Hitler -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘Hitler’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presuponen la lectura previa del artículo ‘Hitler’.

País de odio y poder

Crece el odio de Alemania.
El pueblo seguro de sí mismo ya no puede soportar más la humillación.
“Maldito sea Versalles.
Fuera protocolos, fuera, fuera todo lo que quisiera ir en contra de la elevación de Alemania.
Fuera diferencias que no hacen más que crear división, fuera debilidad y patetismo.
Allí tiene que llegar a haber dureza y la voluntad y el valor de aupar Alemania, la gran, sagrada Alemania, para sacarla de su decadencia, y de borrar la infamia que se le ha impuesto como vencida.
Tiene que llegar a haber unión entre el pueblo de la tribu alemana, porque entonces será capaz de arrojar de golpe el pesado yugo y exigir un nuevo, gran papel en los sucesos mundiales”.
Así habla el hombre que quiere despertar a Alemania a sacudidas y hacerla fuerte y poderosa.
El mundo llega a oír de él, pero no reacciona ante sus palabras.
No comprende lo que está creciendo allí en Alemania.
No ve ningún peligro y duerme su sueño tranquilo.
Alemania ha sido vencida, jamás será capaz de hacer su guerra.
Así piensa el ser humano, y esto muestra con sobrada claridad lo grande y profunda que es su conciencia...
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro Zelanus analiza la proporción de los distintos grados de los sentimientos que poseen los seres humanos en Alemania en el momento en que Hitler llegó al poder.
Usó el término “Israel” para la parte de la humanidad que ya quiere convivir en paz y que quiere trabajar en el progreso espiritual:
Si la masa en Alemania hubiera estado a favor de (la Casa de) Israel, Adolf Hitler no habría podido levantarse jamás.
Pero solo el treinta y cinco por ciento del pueblo alemán pertenece a (la Casa de) Israel, el resto consta de cuarenta por ciento de inconscientes, es decir: conscientes ni en el bien ni en el mal, mientras que Hitler y los suyos conforman el otro veinticinco por ciento.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro Zelanus arroja su luz sobre la masa influenciable, a la que en la cita aquí abajo llama “criaturas inconscientes”, que con su cuarenta por ciento de la población ayudaron a que Hitler llegara al poder, por seguir su discurso diabólico:
Esas criaturas inconscientes quieren que se les guíe y mande, anhelan hermosos uniformes y distinciones, y Hitler, que los intuía con precisión, les dio todo esto y les prometió incluso más cosas hermosas.
¡Fue esta especie inconsciente la que le aseguró a Hitler la mayoría y el poder!
Cada pueblo tiene semejante masa incolora.
En tiempos tranquilos, guiada por un porcentaje mayor de benevolentes, es inocua.
Sin embargo, se vuelve francamente peligrosa en una situación como aquella en que se encontraba Alemania.
Incapaz de pensar por su cuenta, fácil de engatusar con promesas, esta masa era un instrumento dócil en manos de un demagogo como Hitler.
Esta especie hacía exactamente lo que él quería, levantaba las manos con entusiasmo y diligencia, repetía como un loro las palabras que le iba ensañando y se sentía completamente feliz al hacerlo.
Esta masa fue disolviéndose en las filas de los secuaces de Hitler, consiguiéndole así la mayoría de votos necesaria.
Parado encima de sus hombros, Hitler pudo entonces entrar al parlamento y hacerse proclamar canciller y líder del pueblo alemán.
Mientras que Hitler y los suyos iban enfilando una guerra y trabajaban febrilmente en el rearme, prometió el oro y el moro a quienes le allanaban el camino.
Un viaje alrededor del mundo, una casa propia, un coche, todas cosas placenteras que pueden hacer más agradable la vida y que pertenecen a los ideales de casi cualquier ser humano.
Todo esto lo recibirían siempre que creyeran en él con el corazón firme y estuvieran dispuestos a dar todas sus fuerzas para la capacidad de resistencia del nuevo reino milenario.
Escuchen cómo habla sobre la maldición de Versalles, que va a anular, escúchenlo cuando habla con voz de trueno sobre su inquebrantable voluntad de luchar por la libertad y la grandeza de la nación alemana.
Los cautiva con su lenguaje ardiente y petardeante y con la fuerza de su personalidad, contienen la respiración al contemplar tanta desenvoltura.
Habla hasta volver loca a esta masa sin alma y la eleva en la sintonización de vida de él y los suyos.
Empiezan a verlo como un ser especial, un genio sobrenatural, incluso como una deidad.
Es el milagro que le ha enviado la Providencia.
Es muy natural que en estas manos semejante tipo de seres humanos inconscientes y apáticos se conviertan en un poder estúpido y necio, que hace que se vuelva realidad cualquier plan, por terrible que sea y por grande que sea su alcance.
Y estos arlequines no saben lo podridamente malo que es el núcleo por cuya orden llevan a cabo sus trucos.
Sí, cuando de pronto se ven en la horrenda realidad y se desata la guerra, la guerra que hasta ahora era una deliciosa y peligrosa palabra con que se podía jugar agradablemente, sí, entonces la especie inconsciente se asusta un momento, se queda desconcertada porque el juego en el que participaron con tanta alegría infantil resulta ir mortalmente en serio.
Solo es un breve instante, justo el tiempo que le hace falta a Hitler para aclararles lo que les puede traer una guerra en cuanto a fama, insignias y poder.
Entonces vociferan más enérgicos que nunca el “Sieg Heil” y hacen sonar las botas con todavía un poco más de fuerza, lo que queda masculino y belicoso.
¡Es sobre las espaldas de estas guadañas diabólicas que Hitler predica el evangelio germano del odio y la destrucción, ordena al pueblo alemán a volver a la era prehistórica y lo obliga a hacer la guerra, que traerá una miseria indecible sobre su pueblo!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Ningún genio

En la tierra se habla de genios:
A las personas que logran algo grandioso para la sociedad se les llama en la tierra genios.
