Espíritu y cuerpo espiritual -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘Espíritu y cuerpo espiritual’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presupones la lectura previa del artículo ‘Espíritu y cuerpo espiritual’.

Alma, espíritu y materia

En 1951 la psicología científica hablaba de vida, alma y espíritu:
La ciencia habla de la vida, del alma, del espíritu, pero el psicólogo no conoce al ser humano.
Conferencias 2, 1951
En los libros de Jozef Rulof se adoptan estos términos para ajustarse al marco conceptual del pensamiento humano.
Los términos desde luego que se distinguen entre sí para señalar diferentes aspectos de nuestro ser.
El núcleo más profundo de nuestro ser se identifica con el alma:
El alma vive en la profundidad de mi vida, eso es la chispa, es la deidad dentro de mí.
Pero también soy espíritu y me he desarrollado humana, materialmente.
Conferencias 3, 1952
El cuerpo espiritual, que también puede llamarse “nuestro espíritu”, ciñe el alma.
Un cuerpo material ciñe ese cuerpo espiritual durante nuestra vida en la tierra.
De modo que en la tierra el organismo material ciñe el cuerpo espiritual y el alma.
Después de morir, el cuerpo espiritual y el alma hacen la transición al mundo espiritual astral.
El cuerpo espiritual es el cuerpo para el alma:
La señora To van Houten pregunta:

‘¡El alma y el espíritu!
He hecho preguntas más de una vez al respecto, y aun así sigo sin enterarme.
He de entender que el espíritu todo lo transforma para el sentimiento, que es el alma, ¿no?’.
Jozef:

“Señora, el alma es la parte divina dentro de nosotros, y usted misma lo es, ¡tal como también lo es Dios!
Pero el espíritu, como ya dije antes, blinda al alma, es el cuerpo para el alma, y usted misma es la personalidad, pero usted reacciona por medio de sus sentimientos.
Preguntas y respuestas 1, 1950
Jozef también llama al cuerpo espiritual el envoltorio del alma en el otro lado:
El señor A. Brandt pregunta:

‘En “Dones espirituales” —libros fantásticos— pone: ¡Dios es espíritu!
El espíritu de Dios ha tenido que aceptar, sin embargo, un mundo existencial que es el ‘cielo’ levantado por los primeros seres humanos, o sea, el reino del espíritu para el ser humano.
¿Qué significa esto?
¿Me podría dar una respuesta?’.
Jozef dice:

“Ya lo dice usted mismo, señor Brandt: Dios de hecho es espíritu, y los seres humanos también hemos recibido ese espíritu de Dios, pero es nuestro envoltorio para el alma en el otro lado.
De modo que allí el ‘espíritu’ blinda al alma, y es el espíritu de Dios, la vida astral espiritual para el ser humano.
Tenemos tres cuerpos, en realidad dos, uno para aquí y uno para allí.
Aquí vivimos en la materia y allí en el mundo espiritual, cuyo organismo espiritual blinda el alma, porque ¡el ‘alma’ para toda la vida de Dios es el núcleo divino en nuestro propio interior!
Preguntas y respuestas 1, 1950
Aquello que nos mantiene con vida es nuestra alma:
La esencia divina, señora, la es usted por entero, vive en sus pies, incluso en parte de su juanete, en los pelillos grises, en los músculos del cuello, la sangre, su vida.
Aquello que la mantiene en vida aquí en la tierra es la esencia divina.
Y ahora detrás del ataúd, señora, ¿qué es lo que hay allí?
Así que el espíritu como ser humano es el envoltorio de esa vida detrás del ataúd, como ser humano, y tiene ojos, dientecitos, una nariz y manitas y piernas y pies.
Pero la vida divina, a su vez, que vive en todo, es el alma como la chispa divina con sintonización para los sentimientos humanos como hombre y mujer.
Preguntas y respuestas 3, 1952
Durante el proceso de morir, el alma, junto a su cuerpo espiritual, se desprende del cuerpo material:
En los libros anteriores que transmitimos a este médium, habrás leído que el ser humano posee dos cuerpos, de los que el cuerpo espiritual es el eterno, el que pervive.
También habrás leído sobre las esferas, desde las tenebrosas hasta las más elevadas de luz y sintonización espiritual, sobre la mentalidad cósmica en grados y sobre estados universales.
Han sido el baremo para medir tu propia sintonización vital, al menos si has llegado hasta allí y si tienes sensibilidad para ello.
Has podido poner a prueba tu vida terrenal, comparándola con la de quienes han encontrado la luz desde la oscuridad.
El ciclo del alma, 1938
Cuando se pierde una pierna material por un accidente, la pierna espiritual sí se mantiene intacta, lo que puede provocar dolor fantasma.
De hecho, esa pierna espiritual se vuelve a ver en el más allá.
La señora Brands pregunta:

‘Cuando el ser humano pierde una pierna o un brazo por un accidente y se queja de todas formas del dolor en ese miembro perdido, ¿qué es entonces?
¿No es imaginación eso?
Mis amigos me decían que era porque el aura vital del ser humano sigue teniendo sintonización o conexión con esos miembros amputados, no éramos capaces de comprenderlo’.
Jozef dice:

