El primer sacerdote mago -- Fuentes

Textos primarios de los libros de Jozef Rulof correspondientes al artículo ‘El primer sacerdote mago’.
Según los libros de Jozef Rulof.
Estas fuentes presuponen la lectura previa del artículo ‘El primer sacerdote mago’.

La metafísica germinó en China

En el libro ‘Dones espirituales’, el maestro Zelanus sigue al primer sacerdote mago:
Este hombre vivía en China, y fue allí que se vivieron los primeros síntomas por ayuda desde este mundo.
Dones espirituales, 1943
Un sacerdote empezó a reflexionar sobre todas estas leyes y quiso saber lo que vivía realmente en él.
‘¿Qué es la vida?’, se preguntó.
‘¿Qué soy yo cuando yazco allí y me he quedado dormido, y la vida del día escapa a mi conciencia?
¿Qué es el sueño?
¿No es malgastar el tiempo?
¿Tiene que quedarse dormido un ser humano?’.
Dones espirituales, 1943

La vida interior de su mano

Quería saber más al respecto, este sacerdote, pues comprendió también que albergaba un sinnúmero de leyes de las que no sabía nada.
Empezó a reflexionar, siguió con el tema hasta que fue capaz de elevar la vida de su mano, de modo que podía perforar la carne y sin embargo no sentía dolor.
Le pareció tan curioso que despertó en él el deseo de eliminar su organismo entero.
‘¿Qué pasa entonces’, pensó, ‘cuando mi cuerpo está acostado, y yo con él?
¿Soy otra cosa que mi cuerpo?
¿Hay en mí presencia de otro yo, que gobierna lo que soy para la tierra, y lo que es un ser humano?’.
Le parecía que era increíble, nunca antes había podido hacer semejantes preguntas, y ahora de pronto comprendió que él mismo tenía que ser más que esta única cosa que moría.
Dones espirituales, 1943
Cuando se hubo perforado la mano, cuando miró esa parte material sin que le molestara el dolor, comprendió también que él mismo podía ser ese dolor, pues es que quería que la mano se volviera insensible al dolor.
Reflexionó durante días y semanas seguidas, entonces pensó comprender el milagro.
Entendió que esto era un milagro; él mismo quería que la mano no viviera dolor, pues la mano no podía pensar, ¿no?
¿Quién dominaba la mano? ¿Quién le daba vida?
Él, por supuesto, era pues dominador de su propia mano, ya ahora la tenía bajo control, la mano tenía que obedecerle a él, a su voluntad.
Pero ¿dónde estaba ahora la vida de su mano?
Sintonizó con ello y vio, no, sintió que la mano vivía ahora en su hombro.
Sí que la mano seguía allí, pero vivía en otra parte, él mismo quería que la mano siguiera siendo allí la vida de la mano.
Ahora hacía que la vida descendiera y, mira: la mano se relajó y recuperó la vida propia.
Dones espirituales, 1943
Este sacerdote vivió que su mano, que se había liberado porque él lo quiso, vivía en otra parte de su cuerpo.
Esa mano, sentía, pertenecía aún a la vida verdadera.
Si podía lograr, se decía a sí mismo, que el cuerpo entero se desprendiera del cuerpo material, ¿qué ocurrirá entonces?
Quería intentar sentirlo.
Pero —volvió a preguntar— ¿por qué se originó esta vida?
¿A qué pertenece la vida de una mano y toda esta vida mía?
¿Esto que soy?
Eran grandes misterios, pero quería resolverlos.
En realidad todo le era demasiado imponente, tenía que continuar con calma.
Le había quedado completamente claro que si soltaba su control sobre la mano interior, lo que lograba gracias a los pensamientos, que entonces la vida volvía a fluir hacia la mano material y esta recuperaba la normalidad.
Por la fuerza de los pensamientos elevó la mano interior y la puso en algún otro lugar de su elección.
¿Qué fuerzas hacían que él mismo pudiera pensar por una mano?
También eso quería saberlo.
Pero percibía que la luz del día le molestaba y que las tinieblas podían ayudarlo, y por lo tanto se encerró en su celda.
Llega al punto en que la mano ya no tiene vida y cuelga ahora como una parte muerta al lado de su cuerpo, lo que le da miedo y al instante hace que la vida fluya de vuelta.
Y, mira: vio la mano como siempre, recuperó el mismo color y era caliente al tacto.
Vivió puramente la necrosis de su mano y entonces continuó.
Sintió también que la circulación de la sangre se ralentizó y que podía regularla como él mismo quisiera y todo le pareció un gran milagro.
Aprendía muchísimo en estas tinieblas, pero la mano no podía morir, en esto se equivocaba.
Sentía que pensaba demasiado profundamente.
Ahora dio un poco más de vida a la mano y esta volvía a la normalidad, por lo que se sintió muy feliz.
Probó el mismo método una decena de veces y funcionó como por sí solo una vez que hubo llegado a este punto.
Podía alimentar su mano como él mismo quisiera, por lo que comprendió que la mano se había convertido en su posesión propia.
Antes también le había pertenecido, pero ahora dominaba esa parte de su cuerpo y esta tenía que obedecerle.
Dones espirituales, 1943

Desplazar ¿a dónde?

