Primera, segunda y tercera esfera

—No sé cómo agradecerle, Alcar, toda la ayuda que me ha dado.
—No me estés agradecido a mí, hijo mío, sino a Dios, que te ha dado esta gracia para poder vivir todo esto.
—¿Cómo es posible, Alcar, obrar estos milagros?
—No son milagros, André.
Te aclaré que no es otra cosa que sintonización de amor en el espíritu, ¿no es así?
Cristo se manifestó de esta manera en la tierra a sus apóstoles.
Cristo se hizo uno con la materia, Él, que podía conectarse con planetas y estrellas.
También las personas en la tierra pensaron ver un milagro, pero a fin de cuentas se trata de que es la fuerza del ser que siente y posee amor.
Si podemos hacer esto, qué grande no será entonces la fuerza del Hijo Perfecto de Dios.
Y Él fue crucificado, porque la gente desconocía estas fuerzas sagradas, no entendía.
Todo lo que desconocen lo desechan.
Así se pierden muchas verdades sagradas.
Todo es sencillo.
Aquí no hay milagros, todos los milagros están en la sintonización y en el estado humanos.
Así que el milagro somos nosotros mismos, en nosotros reside y puede estar ese amor sagrado.
Entonces seremos capaces de obrar milagros para los que no han llegado aún a ese punto.
Los hemos dejado en un estado asombroso, pero ¿cómo es todo cuando se sabe eso?
Poseer fuerza de amor, el oro espiritual en la vida después de la muerte, será milagroso para otros y para los que la posean, nada más que felicidad.
Ahora vamos a la primera esfera existencial en el espíritu (la primera esfera de luz).
Los que viven allí, André, saben que han hecho la transición en la tierra.
Saben que viven en la eternidad, aunque sus sentimientos sean materiales.
Por eso, la esfera es igual a la tierra, pero en sustancia espiritual.
Por eso es la primera esfera existencial, lo que significa que se sintonizan de verdad en el espíritu.
Así que aquí hay un estado natural.
Lo que vive allí es verdadero, es real, porque es un estado existencial.
¿Te queda claro?
Desde allí empiezan, pues, su desarrollo en el espíritu, siguiendo el camino que tienen que seguir todos los que viven ahora bajo esa sintonización.
Allí conviven hombres y mujeres, así como jóvenes, aunque no hay niños.
Los niños viven en otras esferas, con las que encuentran sintonización los pequeños, para entrar más adelante en un estado existencial, cuando hayan llegado a la edad apropiada.
Las esferas infantiles están en las regiones elevadas, que visitaremos.
Pero otros, quiero decir los seres más jóvenes, han llegado a la edad de catorce y han llegado aquí desde la tierra.
Los que no llegan a esa edad, y son los de entre siete y catorce años, viven a su vez en otras esferas que los seres aún más pequeños que hayan dejado la tierra.
Así que tenemos varios estados para los pequeños, que son esferas de conexión que se encuentran entre la tercera, la cuarta y la quinta esfera.
Los jóvenes que viven en la primera esfera están allí cuando sus padres no poseen otras esferas más elevadas.
Así que cuando los padres poseen otra sintonización, o al revés, están solos hasta que se hayan conquistado una sintonización, posean un amor, que es su sintonización en el espíritu.
Pero sabemos que hay madres solas, hijos y padres solos, así como varios amigos y familiares, para luego juntarse para la eternidad, en felicidad, en amor, en perfecta felicidad sagrada.
Pero no antes de que hayan llegado a las primeras esferas felices en el espíritu.
Por eso, muchos esperan con impaciencia el momento en que serán conectados.
Así llega aquí el ser humano de la tierra y piensa encontrarse con sus seres queridos, de los que luego resulta que viven en otras esferas.
Entonces están tristes, y se desarrollan escenas dolorosas.
No hay nada tan terrible como cuando el ser humano tiene que descender a las esferas oscuras.
Sin embargo, no pueden estar juntos.
—¿Y no se ven entonces en absoluto?
—Claro que sí; la sintonización elevada puede conectarse con una más baja.
Es posible, pero también nosotros tenemos que obedecer leyes.