La masa los tiene en alta estima y en ocasiones los llevan en palmillas.
Sin embargo, para nuestra vida estos genios terrenales solo tienen relevancia si conducen la vida de Dios hacia arriba, si sirven a la vida interior, por lo que despierta la vida del alma.
Aquellos que actúan de otra manera no se merecen el nombre de genio, o se les tendría que llamar genios en el mal.
¿Cuánta miseria no se ha vertido sobre la tierra ya por el genio terrenal?
Ahora los pueblos por fin se dan cuenta de que los genios en el mal no tienen relevancia ni se merecen adulaciones.
Este tipo de genios, a los que pertenece Hitler, son diabólicos y conducen la vida en la tierra al abismo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler y los de su especie eran dictadores, no genios:
Estos dictadores son inconscientes, cortos de miras y espiritualmente vacíos.
No son genios.
Un genio que hoy es victorioso y mañana lo vuelve a perder todo no es un genio.
Con que solo hubieran tenido un poco de conciencia de las leyes de Dios, si hubieran sentido una pizca de amor por su propio pueblo, jamás habrían optado por la guerra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Por eso los dictadores son seres humanos sin intuición, para nuestro mundo son semiconscientes, para la tierra son dementes conscientes.
Quieren ser infalibles y van poniendo un error encima de otro.
Quieren dominar, pero no se conocen a sí mismos, ni las leyes por las que viven y por las que recibieron la vida.
Ofrendan la sangre de millones de almas, pero no piensan en el sufrimiento de esos hombres, mujeres y niños, en todos ellos no hay más que el sentimiento de hacer historia.
Lo que ocasionan es desgarrador, ¡y se llaman los genios de la tierra!
Les dije: para nuestro mundo son dementes que se burlan de la vida de Dios y acaban con ella.
Son los más miserables entre los pueblos y los más pobres de espíritu en el espacio.
Son sordomudos y ciegos ante la luz de Dios, o jamás habrían sacrificado tanta sangre por puro deseo de poder.
No son profundos, estos autócratas, porque el insecto más insignificante los cala con la mirada.
Son hienas puramente materiales, aunque humanas, que reinan por el bien de sus propios deseos, pero que desconocen el significado de la vida terrenal de cara a Dios.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro Zelanus pide al lector que examine cuidadosamente los sentimientos y pensamientos de los dictadores, para que se le imponga el algo espiritual a su naturaleza de vampiro:
Vamos, síganlos en sus pensamientos y sentimientos.
La humanidad no ha sido capaz de eso nunca todavía.
Sin embargo, se está volviendo urgente.
Ahora los pueblos tienen que imponerles el alto espiritual o se volverán a levantar entre ustedes, y los conducirán a ustedes y a los suyos al matadero.
Los succionan a ustedes hasta dejarlos vacíos y se beben su sangre, así logran ser genios (en el mal).
Pero ¿no es demente tener que seguir experimentando que esta gente mancilla sus pensamientos y su conciencia?
Ya no han de tener las riendas estos charlatanes de la humanidad.
Ya ven cómo dejan las cosas, ¿no?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro Zelanus comenta la irradiación tóxica de Hitler:
¿No conduce sus vidas hacia las tinieblas, con toda la miseria relacionada con eso?
¿Es un espíritu de amor?
¿Ama la vida de ustedes y de los suyos?
Ni él ni los suyos perdonan nada de la vida de ustedes, quieren tener el poder en sus manos y agrandarlo.
Cueste lo que cueste, para ellos siempre se trata exclusivamente de ellos mismos.
Es estúpido e ingenuo seguirlos, ¡solo los borregos son capaces de hacerlo!
Adolf Hitler se siente atraído al niño.
Pero ¿por qué?
Con intenciones falsas entra se fuerza la entrada a esta vida y quiere mostrarles a ustedes cuánto no ama a los seres humanos.
El pueblo lo ve como el cordero de Dios, pero el otro lado lo cala.
Se puede observar la irradiación venenosa del Führer.
En las caricias del niño se refleja lo grosero y diabólico de su propia vida.
Ese ingenio satánico privó al pueblo alemán de toda crítica, y así violenta todavía más la criatura alemana.
La abraza, y pocas personas reconocen el vampiro en él.
Aplica el “Que los niños vengan a mí”, pero enseguida estrangula los sentimientos.
Lo que llega a nosotros de su vida es perdición animal, pero hay millones de personas que no lo perciben.
La criatura alemana lo toma en sus brazos y a la vez se disuelve en sus ideas satánicas.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

El ser más bajo en el espacio

Por el mal más profundo que cometió, Hitler se echó encima un karma enormemente grande:
El hombre del mal más hondo en el espacio juega a ser verdugo de ustedes y los suyos, de la masa y la humanidad.
Pero eso es cosa suya.
¡Dios vigila!
Seguramente que ya habrán entendido lo horrible que es su karma, porque la guerra aún no ha terminado.
Esta alma es una sola chispa de Dios, se encuentra frente a billones de almas y chispas y libra una guerra contra ellas.
Con que esta persona inconsciente solo hubiera pensado un poco, las estrellas y los planetas podrían haberle dicho que en este siglo tiene que perder el mal.
Pero es lo único que sabía hacer el verdugo de la humanidad.
Este hombre no violó una sola ley, sino millones.
A esta alma le parece que Cristo no tiene importancia alguna.
Y así es como este hombre suelta sus zarpazos donde pueda, pero cuantos más sean, ¡más hermoso será el Siglo de Cristo que despierta ahora!
Esta alma no sabe que alcanzará lo contrario de lo que pretende, esta alma desconoce los Diez Mandamientos, las diez leyes de Dios para todo lo que vive carecen de sentido para ella.
Este yo vacío todavía tiene que despertar.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler sintonizó con el grado de los sentimientos preanimal de la era prehistórica:
Todas estas personas tienen sintonización con la era prehistórica y no tienen lugar en el propio siglo de ustedes.