Ahora quiso poner bajo su control el brazo entero y también eso lo logró por completo.
Perforó su brazo en varios lugares, pero no le dolió.
Ahora quería dominar todos los órganos de su cuerpo.
Lograr eso en los órganos internos le parecía muy difícil, y sin embargo quería despojar los intestinos, el estómago y los riñones y todos los demás sistemas de la vida verdadera.
¿Qué viviría entonces?
Cuando hubo vencido los brazos, lo intentó con las piernas.
Y también la pierna obedeció su voluntad y permitió que la desprendiera del cuerpo.
Podía perforar la pierna, no corría sangre allí y dolor no sentía en absoluto.
Vivir esto con todos los sistemas le pareció un gran milagro, pero lo intentaría.
Sus pensamientos y sentimientos —comprendió— estaban sintonizados con sus brazos y piernas; era él quien alimentaba las partes del cuerpo, nadie más.
Sus pensamientos estaban sintonizados con eso y podía sustraerlos a esos órganos.
Ahora todavía los órganos internos, ¿y luego?
Entonces su organismo ya no tendría nada que querer, él sería el dominador.
Pero ¿qué milagros vivía entonces?
Eran milagros, ¿no?
¿Había un solo ser humano que sabía algo de esto?
Su concentración estaba sintonizada en la vida exterior e interior.
Cuando la circulación de la sangre escuchó su voluntad, volvió a empezar a pensar.
Ahora se negaban las piernas, ya no había vida en ellas, él era la vida.
En las tinieblas de su propia celda llega a la reflexión y a los sentimientos, y refuerza su voluntad.
La sangre corre por las venas, lo sabe, y esas venas están en su poder.
Puede hacer con la sangre lo que él mismo quiera, pero la sangre nuevamente es alimentada por él mismo.
Si quiere hacer que corra lentamente, lo que ocurre por los pensamientos, entonces a la vez priva la pierna de vida.
Es de una belleza imponente.
Estira la mano y en el mismo instante está como muerta.
Aun así mantiene la vida en ella y la mano sigue siendo caliente al tacto, continúa, entonces la mano se vuelve helada y eso, lo ha aprendido, no debe ser.
Tiene que evitarlo o no podrá pensar con normalidad, entonces la mano le molesta.
Esa mano fría es como un cadáver y él siente que algo que está muerto no vive e interfiere necesariamente.
Y las interferencias mientras piensa lo obstaculizan en su estudio.
Sabe lo que tiene que hacer.
Ahora, todos los demás órganos.
Dones espirituales, 1943
¿Aprendo?
Sí, ¿qué? ¿Qué aprenderá?
Hizo que se sintiera anhelante y quiere saberlo.
Durante horas se hace preguntas a sí mismo y también se contesta.
Sí que le llama la atención que de pronto le vayan surgiendo esos pensamientos.
¿Quién es él en realidad?
Aprendió ahora que todo órgano tiene su propio significado, pero que sin embargo todos esos órganos vuelven a estar conectados entre ellos.
Continúa y cancela el funcionamiento de la pierna, aunque aun así quiera poner en movimiento los músculos de la espalda para sentir cómo reaccionan en ellos las partes del cuerpo.
Ahora que sintonizó su concentración con el sistema nervioso, la pierna se negó y no se desprendía de la vida.
¿Qué querrá decir esto ahora?, se preguntaba.
¿Por qué se negaba la pierna?
Durante días lo va pensando, una y otra vez lo vuelve a intentar, pero no lo logra.
Siente que hay una interferencia en sus pensamientos, pero ¿dónde está?
Nuevamente, cree saberlo de golpe, como si otro le hubiera regalado esos pensamientos: entran en su vida por sí solos.
Dones espirituales, 1943
Siente ahora que la pierna está siendo alimentada por otros órganos, y esos órganos a su vez lo dominan a él, tiene que tenerlos bajo su control también si quiere poder continuar.
Antes que nada tiene que poner bajo control esos órganos.
La pierna, lo siente, tenía significado para esos otros órganos, para la pierna tiene que seguir otro camino.
Ahora sigue el sistema de los músculos, y sintoniza su concentración en él.
Sigue este sistema y así llega a su pierna, de modo que empezó a sentirla, así como el sistema muscular.
Volvió a la circulación de la sangre y al sistema de las venas, sigue esa vida en pensamientos y lo pone bajo control.
Pone una piedra encima de otra y construye ahora un edificio astral, la vida después de la muerte —el espíritu.
Aun así elevó en él la vida de la pierna y la llevó al área del estómago, en realidad no sabía aún dónde dejaría esa vida, surgió en él sin más y él llevó a cabo aquello en que estaba pensando.
La pierna estaba ahora insensible, pero un poco después le entró un terrible agobio.
La vida de la pierna le molestaba alrededor del estómago, no había pensado en esto, fue un fenómeno nuevo para él.
Un poco después le entró un hambre increíble.
¿Qué tipo de fenómenos eran estos y por qué razón surgían?
Durante días reflexionó al respecto y mientras tanto seguía y lo intentaba una y otra vez.
Cuando devolvía la vida a la pierna, la sensación de hambre disminuía.
‘Qué curioso’, pensaba, hasta que de pronto comprendió que el estómago no podía procesar toda esa vida.
Por eso al estómago le entraba hambre y ese fenómeno lo producía él mismo, se establecía por sus pensamientos.
Dejaba que se debilitara su concentración y los dolores que se manifestaban por el hambre volvían a desaparecer.
Ahora comprendía.
En estado normal no sentía su estómago, ahora sentía un estómago doble; comprendió que la fuerza era excesiva para esta parte del cuerpo.
Cuando comprendió esto se puso a bailar en su celda y se sintió un gran milagro.
En realidad, todas esas partes del cuerpo ya no tenían nada que decir, él era el soberano.
Solo le faltaba comprender cómo tenía que continuar para vencer a todos los órganos.
Tendría que evitar ahora que hubiera interferencias en el estómago.
De pronto lo supo otra vez y nuevamente gritó de alegría.
Tenía que llevar esa fuerza a alguna otra parte.
¿Y luego?
Pero eso es muy natural, entonces podía continuar y no habría trastornos.
¿No molestarían esas fuerzas en todas partes?
Es lo que quiere saber, y continúa.
Elevó en sí la vida de la pierna, pero la mantuvo fijada en su concentración, y la dejó en otra parte.
Cuando la elevó y en pensamientos quiso dejarla en su cabeza, de pronto le dio un dolor de cabeza tan agudo que pensaba que iba a hacerle desfallecer.
En ese momento ya ni siquiera podía pensar y por tanto estaba completamente equivocado.
¡Eso no funcionaba!
Aun así lo volvió a intentar.
Inmediatamente después le empezó a sangrar la nariz de forma ya casi imparable, y la vida de la pierna volvió a alejarse de él.
Entonces tuvo que volver a empezar de cero, pero primero quiso pensar, desconocía este fenómeno.
‘¿Qué tengo que hacer en realidad?’, se preguntó.
‘¿Hasta dónde he llegado ya?’.
Cada vez daba un paseo a través de su cuerpo y seguía todos los sistemas, no diez sino cien veces depositó la vida de la pierna en la cabeza, hasta que se sintió mareado y lo tuvo que dejar.
Donde llegara la vida de la pierna y él la depositara, molestaba a los demás órganos.
Sentía que los ojos se le salían de las órbitas y que la cabeza estaba tensa, pues tenía los labios muy gruesos.
En ese instante también se resistía la respiración y pensó que se asfixiaría.
Sin embargo siguió buscando este misterio y no pensaba en abandonar; quería saber.
Dones espirituales, 1943

Fuera del cuerpo

Ambas piernas obedecían su voluntad, ahora faltaba la disolución completa de la vida, y entonces podría continuar.
¿A dónde?
En pensamientos se hallaba fuera de su celda, daba un breve paseo.
¿Qué tengo que hacer fuera?
¿Qué quiero allí en realidad?, entra en él.
¿Fuera?
¿Qué significa este fuera para mi vida?
De pronto exclamó gritando:

—¡Lo tengo! ¡Lo tengo, he llegado!
Ahora podía seguir construyendo.
Se sintonizaba ahora con la nada, con el vacío en él y al margen suyo, en el espacio.
Ese espacio era el exterior que entraba en él.
Así que no di el paseo en vano.
Elevó la pierna hasta allí.
Primero la izquierda, luego la derecha, y las dejó allí.
Ahora su estómago estaba libre y podía seguir.
‘Qué maravilla’, pensó, ‘qué milagro’.
La vida de la pierna vivía ahora en el espacio, ninguna de las dos piernas podía molestarlo ya y podía retirarlas cuando él mismo lo quisiera.
Incluso iba más allá.
Cuando pensaba en la pierna izquierda y quería patear con ella, la pierna pateaba y hacía lo que él quería que hiciera.
También la pierna derecha obedeció su voluntad y pateó.
Ahora hizo que las piernas corrieran al margen de él, y también eso iba como por sí solo.
‘Mira, hay que ver’, pensó, ‘mis piernas bailan de gozo y están igual de felices que yo’.
Y era cierto: las piernas estaban felices.
Pero era él quien depositaba la felicidad en ellas.
A bailar, a bailar, quiero que bailen (bailéis), piernas mías, mis propias piernas, bailen (bailad), vamos.
Durante días estuvo jugando con sus piernas, las puso a hacer las cabriolas más extrañas hasta que él mismo se hartó.
¿Qué es?
Ahora volvió a conocer uno nuevo.
Dones espirituales, 1943
Las piernas se le derrumbaron y se acostaron allí para dormir.
También él se sentía atontado y quería quedarse dormido.
Solo un momento, luego pegó un grito de dolor.
¿Qué es?
Como un rayo retiró sus piernas y ahora el dolor se fue.
También esto volvía a ser algo nuevo, muy nuevo para él, y le gustaría llegar a conocerlo.
Dones espirituales, 1943
Se acostó para dormir, había terminado su tarea para ese día.
Los demás sacerdotes le llevaron de comer y beber, pero todavía no quería decirles nada, primero quería haber llegado a ese punto, por más deseosos que estuvieran.
Aun así no podía resistir más e interrumpió brevemente su encierro.
‘Pero ¿dónde estoy?’, pensó, ‘Qué mundo tan extraño es esta vida en realidad, en comparación con aquello en que vivo cuando estoy rodeado de tinieblas’.
Al siguiente día siguió de nuevo, llevó comida y bebida para mucho tiempo y continuó su estudio.
Cuando pensó en comida se dio un susto tremendo.
¿Cómo es posible? En todo este tiempo apenas he comido o bebido algo.
No tenía tiempo para pensar en comer y beber, y el cuerpo ni siquiera mandaba esa necesidad a él.
Otra vez algo nuevo.
Dones espirituales, 1943
Continúa en donde se ha quedado.
Le vuelven a bailar las piernas y lo hace pensando en ellas, todo es de una belleza increíble.
Pero de pronto siente una sacudida, siente claramente que alguien le agarra las piernas.
Ahora también vuelven los dolores.
¿Le estaba alguien quitando las piernas?
¿Quién podía hacerlo?
Aun así tenía la sensación de que había unas manos que le agarraban y ceñían con fuerza las piernas.
Sentía muy claramente esa presión.
Tiene que esforzarse intensamente si quiere liberar las piernas, pero lo logra.
Esto no lo comprende.
¿Se podía pensar en este espacio?
¿O había cometido un error?
Intuir algo y poner fuerza en ello solo podía hacerlo un ser humano.
¿Eran estos pensamientos de un ser humano?
¿Se sabía de él en el espacio?
Nuevamente lo intentó y un poco después sus piernas nuevamente estaban siendo agarradas y presionadas, y con mucha fuerza, además, por lo que pensó que las estaban arrancando de cuajo.
Dejó que sus fuerzas se debilitaran un poco y mira: las piernas se van alejando de él, están siendo arrastradas.
¿Por qué?
¿Quién vive en ese mundo, en este espacio?
Retira las piernas con todas sus fuerzas, en realidad las quita de las manos de un tirón, como si tuviera que pelear por sus propias piernas, y recobra la conciencia.
Dones espirituales, 1943
De inmediato tiene que irse y sale corriendo hacia los demás sacerdotes.
Quiere contarles la novedad descomunal, pues ya no se siente seguro de sí mismo.
Ahora les deja claro hasta dónde ha llegado y les enseña el desprendimiento del organismo, pero él mismo continúa.
Empiezan a pensar y quieren alcanzar lo que ha vivido.
Dones espirituales, 1943