Habrás notado que la luz celestial cambia continuamente, hasta que entremos a la primera esfera, donde hay luz como la que se posee en la tierra.
Mira, ya estamos en la primera esfera.
En nada notarás diferencia alguna con la tierra.
Es la tierra, aunque en el espíritu.
André vio una tierra, como dijo Alcar, que se parecía al planeta tierra.
El cielo estaba nublado y hacía mucho viento.
Vio pájaros y flores, árboles y verdor, vio todo lo que también en la tierra se conocía en la naturaleza.
—¿Cómo es posible, Alcar, un otro lado y aun así en la tierra?
—Correcto, André.
El ser humano sabe que vive en el espíritu, pero sus sentimientos encuentran sintonización con la materia.
Están en la primera fase de desarrollo espiritual.
Están convencidos de que todo lo que pertenece a la tierra carece de valor en el espíritu.
Todos intentan llegar a una esfera elevada, lo que pueden lograr y lograrán solo si ayudan a otros para significar algo para ellos, lo que es y significa el amor altruista.
¿Te queda claro?
—Sí, Alcar, todo.
—Más adelante, cuando entremos a la segunda esfera, te quedará claro lo esforzada que es su vida para que se les conceda entrar a una esfera más elevada (—dijo).
Vio reunidas a muchas personas viejas y también jóvenes.
No se les notaba nada extraño.
Llevaban túnicas de tela basta y algunos de ellos ya llevaban una túnica bella.
Sentía lo que significaba.
Estos tal vez entrarían pronto a una sintonización más elevada.
—Muy bien percibido, André.
Ya viven en la segunda esfera y esperan hasta que se les conceda hacer la transición.
Todos libran su dura lucha espiritual para poder subir; no descansarán hasta haber llegado a la Tierra Estival, la primera esfera feliz.
Por eso, la primera, segunda y tercera esfera son esferas de purificación, en las que el ser humano depone sus sentimientos materiales.
Solo en la tercera esfera se sienten liberados de la materia, y se preparan para entrar a la Tierra Estival, donde estuviste en tu viaje anterior.
Así que su lucha es la lucha para vencerse a sí mismos.
Seguramente sientes lo difícil que es, porque se tienen que destruir a sí mismos pedazo a pedazo.
De este lado, todos los pedestales terrenales se colapsan.
Primero tienen que demoler lo que pensaban poseer.
Sus pertenencias terrenales no son otra cosa que un obstáculo en la vida de este lado.
Muchos vuelven desde aquí a la tierra, para ayudar en la materia a sus seres queridos que dejaron atrás.
Los convencen de su pervivencia eterna, incitándoles a desarrollarse en el espíritu.
Otros más descienden a las regiones oscuras, para ayudar a los infelices, y trabajan así en sí mismos, porque quieren significar algo para los demás.
De este lado, el ser humano solo puede desarrollarse dando, lo que es el amor servicial.
El que exige está detenido en su desarrollo.
De modo que la vida en la tierra no se puede comparar con esta, aunque la esfera pueda compararse con la tierra.
No olvides que los estados terrenales carecen de significado en el espíritu.
Aquí, uno vive para el otro.
En la tierra, el hombre sirve al hombre.
El que tiene muchas posesiones se deja servir; aquí todo eso ha terminado.
Así que todos los que han llegado a la primera esfera están convencidos interiormente de su vida espiritual.
Entonces también en esta esfera residen otros estados, a su vez esferas intermedias, en las que vive el ser humano que también en la tierra se encierra en soledad.
Aquí viven una misma vida, porque la sintonización de sus sentimientos es una sola.
Pero cuando les señalamos su estado, nos contestan: “Vivo feliz, ¿acaso no tengo luz?”.
Claro que tienen luz, pero ¿qué es su luz comparada con la de los que viven en las esferas elevadas?
Pero si siguen por este camino, pasarán cientos de años y en todo ese tiempo viven y se quedan en una misma sintonización.
Su desarrollo está detenido, porque se blindan de la vida.
Puedes deducir de todos estos estados, que solo serán felices los que sean uno con toda la vida, lo que es el camino de amor que tienen que seguir.
