Moisés y los profetas -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘Moisés y los profetas’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presuponen la lectura previa del artículo ‘Moisés y los profetas’.

Desde la era prehistórica

Los maestros estaban ante la tremenda tarea de llevarles una fe a los “salvajes”.
Se siente, caza, muere por sí mismo.
No sabe nada de un amor más elevado.
Come, bebe y esos “salvajes”, esas hienas humanas, esas criaturas tienen que recibir una fe, tienen que recibir una sabiduría, recibirán una ciencia.
Porque exactamente así es como comenzó.
Conferencias 1, 1950
Tenían vida, podían ser uno solo con la madre naturaleza.
Iban a bañarse, iban a nadar, iban de caza, no había más.
No había más.
Tampoco podían asimilar ni vivir nada más.
Conferencias 1, 1950
Los maestros no podían ponerse a hablar del renacimiento:
“No”, dijeron —renacer, esa pequeña palabra todavía estaba por llegar— “pueden volver otra vez, pueden volver y volviendo es como continuamos”.
Eso ya hace millones de años era sabiduría.
Esa gente todavía no se lo pudo contar, todavía no se le pudo dar en la tierra, porque cuando empezaban a hablar y cuando empezaban a infundir animación a los seres humanos, no se los oía.
Tenían que ser completamente uno solo con el ser humano material, con esta vida interior, pero entonces la tierra ya quitaba otra vez la materia.
El ser humano vivía aquí, tenía asideros aquí, no sentía ni veía nada de aquella cosa invisible.
Conferencias 1, 1950
Han intentado darle alimento espiritual al ser humano terrenal:
Lo han intentado, descender en esas personas para alimentarlas; no pueden avanzar más.
Conferencias 1, 1950
Pero no eran percibidos por el ser humano en la tierra:
¿Cómo nos arreglamos para desprender a esa gente de esa sociedad, de la selva, de esos líos salvajes, para darles aquello en que vivimos nosotros?
¿Con unas charlitas, unas cuantas palabras huecas?
Adelante, hablen, canten, griten: “Estamos aquí, ¿no nos oyen?
¡Aquí estamos!”.
El ser humano atraviesa tranquilamente estas vidas invisibles.
El ser humano no dice: vete, yo estoy aquí.
No, a esos seres no se los ve.
Estas vidas son invisibles.
Aún no ha despertado el ojo interior, todavía no se ha originado el clarividente.
Y sin embargo se vive allí.
La gente tiene dolor, la gente tiene sentimientos: hay que llevar esta humanidad al despertar.
“Pero ¡tienen que saber que estamos vivos!
Detrás del ataúd no hay muerte.
Tenemos que... ¡nos sentimos con profundidad espacial!
Todo esto nos pertenece, ¡en realidad ya soy como esta Omnifuente!”.
Lo sentía cada ser humano, el hombre, la madre.
Pueden dar a luz, pueden entrar en contacto con esas masas, pero ¿qué podemos alcanzar nosotros?
¡Nada, nada, nada!
Entonces el maestro, los “ángeles”, el respeto espacial y espiritual, y esa concienciación llegan a la unión.
Empiezan... están reunidos y analizan para sí mismos cómo llevar esa conexión a la tierra.
¿Cómo debería haber reflexionado el ser humano en esos tiempos?
¿Qué tenían que haber hecho esos maestros, qué tenían que haber hecho esos padres y esas madres nuestros para elevar esas vidas en la tierra hasta esa inconsciencia y para dar a esa gente la sensación de que existe una Omnifuerza, una Omnifuente, un trozo de vida, una fuerza que piensa, que siente, que anima, que es padre y madre, que nos lo da todo, que es luz y tinieblas?
¿Cómo llegaremos a esa fuente?
¿Cómo podemos conducir a esa gente a la animación, al saber?
Conferencias 1, 1950
Sabían que si traían la palabra “Dios” y el ser humano en la tierra lo reconducía a su propia comprensión limitada, se convertiría entonces en falsedad, pero la realidad que lo abarca todo de la Omnifuente entonces todavía no podía comprender al ser humano en la tierra:
Nuevamente van y tienen que ir a la tierra para volver a intentarlo otra vez más, porque lo saben: anclan a la gente a la falsedad, a las mentiras y al engaño, porque la realidad todavía no se puede vivir ni aceptar.
Ahora ¿qué?
¡A intentarlo otra vez!
Por lo menos miles de veces, horas y horas, días y meses —según el tiempo de ustedes— se ha pensado, sentido y hablado sobre este desarrollo, sobre este contacto, para elevar al ser humano, para conducirlo hasta el Dios interior, porque son dioses interiores, espirituales.
Hasta allí...
Ellos saben con precisión que pueden seguir desarrollándose, que despertarán un grado tras otro, porque lo saben: por mi pensar, por mi sentir, por mis actos he traído luz a ese espacio.
Luz, luz, luz... allí, allá, en todas partes.
Por cada pensamiento traen luz, porque forman parte de ese espacio, porque cada pensamiento ha salido de la Omnifuente y esa Omnifuente no ha hecho otra cosa.
Aquellas manifestaciones de esa Omnifuente —todavía no tienen un nombre para ellas—, esa fuerza, ese empuje, no han hecho otra cosa que lo que ellos hacen ahora.
¡Y eso está ahora en manos del ser humano!
Pronto les quedará claro.
Conferencias 1, 1950
Y en efecto, el ser humano en la tierra lo convirtió más adelante en un dogma, en un Dios que condena:
Entonces sentirán el poder de su sociedad, entonces sentirán la conciencia de los millones de personas en la tierra.
Entonces no podrán decir: Dios mío, Dios mío, qué lejos estamos.
Pero a la vez vuelven a ser pobres como las ratas, porque ustedes, o sea: esas masas, el teólogo, los millones de personas que están atadas a las tesis dogmáticas, aún tienen que aceptar las tinieblas, porque ¡sigue habiendo alguien aquí arriba o en el espacio que condena!
¡Y eso es lo que destruiremos a patadas!
A eso sí que le derribaremos a golpes la propia corona de la cabeza, porque eso simplemente no existe.
Es lo que han podido vivir y han tenido que constatar estos millones de personas, ¡es lo que han tenido que aceptar!
No es posible, en la tierra no es posible.
A esos millones de personas se los puede alcanzar; pueden descender en ellas, pueden hablar y beber en ellas.
Pueden impulsar esos sentimientos hacia arriba, pero allí hay miles de rasgos de carácter, de peculiaridades —son muros— que ustedes tienen que vencer.
Conferencias 1, 1950
Aun así, primero tenía que llegar una fe para trascender de la conciencia selvática:
Si no hubiera una fe —Moisés aportó una—, si la humanidad no hubiera recibido una fe, viviríamos en la selva... seguirían ustedes viviendo allí.
La sociedad se ha construido por la fe, que ha construido, palpado, creado, ciencias jurídicas.
Por Moisés, todo por Moisés, poco a poco.
Preguntas y respuestas 6, 1951
Esa fe era necesaria para la masa.
Además, los maestros iban construyendo el camino metafísico para los pocos que iban a profundizar en las leyes vitales ocultas:
Los maestros han rodeado mientras tanto a la humanidad —ya se lo conté— y han materializado las leyes vitales ocultas.
Llegaron los primeros magos, surgieron los templos.
¿China, la India colonial?
No, surgieron el Antiguo Egipto, los templos de Ra, Ré e Isis.
Allí hubo personas que se separaron y llegaron ya a la unión con una flor; y ¿por qué no?
Pero la masa... no eran más que unos pocos que empezaron a tener el sentimiento de vivir las leyes ocultas, no eran más que unos pocos, pero esa imponente masa, para atarla y vincularla a la autoridad divina, para eso hizo falta mucha fe.
El ser humano en los templos recibe el saber directamente metafísico, espacial, espiritual.
Solo queda que el ser humano en la tierra crea, pero quien se sintonice con una flor lo recibe.
Quien se sintonice con la luz, con la noche y se pregunte: “¿Por qué tengo que morir?
¿Qué es eso? ¿La muerte?” será atraído por otra cosa, que le infundirá alma.
Desde luego que es curioso: si en su propio tiempo ustedes descienden en su sentir y pensar, y despierta su primer sentimiento y empiezan a preguntarse: “¿Qué es la muerte, qué es morirse?
Pues sí que quiero saber más de esto”, entonces hay algo que despierta de inmediato y es cuando se le acerca a su vida el espacio, el espacio vital divino, no, el macrocosmos consciente, el mundo astral, le infunde alma y dilata esos sentimientos.
¿No es así?
Esa ley infalible la han llegado a conocer todos y la han aprendido los millones de personas que ahora viven en el mundo astral y que pueblan el Omnigrado.
La han tenido que experimentar allí, han asimilado esas leyes y las pueden devolver al ser humano que aún posee lo inconsciente, que aún vive en la inconsciencia, en las tinieblas.
El ser humano en la tierra empieza a tener sentimiento, saber, empieza a tener una fe.
Conferencias 2, 1951