Otros

Cuando continuó, se prepuso velar por sus piernas y poner más atención, tal vez entonces podría descifrar este extraño misterio.
Había peligro en el mundo en el que vivían las piernas.
¿Qué suerte de espacio era en realidad?
¿Era un mundo como este?
No haber pensado en eso antes, según siente, fue porque ha estado sintonizado en las piernas.
Ahora lo comprende y lo recordará, tiene que saberlo.
Ahora él mismo también ira y pondrá atención.
Vuelve a dejar que le bailen las piernas y, mira, un ser humano tira de ellas y quiere poseerlas.
Las retira y mira en aquel otro mundo y sigue al ser que acecha sus piernas.
‘Ya no estoy solo en esto’, piensa, ‘¿sí que se me han adelantado otros?
No llegué hasta aquí, otros ya lo han alcanzado.
No ve a un solo ser humano, sino a decenas.
¿De dónde vienen estas personas?
¿Hay gente viviendo en este espacio?
Sin embargo volvió a soltar las piernas, las puso en ese mundo y lo siguió todo.
Podía verlas con claridad.
Cuando llegaron esas personas para agarrarlas las retiró.
Reflexionó mucho tiempo sobre esto y le pareció imponentemente interesante.
Era otro mundo, lo que él sabía el común de las gentes todavía no lo conocía, le había quedado claro.
Sin embargo, esto era algo nuevo y lo estaba llegando a conocer.
Las piernas —siente— pertenecen a aquello en que vivían y es un espacio, y ese espacio es un mundo.
Eso era un mundo y el algo suyo eran piernas.
Piernas y espacio, espacio y piernas son uno solo.
Ser, según continúa pensando, es como la vida del espacio.
¡Alto!
¡Hay que empezar de nuevo!
Mis piernas son mías y ese mundo es un espacio.
Sentía que eso estaba muy claro.
Si sus piernas no fueran de ese mundo, tampoco podrían vivir en él, y pudo seguirlo.
Piernas y brazos, cabeza —volvió a soltar un grito de alegría.
Casi está, cabeza, brazos —ahora a reflexionar tranquilamente, pero ya no puede más.
Retira las piernas y primero descansa un poco.
Dones espirituales, 1943
Beber algo le hará bien.
Toma un trago y pero encima lo vuelve a escupir.
¿Qué es eso?
Otra vez algo nuevo, un fenómeno nuevo.
Lo comprende muy rápidamente y se concentra en beber, ahora la bebida se queda en el estómago, pero le molesta.
Otro fenómeno más, siente, pero ¿por dónde empezar ahora?
Reflexiona tranquilamente y lo siente.
No le hace falta comida ni bebida en este estado, puede estar sin comer y beber, pero se cae de cansancio.
¿Ese cansancio también se puede vencer?
Siente a fondo todos los sistemas y piensa, cuando está listo para ello, que también esos fenómenos los ha vencido.
Primero tiene que saber esto del cuerpo, o le molestará en sus pensamientos para ese mundo.
Tomar algo pero no demasiado le parece lo mejor, entonces no molestarán los órganos.
Lo hace, toma unas gotas más y mira, hace que ahora se sienta vigoroso.
Ahora puede continuar.
Dones espirituales, 1943
Las piernas pertenecen a ese espacio y son como este.
Sus piernas forman parte de ese mundo.
Aquí se queda detenido y no puede seguir pensando.
Aun así tiene que conocer ese mundo, pero ¿cómo es posible eso?
Yo... mismo soy como esas piernas.
Esto mío... no lo dejes ir... tiene que ir allí.
Piensa sentirlo.
Las piernas también tienen un torso.
En este viven intestinos y otros sistemas, y forman parte de él.
Todos esos sistemas tienen vida.
Ya lo tengo, ¡ya lo tengo!
Vitorea: estoy reflexionando bien, voy a llegar.
Todos los sistemas tienen que ir hacia ese espacio.
¿No me estoy equivocando?
No, todos estos sistemas, yo mismo tengo que ir hacia mis piernas, solo entonces podré seguir.
Cuidadosamente piensa en esa dirección y se vencerá a sí mismo.
Todo lo que soy tiene que ir hacia las piernas.
Dones espirituales, 1943
Ahora se percibe a sí mismo y comprende que es muy débil.
Primero descansar y luego continuar, eso le parece lo mejor.
Hace la señal que ha convenido con los demás y vienen a liberarlo de su celda.
Después de poco tiempo ha llegado al punto, quiere continuar suficientemente fortalecido.
Dones espirituales, 1943
También algunos otros sacerdotes hacen avances y les muestra el camino, los ayuda todo lo que pueda, de modo que puedan perforarse.
Ya se sabe en los alrededores, todos quieren ver estos milagros y con gusto pagan algo por ello.
Los sacerdotes ven cómo se va llenando su granero y ahora pueden continuar su estudio.
Dones espirituales, 1943

Hacia el mundo interior

Él comprende que lo que vivirá ahora es increíble si se vence a sí mismo.
‘Pero ¿qué pasa entonces con esto’, piensa, ‘cuando esté allí dentro?
¿Esto cuerpo al que dejo atrás y que se queda allí acostado en mi celda?’.
Pero eso llegará después, lo siente, primero lo otro.
Y vuelve a sintonizarse con lo otro.
Libera sus piernas, deja tanta fuerza en ellas que no pueden morir y piensa ahora en la parte inferior de su cuerpo, que tiene que venir encima de ellas.
Y después ya verá qué sigue.
La barriga y los intestinos tienen que seguir el mismo camino que sus piernas, y es posible.
Empieza a pensar y siente que tiene que proteger sus piernas, que tiene que hacerlas invisibles para aquellas personas, entonces podrá continuar.
Sintoniza con ello y ve que un vaho como una nube deja aisladas las piernas, haciéndolas invisibles.
Las piernas son visibles, de modo que irradian luz y por esa luz deja un aura alrededor de la sustancia viva que son sus piernas.
Lo comprende todo y está alegre de haber llegado hasta ese punto.
También alrededor de esas personas ve una irradiación.
Así constata que ha tomado el camino correcto, y ahora puede seguir trabajando.
Comprende también que no debería haber mandado tan lejos sus piernas, y que ya no debe mostrar esas artes.
En silencio, al margen de ellas, tiene que terminar su trabajo.
Tiene que llevarse a sí mismo a ese punto y solo entonces ya verá.
Cuando lleva algo suyo propio a ese mundo, entra una sensación de sueño a su cuerpo, que aún sigue aquí en la tierra.
¿Es el sueño material?, se pregunta.
Llega a estar bajo la presión de su organismo, y sin embargo tiene que sentir y pensar.
Llega a ese punto, sustrae la vida a los órganos materiales, lleva la parte inferior del cuerpo y el pecho, con los sistemas que viven en ellos, a aquel otro mundo y los añade a las piernas, coloca una parte del cuerpo encima de la otra y ve ahora que estas partes, así como así, atraen a las que les pertenezcan.
Pero siente cómo en esta vida va hundiéndose en el sueño, y tiene que resistirlo hasta el último segundo.
Comprende que esos sistemas tienen que ser desprendidos del sistema nervioso, percibe con precisión para qué sirve eso y es completamente él mismo.
Ahora su estómago material ya no necesita comida, la fuerza para ello vive en aquel otro mundo, hacia donde él quiera.
Ve que numerosas partes del cuerpo han sido vencidas en lo material.
Ahora solo falta la capacidad de reflexión y está en el lugar del que quiere saberlo todo.
Todo funciona de maravilla, los sistemas quieren atraer hacia ellos aquello que les pertenece, y ahora que ha llegado al punto y ha perdido el equilibrio entre materia y espíritu, que ese mundo domina en fuerza y vitalidad, solo le falta soltarse a sí mismo y estará donde todos esos sistemas que forman parte de aquello de lo que él es el dueño.
Ahora algo lo detiene y vuelve a estar ante nuevos problemas.
¿Cómo tiene que pensar para desprenderse de sí mismo?
Tiene que pensar aquí y allá, y no es tan sencillo, pues quiere mantenerse despierto.
¡Allí quiere pensar, y no aquí!
Nuevamente le entran pensamientos y cree percibir el misterio.
A pensar un poco, y luego a soltarse a sí mismo.
Se suelta, se hunde más profundamente en el sueño, ya casi no percibe el cuerpo material, pero le entra miedo.
No se atreve y no sabe en qué pensar.
Aun así, una parte tras otra se disuelve ante él y se añade a sí mismo al cuerpo astral vivo.
Se concentra en todos esos sistemas, ya solo falta la cabeza y entonces también él está en ese mundo.
Es una visión milagrosa, se ve a sí mismo sin cabeza en aquel otro mundo, anda de un lado a otro, pero no ve a personas.
Pero tendrá cuidado y velará por todos esos sistemas.
Le gustaría ir allí y saberlo todo de ese espacio, tal vez llegue a conocer a todas esas personas.
Es muy imponente lo que ve y siente.
Puede pensar allí y aquí.
Si se deja ir y permite que sus pensamientos en este organismo se debiliten, allí en aquel mundo llegará a cobrar vida otra figura, pero entonces ha dejado el aquí, lo material.
No llega al desprendimiento y sin embargo, lo sabe, no hay otro camino.
Repasa tranquilamente toda posibilidad y se da cuenta: no hay otro camino, soy yo mismo quien todavía puede dominar ambos organismos.
Se desprende, siente que el cuerpo va hundiéndose debajo de él y da un paso para salir de lo terrenal y entrar en lo otro, aunque a la vez siente que se va mareando y quedándose dormido.
Aun así está completamente despierto, en aquel otro mundo se siente como en el organismo de la tierra y puede pensar como allí, al margen de esos sistemas que siguen con vida y que él mantiene con vida durante este viaje.
Dones espirituales, 1943