Eso ha sido vivido ahora por toda la vida en la tierra.
Los sentimientos prehistóricos no significan nada en el Siglo de Cristo, ¡es desintegración!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Caifás y el pueblo judío

Hitler era la reencarnación del sumo sacerdote Caifás, que condenó a Cristo a la muerte en la cruz:
Llega el momento en que Caifás recibe un nuevo cuerpo.
¿Cómo será su vida ahora?
¿Qué le tocará vivir ahora a esta vida del alma?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler mismo ignoraba esto:
Sentía sin duda alguna su propia vida, pero no sabía nada de lo que pertenecía a su subconsciente.
Sin embargo, su vida del alma albergaba varios mundos de los sentimientos, fuerzas y conocimientos que han formado su personalidad y que lo convirtieron en el ser humano que contempló la luz vital en los tiempos de ustedes.
Él fue construyendo esos mundos de los sentimientos en la vida y tuvo que aceptarlos cuando entró en la nueva vida en la tierra.
Algunas personas se hacen artistas, otros clérigos, y otros más se sienten atraídos a la ciencia.
Este hecho nos hace aceptar que cada alma tiene en el espacio su propio destino cuando comienza el nuevo nacimiento.
Desde el origen de la creación hemos podido seguir que al ser humano no se le daba nada, sino que él lo asimiló todo.
Por nuestro trabajo y las experiencias que fuimos teniendo ganamos sentimiento e intuición.
Cuando hayamos elevado un rasgo por una potente animación, pues, nuestra personalidad hablará más y más.
También es así de cara a un pedazo de trabajo que tuvimos que dejar atrás cuando nos llamó la muerte.
Aun así, esto siguió perviviendo en nosotros como sentimiento cuando entramos al mundo de lo inconsciente y esperábamos allí el nuevo nacimiento.
Y cuando recibimos entonces una nueva vestidura material, sentíamos que se nos infundía alma.
Vivía en nosotros el sentimiento por algo, y ese algo solo podía ser aquello que tuvimos que dejar atrás en nuestra vida anterior.
Y conforme fueron amontonándose los años y nuestra conciencia fuimos continuando el trabajo y lo terminamos.
Cuando este sentimiento por el arte o la ciencia se manifiesta, pues, se habla en el mundo de ustedes sobre intuición innata.
Sabemos sin embargo que no es nada más que la vuelta del alma al pasado, en la existencia anterior.
Esto, por supuesto, también vale para Adolf Hitler.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El odio en los sentimientos de Hitler se volvió a atizar en la Primera Guerra Mundial:
Participa activamente en la guerra de 1914-1918.
Incluso más que en sus años de niñez llega a conocer la pena y el dolor, y aprende a odiar con incluso más intensidad.
Vive la perdición de su pueblo y en esos años despiertan sus sentimientos.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Empezó a albergar odio contra la vida de muchos otros:
Pero también hay remordimientos viviendo en él, es una fuerza que no conoce, pero que lo domina en su vida.
Quiere llegar a conocerse a sí mismo y su conciencia; los sentimientos en él, los que lo empujan, son más fuertes que él mismo.
Y cansado de luchar se entrega por completo a ellos y desfoga su odio y pasión.
Empieza a albergarlos para miles de circunstancias, sí, odia la vida de otros pueblos, sobre todos los ingleses, pero también esto tiene a su vez relevancia.
Su pasado domina esta personalidad.
Lo lleva con él, como lo hace cada alma.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
El maestro Zelanus siguió las vidas anteriores de Hitler para poder interpretar su lugar en la evolución de la humanidad.
Conozco a esta alma, porque lo seguí en esta vida y en sus vidas anteriores.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
¡Adolf Hitler es Caifás!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Por el poder adquirido, la miseria que Hitler había experimentado en sus vidas anteriores llegó a tener juego libre y se degeneró en odio y violencia:
Caifás nació en el lugar correcto.
Como Adolf Hitler se convierte en el verdugo de la humanidad.
Dentro de este ser humano pasa un sinfín de cosas.
Por los horrores que desencadena atrae a los demonios del infierno.
Y ambas personalidades, la de Caifás y la de Hitler, se disuelven en ese infierno.
Caifás quiere ahuyentar a los judíos y enseñarles de esta manera, no quiere ir más allá, ni siquiera es capaz de eso.
Pero despertó así las pasiones de Hitler.
Caifás ya no puede detener los tiempos en que vive, ya no puede parar el deslizamiento de tierras que ha desencadenado.
Ahora Caifás intenta salvar lo que se pueda, pero ya no puede detener a Hitler.
Este siente en su interior pasión y violencia, quiere destruir la humanidad.
La difamación, el dolor, la lucha, la miseria que ha ido juntando en muchas vidas se abren camino y se disuelven en odio y violencia.
Hay miles de rasgos fermentando en este ser humano, atrae así la violencia de la selva.
Ahora ya no puede desprenderse de los demonios del infierno, los mantienen en su poder a él y a los de su propia especie, sus terribles ayudantes, y se desfogan por medio de él y los suyos.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Caifás como Hitler estaba podrido de maldad:
Estás podrido, eres el mal putrefacto.
Caifás, ¡despierta!
Tus pensamientos sucios, tus sentimientos de odio te sintonizan con las tinieblas”.
Conferencias 3, 1952
Caifás y Hitler quisieron detener el desarrollo de la humanidad:
Pero Adolf estaba ante Caifás, y este estaba ante el desarrollo de la humanidad, que sin embargo era el asesinato del amor, de Cristo.
Otra vez más ante la misma decisión.
Y entonces vino Hitler.
