cómo fue este regalo de la madre?
¿Ser humano, has sentido esto?
¿Por qué ella lo es?
¿Y nadie más?
Es únicamente ella, porque siente usted la sangre de su corazón, la vida de su vida, el alma de su alma, que la “Omnimadre” ha dado a su vida y personalidad.
Es paternidad y maternidad que ha recibido el alma como ser humano, ¡ella es!
¡Entren ahora en este paraíso y se conocerán a sí mismos!
Nosotros en las esferas de luz lo hemos recibido, pero ¡el ser humano en la tierra asimilará este amor inmaculado!
¡Y ahora hay almas gemelas viviendo a “Cristo”!
Para eso “Él” vino a la tierra.
Aunque para eso no haya muerto, sino que para eso trajo Su Evangelio.
¿De qué otra manera puede ser, ahora que sabemos eso?
¡Entren en ese amor y se conocerán a sí mismos y su alma gemela!
¡No hablen, sino entren!
¡No susurren, acepten la maternidad!
¡Entren en ese corazón y en esa vida, y olviden ahora que han sido animales!
Luchen por ese amor, pero ¡terminen sus tareas!
¡Sigan sirviendo!
Besen su alma, su vida, su espíritu, ¡eso es el beso divino, espiritual!
¡Y ahora, a seguir!
¡Roben, pues, y robarán su alma!
¡Sientan odio por el ser humano y la vida y odiarán su alma!
¡Calumnien la vida y conducirán su alma y su amor a la calumnia!
¡Participen en homicidio y violencia y asesinarán su alma!
¡Su amor, su luz, vida y felicidad!
¡Violen la vida y violarán su alma, su amor!

¡Refunfuñen y rezonguen y oscurecerán su alma, su luz, su alma!
¡Estén abiertos a la injusticia y encerrarán su alma en la cárcel!
¡No fustiguen la vida o fustigarán su propia alma, su espíritu, su sintonización divina!
¡Vayan a la iglesia católica y conviértanse en sacerdotes y se blindarán contra su renacer, pero sobre todo para su amor!
¡Para su alma y su veracidad universal!
¡Echen a un mendigo y dejarán que muera de hambre su alma!
¡Saquen de un navajazo la luz vital de los ojos del ser humano y vivirán ceguera en su alma!
¡Quemen la vida con pez ardiendo y quemarán su alma gemela!
¡Escriban su nombre bajo una pena de muerte y asesinarán su alma!
¡Su vida y felicidad, su amor, su avance, su renacer!
¡Su deidad!
¡Vayan donde la mujer pública y mancillarán su alma!
¡Su personalidad!
¡Rompan sus lazos y su matrimonio y crearán nuevo karma, su alma tiene que esperar hasta que hayan vivido el bien armonioso!
¡Tomen un fusil en sus manos y asesinarán su propia alma!
¡Conviértanse en rey o emperador y asfixiarán su veracidad espiritual, porque en la tierra todavía no vive ninguna injusticia!
¿No conocemos eso, hermanos míos?
¿Son estas falsedades?
¿Qué quiere vivir el ser humano?
¿Su alma gemela?
Entonces para eso tendrá que entregar todo lo que tenga, pero se ha extraviado por sus millones de vidas.
¡La “Universidad de Cristo” lo reconducirá a Dios y a su propia sintonización!
En Holanda vive el alma; la madre, el alma gemela, en Francia.

En Inglaterra vive el hombre; ¡la madre, como alma gemela en Rusia!
En Estados Unidos vive la madre; ¡el alma gemela en Alemania!
En Suecia vive el hombre; el alma gemela de esta fuerza creadora en Turquía... por lo que tenemos que aceptar que al ser humano le toca vivir las leyes del karma y solo después recibirá su alma, pero entonces estará en armonía con el espacio.
Las madres y los padres aman y son almas gemelas, cargan el espacio, pero a la criatura la atrajo una sola alma, ¡por medio del padre o la madre, y recibe, o da, o sirve!
¡Madre e hijo pueden ser almas gemelas!
¡Padre e hija pueden ser almas gemelas!
Los hermanos y las hermanas y las hermanas y también hermanas pueden ser almas gemelas, ¡porque una y otra vez se encontrarán!