“Señora, eso no es el aura, sino la propia pierna espiritual.
Mi hermano Bernard sentía más dolor en la pierna que había perdido que en su pierna derecha material; la de la izquierda, amputada por una rueda, siempre reaccionaba, e incluso le impedía dormir.
Así que esos miembros siguen ahí, detrás del ataúd cualquiera recuperará sus brazos y piernas.
Les contaré una hermosa historia sobre esto, vivida por mi maestro.
Estaba esperando a un amigo, que estaba haciendo la transición.
Y a este amigo, según dijo el maestro Alcar, le faltaba el brazo izquierdo.
Mi maestro fue a recogerlo a él en la tierra y lo durmió.
Cuando el hombre despertó en su sintonización, en la tierra crepuscular, el maestro Alcar estaba delante de él y preguntó: ‘¿Qué has descubierto ahora?
Y ¿cómo sabes que moriste en la tierra y que has accedido a la vida espiritual?’.
La respuesta inmediata fue: ‘Tengo mis dos brazos y eso pues no puede ocurrir en la tierra, he vivido la revelación más sorprendente de mi vida’.
Preguntas y respuestas 1, 1950

Cuerpo espiritual

Cuando el cuerpo espiritual se muere suele parecerse a nuestro cuerpo terrenal, con el que estaba íntimamente conectado durante la vida terrenal:
De qué manera tan perfecta se compenetraban estos cuerpos, de qué manera tan natural trabajaban en la vida material, qué sencillos eran, pero qué profundamente misteriosos para el hombre en la tierra, que no lograba mirar a través de ellos.
El ciclo del alma, 1938
La forma de nuestro cuerpo espiritual la determinan nuestros sentimientos:
—¿Por qué tiene una apariencia tan joven, padre?
—Nuestra vida interior determina la forma de nuestro cuerpo, hijo mío.
Cuanto más amor poseamos, más joven y hermosa se nos hace la figura.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
Dado que la forma no la determina el cuerpo material, las taras corporales se disuelven:
Los tullidos de la tierra vuelven a ser normales; aquí no hay personas deformes.
Los ciegos volverán a ver, los sordos a oír, los que hayan perdido brazos y piernas en la tierra volverán a ser normales cuando entren a esta vida.
No se puede destruir el cuerpo espiritual.
El ser humano que vive aquí es bello eternamente, para siempre.
Una mirada en el más allá, 1936
Por otra parte, el embellecimiento del que podemos dotar a nuestro cuerpo material no podemos llevárnoslo detrás de nuestro ataúd.
Durante una velada de preguntas y respuestas Jozef Rulof cuenta que si bien las señoras pueden conseguir en la tierra que les hagan la permanente, esos rizos solo los podrán conseguir en el cabello espiritual si se embellecen los sentimientos.
Pero si quisieran verse detrás del ataúd...
Esas imágenes también las ofrecí ya y entonces estuvimos hablando por la noche de rizitos, los rizitos de las señoras, aquí tienen un modelito rizado y lo cuidan mucho, pero ¿qué significa?
Si un ser humano...
Quiero ofrecer a todas las madres la prueba: no soy un tipo fácil, señora, si llega a tener que ver conmigo, no miraré su modelito rizado, sino que miro el modelito interior.
Digo: “A ver, si diera usted esos mismos colorines y esa misma boca y esa capacidad de resistencia a esto y lo otro, muy bien, sí, no tiene que dejarse contaminar, pero entonces conseguimos el embellecimiento interior para el aspecto exterior, la ampliación espiritual interior para la materia, para la acción, para el acto.
Y entonces verán, señoras, cómo en el otro lado van a echar en falta ese modelito rizado.
Y entonces pueden acudir allí al peluquero, pero este lo quemará todo.
No conseguirá usted meter ni un solo rizo.
Porque ya no estará, tendrán ustedes el mismo cabello, pero espirituales, porque en este cabello nuestro vive la fuente espiritual como cabello, allí también están sus dientecitos, sus pies, sus uñitas.
El ser humano es pertinente.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Los ricitos espirituales se construyen por medio de la armonía interior y el amor:
¿Y por medio de qué se construyen esos ricitos espirituales?
¿No es lógico?
Por la fuerza del espíritu, por el amor del ser humano y por la personalidad irradiarán ustedes luz.
Y entonces su pelo irradiará otro colorcito que el de los demás seres humanos, porque tendrán más sabiduría, tendrán más justicia profunda y una armonía más profunda.
Preguntas y respuestas 3, 1952
Pero sin amor el cabello espiritual no adquiere una forma natural:
He visto al ser humano, señoras y señores, se lo he explicado una noche, y eso no es solo por el colorcito en el ser humano, sino que lo he visto allí con unos rizos espirituales.
Pero también los he visto que podías sacarlos del agua, eran gatos ahogados.
Lástima que lo diga.
Pero los rizos terrenales se habían ido.
Preguntas y respuestas 3, 1952
El cabello espiritual de la mujer en la séptima esfera de luz en el más allá es ondulante:
Y tendrían que ver a la madre —a la madre—, la de la primera esfera, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta, la sexta y la séptima esfera, una mujer que ha vivido aquí en la tierra, que ahora es cósmicamente consciente en la séptima esfera, una universal, que ya posee un amor macrocósmico, una personalidad, que es una alada, estas lo saben todo.
Harían bien, hombres, en ver a esa mujer.
Bueno.
Y entonces, señor Berends, ya se puede postrar uno y decir: “Oh, Padre, dame la fuerza para no pensar mal”.
Porque entonces uno está ante algo sagrado, algo poderoso, porque ese cabello es ondulado.
Preguntas y respuestas 2, 1951
En ese cuerpo espiritual ya no se ve ni una sola arruga:
¿Lo ven? Las mujeres ya están riéndose allí otra vez.
Eso no les gusta, ¿verdad que no?
Porque ese cabello es ondulado, lo cubre el universo como radiación.
Y es curioso: a Cristo lo han visto, pero Él tenía el cabello espiritual ondulado.
Y no lo tenía por un ricito, lo tenía por Su personalidad, por Su conciencia.
Los ojos se ponen radiantes, las manos se convierten en imágenes, esa figura no tiene arruga alguna, señor De Wit, ni un granito, ya nada.
Preguntas y respuestas 2, 1951
A medida que los sentimientos se hacen más etéreos, también se hará más etéreo el cuerpo espiritual:
De modo que cuanto más asciende el ser humano, tanto más bello será también el cuerpo espiritual, incluso más etéreo, como el interior.
Una mirada en el más allá, 1936