Desarrollo material

Primero, los maestros trajeron desarrollo material:
Hace solo pocos siglos la humanidad todavía vivía en la selva, en cuevas y chabolas.
Pero de eso se desprendió en buena medida.
Cada día brotan nuevos pensamientos que se revelan a partir de sus existencias humanas, sus almas humanas, cada instante viven ustedes nuevos milagros, las revelaciones para su propio ser.
Pero todo esto no los condujo a los estadios más elevados.
Si seguimos todo, tenemos que aceptar que hay seres que regresan a la tierra, desde otra existencia, del mundo astral, con el fin de infundirles a ustedes alma para esa concienciación más elevada.
Su primer trabajo fue dar una existencia mejor a la humanidad.
Las cuevas y las chabolas cayeron en desuso, surgieron ciudades; se empezó a comerciar, el ser humano araba las tierras, cultivaba frutales, la selva empezó a tomar forma por la vida como alma, por la personalidad material.
Archives, 1945
Los maestros de la séptima esfera luminosa recibían sus inspiraciones de los grados de vida cósmicos más elevados:
Los maestros de la séptima esfera han absorbido estos mensajes, llegaron desde el espacio, como ahora, y ellos tuvieron que aceptarlos.
Lo sabían: la verdad, el amor, la benevolencia, la justicia vivían allí debajo de estos corazones.
Y ahora comienza el mundo astral, los maestros empiezan a establecer contacto en la tierra.
Ya estaban ocupados en ello, ya han traído a la tierra eso y esas cosas.
Han creado fuego; han frotado entre ellas unas pequeñas piedras, se originó una llama.
Pero la verdadera sociedad, el desarrollo humano todavía tiene que tener lugar.
Al ser humano le hace falta una fe, al ser humano le hace falta respeto, el ser humano desconoce todo lo que esto significa.
Al ser humano hay que reconducirlo al nacimiento divino, a Dios, por medio de la paternidad y la maternidad.
Se irán levantando universidades.
Surgirá una ciencia.
Llegará una fe a la tierra, y más adelante, dentro de siglos, será... ¡conocimiento!
Conferencias 1, 1950

Vida después de la muerte

Cuando después de su última vida en la tierra Moisés cobró conciencia en el más allá y empezó a hacerle preguntas a su maestro, le tocó oír por qué era necesaria que se trajera una fe en Dios:
¿Hemos hecho mal, Moisés, dando una fe a la humanidad?
El ser humano solo quiere despertar por medio de la espada, así que para nosotros no había otra manera.
¡Él no nos lo permitió!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Cuando Moisés comprendió que su maestro le había hablado como Dios, se preguntó por qué no se había dado a conocer como maestro espiritual:
—Pero ¿por qué se le han dado mentiras a esa masa, maestro?
—¿Acaso no has visto que los maestros lo intentaron primero de otra manera?
Hablaron por medio de los sensibles y se dieron a conocer como seres humanos que habían abandonado la tierra para siempre, que habían sido acogidos en la vida después de la muerte.
Pero ¿qué hicieron los seres humanos?
¿Nos aceptaron?
Mataron a golpes a los ingenuos, ¡robándonos así nuestros instrumentos!
Nosotros mismos en la tierra ¿habríamos aceptado el ser astral?
¿Sabe algo el ser humano material sobre esta personalidad y cómo piensa y siente?
No, Moisés, simplemente no pudimos actuar de otra manera y tuvimos que hacernos pasar por Dios.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
—¿Llegará a saberlo la humanidad algún día, maestro?
—Desde luego que llegará ese momento.
Otros que vengan después de nosotros traerán esta sabiduría a la tierra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Llegarán a saber que no fue Dios, sino los maestros los que nos hablaron.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La humanidad recibió una fe porque como masa no se le podía convencer de manera metafísica:
Y entonces la humanidad empezó a tener un pensamiento, una fe.
Porque no había manera de convencer al ser humano metafísicamente, directamente de cara a Dios, detrás del ataúd.
Así que la gente empezó a tener fe.
Los maestros empezaron a trabajar.
El ser humano que llegó detrás del ataúd en el mundo astral regresó y vio que vivía.
Entonces empezó a pensar.
Esa es la realidad.
Y entonces nació Moisés.
¡Y lo que han hecho durante todos estos siglos!
No queda mucho de esa divinidad.
Preguntas y respuestas 4, 1952

