El centro de nuestros sentimientos
Por medio de nuestro plexo solar como centro nervioso podemos hacer hablar a nuestro sentimiento y también sentir a fondo lo que nos cuenten los demás.
“Y cuando se nos encoge el estómago de miedo o ira sabemos exactamente dónde se encuentra nuestro plexo solar”.
Centro nervioso junto a nuestro estómago
En el artículo ‘Sentimiento’ se describe cómo las experiencias en esta vida y en todas las anteriores construyen nuestros sentimientos.
Nuestra alma guarda todos nuestros sentimientos, por lo que en esta vida tenemos una predisposición para seguir construyendo sobre la base de lo que hemos aprendido en vidas anteriores.
Pero ¿cómo sucede esto corporalmente?
¿Desde dónde en nuestra alma llegan a expresarse nuestros sentimientos en nuestro cuerpo para que podamos sentirlos corporalmente y materializarlos en palabras, pensamientos, actos?
A la altura de nuestro estómago se encuentra un plexo nervioso que está conectado espiritualmente con nuestra alma.
Nuestra alma impulsa nuestros sentimientos desde este centro nervioso hacia el interior de nuestro cuerpo.
A este plexo nervioso también se le llama plexo solar.
Sistema nervioso y cerebro
El sistema nervioso guía nuestro sentimiento desde el sistema nervioso junto al estómago hacia nuestro cuerpo.
A través del sistema nervioso central nuestros sentimientos alcanzan nuestro cerebro que después emite los impulsos nerviosos adecuados para transformar nuestros sentimientos en palabras habladas o en actos.
El alma ha refinado durante muchas vidas esta transformación de sentimientos en palabras.
En la prehistoria el ser humano aún gruñía, como los perros ahora.
La concentración humana para materializar los sentimientos en palabras distintivas con la entonación correcta solo podía construirse a medida que aumentaba la conciencia del ser humano.
A lo largo de muchos siglos el alma adaptó el cerebro a sus sentimientos por lo que ahora somos capaces de producir sonidos matizados y precisos para hacernos inteligibles en palabras.
En el artículo ‘Cerebro’ se trata más en detalle la materialización de los sentimientos en el cuerpo.
Dejar hablar nuestra esencia
Cuando llevamos nuestro sentimiento desde nuestro plexo solar hasta las palabras pronunciadas podemos hacer hablar nuestra esencia.
Entonces ofrecemos al prójimo algo que de verdad es nuestro, de nuestra alma.
Es cuando vivimos en nuestra propia realidad y podemos ofrecer nuestra verdad a los demás.
Pero es frecuente que los pensamientos se repitan, que los aprendamos de los demás sin que los hayamos controlado por su verdad universal.
Entonces nos adentramos en la zona gris en la que ya no estamos seguros de lo que decimos y en la que no nos hablamos desde nuestra esencia.
Podrá encontrar más información al respecto en los artículos ‘Pensamientos de otros’ y ‘Qué sabemos con seguridad’.
Conciencia que siente
Cuando nos responde nuestro prójimo esos sonidos entran en nuestro cuerpo a través de los oídos.
Pero ¿dónde los convertimos en significado? ¿En qué parte del cuerpo sentimos a fondo esos sonidos para saber lo que quiere decir la otra persona?
¿Ocurre en el cerebro, tal como piensa la ciencia médica?
¿Siente nuestro cerebro?
Según el maestro Zelanus sentimos esos sonidos a fondo en nuestro centro de los sentimientos, en nuestro plexo solar.
Cuando esos sonidos lo han alcanzado a través de los oídos, el cerebro y el sistema nervioso podemos discernir, gracias a la riqueza de nuestros sentimientos, qué podemos hacer con esas palabras de nuestro prójimo y qué queremos reenviar en respuesta.
Y cuando se nos encoge el estómago de miedo o ira sabemos exactamente dónde se encuentra nuestro plexo solar.
Pero por fortuna también podemos sentir en nuestra barriga las mariposas del enamoramiento y el amor.
Así es como podemos sentir en nuestro plexo solar lo que los demás nos envían.
En el artículo ‘Conexión de los sentimientos’ se describe cómo esta intuición también puede tener lugar de modo telepático sin la transferencia material de sonidos.