Edad exterior

El maestro Alcar explica a André (Jozef Rulof) que los hombres jóvenes que ve André en el más allá ya llevan unos centenares de años en las esferas:
Ahora André vio aparecer a seis jóvenes, que estaban en la gran luz azul detrás de él.
Lo saludaron cordialmente y vio que eran felices y que tenían bellos rostros.
—En realidad no son tan jóvenes como lo sugiere su apariencia; todos ellos llevan ya unos cientos de años en las esferas.
Aquí, el espíritu adopta la apariencia de su ser interior, y un ser humano que deja la tierra a los ochenta años y vivió mal allí, se verá aún mayor del otro lado de la tumba.
Aquí, la apariencia es el espejo del alma y tendrá el aspecto de acuerdo a su fuerza interior.
De ese modo, el que se ha olvidado completamente de sí mismo en la tierra se verá aquí más viejo.
Allá no era posible ver que tras esas mejillas tan hundidas se escondía un alma que había caído muy bajo, que por tanto en lo espiritual estaba en un nivel muy bajo.
Pero una vez aquí, esa alma se queda completamente al desnudo y el cuerpo espiritual adopta la forma de lo que era en realidad.
Por eso se vuelve irreconocible y terriblemente viejo.
Ese ser humano no aprovechó la vida terrenal para gran cosa, y espiritualmente estaba completamente desviado.
Ves la belleza de mis amigos, André; ellos son jóvenes, aunque hayan llegado a la edad de doscientos años.
Aquí esta no es visible, pues han rejuvenecido gracias a su fuerza espiritual.
Mira qué luz y qué irradiación; son signos de su sabiduría y su amor por Dios.
Aun así, habrá muchos que necesitarán mil años para poseer esta sabiduría, esta luz.
Una mirada en el más allá, 1936
Alcar se lleva a André al lecho de enfermo de un hombre mayor, donde una joven mujer espiritual acude a ayudar a su ser querido:
Estaba frente al lecho de enfermo de un viejo.
Era un enfermo de gravedad.
Al lado de la cama vio a una joven mujer, que irradiaba una hermosa luz, que iluminaba su entorno.
Mantenía la mirada firme en el enfermo, que parecía estar inmerso en un sueño profundo.
Ya no viviría mucho más.
Ya había comenzado su agonía.
Para el ser humano terrenal no había nada que ver.
Aun así André sintió su fuerte batalla con la muerte, la muerte que significaba vida.
Una lucha que no hacía falta, pero de la que no se podía librar.
No sentía ni sabía nada acerca de una pervivencia eterna.
Y en su lucha, la lucha entre la vida y la muerte, ella descendía desde su esfera elevada para ayudarlo.
De nuevo vio lo grande que era el amor.
Los lazos de amor eran indestructibles.
Amor sagrado de las esferas, inmaculado como lo sentía ella, como irradiaba ella, como era ella misma, como podía ser la vida misma.
—¿Es su hija, Alcar?
—No, su madre.
—¿Qué dice?
—Su madre, André.
Es un espíritu de la luz.
Joven y bella, mientras que su hijo es viejo, viejo de cuerpo y viejo de espíritu.
André lo entendió: su madre era joven y bella; él en cambio sería un espíritu infeliz, al llegar de este lado.
El hombre había echado a perder su vida.
Una mirada en el más allá, 1936
Cuando el espíritu rejuvenecido quiere ser reconocido por sus seres queridos terrenales al hacer estos la transición, es cuestión de concentración:

—En el espíritu, todo es posible, André.
En la tierra, podemos concentrarnos en nuestra propia vida.
De lo contrario, ningún ser humano de la tierra volvería a reconocer a sus seres queridos, porque hemos rejuvenecido.
Un espíritu de la luz que haya dejado la tierra a edad avanzada tiene que concentrarse en la vida que vivió en la tierra si quiere que lo reconozcan, y entonces lo verán de edad avanzada.
Aun así es joven y bello en el espíritu.
Como ves, también esto nos es posible.
¡Todo es concentración y fuerte voluntad!
Si mi cuerpo empieza a cambiar, ¿por qué no sufriría un cambio entonces mi ropa?
Mi aspecto adopta todo lo que quiero interiormente, incluso el sonido de mi voz cambiará de timbre.
Una mirada en el más allá, 1936

Ropa

Cuando Lantos explora su más allá y ve a una mujer espiritual, se sorprende por su ropa:
Llevaba su vestimenta terrenal, pero ¿cómo podía ser?
¿Acaso no vivía en la eternidad?
¡Otra vez un problema nuevo!
Ahora me miré a mí mismo.
Qué curioso que no me hubiera fijado antes.
También yo llevaba la misma vestimenta que en la tierra.
No había cambiado en absoluto.
¿Cómo era posible?
¡Qué milagro!
Me había muerto y a pesar de eso llevaba mi túnica terrenal.
Pertenecía a la vida terrenal.
No había reparado en ello ni un instante.
Pero también eso me había quedado claro, porque solo viviría aquello en lo que pensaba.
Pero eso no quitaba que perteneciera a la tierra.
No iba desnudo, llevaba ropa, me sentía como en la tierra, pero aun así era espíritu.
El ciclo del alma, 1938
Cuando el cochero Gerhard se despierta en su más allá, no es capaz de quitarse su traje de enterrador.
Su sintonización es la tierra crepuscular y todavía no puede pensar en nada más que su profesión terrenal, que se había convertido en su personalidad entera:
‘Vaya’, pensé, ‘¿y eso qué significa?’.
Me miré y me asusté.
Llevaba mi ropa terrenal de siempre y estaba en la cama con los zapatos puestos.
¿Qué significaría eso?
‘En la cama con la ropa puesta’, pensé, ‘¿cómo es posible?’.
Era el desagradable traje negro que llevaba cuando estaba en el estribo.
Entonces empecé a pensar a toda velocidad.
Las paredes estaban desnudas y las cosas conocidas, que yo mismo había colgado en las paredes, habían desaparecido; no veía ni un cuadrito.
¿Dónde estaba?
Esta no era mi habitación.
¿Estaba en un hospital?
¿Se habría agravado tanto mi enfermedad que tuvieron que llevarme a un hospital?
No, era imposible, porque no me pondrían en la cama así.
Pero entonces, ¿qué?
Quería desvestirme, pero hice el terrible descubrimiento de que mi ropa era elástica y que no podía quitármela.
Me dio mucho miedo; me pareció que mi ropa era de goma, y por más que tirara de ella, no podía desvestirme.
¡Imagínate algo así!
Y aun así quería quitármela, porque no quería estar en la cama con ropa y todo, y quería volver a dormir, porque sentí que me había hecho bien.
Durante los últimos días no había dormido mucho y sentí que ya me estaba cansando nuevamente.
Mi enfermedad todavía no había desaparecido del todo y volvería si me alteraba.
Pero mi entorno no me tranquilizaba; una y otra vez volvía a pensar en eso.
¿Dónde estaba mi mujer?
Grité muy fuerte, pero no escuché ninguna respuesta.
Y es que tenía que estar conmigo, ¿o habría ido a algún lado?
Mientras reflexionaba, sentía que me volvían los dolores y la fiebre.
Luego empecé a tirar de nuevo de la ropa, pero la tenía pegada al cuerpo, como si hubiera crecido dentro de ella.
Era una parte de mí mismo, vivía en ella; en ella residía todo mi ser.
Pero no lo entendía; solo más tarde entendí el significado de todo esto.
No solo me daba miedo, sino que también me asombraba.
Nunca antes había usado ropa así.
Aquellos que volvieron de la muerte, 1937
En la tierra crepuscular pueden verse muchos guiñapos:
Si abandona usted un momento la primera esfera, esas túnicas ya empiezan a ponerse grises, y entonces aquí están colgando... digamos —se lo juro, señora— los jirones, y las condecoraciones, así, pienso: ‘Bueno, esto empieza a parecerse a un trapero’.
Y entonces verá usted allí miles y millones de esos traperos y traperas, porque cada rasgo de carácter los lleva a ese estado trapero.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Jozef Rulof cuenta que cuando desciende en estado de desdoblamiento desde la primera esfera de luz hacia la tierra crepuscular, aún se encuentra en esta esfera a habitantes que siguen pensando en sus medallas doradas terrenales:
Uno va directamente desde la primera esfera a la tierra crepuscular y ya se los encuentra allí.
Todavía son capaces de imaginarse terrenalmente y aún son terrenales y todavía se cubren de medallas de oro, y todavía llaman a James, para que traiga el té: “¿Dónde está el mayordomo?”.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Cuando André se desdobla a la esfera de luz lleva una vestidura espiritual formada por sus sentimientos:
‘Cómo es posible’, pensó, ‘que no lo haya sentido’.
Él también llevaba una vestidura espiritual.
Ahora se le había caído su estado terrenal, había hecho por completo la transición en la vida de Alcar.
Tenía esta túnica alrededor de los hombros, como las antiguas vestiduras romanas.
Se sentía muy feliz, pero ¿qué se pensaría de esto en la tierra?
Sin embargo, era muy sencillo, porque no podría entrar aquí si no aceptaba por completo la esfera en que estaba ahora.
El origen del universo, 1939
Tejida por los sentimientos del alma:
Fue la vida de su alma la que la hiló, tejiendo los hilos hasta formar este patrón, y fueron sus cualidades los que la colorearon.
De esta forma, pues, es como la vida interior del portador queda fijada en la túnica espiritual.
Hacia la vida eterna a través de la Línea Grebbe, 1942
La personalidad se espiritualiza en la túnica:
Cuando el ser humano llega allí... no hace falta que el ser humano se busque a sí mismo, allí se verá de inmediato a sí misma, en color, en sintonización, en luz, en todo.
Allí verá a gente, verá a gente con hermosas túnicas, y al lado cuelga un perifollo, como si dijéramos.
Así que verá allí a miles de millones de personas cuya personalidad se estará espiritualizando, y esa túnica aún no estará lista.
En el otro lado verán los fenómenos más extraños.
Pueden comprarse un bonito trabajo; eso nosotros no podemos hacerlo.
Preguntas y respuestas 6, 1951