La Autoridad Suprema

Los maestros del Omnigrado transmitieron a los maestros de la séptima esfera de luz cómo podían hacer que la humanidad tomara conciencia:
Hubo un día en que vivimos en la tierra, como usted.
Las esferas divinas nos han acogido y aun así sabemos cómo piensa y siente usted, y cómo es ahora la vida en la tierra.
Que le sirva de apoyo.
Tiene que hacer que despierte la humanidad terrenal.
Entregue para ello todo lo suyo, como también nosotros nos hemos entregado para ello.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Toda la vida en el espacio es divina.
Hablen a la humanidad como Dios, o no se les oirá.
Prepárenos el camino, volveremos a la tierra.
¡El maestro descenderá a la tierra desde el Omnigrado y nacerá allí para la concienciación de la humanidad!
La humanidad despertará por medio de él.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Solamente el sentimiento consciente podrá escuchar a Dios.
Así que trabaje en la conciencia del ser humano y para ello, ¡dé el significado divino a la palabra!”.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Tierra crepuscular

Para traer una fe, a los maestros les hacían falta seres humanos que pudieran reencarnar en la tierra desde la tierra crepuscular:
Y ¿nacen ahora seres humanos que han alcanzado la primera esfera?
No, el ser humano de la tierra crepuscular, justo un poco por debajo, que ya ve la luz, que ya observa la luz y la acoge, esas personas empiezan a desear.
Pueden impulsar, animar, pueden hablar, tienen una intuición elevada, son mentales, tienen animación etérea.
El ser humano en la primera esfera está libre de pasión y violencia, de demolición y destrucción y injusticias.
El ser humano debajo de la primera esfera, que todavía no ha llegado hasta ese punto, pero que está preparado para llevarse a sí mismo al despertar, a esa gente se la necesita para animar al ser humano en la materia.
Y esa gente se siente, puede preguntar: “¿Qué vive aquí?
¿Hay más?
Aun así veo algo, aun así siento algo, lo atravieso con la mirada”.
Sí, ven allí esa niebla, un mundo crepuscular, está en todas partes.
Desde la materia se ven a sí mismos.
Vuelven la mirada al momento en que eran allí astrales y espirituales.
Conferencias 1, 1950
Y ahora los maestros descienden hacia la tierra crepuscular.
Porque les dije: la primera esfera no es capaz de hacerlo, esa gente simplemente lo sabe, ya no pueden vivir en la falsedad, en tonterías, en el engaño; esa sensación ya no está presente.
Están en armonía con la naturaleza, hablan con el espacio y con la luz.
Solo pueden servir, trabajar, dar su fuerza, su animación, su sensibilidad a todo, pero no para la demolición, no para tonterías, ni para ni por esa vida que vive debajo de esta, entonces se quedan sin poder hacer nada.
Porque lo saben: vuelven hasta la ignorancia y ahora están vacíos en cuanto a sentimientos.
Por lo tanto, la máquina humana no termina por reventar.
Esa máquina humana solo puede funcionar cuando esas máquinas, cuando esos tejidos, cuando esos sistemas están en armonía con el infinito, con el universo, con el alma, el espíritu y la materia.
Naturalmente, hay personas que están listas en la tierra crepuscular.
Hay allí quienes preguntan, imploran: “Pero ¿por qué no puedo volver?
Allí yace mi padre, allí yace mi madre.
¡No me conocen!”.
Y uno de ellos es el padre —el primer padre— Abraham.
Este es, pues, Abraham, que pide, que implora: “Déjenme volver, denme un nuevo cuerpo, ya elevo yo rápidamente esas masas.
Tengo vida, tengo animación y luz, tengo todo y allí no se sabe nada.
Allí yace mi padre; véanlos, fíjense en mi madre, allí están mis hermanitos.
Dios mío, estoy en ellos, vivo de verdad en ellos, ¿es que no me oyen ustedes?”.
No, nadie lo oye a usted.
Conferencias 1, 1950
Fue cuando a un hombre en la tierra crepuscular le entró el deseo de traer sus conocimientos a la tierra:
Entonces este ser humano empezó a desear, un hombre, una fuerza creadora.
Este se eleva, entra en un estado tenebroso.
Oye que se habla, oye “sentir y pensar”, y en este silencio oye: “¿Me oye?
Soy el Señor.
Vuelva allí y libere a su padre y madre de estas tinieblas.
Le daré la sensibilidad para unir esta masa, para traerla a mí siendo una sola.
Soy un maestro”.
Pero este maestro se llama dueño y Señor por encima de todo.
“De verdad, soy el Señor, tengo la sensibilidad, soy luz, soy vida, soy amor”, no habría hecho falta contárselo a este Abraham, pues ¡eso no lo habría creído esta criatura, no lo habría sentido!
¿Qué sabía Abraham allí de la segunda, la tercera, la cuarta o la quinta, de la sexta, de la séptima esfera?
Conferencias 1, 1950