—Me dijo, Alcar, que a alguien con sintonización elevada se le concede descender a una esfera más baja; ¿no se les concede, pues, quedarse allí?
—Se les concede y pueden hacer como ellos quieran.
Pero cuando estén afligidos con ellos por no ser uno, ambos perecerán; es decir: también se impide el desarrollo de ellos, porque sienten compasión por los que viven en un estado más bajo.
También en esto reside claramente que sentir compasión puede ser la perdición.
Ver a sus seres queridos de vez en cuando los incitará a trabajar en sí mismos.
Ellos también tienen que subir y pronto se desprenderán de su estado.
—Entonces, una separación espiritual es más difícil para el ser humano que la terrenal, ¿no es así?
—Lo percibiste muy bien, André.
En la tierra, el hombre vive temporalmente; aquí está en la eternidad.
La separación en la tierra puede ser breve, aquí puede durar cientos de años.
—¿Aquí uno se puede desarrollar más rápidamente que en la tierra?
—Es más fácil desarrollarse espiritualmente en la tierra que de este lado.
Y es por esto: en la tierra es una dura lucha asimilar felicidad espiritual en un estado material; cuesta esfuerzo y fuerza.
La materia es el medio, se puede alcanzar a través de la materia.
La vida en la tierra no es difícil cuando se tiene todo lo que la vuelve más agradable.
Uno puede desarrollarse por la materia ayudando a otros.
Es decir, desprenderse de todos los estados materiales existentes.
Sin embargo, muchos perecen por la materia.
Soltarse de la tierra, es decir enriquecerse espiritualmente en un estado material, ese es el propósito, eso es lo que quiere Dios de todos Sus hijos.
Muchos, como dije, se dejan vivir por la materia.
En la vida en la tierra se puede hacer feliz a un ser humano con una sola acción.
Una sola acción llevada a cabo en amor es el desarrollo de la vida.
La tierra está en profundas tinieblas; para llegar a la luz desde las tinieblas hace falta fuerza.
Los que lo logren verán luz al hacer la transición.
Ven la luz que llevan interiormente y encontrarán su sintonización aquí.
¿Cómo se vive en la tierra?
Aquí lo sabemos.
¿Por qué visitamos la tierra desde aquí?
Para ayudar a otros.
En la tierra es muy difícil alcanzar a las personas.
Ya te lo he aclarado cuando estábamos en la Tierra Crepuscular.
Ahora seguiremos hasta la segunda esfera.
—Mire allí, Alcar, nos rebasan muchos espíritus planeando.
¿A dónde van?
—Visitan estados para conocer las leyes del espíritu.
Todos están estudiando.
Pueden continuar aquí la ciencia que hayan empezado en la tierra, para seguir desarrollándose en ella.
Pero primero deben aprender cómo se establecen las conexiones.
Todos son espíritus felices.
En la tierra, uno puede asimilar la disciplina que sea, pero aquí no es posible.
Aquí hay que poseer amor y haber llegado a un cierto grado antes de poder capacitarse para alguna disciplina.
No podrían intuir las leyes psíquicas.
Así que de este lado toda sabiduría es amor, nada más que amor.
Y el amor es sabiduría en el espíritu.
La vida aquí no se puede comparar con la terrenal.
Aquí hace falta sintonización.
En la tierra se aprende a poseer, aquí se aprende a poder dar para hacer felices a otros.
Por eso, no se entiende el propósito de vivir en la tierra.
Para muchos, sus estudios y erudición son honor y destrucción.
Por más grandes que sean los sabios, en la tierra para muchos las posesiones son sensacionalismo.
Aquí uno se capacita para servir la vida.
Ver la vida felizmente es la disciplina, la sabiduría de muchos.
En la tierra, uno se puede capacitar como médico para apoyar a la humanidad que sufre, con el fin de ser algo para suavizar su miseria.
Pero ¿cuántos sienten su vocación?
Entre los que acabas de ver hay sabios terrenales y tienen como guía a los que no fueron sabios, que nunca estudiaron.
¿Qué te dice eso, André?
Estos poseen amor, y el amor es sabiduría.
Para eso no se puede recurrir a ninguna habilidad material.
Así que no tiene valor cuando no se posee amor.