Deformación

Dado que el cuerpo espiritual se forma por los sentimientos, cada sentimiento, pensamiento y acto tenebroso influye en la forma del cuerpo espiritual.
El sentimiento y pensamiento tenebrosos son antinaturales y distorsionan la habitual forma espiritual natural:
Su cabeza, su rostro no tendrá... —ahora viene, señora, fíjense, señoras, señores—, su rostro no tendrá ya responsabilidad normal, cósmica, espiritual.
Lo divino por lo que poseemos nuestro rostro en el otro lado, eso está fragmentado.
Cada acto y acción equivocados quita algo de lo que es normal, radiante, en nosotros y nos deforma.
¿No está claro?
Ya nunca más a cotillear, señoras y señores, ya nunca a pensar mal sobre el ser humano.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Los pies, las manos, los ojos, la boca: todo puede ser distorsionado y deformado por sentimientos y pensamientos tenebrosos antinaturales.
Jozef Rulof se acuerda de un hombre en la tierra crepuscular con “zapatos de esos largos”:
Porque tampoco había una túnica espiritual, dado que llevaba una chaqueta vieja y zapatos así de largos.
Y entonces dicen: “¿Ese es un payaso?”.
Señor, los pies de usted son así de grandes —ya lo he comentado alguna vez—, sus manos, eso ya no son manos, son garras.
Sus ojos están tan abiertos y su boca es horriblemente fea si piensa usted en cotilleos y tonterías y si quiere vivir en ellas.
Alguien que con una palabra... —las leyes divinas van así de lejos—, si usted por una palabra..., si yo..., esto es peligroso si aporto lo equivocado.
Si usted afecta y deforma al ser humano y a la ley divina para el ser humano por una palabra, entonces en ese instante no solo se deforma a usted mismo, sino su mundo entero.
Así que imagíneselo, y ni siquiera hace falta que lo haga, sino que pensando, sintiendo y cotilleando, charlando, hablando, destruyendo, deformando se deforma usted a sí mismo.
Preguntas y respuestas 2, 1951
El cotilleo deforma el órgano que se usa para ello:
Llegaron allí, unas manos así, garras, esos pequeños labios que besamos en el pasado eran así de anchos, podías poner el mundo entero encima.
Preguntas y respuestas 3, 1952
El rostro entero refleja los sentimientos:
En uno de mis viajes a las regiones oscuras conocí a una princesa que llevaba ese título en la tierra.
Había llegado poco antes y hacía alarde de su belleza, por lo que todos se reían de ella.
Pero no lo entendía y a pesar de que ella hacía lo que fuera para castigarlos, ellos no le dieron oportunidad.
Y cuando se cansaron de reírse de ella, le pusieron un espejo enfrente, para que pudiera verse a sí misma.
Si la hubieras visto, André.
Pegó un grito y se cubrió el rostro con las manos.
Luego salió huyendo, porque desde el espejo la miraba una máscara horrenda, una cara tremendamente desfigurada.
Así era su belleza espiritual.
Después la volví a ver, sola y abandonada.
No quiere mostrarse más y por ahora no presumirá más de lo que fue en su momento en la tierra.
Una mirada en el más allá, 1936
Debido a que las manos se habían deformado hasta convertirse en garras y los ojos echaban fuego, Lantos dudaba de si de verdad eran seres humanos espirituales:
Los veía con más y más nitidez, hasta veía sus manos, que se parecían a garras.
¿Eran seres humanos o animales? ¿Vivían en este mundo, o en otro?
Me preguntaba cuál podía ser la intención de todo esto.
Una noche vi sus ojos que radiaban como el fuego, y entonces empecé a creer que eran personas.
El ciclo del alma, 1938
André se queda extrañado por la sangre que ve manando del cuerpo espiritual de una persona herida después de una pelea en las esferas tenebrosas:
—¿De dónde sale esa sangre en la vida después de la muerte?
Su líder espiritual sonrió y dijo:

—No eres el primero en hacer una pregunta así; intentaré aclarártelo.
¿No te resulta un fenómeno extraño que sus cuerpos estén materializados?
André reflexionó.

