Ay, Frederik, ¡qué horror, Hans se ha suicidado!

Estamos metidos hasta el fondo en la miseria.
Hans se ha suicidado, puso fin a su vida con veneno.
Se hizo realidad el sueño de Anna al pie de la letra y muchas otras cosas han revelado sus máscaras.
¡René lo sabía todo!
No pudo hacer nada por Hans, no había escapatoria.
¡Y ahora ha desaparecido de repente esa desagradable influencia sobre la que escribí!
Estás encima, lo destrozas bajo los pies, un poco después eso está subido en un árbol y se ríe de ti.
Siempre sentí, pero estaba impotente ante ello.
Aún no lo creemos, pero hay una cruz sobre su tumba y él mismo está bajo tierra.
Se nos fue.
No quiero ni pensarlo.
René nos explicó las leyes y ahora podemos retomar el camino; de lo contrario me habría quedado sin saber qué hacer.
Dos noches después de haber celebrado la última sesión Erica preguntó a Karel:
—Karel, ¿qué te parecería si les dijéramos a Hans y Elsje que vengan a pasar unas semanas con nosotros?
Entonces quizá podrías conseguir algo.
Y nosotros hacemos nuestra parte.
A Karel le parece bien, le parece una muy buena idea.
Así es como estamos pues sentados en la mesa, hablamos de todo y nada, pero Hans no responde a nada.
Está callado y en el fondo rudo, lo ataca todo y te lo hace trizas delante de tus narices.
Es un caso perdido.
Ni un momento es posible hablar con él decentemente.
Se ha hecho un ser patoso.
En el fondo se ha petrificado, es la única vía posible con él.
Así es como Erica tuvo que aceptar pronto que no hay quien lo pueda ayudar.
Karel intentó de todo, Erica y Elsje ofrecieron un precioso recital, pero eso también molestó al señor.
Fue hacia las once cuando de verdad le dieron los siete males.
Pero ¡entonces nos encontramos de repente ante una revelación!
El acontecimiento fue un golpe tan inesperado que nos pusimos de mil colores, los corazones nos fustigaban las gargantas, ni uno de nosotros lograba dominarse.
Si Elsje hubiera sentido cuál era en el fondo la cuestión, habría sucumbido.
Pero no lo sabía y pensaba que nos habíamos asustado tanto por Hans.
Hans quería irse, pero Erica y Elsje quieren acabar un lied de su querido Schubert.
Se enfurece y brama como un león salvaje.
De pronto espeta:
—Marja, ¡yo me voy!
Se levanta, busca su abrigo y sombrero, y se pira.
Elsje ya está a su lado, en solo unos segundos ha terminado el drama.
Estamos sentados aquí sin poder decir nada.
Karel es el primero en rehacerse, y dice:
—Ni una palabra sobre esto, por favor.
Si las leyes hablan por nosotros, pues que sean ellas las que aclaren cómo tenemos que actuar los seres humanos (—dice).
Una respuesta buena y nítida.
Acordamos que nadie de nosotros se lo comentará a René.
El chico no lo presenció por los pelos. ‘Típico’, pensé, ‘como si así tuviera que ser’, y luego dejé constancia de ello en el cuaderno de bitácora.
Erica añade:
—¿No es horroroso no poder hacer nada contra esas cosas?
Nuestras vidas se obstruyen unas a otras de manera infalible.
Dios mío, me voy a dormir.
Quiero meditarlo (—dice).
Ya vamos yéndonos, yo también acudo a mi habitación y me pongo delante del cuaderno de bitácora.
De mi pluma sale ahora:
“Ya a los cinco años de edad —creo que era un poco mayor, pero eso da igual— René habló de Marja.
Lo veo sentado en la escalera, el niño va subiendo, más y más.
Fue una poderosa imagen.
Erica miró en ese instante en ojos angelicales.
Y ahora estamos ante Marja.
Marja lleva un tiempo pasando por aquí, come y bebe con nosotros, es un ángel, un ser enviado desde el cielo.
Casi no me atrevo a pensar, porque no sé por dónde empezar primero.
¡Marja!
Marja.
¡Abro el cuaderno de bitácora!
Hay constancia de todo, ¡esto no miente!
¡He de inclinar la cabeza ante estas leyes!
¡No puedo eludirlo, esto me ha golpeado!
Se me ocurrió algo cuando Hans dijo:
—Quizá pueda ser yo útil para otra cosa en este mundo.
Maldita sea, no quiero ni pensarlo, Hans.
Te llevo en mi corazón, no quiero saber nada de esto, no quiero oír hablar de esto, erradico todos esos pensamientos extraños.
Pero ¿tú mismo nos la traes a nuestra vida?
¿A él?
¿A su corazón?
Porque ¿qué es lo que no sabemos?
Ay, Hans, si conocieras estas máscaras.
Nosotros miramos detrás, estamos ahora encima, vivimos estas leyes ¡y tú, a la hora de la verdad, estás dormido!
¡Estás muerto en vida!
Ya no eres un ser humano.
¡Una criatura increíblemente infeliz!
¡Está Marja!
Creo que este es el segundo nombre de Elsje.
Jamás oímos a Hans pronunciar este nombre.
Ahora se ha materializado, se ha erigido como un pedestal para una sola vida, pero con la que todos nosotros tenemos que ver.
¡René!
¡Me voy a dormir, esto me ha destrozado!
Y sin embargo ha llegado también otra cosa a mi vida.
Esa terrible influencia está menguando.
Al haber sido pronunciado ese nombre se ha producido una fisura en esas fuerzas desconocidas.
Pareciera que ya quisieran ser vividas ahora; dicho más claramente: como si quisieran nacer.
Pero lo voy a dejar.
Quiera asegurarme de estar mañana en forma.
Ahora no quiero perderme.
René vino hace un rato a verme y me mostró su nueva pintura al pastel.
¡Es un milagro!
Ha representado la “Loto” egipcia.
Algo tan hermoso jamás se lo vi hacer antes.
Está unido a su corazón y su sangre.
Dice, así, sin más:
—Despertó, Frederik, ¿lo ves?
¡Habla, está viva, me da algo!
Di rienda suelta a mis lágrimas cuando se fue.
Lloré como un niño, como no lo había podido hacer desde hacía mucho; así de conmovedor, así de emocionante es el chico cuando ahora habla a tu vida.
Y si él supiera.
Le observé su rostro, los ojos.
Y allí vivía otra cosa.
Dentro de ellos seguí algo, ahora allí no había ningún destello: acogían una profundidad desconocida.
¡Es un saber!
¡Una felicidad!
Una profundidad de una belleza desconocida, pero la personalidad está muy lejos, alejada de este mundo.
Ves a un maestro y a un niño al mismo tiempo.
Así es como un ser humano llega a ser hermoso.
¿Lo sabe él?”.
Al día siguiente estamos callados.
Nadie dice nada.
Y pasa otro día, no sale palabra alguna de nuestras bocas.
Nos intuimos y no somos capaces de hablar.
Es como si algo estuviera por caer.
René trabaja duro, nos cruzamos como estatuas de piedra, que aun así tienen muchas cosas que decir.
Salgo volando al bosque, pero allí tampoco logro serenarme.
Al regresar a casa está Elsje.
Hans se a ha puesto a vagabundear.
Bebe mucho y regresa a casa de madrugada.
Elsje ha tenido que ocupar otra habitación.
Él la obligó a hacerlo, golpea y grita como una fiera.
Ella no quiso, deseaba ayudarlo, apoyarlo en todo, pero él la sacó a golpes de la habitación.
Se comporta como un salvaje, como un borracho.
Pero Elsje dice que se las puede arreglar ella sola, lo procesará todo y estará a su lado.
Nosotros no podemos hacer nada.
Aun así, Karel ha intentado de todo.
También los demás médicos ven que las cosas van mal y han hablado con él.
Hans los echó de casa a patadas.
Y ahora ¿qué?
La siguiente mañana Erica dice a Anna:
—Anda, ¿por qué no vas a Elsje y le preguntas cómo está todo?
Anna se va.
Yo había salido de casa para hacer algún recado.
La redacción recibía nuevos artículos.
Cuando regresé se me abalanzó Erica, diciendo:
—Ay, Frederik, ¡qué horror, Hans se ha suicidado!
¿Qué?
¡Qué!
Me dejo caer sobre una silla.
Anna llegó a casa de Elsje.
Esta dice: “Iré a echar a un vistazo para ver cómo está Hans, llegó tarde a casa”.
Entonces baja volando y se lanza a los brazos de Anna.
Ambas vienen a casa.
Se le llama a Karel.
Este se va con Elsje a Hans.
Karel certifica la muerte por medio de envenenamiento, pero lo convierte en un paro cardiaco.
Lo demás no requiere más palabras.
Se entierra a Hans, la universidad en pleno acudió.
Y ahora estamos juntos, Erica y Elsje se irán de viaje en breve.
Elsje necesita salir un poco.
Erica la acompañará.
Visitarán el sur.