Preguntas y respuestas 6, 1951

Parar a Hitler

Los maestros se encargaron de que Hitler no pudiera ganar la Segunda Guerra Mundial:
Debido a que esta guerra no solo alcanza los seres humanos en la tierra, sino incluso los maestros de las esferas más elevadas, colaboran a su manera en llevar a buen puerto esta gigantesca lucha.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Sin los maestros, se habría derramado todavía mucha más sangre:
Los maestros lo abarcan todo con la mirada, se esforzarán por ahorrar la mayor cantidad de sangre posible, o no quedará ni un solo ser humano de los millones que están involucrados en la lucha.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler atacó:
Alemania arrolló a Polonia.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero en el momento de la verdad, los maestros se encargaron de que Hitler no se abriera paso hasta Inglaterra:
Alemania invade Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y Francia, y despedaza esos países.
Todo ocurre de manera tan sorprendentemente rápida que sorprende incluso a Hitler.

Ahora duda: ¿atacará enseguida a Inglaterra?
¡Si lo hace esta, estará perdido!
Pero los maestros velan.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Durante una noche informativa, Jozef Rulof cuenta que dos años antes de usarlos contra Inglaterra, Hitler ya tenía sus cohetes V2.
Hitler esperó con esto porque los maestros lo habrían inspirado a hacerlo:
Han oído ustedes, y pueden controlarlo ahora, por ejemplo los hechos que el maestro Zelanus cuenta en ‘Los pueblos de la tierra’, allí dice: “A Hitler le inspiraban siempre los poderes más elevados y los demonios”.
Pero los poderes más elevados también lo agarraron a él.
Porque el (cohete) V2 ya lo tenía desde hacía dos años, según oí ahora de un inglés, de un general, dice: “Ya los tenía listos desde hacía dos años”.
Pero lo pospuso por una visión y por la providencia, él lo llamó así.
Dice: “La providencia me dijo anoche: ‘Nada de eso, a esperar y entonces podrás estar seguro’”.
Pero con esa espera lo precipitaron de mal en peor, porque cuando transcurrieron esos dos años...
Si hubiera recurrido de inmediato a esos V2, no habría quedado nada de Inglaterra.
Así que lo bueno, lo puede usted controlar ahora, lo agarró unos instantes.
Pero también lo malo.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Los maestros intensificaron el miedo de Hitler ante la imponente Rusia, por lo que Hitler y Stalin empezaron a luchar el uno contra el otro:
Y el bien y el mal, grados de conciencia, vencieron juntos aquella cosa animal, eso que desintegra, que destruye; que tenía que ser vencido.
Si Stalin —eso viene allí— y Adolf Hitler hubieran comprendido sus tiempos, y si se hubieran comprendido a sí mismos, a su pueblo, entonces esos dos autócratas habrían dominado el mundo.
Pero no iba a ser así, no iba a ser así.
Y ¿de qué forma tan sencilla... qué cerca de esa personalidad no estaba esa posesión, no vivía este espacio?
Pero iban a enfrentarse.
Y en los libros también pueden leer, porque esa es la hora de la verdad: no harás eso, y no harás aquello, e irás por aquí y por allá.
Si Adolf Hitler hubiera dicho en tal y cual época: “Voy a seguir”, habría vencido en dos meses la India colonial e Inglaterra y todo.
Pero ¿qué hizo?
Se tomó un descanso.
Tomaría un descanso; ¿entienden?; infusión de alma, de nuevo.
Si analizamos esos libros, los llevaré conmigo a Chamberlain, a Churchill, a la gente que llevaron a cabo una tarea para la humanidad durante estos años.
¿Creen que esa gente, estas personalidades, no estaban inspiradas?
¿Creen que Churchill, que Chamberlain, que esa otra gente, Roosevelt, que podrían haber erigido esos sentimientos por sus propias fuerzas frente a millones de problemas?
(Señor en la sala):

—No.
—Había maestros por todas partes, en todas partes había inspiración.
Allí había un maestro procedente de esa esfera.
Stalin, Hitler, Roosevelt, Churchill, a esa gente se le había infundido alma, estaba en manos... desde hacía miles y miles de siglos... en manos de maestros, de ustedes, y de sus madres y de sus padres, maestros que servían a Cristo (véanse los artículos ‘Hitler’ y ‘Evolución de la humanidad’ en rulof.es).
Preguntas y respuestas 5, 1950
Hitler dudó si tenía que atacar Rusia para eliminar ese peligro para su poder:
Adolf Hitler tiene la mirada puesta en Oriente.
¿Cómo tiene que actuar ahora?
Hay duda en el Führer.
Ha resuelto con rapidez y audacia los problemas que hasta ahora iban de la mano de la guerra gigantesca, puesto que se sabe animado y protegido por la Providencia.
Pero allí se levanta delante de él, más amenazante que nunca, el oso ruso.
¿Empezará la lucha con él?
¿A dónde lo conducirá una guerra con Rusia?
¿Qué sabe de este país misterioso e inmenso, que parecía impenetrable para cualquiera que quería saber más sobre los planes de los mandatarios del Kremlin?
¿Es fuerte?
¿Es igual de fuerte que su país?
Aun así, tiene que alcanzar una decisión, jamás podrá llevar a cabo sus planes tranquilamente con este peligro inminente a sus espaldas.
El Führer se aísla para meditar.
En la soledad quiere oír con fuerza y claridad como le habla la Providencia.
Hasta ahora, sus sentimientos y pensamientos han sido correctos.
Sus éxitos abrumadores han demostrado cuánto pudo confiar en su intuición.
Al meditar, quiere enterarse de qué camino tiene que recorrer ahora.
Van pasando los días y las noches, y Adolf Hitler espera los datos que la Providencia depositará en su interior.
Ya percibe que se le está colocando ante grandes sucesos.
También ya recibe los sentimientos de cómo tendrá que actuar entonces; pero el Führer no hace las cosas a la ligera, una y otra vez controla sus sentimientos.
Por las noches no soporta estar fuera de casa; en la hora en que tiene que tomar decisiones tan invasivas y dramáticas no puede dormir.