Poseído

Pero de pronto siente una sacudida tremenda y vuelve en sí.
¿Qué es eso?
Ve que su cuerpo terrenal empieza a vivir y sin embargo no ha pensado en eso.
Está fuera de él, pero así es arrojado a lo terrenal, la sacudida afecta su equilibrio y se derrumba.
Siente a otro ser humano dentro de sí y a su alrededor y se pregunta lo que ha ocurrido mientras tanto, es imperativo que lo sepa.
¿Quién ha accedido a su cuerpo?
Intenta orientarse y observa que otro ha tomado posesión de su cuerpo.
Apela a sus fuerzas para expulsar al otro de allí y se origina una pelea en la que no puede vencer a su rival.
—¡Fuera! —grita al otro—, fuera, sal de mi cuerpo.

El ser humano que ha tomado posesión de su vestidura material vocifera:

—¡Tonto, esta vida te pertenece, no aquella en que vivimos nosotros!
Ahora viviré por ti, soy amo y señor en este organismo.
Dones espirituales, 1943
El mago se resiste, se origina una tremenda batalla, de modo que los demás sacerdotes lo oyen y quieren prestarle ayuda.
¿Es ese nuestro maestro?
Qué extraño es su comportamiento.
Sale de su celda y quiere tener comida y bebida, y además una mujer.
Quiere disfrutar la vida otro poco.
Su maestro come hasta reventar, bebe por cuatro, lo que para ellos es un gran misterio.
Cómo ha cambiado el hombre, este no es su maestro.
Tiene que tener mujeres, ¡quiere vivir!
Le preguntan por qué come tanto, pero no les contesta.
El maestro se va y a partir de ahora quiere vivir su propia vida.
Por más que hablen, no les sirve de nada, puede hacer lo que él mismo quiera.
El hombre ha cambiado indeciblemente, pero está calmado, el demonio en él conoce las leyes.
El mago está poseído.
Otro vive en su cuerpo material y no puede expulsar esa alma, por algunos rasgos del carácter tiene sintonización con esta vida.
Vive en sí mismo, ha descendido hasta en su subconsciente, lo más alto que puede alcanzar es entre el cuarto y quinto grado de sueño, el demonio ha ocupado los primeros tres grados y lo mantiene preso.
El sacerdote es un preso en su propio cuerpo.
Aun así, el sacerdote quiere reflexionar y no deja que el de allí arriba sienta sus pensamientos, tiene que intentar liberarse a sí mismo y reflexiona sobre cómo llegar a eso.
Oye la milagrosa conversación de los sacerdotes, lo oye todo, pero él mismo no puede pronunciar palabra, el otro capta sus sentimientos y pensamientos y sigue su propia voluntad.
Primero el sacerdote está increíblemente triste, siente y conoce ahora su estado y comprende en qué grado está preso.
Absorbe algo de la comida que el demonio consume, sigue teniendo su propio deseo, pero tiene que compartir todo con él, el demonio exige la supremacía.
Aquel vive en el organismo, y él no.
Las mujeres le parecen espantosas, pero no puede hacer nada, tiene que aprobarlo todo.
Se da cuenta de esa sensación y sabe lo que el demonio planea llevar a cabo.
De este modo, el cuerpo pronto quedará exhausto.
¿Tiene que vivir esas molestias y problemas con él?
Se opondrá.
¡Cuánto le habría gustado continuar su estudio!
Le repugna esa pasión y, aun así, vivir todo esto tampoco le parece tan mal.
Si tan solo pudiera olvidarse por un momento.
Los alumnos lo siguen, pero el demonio se los quita a patadas, por lo que desconocen a su maestro.
Para ellos está completamente poseído, aunque no lo comprendan todo, porque todavía tienen que llegar a conocer esas leyes.
Pero conocen a estas personas.
Un sinnúmero de personas hacen como su maestro, en ellos habla otro yo.
“Será que el maestro...”, en realidad no llegan más allá y se desprenden.
Dones espirituales, 1943

Liberarse pensando

El hombre encima de él ríe por todo, se desfoga y está en la tierra, nada le arrebatará este organismo.
Pero el mago aprende a pensar sin ser sentido, ha encontrado un camino para, a pesar de todo, poder pensar al margen de su celador.
El que vive encima de él ve la luz del día, vive en las tinieblas y sin embargo es consciente de su propia vida.
Tiene que liberarse de sus propios pensamientos, tiene que darle asco tanta pasión, solo entonces se desprenderá de él, entonces su vida de los pensamientos es demasiado etérea para él.
Y en un momento inesperado tiene que actuar, más adelante esa vida se olvidará.
Tiene que actuar como el que lo mantiene preso, irá construyendo una fuerza contraria, un segundo yo.
Dones espirituales, 1943
Sus discípulos siguen adelante, continúan su estudio y él piensa en ellos.
Se perforan brazos y piernas, algunos han llegado muy lejos y como su maestro se han encerrado, también ellos pagarán su peaje oculto.
Otros se curan, han elevado su concentración y pueden vencer enfermedades, su templo recibe prestigio e importancia.
La escuela se hace más grande, cada vez más hombres quieren seguir este estudio.
Para ellos su maestro ha muerto, no pueden ayudarlo, el demonio aleja el cuerpo lo más que pueda de ellos.
¿Lo someterían y encerrarían?
Ahora que el sumo sacerdote empieza a comprender esa vida, dice que tienen que dejar actuar a su maestro, sabrá en lo que vive y volverá a ellos.
Aun así, uno de los sacerdote intenta alcanzar su maestro y lo vuelve a encontrar en un mundo remoto.
El mago oye la siguiente conversación:
—¿Por qué vives dentro de mi maestro?