Hans ha legado todas sus propiedades a Elsje.
Elsje posee una fortuna, pero le deja indiferente.
Hablamos del viaje, actuamos.
No tratamos el problema de Marja.
Entonces llega el momento de la partida de Erica y Elsje.
Vamos a la estación de trenes.
Han ocurrido miles de cosas en solo cuestión de horas, ni una sola de ellas imaginable de antemano.
Así es como la vida pasa volando por nuestras almas.
El tren sale, Karel y yo nos despedimos.
René no quería ir, a Karel eso le pareció lo mejor para todos nosotros.
Dice: “Ese chico sabe exactamente como tiene que ser, estoy orgulloso de él”.
Después nos vamos a casa.
Por la noche René se acerca a Karel y a mí y dice:
—Las leyes, papá.
¡No son más que leyes!
¿Conoces ahora a Marja?
Karel vuelve a darse un susto de padre y muy señor mío.
Yo mantengo una absoluta frialdad, sabía que él estaba experimentando todo, porque era inevitable.
Continúa:
—Ves, Karel, por eso no podías ayudar a Hans.
No te preocupes, sé lo que hago, ya esperaré.
No influyo a nadie.
Sé exactamente lo que piensas, Karel.
Te explicaré las leyes, entonces podrás seguir adelante.
¡Escucha!
Regresamos unos siglos.
Vivimos en el Antiguo Egipto.
Yo vivía allí, igual que Hans, Elsje, Frederik y Anna.
A ustedes los (vosotros os) conocí en vidas posteriores.
Allí me dedicaba a asimilar las leyes y a eso entregaba mi vida.
Llegué a conocer una vida encantadora.
Hans violó a esa criatura.
Estuve encerrado, pero después fui liberado por amigos.
Hans era sumo sacerdote.
Todo su ser y su personalidad entera aún lo atestiguaban.
Pero Hans servía al mal, yo ya al bien.
No solo me despojó de mis propiedades, también de mi amor.
Arrancó con violencia a esta Marja, que también allí se llamaba Marja, de mi vida.
Qué hacer cuando estás lleno de impotencia frente a lo más elevado de un templo.
Hans se desfogaba con las sacerdotisas.
Mis padres me cedieron al templo, más tarde volvimos a reunirnos.
Ese es Frederik, Oteb: él también siguió mi vida e hizo mucho por mí para intentar mitigar todo.
Me escapé de aquel satanás de entonces.
Esa vida fue miserable, esa vida me golpeó de una forma terrible.
Yo era el hijo de Anna y Frederik.
Sufrieron y lucharon e hicieron todo lo posible para dar color y forma a mi vida y a la de ellos.
Fuimos cargando con todo.
Me daba cuenta de que algún día volvería a estar ante Hans y que enmendaría lo que él allí me había quitado y robado.
Ese es el resumen.
Proseguí mi vida, alcancé lo más elevado en ese sitio, pero en otras vidas seguí las mismas leyes.
¡Fui a Ra y Re, de Isis a Indonesia, al Tibet!
Hasta que terminé de prepararme para que se me concediera servir.
El Dios de todo lo que vive sabía que yo había aceptado todas mis desgracias.
Si me hubiera opuesto a Hans, si lo hubiera combatido con el mal, esto jamás se habría revelado, porque entonces destruimos esa ley justa.
Al no hacer nada frente a Hans —allí se llamaba Rohna-Gu, sumo sacerdote para las leyes “ocultas”— jamás habría podido vivir esta felicidad, porque estamos ante la desintegración y la justicia no puede vivir un final triunfante.
Todo rasgo del carácter adquiere de esta forma una significado divino.
Cada acto equivocado tiene que ser enmendado; si el alma puede aceptar, recuperará irrevocablemente sus propias posesiones.
Pero Marja tenía que enmendar cosas ante Hans debido a una vida anterior.
Para eso entregó entonces su propia vida, ¡tuvo que hacerlo con su cuerpo!
¡Así es como la madre lo entrega todo de sí misma!
Elsje paga sus deudas, se enmienda el engaño, así es como vuelve a recuperar el equilibrio con sus leyes espaciales.
Así es como están las cosas ahora.
Quien sea engañado como ser humano, Karel, y quiera reparar ese engaño del mismo modo —o sea, mediante engaño— jamás llegará a poseer la ley divina.
El universo jamás hablará a tu vida, porque quieres combatir el mal con el mal.
Ya entonces lo comprendí, porque vivíamos las leyes astrales.
¡Oteb era rico!
Yo, igual que mis padres, era un noble oriental.
Pero eso da igual.
Oteb y Anna son almas gemelas.
Marja y yo también, si no no nos habríamos llegado a conocer.
Marja es la parte de mi corazón que surgió de mí, nació de mí, en la luna.
Ambos formamos una sola vida.
Yo, a partir de su vida, y ella, a partir de la mía.
Karel, cuando empezamos nuestra propia división —explicaré estas leyes más tarde, entonces te valdrás mejor por ti mismo— creamos por medio de nuestra vida dos nuevas vidas y pudimos regresar a la tierra.
¡Para aquello, la luna!
Hasta que alcanzamos la tierra mantuvimos la armonía.
Las leyes corporales exigían que las viviéramos.
Pero cuando nos fuimos convirtiendo en seres humanos y habíamos vivido las leyes materiales, o sea, las corporales, nos encontramos ante la causa y el efecto.
Antes de eso tuvimos miles de vidas, para llegar desde la selva a la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es).
La paternidad y la maternidad nos obligan a aceptar esas leyes.
Así es como uno va avanzando.
Sin embargo, poco a poco vas recuperando la armonía.
Cuando sabes que en cada vida cometes pecados y errores, y que cada pensamiento te arroja fuera de la armonía divina, sientes lo que es necesario si quieres recuperar la armonía con la divina creación.
Nosotros hemos vivido esas leyes.
Cualquiera las vive.
Son ineludibles.
Es en esas vidas donde hemos enmendado.
Poco a poco fuimos empezando a seguir la senda del bien.
A nosotros eso se nos enseñó en los templos.
Haz el bien, haz todo según las leyes naturales y llegarás a controlarte a ti mismo.
Nunca te enfades, aunque te cueste la vida.
¡Inclínate ante todo!
¡Y eso, Karel, lo asimilé yo, igual que Oteb, Marja y Anna!
Ya entonces vivíamos para dar felicidad a esta humanidad por medio de las leyes divinas.
Esas vidas nos hicieron crecer y florecer.
Lo que ha sido vencido una vez por completo ya no te puede llevar a lo apasionado.
Pones coto a esos sentimientos.
Marja malbarató su vida allí.
Hans se desfogó, pero antes de eso ya habíamos entrado en comunicación.
Así vemos que recibimos miles de vidas.
Y todas esas vidas son necesarias si quieres salir de ese espantoso causa y efecto.
Las leyes del karma te llevan de vuelta a la tierra para dar un nuevo cuerpo a las almas.
Hans estaba anclado en esas leyes.
Era incapaz de quitárselas de encima, el pasado se revelaba a su vida.
Te falta el sentimiento, la fuerza, para comprender las cosas cotidianas, y tampoco estás abierto a ellas.
¡Ahora se nos devuelve todo!
¿Que si Marja está mancillada?
Para nada.
Hans no pudo vivir ni un gramo de sentimiento de su alma.
Aun así, recondujo a Marja a mi vida.
Marja sabía en sus adentros que si se atraía a ese hombre, viviría su felicidad.
Ya lo sabía de niña, te lo contará más adelante.
Igual que se despertó en mí lo anterior, en ella regresó ese conocimiento.
Cada vida reclama la concienciación anterior.
De modo que cuando naces es ese pasado el que emerge.
Es imposible cambiar nada en eso, esas fuerzas de los sentimientos te obligan a aceptarlos.
Es imposible ser de otra manera, es imposible actuar de otra manera.
Este es nuestro increíble subconsciente.
Es esto por lo que los sabios hacen tantos aspavientos y a lo que jamás pueden encontrar una respuesta concluyente, porque no aceptan el renacer.
Así que está claro que cuando despierta el alma ya vives en tu pasado, en la vida anterior.
¡Es algo ineludible, Karel!
Todos esos sentimientos de una sola vida —tantos sentimientos son de tu subconsciente inconmensurable— forman, pues, la personalidad.
Para muchos contiene arte, gente con buenas cabezas, con talento para algo, pero en la siguiente vida eso vuelve a sumergirse en las profundidades de ese espacio y entonces eres un deficiente mental.
Hans sucumbió ahora por su pasado.
Empezó después de que cumpliera cuarenta años, entonces fue despertando.
Se lo despertó su Hansi.
Hans podría haber vivido una vida silenciosa si no se hubiera metido con la psicología, pero hacia allá lo condujo su subconsciente.
Pero te digo: es algo de lo que no te puedes escapar.
¿Podría haberlo ayudado yo? ¿Vosotros (ustedes)?
¡No!
¿Podría haber hecho Hans otra cosa?
¡No!
