Frederik, vas a tener razón, René es un milagro

Han empezado las sesiones con los eruditos.
Una noche se me acerca René y dice:
—Estoy listo, Frederik, puedes avisar a los caballeros.
Pero coméntaselo a papá y mamá.
‘Qué pronto’, pensé.
Karel se encargó de los trámites y fijamos la primera noche.

—Los eruditos vendrán adonde nosotros —dice René— y no adonde Hans, tiene que haber serenidad, armonía, si no me sentiré alterado.

Erica rebosa felicidad.
Pero antes de que empezáramos, René quiso convencer primero a René para que no hiciera el ridículo.
Karel recibió esas pruebas de su hijo y vivimos el primer milagro.
Durante todo ese tiempo no se me ofreció la oportunidad de hacer preguntas; Hans me ha sacado por completo de mi equilibrio.
Entonces tuve que aceptar que René estaba en lo cierto; mi temor por sus actos y personalidad, que es como una ruina, me impelió —debido a que me adentro en su vida— hacia la desgracia, hacia sus raquíticos líos, y no estaba yo preparado para poder reflexionar.
Entonces no estás abierto, sino que todas esas preguntas que a lo largo de los años había visto como fundamentos ante mí y a las que esperaba recibir la respuesta verdadera, las vi destruidas ante mis ojos, por Hans.
Pero ¿qué haces cuando ves disolverse a un amigo delante de tus ojos, cuando ves que se estrella?
Elsje consiguió que llegara a trabajar de nuevo.
No se había dejado ver en meses con sus enfermos.
Allí ya lo habían descartado; resultó que el señor catedrático había trabajado demasiado y que ya no era apto para su bonito trabajo.
Todos querían ayudarlo, pero sin ningún resultado; él mismo seguía siendo una ruina, una persona torpe, se estrellaba ahora debido a su erudición.
También Karel intentó de todo, pero tuvo que aceptar que es imposible ayudar a Hans.
Añadió:

—Su voluntad humana, si es que el ser humano la tiene, ya no funciona.
¿Ha derrotado la vida a este erudito?
Y entonces llegaron las noches con los preparativos.
Nos hemos sentado en la sala, René está cómodamente sentado, es a él a quien hay que esperar, pero vemos como se va transformando ante nuestros ojos.
Karel y Erica no le quitan ojo; ahí está sentada Anna, en silencio, y aguarda, igual que yo, a lo que vaya a suceder.
Observo que René se ha sintonizado con su vida interior.
Tras unos instantes entramos en contacto con esta extraña vida, de la que se me concedió conocer muchas leyes.
Diez minutos después esa vida se abre a nosotros y Karel puede preguntar a su hijo lo que quiera.
Aparentemente no se le nota nada a la vida de René: ahí está un joven de casi veintitrés años, cuya vida interior revelará las leyes de Oriente, así como las de nosotros, los occidentales.
Es como si tuviera que respirar profundamente, pero eso no lo ves, tampoco lo puedes oír, todo eso tiene lugar por dentro en esta vida, y eso ocurre por sus propias fuerzas.
Entretanto me he sintonizado a mí mismo con su vida.
Se sumerge en su estado por medio de mi voluntad; pero lo que antes resultaba ser predominante para él ya no lo necesita, y lo han despertado, allá, para su vida.
Para ello Mohamed descendió en su vida y personalidad, y fue despertando el subconsciente para este Occidente pragmático.
Pero entonces llega:
—¿Qué tiene que preguntarme? ¿Qué quiere saber para usted mismo y su vida?
De Erica sale:

—Cuéntenos algo sobre Dios, ¿es posible?
Saben que no deben llamarlo por su nombre.
René dice:
—¿Sobre Dios? ¿Por dónde debo empezar?
Tiene que hacer sus preguntas usted misma, formularlas usted misma, o no avanzaremos.
Necesitaría miles de años para explicarle Sus leyes.
¿Entiende lo que quiero decir?

Después de lo cual pregunta Karel:

—¿Es Dios un ser humano?
—Muy bien, ahora está empezando a pensar.
Así hay que seguir.
No, Dios no es un ser humano.
Hay que ver a Dios a través de Su vida.
De ese modo podrá conocer el Dios de todo lo que vive.
Dios es luz.
¡Dios es vida!
¡Dios es sentimiento!
Dios es una personalidad.
¡Dios también es padre y madre!
Pero por todo “amor”; sin embargo, ¿que sabe usted de Su amor?
Cuando Dios iba a comenzar con Sus revelaciones solo había vacío, espacio, vida.
Y en eso Dios se manifestaría.
Si los reconduzco a todos a esos instantes, llegamos a estar ante Sus leyes, pero entonces llegarán a conocer a Dios.
En ese espacio vacío apareció vida, y esta se convirtió en “empuje” que después de millones de años se fue haciendo “luz” con la que se fue llenando ese espacio inconmensurable.
Eso es Dios como luz, vida, fuente de energía, por lo que las creaciones pudieron empezar con la existencia material.
No me detengo ante estas revelaciones, pero de esa manera es como sucedió el milagro.
Después de millones de años de evolución vemos que el universo —que antes, por lo tanto, era invisible— llegó al empuje y a la evolución.
Aún no puede ver a Dios como padre y como madre, pero eso será más tarde; aunque puede usted aceptar que también en eso han de estar presentes todos los rasgos divinos, porque por medio de estas revelaciones Dios se manifestaría evolucionando ante Sus creaciones.
Me encargaré de que me pueda seguir, así que no ahondaré en las leyes.
Esas preguntas las pueden hacer luego sus amigos eruditos, o no entenderá usted nada de lo que quiero decir.
Cuando Dios se manifestó por medio de Sus creaciones, esa vida aún era invisible en los primeros estadios.
Todavía no había ni seres humanos ni animales, tampoco naturaleza.
Esa vida sucedería solo más tarde, después de la división divina, de la partición para Su ser.
Y tuvo lugar, porque esos milagros divinos se produjeron por medio del espacio en el que vivimos por tanto como seres humanos y en el que todo lo que vive adquirió una entidad por Dios.
Ahora estamos ante el comienzo de la creación.
El sistema planetario llega a revelarse por esa división, y entonces la vida llega al punto en que se van haciendo visibles las primeras nebulosas.
Esas nebulosas, hermanas y hermanos míos, se hacen densas, tal como pudo hacerlo Dios.
Toda la vida en el espacio llega a tener que aceptar esa materialización.
Pero eso iba a suceder por los planetas.
El sol y la luna son los primeros cuerpos que pueden participar en esas creaciones divinas.
Debido a que entra más y más luz en el universo, la luna se hace más densa como órgano macrocósmico, pero por medio de esa evolución la vida microcósmica llega al primer nacimiento.
De modo que lo que Dios pudo hacer para Él mismo, esta evolución, ¡sigue Su vida!
¡Y ahora llegamos a nuestro primer nacimiento humano como existencia embrionaria!
Esa vida, hijos míos, continúa, evoluciona.
La luna tenía como tarea, igual que lo pudo hacer Dios, dividirse, partirse.
Por medio de esa división los seres humanos adquirimos la vida, y también el animal llegó a la materialización; después sigue la “naturaleza”.
Si ahora lo reconduzco a usted a su vida, verá que toda la vida creada por Dios tiene que representar ahora Su Omnipoder.
Cada partícula material de este mundo es una partícula de la personalidad divina y representa ahora, como ese grado de vida, a Dios ante la vida humana o animal, ante la vida natural.
Eso es Dios, así que ¡Dios jamás fue hombre!
A Karel la cabeza ya le va dando vueltas.
Erica pregunta:
—¿No es cierto entonces lo que los seres humanos hemos recibido por la Biblia?
