Grados de vida cósmicos -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘Grados de vida cósmicos’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presuponen la lectura previa del artículo ‘Grados de vida cósmicos’.

Pasos evolutivos

En el primer libro ya, Jozef Rulof recibe una vista panorámica de nuestra evolución cósmica:
Ahora oyó claramente que le hablaban:

—El primer planeta es también la primera sintonización cósmica.
El segundo que ha observado y que es más grande, es la segunda sintonización cósmica; luego sigue la tercera, la tierra; después la cuarta, quinta y sexta, así como la séptima mentalidad cósmica, donde vive Cristo.
Una mirada en el más allá, 1936

Primer grado de vida cósmico

El primer grado de vida cósmico es el primer grado de vida para la dilatación y la densificación:
Así que volveremos a la luna y entonces verán el primer grado cósmico, también saben hacerlo ahora, también lo tienen que nombrar: el primer despertar cósmico.
El primer alumbramiento, la primera paternidad, el primer renacer es un grado de vida para la dilatación y la densificación.
Conferencias 3, 1952
Cuando nos despedimos de la madre luna como almas, hemos completado nuestras vidas en el primer grado de vida cósmico:
Pero nosotros vamos a continuar ahora aquí y entonces veremos el momento de despedirnos de la madre luna... para este estadio tenemos que despedirnos y vivir la despedida, y tenemos el primer grado de vida cósmico en nuestras manos, completado.
Conferencias 2, 1951

Segundo grado de vida cósmico

Tras haber abandonado la luna, nos hacen falta muchas transiciones para transformar nuestro cuerpo material de una forma de vida acuosa en una figura terrestre densificada.
Por eso no podemos reencarnar directamente desde la luna a la tierra.
En los planetas de transición a Marte vamos construyendo nuestra vida terrestre, en Marte la vivimos plenamente, y luego empezamos a refinarla en los siguientes planetas de transición para finalmente poder darle en la tierra la forma humana refinada:
Así que el primer planeta no tenía otra tarea que la que tenía y podía cumplir, pero según avancemos, todos esos cuerpos tendrán que llevar a cabo otro empuje, y es así para desarrollar el organismo material.
Así que te habrá quedado claro que esto no es posible en un solo estado.
Porque ¿por qué y para qué tenemos de este lado seis esferas, para poder entrar en la más elevada, la séptima?
Si el ser humano nace de ese pequeño embrión y tiene que recorrer ese largo camino de desarrollo antes de ser adulto, entonces también esto te quedará claro aquí y podrás aceptar todo esto.
Vemos esas transiciones en todo, también en el sueño residen esas transiciones y la más profunda, la muerte aparente, te la aclaré al inicio de tu desarrollo.
En las tinieblas hay grados de sintonización, o sea, transiciones; en las esferas de luz se vuelven a ver y también en la idea cósmica conocemos siete grados, son transiciones para alcanzar las más elevadas de todas, las divinas.
La criatura que ha de nacer y que vive en el cuerpo materno tiene que vivir varias transiciones si quiere hacer la transición al último estadio.
El origen del universo, 1939

Tercer grado de vida cósmico

Las primeras almas comenzaron como vida embrionaria en el primer planeta, para densificar el plasma espiritual del planeta hasta formar un cuerpo material.
Durante una noche informativa, una mujer pregunta al maestro Zelanus si esto vale para todos los planetas en que como almas continuamos nuestra evolución:
(Señora en la sala):

—Maestro Zelanus, ¿me permite volver un momento sobre ‘El origen del universo’?
Me parece haber comprendido que en el tercer grado cósmico se repite todo el plan de la creación, es decir, el origen de la creación, del estadio embrionario, a través del estadio de pez, hacia el estadio adulto del ser humano.
—Es cierto.
(Señora en la sala):

—O sea, eso no lo tienes en los planetas de transición ni en el segundo grado cósmico, ¿no?
—Idéntico en todas partes.
(Señora en la sala):

—¿Siempre el estadio embrionario?
—Siempre.
(Señora en la sala):

—¿Así que también en el agua?
—Si vive usted el sexto grado cósmico, dirá usted que... entonces ya será divina, paternal, padre y madre; entonces todavía tendrá que ser uno para dar un cuerpo al alma, para alcanzar el séptimo grado cósmico.
(Señora en la sala):