¿Por qué estuvo tan bien dotado?
¿Por qué tenían sus padres tantas posesiones?
Esas vidas regresan todas a nuestra vida.
Ya sentirás que en una sola vida puedes tener que ver con miles de personas.
Y todas esas vidas hacen algo, se desfogan o te roban.
¡Suele girar en torno al amor, al hombre o la mujer!
¡Y eso es sencillamente porque estas vidas viven las leyes universales; el dinero y las propiedades penden de ellas, participan, pero se trata de que uno tiene que entregarse con su vida!
Estas leyes llegan infaliblemente hasta tu conciencia.
Y a veces dos o tres vidas a la vez.
La personalidad absorbe sentimientos de todas esas vidas.
Se han vivido vidas que no significan nada.
Millones de personas experimentan esos rasgos de carácter.
Millones de personas no viven nada porque todavía tienen que despertar.
Las experiencias emocionantes penetran hasta la conciencia diurna.
Quieren ser vividas.
Tampoco es que se las pueda detener; el alma como personalidad las despierta ella mima.
De ese manera empieza la vida.
Empiezas a ver, de niño, lo que en el fondo vive en el alma.
El carácter ha de escuchar, la personalidad está pegada a él.
El arte, la sabiduría, mística, las pasiones y la violencia, paternidad y maternidad: todos esos miles de leyes adquieren entonces protagonismo.
Y eso es la personalidad, vive en el organismo y representa el bien y el mal, para la causa y el efecto, para las leyes del karma.
A ver si vuelves a decir ahora que no tienes nada que ver con otras vidas.
Te digo, Karel: no hay ni un solo ser humano en esta sociedad, en la jungla —porque esas leyes no las puedes vivir, son automáticamente otros grados vitales vistos como organismos— con los que no tengas que ver.
Si estás separado de esas almas, si has enmendado la causa y el efecto, esas vidas se van de tu aura.
¡Eso no falla!
Tu propio grado de vida tiene la animación más intensa.
Ahora es posible vivir las leyes de dar a luz, retrocediendo cuatro grados vitales.
Es decir, que puedes engendrar niños, que los puedes atraer por esos grados más bajos.
Puedes engendrar un hijo donde los esquimales, pero ese no es tu propio grado de vida.
Estás, pues, ante una ley natural, ya te sintonizas con otro grado de vida y estás en disarmonía con tu propio grado de vida.
O ¿pensabas que esto no tiene consecuencias para las leyes cósmicas?
Puedes seguir decenas de vidas, pero alguna vez tendrás que enmendarte ante esa vida, la ley natural para la paternidad y maternidad te vuelve a llamar.
Así se desperdicia el alma a sí misma y genera división, no solo para lo corporal, también para su personalidad.
La ley cósmica te exige aceptar el grado de vida que pertenece a tu propia vida.
Si naces aquí, no tienes nada que ver con otro pueblo.
Este grado te obliga a crear y a procrear y siempre acertarás.
Estas leyes se descubrirán en unos siglos.
Entonces sigues siendo sangre de tu sangre e hijo de tu propio pueblo, como se suele decir, pero estás en armonía con el grado de tu vida.
Pues bien, se puede llegar a la unión con muchos pueblos, eso no significa nada, de ese forma entra otra sangre en nuestro cuerpo.
Así que por mucho que las leyes lo conecten a uno con la vida de otros pueblos, esta sí que es la ley más elevada que habla a nuestras vidas.
De ese modo un solo grado de vida llega a lo más elevado de todo para el organismo humano.
Tampoco hay que olvidar que lo pretenden las propias razas (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es) de la tierra.
¡Cada tipo de raza crea un núcleo propio!
Cada grado de vida sigue buscando hasta que se encuentre la vida que pertenece a la otra.
Ahora tu alma vive en otras regiones de la tierra.
Allá la buscarás o volverá a tu vida.
Ya lo estarás sintiendo: se te vienen encima miles de posibilidades y no conoces ni una.
Aun así, la naturaleza continúa.
Los siete grados vitales corporales para el organismo nos exigen vivir y aceptar las leyes.
Durante vidas enteras estás atado a personas y solo te separas de ellas después de haber enmendado.
También es verdad que nuestro propio grado de vida se ha extendido por toda la tierra.
Si no fuera el caso, se vería que ni un solo holandés podría casarse con un vástago de otro pueblo, porque sencilla y llanamente la propia alma no lo querría.
Todas esas búsquedas de la gente entre otros pueblos para encontrar el verdadero amor ya impulsan al alma al otro pueblo.
Pero una vez vividas esas leyes del karma dejan de existir y la vida interior ya no se libera del propio grado de vida.
Entonces uno ya no puede eludirlo, no hay forma de escabullirse, hay algo en uno que dice: ¡hasta aquí y no más!
Justo lo que ocurre ahora con Hans, ¡no podía hacer otra cosa!
Así que estas son las leyes.
No solo para el propio grado de vida, sino que otros miles de leyes deciden ahora sobre tu vida.
¡Y así es el ser humano!
Así es una mujer y un hombre.
Si has cometido asesinatos, tienes que hacerte madre para devolverle la armonía a la vida por medio de lo que se posee.
¿Qué clase de posesión es esa?
Tu cuerpo.
Pero ahora los hombres se han liquidado entre ellos.
Uno de nosotros ha cometido el mal.
En otra vida serás madre y estarás cara a cara.
¿Reconoces esta alma?
¿Puedes aceptar de tu hijo que te haya asesinado en vidas anteriores?
¿Por qué regresé a ti, Karel?
Porque te privé de algo en una de mis vidas.
Y justamente eso tiene que ver con el ser niño.
¡Ahora estoy enmendando!
Te devuelvo a la conciencia que te quité en otro tiempo.
Lo más peligroso que podemos hacer los seres humanos es quitarle la fe al prójimo.
Apartar a la gente de lo más elevado es el crimen más grande de todos los que podemos cometer.
Si esto obstruye el desarrollo para el alma, ¡será tu caída!
Eso, pues, son las leyes cósmicas.
Son mucho más conscientes que cualquier otro mal, mucho más.
Ahora controlas directamente la evolución divina.
Ahora estás frente a la ley divina.
Quien me masacre ahora y mancille así espiritualmente a la gente, es decir, aplastándola a muerte, apartándola de mi doctrina y de las leyes divinas, quien se dedique a mancillar, no sabe lo que le espera.
No solo tendrás que resolver los errores corporales, ahora estás ante un ser humano al que querrías dar todo, pero quizá sin que se acepte.
¿Por qué no?
¿Por qué esa alma no quiere aceptar?
¿Por qué no logras cambiarle las ideas a esta vida?
¡Porque uno mismo destrozó esa vida!
Y ahora a ver si uno consigue volver a despertarla.
Y es imposible dar un solo paso en la vida después de la muerte si uno no ha abierto a esos hijos de Dios para Sus leyes.
Hay miles de posibilidades que lo mantienen preso a uno.
Es imposible desprenderse de ellas, hay que vivirlas y reconducirlas a las armoniosas leyes divinas —las de la justicia y la evolución divina—, pero con las que uno está ocupado vida tras vida.
No te cortes, destrúyeme, luego estarás ante tu propia destrucción.
Ay de tu vida cuando traiga la verdad.
Si cuento cuentos, entonces todo será diferente y tienes derecho a masacrarlo.
Pero si estoy trayendo las armoniosas leyes divinas a tu vida y a las de otros, Karel, entonces mejor que me mancilles tú, hacen falta vidas enteras para eliminar ese veneno de esas almas.
¿Sabes ya, pues, por qué tanta gente se deja la piel para hacer que despierte la otra vida de Dios?
¿Sabes, por fin, por qué albergo una voluntad tan enorme de llevar todo esto a término?
Dejaría que me hicieran cachitos por eso.
¡Moriría por ello!
Quisiera desangrarme por esta tarea, porque yo también viví cada una de esas leyes.
Basta con que hables mal de un ser, de un ser humano, con que lo acribilles, y tarde o temprano estarás ante tu propia miseria.
Y ¿si es tu mujer?
¿Creías que todos esos matrimonios fracasados no significan nada?
¿Creías que esa gente llegó a juntarse así por deseo propio y por voluntad propia?
Puedes pasarte de rosca un rato, así se crea nuevo karma, pero tarde o temprano la mujer o el hombre que pertenece a tu vida estará delante de ti.
¿No es así?
¿Por qué el alma no llega a actuar?
¿Qué es lo que se niega en tu personalidad?
¿Por qué no llegas a decidirte?
¿Por qué es justamente esa otra persona?
Es precisamente la equivocada.
Claro, ya te gustaría, ¿verdad, Karel?
Eso que estaba conscientemente en ti ¡actúa ahora!
Esto que tiene que representar la conciencia diurna decide ahora sobre tu vida.
Y no se entienden (os entendéis) el uno al otro.
Eso es natural, ahora vas a ver tu tarea.
Ahora puedes empezar otra vez con reconducir esa alma a aquella claridad inmaculada de Frederik.