—¿Descubrió su vida falsedades?
—Tendré que aceptar que Dios estuvo en la tierra en el Antiguo Testamento.
Pone que el Señor habló a Moisés.
¿No es cierto eso?
—Mi querida alma, quizá ya oirá más sobre esto.
Si su erudito espiritual se pudiera inclinar ante esta palabra —las pruebas le serán ofrecidas—, recibirá usted la respuesta.
A todos les digo: en esto se han cometido errores.
No les quito nada, pero cuando se escribió la Biblia la creación divina ya tenía billones de años.
Los reconduzco al estadio anterior, sus eras prehistóricas.
En ese instante hubo gente en la tierra y todas esas personas desconocían el Dios de ustedes.
Jamás conocieron la Biblia de ustedes.
Aun así continuaron y llegaron a mayores alturas, todas esas mujeres y hombres despertaron y alcanzaron los cielos de luz.
¿Siente usted esto?
No es mi propósito ofrecerles una nueva religión o quitarles una revelación dada.
Lo que se desea de mí es explicarles las leyes divinas.
¡Tienen que reflexionar sobre esto!
Si pueden hacerme preguntas concretas las trataré y podré materializar esa revelación para sus vidas.
De modo que recibirán de mí una respuesta tal como sea su pregunta, su conciencia.
Me adapto a sus vidas y no profundizo más, porque los aleja de su propia existencia y vida social.
¡Y eso lo quiero evitar!
Intuyan lo que eso significa.
Les aconsejo encarecidamente quedarse cerca de sus vidas.
Así que quiero decir: no hagan preguntas cuyas leyes de todas formas no podrán procesar.
No se alejen demasiado de sus personalidades, intenten no pensar ni sentir por encima de sus capacidades, tarde o temprano sucumbirán.
Si les digo que Dios jamás ha hablado como ser humano es una ley divina.
¡Los primeros seres humanos que estuvieron listos para conocer a Dios, por lo que en la tierra se recibió una religión, recibieron sus enseñanzas de ángeles!
¡De profetas!
Pero tampoco esos profetas pudieron desvelar en su época el plan divino, porque no podían —tal como ahora sí lo están viviendo ustedes— explicar al hombre en la tierra las leyes propiamente dichas, dado que de todas formas no serían comprendidas.
Así se hizo un comienzo y llegan a conocer a Abraham, Isaac y Jacobo, la Casa de Israel.
Vuelvo a decirle: entonces la creación divina ya tenía millones de años.
De ese modo puede determinar ahora la personalidad de la humanidad a la que usted pertenece.
Los eruditos lo convencerán más tarde, ¡nosotros ahora le traemos ciencia espiritual!
¡Y de esta podemos explicar cualquier ley!
De modo que le tiene que quedar claro que quiero continuar siguiendo su propia vida.
Los profetas han hablado sobre Dios, todos ellos trajeron nueva vida a la tierra, una concienciación más elevada, por la que cambiaría el ser de su sociedad.
Karel pregunta ahora:

—¿Hay cielos?
—¡Desde luego!
—¿Hay infiernos que arden y en los que vive el hombre después de morir?
—Vea, amigo mío: ahora estamos ante su propia vida y tenemos que constatar que usted aún no es capaz de pensar para su propia sintonización divina.
¡Pregúnteme antes que nada si hay una muerte!
He de decirle entonces: no hay ninguna muerte, su vida como alma y espíritu continúa.
Tendrá que regresar usted a Dios para representar el universo divino en SU cercanía inmediata.
¡Lo que ve usted como morir es vida!
La personalidad interior —la es usted mismo— tiene sintonización universal.
Morir es evolución.
De este modo accede usted a un estadio nuevo, el siguiente.
Y allí volverá a verse a sí mismo, cuando abandone esta vida material, en un mundo tenebroso o uno radiante de luz, lo que ustedes llaman aquí “infiernos y cielos”.
Si usted ha vivido las leyes para su vida material, si se ha librado de cualquier ley material, su vida interior continúa como alma y espíritu.
Pero solo cuando se haya liberado de todas sus leyes del karma.
Y son leyes que vuelven a llamarlo a este mundo ¡para purificar sus vidas anteriores y recuperar la armonía con la divina armonía para todo!
Allí no se ven infiernos en llamas, allí estará usted ante el fuego de su interior.
—Así que ¿no hay infiernos que arden?
—¡No!
—¿Cómo es allí el alma, como ser humano?
—El alma vive allí cuando aquí haya recibido usted su figura.
De modo que el alma es una personalidad espiritual.
Karel continúa y la conversación se pone muy interesante.
Vuelve a preguntar:

—¿Cómo puede seguirse eso?
¿Cómo podemos ver los seres humanos nuestra vida interior?
—¿Quién me pregunta ahora algo?
—Soy yo quien le pregunta algo.
—Bueno, amigo mío, se continúa viviendo tal como uno piense y sienta aquí.
Y eso es su alma y su espíritu.
El espíritu representa ahora el alma que tiene que representar la chispa de Dios.
Si habla usted del alma, eso también es la vida en usted.
Si se refiere usted a una voluntad propia, eso lo conduce a la personalidad.
El alma, para el mundo de ella, vuelve a ser la vida mediante la cual avanza el espíritu.
El espíritu es la figura y no ha cambiado en nada para el mundo espiritual.
—¿Así que puedo suponer que existe una pervivencia?
¿Una vida eterna?
—¡Puede aceptarlo!
—¿Tienen razón los teósofos?
—Existe una pervivencia, la teosofía ha podido darle un significado humano a esas leyes por medio de muchas personas.
En verdad, existe el volver a nacer.
El alma se ha construido la vida espiritual por medio de millones de vidas.
Debido a que el alma recibió como la chispa de Dios propiamente dicha, como partícula de Dios, esas vidas materiales, surgió la personalidad de usted.
Representa usted ahora un grado de concienciación que no es espiritual en lo que se refiere a las leyes interiores para su alma.
Dice usted: es empuje, naturaleza, y eso es cierto, pero no olvide: ese empuje ha adquirido una personalidad propia, además de su propia entidad, como mundo material y espiritual.
Cuando usted me habla, me hace preguntas: eso es la personalidad.
Esta continúa viviendo y es un cuerpo.
Ahora usted está conociendo tres mundos.
El mundo para la vida de su alma, su existencia espiritual y material en la que ahora tiene que aprender las leyes.
Se ha creado usted un mundo propio por todas esas vidas materiales; cuando esta vida se haya completado, el espíritu se separará de los vínculos materiales y accederá entonces a la siguiente ley.
—¿En la siguiente existencia para el alma?
—También es posible que usted se esté preparando en otro mundo para volver a este mundo material.
—Y después ¿qué?
—Accederá usted a las leyes para su personalidad.
Si usted tiene que vivir aquí en la tierra la causa y el efecto, es posible que esas leyes lo llamen de vuelta a la vida material.
Pero así vive usted primero las leyes del karma.
Si destruye a un ser humano, si lo asesina, tendrá que encargarse como ser humano de que esta vida reciba un cuerpo nuevo, porque el tiempo cósmico para el alma aún no se había vivido.
¿Entiende?
Está usted ahora ante una ley del karma, que lo llama irrevocablemente de vuelta a la tierra.
En el momento de morir su vida será atraída por ese mundo y entonces el alma y la personalidad vuelven a sumergirse hasta la existencia embrionaria para esperar el siguiente nacimiento.
—Pero ¿es que usted no sabe nada de eso?
—Usted lo puede saber, si va conociendo las leyes para el alma.
Porque usted ve que ahora soy consciente, ¿verdad?
—¿Conoce su vida anterior?
—Eso es en lo que estoy ahora, mi existencia anterior la volveré a ver en Oriente.