El demonio no dice nada.
En ese momento el sacerdote poseído siente que delante de él hay un discípulo, aunque no pueda percibirlo.
Se opone con todas las fuerzas que hay en él y domina por un segundo al demonio y puede decir:
—Espérame, Laïnti, volveré.
Ese es su maestro.
Está temblando.
Ha oído claramente la voz de su maestro amado.
Pega un grito, lo más fuerte que puede:
—¡Esperaremos, maestro, esperaremos!
¡Me voy!
El sacerdote sale corriendo y cuenta a los demás lo que se le concedió vivir.
Quieren llegar a conocer esas leyes, tienen que continuar su estudio.
Dones espirituales, 1943
El sacerdote comprende que no puede oponerse siempre, se siente exhausto.
Intenta incidir en la conciencia diurna de varias maneras, pero aun así no puede vencer ese poder.
No sirve pelearse, tampoco imponer al demonio sus propios deseos, tiene que esperar.
Sin embargo, quiere vivir lo que percibe el demonio, de modo que pueda orientarse de alguna manera.
De día, el demonio puede hacer lo que quiera, pero cuando el cuerpo tiene que dormir el demonio no es capaz de elevar el cuerpo hasta su voluntad, y también él tiene que obedecer esas leyes.
El sacerdote siente que estos pensamientos materiales tienen que acudir en su ayuda, es la única posibilidad que tiene.
El demonio bebe, se excede con condimentos y bebidas alcohólicas, roba, pilla y se comporta como un salvaje, y durante todo esto el sacerdote tiene que seguir siendo él mismo, y lo logra por completo.
Puede escapar de esos poderes y fuerzas y gracias a esto sigue siendo él mismo.
La bebida ácida que el demonio quiere poseer para poder satisfacer sus sentidos lo va elevando, pero a la larga el demonio tiene que experimentar que el cuerpo se debilita y se desploma para dormir.
‘Esta es mi oportunidad’, piensa el mago, ‘ahora llegará el momento, quiero ser libre y desprendido de esta vida, lejos de aquí, quiero estudiar’.
Están echados fuera, descansando.
El sacerdote siente que la vestidura material tiene sed, el demonio tendrá que actuar pronto.
Puede percibir este fenómeno, aunque sea débil, el demonio tiene que vivirlo muy fuertemente.
Los estremecimientos del organismo llegan hasta él en su calabozo y siente que pronto caerá la noche.
De pronto el demonio se incorpora de un salto y quiere beber, el cuerpo le fuerza a ingerir agua.
Ahora el mago se ha liberado de estas preocupaciones, el demonio tiene que cuidar el yo de la conciencia diurna.
Lo comprende todo, pero el demonio tiene cuidado.
Al sacerdote no le molesta el organismo pero sabe que el demonio está siendo dominado por él.
Se sintoniza con la vida de la conciencia diurna y ve gracias al demonio dónde se encuentran.
Como en su celda mira dentro de aquel otro mundo, familiar para él, y siente ahora que ha llegado su momento.
Hace como si se hubiera quedado dormido en su celda.
El demonio quiere intuir su estado, quiere saber cómo se siente el propietario dentro de cuyo cuerpo vive ahora, en cuya casa ha entrado.
Cree que está tranquilo.
Ambas vidas están ahora sintonizadas con la conciencia diurna.
Lentamente y con cuidado el demonio va descendiendo la pendiente.
El sacerdote siente que a su derecha está el agua burbujeante a la que el demonio tiene miedo.
El maestro lo siente: esta es su oportunidad.
En un destello se eleva hasta la conciencia diurna, domina al demonio solo por unos segundos, observa cómo está el estado y salta.
El agua lo acoge, los horrorosos rugidos del demonio se hunden con él debajo del agua, y llega la muerte.
Dones espirituales, 1943
Ahora las auras se desgarran, se rompe el cordón fluido y se libera el sacerdote, y se disuelve bajo la mirada del otro.
¿A dónde va?
Vuelve a sentirse en su propio mundo, el otro se ha disuelto, desconoce las leyes de su vida.
Entonces mejor en busca de una nueva existencia, pues quiere vivir de verdad, no quiere seguir en este terrible mundo, en el que es sempiternamente de noche.
Dones espirituales, 1943
En el templo del sacerdote mago se originó una escuela en la que se pueden aprender las leyes ocultas, que los sacerdotes enseñan a los alumnos.
Se muere un sacerdote tras otro, pero antes de hacerlo prometen que volverán para continuar su estudio.
También su maestro anterior volverá y a él se le espera, solo entonces su templo recibirá lo más elevado de todo, para lo que quieren servir todos.
Dones espirituales, 1943

Inspiración

El sacerdote que perdió su vida por la posesión astral se disolvió en el mundo de lo inconsciente.
En esta vida no ha cambiado nada, espera el nuevo nacimiento y esa nueva vida solamente Dios puede dársela.
Los maestros de este lado lo conocen y siguen esta vida, por medio de esta vida traen las leyes ocultas a la tierra, pues por medio de esto se origina el contacto espiritual con el ser humano material.
En esa sola vida se han hecho grandes avances, pero sabían de antemano que el hombre tenía que sucumbir.
Aun así el maestro astral lleva más adelante esa vida, pero él mismo como ser humano tiene que asimilar las leyes.
Por sus propias fuerzas tiene que llegar a este punto, solo entonces es posesión propia, a pesar de ello esta alma está siendo ayudada en todas sus búsquedas y pensamientos.
Alcanzará paso tras paso, atravesará las tinieblas hacia la luz y conquistará los mundos astrales.
Dios le da una nueva vida y nosotros lo volveremos a ver en los entornos del templo, donde pronto será descubierto.
Dones espirituales, 1943

Reencarnación

El niño solo tiene seis años cuando las experiencias adquiridas de la vida anterior ya se manifiestan al yo de la conciencia diurna.
Entre su muerte y la vuelta a la tierra solo hay veinte años.
Esta vida sirve para el espacio y puede continuar su estudio para los maestros, y terminará su tarea comenzada para nuestro mundo.
Los padres notan que se comporta extrañamente.
El chico siempre está ocupado consigo mismo, piensa, reflexiona, día y noche está en pensamientos, no es un niño normal.
¿Será que está enfermo?
Lo miran, lo examinan una y otra vez, pero da respuestas agudas.
Un día dice a sus padres:
—Soy un maestro, tengo que ir al templo.
Pronto vendrán a llamarme y entonces iré.
¿Dejarán (Dejaréis) que me vaya en paz?
Los padres se quedan con la boca abierta.
¿Qué quiere este niño?
No lo comentan con nadie, pero lo hace el propio chico.
Dice a todo el que quiera escucharlo que es un maestro.
Sabe pensar bien, incluso puede matar su mano.
¿No lo crees?
¡Toma!
Mira, anda, puedo perforar mi mano.
Para sus amiguitos se pincha la mano.
Ellos miran, no brota sangre, lo intentan ellos mismos, pero sienten dolor y llega sangre.

—Sí, eres un “gaing” —dicen los chicos—, tienes que ir al templo.
Pronto los sumos sacerdotes del templo llegan para visitar a los padres.
Miran el niño y le preguntan si quiere mostrar sus artes.
El chico se perfora y, mira: no hay sangre, incluso puede perforar los brazos y piernas, pero entonces se cansa demasiado.
Se postran ante él, le besan las manos, lo acarician y reconocen a su maestro.
Es él, solo su primer maestro ha alcanzado esta altura.
Es un gran milagro.
Tiene que ir con ellos al templo.
Dones espirituales, 1943
Los padres viven con el niño una gran fiesta en honor del joven maestro, todos los sacerdotes se sienten felices por este regalo divino y por él los padres serán bendecidos.
Cuando hubieran terminado las fiestas, se comenzó de inmediato con el desarrollo.
Los sacerdotes más elevados se ocupan de él, el niño es vigilado y no le quitan ojo, el chico no puede mover un pie sin que lo sigan unos tres sacerdotes.
Solo ellos saben lo que vive en el niño y es un regalo preciado.
Recibe estudios, le quitan las primeras clases de concentración, pero a la hora de pensar no pueden con él los sacerdotes mayores.
Se comprende que él es un gran milagro, servirá a su templo y los dones espirituales.
Pasan los años, en ningún caso puede sintonizar su concentración él mismo, se lo han prohibido, primero el chico tiene que crecer corporalmente y hacerse fuerte.
Va creciendo, se siente fuerte y es excepcionalmente consciente, ya ahora está suplicando para poder continuar su estudio.
Da pruebas, mira hacia atrás en la vida anterior y comprende ya hasta dónde ha entrado en la existencia anterior.
En su celda vuelve a descender en todas esas leyes y demuestra que la vida no puede terminar en una sola existencia en la tierra.
Los sacerdotes dejan constancia de cada palabra que dice su alma y que todavía dirá.
A la edad de quince ya es un yogui experto.
El alma no ha depuesto la conciencia al morir, comprenden que el cielo y la tierra se acercan mucho el uno al otro.
Dones espirituales, 1943
El joven sacerdote llega al momento en que el otro tomó posesión de su organismo, y ahora puede aclarar todas esas leyes a sus compañeros sacerdotes.
Ahora vuelve a ser su maestro.
Pronto puede comenzar con su tarea.
La gente comprende que vivirá las leyes materiales, están trabajando en analizar el misterio del cuerpo y del alma, Dios quiere que se lleguen a conocer ellos mismos.
Una enfermedad le obliga a posponer su estudio unos años, y se siente que también esto significa algo.
Pero la vida es corta, quiere darse prisa, tiene que alcanzar lo último, quiere saber por qué se originó aquel otro mundo.
Quiere saber gracias a qué esas personas han recibido su existencia.
¿Por qué no vuelven a la tierra?
Mira, esos son misterios que él quiere resolver.
Entonces llega el momento en que se siente preparado.
Los años de espera lo han convertido en un anciano, por su enfermedad ha depuesto su juventud.
Es un hombre vigoroso y llegado a la edad de veinticinco se siente listo para continuar con el estudio imponente.
Diez años han pasado con meditación, sanación y estudio del templo, ha caminado fuera y se ha preparado para su tarea.
Llama a un pájaro que va volando, el animal está atado a su fuerte voluntad y ya no puede batir las alas.
Acaba de deponer la prueba más elevada, no hay sacerdote capaz de hacerlo, solo él ha vencido la materia.
Es solemne el momento del encierro, el comienzo de su estudio, cuando cierra la puerta de su celda y lo acoge la oscuridad.
Dones espirituales, 1943