¡Los ricos y los pobres pueden ser almas gemelas!
También el demente y el médico, ¡porque una de estas almas sirve la propia sangre y vida!
¿Por qué aleja usted a su mendigo de su vida?
¿Por qué no puede amar a su madre?
Son los sistemas filosóficos, hermanos míos, y más adelante los viviremos y analizaremos para la Universidad de Cristo.
Pero ahora los soberanos de la tierra se desfogan por el alma gemela y mancillan esta sintonización divina.
Pero dos personas como hombre y mujer representan el espacio y Dios, la “Omnimadre”, como vida, luz y amor.
¿Habían esperado otra cosa?
Para nada, estas son las leyes vitales para la criatura de la madre tierra.
¡Ya no quiero dar a luz a hijos!
¡No me mataré trabajando por mi hijo!
¡Ya no quiero dar a luz!
¡Ahora el ser humano se niega a dar la vida al alma gemela!
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Nuestra alma gemela se acercará a nosotros cuando estemos listos:
Alma de mi alma, ¿dónde estás?
Alma de mi alma, ¿ya te conozco en la tierra?
Alma de mi alma, ¿eres mi madre o mi padre?
¿Mi hermano o mi hermana? ¿O tengo que buscarte entre otros pueblos?
¿Te veré todavía hoy?
¿Ya me estás hablando?
¿Me vendes algo?
¿Acaso eres mi sirviente?
Alma de mi alma, ¿eres mi juez?
¿Mi médico?
¿Mi profesor de canto?
¿Mi hermano o mi hermana?
¿Mi amigo o mi amo y señor?
¿Quién eres?
¿Dónde vives ahora, cuando yo estoy en la tierra?
¿No te conozco?
Si te conozco, te serviré, te daré todo lo de mi vida, mi corazón, mi espíritu, y ¡vivirás amor!
¿Pintamos juntos, mi alma?
¿Ya nos dedicamos a las artes y ciencias, mi alma?
¿Todavía mendigamos?
¿O ya hemos alcanzado una conciencia social?
¿Somos ricos?
¿Eres rico o pobre?
¿Dónde vives ahora?
¿Puedo alcanzarte?
¿O eres mi sepulturero?
¿Y soy yo tu cadáver, alma mía, es posible eso?
¿Eres granjero o ministro, artista, o participas en mentiras y engaños?
¿Dónde vives?
¿Puedo entenderte si me encuentro contigo?
Sin duda te percibiré y viviré, lo dirán nuestros corazones, ¡y nuestra sangre no renegará de sí misma!
¿Todavía participas en homicidios y violencia?
Pero ¿por qué?
¿Me encontraré ahora en esta vida contigo?
Entonces, mi alma, ¡velaré por tu vida y te serviré y te haré feliz!
¡Entonces te regalaré mi propio todo!
¿Entonces ya nunca más me abandonarás?
Aunque pertenezcas a otro, esperaré y te infundiré alma, ¡solo después seremos felices!
¿No es cierto, alma de mi alma, vida de mi vida, espíritu de mi espíritu?
¿Ya me he encontrado contigo?
¿Dónde fue?
¿Acaso en Jerusalén?
¿Éramos judíos?
¿Árabes?
¿Ya me he encontrado contigo en uno de los muchos templos?
¿Éramos espirituales?
¿Ya habíamos alcanzado el sacerdocio, y éramos uno?
¿Era yo mujer y tú mi creador?
Entonces más adelante yo seré madre y te daré todo lo de mi vida.
¿Ya tienes la sensación de cargar mi vida?
¿Dónde hemos embalsamado nuestra vida?
¿Dónde nos hemos dedicado a robar cadáveres?
¿Dónde hemos destruido el fruto?
¿Dónde fui “una puta” y tú viniste a mí o no sentimos nada el uno del otro?
¿Donde fue eso, mi alma, mi vida?
¿Dónde alcanzaremos la unión espiritual?
¿Todavía en la tierra?
Si no es así, me verás y te encontrarás conmigo en las esferas, y ¡allí continuaremos!
¿Ya me amas?
¿Ya ha entrado en ti el deseo espiritual?
¿Todavía dejas un rastro de destrucción?