Se va al bosque.
El Führer se encuentra nuevamente ante el espacio, ante la providencia.
Habla para sus adentros.
Por encima de él vive Dios.
También ahora tiene que recibir su ayuda desde esa inconmensurabilidad.
Sus pensamientos se extravían por todas partes.
Ahora se siente como algún día se sintió Cristo en el jardín de Getsemaní.
De pie en la noche, sus pensamientos van hacia Cristo, en quien anteriormente ha pensado solo raras veces en su vida.
Sintoniza con el ser humano divino, como este, dejado a Su suerte en la soledad del jardín, dio a conocer grandes sucesos venideros.
Adolf Hitler piensa en esto, sin que haya en él ni rastro de lo imponente y sagrado que vivía entonces en Cristo.
Solo ve una coincidencia, también él está solo y lejos de la gente, y también él está ante grandes sucesos, más grandes que los de Cristo.
El Führer mira la constelación de las las estrellas, con los brazos cruzados, y sondea la incomensurabilidad.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Y entonces hay un maestro que refuerza los sentimientos de Hitler de que Stalin constituye un gran peligro para su dominio mundial.
Ese maestro ya había sido inspirado antes como Moisés para que las fuerzas destructoras en el mundo no llegaran a ser las que mandaban.
No obstante, Hitler piensa que es la providencia:
También recuerda las palabras que Cristo dijo a Sus apóstoles adormilados: “¿No pueden (podéis) velar una hora conmigo?”, pero pronto el Führer se sacude estos pensamientos de encima.
¿Acaso necesita a alguien?
Y su vida tiene más relevancia que la de ese ser humano extraño al que allí en Jerusalén se clavó en la cruz.
Ahora Adolf Hitler también piensa que podría ser como el Mesías, su gran pueblo lo ha aceptado hace mucho ya como una deidad.
¿No se creó el espacio para él y su pueblo?
¿No le obligan los hechos a creerlo?
¿Bendeciría la Providencia las armas alemanas de manera tan visible y eficaz si no estuviera dispuesta a poner la hegemonía mundial en sus manos?
Pero él tiene que demostrar que es digno de ella y apartar del camino heroica y determinadamente las dificultades que se vayan presentando.
Ahora el Führer sabe cómo actuar.
La Providencia habló en su interior, en él vive la inspiración verdadera, su intuición es infalible.
Todavía no puede desprenderse de esta noche silenciosa, con las manos en la espalda da unas cuantas vueltas más, construyendo sus planes.
Adolf Hitler está listo para actuar.
Pero no ve la figura luminosa a su lado.
Es Moisés, que estuvo a su lado a lo largo de todas estas horas y que lo obligó a tomar sus decisiones.
Y mientras el Führer sigue hilando sus pensamientos, Moisés y los maestros del otro lado se van planeando hacia el frío, inhóspito país de Jozef Stalin.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros sabían que en la Segunda Guerra Mundial, Rusia tendría que ayudar a Inglaterra y a Estados Unidos para detener juntos a Hitler:
Cuando los pueblos de la tierra dormían tranquilamente y descansaban de la guerra de 1914-1918, los maestros ya estaban en Rusia, y conectados con Stalin.
Ponían en él el pensamiento de elevar hasta alturas sin precedentes el rearme de su país.
¿Cómo, pues, inspiraron los maestros del otro lado a Rusia?
Rusia, que predicaba la revolución mundial, que quería subyugar a los pueblos de la tierra y quería auparlos en su propia vida?
¿Cómo puede el otro lado ayudar a Rusia?
El otro lado comprendía el estado, sabía que la humanidad se encontraba ante la última guerra y la más horrible de todos los tiempos.
En esa lucha final, Rusia tendría que ayudar a Inglaterra y Estados Unidos para destruir el monstruo alemán con todas sus cabezas, porque (la Casa de) Israel no sabría hacerlo por sus propias fuerzas.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Rusia y Alemania seguían aspirando al dominio mundial:
Y estos dos pueblos grandes persiguen la misma meta: el dominio de la tierra.
Su mentalidad pagana no permite que persigan este ideal como amigos.
El uno no soporta al otro, con la consecuencia de que aspiran a la destrucción del otro.
Los maestros conocen la mentalidad de cada pueblo, previeron hace siglos ya que llegaría a haber una lucha.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La lucha entre estos soberanos tenía que encenderse en la última guerra mundial, para que después del Siglo de Cristo pudiera dar sosiego a la humanidad:
Les será difícil imaginarse lo que le tocaría vivir al mundo si los paganos se reunieran para enfrentarse al resto del mundo.
Los pueblos no habrían tenido sosiego, porque en el punto álgido de su poder y con el mundo a sus pies, se abalanzarían unos encima de otros para determinar quién podría llamarse el soberano del mundo.
La lucha entre los paganos tenía que llegar en la última guerra que haría (la Casa de) Israel, o el Siglo de Cristo todavía no podría comenzar.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Sin la dirección de los maestros, la miseria habría durado muchísimo más:
Pero sin su liderazgo consciente las pasiones inferiores que hacían de las suyas en el ser humano le traerían miseria más horrenda y terrible, y ¡y esta miseria habría durado muchísimo más!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941

Después de la última guerra mundial

Por las guerras, la masa se da cuenta de lo malo que tiene una guerra:
Al comienzo de lo que se trataba era de dar así, a la larga, paz y sosiego a los pueblos.
Esta lucha estaba en manos de los maestros.
Sabemos ahora que para ellos se trataba de lograr que los pueblos se unieran.
Mientras la masa ve lo equivocado de una guerra y ansía tranquilidad, los dictadores no aprendían nada de las guerras, incluso convertían a la lucha en un instrumento en sus manos que les dará poder y fama.
Sin embargo, vivirán que se destruyen a sí mismos si lo que ellos quieren realizar afecta la meta de los maestros.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La mayoría de los seres humanos en distintos países todavía no sentían repulsión por la guerra en 1939:
¿Por qué no se opone la masa a las horripilantes órdenes de sus líderes?