Los sabios de la tierra se entregan a ellos porque son seres con una sintonización elevada.
Aquí, ante el amor se inclina la cabeza.
Aquí, se respeta al amor, porque de este lado, el amor es luz y sabiduría.
—Qué hermoso es todo, Alcar.
—Todo está regulado, hijo mío.
Dios no escondió nada para Sus hijos.
Nos encontraremos con muchas de estas columnas.
Así, cada ser tiene su tarea para poder servir a la vida.
—¿Ellos también son invisibles para la primera esfera?
—No solo para la primera, sino también para la segunda y tercera esfera, porque son seres que viven en la Tierra Estival.
Solo allí pueden asociarse a una orden.
—¿Visitan la tierra, Alcar?
—Claro que sí.
Viste cuando estabas junto al lecho de enfermo de Wim que también a ellos se les había llevado allí para vivir cómo se incide en el ser material y cómo ayudarlo.
Visitan la tierra para ayudar allí más adelante.
También hay muchos otros caminos que podemos recorrer para lograr algo en la tierra.
Todo es sencillo, André, si poseemos el amor necesario.
Solo ahora entenderás bien el versículo que se te dio.
Sabes cómo rezaba:
“El Amor es el bien más elevado
Que al ser humano le fue dado.
El Amor es lo que hace vivir
Y profunda emoción hace sentir.
El Amor es todo, el Amor es Dios
Convierte a los pobres en ricos.
¡Qué destino sería el nuestro sin amor!
Quedaríamos de todo privados.
Espíritu del Amor, por Tu camino guíanos.
De Tu ser penétranos
Y así esperaremos con serenidad
El final, sin temor.
Y sea la vida corta o larga,
El Amor de Dios el temor ante la muerte apaga”.
 
Ahora entenderás el amor incluso mejor que hace algún tiempo.
Te quedará claro por qué de este lado se tiene que poseer amor para ser feliz.
Mira, hemos entrado a la segunda esfera.
André vio otra tierra más.
Todo era distinto a donde acababa de estar.
El cielo vestía una ceñida vestidura azul y no se avistaba una sola nubecita.
El firmamento era como un globo tensamente estirado con fuerza que podía desgarrarse en cualquier momento.
Lo sentía claramente.
También en la naturaleza residía esa misma fuerza, lo que le parecía muy extraño.
Lo invadió una sensación peculiar.
Veía templos y edificios a su alrededor, edificados en un estilo resplandeciente y de una sustancia más fina que en la primera esfera.
Era como si todo sintiera más vida y por eso se encontrara en un estado existencial elevado.
También vio a muchos seres y le llamó la atención que las túnicas fueran muy distintas que las que se llevaban en la primera esfera.
Allí, todos eran más jóvenes.

—¿Qué significa esa tensión, Alcar, que hay en todo?
¿Tiene un significado?
Es como si todo fuera a estallar.
—Esto también lo has percibido bien, André.
Todo lo que vive aquí ha entrado en un estado de transición, y el ser humano siente conexión con una sintonización elevada.
La naturaleza, el ser humano se abrirá a una vida elevada.
Y la posesión de eso es la fuerza de los sentimientos elevada de todo.
Su concentración se ha sintonizado con posesiones elevadas, es la comprobación de su estado interior.
Sientes su lucha para poder alcanzar la tercera esfera desde esta.
Aquí tienen que luchar contra los vigorosos ataques de su propio yo.
Aquí tendrán que deponerse a ellos mismos, para más adelante, en la tercera esfera, entrar para siempre en la vida eterna.
Cuanto más suba el ser humano, más difícil será su lucha, porque los estados serán más finos y bellos, y las esferas más etéreas, y tendrán que sintonizarse interiormente.
Así que la gran lucha es entrar desde lo material a lo espiritual.
¿Sientes qué difícil es su lucha, qué tenso su estado, con qué fuerza su concentración está sintonizada en estas posesiones elevadas?
Podría aclararte mucho de esta esfera, pero más adelante conocerás también su vida.
Ahora seguiremos hacia la tercera esfera.
Cuando volvamos luego, hablarás con ellos, los verás en su trabajo, en su arte y en muchos otros estados.