—Y ¿esta se despertará de nuevo?
—Ese despertar ya comienza en la madre.
—¿Es por eso que la madre vive fenómenos?
—¿No los recibió mi madre?
—¿Todo fue por usted?
—¡Vivió la sombra de ellos por mi despertar!
—Y ¿también de eso conoce usted las leyes?
—¡Todas!
—¿Está supeditada el alma a algo?
—A nada, siempre sigue avanzando.
Tiene en sus manos las leyes para las revelaciones divinas.
Las vive.
En esta representación de la creación no ha cambiado nada.
Lo que hace millones de años eran leyes materiales para el alma ¡lo sigue siendo ahora!
Solo ella, vista como ser humano y personalidad, cambió, se hizo más espaciosa, despertó, adquirió concienciación.
—¿Es destino cuando se despierta aquí y vuelve a ser persona?
—Sí, pero lo que quiere decir usted es algo muy diferente.
Quiere decir usted si ese destino llegó a sus manos por medio de Dios.
Le digo: posee todas esas leyes, las asimiló.
Dios le dio la vida cuando Él se manifestó por el universo.
¿Lo siente usted? Esto se ha convertido en una entidad adquirida.
Cuando llegue a la tierra vivirá sus propias leyes.
Con esa gente es con la que tiene que ver, está sintonizada con esas vidas.
¡No tiene ninguna importancia donde haya nacido usted! ¡Está usted allí!
Y entonces comienza una nueva vida por la que el alma construye, como alma, su personalidad.
Para eso se hunde de nuevo en la vida embrionaria, o mataría la fecundación, la ahogaría, se enseñorearía de ella.
Los muchos trastornos que se dan en la madre lo remiten a esas leyes.
—Las enfermedades y la demencia, ¿todo eso es desintegración? ¿Surgieron por los propios trastornos?
—Exacto, porque Dios es un Padre de amor.
Los seres humanos somos nosotros mismos los culpables de esa desgracia.
Ya sentirá seguramente que en esos millones de vidas aún no éramos conscientes.
¿Hasta dónde ha llegado usted para esa concienciación?
¿Qué sabe usted de todas estas leyes para su alma y espiritualidad?
¡Nada!
¿Qué significa ahora la ciencia de ustedes?
¡Nada!
Pueden ustedes mitigar algo el dolor material, para ustedes no hay más.
Conozca el alma y sus espacios, y hará usted un poderoso trabajo; solo entonces su existencia conocerá la paz y serenidad.
—¿Así que estuvimos donde todos esos pueblos de la tierra?
—Sí, vivieron todos los pueblos.
La paternidad y la maternidad tienen profundidad para este mundo, para el espacio, y para las leyes divinas esa profundidad es universal, inconmensurable, y significa que conocieron ustedes millones de padres y madres.
El vínculo universal los lleva al espacio, el de su gente a una sociedad.
Cristo los enseñó a ver y vivir el amor de forma espacial, porque ustedes, como seres humanos, han de poseer unión y encontrar justificación ante Dios.
—Esto es una revelación para mí, ¿se lo puede imaginar?
—Se le agradezco; acéptelo y no deje que se lo vuelvan a quitar, solo entonces vivirán.
—¿Quién nos envió a usted a nosotros cuando iba a nacer?
—Uno de ustedes dos me atrajo.
No voy a entrar en esas leyes, porque si no me harían preguntas que de todas formas no pueden entender.
Pero han de saber ustedes que nos conocimos en vidas anteriores.
El que yo regresara por medio de las vidas de ustedes es por el pasado, si no estaría ahora en otra parte.
¿Sienten lo profunda que es la personalidad humana?
—La cabeza me da vueltas, ¿y usted también conoce esas leyes?
—Le digo que todas; no hay nada en este espacio que no sepa explicarles.
—¿También en el universo?
—¡Sí!
—¿En el mundo animal y en la naturaleza?
—¡En todo!
—¿Quién es usted?
—Soy un ser humano, pero di muchas vidas por esta sabiduría.
—¿Es posible que eso lo alcancemos también nosotros?
—¿No les dije que son divinos?
¿Qué significa eso?
Que tienen que asimilar todas las leyes de Dios para la existencia material y espiritual para todos Sus mundos.
Comenzaron ustedes en la selva, ahora se encuentran entre la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), la ley vital más elevada para la vida orgánica, pero por la que se hacen ustedes más espaciosos como alma y espíritu.
¿Sienten este elevarse?
Soy un ser humano, pero estudié mi vida, entraba y salía de un templo tras otro, así es como fui adquiriendo conciencia.
—¿Cuál es el objetivo de su vida?
—Ahora estoy en la tierra para conectar Occidente con Oriente.
Estoy aquí para dar al ser humano lo que asimilé para mí mismo.
Ese es mi cometido y todos ustedes comenzarán con ello algún día.
—Es sorprendente —dice Karel.
Entonces Erica pregunta:
—¿Así que voy a perderlo como hijo mío?
—Corazón, no soy su hijo.
Mi vida pertenece a la humanidad.
Vivo para todas las madres de su mundo.
Conozco a millones de padres y madres.
Pero no me perderá usted nunca, soy uno con la vida de usted, y seguiré siéndolo.
Pero eso es algo que está en sus manos.
¿Ve usted esta máscara?
¿Siente lo que tiene que decirle a su vida?
—Pero entonces lo pierdo a usted, ¿no?
—La muerte hace que pierda usted todo lo de este mundo, ¡salvo a mí!
—¿Y cuando regrese usted a la tierra?
—Quiere decir usted: ¿y cuando esté usted allí y siga viviendo como alma?
Pues vuelva a ver usted su propia imagen a través de miles de madres.
Los millones de madres los tiene que ver como su propia figura y personalidad.
Es impensable una paternidad y maternidad en el mundo para el alma que se pueda imaginar y vivir materialmente: vivimos los unos para los otros y amamos todo lo que vive tal como lo ha creado Dios.
Eso es el amor “universal”, hermana mía.
Somos hermanas y hermanos, este amor paternal se disuelve en el universal.
Pero nunca hay una separación.
Podría darles esas pruebas.
Aquí está presente otra madre mía.
Karel y Erica, también Anna, ya están tambaleándose, pero ahora están ante una conmoción.

—¿Qué dice usted? —preguntan tres bocas a la vez—.
¿Qué quiere decir?

Y sigue:
—¿Se han asustado?
Ya lo ven, podría colocarlos ante hechos cósmicos, pero ¿comprenderían y aceptarían su profundidad?
—¿Quiere decir usted que aún hay presente en esta habitación otra madre?
—¿Por qué desean saberlo todo de eso?
Les digo: se sentirían más pobres si les explicara esas leyes, porque produce una división para sus sentimientos como madre.
Ahora sentirán otra vida y también tendrán que dividir esa vida con otra persona, aunque usted, como madre material, o sea para esta vida, capte los primeros fenómenos de todos, que le fueron dados por este ser uno.
Pero cuando no se posee profundidad espiritual esa posesión se pierde, y la madre anterior estará por encima de su entidad como madre en cuanto a sentimiento.
Entiéndame bien, ahora esa vida sentimental está abierta para las leyes y verá usted que surge el contacto para el alma, que tiene sintonización con la otra vida.
¡Aquí habla el amor “universal”!
¡No me perderá usted nunca! Pero ¡yo la echo de menos!
Piensa usted que me posee, pero no me tiene.
Vuelvo a decirle: el amor materno asciende más y más, esto solo es un vínculo material pero que la lleva directamente al amor universal, y que solo entonces tiene significado.
Mi amor es universal, todas mis madres viven aún, porque yo también fui una.
¿No están ahora perdiendo el equilibrio?