Abraham y los profetas

Abraham despertó en la tierra:
Este ser humano nace, despierta.
Este ser humano empieza a pensar, se va a casar.
Y eso, pues, hermanas y hermanos míos, cuando este niño crece en una madre que todavía no sabía nada, que no tenía sentimientos de este niño, sino que sentía dentro de ella: algo vive allí, pero ¿qué es?
Todavía no se pueden interpretar esas palabras, aún no se tenía la psicología, se desconocía el alma, los sentimientos.
En ella una fuente ha llegado a dilatarse.
Esta vida es despertada, naturalmente, los maestros la mantienen despierta.
Con este sentimiento despertará esta criatura, y se llamará padre Abraham.
Abraham llega a la tierra.
Conferencias 1, 1950
Ya en su juventud, Abraham entendió su misión:
El niño Abraham gira y salta y baila por la tierra y tiene una misión que cumplir.
Esta primera criatura de la tierra crepuscular, de la vida después de la muerte, vuelve y dice: “Sí...”.
Cuando tiene siete, ocho, cuando tiene nueve años, la madre ya siente: ¿Qué hay en este niño?
Este niño es diferente.
Y entonces llega a despertar el sentimiento: unión.
Se han echado los primeros fundamentos.
En la Biblia no se ha escrito nada sobre el primer pensar y sentir del padre Abraham, pues esos sentimientos ya no pudieron ser capturados.
Más adelante solo fueron adaptados este primer sentir y pensar a los pensamientos del ser humano que luego sería el evangelista, que juntaría estos poemas, estas pequeñas historias y que los convertiría en un inicio.
Conferencias 1, 1950
Oyó hablar al maestro:
¿Quién, les pregunto ahora, habló a los patriarcas? ¿Quién habló a Noé, a Abraham, Isaac y Jacob, a Moisés?
¿Sí que fue Dios?
No, lectores, ¡fueron —han de haberlo comprendido ya— los maestros del otro lado!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero se convirtió en el único y omnipoderoso Dios:
Ya los oigo preguntar: ¿por qué se llamaron entonces “Dios”?
Esta es la respuesta: si los maestros se hubieran revelado a ellos como seres astrales, jamás los habrían aceptado.
El ser humano simplemente no pudo ver nada más en su aparición sobrenatural que Dios.
Los maestros lo dejaron así conscientemente, e hicieron más fuerte el sentimiento dentro del ser humano de estar viendo a Dios mismo, ese uno y Omnipoderoso Dios al que a partir de ahora el ser humano tendría que preferir por encima de los muchos dioses y semidioses que había adorado.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Ahora un ser humano tras otro empezó a creer en el Señor:
Abraham se casa, llegan niños.
Llegan...
Abraham, Padre, Isaac y Jacob, la casa se manifiesta, se dilata.
Unas vidas hacen la transición, otras vuelven.
Las historias se dispersan, el Señor que habla.
Se recibe, experimenta, emite y acepta la primera sabiduría.
Veinticuatro, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, adelante, así podemos seguir, treinta y cinco, sesenta y cuatro personas ¿creen a esta persona que hay una vida detrás del ataúd?
No: que existe un Señor que lo ha creado todo.
Y: no hagan eso, o estarán perdidos, y: no vayan allí, porque el Señor dice...
Y ahora, palabra tras palabra, se llega al despertar, llegan hermosas historietas.
Conferencias 1, 1950
En la tierra viven billones, millones de personas, pero todavía no están listas.
Aquí se ha echado un núcleo.
Conferencias 1, 1950
En los libros de Jozef Rulof, a este grupo de personas se les llama la Casa de Israel:
Así se originó, así nació el primer pensamiento, la Casa de Israel —Israel, que significa despertar, concienciación espiritual.
Conferencias 1, 1950
Un profeta tras otro fue adquiriendo más conciencia:
Fue el primer padre, Abraham.
Entonces vino Isaac.
Que si fue un primo o un tío suyo da igual.
Porque la iglesia lo convirtió en algo hermoso.
Y más tarde vino Moisés.
Otra vez una conciencia más elevada.
Y ahora continúen.
Un profeta tras otro empezó a tener más y más conciencia, y más, y más, hasta que aparece un ser humano que dice: “Y ahora sucederá”.
Fue Juan Bautista, era la conciencia más elevada para el espacio.
No Isaías.
Porque los hay que han contado disparates.
Preguntas y respuestas 6, 1951
Los profetas preparaban la llegada de Cristo:
Ellos ponen los fundamentos para “Cristo”... el Maestro más elevado en el “Omnigrado”.
Todos los profetas hablan de Él.
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Se los llama profetas; son rebeldes.
Su saber aún no puede más que eso, sirven al mal, sirven al bien.
Tienen la fusta, tienen el amor.
Interpretan una flor y el reino animal.
Solo hasta allí alcanzan sus capacidades y son los primeros fundamentos basto materiales para lo que pronto será lo divinamente universal, la Universidad de Cristo.
El ser humano que sirve para Dios vive en un agujero en la tierra.
Entonces llega una casita, se erigen un par de postes.
El ser humano toma posesión de este entorno y le da la sensación de despertar a la demás vida a sacudidas, de obligarla a levantar la mirada, porque esto nos pertenece a nosotros; pero no es así.
Tenemos que asimilar estas leyes, este espacio.
Conferencias 1, 1950
La fe se trajo a la tierra como un primer pensamiento:
Trajeron una fe a la tierra, antes de que comenzara la Biblia.
Trajeron una Casa a la tierra, un núcleo, un padre y una madre, con eso comenzó la humanidad.
Esa gente empezó a pensar, porque el ser humano, los millones de personas en la tierra todavía eran incapaces de pensar, solo se trataba de posesiones.
Egipto, y donde vivía el ser humano, se trataba del más fuerte.
El más fuerte lo tenía todo, los débiles vivían en la selva, eran torturados y masacrados.
Entonces empezaron a pensar.
Preguntas y respuestas 5, 1950
Son los maestros del otro lado quienes, apoyados por su conciencia cósmica, por su conocimiento de las leyes astrales, por su amor, han tomado entre sus manos el suceso terrenal.
Hablaron a Abraham, a Jacob, a Moisés, reunieron los elementos benevolentes de entre la humanidad y fueron elevando sus fuerzas hacia fuera.
Lo hicieron usando los rasgos de estos seres humanos que todavía estaban sintonizados con la violencia y la destrucción, pero los fueron orientando en la dirección correcta, y los subyugaron a sus planes de gran alcance.
Así que mucho de lo que hacían estos instrumentos aún indefensos e inconscientes no se puede atribuir a los maestros.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Ese era el material con que tenían que trabajar los maestros.
Más adelante empezaré a contar cómo alcanzaron su objetivo a pesar de todo, y allí nos esperará, antes que nada, la descripción de la vida de Moisés.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Dios