Ahora debo ajustarme a un plan fijo, te superará, porque quedan otros estados que tenemos que visitar.
Recibirás mucho en este viaje, André, y todo eso será sabiduría para ti.
Cuanto más avancemos, más bellas serán las esferas, el arte, los seres.
Todo irradiará según sienta la vida que allí viva, según la fuerza de amor que posean.
Ahora estamos en una esfera de conexión, que une la segunda y tercera esfera, donde viven los niños de la tierra que han hecho la transición en una edad joven.
Pero seguiremos y visitaremos estas esferas después.
Visitaremos la esfera de ángeles, porque quiero apoyar a las madres que se quedaron atrás en pena y dolor, aclarándoles dónde se encuentran.
Tampoco olvides que también el niño que tenga entre siete y catorce años hace la transición desde la tierra a una esfera de purificación, como todo ser que en la tierra haya entrado en un estado de conciencia.
Mira allí, hijo mío, nos iluminan los primeros rayos de luz de la tercera esfera.
Allí atrás está la tercera esfera, en la que has estado en tu viaje anterior.
La tensión que sentiste en la segunda esfera se ha transformado en un suave deseo que anhela poder alcanzar la cuarta esfera.
Hemos rebasado la frontera de la tercera esfera.
André reconocía todo.
Ya había sentido antes el calor y la gran felicidad que aquí se llevaban como posesiones, por lo que había vuelto a la tierra en perfecta felicidad.
Veía a seres ataviados con hermosas túnicas, rodeados de las más bellas flores de las esferas, que irradiaban luz.
Todo vivía, la naturaleza cantaba su canción inmaculada y elevada, las personas que vivían aquí eran jóvenes y vigorosas, como todo lo que vivía aquí.
La vida era bella, desprovista de todo lo que se había sentido materialmente, lo terrenal había sido destruido: habían entrado a la vida espiritual.
Aquí, el ser humano era feliz.
Amor, no veía más que amor.
En todo residían los sentimientos elevados del ser intelectual.
Ahora que había visto las tinieblas entendía lo grande que eran sus posesiones y lo terrible que era la lucha de los que vivían en las tinieblas por alcanzar esta sintonización.
Qué lejos estaban de esta esfera.
Ni siquiera se atrevía a acordarse del valle de dolor y de todos los demás estados de los que Alcar le había contado.
¿Cuántos años pasarían?
¿Era posible siquiera para ellos entrar aquí?
Eran pobres seres humanos, qué terrible era su sintonización.
¿Todavía se les podía ayudar?
Alcar le dijo que también ellos eran divinos y que llegaría el día en que vivirían aquí.
Era casi imposible de aceptar.
Veía desfilar frente a él todas esas esferas tenebrosas.
Una miseria sucedía a otra.
Se veía en el valle de dolor, donde se rebeló, al borde del puente, oteando la interminable miseria de ellos.
Ahora veía y sentía la profundidad de su miserable existencia de manera más intensa que como la había vivido.
Qué grande, qué imponente era la diferencia cuando comparaba estos estados.
Aquí lo hacía feliz, allí lo invadía una terrible influencia que le quitaba el aliento.
Era imponente observar la diferencia en colores, en felicidad.
Ante él veía ese descomunal abismo, que no salvarían ni en cientos de años.
Aquí sus seres queridos vivían en abundancia y felicidad, ellos en profunda miseria.
¿No era terrible?
Aquí vivían padres y los hijos en profundas tinieblas.
Aquí había niños cuyas madres habían traspasado lo animal.
Aquí se trazaban fronteras, inconmensurablemente hondas y lejanas, que el mismo ser humano tendría que anular.
Era la frontera de la sintonización de sus sentimientos en el espíritu.
Verdad cruda: la vida allí abajo no era más que pena y dolor.
Todo era desgarrador.
Aun así se sentía feliz de que se le concediera vivir todo.
Lo incitaba a convertir la vida en la tierra en aquello que, de este lado, lo sintonizaría con una esfera feliz.
Se esforzaría por hacerlo.
Eran niños los que vivían allí en las tinieblas. (Con niños se refiere aquí a los que todavía no se han desarrollado mucho espiritualmente).