¿Todavía odias?
Para nada, ya no lo haces, ¡ahora vamos a continuar juntos y amaremos!
¿Te cuidas ahora a ti mismo?
¿Oyes que canto, que vivo por ti y que canto?
¿Que te amo con todo mi corazón?
¡Me esfuerzo por ti!
¡Sirvo por ti!
¡Amaré y enmendaré por ti, por lo que te veré pronto!
¡Ya no mataré o tendrás que esperarme!
¡Ya no miento y engaño o te engañaré a ti!
Sé bueno con la vida que posees ahora y evolucionaremos juntos, ¡yo también terminaré mi tarea!
Nosotros, maestro Zelanus, ¿no hemos llegado a conocer esas leyes también?
¿No hemos tenido que aceptar por nuestra conciencia que estábamos ante nuestra alma gemela y que ella nos encerraba en la cárcel?
¿Que nos destruía y dejaba morir de hambre?
¿No nos hemos aniquilado?
Y más adelante, cuando vivíamos la reencarnación, cuando la vimos desde nuestra vida, en que hemos vivido juntos?
¡Fue cuando nos inclinamos!
Fue cuando comprendimos que nos habíamos encontrado muchas veces, que nos hemos asesinado y que por eso no pudimos felicidad ninguna.
Solamente en el otro lado vimos dónde habíamos vivido y entonces vivimos nuestro despertar espiritual.
Chispa de mi chispa, ¡estoy con usted!
Espíritu de mi espíritu, ¡venga a mí!
Sangre de mi sangre, ¿me ha recibido?
Vida de mi vida, ahora mismo somos eternamente uno, ¡y seguiremos así!
¿Cómo agradecer a la madre tierra, pues?
¡Ahora serviremos a sus hijos y su vida!
Ahora continuaremos conscientemente, porque representamos el grado de vida espiritual para el amor, ¡volvemos al consciente “Omnigrado”!
¡Construimos un templo para nuestra vida, nuestro eterno ser uno!
¿Es eso el amor?
Claro, hermanos míos, ahora hemos alcanzado la vida.

El ser humano en la tierra busca, pero solamente encontrará su alma gemela cuando dé amor, cuando ame, cuando quiera aceptar a absolutamente toda la vida.
¡Y ahora te reconozco enseguida, mi alma!
Tus ojos me lo dirán, tu corazón lo dirá, y tu sangre vital, tu alma y tu espíritu, me convencen de tu propia felicidad vital, ¡que es para mí!
No busques, no preguntes, tu alma gemela vendrá a ti cuando estés listo.
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944

El viaje cósmico conjunto

El maestro Zelanus indica que el amor gemelo se llega a conocer en el más allá:
En nuestra vida conocimos el amor gemelo.
Este amor es eterno.
Es la pervivencia cósmica de dos almas de un solo color, de un solo mundo, de una sola sintonización espiritual.
También aquí somos hombre y mujer, pero hemos dejado atrás nuestros sentimientos terrenales, por completo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El primer encuentro de las almas gemelas tuvo lugar hace muchísimo tiempo, en el primer planeta en el espacio:
¿Dónde se encontraron estas almas gemelas por primera vez?
Una vez más, fue en la luna donde que conocieron por primera vez.
Allí las chispas de Dios vivieron una sola vida, un solo estado.
Ninguna de las dos pequeñas células había avanzado más que la otra, de lo contrario la habría destruido.
Esta vida, nacida a partir de un solo estado, experimentó el empuje material y moriría y volvería a nacer.
El ser humano recibió en ese instante su alma gemela.
Esta vida del alma perteneció al mismo grado de vida que nosotros mismos, y no tenía ni un segundo de edad más.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En el momento de la primera división de la primera célula surgieron las almas gemelas:
Cuando Dios nos dio todo y los seres humanos llegamos a la división para nuestra existencia fuimos observando las leyes divinas.
En ese primer estadio eso sucedió con armonía cósmica.
Dividimos nuestra vida tal como lo pudo hacer Dios para el infinito.
Puso esas manos en nuestras manos, ¡éramos leyes!
¡Todo nuestro pensar y sentir y la vida que recibimos es una ley!
¡Es la vida!
¡Y esa vida es Dios!