—Sí.
—Y volverá a ser... en el comienzo de esa creación siempre volverá a ser embrionaria.
(Señora en la sala):

—Sí, eso ahora sí que se tiene.
Eso se ve con la maternidad, con la célula...
—Lo sigue siendo ahora.
(Señora en la sala):

—Sí, eso, justamente, es el cuerpo materno, que a ese estadio...
—Entonces era la tierra en la que vivía como embrión, y ahora vive usted en la tierra de la madre.
La tierra era la fuente materna, y esa fuente está ahora en la madre.
¿No es eso lo mismo?
Solo que entonces era la entidad de la tierra materna y ahora es la entidad humana, como posesión.
Preguntas y respuestas 6, 1951
Nuestro más allá pertenece al tercer grado de vida cósmico. La vida después de la muerte solo es una preparación para poder hacer la transición al cuarto grado de vida cósmico:
Así surgieron siete espacios cósmicos.
Los primeros tres, aquí, donde vivimos; a continuación viene la vida después de la muerte, que no es más que un mundo para prepararse.
Las máscaras y los seres humanos, 1948
La cuarta esfera de luz en el más allá es la primera esfera feliz.
Entonces el alma puede empezar de verdad a prepararse para el cuarto grado de vida cósmico:
Desde la luna, pues, se nos ha concedido seguir y analizar al ser humano para su desarrollo.
Ahora estamos ante la primera esfera feliz en la vida detrás del ataúd.
¿Qué camino ha tenido que recorrer el ser humano, el hombre y la mujer?
Lo que han vivido es imponente y el ser humano todavía no ha alcanzado su estadio final.
Solamente aquí comenzará con su inicio espiritual, pero ¡significa que ha vencido su “tercer grado de vida cósmico”!
La cosmología de Jozef Rulof 5, 1944
Después de las siete esferas de luz en el más allá hacemos la transición a las regiones mentales, para volver a nacer como embrión en el cuarto grado de vida cósmico:
Entonces tendrá que vivir siete esferas, a eso lo llamamos cielos, y cuando las hayan atravesado —la séptima—, señora, entonces recibirá regiones mentales, de nuevo regiones para el renacimiento.
De nuevo como embrión.
Y entonces llegan a un nuevo universo.
Y ese es el cuarto grado cósmico.
Entonces tendrán el quinto, sexto y el séptimo grado cósmico, que es la Omniconsciencia, el Omniestadio.
Preguntas y respuestas 2, 1951