Ahora más seres humanos se sentían guiados por su Dios:
Ya hay almas que se separan y emprenden una vida más elevada.
Perciben con más agudeza que la masa que una fuerza más elevada está incidiendo en los seres humanos.
Ya hablan de un Dios, de un poder supremo que ha creado los seres humanos y los animales y el mundo.
Más de uno de sus líderes han sido tocados por ese Dios.
Les habló y les ordenó servirle y hablar a las demás tribus sobre Su existencia y Sus mandamientos.
Se dan cuenta de que su Dios los guía y asiste, y sacan fuerzas de Su apoyo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros mantuvieron unidos a esos seres humanos:
Los maestros ven que las cosas van bien.
Pero hacen falta siglos y siglos para mantener unidos esta pizquita de sentimiento, este par de almas, estas criaturillas humanas.
Conferencias 1, 1950
Al grupo le hacía falta un líder enérgico:
¿Quién es apto para despertar a sacudidas a la masa tonta que se desvive en pasión, y abrir así enérgicamente los ojos para los lados espirituales de esta vida?
Los maestros conocen la respuesta a las preguntas.
El ser humano que llevará a cabo esta importante tarea vive en el otro lado, pero todavía no sabe él mismo lo que le espera.
Este ser humano se encuentra en la tierra crepuscular y es uno de los muchos que se preguntan qué puede hacer por el despertar espiritual de la humanidad.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Todavía no se llama Moisés, pero ese nombre lo recibirá más adelante, porque ¡llegará a su propia familia, para la que nacerán primero Abraham, Isaac y Jacobo!
Las máscaras y los seres humanos, 1948
Este hombre quería testificar en la tierra de que el alma vence la muerte:
¿Tiene que seguir así la vida en la tierra?, reflexiona, asqueado de la salvaje sensualidad a que se entrega esta vida sin parar.
El ser humano no piensa, solo se desfoga y no se da cuenta de cómo se destruye al hacerlo.
¿Cómo va a querer saber esta humanidad entonces que hay una vida después de la muerte?
¿Cómo va a querer saber que existe otro mundo en que el alma pervive?
La masa, según percibe este ser humano, tiene que estar enterada de eso, si no, no se le podría aupar.
Quisiera estar nuevamente en la tierra, y atestiguar, de pie entre toda la gente, que el alma sigue viviendo después de la muerte.
Quisiera decirles a gritos que le den la espalda a la pasión y que empiecen a prepararse a la vida después de la muerte.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Se preguntaba cómo podría volver a nacer:
Pero ¿cómo podría volver a nacer aquel que ha dejado la tierra para siempre?
¿No podría el poder supremo hacer realidad su deseo?
Se habla de esto, de que hay un avanzar, de que el ser humano puede elevarse más y más.
Tenía que haber mundos donde siempre hay luz y donde viven almas que pueden llamarse conscientes.
¿No son ellas capaces de ayudarlo?
Abandona su lugar de tinieblas y desciende a la tierra.
Aquí va de ciudad en ciudad y sigue sus habitantes.
Observa lo implacable que es una vida con otra, ve a los oprimidos y ricos de la tierra.
Está en medio de ellos, durante el día y la noche, sigue siendo él mismo, también cuando vive cómo el hombre y la mujer son uno.
Ya no busca esta vivencia, pertenece al ser humano terrenal.
Conoce estas leyes, las ha vivido como ser humano material y como personalidad astral.
Solo quiere servir y desea volver a nacer en la tierra.
Pero ¿quién le dará el nuevo organismo?
Desciende en la madre, justo en el momento en que tiene lugar la fecundación.
Así espera recibir un nuevo cuerpo.
Pero tiene que experimentar que es otra alma la que es atraída y lo deja a él fuera.
Tiene que salir de la madre, esto no es para él.
¿Quién permite al alma descender en la madre para recibir un nuevo cuerpo?
¿Qué poder lo dispone así?
¿No se puede llegar a tener el control de estas leyes?
¿De qué se puede aprender esto?
Quiero volver a la tierra y vivir de nuevo allí.
Quiero ayudar a la masa necia a despertar.
Hay que verlos a los pobres diablos.
Cuánto les tocará enmendar, cuánto no tuve que sufrir yo, ¡porque no me conocía a mí mismo ni la vida!
Quisiera machacarlos, duro, duro, para hacer lo posible por que lleguen a entender que están destruyéndose ellos mismos.
¿Cómo? ¿Cómo puedo volver a nacer?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro habló a Moisés en la tierra crepuscular:
Los maestros —según les he explicado— no pudieron hacer otra cosa que atar a la masa en la tierra, por medio de Moisés, a leyes divinas.
Esas conferencias se las he ofrecido, éramos uno con esas tinieblas.
Moisés, en su esfera, esa pobre alma, que hablaba, pedía, suplicaba: “Que alguien me dé un organismo para que pueda convencer a mis padres, a mis hermanas, a mis hermanos y a esa jauría salvaje.
¡Pero si estoy vivo, y nadie lo sabe!”.
Hemos visto que el maestro descendió hasta Moisés y que lo colocó ante la divina veracidad, porque puede decir: “Yo soy Dios”.
—¿Eres Dios? —dijo Moisés, pregunta esta alma.
—Estoy sintonizado con las leyes divinas.
La fuerza para darte un nuevo cuerpo está y vive en mi interior, para darte un nuevo organismo para que prosigas tu tarea allá, para poder hacer algo para tus hermanas y hermanos, para tus padres y tus madres”.
Y ¿qué ocurre, pues, con la vida que recibe la palabra del maestro, que entonces, en el fondo, ha de ser como una gracia?
No, ese maestro sabe, en tanto consciente divino, en tanto sentimiento espacial, ese maestro sabe que Moisés, que el alma, la personalidad misma, tiene que empezar con esa edificación, con ese deseo.
Si a Moisés le hubieran llenado a base de hablar, y si ese espíritu, esa personalidad, hubiera vuelto a él una y otra vez dándole bonitos cuentos, y si esta vida no se pone manos a la obra, entonces Moisés, esta personalidad, se habría quedado en esa niebla, en esa tierra crepuscular.
¿Lo oyen?
Moisés vivía en una niebla, en una tierra crepuscular, donde llegó a tener que desempeñar una tarea divina, a pesar de su inconsciencia.
Regresó a la tierra desde esta tierra crepuscular, y fue aquí donde se puso en sus manos una poderosa tarea.
Pero allá arriba, lejos de su vida, a millones de años luz de pensar y de sentir y de dar amor, allí vivía la primera esfera, y allí había millones y millones de personas, hombres y mujeres, dispuestas para desempeñar esa tarea.
Pero no se les concedió aceptarla.
No pudieron aceptarla, porque vivían en la verdad, en la justicia, en la conciencia para el amor.
Que el espacio, que Dios, que los maestros hayan infundido alma a Moisés es una imponente ley vital y un espacio vital para la sociedad, y eso es algo que se manifestará en el futuro.
Porque aquí habla la justicia divina como una poderosa personalidad, un Dios de amor.
Porque el maestro no puede elevarlos, no puede darles una tarea, no es posible comunicarlos con esa justicia y esa ley vital para la verdad si todavía no poseen esa luz, ese amor.
Conferencias 2, 1951
Un maestro de la séptima esfera habló como Dios:
Moisés vive en el otro lado, en la tierra crepuscular.
Vivió que la muerte no existía y volvió a la tierra, pero como personalidad astral.
Una vez en la tierra tiene que aceptar que no puede alcanzar a sus seres queridos.
Aun así, este ser humano volvió a las esferas y se aisló.
El ser humano empezó a hacer preguntas.
Entonces el maestro de la séptima esfera alcanza esta vida y el ser humano adquiere despertar.
¿Qué se puede vivir?
“¿Quiere volver a la tierra?”.
“Sí, pero ¿quién es usted?”.
“¡Soy Dios!”.
“¿Qué dice?”.
“¡Soy Dios!”.

“¿Puede darme un nuevo organismo?”.
“Sí, puedo hacerlo”.
“Entonces deme un nuevo organismo”.
“¿Para qué?”.
“Quiero convencer a mi madre y mi padre de que vivo”.
“Es posible, pero cuando esté allí ya no sabrá nada de esta vida”.
“¿Qué dice?
¿Ya no sentiré nada?”.
“Sentirá que puede vivir y que tiene que vivir, y que ‘Yo’ he hablado a su vida, no hay más”
“Deme un nuevo organismo”.