Despertar astral

Los sacerdotes lo seguirán en todo.
En poco tiempo queda libre de sí mismo, brazos y piernas han sido puestos fuera de la vida verdadera, se ha iniciado el control espiritual.
Quiere saber ahora en qué vive, cómo es el cuerpo durante la reflexión y qué significa tanto dormir, tanto cansancio.
Se ve colocado ante miles de problemas que quiere resolver y llegar a conocer.
No perderá tiempo, sino que tiene que seguir estando tranquilo, muy tranquilo, tranquilo en todo.
Siente que recorrerá un camino muy distinto que en su vida anterior, pero no sabe por qué lo siente.
Para él es como si solo hubiera dormido un tiempo.
No ha sentido nada de estar muerto, sabe que la muerte no es un impedimento.
Se desprende de la reflexión de la conciencia diurna y ahora se hunde en el sueño.
Siente que esto es nuevo, algo muy nuevo, me era desconocido.
¿Cómo me he hecho con estos pensamientos?
Me sintonicé con el organismo y, mira: me voy quedando sumergido en el sueño.
¿Qué sueño es este?
Vuelve al estado despierto y quiere pensar, quiere intuir en qué está pensando.
Ahora cree sentirlo, es jubiloso, lo comprende.
Está sintonizado consigo mismo, un centro al que pertenecen todos los órganos.
Siente que ha tocado el lugar desde el que son alimentados todos los órganos.
“Aquí, ¡aquí yace!”, grita, y se agarra el área del estómago.
He entrado en mí mismo.
He entrado en mí mismo, de manera inesperada entré en mí.
¿Es por haber vencido todos esos sistemas?
Se habla a sí mismo, aún vive en la conciencia diurna.
Siente ahora que interviene directamente donde empieza la vida y por lo que los sistemas reciben vida.
Si puede elevar la vida de esos sistemas en sí mismo, se hundirá y se le resbalará el yo de la conciencia diurna y lo envolverá el sueño, contra lo que tiene que oponerse.
El cuerpo va a dormir, el cuerpo tiene que obedecer.
Fuerzo al organismo a dormir, pero yo mismo quiero mantenerme despierto.
No libera órgano tras órgano, siente ahora la fuente, vive en la fuente de la vida, en ella reside, siente, una profundidad inexplicable.
Reflexiona días y noches, de vez en cuando se acuesta para dormir y descansar, pero luego nuevamente a seguir, quiere saber más al respecto.
Se pregunta por qué se le ha ocurrido este pensar, de pronto siente cómo tiene que pensar.
Yace allí, reflexionando con calma, ambas manos descansan sobre el área del estómago, tiene los ojos cerrados, no quiere ver nada de la vida que pertenezca a lo material, tiene que estar libre de eso, incluso en las tinieblas puede percibir.
Siente de pronto: estoy echado esperando algo.
Tengo que retirarme, y además de golpe, de golpe; brazos y piernas carecen de significado, mi figura me seguirá, soy yo quien piensa.
¡Me liberaré de mí mismo!
Sintoniza con el plexo solar, la fuente de la que se alimentan todos los órganos, no quiere ahora dividir su organismo, pues en eso reside el peligro.
Comprende ahora su propio peligro.
Sentir esto lo hace feliz.
Sabe que va por buen camino.
Pensando se adentra en esa fuente y siente que lo va cubriendo el sueño.
Se ve como un segundo yo, pero desciende y conforme se va hundiendo más, el cuerpo pierde la vida.
Siente y ve que hay vida.
El ser humano puede vivir y puede dormir, puesto que está despierto.
El organismo está echado, ahora sus brazos están tendidos al lado de su cuerpo, puede morir.
Pero vivirá, quiere que el cuerpo obedezca su voluntad.
Ahora está dormido y sin embargo vivo y despierto, pero a diferencia de antes vive este estado despierto.
Intenta ahora hablar y, mira: ¿lo está oyendo?
Se le abre la boca y se dice a sí mismo:
—¡Estoy aquí!
Estoy aquí —repite—.
¡Estoy aquí...!

Siente que tiene que sintonizar con el habla y con el sueño.
Hablar y dormir son dos cosas a la vez.
Una está conectada con la otra y tiene que acoger en sí esas dos cosas.
Vuelve a decir:
—Estoy aquí... y... —reflexiona con tranquilidad y luego sigue hablando—, quiero hablar.
Quiero decir en qué me encuentro.
Veo mi propio cuerpo.
No vivo en aquello en que mi vida estaba siendo dominada, en que otro vivía en mí, eso está alejado y más hondo, más lejos, mucho más lejos, pero voy a ir allí.
Está exhausto y tiene que descansar.
Después de humedecerse los labios se siente capaz otra vez de dejar que duerma su organismo.
Se sintoniza y aúpa la vida dentro de él.
Ve ahora con más nitidez que antes, puede intuir claramente que disminuyen las fuerzas vitales para el organismo y sin embargo sigue siendo él mismo.
En realidad se retira un poco, no hay más, pero siente que se ha originado por las manos, brazos, piernas y otros sistemas, conoce ahora su propio sistema.
Ha vencido aquello que es.
Pero quiere descender más en sí mismo y quiere hablar, quiere dejarse a sí mismo hablar, decir todo lo que puede vivir ahora.
También los demás tienen que saberlo.

—Estoy dormido y sin embargo despierto.
Puede decir estas palabras sin interferencias, ya funciona mucho mejor.
Siente que así tiene que ser si quiere convencer a los demás de sus milagros y si otros como él quieren terminar este estudio.
Solo tiene que sintonizar con el habla y entonces se oye a sí mismo, ahora los órganos reciben fuerza y siguen sus órdenes como voluntades.
Él quiere y su voluntad es perfecta, puede querer lo que desee.
Así tiene que ser, solo entonces puede ir más hondo y más adelante.
Pero se pregunta en qué vive ahora y llega al saber verdadero.
De pronto lo sabe, y da gritos de júbilo.
Aun así, sigue sintiéndose en el organismo.
Así no fue en mi vida anterior.
Esas personas llegaron a mí, ahora no las veo, sigo viviendo en mi cuerpo.
Pero quiere saber lo que los demás dicen de ello, cómo lo verán desde su propia vida, aunque ahora mire hacia arriba, al momento anterior al de quedarse dormido.
Aquí hay tranquilidad, no hay nada que le moleste; allí arriba, cuando abra los ojos, hay vida.
Sintonizará con ello y tal vez pueda ver entonces.
Lo que tiene que contemplar ahora es milagroso.
Se ve a sí mismo acostado, desde su propia profundidad y su propio mundo mira dentro del yo de la conciencia diurna y siente de inmediato que ha descubierto una nueva posibilidad, otro fenómeno.
Siente que antes vivía otro en eso, aquel otro le impedía tener visibilidad, veía y vivía por él, ahora se puede ver esa apertura.
Debido a esto puede ver en la vida, es una apertura para esta casa, en la que vive.
Ahora está solo en ella, entonces aquella habitación estaba ocupada por el otro.
Ahora él es el amo y señor.
Pero también ver así lo cansa demasiado, comprende que hace que despierte el cuerpo y eso no debe ser.

—¡Oh...! —pega un grito—, oh... he descubierto un nuevo milagro...
Puedo ver y estoy dormido.
Veo, ¡veo...!

Primero tiene que procesar este ver.
‘Este ver’, reflexiona, ‘es aquello que soy cuando vivo allí.
Esta vida puede ver.
¿Mi mano puede ver, y también mis piernas?
Pero ¿de qué modo?’.
'Por mí!', sigue enseguida la respuesta.
'Pero ¿quién soy?
¿De qué formo parte?
¿Quién me dio este ver y debido a qué se originó?
¿Para qué he venido?
¿Dónde...? Tienes que pensar tranquilamente ahora. ¿Dónde fue que nací... que nací por primera vez?'.