Y, mira, ¡fue allí donde nos dividimos por primera vez!
Pues esa parte de mí mismo, que nació de mí, esa partícula, esa vida del alma regresa ahora a mi vida.
Fuimos uno en muchas vidas, pero luego nos olvidamos a nosotros mismos y tuvimos que aceptar, yo y ella, usted también, que otras vidas fueron reclamando aquella parte de su alma que es parte de su propia vida, ¡porque uno de nosotros, o los dos, habíamos violado esa vida!
¡Entonces se separaron nuestras vidas!
Eso lo tuvimos que aceptar, ¡fuimos por diferentes caminos durante muchas vidas!
Las máscaras y los seres humanos, 1948
Estas son almas gemelas.
Debido a que la vida se dio a sí misma, ya no se liberará de esta vida.
¿Está claro, maestro Zelanus?
—Sí, mi maestro.
Veo esas leyes.
—Pues bien, quién haya sido esa chispa de Dios, qué alma, no tiene relevancia alguna.
Así que quiero decir para el primerísimo contacto, la división de esa célula con la otra chispa vital.
Cierto, ¿no? Millones de chispas de Dios pertenecen a una sola sintonización.
Y cuando esa chispa hubo alcanzado el estadio consciente para dar a luz y crear, también esa otra chispa hubo llegado a ese punto, y pudo producirse la división.
Todo eso se nos ha concedido vivirlo.
Pero ahora, a seguir un poco.
Así que cuando hubo ocurrido ese primer contacto, fue, para el alma del alma gemela.
¿Por medio de qué, André-Dectar?
—Porque yo mismo me he dado a esa vida, maestro.
—Ya lo ve, de eso se trata.
Al habernos dado a una sola chispa y al seguir dividiéndonos, tuvimos que continuar con esa vida.
Esa vida es la que tira de nosotros para volver.
Esa vida tiene que tirar de nosotros, porque vivimos una misma sintonización.
Pero hay otra cosa más.
Gracias a esto, pues, llegamos a ver nuestra alma gemela.
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
El alma gemela es la vida que nosotros hemos alumbrado y creado:
De verdad que no hace falta que estén celosos de la otra vida, porque les dije: tenemos el alma gemela animal, pero deseamos, estamos ante el alma gemela espiritual y es la vida que ustedes han alumbrado y creado, y esa vida volverá a ustedes.
Conferencias 1, 1950
Juntas, las almas gemelas fueron entrando y saliendo de los grados:
Con esta vida nos pusimos en camino, entrando y saliendo de un grado tras otro, así es como ninguna de las dos vidas avanzaba más ni ascendía más que la otra.
Con una separación de ni siquiera diez segundos, con la misma edad, igual en sentimientos, uno en empuje, así fuimos llegando a la conciencia más elevada.
Unas veces como un principio creador, otras veces como uno alumbrador.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero en Marte, la personalidad tomó conciencia de su fuerza corporal y empezó a usarla contra otros:
Ya en Marte y en los planetas de transición comenzó usted con la desintegración, con el asesinato.
Preguntas y respuestas 6, 1951
En ese momento, la unión con el alma gemela se interrumpió:
Así que entonces lo que hicimos fue oscurecer nuestra propia armonía; ahora llegamos a los sistemas divinos.
Yo destruí la vida de otra persona.
Deshice esa vida.
Y esa vida aún viviría treinta años, cuarenta.
¿Verdad?
Eso lo tengo que enmendar.
Y ahora, a partir de ese instante ya salgo de mi vida, de mi núcleo, de mi alma.
Preguntas y respuestas 6, 1951
En Marte todavía no se creaba mucho karma, y además se volvía a corregir con celeridad.
Después, las almas gemelas fueron juntas a los planetas de transición, y más adelante a la tierra.
No obstante, en la tierra las acciones conscientes y disarmónicas de la personalidad se encargan de que se interrumpa el lazo natural entre las almas gemelas:
El alma, mientras tanto, ha despertado para la vida consciente, se revuelca en la pasión y la violencia.
En cada vida se destruyen las leyes de Dios.
El alma crea ahora de forma consciente karma y entra entonces al causa y el efecto, tiene que enmendar lo que hizo mal.