—No, eso no, pues pude observarlo en la esfera de la tierra.
—¿No siente mi hijo cómo le late el corazón?
—Pero ellos están muertos, ¿no es cierto, Alcar?
—Pero son terrenales en sentimientos y seguirán siendo terrenales hasta que hayan cambiado interiormente.
Por mi cuerpo también corre sangre, aunque sea de sustancia espiritual.
Ellos se han construido un cuerpo animal, incluso basto material, lo que encuentra sintonización con este estado.
Una mirada en el más allá, 1936
La sangre no es comparable con la sangre material:
Por eso por sus cuerpos corre sangre, pero, como te dije, de sustancia espiritual.
Ves cómo es nuestra vida, lo tenemos todo: animales, flores, árboles y plantas, casas y edificios, todo, pues, pero en un estado más bello y más fino que en la tierra.
Cuanto más se desciende, más basto se va haciendo el ser humano.
Cuanto más ascendemos, más espiritualizados nos iremos haciendo, hasta que hayamos recorrido este camino, que tiene sintonización con el cosmos.
La sangre que has visto correr no se puede comparar con la material.
Una mirada en el más allá, 1936
En el más allá es posible ver todo lo que los habitantes pueden construir mediante su concentración:
Ahora escarba en la tierra y toma algo en la mano.
André hizo lo que Alcar quería y miró a su líder espiritual.
—¿Es tierra, André?
Claro, pero de una sustancia espiritual.
¿Y el vino?
¿Por qué no habría vino ni cuchillos y revólveres, si aquí lo poseen todo?
Viste cómo resplandecían sus piedras preciosas y aun así para mí no tienen valor; para ningún ser más elevado en el espíritu.
Así pasa con todo lo que percibes y percibirás en el espíritu de lo que vive por debajo de la primera esfera existencial en el espíritu.
Te asombraste por no ver el color blanco ni ningún otro color aparte del rojo estridente y el verde falso, ¿no es así?
—Sí, Alcar.

Fue por esto que André entendió que su líder espiritual lo había podido seguir a pesar del bullicio.
—Llevan ropa según su concentración y fuerte voluntad y algunos son más potentes en esto que otros.
No pueden sostener el azul ni el blanco por su voluntad, porque les faltan las fuerzas para eso, porque por así decirlo no son suficientemente inmaculados.
Por eso, cuando te encuentras con un ser en una hermosa túnica, este ser se ha hundido mucho.
Por eso los pobres, los que llevan andrajos, son los felices y los ricos en las esferas oscuras.
Pronto harán la transición; no los mantiene presos una influencia.
Han depuesto todo ese oro y esa plata, así como sus túnicas.
Por lo tanto ningún ser puede entrar a otra esfera sin deponer las posesiones, los sentimientos interiores de esa esfera más baja.
¿Te queda claro todo?
—Sí, Alcar, ahora todo me es completamente comprensible.
O sea que todo se ha construido por sintonización interior, por concentración y fuerte voluntad.
—En las esferas elevadas, la gente y la ropa irán cambiando, y conforme vayan ascendiendo, también las esferas en las que viven.
De este lado conocemos sintonizaciones espirituales, cósmicas e incluso divinas.
Aquí pueden hacer lo que sea, André, aunque no puedan convertir su esfera en luz, eso no, para eso hace falta sintonización.
Una mirada en el más allá, 1936
A André los habitantes del país de odio y pasión y violencia en las esferas tenebrosas le parecían más fieras que seres humanos:
André vio a los primeros seres en esta terrible ciudad.
Entró a la tierra del odio.
—¿Esas son personas, Alcar?
—Seres humanos, hijo mío.
Ellos también vivieron en la tierra y en algún momento fueron jóvenes y bellos.
Luego viejos, para olvidarse el resto de su vida y entrar aquí.
André se les quedó mirando sin poder creer lo que veía.
Eran salvajes, maliciosos.
Estas ya no eran personas, eran animales depredadores.
Les desorbitaban los ojos inyectados en sangre.
Eran deformes en cuerpo y alma.
Seres humanos convertidos en monstruos.
Su mirada era destructora.
Se consumían por el fuego de sus pasiones.
Cuánto se habían hundido.
Veía a hombres y mujeres juntos.
Aquí vivían las bellezas de la tierra.
Qué terribles eran ahora.
En sus pensamientos se encontraba en la tierra, viéndolos ataviados con túnicas magníficas.
Qué bella podía ser una mujer.
¿Cómo eran ahora?
Una mirada en el más allá, 1936
Gustave Doré se aproximó mucho cuando hizo las ilustraciones del espíritu como ser humano para el libro de Dante.
Abajo del todo en las esferas tenebrosas, en el valle de dolor, el cuerpo espiritual está hasta tal punto deformado por los sentimientos preanimales que se parece a una medusa:
Pues, señor, entonces verá cómo cambia el rostro, cómo cambia el ser humano, los labios, los brazos son garras y ya ni siquiera hay brazos, han terminado por unirse; ha desaparecido el ser humano.
Hasta que estamos tirados como una medusa en la playa.
¿No lo sabía usted?
¿No es honesto?
Cuanto más profundos vayamos ahora, más podredumbre habrá en nuestra aura.
Solo que no oscurecerá, señor, pero apesta en nuestra aura.
Un ser humano con la conciencia normal ya no soporta estar en esa esfera.
Todo se convierte en un lío animal.
Entonces ni siquiera es posible enviar a un tigre, un león, un cocodrilo; no han hecho tanto mal como nosotros, los seres humanos.
Pero qué sencillo es.
Y entonces deberían mirar lo que ha quedado del aura y el ser humano; todo, pero completamente disuelto en las tonterías de nada que hacemos, en esos robos, esa destrucción, esa cosa destructiva que aún vive en nosotros.
Preguntas y respuestas 2, 1951
Los habitantes de las esferas tenebrosas no pueden modificar su cuerpo espiritual sin más, es su interior tenebroso lo que determina su exterior.
Los habitantes de las esferas de luz, en cambio, sí pueden cambiar su cuerpo espiritual cuando visitan una esfera que se encuentra por debajo de la suya propia.
Cuando descienden a las esferas tenebrosas para ofrecer ayuda a los habitantes que se quieren liberar de esa esfera, entonces los espíritus de luz más elevados cambian temporalmente su cuerpo espiritual, por lo que parece que pertenecen a esa esfera tenebrosa.
Así evitan que los habitantes de esa esfera tenebrosa los reconozcan como espíritus de luz más elevados, porque entonces serían atacados por aquellos habitantes que no quieren “ayuda desde arriba”.
Cuando el líder espiritual de André hace que su propio cuerpo se adapte a una esfera tenebrosa, este ya no lo reconoce:
Ahora vamos a descender, pero también volveremos a nuestro propio estado.
André sintió que lo acogió otra esfera, pues lo asaltó un frío tremendo y también había desaparecido la luz que hace un rato le había permitido percibir.
Se asustó tremendamente, porque allí ante él estaba un ser terrible y ya se preparaba para volver a su propio estado.
¿De dónde había salido ese ser tan de repente?