No les cuento tonterías, amigos míos.
Lo que llevo a sus vidas es la sagrada verdad; ¡les estoy explicando las leyes divinas!
¿Qué saben ustedes de la homosexualidad?
Debido a que el alma ha de vivir ambos organismos, pierde los sentimientos para la maternidad y adopta extrañeza ante esas leyes materiales, con las que entonces no sabe qué hacer.
Las almas volvemos a Dios por medio de la paternidad y la maternidad.
Sus locos les hablan sobre todas esas leyes.
En ellas se encuentran los conscientes y los enfermos; los conscientes viven la sociedad de ustedes pero han colisionado con los sistemas.
—¿Conoce usted también esas leyes? —pregunta Karel.
—Esas leyes también se las puedo explicar y solo después aceptará lo que dijo Cristo: “¡Amen (amad) todo lo que vive!”.
La paternidad y maternidad son de una profundidad universal.
Lo que ustedes, como seres humanos, viven de ello es solo un segundo de millones de horas de tiempo.
Pero ¿no lo sabían ustedes, ahora que les toca aceptar que Dios es de una profundidad inconmensurable en Sus creaciones?
¿Qué es la paternidad y la maternidad aquí en la tierra?
Aquello en lo que ustedes mismos lo conviertan.
Se disuelve en el amor universal, y solo ahora pueden decir: ¡Estoy siendo abierto, mi vida se despierta!
Aunque regresen a la vida material y la otra vida more en la vida del espíritu, llamada el “mundo astral”, algún día se quedarán ustedes libres de la materia y continuarán en esa vida.
—Y ¿esas leyes también las conoce usted? —vuelve a preguntar Karel.
—También se me concedió conocer esas leyes y puedo explicarlas para sus vidas.
Son las leyes para el alma, como vida, personalidad y espacio.
Cada pensamiento y rasgo del carácter está ahora ante el mundo de aquella.
Seguramente que ya lo estarán sintiendo: las rasgos de ustedes han de tener sintonización con esa concienciación universal, si no pertenecerán a unas tinieblas.
Si no aman ahora, entonces vivirán semejante infierno, que tiene que representar esta oscuridad de su propia vida.
¡Ese mundo es ahora su sintonización!
¿Ven ahora lo que significa el ser padre y madre para su vida material?
¡No me perderán, porque todos representamos una sola vida!
¡El hombre y la mujer son uno para Dios!
Millones de hombres y mujeres poseen también esa sintonización y representan ante Dios ¡una sola vida, una sola ley vital y grado de vida, una sola esfera o infierno, un solo mundo, un solo espacio!
¡Todos nosotros somos uno en eso y también poseemos un solo amor!
En la tierra conozco a muchas madres, a muchos padres, pero los veo como mis amigos, es nuestro ser uno, para el que vivimos y para el que moriremos.
Cuando eso se llegue a aceptar en este mundo, habrá paz y tranquilidad; ¡están viendo ahora otro hijo como su propia vida!
¿No se lo enseñaron las leyes de Cristo?
Tendrán que asimilarlas.
Solo entonces se conocerán a sí mismos y se abrirá su vida.
René se levanta, está ante Karel y habla a Erica, a mí y a Anna como un apóstol.
Dispara a nuestra vida, cada palabra penetra en nuestros sentimientos.
Karel es como un niño, Erica no se había sentido madre hasta ahora.
Dice René:
—El momento de morir es cuando se liberan los sistemas materiales, es el alma como espíritu, así que hasta aquí personalidad astral; después ella continúa; pero también el regreso a la tierra es continuar.
Seguramente que ya se estarán dando cuenta: quien está listo aquí puede continuar.
Los infiernos los han creado ustedes mismos.
También crearán los cielos, ¡aquí harán un infierno o un cielo de sí mismos!
¡Cada acción, cada acto se lo dice!
¡Si su vida se sintoniza con las leyes más elevadas, estarán edificando un cielo!
¡Los rasgos más bajos los conducirán a las tinieblas, a la miseria, el frío, la pobreza de espíritu!
¿No es sencillo?
¿Qué van a poder hacer con sus ciencias? ¡Nada!
Sientan bien lo que quiero decir.
Su sabiduría, amigo mío, se ha hecho servicialmente consciente.
Sirviendo ha recibido usted su sabiduría.
Las ciencias espirituales para su Occidente están en un punto muerto.
Su amigo se estrella contra las leyes del alma.
Y usted, contra su propia ignorancia, contra las enfermedades de las que desconoce las leyes.
¿Qué puede ofrecerle un teólogo cuando no conoce a Dios?
¿Puede aceptar usted más tiempo que Dios lo condenará a usted?
¿Le ha quedado claro lo pobre que es usted cuando las leyes le hablan a su vida?
Todo esto, que posee ahora, cambiará.
¿En qué viven sus locos?
Todas esas almas se olvidaron en vidas anteriores.
Por eso entraron en disarmonía con la armonía divina.
Usted —esto es a mí mismo— se ha preguntado por qué Dios creó la desgracia que tanto golpeó a esos niños.
Dios no golpea, Dios es amor, pero los seres humanos hemos hecho un caos de Su vida.
¿Se ha preguntado usted por qué unas madres dan a luz a sus hijos y otras suplican tenerlos sin que sean oídas?
El alma se ha retirado entonces de la maternidad.
No está preparada en ese momento, pero siente ahora que la maternidad vuelva a despertar.
¿Por qué unas madres tienen diez hijos y otras vidas ninguno?
Son leyes, el alma se llevó a sí misma al ocaso, a la desintegración.
La madre da a luz a dos hijos para el espacio.
¿Lo siente usted?
No, es que tampoco lo puede saber, aún le falta para llegar allí.
Dios es Padre y Madre, como seres humanos crearemos dos vidas para el renacer.
Así es como puede usted regresar a la tierra.
¿Qué hacen millones de personas?
¡Viven como parásitos!
Opinan que no es necesario crear, lo más sagrado de todo no les parece casto.
Pero ¿quién les da una nueva vida, un nuevo cuerpo?
¡La madre que da a luz a sus diez o quince hijos!
Si todas las madres padecieran parasitismo, se disolvería la vida de la tierra.
Pero ¿es que no entienden ustedes que esto ahoga la pervivencia?
Pues ¡piensen!
¿A dónde llegaría a parar la humanidad si el padre y la madre se negaran a participar en la creación divina?
La vida tiene que servir así a la otra.
¿Siente usted lo que poseen sus universidades?
¿Siente usted cómo es la doctrina y sabiduría de ustedes frente al espacio divino?
¿No es triste esto?
¿Tienen la culpa de todo esto las iglesias?
La iglesia obliga al alma a parir, pero esos hombres y esas mujeres parasitan sobre todas esas otras madres.
¿Ven? ¡Esto es Dios!
¡Son las leyes universales ante las que se ve situada la vida de Dios!
Y en ello solo habrá cambios cuando la universidad de ustedes conozca estas leyes.
¡Pregúntenme lo que está mal y obtendré la respuesta divina para su vida!
¡No piensen que soy un santo! ¡No lo soy!
¡Soy su hijo! Pero ¡sobre todo su hermano, su amigo!
Créanme cuando les digo que entre la vida y la muerte hay miles de almas esperando un organismo.
Y hay madres que destruyen sus vidas.
¿Sienten lo terrible que es todo esto?
¿Piensan ustedes que no han creado disarmonía por sus guerras?
¿No han arrojado ustedes demasiado pronto a miles de almas de sus vidas?
¿Y piensan ustedes que esas almas no tienen que regresar a esta tierra para acabar sus vidas y leyes?
¡Esas vidas fueron destruidas, amputadas con fuerza bruta!