Me quedé esperando.
Al saber que no tengo que hacer nada ¡la vida me viene a mí!
Sin duda que me encontraré con ella.
Si me hubiera decidido por una de las chicas que querían tenerme, entonces me habría blindado yo mismo para esa ley espacial.
Seguramente que ya lo sentirás: puedes atraer a más de una chica a tu vida, sin problema, y experimentar con ellas el ser uno, pero luego de todas formas tendrás que encontrarte con aquella vida, por haberte conectado por medio de las leyes más poderosas —la paternidad y maternidad— con esa alma.
Si te limitas a los pasatiempos juguetones, al beso humano, o si te casas con esa vida y llegan niños, ¡no es tu alma!
Tu propia alma, la que pertenece a tu vida y por la que has de representar a este universo y el Omnigrado divino: con ella eres fuerte, con ella eres capaz de todo, te porta, te anima, te impulsa hacia arriba, lo cual es poderoso y solo viven algunos en este mundo.
Esa otra te chupa hasta dejarte vacío y detiene tu propia felicidad, mancillas tu felicidad que tiene sintonización cósmica.
Si te quedas solo, aunque revientes de deseo, pero sientes que tienes que esperar y transcurre esta vida, entonces has conservado la armonía con tu propia vida y con la de tu alma gemela.
Centenares de miles de posibilidades se te echan encima de la vida.
La mujer que es para ti es inconsciente.
O lo eres tú mismo.
No te perteneces el uno al otro para la eternidad, porque eso no es posible.
Si no terminas esa vida, luego te la encontrarás de todas formas y puedes empezar de nuevo.
Yo sabía todo eso.
Actué por tanto por conocimientos adquiridos en otros tiempos.
Yo asimilé esas leyes.
Marja aún tenía algo que vivir, que enmendar.
Pero ella sabía —eso ya lo oirás más adelante—: por esa alma consigo lo otro.
Y eso no es ningún engaño.
Has podido ver tú mismo cómo cumplió con sus deberes.
Cargó con la vida de Hans.
Si me hubiera percatado —la conozco desde hace tiempo— de que lo tenía abandonado, entonces habría sabido que aún no está preparada para mi vida.
Por lo que tampoco me podría haber encontrado con ella; quizá, y eso está descrito en nuestros corazones, la habría conocido en la vida después de la muerte.
En los cielos ¡por fin!
Ahora vamos a recibir esta vida milagrosa.
¡Ella está lista para mí, y yo para ella!
¡Me ayudará, y yo a ella!
Para eso dije que estudias la lengua.
Ella completará lo que crearé yo.
Así es como servimos ahora, pero dejaré que lo hagan las leyes, ¡ella misma lo tiene que saber!
¡Solo entonces me daré por aludido y estaré seguro de mí mismo!
¡No quiero crear karma!
Ya la veía de niño, me la enviaron, ¿me la regalaron?
Para nada, ¡habíamos entrado en armonía con el espacio!
¡Eso es!
Tú y Erica se encontraron (os encontrasteis) y se consiguieron (os conseguisteis).
El uno pertenece al otro.
Pero, Karel, ¿sientes la diferencia con nosotros?
Sus (vuestros) sentimientos son materiales, los nuestros, espaciales; ya puedes vivir espiritualmente esa sintonización y también entonces es una felicidad milagrosa.
Pueden (podéis) vivir lo más elevado para este mundo, Karel, porque tú y Erica nacieron (nacisteis) una y otra vez para eso.
A ese otro Karel lo has matado diez veces.
Erica a sí misma también.
Pero ¿qué hace esa otra gente?
No son capaces, porque uno de los dos está ante aquel otro vacío.
A esa alma no lo puedes cambiar en una vida; sí es posible cuando esas fuerzas viven en la conciencia diurna.
Si no, están (estáis) ante la inconsciencia y ambos tiran (tiráis) hacia el lado propio, ¡como dos burros en una ilustración!
¿Que si es una falsedad?
¿Tonterías?
¿Que si son cuentos?
¿Por qué no miras a Frederik?
¿Cómo actuó?
¿Se dividió?
Con que hubiera aceptado a Anna solo unos años demasiado pronto, toda esta sabiduría se le habría escapado.
Ahora empieza a tener el amor universal entre las manos.
¿En qué se habría convertido si hubiera aceptado la vida material?
En nada.
Eso se ve enseguida, carece de importancia para tu despertar.
Es lo que busca el hombre, sin embargo; se desfoga de esa manera, pero es que es imposible eludir las leyes propias.
Te dan el alto espacial para miles de cosas.
La paternidad y maternidad, la creación te obliga a aceptar la otra vida.
Si estás de camino como madre y se despierta tu maternidad y no acude ningún creador, entonces ¿qué haces?
Es posible que la primera alma pertenezca a tu vida.
¿Quién se conoce a sí mismo para su amor?
¿Quién siente que la vida, por inconsciente y miserable que sea, ha de ser completada?
¿Cuántos divorcios no vivimos?
Te digo: de cualquier manera, es ineludible, algún día tendrás que dar a esa alma completamente todo de tu propia vida.
Pero ¡entonces esa vida es un infierno!
Dios, sin embargo, no tiene nada que ver con eso, ¡es tu propio yo!
Cada pensamiento exige de tu vida y personalidad ser vivido en armonía.
Mírate, por ejemplo, a ti mismo.
¿Cómo vives?
¿Cómo vivías años atrás?
¿Qué le has dado a Erica?
Si no eres una persona abierta, si eres inconsciente, ¿puedes dar todo lo que tienes a tu amor, a tu mujer?
¿Pensabas que todas esas personas despiertan por estar buscando a otras?
Tu vida despierta precisamente por la miseria.
Te hace pensar.
Si empiezas ahora con llevar esa vida al despertar, a lo que es mejor y más consciente, eso será tu propio desarrollo y luego estarás ante un amor más elevado.
¡Cuando te llega eso vives la ley divina para tu amor y tu propia felicidad, como hombre y mujer, como dos almas de una sola voluntad, un solo sentimiento, un solo amor y un solo entendimiento!
¿Intuyes esta conciencia y ese amor?
¡Pues para eso mueres y es lo que ha generado tantos libros!
¿Te sirve para aprender?
Si empiezas con ello, pero ¡eso la gente no lo hace!
¿Qué sabe un psicólogo del alma, Karel?
—¡Un comino!
—Así es.
¿Crees que me darían un grado académico si diera clases en la universidad?
—Tienen que aceptarte en todo.
—Imagínate que supieran que tengo razón: ¿cómo tendrían que actuar todos esos grandes?
Ahora soy un medio loco.
Ya lo oirás.
Soy un loco, un iluso.
Pero ¿qué quiere esa gente?
Lo más elevado de todo, que no se entiende, siempre termina vapuleado.
Ese ser humano tiene que ser liquidado.
Ya lo verás.
Aunque ellos mismos ya no sean capaces de ello —aún me falta mucho en este pragmático Occidente—, nosotros mismos, sin embargo, podemos hacer un montón por ello.
¡Al menos sé lo que me espera y no lo temo, luego los desafiaré uno por uno!
¡Los obligaré a escucharme, miles de personas aceptarán mis libros!
Tengo algo que aportar.
Ahora llevo un mensaje al Lejano Oeste, ¡el yo pragmático de Nuestro Señor!
—¿Qué vas a hacer con Marja?
—Más adelante ya lo verás y vivirás tú mismo, Karel.
Mamá nos llamará.
Entonces celebraremos allí nuestra pedida, en la playa, en el poderoso sur.
Pero ¡primero iremos todos juntos a Gizeh, Isis, Ra, Re, a la esfinge!
Eso ya lo sé.
Esto es entonces la poderosa posesión para sus (vuestras) vidas.
Oteb, mandaremos este mensaje del alma a Mohamed.
¿Quieres vivir otro milagro, Karel?
—Por favor.
¿Qué es?
—Quiero hacerte vivir la gracia de cómo el hijo de Dios es uno solo .
Eso yo también lo soy con Marja.
En estos momentos Mohamed recibe mi mensaje.
Le mando: Nosotros iremos más tarde.
Vete a Marja y que tu vida y amor sean una bendición para ella.
¡Me apuesto a que irá Mohamed!
Yo mandaré a mamá a la esfinge.
Tiene que irse a Egipto, usted también lo puede hacer.
Allí estaremos juntos.
¿Te parece, Karel?
—Esto es increíble.
Yo también iré, bueno, por fin.
Y ¿qué piensas ahora de Hans?
—Hans puso fin a su vida.
Eso es la peor cosa que puede hacer el alma.
Seguramente que sentirás que ahora no tiene ni vida ni muerte.
Se arroja demasiado pronto fuera de la vida y no la ha completado.
Lo que sigue a continuación es el siguiente proceso.
Es muy, muy triste, pero no se puede cambiar nada.
Una cosa sí que te puedo decir: Hans habría tenido como mucho otros tres años de vida.