Es profundo, se siente desvanecido.
Aun así tiene que seguir esos pensamientos y continuar aferrándose a ellos, de pronto han vuelto a entrar en él.
Voy a volver, encima quiero continuar con la reflexión.
Pero siente que no debe hacer eso, primero tiene que intentar contestar a todas estas preguntas.
Después a seguir, a seguir, a continuar siempre, pero ¿a dónde voy?
‘¿Cómo me originé?
¡Hay algo en mí que ve!
Ese algo, lo que soy ahora, ve, ve en aquello allí arriba y en lo que yace allí, en lo que vivo y es mi cuerpo.
Pero también yo soy un cuerpo’.
Constata con júbilo que tiene brazos y piernas, se palpa a sí mismo.
Soy como este cuerpo, soy yo quien tiene que conducir el cuerpo, por mí vive ese cuerpo que ahora está dormido.
¡El milagro por excelencia!
Este es el milagro que buscaba, que quería llegar a conocer.
Tengo que hablar con los demás.
Abre su celda y quiere salir, pero de repente siente una fuerza que lo detiene, no puede continuar.
Se le cierran los ojos, está mareado y siente que primero tiene que vigorizar sus otros ojos y que estos tienen que acostumbrarse a esta luz.
¿Cuánto tiempo estuve dormido?
Dones espirituales, 1943
Cuando los ojos soportan la luz, visita a los demás.
Se consigna por escrito lo que ha descubierto, comprenden que vive milagros.
El gran milagro es de dónde ha venido el ser humano, cómo se ha originado esta figura y quién ha creado el milagro.
Tienen que saberlo, y por medio de su maestro llegarán a conocerlo.
Ahora que considera que está listo esto sigue el encierro, pero de vez en cuando se dirigirá a ellos.
Intentará vencerse a sí mismo para la luz del día.
Entonces esta oscuridad ya no hará falta.
Quiere continuar su estudio rodeado de ellos, para que siempre cuando él lo quiera puedan hacer preguntas, ahora se pierde tiempo.
Sabe ahora que el ser humano puede estar despierto mientras duerme.
Pero ahora tiene que saberlo todo del cuerpo y de su otro yo.
Comprende que el sueño para el cuerpo tiene otro sueño más en el que puede pensar y en el que es él mismo.
Eso la gente no lo conoce, se sabe únicamente en el templo.
Dones espirituales, 1943

El trance

El mago está ahora ante el trance psíquico.
Sigue construyendo el trance y llega a conocer estos grados de sueño.
Gracias a que ha vencido su organismo, desciende por sí solo en el trance psíquico.
Pero quiere descender más en el cuerpo.
Esta vivencia lo hace pasar el umbral del cuarto grado.
Vive ahora en el quinto grado y todavía sigue teniendo el cuerpo bajo su control.
Devolverá el cuerpo hasta tener a la muerte delante.
Lo que puede vivir una mano y una pierna lo vivirá el cuerpo, todo es idéntico.
Siente que se debilita la respiración, que ha cambiado la circulación de la sangre y que el corazón late más débilmente.
Es visible para él, si sintoniza con ello, puede percibirlo.
Ahora le nace el deseo de hablar a los demás y los llama para que vengan.
También quiere cambiarse de celda, quiere estar con ellos, tienen que velar por él.
Ahora está dormido, pero los demás se han colocado a su lado, están preparados para lo que sea.
Yace allí tranquilamente, los demás han formado un círculo y lo siguen por medio de su concentración.
Hablará, lo ha dicho, y es lo que se está esperando.
Pero el maestro desciende más en el cuerpo, sigue sin haber alcanzado los grados más profundos del sueño.
Es allí adonde lleva su camino, y quiere llegar a conocer leyes.
Es como si alguien lo tomara de la mano y lo llevara allí dentro, entra a su vida la sensación de una suave caricia, la sensación de un ser humano, así de nítido es él en sus propios pensamientos.
Por medio de esa sensación desciende en el cuerpo y alcanza ahora lo último.
De pronto siente miedo.
¿Qué es?
¿Tiene que volver?
¿No puede continuar?
Entra en él la sensación de que se le acerca la muerte.
La muerte vive ahora en su organismo, está en el proceso de salir de ese cuerpo, no ha recordado alimentarlo.
Percibe con precisión y sabe que tiene la muerte y la vida en sus manos, ¡vive entre la vida y la muerte!
Eso es algo que tiene que contarles.
Vuelve a la vida, pero aun así se mantiene en el cuarto grado de sueño.
Desde aquí les hablará.
De improviso se le abre la boca y oyen que se dice:
—Estoy ahora en el sueño humano.
Estoy aquí, pero ¿qué observaron (observasteis) allí?
No digan (digáis) nada, yo lo diré.
Pensaron (Pensasteis) que moriría.
Es correcto, pues olvidé alimentar mi cuerpo.
Ahora lo he vencido, ha llegado a lo más profundo de su (vuestro) sueño.
Entonces... en ese instante... habría podido morir, pues rompí la vida terrenal.
Es el límite.
Puedo profundizar más y volver, pero en esto he de hablar, allí a esa profundidad la palabra ya no llegará hasta aquí, entonces el cuerpo no puede hablar, tiene que dormir.
Al hablar despierto los órganos.
Déjenme (Dejadme) quedarme en esto, llegaré a conocer muchos milagros, más adelante volveré a todos ustedes (vosotros).
Sigan (Seguid) velando por mí y por mi cuerpo, tienen (tenéis) que dividir sus (vuestros) instantes, velar y descansar.
No me hace falta alimento, humedecerme de vez en cuando los labios es suficiente.
Si ahora me alejo más de ustedes (vosotros), entonces también se quedará dormido el cuerpo y observarán (observaréis) otros fenómenos.
Puedo oír cómo hablan (habláis); si quiero puedo decirles (deciros) lo que hacen (hacéis), así que habremos aprendido que soy alguien que ve; soy yo quien da fuerza al cuerpo, domino en todo.
El cuerpo vive a través de mí.
Sin embargo, soy diferente, más etéreo y transparente.
Ese es el otro yo que ahora hemos llegado a conocer.
Soy consciente de todo.
Dones espirituales, 1943
Durante un tiempo no se oyó nada.
Después volvió a hablar y oyeron:
—Empiezo a ver y sentir en la vida en la que estoy.
Vivo y evito ahora que mi cuerpo pida alimento.
Solo le hace falta un poco de líquido.
Una y otra vez quiero hablarles (hablaros).
Hagan (Haced) guardia junto al organismo, cuatro personas bastarán, las demás pueden llevar a cabo su propio trabajo.
Todavía me quedaré dentro de esto y terminaré mi estudio.
No hace falta tener miedo, en esto vive el amor, invisible para mí, pero perceptible.
Este sueño forma parte de la vida de allí, el otro, de la vida en la que vivo ahora y que nunca podrá ser vivida por el ser humano.
Todavía tienen que llegar a conocer todos estos milagros.
Aquí a mi lado hay vida y esa vida me ayuda.
¿Puedes aceptarme?
Dones espirituales, 1943
El maestro se mantuvo dormido.
Solo después del décimo día rompió el silencio y oyeron que dijo:
—Estuve aquí diez noches y días, y para ustedes (vosotros) dormido, pero he llegado a conocer las leyes.
No tengo necesidad de sueño.
Ahora el cuerpo está siendo alimentado por medio de mí, ya lo sienten (sentís): ahora de nuevo estoy más adelante.
Mi voz ha cambiado y es porque el cuerpo está en un sueño más profundo.
Más tarde seguiré hablando.
Y pasaron dos días y noches.
Entonces el maestro volvió a hablar, y dijo:
—Voy a contarles un gran milagro y ese milagro lo vivirán (viviréis) conmigo.
Sé ahora que he llegado a ese punto.
¡Escuchen (Escuchad) ahora lo que voy a decir y hagan (haced) lo que digo!
Tienen (Tenéis) que enterrarme como a un muerto.
Velarán (Velaréis) junto a mi tumba hasta que les (os) diga que me desentierren (desenterréis).
Ahora a mi cuerpo ya no le hace falta el aliento.
Viviré lo último.
He vencido todos los sistemas, pero otros me ayudan.
Me hacen saber que en este vida terminaré este estudio, solo esto, todos los demás milagros mi vida no podrá vivirlos.
Es una pena, pero otros lo continúan.
Me dicen que es para aquellos que quieren saber quién los ha creado.
Ahora, a enterrarme.
Después de cuatro días y noches me han (habéis) de desenterrar a esta hora y ya se verá que estoy vivo.
Los sacerdotes no dudaron un segundo.
Se hizo un ataúd, se puso en él el cuerpo dormido y luego fue enterrado.
Algunos de ellos montaron guardia junto al cuerpo y siguieron el milagro en pensamientos.
Los sacerdotes mantuvieron la calma y cuando llegó la hora lo desenterraron.
Por el color de la tez se podía ver que su maestro todavía estaba con vida.
Poco a poco volvía la conciencia y ahora primero tuvo que recuperarse para continuar su estudio.
Tomó jugo de fruta, pronto sintió que estaba recuperando las fuerzas y había vencido esas leyes.
Pero ¿ahora qué?
¿A dónde lo llevaría su estudio?
El cuerpo había sido vencido, no sabían nada de la vida, pero en realidad tampoco entendían nada aún de aquello otro.
Dones espirituales, 1943