—Quédate, André, soy yo —oyó decir en el mismo instante en que quiso desaparecer.
‘Pero cómo es posible’, pensó.
‘¿Es Alcar?’.
—¿Acaso no me reconoce mi hijo?
No, André no hubiera reconocido a su líder espiritual si no le habría hablado.
Lo que había allí frente a él era un ser basto material.
—¿No he cambiado, André?
—Qué terrible, qué aspecto tiene, ¿cómo es posible?
—Este es mi cuerpo espiritual, pero ¿todavía puedes reconocerme como un espíritu de la luz?
¿Entiendes ahora lo que significa la conexión en el espíritu?
También te dice que no se puede entrar aquí sin más.
Quienes quieran trabajar en la esfera de la tierra, quienes hayan descendido desde las esferas elevadas para ayudar aquí a infelices tienen que estar desarrollados y poseer las fuerzas necesarias, de lo contrario no podrán aguantar aquí.
Para eso hace falta esfuerzo y una convicción sagrada, y sobre todo amor por nuestro trabajo.
Una mirada en el más allá, 1936
Alcar porta por dentro sus posesiones espirituales:
—¡Qué aspecto tan terrible tiene usted, Alcar!
—¿Por qué terrible?
¿No soy el mismo, acaso?
Llevo mis posesiones interiormente, nadie puede quitarme nada.
André pensó en la irradiación espiritual de Alcar, que se le había concedido admirar en las esferas elevadas.
¿Dónde había quedado su hermosa vestidura que lo iluminaba?
Qué milagros vivía.
—¿Quién me cambiará, André?
Es que no quiero su vida; ninguno de ellos puede influenciarme ni lo hará.
Si participara también de su vida animal, sería uno de ellos, pero sigo siendo quien soy, porque no quiero su vida ni me hace falta; me mantengo en mi propia sintonización.
Las bellas manos de Alcar se habían convertido en garras y sus hermosos ojos habían perdido su brillo resplandeciente.
Todo el brillo del amor había desaparecido, tanto Alcar como él mismo eran seres profundamente trágicos.
¿Qué fuerzas poseía el ser humano que vivía de este lado?
Qué grande era el poder de Alcar para poder hacer todo esto.
¿Quién todavía lo reconocería en este momento como un espíritu feliz?
Alcar lo miró y André supo que su líder espiritual había adoptado sus pensamientos.