¿Por qué echaron a perder ustedes, en una pequeña vida terrenal, su estado interior?
¿Para qué?
Las imágenes que Alcar le había mostrado eran las pruebas directas de su vida animal en la tierra.
Qué cierto era todo.
No había ningún ser humano que recibiría un castigo demasiado grande.
Se castigaban ellos mismos; ¡qué justo era Dios!
Aun así el ser humano se rebelaba.
No podía ser de otra manera.
Él también se había rebelado mientras vivía todo.
Miren lo bellos que son los que viven aquí.
Miren sus rayos, su ser uno con la vida.
Miren qué grande, qué sobresaliente es todo, qué inmaculado su amor, su sintonización interior.
Qué suaves sus sentimientos, son como niños en el espíritu.
Solo ahora, aquí en la tercera esfera, entendió bien qué significaban los estados, las sintonizaciones en el espíritu.
Ahora entendía lo que eran las posesiones para el que sintiera amor.
Aquí se le convencía de todas esas verdades.
Aquí entendía qué podían ser la oscuridad y la luz en la vida después de la muerte.
Solo aquí entendía el significado del cielo y del infierno.
Y en lo más profundo de su alma agradeció a Dios todo lo que se le había dado.
Era un ser terrenal bendecido.
Oh, ser humano en la tierra.
Desde este lugar quisiera exclamarte: desarrolla tu amor.
Y ustedes, médiums, que ven y oyen, desarrollen sus sentimientos, así podrán ayudar a otros, porque también ustedes verán lo que vive detrás del velo, por lo que otros son felices.
Desde aquí les digo claramente: solo por amor pueden llegar a ustedes quienes viven en estas esferas.
Les esperan amor y felicidad si ustedes mismos quieren ser verdad y cuando lo sean.
André miró al que lo había hecho ver y vivir esto tan bello.

—¿Cómo puedo darle las gracias, Alcar?

Pero su líder espiritual no quería que lo hiciera y André sabía por qué.
Se llamaba a sí mismo solo un niño en amor, y ese niño lo llevaba a regiones desconocidas y podía obrar milagros.
Todo en la vida del espíritu era sencillez y humildad ante Él, que dirigía todo, su Padre en el cielo, su Dios, que no era otra cosa que amor.
—Antes de irnos de aquí —dijo Alcar—, quiero hacer otra prueba, convencerte de lo rápido que nos desplazamos y podemos conectar.
Sabes lo mucho que están alejadas las esferas oscuras, lo terriblemente hondos que desde aquí están el valle de dolor y todos los demás estados.
Pero podemos desplazarnos y conectarnos con el valle de dolor en un fogonazo.
—Me parece que está a años de distancia, Alcar.
—Dame la mano y agárrame fuerte, y no olvides conectarte conmigo con toda la concentración que tengas dentro.
Nada, absolutamente nada debe interferir.
No puede haber otros pensamientos en ti, solo piensa en mí.
¿Me entendiste, André?
—Sí, Alcar.
—Prepárate.
André se sintió embargado por una enorme fuerza.
En el mismo instante sintió que se le acogía y que se le alejaba como un fogonazo.
Despertó de un leve trance y vio para su consternación que se encontraba en el valle de dolor.
¿Qué milagro había ocurrido?
—Concentración y fuerte voluntad, hijo mío.
Allí frente a ti están las personas con las que nos hemos conectado.
Llegamos y podemos volver aquí en un fogonazo, a través de todas las esferas que te he mostrado.
Así venimos a la tierra y podemos conectarnos con todo lo que vive.
No importa dónde se encuentre el ser humano, lo encontraremos (—dijo).
Qué fuerza, qué poder era el amor.
En la tercera esfera había visto desfilar ante sus ojos las esferas oscuras y ahora había vuelto en un fogonazo a esta miseria.
—También volveremos en un fogonazo.
De nuevo André sintió que se hundía, aunque seguía estando consciente de todo.
Pronto llegaron a la tercera esfera, al lugar desde donde poco antes habían descendido.
Todo lo que estaba viviendo del otro lado era asombroso.
Para un espíritu en la luz ya no había profundidades ni lejanías o distancias; eran una en todo.