Pero la ley material, adquirir conciencia en el cuerpo ¡los conduce a ustedes siempre más arriba!
Y fueron despojadas de eso por el odio, la desintegración, la violencia.
Y ¡a eso contribuyen las madres, aquellas que parasitan sobre la ley vital espacial para las masas!
¿Sabían ustedes esto? ¿Ha sido posible aprender esto en su universidad?
¡Esto es Dios!
La vida humana les parece a ustedes un caos.
¡Y lo es!
Pero el alma como ser humano posee sus leyes de justificación espaciales.
¿Ya sienten lo que quiero decir?
Aun así regresa a la tierra.
Tiene que hacerlo porque ha de hacerse madre, porque la vida evoluciona por medio de la maternidad.
Y ahora ustedes violan una vida.
¿Piensan poder recibir una nueva vida justo después de la muerte?
¡La violencia bruta los aleja de la ley divina, la ley para el nacimiento!
¡Otras permanecieron armoniosas o ya adquirieron armonía con esas leyes y los proceden a ustedes!
Concluirán sus vidas por medio de la concienciación adquirida, pero ya pueden esperar ustedes ahora miles de años antes de que tenga lugar su renacer.
Ustedes blindaron sus vidas para la armonía cósmica.
¿No está claro esto? ¿No es justo?
Pueden esperar ahora siglos al siguiente nacimiento.
Las personas no solo crean miseria material, enfermedades, sino que además generan trastornos cósmicos por la violencia bruta.
¡Y tienen que ser anulados por ustedes mismos!
¡El asesinato los reconduce a ustedes a la tierra!
Ahora tienen que dar ustedes a esa alma un nuevo cuerpo.
¡Dios les dio todo!
Ustedes mismos se situaron en la disarmonía.
¿Quieren hacerlo por medio de la túnica creadora?
¿Por medio del organismo masculino?
¿Sienten ahora ante qué leyes se encuentran?
En primer lugar, ante su asesinato.
¡Eso es algo que ustedes tienen que enmendar!
Se encuentran ante el organismo, pero ustedes son creadores.
¿Cuántas vidas necesitan para que lleguen a poder sentirse madres?
También se me concedió asimilar esas leyes, amigo mío.
Necesitan diez vidas para la paternidad y maternidad para volver a entrar en armonía con la ley divina después de un asesinato.
¿Qué personas, como hombre y mujer, entraron en una inmaculada armonía para el espacio, el amor, la paternidad y la maternidad?
¿Dónde viven esas personas?
Sin duda, están en la tierra.
Pero ¿sienten que hay millones de personas que tienen que regresar a esta vida para miles de leyes, para reconducirse a sí mismas a la armonía espacial?
¿Lo ven? ¡Eso es Dios!
¿Lo quiso Dios así?
No, esto son las leyes para cada pensamiento, cada pensamiento es de una profundidad espacial.
Si piensa usted tener que asesinar la vida de Dios, usted mismo se sintoniza con la destrucción, con el trastorno para la vida de su alma, detiene su desarrollo espacial.
¿No es natural?
Ahora vive usted en la tierra, luego continuará.
¿Siente ahora lo que la paternidad y maternidad tiene que decirles a sus vidas?
¿Tengo que odiar a otras madres porque en esta ocasión no me traen al mundo?
¿Saben que un día fui madre de alguno de ustedes?
¿Qué fue de sus conceptos universitarios?
Yo, que soy ahora un hijo suyo, un día di a luz a uno de ustedes.
¡Y otra persona a mí!
¿Sienten que sus hijos ya poseen una infinitud?
¿Sienten que esto es el amor universal?
Imagínense que los maestros hablaran más adelante desde la otra vida, tal como lo pueden hacer ustedes ahora mediante sus milagros técnicos.
¿Qué dirían ustedes si esa voz dijera: “Soy el profesor M.”?
Yo viví allí, pero sigo viviendo y ahora voy a explicar las leyes de Dios tal como fueron creadas.
¿Qué pensaban oír?
¿Podría la gente, las universidades, aceptarme?
Ya se lo predigo ahora: ¡ya no falta tanto tiempo!
Ustedes ya poseen milagros técnicos que les facultan para llegar a la unión con mundos.
Si esta voz, esa personalidad, se pone etérea por el empuje astral, si el aparato técnico posee esa sensibilidad, ese será el instante en que esta humanidad será elevada espiritualmente a las leyes espaciales.
¡Ríanse!
¿Pensaban ya poder encogerse de hombros ante estos milagros que ya están listos?
¿De dónde creen que recibieron el arte, esta sabiduría, todos sus milagros técnicos?
¿Qué es animación? ¿Qué es inspiración? ¿Cuándo puede decir uno: Entré en contacto, en armonía con lo infinito, con las leyes espaciales, cósmicas?
¿Siente usted su propia pobreza?
¡Entonces ocurrirá!
¡Para sus vidas se caen ahora las máscaras, pero entonces solo para esta humanidad, para todas sus universidades!
Sintonicen tan solo un poco con esa recepción sobrenatural.
¿Qué tiene que aceptar ahora un experto en Dios?
¿Y su teólogo?
¿Y su astrónomo?
¿De verdad que pensaban que yo iba a ridiculizarlos a ustedes?
¿De verdad que pensaban que no estaba preparado?
Por todo esto puede usted determinar que puedo vivir la respuesta divina para su vida, y que la recibiré, porque ahora hablan los “cielos”, porque Oriente es conducido a Occidente y porque significa que ¡los pueblos de la tierra llegarán a la unión universal!
Somos nosotros, ya se lo dije, es la juventud, ¿el nuevo ser humano?
No, eso no; también nosotros somos hijos, igual que ustedes, de un solo Padre, pero muchos de mi propio grado de vida están preparados para llevar a la tierra esa doctrina divina, Su sabiduría, Sus leyes, vida, luz, amor, paternidad y maternidad, renacer.
¡Son estos tiempos los que requieren este despertar, esto no podría haber ocurrido miles de siglos atrás, ahora han llegado ustedes a ese punto!
Ustedes son capaces —no cabe duda— de extirpar este tumor material del cerebro humano, estarían en condiciones de llevar a cabo mucho más que este milagro si conocieran los sistemas materiales para el organismo humano.
Y entonces podrán curar enfermos; y curar locos para los primeros grados de todos de estas enfermedades.
Pero ¿qué quieren hacer para el alma?
¡Dejen de matar!
Den al alma un nuevo organismo, hay miles de personas esperando con impaciencia para que se les conceda continuar la vida material.
¡Den a luz, creen, háganlo por su propio grado de vida, la especie para el organismo material al que pertenecen o su propio grado de vida se extinguirá!
¿Qué les parecería si estas palabras les llegaran desde los cielos?
¿Y si un maestro les explicara las leyes divinas desde la luz?
¿Lo ven? Junto a mí hubo algunos que se abrieron a ello, ¡ya llegaron a ese punto!
¡Todos nosotros recibimos ahora la palabra que nos es enviada directamente desde el espacio, desde los cielos!
¿Querrían ponerla en duda?
¡Y para eso está preparada mi vida!
¡Para eso hice un viaje!
Para eso fue abierta mi vida y soy ahora capaz de explicar las leyes para su alma, su espíritu, su existencia material para este mundo y todas las leyes complementarias, también aquellas para el espacio, este universo.
¡Porque hemos llegado hasta nuestra vida y conciencia humanas desde el espacio, por esos planetas!
Usted, amigo mío, puede echar ahora sus cimientos.
¡Vaya edificando su universidad, yo le aportaré las leyes!
Y después de la vida de ustedes ese templo recibirá lo más elevado de todo.
Más adelante quizá se me conceda explicarles en qué marco llegaron a encontrarse.
¡Para eso nos falta todavía!