¡Porque todavía no les horroriza la guerra!
Pero ni siquiera si fuera el caso desistirían de observar fielmente las órdenes.
Es porque la masa sigue sintiendo, pensando y actuando como un borrego.
Lo que sí comprende ya algún individuo todavía no forma parte de la conciencia de la masa.
No obstante, llegará el día en que también ella aprenderá a actuar más conscientemente y entonces, si fuera necesario, se atreverá a privar a sus gobernantes del poder de sumergir a millones de seres humanos en la miseria.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Por Hitler, el mundo aprendió cómo no hay que hacer las cosas:
A ustedes y a esta los conduce hacia arriba, porque por él aprenden que así no hay que hacer las cosas.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En realidad, así se ha construido así toda su historia, porque por medio de la pena y el dolor llegó a haber despertar en ustedes.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La masa, sin embargo, ganó en conciencia y va a empezar ahora otra vida.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Si Hitler no hubiera liderado la insurrección del pueblo alemán, otro lo habría hecho decenas de años después:
Pero ese núcleo, ese amor, por el que Cristo nació ahora, por el que Cristo lo dio todo, por el que surgió ese universo, por el que surgieron esas leyes, por el que habló aquel núcleo, conscientemente, como si dijéramos, a la personalidad Adolf Hitler, a Caifás.
Si Caifás hubiera...
Porque no aprendió nada en esos años.
Entre Jerusalén, entre el instante en que Cristo estuvo delante de él y ante la decisión de “Voy a hacer esto y lo otro”, Caifás volvió a estar ante ese acto: el bien o el mal.
Tendría que haberse inclinado y entonces el mundo...
Si hubiera podido hacerlo, si hubiera podido hacerlo, o sea, Caifás, como Adolf Hitler, habrían vivido ustedes otros treinta años de paz, cuarenta.
Pero después, por otro, habría llegado la rebelión de todas formas.
Porque el pueblo, la masa, todavía no estaba listo.
Así que el individuo puede decidirse por el bien.
Lo ven ustedes mismos con su gobierno; unos dicen esto, otros lo otro: “No.
Fuera de allí.
Para allá”.
¿Porque el señor está ahora sentado en la mesa y porque tiene derecho a hablar?
No, por su mentalidad.
Y ahora tienen ustedes leyes.
Lo demás dicen: “Ay, no, entonces a quien no necesitamos es a usted”.
Preguntas y respuestas 6, 1951
Entonces el pueblo alemán todavía quería dominar:
Quiere ser grande y poderoso y dominar a otros pueblos, quiere poseer la tierra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Había que extirpar definitivamente esta mentalidad:
Esta mentalidad tiene que ser desterrada o jamás habrá paz en la tierra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La ganancia de la Segunda Guerra Mundial será la conciencia de la mayoría de la humanidad para darle definitivamente la espalda a la violencia, el poder y el odio:
No obstante, esta guerra tiene un lado bueno.
Con toda esa miseria aprendemos que con el odio y la violencia no avanzamos nada, y que solo el amor hacia el prójimo nos puede traer felicidad y paz”.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
La humanidad aprende por esta guerra —la peor de todos los tiempos— que tiene que dar la espalda a la violencia, a la sed de poder, de ganancias y de odio.
Esa será la ganancia que brotará para nosotros de las ruinas y de los campos de batalla.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Es solo ahora que el ser humano siente que tampoco se hace con violencia.
Pero, entretanto, Europa está destrozada.
La apisonadora de la guerra derribó todo lo que le obstruyera el camino, no respetó nada, la vida y la muerte perdieron relevancia.
Todos los bienes sagrados de la humanidad han sido mancillados.
Pero se han echado los fundamentos para la vida más elevada, y es sobre eso que ahora se sigue construyendo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La vida en la tierra fue como un infierno, pero ahora se ha vencido el mal en el ser humano, a costa de muchísima sangre, de dolor y pena, de hambre y desgracias.
¿Ha sido demasiado alto el precio de esta evolución?
Veremos lo que le espera a la humanidad y a dónde los ha conducido esta lucha a ustedes y a los millones de personas en la tierra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los maestros contemplan el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial desde su cosmología, como se ha explicado en al artículo ‘Explicación a nivel del alma’.
En esto ocupa un lugar central el alma, a la que no se le puede asesinar, porque posee la vida eterna:
—No lo dije en ese momento, porque entonces nos iríamos a la cosmología, entonces la cosa va un poco más allá.
Porque puede usted asesinarme, puede masacrar la vida, pero eso no lo puede hacer.
Preguntas y respuestas 5, 1950
En el diccionario de los maestros no figuran los pecados o los asesinatos, solo se quedan con la vida armoniosa:
Pero ese “Dios”... todo lo que vean en la tierra, contemplen, su diccionario entero tiene que desaparecer y lo único que les quedará será la vida; y eso es armonía, eso es justo y de eso forman ustedes parte.
Pero cuando empezamos, cuando nosotros mismos fuimos controlando la vida, quisimos más, y entonces cometimos errores.
Pero no son errores.
Ustedes jamás cometieron ningún pecado.
No hay pecados.
Asesinaron ustedes a un ser humano; nunca todavía, jamás se ha asesinado todavía a un ser humano.
Preguntas y respuestas 5, 1950
En el nivel de explicación de los maestros no ha muerto en combate ninguna alma, porque un alma reencarna y vive una evolución eterna:
Porque no hay muerte, todavía no ha muerto nunca nadie en combate.
En la guerra fueron destruidos millones de personas; no fue destruida ni una sola, la personalidad regresa.
¿Entienden lo sencillo que se hace todo? ¿Y que el espacio, esa infinitud, vive aquí en ustedes?
Aquí tienen esa criatura... lo que asesinen ustedes allí, lo devolverán en equis siglos.