En el fondo menos, porque ya percibí su muerte normal en su aura.
—¿Puede verse?
—Todo vive en el aura humana, Karel.
Hans está ahora anclado a su propio cuerpo, bajo la tierra.
—¿Cómo dices?
—Hans vive conscientemente la putrefacción de su cuerpo.
Porque como alma y personalidad no se ha separado, no ha terminado de vivir, ¿verdad?
La ley que domina su vida, que determinará el tiempo y todo, que fija la hora de nacimiento y la hora de morir, esa ley lo mantiene preso, como personalidad espiritual, junto a su cuerpo.
¡Hans vive ese proceso de putrefacción conscientemente y ha sido arrojado fuera de la materia, del espíritu!
Nada puede ayudarlo, solo puedo pedir a mis maestros que de vez en cuando vayan a verlo y que con su aparición mitiguen su vida.
Les diré: Apacigüen sus dolores, explíquenle las leyes y díganle que seguimos pensando en su vida.
—¿Cuánto tiempo dura esa miseria?
—Hasta que no quede ni una fibra en sus huesos; solo entonces las auras humanas se desgarrarán de las corporales y podrá ir a donde quiera.
Pero ¿ahora?
Si tiene que regresar a la tierra, entonces tendrá que vivir allí, en ese mundo, donde no hay ni vida ni muerte.
Ese mundo está vacío, es la sintonización de los suicidas.
Pero ¡no verá a ninguno de ellos!
Con él hay millones que se han quitado la vida, ¡no los ve!
Estará solo hasta que llegue la hora de morir en la tierra.
Y entonces experimentará Hans su muerte material.
¿No es sorprendente?
¡Así es como el alma se recupera!
Así regresa a las leyes armoniosas de Dios, ¡para el alma, el espíritu, la materia!
Y ¿después?
Si Hans tiene que empezar una nueva vida, el mundo anterior a su nacimiento atrae su vida y se disuelve.
Entonces se convierte en un embrión.
Pero tengo aún otro milagro para ti, que te alegrará: Hans no va a regresar.
Ha vivido su ciclo material y ya no posee leyes del karma.
Hans era bueno, era un tipo bueno, hacía todo lo posible por sus enfermos, pero estaba anclado a su propia vida.
Así que Hans irá al mundo astral.
Si no hubiera sido el caso, entonces no lo habrías vuelto a ver en miles de siglos.
Pero ¡eso ya daría igual!
Así es como ves que solo el alma, la vida, tiene importancia para Dios, Hans como ser humano de este mundo, no.
Conocemos millones de almas y todas esas ellas forman parte de nuestra propia vida.
Pero como ser humano, y como tu padre o madre, tu hermana o hermano, ya no ves ni sientes a esa gente.
¡Es la vida!
Y esa vida vive para ti, tú vives para esa alma como vida.
Esa es la sintonización universal para nuestro propio yo por que el que murió Cristo.
Así que más tarde reconoceremos a Hans.
¡El primero de nosotros que haga la transición lo verá!
Hay que ver los años que está viviendo ahora, años de una miseria, dolor y pena increíbles, es indescriptible, porque ese proceso lo vives, vives cómo los gusanos te devoran y destrozan el corazón.
Gritas, pero nadie te oye, ¡estás atado a ti mismo!
Eso durará unos tres años para Hans.
Entonces el cuerpo ya habrá hecho un buen recorrido hasta la descomposición y se desgarrará de esa miseria como la chispa divina.
Si hubiera tenido que seguir viviendo aquí las cosas otros diez o quince años, entonces se habría quedado atado a esa tumba y ese cuerpo durante esos años.
No puedes alejarte y no sabes a qué se debe.
Tiras de ese cordón, pero no se rompe.
¡Conozco todas esas leyes porque me suicidé para conocerlas!
—¿Cómo dices?
—Me suicidé junto a otros muchos, éramos siete, los sumos sacerdotes, Karel, que ¡querían llegar a conocer la muerte y la vida eterna!
¿O pensabas que había recibido este saber así, sin más?
¡Nos metimos en la muerte, la fuimos buscando!
Y entonces tuvimos que aceptar y vivir esas leyes conscientemente.
Así aprendimos, porque estábamos sintonizados conscientemente con la muerte.
Otros no tienen eso, lo hacen por medio de la inconsciencia.

Es exactamente igual que cuando fumas un buen puro.
También el que tienes ahora en la mano está fumado, pero no sabes que hayas fumado.
¡Ahora eso no es nada!
No lo disfrutas, solo echas humo.
¡Fumar es un arte!
Aquellos que entran a la muerte por una desgracia no viven nada.
Solo sienten un poco de miedo más tarde cuando vuelven a encontrarse ante el suicidio, pero no hay nada más que haya cambiado en esas almas.
¡Nosotros entramos en ello conscientemente!
Fue una gloria cómo los demás nos depositaron en nuestras tumbas.
Y entonces fuimos aun más lejos.
Nos dejamos embalsamar.
De los nuestros algunos todavía siguen bajo tierra en el Antiguo Egipto: se dejaron matar y embalsamar, pero a ellos les tocó un puro horrible.
Ese purito sigue ardiendo eternamente.
Todos esos embalsamamientos crean una influencia que es eterna.
Seguramente que ya lo sentirás: esos cuerpos no pueden disolverse, el alma está anclada a ellos y no se separa.
Aun así, un alma de esas adquiere otra vida.
Pero entonces, ¿cómo es la conciencia?
¿Son estos los peores locos de todos?
No, son los peores psicópatas de los que hay.
Esas almas no tienen su plena conciencia.
Por eso conocemos psicopatía consciente e inconsciente.
Son almas que fueron demasiado lejos.
Todo eso de embalsamar los cadáveres detiene el desarrollo del alma.
El alma se ancla a sí misma en esos cadáveres.
Ni en siglos llega a la concienciación, ¡porque arrastra algo eternamente!
La incineración del cadáver, a su vez, contraviene las leyes divinas.
Parece todo tan estupendo, pero ¡esta vida desconoce las leyes divinas para el cuerpo, espíritu y alma!
Pero principalmente para el espíritu, porque es la personalidad para el alma en la siguiente vida.
¡Esa es la sintonización divina y la transmutas en materia y vida espiritual!
¿No es sencillo?
—¿Qué vivías en esas catacumbas, René?
—Pues, Karel, la putrefacción de nuestros cadáveres.
La vivimos conscientemente, pero todos los sacerdotes nos siguieron.
—Y ¿entonces?
—Siglos después regresamos uno tras otro a nuestros templos.
Entonces fue despertado nuestro pasado.
Y fue allí donde aparecieron estas leyes.
El Antiguo Egipto jamás las conoció, aún les faltaba para eso.
Y tú sabes mejor que yo que allí embalsamaban como en ningún otro sitio.
Te digo: aún hay miles en posición horizontal en calabozos muy hermosos excavados en la tierra esperando su redención.
Si es posible haré mucho por eso, podré cambiar muchas cosas.
Pero ¿qué me dice uno de esos faraones de ahora?
¡Lárgate de aquí!
Si le digo que soy tal y cual, viví aquí como sumo sacerdote, me pone detrás de sus rejas.
Mohamed hizo todo lo posible, pero este rey no quiere creer en esto, es violar una cultura que le es sagrada.
Y ¡hete ahí, Karel!
Si quieres ayudar esas almas, tienes que quemar todo ese follón.
Esos cuerpos embalsamados —a nosotros también nos sobran— corroen la conciencia del alma.
Esos cuerpos conservan algo que ha de morir, disolverse.
Si quieres estar libre, poder continuar para concluir tus vidas, solo será posible si no tienes que cargar con lastres.
Ahora regresas a una vida, te falta algo, no sabes lo que es, los médicos te quieren meter una inyección y te hacen aún más inconsciente.
Lo sientes y lo llevas contigo.
Es algo que no puedes evitar, pero estás entre los vivos.
Cuando te has hecho consciente hay algo que te atrae hacia alguna parte.
Pero ¿dónde está eso? ¿Dónde vive?
¡Y ahora todavía todos los miles de problemas para los que vives!
¿Sientes que el alma humana se ha convertido a sí misma en un caos?
Violó las leyes humanas.
Ya no tiene una existencia normal, es un calvario.
Aún más en lo invisible que en aquello que conocemos como enfermedades u otros asuntos miserables.
Las leyes invisibles, tal como las tiene que aceptar Hans, ¡ya te enseñarán a inclinar la cabeza!
Y entonces es que tu personalidad testaruda de hecho desciende, ¡porque hasta allí te llevan los gusanos!
Eso de embalsamar es lo peor que puedes hacer para ti mismo.
La incineración, en cambio, es demasiado rápida.
Seguramente que ya lo sentirás: las almas están pegadas al cuerpo humano y se queman.
¡Ese choque es tremebundo!
Están sueltos, naturalmente, el proceso de incineración desgarra el alma del cuerpo.
Pero el alma no es consciente.
Siente de forma material, terrenal.