Este ser humano, como alma solicitante, se convierte en la tierra en “Moisés”, y ¡servirá a la “Casa de Israel”!
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Moisés preguntó lo que significaba la palabra “Dios”:
“¿Qué significa esta palabra, quiero decir, la palabra ‘Dios’?”.
“La palabra ‘Dios’ significa: espacio, inconmensurabilidad, ¡significa vida!
La palabra significa: amor.
Quien me busque encontrará la felicidad eterna.
Quien pueda aceptarme de verdad y quiera servirme llegará a conocerme...
Vivo en este espacio y puedo dar todo lo que usted desea, basta que me busque.
He venido a usted porque usted quiere servir.
Llegará a conocer el significado de Mi vida.
Dé Mi imagen a la humanidad en la tierra, cuéntele de su sabiduría.
No deje de seguir por el camino que ha emprendido y que lo conduce a mí.
El ser humano tiene que llegar a conocer a Dios.
Aquello en que usted vive, percibe y ve es el saber de Dios.

Toda la vida en el espacio me representa a mí como Dios.
Dios lo abarca todo, esta palabra les da el significado de Mi vida.
Por esta única palabra tiene una visión conjunta de su propia vida y la Mía, ¡todo está encerrado en ella!
Yo soy el universo, hijo Mío.
Soy la vida.
Soy el amor.
Estoy en absolutamente todo.
Soy luz y tinieblas.
Soy visible e invisible, y le hablo como ser humano aunque sea Dios.
Esto tienen que llegar a conocerlo los seres humanos en la tierra, solamente entonces verán Mi vida.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Para reencarnar, Moisés tenía que convertirse en “nacimiento”:
Quiere vivir el nuevo nacimiento: “Dame una vida, dame un nuevo nacimiento.
Déjame vivir otra vez, quiero servir”.
La fuerza de esta vida es tremenda.
Con la animación que tiene, se arroja al suelo en la naturaleza e implora una vida nueva, un organismo nuevo.
Naturalmente, el último sentimiento, la pizca de conciencia tendrá que llegar a la animación para este ser humano si quiere convertirse en nacimiento y reencarnación, en paternidad y maternidad.
Es lo que han... es lo que ha vivido esta criatura, pero aún no conoce las leyes.
Hay ahora leyes metafísicas hablando a esta conciencia.
Y por fin, a lo largo de este ir, de este sentir y pensar, del dolor de querer servir, de querer vivir, de querer trabajar para elevar hacia algo mejor a esas personas de allí, a su padre y madre, a sus hijos, a esta vida se le da desde el espacio una ley para que la viva y experimente, y esta conciencia se disuelve para los demás.
Conferencias 1, 1950

Moisés

Su nombre es Moisés.
Esta vida nacerá en la tierra como Moisés y formará parte de la Casa de Israel.
En este lado se ha seguido la disolución de esta alma en el mundo de lo inconsciente.
No fue Dios quien le habló, sino un ángel, un maestro en la vida eterna, una chispa de Dios consciente.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En la tierra, Moisés volverá a oír la palabra “Dios” y la reconocerá, actuará conforme al sentido de eternidad que vive en él.
Ha entrado conciencia espiritual en su vida.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Por medio de este ser humano, los maestros generarán milagros en la tierra, conocen las leyes astrales, se les ha concedido asimilarlas.
Desde el Omnigrado le alcanzó el encargo de ocuparse con todas las fuerzas de la concienciación de la humanidad.
Desde el Omnigrado le llegó la palabra “Dios”, el hombre de aquel que tenía que llegar a conocer y amar como un Padre y una Madre a Sus criaturas.
Desde el Omnigrado recibieron los datos de cómo llevar la fe en Él a la humanidad.
“Le habla la vida de Dios”, habían dicho los maestros del Omnigrado, y la séptima esfera había recibido sus palabras.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Bajo el mando de los maestros, Moisés y los suyos prepararían el camino para el maestro más elevado del Omnigrado.
A los seres humanos en la tierra se les conectará con el Omnigrado por medio de Moisés.
Lo alcanzará la palabra del ser humano que había vuelto a Dios y que había llegado a ser como lo quería Dios.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Si así se comprendería inmediatamente, por más sencillo que fuera para quien conoce las leyes cósmicas.
No obstante, sería imposible que los maestros le dijeran más cosas a Moisés.
¡No lo permitiría el grado de conciencia de la humanidad!
Tenían que tomarlo en cuenta.
Y lo que le darían por medio de Moisés de todos modos ya generaría una imponente revolución en las ideas de ese momento.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Lo que los maestros traen a la tierra es sabiduría terrenal y todavía no tiene nada que ver con la realidad divina.
Pero ¡vendrá más tarde!
Los profetas son inconscientes, pero reciben sus pruebas ocultas desde el otro lado.
Moisés recibe:
materializaciones.
Desmaterializaciones.
Fenómenos espirituales.
¡Moisés es clariaudiente y clarividente!
Moisés recibe la tarea de conducir la humanidad a la concienciación material.
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Dios quiere que Moisés convierta sus seguidores en luchadores.
Tiene que ser capaz de hacer la guerra contra los paganos, porque ya no falta mucho para que lo ataquen a él con su pequeña manada.
Entonces tiene que poder resistirse si no quiere que lo exterminen a él y los suyos.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros de este lado ven cómo crece la manada de Moisés.
La tribu no descansa nunca, se le ataca a diestra y siniestra, la aplastan, pero jamás se le destruye.
¡Los maestros velan!
Guían a Moisés y los suyos a través de todos los peligros, tienen la mirada hacia delante y pueden seguir en todo la vida en la tierra, ya no hay secretos para ellos.
Descienden en los líderes paganos, son los espectadores invisibles durante sus actos y así saben qué van tramando.
Así previenen a Moisés, y así este siempre les lleva ventaja.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Cada vez más personas se unen a él.
Sus milagros eliminan sus dudas, despierta en ellos la fe.
En el caso de varias personas se revelan dones espirituales, se hacen clarividentes y reciben visiones.
Estos videntes, hombres y mujeres, son un apoyo para Moisés en su dura lucha.
Los maestros no solo trabajan en hacer este pueblo grande y fuerte, y en hacerlo avanzar en el camino espiritual, también le dan inventos, elevan el arte.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
¡Corre mucha sangre!
Para poder existir y predicar hay que librar una lucha tras otra.
Los hijos de Moisés matan y son matados.
Muchos entregan su vida por la causa sagrada.
¿Entrarán en un cielo en el más allá? ¿Les espera allí una recompensa por su lucha y empeño?
Moisés no lo sabe, tampoco ahonda en ello, lucha y aprende y predica la existencia del Dios vivo todopoderoso, en el que ha aprendido a creer con todo su ser.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Cada vez más personas fueron uniéndose al grupo de Moisés:
Por el trabajo incansable de los maestros en el otro lado y de sus instrumentos en la tierra, empezó para la humanidad el elevarse en estado material.
Comenzaron a incidir en aquellos que estuvieran más abiertos.
Estos fueron ganando poco a poco en sentimiento, su yo mejor empezó a predominar cada vez más e hizo que se unieran a los otros que pensaban y sentían como ellos.
Cada vez más seres humanos fueron uniéndose con este núcleo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros condujeron a la humanidad a la luz por el único camino que les permitía el ser humano en la tierra:
Son ellos quienes conducen a la humanidad a través de la muerte hacia la vida, a través de las tinieblas hacia la luz.
Cuesta lucha y sangre, pero los maestros no pueden recorrer otro camino, ¡el ser humano mismo no lo admite!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Desengaño