Este es el instante en el que se rompe el lazo natural y se separa el camino de las almas gemelas.
Cada una es arrastrada hacia otro grado, según las leyes del karma que cada una creó para sí misma.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La mayoría de los seres humanos no saben de la existencia de una alma gemela, pero sí que perciben un vago deseo:
El ser humano pasa por la tierra, no sabe nada de las leyes en las que vive y por las que vive, solo sabe que la vida es un infierno.
Un matrimonio tras otro transcurre de forma miserable y frustrante, y va creciendo el deseo hacia el grado de vida propio.
La mujer busca el hombre, el hombre, la mujer, el verdadero amor, la vida que le pertenezca.
Pero ¿dónde vive esta alma?
¿En qué pueblo vive?
No lo sabe absolutamente nadie, pero en alguna parte de la tierra, o —lo cual también es posible— en el mundo de lo inconsciente, esperando un nuevo organismo, mora el ser que pertenece a su vida.
Nadie sabe de la existencia de un alma gemela, allí solo existe el deseo indeterminado por un ser humano, que es igual, que piensa y siente de la misma manera, que conoce el mismo deseo, que alimenta las mismas esperanzas.
Pero ¿dónde vive ese ser?
Pueden verlo en este lado, cuando hayan llegado a la primera esfera.
En las esferas por debajo de esta el ser humano todavía tiene que despertar para esta sabiduría.
Allí siguen siendo ustedes inconscientes de todas estas leyes de vida.
De esta forma el hombre y la mujer están liberándose del propio karma, si es que ya tienen esta conciencia y no siguen creando nuevo karma.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Todo lo que hagamos influye en la conexión con nuestra alma gemela:
Y aun así, mi maestro, percibo algo más.
Lo que hago, se lo hago a mi alma.
Lo que voy a vivir para la demolición me conducirá cada vez más lejos de su vida y sintonización, porque tengo que enmendar otras vidas.
Y eso es horroroso.
Pero también esas leyes tenemos que aceptarlas.
—También esas leyes vitales, hermanos míos —ya lo ven—, las estamos viviendo.
Cada actuación equivocada, cada vez que se violente la vida de Dios nos aleja de este ser uno, lejos de nuestra alma gemela.
Aun así, algún día volveremos a reunirnos.
Todo esto es por el “causa y efecto”.
Aquí puede vivirlos en poco tiempo, pero para el siglo XX ya no es tan sencillo.
Debido a que la vida adquiere conciencia, la causa y el efecto se va amontonando.
Y ahora mi felicidad es la de ella, mi error el de ella, mi miseria se convertirá en la de ella, ¿porque hemos violentado la vida?
Porque hemos creado tinieblas, donde aun así ya es visible la luz.
De todos modos nos tocará vivir más posibilidades por la siguiente conciencia, y esa es la intención, es además la concienciación humana y social.
Si mata ella o yo, ambos tenemos que enmendar.
Se nos dieron derechos vitales, ¡y los hemos asesinado!
Así que ya estamos accediendo a los “siete grados de vida” para la concienciación humana, los siete grados de vida para el espíritu y el mundo astral.
El alma ha de aceptar esas leyes vitales.
Continuamos, pero quien es mi alma gemela, no lo sé ahora, pero también a ella la volveré a ver.
Algún día despertará mi personalidad.
Llegará el día en que haya alcanzado el punto en que empiezo a vivir el sentimiento de que me hace falta algo de mí mismo, y es, pues, mi alma gemela.
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Nosotros mismos nos hemos expulsado fuera de la unión con nuestra alma gemela:
Sin embargo, somos nosotros mismos quienes hemos roto la verdadera sintonización vital para el amor entre almas gemelas, y esto por los propios deseos.
Somos nosotros mismos quienes nos expulsamos del paraíso.
Nuestros deseos desenfrenados nos condujeron hacia otros seres, a través de ellos nos fuimos desfogando y solo vimos cómo se agravaban nuestras pasiones.
Esto nos desgarró y nos metió en la miseria.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Nosotros mismos podemos volver a acercarnos a la unión con nuestro esfuerzo:
Aun así, el alma de la vida de ustedes vive en el espacio, quizá justo al lado de ustedes, así que no se desesperen cuando los golpeen y pateen por no entender a la otra vida.