El pecado no existe, solo existe la evolución.
Preguntas y respuestas 5, 1950
Cuando el cuerpo se va al garete, el alma no se destruye:
¡Todavía no se ha acabado nunca con nadie!
Porque el ser humano sigue viviendo eternamente.
¿Cómo lo dice usted? ¿Acabarían con él?
Para usted, usted pierde su organismo material; ¿acabaron con eso, por dentro, y con su personalidad espiritual, con su posesión eterna?
Preguntas y respuestas 6, 1951

El karma que Hitler mismo se causó

Por sus actos demoniacos, Hitler se ha echado sobre las espaldas una cantidad indecible de karma:
Y tendrá que cargar el dolor y la pena que surgieron por esto, esto, nuevamente, está al margen del karma de los seres humanos, de la masa y la humanidad.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Después de su vida terrenal, Hitler y los de su especie entraron a las esferas tenebrosas más bajas:
Cuando abandonaron la vida terrenal entraron en los infiernos más bajos, según les conté.
Allí yacen y duermen.
Aun así, tendrán que despertar y solo entonces empezará su desgracia en este lado.
Aquí los chuparán hasta dejarlos vacíos, tal como hicieron con otras almas.
Hay millones de almas que tienen que buscan compensación de ellos.
Después accederán al mundo de lo inconsciente y seguidamente recibirán una nueva vida para nacer en la tierra.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Pero su nueva reencarnación no será pronto:
—Señora, en el mundo de lo inconsciente hay quien ya lleva esperando cien mil años.
Cuando regresen Adolf Hitler y la gente de 1940-1945, esos salvajes, quizá entonces vivamos en 46422.
Mire, cuanto más uno pierda los estribos, más difícil será su regreso.
Porque son atraídos quienes conservan un cierto grado de armonía.
Así que si una pierde totalmente los estribos aquí en la tierra, se anula a sí misma, mucho más allá, porque ya no es posible atraerla.
Le preceden millones de personas.
Habrá echado a perder, mancillado, fragmentado y estropeado su nacimiento normal según Dios y el cosmos.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Cuando entonces finalmente Hitler se reencarne en la tierra, los maestros le explicarán su vida anterior:
Habrá millones de almas que regresarán con él a la tierra, todas esas chispas de Dios tienen que enmendarse y participarán en el desarrollo de la humanidad.
Vivirán los estados más bajos de la sociedad, no albergan otra conciencia.
Todos tienen que despertar todavía para el amor y la justicia espiritual.
Aun así, la humanidad ha tenido que constatar que todo el mundo la ayuda a cargar.
Esta humanidad incluye estas almas y a Adolf Hitler.
Y consciente como se hizo bajo la dirección de los maestros, también sabe que fue él quien los hizo despertar.
La humanidad ayudará a Adolf Hitler a cargar su cruz que él mismo puso sobre sus hombres.
En los tiempos en que vengan a la tierra la vida será allí un paraíso.
Mientras van creciendo ni siquiera les importa pertenecer a la vida material.
Pero aun así, precisamente ellos se sentirán torturados por este estado paradisíaco.
Que tengan que ocupar los puestos más bajos en la vida social los oprime, los hace rebeldes.
Pero a él y a los suyos se les dejará claro cómo es su vida en la tierra; entonces sabrán por qué la madre tierra los mantiene presos de esa manera.
Así es como Adolf Hitler llegará a conocer su propia vida.
Entonces hará que los maestros con sintonización espiritual le expliquen las leyes de Dios.
“Dios es amor”, le dicen.
“Usted cree que se le está tratando de forma injusta; pero nosotros podemos demostrarle que es usted culpable de su propia desgracia.
Su siglo ha pasado.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Cierto, su pasado está despertando, empieza a sentir que es capaz de más cosas que las que le exige su vida actual y que le han sido impuestas como tarea.
Pero de lo que es capaz y lo que siente es cosa del pasado.
No se olvide de que han pasado miles de siglos.
En este tiempo la humanidad ha cambiado.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
La humanidad no lo ha olvidado:
Adolf Hitler tiene que aceptar que lo conocen en la tierra y que la humanidad no ha olvidado el pasado, aunque su cruz gamada se haya quemado.
Ve en sus propias vidas y sobre todo en aquella en que tuvo el poder sobre la humanidad como Adolf Hitler.
¿Cuántas vidas ha hecho malograr?
Todavía no le ha entrado la sagrada seriedad, pero ¡algún día ocurrirá!
Ya no tomará mucho tiempo, la siguiente vida ya cambiará su situación.
Pero ahora se rebela contra las leyes de la madre tierra, contra las de (la Casa de) Israel.
Y este tipo de gente vive de forma aislada, porque no quiere servir.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
En una vida siguiente, Hitler estará listo para oír cómo habla el aparato de voz directa:
Llegará la muerte, se disolverá en el mundo de lo inconsciente y regresará a la tierra.
Cuando llegue ese nacimiento, cuando despierte el alma, el erudito volverá a la madre y le contará de la vida del alma que ella atrajo.
El Estado la ayudará con su tarea.
Esta madre conoce la sintonización de su propia vida y tiene que enmendarse como Adolf, ahora la especie atrae la propia especie.
La madre y el hijo sienten el arrepentimiento de la propia conciencia y así es como despertarán.
Adolf irá creciendo con los de su especie, todos vivirán las mismas leyes.
Otra vez más estará ante sus problemas vitales y ante la causa y el efecto del pasado.
En él vive el sentimiento de que es capaz de más que la tarea insignificante que ahora le vuelve a tocar.
Se siente creado para la humanidad, esta humanidad ya no lo necesita a él ni a los de su calaña.
“¿Sabe usted quién es en realidad?”.
“¿Que quién soy?
Soy un ser humano, igual que usted”.
Entonces oye de nuevo quién es y tiene que aceptar su pasado.
¿Quiere participar en la construcción de esta sociedad?