Después de su vida en la tierra, Moisés hizo la transición al más allá:
Moisés entra en el mundo astral.
Muchos de sus hijos lo han precedido.
¿Dónde entrarán en la vida eterna?
¿Ocuparán un lugar a la diestra de Dios?
Han entregado su vida, han dado sus fuerzas para dar una fe a la humanidad, y para mostrarle el camino hacia Dios.
Para ello han cometido pecados y errores, han aplicado violencia y han matado a seres humanos.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero Moisés y los suyos no llegaron a una esfera de luz:
Moisés y las suyos destruyeron la vida de Dios, sus manos están manchadas de sangre, infringieron las leyes de Dios.
La consecuencia de esto es que no se les abrirán los cielos de Dios.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros acogieron a Moisés en el más allá:
Cuando Moisés cerró los ojos, cuando su alma se desprendió de su cuerpo, los maestros lo llevaron cargando al mundo astral.
Estaba profundamente dormido.
Tarda un poco en despertar.
Mira a su alrededor, intenta pensar.
Todavía se siente en la tierra, pero entonces comprende de golpe que ha muerto y que ha abandonado la tierra.
“¿Dónde está Dios? Dónde está Su luz?”.
Moisés ve que a su alrededor hay penumbra, se siente raro.
Todo sentimiento lo ha abandonado.
Las lágrimas le caen por las mejillas ahora que toma conciencia de su estado.
“¿Dónde estoy?
¿Me ha dejado solo Dios?
En la tierra me habló, me siguió en todo, y ahora, ¿dónde está?
¿Por qué luché? ¿Por qué corrió toda esa sangre?”.
Moisés no sabe de dónde le entran estos pensamientos.
No es consciente de que se le ayuda a pensar.
Una vez en la vida eterna está ante la tarea de desprenderse de la vida terrenal.
Le van surgiendo nuevas preguntas.
¿Dónde están sus seguidores?
Muchos lo precedieron a este lugar.
Los llama a gritos.
Entonces un ángel se le acerca y este maestro dice:
“¿Moisés?”.
“¿Quién eres?”.
“Soy una criatura de Dios, Moisés.
Te conozco”.
“¿Me conoces?
¿Dónde estoy, dónde vivo?”.
“En el mundo después de la muerte, Moisés”.
“¿Dónde está Dios? ¿Puedes decírmelo?”.
“Llegarás a conocer a Dios, Moisés”.
“¿Ha acabado mi vida allí?”.
“Han acabado tu vida y tu tarea, Moisés.
Has entrado en el mundo astral.
Has comenzado tu vida después de la muerte”.
El ángel enseña a Moisés su vida en la tierra y le dice para qué nació allí.
De cara a los hechos, Moisés tiene que aceptar las palabras del maestros, aunque le cueste creer.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Moisés volvió la mirada a su vida:
Ve nuevamente la zarza ardiente y todos los demás milagros.
Dios le da a él y su pueblo los Diez Mandamientos, y nada de este imponente suceso se ha perdido.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Ahora conoció a su maestro:
—Ves, Moisés, cómo fue la vida en la tierra para nosotros.
Yo también serví en la tierra y tuve que aceptar que no era Dios quien me hablaba.
Dios no habla como ser humano, Moisés.
Dios solo habla a nuestra vida de sentimiento en sentimiento, ¡en unión sagrada!
Fui yo quien le hablé.
¡Yo, a quien conoce como Abraham!
Se me había dado hablarle, ¡lo quisieron los maestros!
Usted me aceptará, Moisés, porque también eso lo quisieron los maestros.
Isaac y Jacob y los demás, viven aquí y usted se encontrará con ellos.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Fui yo, Moisés, quien te ha hablado como Dios y te mostró milagros.
Le di la clarividencia y el saber, y lo conecté con la zarza ardiente.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En la tierra no había comprendido los diez mandamientos:
Moisés y sus seguidores no comprendieron los Diez Mandamientos, aunque Moisés quisiera que sus seguidores los vivieran.
Pero ¿cómo era el estado de estos?
A pesar del saber espiritual y divino estaban ante la guerra, ante el asesinato y la destrucción.
En el momento en que Moisés recibió los Diez Mandamientos de las manos de su Dios, en realidad sus seguidores deberían haber suspendido su lucha, ¡un solo mandamiento dominaba a todos los demás, a saber: “No matarás”!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros más elevados le dieron esos diez mandamientos:
Los maestros más elevados de este lado le dieron los “Diez mandamientos”; fueron ellos quienes se le mostraban como ángeles.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Durante una noche informativa, Jozef Rulof contesta una pregunta de una señora en la sala sobre los diez mandamientos:
(Señora en la sala):