Así que va deambulando con ese choque, vaya adonde vaya, solo se liberará de ese estado cuando posea otra vida o tenga tal altura espiritual que se haya vencido a sí misma.
¡Millones de personas, Karel, sufren hasta el punto de gritar debido a las leyes astrales!
—Es imponente, René, creo y acepto todo.
—E imagínate ahora lo que puedes hacer con tu vida de la tierra.
Dirás: ¡Elsje está derrengada!
¿Tendría que haber tenido yo otra vida?
¿Tendría que haberme casado con una criatura casta, inmaculada?
Eso es bueno para los inconscientes.
Claro, ya ves, también yo he de enmendar todavía.
Pero ¡Hans no pudo vivir ni un gramo de sentimiento de la vida de ella por sus propios sentimientos!
A pesar de ello, he de inclinar la cabeza ante estas leyes.
Estoy agradecido a Dios por que ahora pueda empezar nuestra vida eterna.
¡Cada pensamiento es ahora para nosotros un universo!
¿Han (habéis) obtenido su (vuestra) alma?
Se consiguieron (os conseguisteis) el uno al otro; pero también millones de personas, solo después vieron que habían sido golpeados a muerte por un solo pensamiento.
Y eso es mil veces peor.
No, Karel, a mí dame Marja y tú quédate las reinas de este mundo.
Por cierto: ¿no viste que es una reina?
¡Es lo que poseo!
Es su conciencia y esta se disuelve en la mía.
¡Viviremos!
Amaremos, pero más adelante nos iremos todos de viaje.
Y con ese viaje ayudaremos y apoyaremos a Hans.
—Quien muera aquí ahora, o, claro, luego, ¿verá a Hans?
—Sí, Karel, Hans te esperará allí.
—¿Sabes quién de nosotros va primero?
—¡Yo lo sé!
Y como lo sé no diré nada.
No obstante, te daré la prueba.
Luego lo verás tú mismo.
Advertiré de antemano a la persona en cuestión por medio de pensamientos.
Y esa alma será la primera en ver a Hans, tal como fue.
—¿Lo reconocerás al instante, pues?
—Allí uno no cambia en nada, Karel.
—¿Eres allí igual en todo, como aquí?
—¡En todo!
Allí tendrás tus dientes y muelas.
Ya en el Antiguo Egipto se nos concedió vivir las materializaciones.
En nuestros tiempos había templos enteros planeando por el espacio, pero vivíamos magia negra.
Entonces me dedicaba a buscar la ley blanca, sagrada, para la vida, y la conocí.
Hans está allí como era aquí.
La personalidad espiritual continúa viviendo.
Con esas almas puedes vivir el contacto, pero entonces has de vencer todo lo de tu cuerpo.
Y eso no es tan sencillo.
Pero eso hay un montón de engaño entre los espiritistas.
Sin embargo, siguen las leyes del Antiguo Egipto.
Otras sectas no quieren saber nada de eso, pero se blindan ahora por completo contra el contacto directo.
A Hans lo verás como te verás y vivirás a ti mismo.
Pero bueno, quien sea el primero volverá a disfrutar de su personalidad.
Será otro, lleno de amor.
¡Comprenderás que lo que Hans tiene que vivir ahora es una lucha terrible!
Está siendo apaleado por las leyes de su organismo.
También sobre eso escribiré un libro.
Todavía tenemos mucho que hacer, Karel, pero ahora ya sé que conseguiré lo que he de conseguir.
—¿Así que le edad está predeterminada?
—Sí, Karel.
Las leyes para el alma fijan su edad.
—¿A ti qué te parece, Frederik?
No sabrías también eso, ¿no?
—No, Karel, me hace feliz, ¡es algo poderoso!
—¿Sabes, pues, cuántos años llegarás a tener, René?
—Lo sé, Karel.
El nacimiento te otorga una nueva vida y esta solo acabará cuando se haya terminado de vivir el aura vital.
Entonces de pronto la maquinita se niega a latir y el alma regresa para entrar en su siguiente vida.
Esas vidas acaban con una precisión absoluta.
Si estás vinculado a una orden, esta hará que la otra alma prosiga tu trabajo.
Cuando se fue Galileo nació Newton.
Así ves que cada alma puede vivir esas leyes.
¡Y es algo que nosotros mismos controlamos!
Para eso te preparas.
Y contigo está la madre, como tu alma.
—¿Sabes entonces también si seguirás siendo hombre?
—Yo lo soy, Karel.
Más adelante, en la siguiente vida, también.
Pero también puede ser que para eso tengas que regresar a la tierra.
—¿Qué significa eso?
—Imagínate que yo soy la madre para mi propia parte.
Déjame que añada que para el espacio somos ambas cosas: padre y madre.
Si tuviera esa sintonización, tendría que regresar para ello a la tierra.
Pronto seré atraído y entonces también regresaré pronto, aún siendo un niño.
Mi madre vuelve a llorar hasta quedarse sin lágrimas, pero yo soy la vida de otra persona.
Y esa otra persona me espera en las esferas de luz.
Cae por su propio peso que cuando vives en las tinieblas aún estás lejos de esas leyes.
Ya tienes que haber alcanzado tu sintonización espiritual, de lo contrario no será posible.
Ahora estamos en armonía.
El alma se centra en esas leyes y sintoniza con ellas, completamente.
La vida anterior ya se regula según esas leyes.
Como padre y madre puedes vivir siete vidas, antes de que puedas acceder a la sintonización propiamente dicha.
¡Hay siete vidas para volver a llevarte a la armonía para tu propia alma!
Es de una belleza fantástica y de una profundidad imponente, pero también muy natural, porque Dios nos dio esas leyes armoniosas.
Poco a poco vas elevándote y vas creciendo de vuelta hacia tu propia vida.
Algún día estarás cara a cara, como hombre y mujer.
En el cuarto grado cósmico eso se vuelve a intercambiar, automáticamente, cada vida posterior es diferente.
Despertamos por medio de la maternidad.
En el Omnigrado divino eres padre y madre, y también allí te ves a ti mismo como ser humano, pero ¡entonces eres divinamente consciente!
—Es sorprendente, ¿de dónde sacas todo eso?
—Puedes preguntarme lo que quieras, Karel, ¡jamás te quedarás sin respuesta mía!
Sobre esto se pueden escribir miles de libros, y ni uno te contará lo mismo.
¡Por un solo pensamiento atravesamos espacios hasta encontrarnos ante Dios!
Y ¿cuántos mundos tienes que vivir ahora?
¡Millones!
¡Ese pensamiento concreto lo tienes que hacer divino!
Y después los millones que posees y que forman parte de tu personalidad.
¿Qué profundidad tiene el alma humana?
¿Qué es el matrimonio?
¿Qué comprende la gente del matrimonio?
Oh, Karel, ¿sientes lo que significa esto?
¿Intuyes lo que es ser uno con una vida que es una contigo hasta la médula?
¿No intuyes lo que puedes dar al otro entonces?
¿Comprendes por qué no quiero una de esas señoritas?
¿No es vacuidad, pobreza? Eso se oye al instante, ¿no?
Dime lo que quieres y te diré quién eres.
Pero eso ni siquiera hace falta, lo veo en tus ojos, en tu forma, rostro, paso, voz, constitución, en todo; un solo detalle y ya no estás para mí, ¡por muy hermosa persona que seas para ti!
¡No quiero saber nada de ti!
¿Qué ve el hombre en la mujer?
La belleza atrae, pero ¿qué significa la belleza exterior?
Elsje es una reina.
Y ella es mi juventud, mi vida, mi alma.
¿Sabes lo que nos espera?
¡Veremos juntos esta humanidad!
Eso es lo más elevado para Hans, nos ha vuelto a entregar el bien robado.
En Viena ya compré la pequeña cruz para Marja.
—¡No lo dirás en serio!
—Espera un poco, te lo mostraré, Karel.
René sube y un poco después regresa.
—Míralo tú mismo, ¡esto es para Marja!
—Cómo es posible.
—Es la verdad, Karel.
—¿Sabías todo esto?
—Frederik ha consignado todo en el cuaderno de bitácora.
A Marja siempre la vi, siempre estuvo conmigo.
Pero ¿no viven esto millones de personas?
El ser humano aún no conoce las leyes, Karel, pero te aseguro que cada alma las vive para el espíritu y la materia, para la paternidad y la maternidad y la justicia espacial.
Marja vivió conscientemente en estas leyes.
Pero ¡para nosotros!
Si supieras, Karel, para lo que vives, la vida es un milagro sagrado.
Si lo conviertes en una desgracia, entonces es un infierno.
¡Y ante esto estuvo Hans!
Hans no quiso que pintara a Elsje, ¿verdad que no?
Yo pregunté, Frederik, qué pensaba al respecto.
Pero ¡mejor mira detrás de eso!
Anda, mira esta máscara, lo verosímil que es.
Hans sentía inconscientemente quién era yo.
¡Me odiaba!
Le caía mal.
Y ¿no fui siempre amable con él?