Su propio grado y su propia especie los está esperando y trabaja en sí mismo.
Prepárense para su alma gemela y piensen que ¡estarán al servicio de este ser cuando hayan completado íntegramente su tarea de cara a la otra vida!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Para eso pasamos por todos los grados de los sentimientos:
Es posible en todos los grados vivir su propia especie.
Si me han comprendido, sentirán que cualquiera llegó a vivir estos grados, o que los llegará a vivir.
Las almas gemelas llegan a conocerse en todos los grados para luego, con la autoridad de las leyes del karma, volver a ser aupadas hacia las demás especies ante quienes hay que enmendarse.
En las sintonizaciones preanimales y animales pueden encontrarse, por tanto, con sus almas gemelas, y allí encima podrán vivir una cierta felicidad, porque el sentimiento habla también de unión en esos grados inferiores.
Pero ¿qué supone semejante amor de sintonización animal?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Así nos preparamos para el amor gemelo espiritual:
Solo y exclusivamente el amor gemelo espiritual significa algo para nuestra vida.
Como alma pasamos por todas las capas del mal, por todos los grados de la oscuridad, hacia la luz.
Solo llegamos a entrar en contacto con el grado superior cuando nos hayamos enmendado en el grado inferior.
En una vida crean ustedes, en la otra y en la siguiente son madres y dan a luz.
Enmendando y aprendiendo así evolucionan y llegan a despertar de forma espiritual.
Por fin estarán abiertos al amor espiritual y sintonizados con la primera esfera.
¡Y solo entonces estarán preparados para el amor gemelo espiritual!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Y estamos de camino hacia nuestra alma gemela:
“Alma de mi alma, voy de camino,
trabajo en mí mismo.
¿Me esperarás allá?
El maestro Zelanus
Dones espirituales, 1943
Después de nuestras vidas terrenales continuamos en el más allá:
Cuando les toque su última vida material y hayan completado su ciclo terrenal, entrarán en nuestra vida y continuarán en este lado.
Ahora bien, es posible que el alma que pertenezca a su vida todavía esté en la tierra.
También es posible que todavía viva en el mundo de lo inconsciente y que espere allí para ser atraída por la madre tierra.
Es necesario, pues, que tengan paciencia, pero esta vida en sí no significa nada.
Como hombre y mujer ¡vivieron millones de vidas!
Les quedan tantas cosas por aprender en nuestro mundo.
Y ustedes pueden, como personas conscientes, ayudar al alma que todavía tiene que vivir una vida terrenal.
Aguardando el volver a reunirse se estarán preparando para recibir a su alma gemela en este mundo.
Y cuando llegue este momento bendito estarán conectados para la eternidad con su alma gemela, jamás volverán a separarse.
Hay siete esferas para prepararse para el cuarto grado de vida cósmico, donde les volverá a esperar el estadio material.
Juntos empezarán a construir la felicidad superior, tomarán posesión de las primeras esferas y harán un viajo de algunos siglos.
Volverán a la luna y seguirán todos los estadios que experimentaron ambos en el primer grado cósmico, en el segundo y el tercero.
Verán cómo se separaron y verán las vidas que vivieron a continuación.
Adquirirán la conciencia cósmica por estos viajes y estas experiencias.
Y entonces podrán empezar ambos con una tarea espiritual.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En el más allá, continuamos en nuestra propia sintonización cósmica como hombre o mujer:
La sintonización que se recibiera en la luna vuelve a recuperarse en las esferas, es decir, aquí tenemos el grado orgánico que Dios nos dio entonces.
Quien recibiera en la luna la capacidad creadora también entra, en este lado, en ese estado y permanece en esa sintonización.
Por lo demás, el cuerpo ya no significa nada, en las muchas vidas de nuestro ciclo fuimos hombre y mujer, de modo que ambas sintonizaciones se encuentran de forma consciente en nuestra alma.
Somos hombre y también mujer, padre y también madre, ¡igual que Dios también es Padre y además Madre!
Porque jamás podremos decir que somos conscientes de la creación de Dios en su totalidad, si solo conocemos el organismo masculino sin saber nada de la maternidad, y al revés.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941