¿No sentí desagrado cuando violé las leyes divinas?
En ese mismo instante me encontré ante los siglos de espera.
A mí tampoco me regalaron nada.
Pero para esta vida, antes de que yo naciera, estaba despierto y era consciente.
Antes de que tuviera lugar mi nacimiento ya supe lo que quería y dónde iba a nacer.
No se olviden: durante siglos me dediqué con esfuerzo para que se me concediera llevar las leyes a la tierra.
Para ello viví muchas vidas en Oriente.
Fui de templo en templo, las primeras clases nos las dieron en el Antiguo Egipto.
Mi vida llegó hasta la iglesia y la religión.
Conozco vidas en las que serví a la iglesia.
¡No deshagan eso!
Piensen que por eso llegó a despertar la vida.
Soy todavía un hijo de la iglesia, pero no se olviden: ¡es imposible que Dios condene!
¡Toda religión tiene errores!
Y esos errores se disolverán, para eso vendrán las leyes.
Solo entonces conocerá el hijo del estado y de la iglesia al Dios de todo lo que vive.
Por supuesto: oren, crean, amen todo lo que vive.
Pero no se olviden de que las leyes espaciales los colocaron ante el Omniconcepto, es decir: la justicia divina.
Tampoco vuelvan a decir que Dios es un canalla, el Antiguo Testamento adquiere concienciación.
Se me concedió conocer esas leyes, ¡se me concedió verlas!
¿No pensaban que todos hemos jugado a ser sacerdote o sacerdotisa?
¿A esto lo llamamos jugar?
Para dedicarse a ello hay que ir a Oriente.
¡También allí siguen jugando todavía con las leyes divinas, también allí se cree que por ser castos se sirve a Dios!
A ellos les explicaré esas leyes.
¡Allí hay que servir en primer lugar la paternidad y maternidad!
¡No destruyan la iglesia! ¡Trajo unidad entre la gente!
Gracias a la iglesia las masas, esta humanidad, recibieron una creencia, amor, ascenso, sabiduría vital, unidad.
Eso devolvió a esas masas a Dios.
Ahora ha llegado el siglo por el que se explican las leyes.
Yo he servido a mi iglesia por medio de muchas vidas.
Serví a Roma, podrían seguir mi dignidad de cardenal.
Pero ¿quién lo va a aceptar a usted?
Debido a que al nacer el alma se blinda de su vida anterior como leyes materiales, seguridad corporal, se disuelve para ustedes ese mundo.
Pero pueden determinar su vida anterior por medio de los fenómenos.
Conocieron a un amigo, a mi amigo Oteb, que adquirió la conciencia sacerdotal por medio de la borrachera.
Se preguntaba usted cómo era posible eso; unos se sintonizarán por medio del alcohol con lo sexual, la pasión, la desintegración; otras criaturas querrán hacer cosas sagradas.
Esa es la vida anterior, amigo mío, que ahora no despierta —debido a que el alma se ha blindado para el pensamiento y sentimiento de la conciencia diurna—, sino que adopta la conciencia.
Los pensamientos materiales se desvanecen, ¡los del subconsciente de usted han despuntado y ahora viven!
Ya en el nacimiento uno se nutre de la vida anterior.
¿Lo hice de otra forma?
Dominaba a mi madre.
No le infligí ninguna desgracia, pero este impulso —es inspiración sagrada, fueron las fuerzas de mis sentimientos— la despojó de su propio equilibrio.
Ahora estaba viviendo a otra persona, pero su personalidad aún no posee eso.
Aún tiene que asimilarlo.
¿Es usted diferente cuando se encuentra ante un grado de sentimiento más elevado y tiene que aprender esas leyes?
Podría haber constatado de inmediato que esto tiene que ser empuje natural.
Usted, padre mío, amigo mío, hermano mío, dijo esto, pero ¡no lo sabía!
¡Lo golpeaba!
Tampoco entró en la materia, pero Oteb, su Frederik, siguió estas leyes.
Y fui yo quien lo obligó a hacer sus apuntes ya en ese tiempo.
¿Por medio de qué?
¿Por qué?
Para que transmitiéramos todo esto a este mundo.
¡Todos nosotros hacemos un solo trabajo!
Usted me traería a este mundo y viviría las correspondientes leyes, me crearía.
Frederik, Oteb, mi discípulo de vidas anteriores, mi maestro en otra, tendría la capacidad de consignar anotaciones.
¡Para eso nos encontraríamos!
¡Escribió bajo mi voluntad!
¡Usted pensaba que esta vida influía en mí!
Es justo al revés.
Tuve ese honor, yo tengo esas fuerzas y a usted no le quedó otra que aceptar.
Cuando se hicieron esos primeros apuntes, ¡también se habían captado desde mi madre esos primeros pensamientos de todos!
¡Cuando me encontraba viviendo entre el tercer y cuarto mes, hubo un instante de tranquilidad!
¿No conoció usted esas leyes?
Desde los primeros días de maternidad, después de la fecundación, ya se despertó mi vida anterior.
Los niños que tienen algo que aportar al mundo viven esas leyes.
¡Así es como Mozart y muchos otros recibieron esa seguridad creadora!
¡Esto nunca falla!
Esas leyes son infalibles, ¡porque el alma asimiló esa concienciación!
¡Para eso desciende a la tierra!
Así es como la humanidad adquirió concienciación.
Todo el arte se llevó de esa forma a la tierra, ¡todos esos viejos maestros nacieron para sus cometidos!
Se hicieron aptos para ello, unos para la sabiduría, para milagros técnicos, otros para el arte.
Sócrates, Platón, todos los grandes de la tierra vivieron su sabiduría de antemano y se hicieron aptos para ella.
¡Eso es para la concienciación de la humanidad!
Para eso descendió Cristo desde el Omnigrado divino a la tierra y trajo el divino Evangelio.
¿Vive el ser humano conforme a los mandamientos?
¿Conforme a Su amor?
¿A Su vida?
¿A Sus leyes?
¿Porque no lo hacen ustedes y adquieren alegría y paz para todos?
Mozart y todos los demás maestros, los grandes de su mundo, ¡trajeron un despertar por medio del arte!
¡Nosotros ahora para el despertar interior!
Para eso me preparé, pero todos nosotros tenemos que ver con este acontecimiento.
A partir de este instante, les dije hace unos momentos, ya despertó mi vida en la madre.
¿Se le concedió al maestro en el arte vivirlo de otra forma?
¡Pues no!
Esas leyes funcionan exactamente igual.
¡El alma de Galileo se preparó para lo que él fue capaz de hacer!
Buda, Mahoma, Ramakrishna, Blavatsky; ya oyen ustedes que conozco a todas mis hermanas y hermanos —aunque no haya leído libros sobre ellos—, se prepararon para traer la verdad universal a la tierra.
Ahora voy más lejos, profundizo más, porque estoy conectado con ellos en una “orden”.
Y esa “orden”, amigos míos, ¡nos juntó!
¡Esa orden se llama “Hay que querer servir”!
¡Traigan despertar a la tierra!
Apoyen la vida de Dios.
¡Traigan arte a la tierra, alegría vital, felicidad!
¡Amor!
¡Luz!
¡“Paternidad y maternidad” espacial!
Antes de que yo fuera atraído hacia su vida, ya sabía dónde iba a nacer.
Esa verdad y sabiduría me fue exhibida.
Eso lo hizo mi propia vida, ¡mi concienciación!
¡Me entregué por completo, me volví a sumergir hasta el estadio embrionario e infundí alma al fruto!
En el instante en que tendría lugar la fecundación descendí desde el espacio hasta sus vidas.