—Pero ¿entonces para qué se han dado los mandamientos, cuando sí que tenemos que atenernos al de “No matarás”?
También se puede leer que no tomarás el nombre de Dios en vano, ¿no?
Eso también forma parte de los mandamientos, ¿no?
—Mire, en los diez mandamientos, señora, sigue habiendo errores.
Y esos diez mandamientos los recibió Moisés, pero sus sentimientos aún están anclados en ellos.
No tomarás Mi nombre en vano.
Dios mío querido, querida gente, ¿qué quieren decir con eso?
Preguntas y respuestas 4, 1952
¿Qué dicen los diez mandamientos?
Moisés tuvo hermosos instantes en su vida, ¿verdad?
Ese rudo rebelde, Moisés era un rudo rebelde, y además de eso también el niño.
El Señor habló...
Sí, los maestros.
Nosotros tuvimos que...
Los maestros no podían actuar de otra manera.
Tuvieron que comenzar con violencia, porque el ser humano quería violencia.
Preguntas y respuestas 5, 1950
Más adelante, Jozef dice que a Moisés no se le podía dar más en esos tiempos:
Y Moisés recibió inspiración.
No vivió un desdoblamiento corporal, porque entonces lo habría sabido.
Pero no podía ser.
Y ¿saben por qué no?
A Moisés lo habrían...
Tanto tiempo después asesinaron a Cristo, ¿qué no le habrían preparado a Moisés?
Ya no podía entrar, señor.
Preguntas y respuestas 4, 1952
Nadie dominaba a Moisés en su tarea en la tierra:
Ahora miras en tu propia vida, Moisés.
Eran tus propios deseos los que te hicieron volver a la tierra para llevar a cabo una tarea.
Nadie te obligó, si no habías ido, de este lado a millones de otros les habrían gustado llevar a cabo la tarea.
Por tanto, ni una sola alma ha dominado tu vida o te ha llevado hacia actos que iban en contra de tu ser, para Dios no es posible.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Moisés actuaba conforme a sus propios deseos:
Por cierto, no eras capaz de actuar de otra manera que la que elegiste, ¡te orientaste por el deseo y el saber en tu interior!
¿Todavía querrías volver para hacer de maestro aquí en la tierra, y de ser necesario, hacer la guerra?
Tu sentimiento dice no, ahora quieres continuar y elevarte más, o tu vida estará detenida.
También puede hacerlo con las experiencias que acumulaste.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Ya había vivido muchas vidas:
Hubo un día en que fuiste rey de un pueblo pagano, y en vidas posteriores, esclavo de aquellos cuyos cuerpos hiciste quemar algún día.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero en esas circunstancias desgraciadas empezaste a pensar, entonces despertó en tu interior el deseo de desterrar la miseria del mundo y de proveer al ser humano de felicidad.
Esos deseos de servir hicieron que se te concediera volver a nacer aquí en la tierra.
Si has podido seguirme en todo, Moisés, tiene que quedarte claro que antes todavía no había luz espiritual en ti.
Solo poseías el mero deseo de servir.
Pero ahora se ha vivido el servir, y ha llegado a haber luz en ti.
Ahora tienes sintonización con una esfera por encima de aquella en que moraste antes de tu última vida terrenal.
Todavía no puedes entrar en ese esfera de luz, en el primer cielo de nuestro lado.
Primero tienes que tomar conciencia de tu estado y enmendar lo que se hiciste mal.
No vivía en ti el sentimiento de asesinar, Moisés, ni encontrabas placer en la destrucción.
El sentimiento de amor residía en tu vida, pero este amor todavía era material.
Ahora asimilarás el amor espiritual y después podrás entrar en tu cielo, cuya luz creaste tú mismo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero primero, vuelvo a decírtelo otra vez, tienes que enmendar todo, incluso un pensamiento equivocado tiene que ser enderezado.
¡Ahora están (estáis) tú y tus seguidores, toda la vida de Dios, ante esta ley divina!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

La llegada del Mesías

Moisés preguntó si se le concedía ver la primera esfera de luz:
—¿Se me concede ver los cielos, maestro?
—Ven conmigo, Moisés, te mostraré lo que te espera.
El maestro lleva a Moisés a la primera esfera.
Dice:
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Se me concede mostrarte esta santidad debido a que tú has sintonizado tu vida con las leyes de este mundo, o ni siquiera sería posible.
Esta esfera surgió debido a que millones de almas comenzaron con una vida más elevada.
Esta gente ya no está abierta al mal, no pueden cometer injusticias, sus almas se negarían.
Ellos no podrían haber completado tu tarea.
¿Lo entiendes?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Moisés sabía ahora cómo podía alcanzar las esferas de luz:
Ahora Moisés sabe que solo haciendo el bien, únicamente por el amor puede acceder a las esferas de luz.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Moisés servía a la humanidad:
Con todas las fuerzas que albergaba, Moisés servía a la concienciación espiritual, no de una tribu, sino de la humanidad.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La mayoría de los demás soberanos terrenales se servían únicamente a sí mismos:
Sus gobernantes terrenales sirven a su pueblo, pero la mayoría de las veces, solo a sí mismos.
Si siguieran el liderazgo de Moisés, habrían representado en verdad a Dios y a Cristo y los maestros.
Ahora tienen que aceptar que su trabajo no tiene relevancia espiritual, aunque sirvan a su propio pueblo y reciban la ayuda de los maestros al hacerlo.
Su servir es terrenal, material, pero no espiritual como algún día el de Moisés.
Entregaron sus fuerzas para elevar el bienestar material de sus países, pero predicar esto no puede contentar a un verdadero líder.
La concienciación espiritual de la humanidad es infinitamente más interesante que el bienestar material.
¡Y precisamente para esto entregan todo lo que tienen Moisés y los suyos!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Moisés comprendió ahora cómo trabajan los maestros para la humanidad:
Moisés comprende.
¡Ve delante su propia sintonización vital y observa que a la humanidad jamás se le ha dejado sola!
Otros continúan su tarea.
También puede echar un vistazo en el lejano futuro y ve cómo los maestros del otro lado intervendrán cada vez más en la suerte de la humanidad.
Si quiere, puede volver a participar en sus planes.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La tribu de Moisés se fue ampliando:
Y se va desarrollando la tribu de Moisés, cada vez más seres humanos alcanzan la fe y a Dios.
Y un profeta tras otro llega ahora a la tierra y resulta de sus palabras que están por suceder cosas grandiosas.
Se dice que el Mesías vendrá a la tierra.
La gente se pregunta cuál es la intención de Dios.
¿A dónde conducirá esta llegada la vida?
Se puede prestar testimonio acerca de los profetas, que su sabiduría sobrepasa la de Moisés.
Ya penetran más profundamente en la vida de Dios, y continuamente analizan con más exactitud las leyes sobre las que hablan.
Sermonean a sus oyentes sobre un Dios de amor y estos empiezan a tener la esperanza de que algún día habrá sosiego y paz en la tierra.
Sí que entienden ya que es posible una vida más elevada.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Y ahora Moisés también adopta una tarea astral para la humanidad:
Moisés como personalidad astral va conduciendo la vida en la tierra a través de muchos peligros, hacia arriba, a la luz.
También él habla ahora a la humanidad como Dios.
Al igual que su maestro, Moisés ve mucho más allá; sabe que todavía pasarán muchos siglos para que la humanidad sea consciente y conozca a Dios en Su ser y creación.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Incluso hasta en la última guerra mundial continuará con su tarea:
Según ve, él, Moisés, asistirá a sus hijos en su última y horrenda lucha, y los conducirá a la victoria final.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941