¿Le di motivos para odiarme?
Hans hasta habría sido capaz de asesinarme.
Pero ¿por qué? ¿A santo de qué, Karel?
—Ahora que lo dices todo me queda claro.
—Ves, ¡así funcionan las vidas anteriores!
Así son las leyes que no conoces.
Odias a alguien sin saber por qué.
Aun así, cargas ese sentimiento.
Esas almas ¿tienen que ver con tu vida?
Tienes que encargarte de amar todo lo que vive.
Pero ¿esto?
¡Es su subconsciente!
Pero, claro, buscan (buscáis) el subconsciente sin saber lo que es ni dónde reside.
Aun así, es algo que te infunde alma.
¡No puedes eludirlo, llega poco a poco para destruir tu conciencia diurna y tienes que demostrar como personalidad lo que quieres!
¡Hans vivió su pasado!
Cuanto más se ponía a odiar, más cerca estábamos de este final, ¡la nueva máscara!
Es algo que penetra infaliblemente hasta tus pensamientos.
¡Es verdad, Karel!
¡Es la santa verdad!
Ahora llegas a conocer el subconsciente del ser humano.
Hans no quería saber nada de mí, ¡habría podido matarme!
Por eso me mantenía alejado de él.
No quería provocarlo en nada, pero ¡sí quería darles (daros) las pruebas para el cuaderno de bitácora!
A él también le he dedicado unos cuantos pasajes.
Cuando se casó y estuvimos todos con él, Frederik, tú me seguiste.
Acogí tus pensamientos.
Ya entonces sabía yo quién era Elsje.
De eso tú dejaste constancia en el cuaderno.
Te vi escribir desde mi vida, ¡yo te obligaba a hacerlo!
—¿Está eso negro sobre blanco, Frederik?
—¡Todo, Karel!
—Pero es enorme.
Va a ser una película, una obra de teatro.
Son libros sorprendentes.
Y ¿después, René?
—A través de Elsje oímos su segundo nombre.
Oí cómo me hablaba Marja.
Recibí sus pensamientos enviados a mi interior.
—Y ¿Elsje también lo sabía?
—¡Elsje lo sabía todo!
Sabía que me encontraría por medio de Hans.
Algo le impulsó en esa dirección y Hans nos la trajo.
¡Son leyes!
Y Elsje lo supo procesar todo.
¿Pensabas que no habría desfallecido?
¡Ella sabía que allí vivía su alma!
—Y ¿nunca hablaste con ella?
—Te lo juro, Karel, ¡jamás!
No se nos concedía hacer eso y tampoco lo necesitábamos.
A Frederik le dije que yo no deseaba un amor que perteneciera a otro.
¡He llegado a ese punto!
¡Sé que mi edad no significa nada!
—¿Y de eso también dejaste constancia, Frederik?
—Sí, Karel, de todo.
¡Cada pensamiento ha sido descrito!
—¿Cuándo estarán terminados esos libros?
—Tomará algún tiempo más.
René te lo podrá contar.
¡Yo no!
—¿Cuándo podremos leerlo todo, René?
—Eso también es una máscara, Karel.
Podría decírtelo, pero entonces dejaría abiertas demasiadas cosas.
No lo he hablado con Frederik.
Pero sé que puedo decirte cuándo estará listo el cuaderno de bitácora, hasta en qué segundo.
¿No es así, Frederik?
Pero sé cómo hacerlo de otra manera.
Escribiré o consignaré, Karel, cuándo te llegará el momento de leerlo tú.
Frederik lo sabe, pero se lo callará.
Yo también lo sé y eso llega, igualmente, desde el espacio a nuestra vida.
Esta misma noche recibirás una carta cerrada mía, Karel.
Enseguida voy a ponerme con ella.
Solo cuando yo te lo diga la abrirás.
Antes no podrás echarle ningún vistazo.
¿Lo prometes?
—Por supuesto.
—Esa carta te dirá, pues, por qué Frederik no te puede contar esto, al menos, no ahora.
¿De acuerdo?
Karel le da la mano a René, después a mí.
Sé lo que quiere decir, ¡es que lo sé!
El chico prosigue y dice:
—Así están las cosas, Karel, llegarás a ver tu propia vida como no la conociste nunca antes.
—Pero ahora otra cosa más, René.
¿No podría haber ido Elsje a ti antes de conocer a Hans?
—¿Ves? Al final sigues sin darte cuenta.
¿No te dije que tenemos que enmendar cosas para Hans?
¡Elsje lo hizo por medio de sus leyes corporales!
Eso es lo más elevado que tiene un alma para entregar.
El dinero, las propiedades, carecen de importancia.
Entregarte a ti mismo sobrepasa cualquier ley y es ineludible.
¡Eso lo estás viendo ahora!
¡Elsje no pudo eludir a Hans!
Tuvo que abrirse ella misma para su vida.
Es algo que de todos modos no puedes evitar.
Pero te digo que Hans no vivió ni un gramo del alma de ella.
No era posible.
Hans solo tocó las leyes materiales.
Lo que unos ven y sienten como gélido en un alma, para otros es personalidad que tiene sintonización con esa vida, ¡amor sobrenatural!
¿Pensabas que las personas podían vivirse unas a otras?
¿Pensabas que conocían sus amores, que los experimentaban?
Cuando uno mismo no está abierto, ¿cómo vas a querer entregar entonces los miles de rasgos del carácter para tu amor si aún están inconscientemente pegados a tu personalidad?
¿Lo sientes?
Hans no tocó su vida, ¡no era capaz!
No estaba en condiciones.
¿Cómo viviste tú mismo, Karel?
¿No han (habéis) muerto varias veces el uno para el otro?
¿No se han (os habéis) matado una y otra vez por dentro?
Hay que querer matar cualquier rasgo, es lo que tiene que experimentar el proceso de la muerte para tu personalidad, si quieres elevar todos tus rasgos hasta el amor.
Han (habéis) podido convertirse (convertiros) en algo hermoso.
Estuvieron (estuvisteis) ante la desintegración y la miseria, porque Erica no ha avanzado más que tú mismo en este camino.
Ustedes concuerdan (vosotros concordáis), pero si hubieran (hubierais) vivido otros grados y ella perteneciera a otro, no habrían (habríais) alcanzado esta altura, para eso la vida material es demasiado breve.
Puedes vivir alturas inmensas, pero ¿es capaz de eso la vida?
¿Quiere el ser humano superarse?
Ya te tropiezas con un solo pensamiento.
Pero ¡este es parte del carácter en sí!
Y lo es de tal forma que puede hacer añicos toda tu personalidad.
¡Ustedes se levantaron (vosotros os levantasteis)!
Tú, por ejemplo, albergas el poderoso sentimiento de inclinarte ante la verdad.
Si no hubieras sido capaz, Karel, entonces ¡su (vuestro) matrimonio habría terminado en nada!
¡En nada!
Pero esto es lo más elevado que tienes.
Al recibir un poco de sentimiento, algo de amor, al poder inclinar tu sabia cabezota, tu personalidad se fue modificando.
Los seres humanos no se inclinan.
Piensan que son algo, pero ¡no son nada cuando quieren tener razón a pesar de equivocarse!
Nunca puedes evitarlo, Karel, te golpeas a ti mismo, te detienes ante esas leyes, ¡hasta inclinar la cabeza!
Algún día, en la otra vida, volverás a estar ante esas leyes.
Todo el tiempo, hasta que quieras ser derribado de un golpe, y solo entonces comienzas tu propia vida.
¡Erica estaba abierta para ti!
¿Cuánto amor recibiste en esos años?
¿No es un milagro para ti?
¿No es una mujer como no la hay entre centenares de miles?
¿Querrías tener una reina en lugar de ella?
¿Qué te da Erica?
¿Qué recibes?
¡No la conocías!
Ella tampoco tenía nada que darte. ¡Estaba muerta en vida!
Por eso ya dije de niño: ¡Esas abluciones inhumanas son diabólicas!
¿Todavía no lo sientes?
Deja que Frederik abra el cuaderno de bitácora, Karel, y ¡ya te conocerás mejor!
Quiero prepararme interiormente, ¿ustedes lo hicieron (vosotros lo hicisteis) materialmente?
¿Qué significa la materia? ¿Qué dice un cuerpo?
¡Nada!
Y sin embargo ¡es lo más poderoso de lo que posee el alma!
¡Así es como la madre da al padre el universo!
¿Vivieron (vivisteis) un universo gracias a eso?
¿Qué tenías tú para darle a ella, y ella para darte a ti?
¡Nada, Karel!
¡Estabas demasiado vacío y muerto para eso!
Ya lo ves: falleciste muchas veces.
Tu matrimonio se ha hecho ahora un milagro sagrado, nunca serás viejo, jamás, ¡porque ya no es posible!
¡A cada pensamiento le has dado conciencia vital, Karel!
¡Ahora son (sois) nuevos el uno para el otro!
¡Despiertas, arrojaste una máscara tras otra al suelo!