Desdoblamiento corporal

El maestro se encierra nuevamente, ahora quiere llegar a conocer aquel otro mundo.
Siente que de nuevo estará ante muchos peligros y conviene con ellos que habría que continuar el trabajo si él se quedará en aquella vida.
Es vencedor del cuerpo, pero ¿el otro cuerpo?
¿Qué leyes dominan esta vida?
Esas son las que quiere conocer.
Se encierra, pero lo están custodiando.
Pronto llega el trance y la vida de la conciencia diurna ha quedado disuelta para él.
Entonces dijo a los demás:
—Tengo que intentar llegar a conocer qué hay detrás de esta vida.
Cuando dormimos los seres humanos, podemos estar despiertos a la vez, por lo menos si conocemos las leyes, o no es posible.
Les (Os) he aclarado que seguí alimentando el mismo cuerpo y es también lo que hago ahora.
Mi vida será breve, he usado todas mis fuerzas, sin embargo continúo.
¿Quién me ayudará?
Dones espirituales, 1943
Seguro que no hace falta que te diga, estimado lector, que había un maestro astral a su lado, por sus propias fuerzas jamás habría llegado tan lejos y en caso de que sí hubiera sido posible, entonces habrían pasado cientos de vidas antes de que viviera el final de su estudio.
Ahora esta ayuda aceleraba su búsqueda y su tanteo, una y otra vez recibía otros pensamientos y esos le eran dados.
Aun así tenía que continuar por sus propias fuerzas, en esto nadie podía ayudarlo o la posesión adquirida no podía ser transmitida a la tierra.
Esto lo asimilaría la humanidad.
En el sueño normal podía pensar y hablar; sin embargo, si descendía más en el organismo la voz se hacía más débil y no era capaz de hacerlo.
Un poco por debajo del cuarto grado todavía era posible, y por lo tanto era lo que hacía, pero entonces el cuerpo se hundía en el sueño epiléptico y se le concedía únicamente pensar.
Dejaba atrás en el cuerpo un cinco por ciento de vida y ahora podía ser enterrado, gracias a esto se mantendría con vida.
De este lado se veía cómo terminaría todo.
Que muriera no tenía importancia para esta vida, Dios le daría una nueva en cuanto estuviera listo para ello, leyes de las que en la tierra no se comprendía nada.
Aun así, más adelante se llegaría a conocerlas todas, pues el otro lado siguió construyendo y quería terminar este trabajo.
Pero el mismo mago no comprendía cómo sería su final, todavía tenía que llegar a conocer esas leyes.
Aun así, el otro lado trajo la sabiduría a la tierra.
Estaba ahora ante las leyes astrales, había llegado a conocer las de lo material, y las había transmitido a su templo.
Dones espirituales, 1943
Solo después los templos adoptaron la sabiduría del Antiguo Egipto y se continuó este estudio.
Fue en Egipto que se terminó este estudio cósmico.
Dones espirituales, 1943
El sacerdote continuó y aprendió a construir un segundo cuerpo, de modo que no podría accidentarse como en su vida anterior.
Ahora continuaba con eso y quería terminarlo.
Pero también ahora sucumbió por completo.
En este sueño seguía el proceso de construcción de su segundo yo y después entró en el mundo astral.
Vio esa apertura entre el cuarto y quinto grado del sueño y entró en las leyes astrales, de las que no comprendía nada.
Llega a liberarse por completo, quiere percibir cómo es el mundo.
Puede ir a donde él mismo quiera, nada lo detiene.
Eso le deleita y cuenta a los demás hasta qué punto ha llegado.
Pero tiene que saber más.
Puede pensar en ese mundo como en la tierra, pero hay tinieblas a su alrededor; cuando más adelante salga el sol podrá contarles todavía más.
Pero ese sol no saldrá para él, todavía tiene que asimilar las esferas de luz, su sintonización es el mundo en el que vive y en el que en la vida anterior fue asaltado.
No puede desprenderse de esto.
Lo que hace es querer saber, todavía no sirve a ningún ser humano que sea diferente a él mismo.
Por esto no se pueden ganar cielos, pero no lo sabe.
Sigue más y más, los demás velan por su cuerpo y puede volver en él cuando quiera hacerlo.
Dones espirituales, 1943

El peligro astral

Pero de pronto está ante el peligro astral.
Allí ante él ve al ser humano astral, cientos de personas se acercan a él.
Ve a hombres y mujeres juntos y lo miran.
No tiene tiempo para preguntarse de dónde vienen y tampoco sabe nada de las leyes que puedan protegerlo contra ellos.
Lo dejan aislado, su camino queda bloqueado.
¿Qué tiene que hacer?
Está completamente rodeado, no puede avanzar ni retroceder.
Y allí yace su cuerpo.
¿Quieren asesinarlo?
¿Cómo tiene que salvarse?
¿Tiene que entregarse?
¿Volverán a descender en su cuerpo?
Quiere volver pero no puede, lo mantienen preso.
Entonces lo atacan, lo estrangulan.
Pide ayuda a voces, grita, pega voces y con un estertor se derrumba, su garganta ha quedado cerrada.
En la tierra los demás viven esta muerte, oyen que pide ayuda a gritos, pero no pueden mover un dedo para ayudarlo.
Una vez más su maestro ha muerto por el peligro astral.
No saben si volverá, los deja solos y sin nadie que los cuide.
Ahora pueden enterrarlo, no está poseído, sino muerto.
¿Qué debería haber hecho?
En primer lugar, haberse sintonizado fulminante como un destello en el organismo y en sí mismo, pues no pensó un segundo más en aquel.
Durante estos ataques habría tenido que pensar en cien cosas a la vez si hubiera querido salvarse.
Entonces habría tenido que atravesar esa pandilla a la fuerza, retirarse en su protección terrenal, el cuerpo.
Vivía en esta esfera y aun así les llevaba ventaja por las leyes vividas por él, que para él eran su única protección.
Pero ahora podían asfixiarlo y esto rompió el cordón fluido.
Fue rematado por su propia especie, a las especies inferiores ni siquiera podía percibirlas, y también esas lo habrían asaltado, pues no sabía nada de todas estas leyes, todavía tenía que asimilar las leyes astrales.
Estos errores le enseñaron cómo actuar entre la vida y la muerte.
Dones espirituales, 1943
El ser humano que en la tierra muere por un susto, que pierde la vida por una sacudida, vive exactamente lo mismo, pues esta asfixia es una vivencia idéntica al susto.
El mago estaba fuera de su cuerpo, el ser humano pragmático atraviesa, como él, todos los grados del sueño, pues es allí que se rompe el cordón fluido.
Si el mago se hubiera sintonizado con el organismo, si por su concentración hubiera rodeado nítidamente de rayos su propia imagen, entonces los demonios habrían visto como cambiaba y se disolvía ante sus ojos, y él habría sido el vencedor de su segundo yo.
Ahora su segundo yo lograba superarlo a él, y rompía esta conciencia terrenal.
Por el susto se olvidó de todo esto, pero las leyes astrales tienen que ser vividas e hicieron estragos.
Te pregunto: ¿qué quiere hacer tu charlatán?
¿Puedes aceptar ahora que únicamente un solo médium es capaz de vencer todas estas leyes?
El maestro de este lado, que tiene que llevar a su instrumento a través de todas estas leyes, empieza ya con el primer pensamiento y todavía con conciencia diurna a construir un muro astral, que hace más resistente al médium o tendrá que aceptar más tarde que el instrumento, por bueno que sea, perecerá a pesar de todo.
Si se van construyendo las grandes alas, el instrumento vive lo que el mago asimiló y solo detrás de esto viven las grandes alas.
Por el trance psíquico el maestro llega a ese punto, pero el médium posee la sensibilidad para ello.
Dones espirituales, 1943

El Antiguo Egipto

Cuando el primer sacerdote mago se reencarnó en China para su segunda vida de sacerdote, como niño ya conocía la concentración que había edificado en la vida anterior:
El niño que volvió a la tierra conocía la concentración.
En el niño, pero en los sentimientos, están presentes esas fuerzas y él se nutre de ellas.
Nada se ha perdido, la vida ha tenido que asimilarlo en la existencia anterior.
No se le dio un solo pensamiento al chico, tampoco más adelante, aunque se pensara que era un maestro consumado.
El alma no podía alcanzarlo en una sola vida terrenal.
En la siguiente vida la personalidad siguió y gracias a eso solo recibió conocimientos, no amor.
Esta sabiduría le servía, aunque quisiera hacer que la otra vida despertara por ella.
Sin embargo se desprendió por completo de esa esfera y solo entonces entró en un grado más elevado.
Dones espirituales, 1943
No fue sino hasta cuando hubo alcanzado un grado de los sentimientos más elevado que pudo servir la mediumnidad en un grado más elevado en el Antiguo Egipto:
Se convirtió entonces en el médium más grande del Antiguo Egipto.
Solo en esa vida pudo continuar su estudio y terminarla por completo.
Se le aceptó y amó como una deidad, fue el único que pudo vivir un final normal, los demás sucumbieron, como él tuvo que aceptarlo en otras vidas.
Dones espirituales, 1943