Mi conciencia fue creciendo en su vida, despertando, y esos sentimientos los transmití a mi madre, pero a usted, Oteb, lo llevó a pensar y sentir en mi dirección, el objetivo, ¡la tarea para la que ahora vivimos!
Pero ¿cómo actuó usted, padre mío?
¿Cómo eran sus pensamientos en torno a todos estos asuntos divinos?
¡Usted se ha mancillado a sí mismo!
¡No dude en deshacerme! Pero ¡se deshará a sí mismo!
¡Quiébreme y se quebrará a sí mismo!
Si no acepta eso, estará detenido ante su despertar.
Era yo y no Frederik, pero hemos alcanzado esa altura.
No piense que sus dementes son capaces de ello.
¡Esto es lo más elevado! ¡Esta es la concienciación más elevada de todas para la vida de ustedes, es una posesión propia!
Me pertenece, pero mi “orden” me ayuda, me apoya, me anima.
Ahora están ustedes ante la verdadera inspiración, yo soy capaz de vivir la inspiración espiritual.
Mozart, Beethoven, Bach y los demás pudieron hacerlo.
¡La tierra lo posee ahora todo!
¡Ninguno de los artistas de ustedes lo superará con sus creaciones!
¡Es imposible porque se alcanzó lo más elevado!
Así que es sencillo que me provocara mi propio despertar, mi alma había nacido para ello, ¡soy yo!
Por eso despertó mi vida, pero usted vivió fenómenos que eran antinaturales, que no tienen nada que ver con lo antinatural, ¡estaban determinados de forma real y por ley!
Esas son las leyes para su propio yo, ¡su personalidad adquirida!
Además, puede usted aceptar que por medio de esto levantaremos ahora otra Universidad.
¡Frederik recibió esos sentimientos de mí!
¡Quiero construir una Universidad!
¡Esas fuerzas me fueron dadas!
¡Me preparé para ello!
La personalidad de Frederik, sin embargo, estaba abierta a esas leyes.
No podía vivir de otra manera, para eso recibió su nueva vida.
Ya lo sentirán: todo está calculado y meditado de antemano, pero ¡desde hace siglos!
¡Eso, pues, es hacer añicos las máscaras que poseen una realidad humana, espiritual y cósmica y que son divinas!
De modo que todo lo que usted tuvo que aceptar por medio de mi concienciación, madre mía, le llegó a usted debido a que no estaba preparada para esa vida sentimental.
Y entonces hubo fenómenos.
Estamos relacionados, nuestras vidas están sintonizadas la una con la otra.
¡Ahora estoy enmendando en sus vidas de lo que le privé en vidas anteriores!
Ahora estoy elevando sus vidas a una concienciación más elevada, ¡lo que quebré en vidas anteriores!
Enmiendo en sus vidas, porque ¡esa es la ley por la que se nos concedió conocernos!
Enmendaré hasta que haya devuelto la armonía a mis propias leyes.
Pero si no me quieren tener —y no me digan que eso no es muy sencillo— entonces los hijos se van de sus padres y ¡se destruyen los lazos paternos y filiales!
Pero ¡entonces me voy!
¡Toca a su vida aceptarme ahora!
Le digo: ¡Quiero servirle!
Pero si su vida no quisiera aceptarme, ¡entonces esa ley de causa y efecto se disuelve por completo y podré ir a donde quiera!
¡Ahora estoy tomando las riendas de mi propia vida!
Y no solo para estas leyes —la paternidad y la maternidad—, sino ¡para miles!
Vean, si las personas no están preparadas unas para otras, si pisotean las leyes divinas, ¡son ellas mismas las culpables de su tristeza!
Pero algún día ustedes estarán unos frente a otros y tendrán que aceptar esa disarmonía, ¡hasta que ustedes mismos hayan cambiado sus vidas para el amor espacial, se les concediera sintonizarlas con este!
Esta es mi tarea, mi trabajo para sus vidas.
Si un padre y una madre aún no están en ese punto, los lazos divinos se desgarran.
Pero ¿de quién es la culpa?
¿Cómo fueron sus actos? ¿Cómo fueron este pensar y sentir suyos en esta vida?
¿Qué es pues sabiduría?
¿Pensaban que aportan claridad derribando todo lo que es de Dios?
¡Hemos luchado y batallado frente a su ineptitud e inconsciencia!
Tuvimos que aceptar su ignorancia, pero ¿cómo cambió su vida?
¿Sería capaz todavía de vender los regalos espirituales, espaciales, por un solo florín con cuarenta?
¿Y le gustaría apoyar así a los pobres de su mundo?
¡Por la sangre de otra persona!
¿Siente usted que hemos enmendado algo para sus vidas?
Esto se nos concedió llevarlo a cabo.
¿Qué hizo su Frederik?
Él pensaba poder repartir entre la gente cartitas de Dios.
Pero ¿era Dios?
¡Era yo!
¡Fui yo quien lo envió a sus vidas para comenzar con nuestra tarea!
¡Estos regalos no los recibió de su Dios, sino que esos sentimientos llegaron desde mi vida hasta el centro sentimental abierto de su propia personalidad!
¡Dios ya no tiene nada que ver con todo esto!
¡Esa sintonización divina vive en su vida! ¡Nosotros, como seres humanos, somos uno!
Eso es lo que determinó Dios en el momento de Sus revelaciones a nuestras vidas.
Pero ¡nosotros íbamos a asimilar Sus espacios, como alma, espíritu y materia!
Debido a que Frederik se sintonizó con lo etéreo del alma, ¡absorbió esa aura vital y llegó entonces al pensamiento y sentimiento para la vida interior!
Así despertó su vida, su personalidad.
¡Yo, desde mí mismo!
¡Esas leyes de concienciación estaban listas para pasar al empuje material!
¿No es sencillo?
Repasen ahora todos sus pensamientos y sentimientos, y entonces podrán responder por su propia cuenta.
¡Esta es la fuente universal de la que se nutrió, la claridad inmaculada que ha llegado a despertar para su vida!
¡Ninguna personalidad astral pudo ayudarla con eso!
¡Primero tenía que empezar usted misma!
Primero tendrá que sintonizar su pensar y sentir material con las leyes para el alma, su vida interior.
¡Y para eso vivió usted!
¡Así fue como su vida llegó a la sintonización y unión conmigo!
Lo que experimentó la madre lo recibió usted desde mi vida, ¡porque así lo quiso usted!
O no habría sido posible.
Así ve que cada ser es capaz de captar sabiduría divina.
Pero primero tiene que liberarse de la desintegración material.
¡Y ha visto usted cómo cambian de todas formas sus vidas!
Usted llegó de modo inconsciente al pensamiento y sentimiento para su alma.
Todos esos fenómenos llevaron su vida a ese mundo mental.
¡Así es como aprende a pensar para su vida interior!
¡Y entonces pasó a usted misma eso de echar a patadas a Frederik en la acequia!
¿Despertó entonces su vida?
El acto material adquirió entonces sintonización con su alma, su existencia espiritual.
¿Ve usted ahora que es capaz de convertir sus vidas en un éxito?
Está usted en vías de llevar a la revelación material lo divino en su vida.
Cada acto puede tener ahora un espacio espiritual.
Ahora morir es continuar, felicidad, ¡el adiós, hasta luego!
¡Ahora la muerte es su amiga!
¡Ahora la muerte habla con su vida!
Antes era dura, inalcanzable, antinatural, ¡por culpa de ustedes mismos!
¡Ahora se ha convertido en espacio, concienciación, amor, unión, padre, madre, hermana, hermano, su sabiduría vital, su guía para abrir las vidas para su alma!
¡Quédense detenidos ante una muerte y se ahogarán por miles de vidas!
La muerte es capaz de hacerlo, ¡su alma y personalidad están en punto muerto!