Es por eso que Hans no pudo vivir a Elsje.
¡La recibo desde un cielo!
¿Qué podría haberme dado a mí semejante perifollo?
¿Pensabas que un alma es pura aunque no haya sido tocada para este mundo?
¡El infierno y el diablo toman conciencia!
¡No, no es eso, al menos no para nosotros! ¡Cada vida tiene leyes propias, pero cada una de ellas se puede analizar!
¡Las chicas se me echaban encima!
Si hubiera querido, ya podría haber creado accidentes en mi viaje a Italia.
¿Cuánto se tarda en caer en la trampa? ¿No es sorprendente?
Pero ¿cuál es el final?
¡Que esperes!
¡Que tengas cuidado!
¡Sabrás, irremediablemente, que es ella la que llega a ti!
Y si está mal, se suele decir: “¡Me vendieron gato por liebre!”.
¡Para nada, Karel!
¡Tienes que tenerla a ella, porque tienes que enmendar cosas para esa vida!
¿Qué es el subconsciente?
Vive en la superficie de tu yo cotidiano.
Hans lo padecía, pero no hizo nada, se entregó a ello.
Pero ¡todavía podría haber vivido tres años!
Anda, ¿por qué no te fijas en otra vida?
¿Ahora qué haces?
¡Crear un nuevo karma!
Llegas a estar ante leyes, creas nuevas que te conectan con otras vidas.
En este mundo puedes desfogarte sin ningún problema, hay hombres y mujeres de sobra, abiertos a un poco de amor loco, Frederik, pero ¿qué pasaría si fuera la persona equivocada?
Si quieres vivir el amor y la madre puede decir que ha transmutado sus deseos dando a luz a un niño y que por eso es feliz, entonces sus (vuestras) vidas tienen que revelar algo a este mundo, y eso es una bendición.
¡Ay de tu alma y personalidad si llegan las desgracias!
Pero ¿qué hacen millones de personas?
Piensan: ‘Tomo esto y lo otro’.
Y conviértelo ahora en desgracias, ¿no?
Algún día tendrás que enfrentarlo y entonces ¡habrás de aceptar esa miseria inconsciente!
Por descontado que creas más miseria y desgracias.
Todas estas leyes, Karel, las puedes seguir y analizar según las revelaciones divinas.
Pero si esperas, tienes que aceptar cómo es tu amor; romper el contacto te deja parado durante siglos.
—¿Tú describes estas leyes, René?
—Sí, Karel, escribiré una treintena de libros.
Libros para el alma y el espíritu, para las leyes materiales por las que el alma llega a conocerse.
Puedes escribir un libro sobre cada ley.
Pero voy a empezar pronto.
Pintar era para mí algo accesorio, aunque vaya a conseguir mucho con eso, porque ¡por el arte despertó mi vida interior y adquirió personalidad!
¡Yo mismo derribé esas máscaras!
Escribo libros para esta humanidad, Karel, ¡esa es mi tarea!
¡Elsje me ayudará!
¡Nosotros y ustedes (vosotros) juntos, y quienes quieran seguirnos!
Primero todos esos libros, ya se han escrito suficientes cosas desgraciadas, ¡esto le sirve a la gente de algo más!
¡Entonces se explicarán las leyes!
¡También escribo libros sobre la demencia!
¡Estamos edificando una psicología universal!
¡Va a ser una universidad, Frederik ya empezó con ella!
¡Sus libros constituyen los fundamentos, son los sistemas en sí sobre los que se apoya la “Universidad de Cristo”!
¡Esa es mi vida y la tuya propia!
Es el regalo para cualquiera que desee despertar.
Para Cristo pertenece a Su vida.
¡No desintegramos nada! ¡Edificamos!
Más adelante toda alma sensata tendrá que darme la razón, porque la ciencia sigue desarrollándose.
Muchos sabios me dan la razón, ¡porque luego se adentrarán en la vida embrionaria!
También muchos sacerdotes, y astrónomos, ¡porque tienen que aceptarlo, no es posible ir por otro camino!
Sé lo que hago y lo que quiero, Karel.
No es mi intención privar a la gente de su Dios, pero ¡la condena no existe!
¡La iglesia es más necesaria que el pan!
Si no hubiera iglesias, esta humanidad estaría perdida.
Vivo para católicos y protestantes, para todas las sectas de la tierra.
¡Aporto luz y no destrucción!
¡Recibo mi sabiduría de los ángeles, los maestros, y no hay ni una sola alma que me detendrá!
Me he preparado.
Más adelante tú mismo podrás empezar; ¡algún día tendrás que entregarte en cuerpo y alma por ello!
Inclínate ahora, solo entonces irás al amor perfecto para el que vives a fin de cuentas!
¿Cierto o no?
—Lo admito todo, René.
Pero otra cosa: ¿Qué opinas sobre las diferentes enfermedades?
¿Recibimos ayuda de los maestros para el cáncer y la tuberculosis?
—¿No sabes lo que es el cáncer, Karel?
—No lo sabemos.
Hacemos lo posible, pero ¿dónde reside el origen?
—El cáncer es la desintegración interior, Karel.
Sistemas endocrinos que perdieron la propia fuente natural.
Con lo que sabes ahora no consigues nada.
Yo conozco esa desintegración y sé dónde vive el núcleo.
Pero ¿vuelves conmigo millones de años?
Es allí donde viven las leyes, es allí donde puedes ver cómo se van formando estas enfermedades, ante las que estás impotente.
El cáncer es debilitamiento y después sigue la putrefacción.
Solo el aura vital inmaculada puede resolver ese debilitamiento, ¡para que los sistemas endocrinos puedan volver a hacer su trabajo!
De eso también ya hablaremos alguna vez.
Papá, ¡entonces podremos darte clases universitarias!
—Por favor, René.
—Gracias, Karel, ¡te demostraré que no estás tratando con un loco!
Pero yo voy arriba.
Voy a preparar tu carta.
Insisto: ni tocarla, va a ser una pieza del testamento.
Se va.
Karel dice:
—¿No es esa vida un milagro, Frederik?
Pero hay que ver lo que digo.
¡La de cosas extrañas que puede hacer un ser humano!
Ya no quiero ni pensarlo.
¡Es milagroso lo que sabe!
Y ¡así es exactamente!
¡Es algo ineludible!
Van a ser libros poderosos.
Me dominaré.
Me parece sobrenatural.
Es ahora cuando empezaré a vivir.
¡Tiene razón en todo!
¿Cómo éramos?
¿Cómo vivíamos?
Y ahora ¿cómo es?
Aunque hubiera sabido que por esto tendría que renunciar a Erica, cuánta fuerza te da esto.
Me prepararía entonces para lo otro.
Te morirías de ganas de entregarte para todo lo que vive en el mundo.
Pero, tiene razón, no estamos preparados para ello.
¡Todo me parece sagrado, Frederik!
¿Me crees?
—Te creo, Karel.
Nosotros también vamos arriba y allí apunto:
“¿Qué quieren (queréis), seres humanos de este mundo?
¿Reírse (reíros)?
¿Encogerse (encogeros) de hombros?
¿Hacerse (haceros) los sabios?
¿Mejor desintegrar todo, porque uno siempre lo sabe mejor?
¿Quedarse tiesos de veneno y destruir la vida?
¡Nosotros decimos que no!
¡Nosotros aceptamos y nos va bien!
¡Hans también volverá a salir de su miseria!
¡Ya lo sé ahora!
¡No diré nada!
Pero lo sé.
¡Sé exactamente cuándo saldrán los libros!
De hecho ¡ya lo dije!
¡Ellos sí que saben!
Pero ¡todo irá bien!
¡Todo!
¡Mejor, imposible!
Yo ya no tengo nada que decir, mañana dejaré constancia de su sabiduría.
¡Ahora tengo todo el tiempo!
Pero ¡tiemblo de felicidad, de inmortalidad, creo!
¿Cómo es posible, Karel?
¡Esto ya lo sabía yo cuando él no había nacido todavía!
Admito que las máscaras me eran desconocidas.
Pero ¡él ya lo enviaba a nuestras vidas a partir de Erica!
¡Mundo, humanidad, acéptenlo (aceptadlo). Por favor, créanlo (creedlo), amen (amad) y estarán (estaréis) edificando su (vuestro) amor eterno!
Y ahora, ¡mira un poco a tu mujercita, creador!
A ver, ¡mujer, madre, mira a tu marido!
¿Ya lo conoces?
¿Lo conocías así?
No, ¿verdad? ¡Así todavía no!
Esto va a ser el universo de él y de ella.
Prueba ahora el beso de su alma y habrás llegado al punto.
¿Que es lo que yo pienso?
Sí, pero ¡es algo que tienes que elucidar para ti mismo!
Dios mío, ¡que bueno has sido siempre con nosotros!
Esta noche lo voy a decir a gritos...
Mundo, ¿lo oyes?
¡La condena no existe!
¡El Dios de la vida nos ama!
¡Más no voy a decir ahora sobre esto!
Me voy a dormir!”.