Adolf no lo sabe.
¿Qué tiene que hacer?
¿No dio ya lo bueno por la humanidad? ¿No entregó ya todo lo que tenía?
¿No quería asegurar la paz y la tranquilidad en la tierra?
Pero se le pueden ofrecer las pruebas de lo contrario.
Los historiadores lo han consignado todo y sobre todo: ¡las leyes de Dios hablan por sí mismas!
“¿Quiere usted ser convencido del pasado?”.
Adolf no lo sabe, está en rebeldía, primero lo tiene que procesar todo.
Siente vagamente lo que ha hecho en el pasado.
Pero después le vuelven poco a poco esos rasgos de carácter, y empiezan a hablar su pasado y su subconsciente.
Ahora lo quiere saber todo de sí mismo.
Se lo llevan al instrumento de voz directa, se lo dirán los maestros del otro lado.
Ya en su vida pasada se le podría haber conectado con todas estas leyes, pero entonces aún no estaba preparado para ello; ahora, sin embargo, lo podrá procesar todo.
Adolf sigue al erudito, este le explica las leyes de la tierra y las del mundo espiritual.
Adolf empieza a sentir el enorme cambio que ha sufrido la humanidad.
El aparato de voz directa está sintonizado.
Del aparato fluyen nubes blancas; Adolf, al verlo, deja que le expliquen el milagro.
Él y los asistentes se quedan a la espera.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Le hablarán los maestros más elevados:
—¡Venimos a usted en nombre de Dios!
Hablan los maestros más elevados del otro lado.
Cada palabra que expresaremos es ley, es amor, es justicia.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Lo convencerán de sus vidas pasadas:
Cristo nos envió a la tierra para convencerlo de su pasado.
Ahora verá su propio pasado, hablarán las leyes a su vida.
Ciertamente, hermano mío, usted fue Caifás.
Como Caifás y como Adolf Hitler se atrevió a embarcarse en la lucha y envió a millones de almas a la muerte.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Le mostrarán quién fue:
Vuelve a verse a sí mismo en Jerusalén y tiene que aceptar cómo traicionó a Cristo.
La historia humana adquiere vida para él, los maestros no se han olvidado de nada, siguen la evolución entera.
Entonces se acercan a su propio siglo, al despertar de su vida.
Se ve a sí mismo y tiene que aceptar que se han vivido las leyes de Dios; ahora aprende que hubo millones de almas que lo ayudaron a cargar, pero también conoce ahora el peso y la dimensión de su propio causa y efecto y los de su calaña, su grado de vida.
Finalmente, ¡inclina la cabeza ante las leyes de Dios, las de Cristo y del Gólgota!
Ahora tiene que empezar una nueva vida.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler todavía tiene que vivir millones de vidas terrenales:
Adolf es consciente de su propia vida.
También conoce las leyes del otro lado, cualquier alma las conoce, y tiene contacto con el más allá.
La vida terrenal es una revelación en comparación con el pasado; aun así, esta sigue siendo pobre, incomparable en nada con el mundo astral.
La gente es feliz en el otro lado, el espíritu pertenece al espacio.
¡Él conoce eso!
En el otro lado la gente está libre de cualquier limitación material, libre de las leyes del cuerpo.
La vida en las esferas es divina y él desea esa santidad.
La siente y quiere irse de la tierra, quiere ir más allá y más arriba, quiere poseer el espacio.
Pero tiene que enmendarse, la madre tierra lo retiene.
En el otro lado el alma es libre de cualquier materia, allí ya no se necesita beber ni comer.
¡Eso de siempre dormir, yacer y estar atado al organismo!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Tendrá que vencer a su antiguo yo y aceptarlo todo:
Colisiona con esta vida.
Pero también siente que no puede cambiar nada de todo eso, tendrá que adaptarse.
También en la tierra puede disfrutar de la vida, pero aun así, cuanto más arriba llega más horribles son los sentimientos que tiene que procesar.
Adolf se ha vuelto a perder a sí mismo, se rebela contra el pasado, y así seguirá, y sin embargo tiene que recuperarse, adaptarse, y con él los de su calaña.
Tiene que despertar para el amor servicial e inclinar la cabeza, de todas formas no se libera de su causa y efecto, él y los de su calaña tendrán que regresar, todas las veces hasta que haya la tierra haya completado su tarea.
Tiene que destruir su antigua personalidad, pero para eso necesita muchas vidas.
Solo entonces podrá aceptar una tarea más elevada.
Se ve ante millones de vidas.
Esta carga pesa mucho sobre sus hombros.
El verdugo de la humanidad vuelve a ver sus vidas una y otra vez, pero no encuentra las fuerzas para empezar.
Él y los demás tienen que vencer su antiguo yo, es imposible eludirlo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Adolf lo está pasando mal de una forma indescriptible y sucumbe bajo la idea de que tendrá que permanecer durante millones de siglos en la tierra.
¿Vencerá algún día a esta personalidad?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Hitler dará un cuerpo a millones de almas:
Aun así está en rebeldía con miles de leyes.
Como madre sucumbe una y otra vez, no puede vivir esta vida ahora que sabe quién ha sido.
Pero tiene que inclinar la cabeza y experimentar las leyes de Dios durante la vida terrenal.
A millones de almas les dará un cuerpo.
¿Cuántas personas envió demasiado pronto al otro lado?
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Ahora maldice sus vidas de hombre:
Adolf da a millones de almas un nuevo organismo.
Pero ahora maldice la vestidura masculina, dado que para él es una pérdida de tiempo.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
A él y los de su especie les hacen falta millones de siglos para recuperar la armonía con la vida:
Por ellos se vivió el mal más profundo de todos, porque tenían el poder.
¿Cuántas personas mataron?
Solo crearon desgracias.
En comparación con otras vidas tendrán que proseguir sus vidas materiales durante millones de siglos antes de que puedan armonizar las suyas con la infinitud.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941