Espacio de despertar

Nuestro universo comprende tres grados de vida cósmicos:
Eso quiere decir que tu universo en el que vives está dividido por medio de tres grados vitales, y que a los planetas se les dieron a cargar los sistemas, y los tenían bajo control.
Ahora la luna representa para tu universo el “primer grado de vida cósmico”... Marte, el segundo, y la Madre Tierra, el tercero.
Cuando partas de allí, pues, cuando llegues detrás de tu ataúd, cuando poseas luz, entonces continuarás aquí, quiero decir: en la vida astral nuestra, con el propósito de vencer entonces las siete esferas de luz y solo entonces entrarás al “cuarto grado cósmico”... ¡cuyas leyes te son aclaradas en los libros de Jeus!
Jeus de madre Crisje Parte tercera, 1952
Los planetas mencionados a continuación son los principales:
Como planetas principales son: la luna, Marte y la madre tierra”.
Conferencias 3, 1952
Los planetas de transición están dispersos por el universo, porque les hacen falta varias condiciones atmosféricas para la densificación y el crecimiento del cuerpo humano.
Esas condiciones atmosféricas se determinan principalmente por su distancia al sol y la intensidad de ese mismo.
Por eso, los planetas de transición no están en nuestro sistema solar:
Así que cae por su propio peso: si los planetas de transición hubieran vivido cerca de la madre tierra, esa concienciación habría ido ya demasiado rápido, esa fuerza no habría sido una concienciación para esos órganos, sino un deseo demasiado ambicioso y un sentimiento demasiado elevado para el organismo macrocósmico, pero tampoco esas leyes hemos llegado a conocerlas todavía.
Resulta que no había habido para nada una evolución paulatina, y tenemos que aceptarlo.
Y eso está claro porque como seres humanos no habríamos podido dar ese salto.
Así que vivimos fundamento tras fundamento, grado tras grado, conciencia tras conciencia, para la paternidad y la maternidad.
No se puede vivir otra cosa, esta es la creación divina.
A los planetas de transición les tocó vivir una esfera propia, y eso fue necesario.
Así a cada uno de los estadios le tocó vivir la evolución propia con sintonización para el sol y la luna, para lo que están dispersos por el universo los planetas de transición.
La cosmología de Jozef Rulof 4, 1944
Por medio de los sucesivos grados de vida el alma va construyendo su cuerpo, y viviendo esos cuerpos se forman nuestros sentimientos y nuestra personalidad:
Es decir, que estos tres grados de vida macrocósmicos trabajan ahora en las vidas humanas, animales y de las plantas”, antes de la entidad humana, animal, materna como vida orgánica.
Y la vida interior se amplía y se convierte en la vida de los sentimientos y la personalidad.
Conferencias 3, 1952
El universo da a todo lo que vive la posibilidad de elevarse más:
Lo que hace este universo, pues, como un solo conjunto es, según les acabo de decir y han podido seguir, poner los fundamentos para poder elevarse más como ser humano.
Es decir que este universo se creó para el ser humano, de manera natural y en seguimiento de nuestra vida, el reino animal y la madre naturaleza.
La cosmología de Jozef Rulof 1, 1944
Nuestra vida acuática comenzó en la luna, en Marte desarrollamos nuestra conciencia terrestre y en la tierra el alma pudo refinar su cuerpo material:
En la luna vivíamos en las aguas, Marte ya nos dio la conciencia terrenal y la madre tierra la conciencia perfecta para este espacio, porque por medio del sol y de la luna llegó a tener el control de esta tarea.
La cosmología de Jozef Rulof 1, 1944
En el tercer grado de vida cósmico despierta nuestra vida interior, en el cuarto tiene conciencia espacial:
No obstante, llegamos a saber así que el tercer grado de vida cósmica no es más, no quiere ni puede ser nada ya que no sea un mundo que ha puesto estos fundamentos para el proceso evolutivo como ser humano y otra vida.
Al tercer grado cósmico no le hizo falta crear nada más.
Para la vida de Dios, el tercer grado es un espacio de despertar, hermanos míos, y ¡este cuarto grado cósmico ha despertado consciente y espacialmente!
La cosmología de Jozef Rulof 1, 1944

Cuarto, quinto y sexto grado de vida cósmico

Desde la tierra solo podemos percibir planetas que pertenecen a los tres primeros grados cósmicos:
Ya sabes que hay siete grados de sintonizaciones cósmicas.
Todos los planetas que se percibían desde la tierra poseen una sintonización propia y pertenecen al primer, segundo y tercer grado cósmico.
El origen del universo, 1939
Los sistemas solares superiores no son visibles desde la tierra:
Estos no se pueden ver desde la tierra y también de eso hemos hablado durante nuestra travesía anterior.
El origen del universo, 1939
El planeta principal del cuarto grado de vida cósmico es cientos de veces más grande que la tierra:
—Si este planeta es cientos de veces más grande que la tierra, qué inconmensurabilidad ha de ser, ¿no?
¿Hay otros planetas que son más grandes, Alcar?
—Cuanto más nos elevamos, más amplio se vuelve todo, y empezamos a sentir que ya no hay final.
El origen del universo, 1939

Séptimo grado de vida cósmico

El alma alcanza el Omniestadio de su evolución cósmica viviendo siete grados de vida cósmicos:
De la manera esbozada aquí arriba surgieron siete grados cósmicos, ¡y es por vivir todos estos mundos existenciales que el alma como ser humano puede volver al Omniestadio, al estadio verdaderamente divino!
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941
Los grados de vida cósmicos son grados de amor:
Es decir que toda la vida que hay en el cosmos tiene una sintonización propia y esa sintonización es amor, fuerza del amor, que el ser siente y posee.
Una mirada en el más allá, 1936