—Vaya, ¿eso pensaste, André?
Una sintonización más elevada me intuirá y sabrá qué sintonización poseo.
Pero más adelante todo se te aclarará, porque lo vivirás.
Y ahora, vámonos.
Una mirada en el más allá, 1936

La velocidad de un pensamiento

En la vida espiritual es posible desplazarse a la velocidad de un pensamiento, porque ya no se está limitado por el cuerpo material:
Aquí estamos lejos de tu casa, André.
Pero en unos cuantos segundos podrás estar de vuelta en tu cuerpo y haber despertado.
Podemos desplazarnos, intervenir y hacer trabajo a la velocidad de nuestros pensamientos.
Cuando queremos, podemos también penetrar en la tierra para llegar a tu cuerpo, atravesarla, porque eso tampoco nos significa una barrera.
Entonces podríamos ver lo que vive y el empuje que hay en el interior de la tierra.
Una mirada en el más allá, 1936
Alcar somete al André desdoblado a otra prueba:
Otra prueba más, André.
Concéntrate en mí, no importa a donde vayamos.
Alcar se desplazaba con una velocidad tremenda.
—Hace un rato te conté, y también te lo mostré en nuestros viajes anteriores, que podemos desplazarnos en un fogonazo.
¿Dónde piensa mi hijo que se encuentra?

André miró a su alrededor, pero no vio más que una masa gris.
Después de mucho reflexionar le dijo a su líder espiritual que no se podía orientar.
—Entonces escucha.
Nos encontramos en el centro de la tierra.

André miró a su líder espiritual, pensando que no era posible.
—¿Es increíble para ti también?
Te muestro que el espíritu puede moverse a través de toda materia y que no conoce obstáculos.
De haber ajustado tu concentración en mí puramente, habrías sabido a dónde íbamos.
Ahora sabes que para nosotros todo es posible.
Aun así será asombroso para ti poder vivir esto como ser humano terrenal.
Podemos subir y bajar a nuestro antojo.
Somos dueños de nuestro pensar intelectual, como lo tuvimos algún día en la tierra.
Tenemos un cuerpo más bello que el que posee o conoce el humano en la tierra.
Nos podemos conectar y sintonizar con todo, según las fuerzas que haya en nosotros, que es el amor.
Podemos conectarnos con todo lo que vive.
Una mirada en el más allá, 1936
¡Nosotros los descorporizados podemos hacer lo que sea!
Y ese todo es según vayamos encontrando sintonización en el espíritu, según la fuerza del amor que haya en nosotros.
No podemos llegar más arriba.
Poseeremos sabiduría según sean nuestros sentimientos.
Una mirada en el más allá, 1936
Alcar muestra a André que no solo son capaces de moverse de un fogonazo por el espacio material, sino también a través de distintas esferas:
—Antes de irnos de aquí —dijo Alcar—, quiero hacer otra prueba, convencerte de lo rápido que nos desplazamos y podemos conectar.
Sabes lo mucho que están alejadas las esferas oscuras, lo terriblemente hondos que desde aquí están el valle de dolor y todos los demás estados.
Pero podemos desplazarnos y conectarnos con el valle de dolor en un fogonazo.
—Me parece que está a años de distancia, Alcar.
—Dame la mano y agárrame fuerte, y no olvides conectarte conmigo con toda la concentración que tengas dentro.
Nada, absolutamente nada debe interferir.
No puede haber otros pensamientos en ti, solo piensa en mí.
¿Me entendiste, André?
—Sí, Alcar.
—Prepárate.
André se sintió embargado por una enorme fuerza.
En el mismo instante sintió que se le acogía y que se le alejaba como un fogonazo.
Despertó de un leve trance y vio para su consternación que se encontraba en el valle de dolor.
¿Qué milagro había ocurrido?
—Concentración y fuerte voluntad, hijo mío.
Allí frente a ti están las personas con las que nos hemos conectado.
Llegamos y podemos volver aquí en un fogonazo, a través de todas las esferas que te he mostrado.
Así venimos a la tierra y podemos conectarnos con todo lo que vive.
No importa dónde se encuentre el ser humano, lo encontraremos (—dijo).
Qué fuerza, qué poder era el amor.
En la tercera esfera había visto desfilar ante sus ojos las esferas oscuras y ahora había vuelto en un fogonazo a esta miseria.
—También volveremos en un fogonazo.
De nuevo André sintió que se hundía, aunque seguía estando consciente de todo.
Pronto llegaron a la tercera esfera, al lugar desde donde poco antes habían descendido.
Todo lo que estaba viviendo del otro lado era asombroso.
Para un espíritu en la luz ya no había profundidades ni lejanías o distancias; eran una en todo.
Una mirada en el más allá, 1936
Pero tampoco se han olvidado de avanzar andando:
Si queremos vivir el despertar en las leyes de Dios, tenemos que seguir caminando.
Un espíritu de la luz puede elevarse mediante la concentración en su voluntad, planea por el espacio y en un solo segundo puede alcanzar su meta.
Pero al estar sintonizada la concentración en seguir planeando, la vida en la naturaleza se le disuelve.
Ahora preferimos seguir lentamente par meditar por el camino y así vivimos el despertar de la naturaleza y de nuestra propia vida.
Los pueblos de la tierra contemplados por el otro lado, 1941