¿Que si son tonterías?
Es la delimitación de lo limitado; ¡ustedes son ilimitados para todo!
¡Si es que quieren despertar!
Frederik lo obtuvo por su pensamiento y sentimiento, porque tiene el deseo, la concienciación, de llegar a ese despertar.
¡Si no él también habría vuelto a ahogar su vida!
¡Dios está vivo en ustedes!
Despierten esa divinidad en ustedes.
¿Cómo podrán llegar hasta allí?
¡Cada pensamiento se hace más etéreo si representa el amor del que usted lo dota!
¿No es esta una ley filosófica?
¿Estaba Sócrates muy alejado de esto?
¿Sienten que puedo dar clases académicas a esos grandes?
¿No es esta la palabra divina?
¿No es esto lo más sagrado para sus vidas?
¡Den a sus pensamientos la sensibilidad etérea de su alma!
¡Tiene la sintonización divina, es ella!
Ella, como la personalidad, crea, da a luz, una y otra vez, a nuevos pensamientos, y todos esos rasgos representan su vida.
¡Esa es la personalidad!
¡Tiene millones de años!
¡Háganlo cada segundo!
¿Qué dirá la gente de la vida y personalidad de ustedes?
Pero, miren, ¿qué clase de persona es esa?
¡Usted atrae vidas!
¡A usted lo siente la gente!
¡El amor lo vence todo!
¿Cómo son ustedes como hombre y mujer, como madre?
¿Creen que reciben amor unos de otros?
¡Si un solo rasgo es aún inconsciente para ese amor más elevado, le faltará a su personalidad el sentimiento que se requiere para vivir ese amor más elevado, etéreo, por el que los corazones llegan a la unión!
Y ahora centenares de rasgos, ¿privados todos ellos de esa sensibilidad espacial, espiritual?
¿Quieren decir que poseen amor?
¿Que se han vivido unos a otros por el amor?
¿Quieren hacerme creer que nací por su amor?
¿Pensaban poder elevar todos sus sistemas materiales hasta esos sentimientos espaciales para poder vivir ese poderoso ser uno, del que son capaces y que poseen gracias a sus cuerpos?
¿Sienten su propia inconsciencia ahora que esas leyes les hablan?
Lo que viven ustedes es bienestar material, su alma no adquiere sentimiento, no vive nada en ese instante, porque no es posible.
Miles de rasgos que forman parte de su carácter humano se niegan a rendir servicio a ese amor, para alimentar ese amor, esa unión espacial; son incapaces.
¿Y aun así quieren ustedes buscar, intentar encontrar la felicidad en otra persona y vivirla en ella?
Su propio yo aún está cerrado a ello.
Piensan ustedes de forma material, animal.
Si quieren vivir un amor espacial, profundo, descender hasta el infinito en el otro corazón, sentir una felicidad que aún no conocen, el beso universal, den entonces a los rasgos de su carácter una animación espiritual.
¡Elévenlos, anímenlos con el núcleo divino con el que tiene sintonización su vida y que le ha sido dado por el Dios de la vida!
Solo entonces podrá decir: ¡tengo felicidad!
¡Solo entonces sabrá que durante su parto y creación recibe el amor materno, y que su vida está abierta al amor espacial!
¿Lo conoce?
¿Ya lo vivió?
Fui atraído por un deseo material.
Pero le aseguro que si hubiera conocido usted todas estas leyes, usted, como madre, ¡ya podría haber hablado con mi vida y mi espacio de sentimientos durante esos primeros días!
Podría haber vivido ese amor, pero ¡no fue capaz!
¿Le supone un golpe?
¿Es culpa mía?
¿Está empezando a comprender un poco lo que le espera?
¿En lo que puede convertir sus vidas?
¡Esto está en todos ustedes!
¡Dios vive en ustedes!
¡Den ahora espacio a todos sus rasgos y serán espacio!
¡Den amor a todos sus pensamientos y representarán ustedes amor!
Den a esa concienciación esa fuerza sobrenatural, como alma está abierta a ello.
Esas fuerzas tienen un significado divino, ¡Dios se las dio a las vidas de ustedes!
Solo entonces sus vidas llegarán al inmaculado despertar y tendrá esta vida que darles a ustedes la existencia divina.
Entonces podrán dedicarse al arte, al amor: la paternidad y maternidad es lo más elevado de todo para este su espacio.
Sépanlo ahora: la madre es la posesión más elevada para su vida, usted como hombre anda al margen de la creación, ¡no parasite más tiempo sobre otras vidas, ni por medio de ellas!
¡Amen!
¡Den amor!
¡Ahora están ante una infinitud!
¿Es tan difícil de comprender esto?
¡Frederik vivió por medio de mí!
Usted vivió por medio de mí, madre mía, pero ¡es lo que le hizo despertar!
Más tarde nos encontraremos en el mundo para el alma como una personalidad, y seguiremos más allá y más arriba.
¿Puede ser de otra manera?
¿Qué cosas le quedan por aprender a esta humanidad?
¿Cómo tiene que cambiar la sociedad?
¡Soy Rachi-Hadju, padre y madre!
¡Es lo que soy!
¿Es extraño?
Ustedes leyeron mis artículos y ¿cambiaron ustedes por eso?
¡Estoy agradecido a su vida y a sus personalidades!
¿Les parece un milagro?
¡Era yo ese niño loco!
¡Lo sigo siendo, pero con fuerzas y leyes sobrenaturales!
Conocerán ese amor.
¡Yo soy quien escribió todas esas cosas hermosas!
Pero habrá más milagros que llegarán a revelarse para sus vidas.
¡Reconduzco sus vidas al origen!
¡Les doy mi amor, pero no me detengan!
¡No hay forma de pararme!
Ninguno de ustedes tiene derecho de hacerlo, este mundo escuchará más adelante y aceptará lo que tengo para dar por medio de mi concienciación.
¿Qué más quieren saber de mi juventud?
Esos fenómenos se explican en cuestión de segundos.
Mi vida sentimental se materializó por todo.
¡Esas palabras materiales las extraje de sus vidas!
¡Esa descomposición material la saqué de sus vidas, porque eran ustedes, son ustedes!
¡No yo!
En esos días fui tocado por sus vidas.
Me siguieron otras fuerzas, pero de todas formas seguí predominando.
¿No se lo dijo Marja?
¿Se asusta?
¿Tiene miedo?
Si alguna vez oye que otros sentimientos representan y materializan esta palabra, sepa entonces, madre mía, que ¡esta es la vida que pertenece a mi conciencia!
Sin duda que me casaré, pero ¡no con aquella que no fue creada para mí por el mundo de usted, sino con quien yo mismo creé para mi vida!
¡Ella sí que vive!
¿No conocen las leyes de aquella mañana?
¿No las oyeron por mi vida y conciencia infantiles?
Ya entonces, madre mía, nuestras vidas se tocaron.
¡Me envió su primer beso!
Nada puede detener este proceso, ¡nos hemos preparado para esas leyes!
¡Oigan la palabra “Marja”!
¡Es mi alma!
Recorrimos muchas vidas; ahora viviremos y recibiremos juntos el amor universal, ¡hasta ahora no había sido posible!
Marja, ¿dónde está?
Marja, ¿dónde vive?
Marja, ¿siente mi amor?
Marja... ¡estoy preparado!
¡Aguardo su vida!
Mamá, ¿se acuerda de cuando yo subía los peldaños y miraba hacia un espacio?
¡Entonces me hacía uno con mi vida anterior!
¡Allí, delante de mí, en el espacio, vivía Marja!
¡Ella también buscaba, ella también quiere dar amor y servir!
Pero ¡a mí y, por nuestra unión, a esta humanidad!
¿No conoce usted todavía estos acontecimientos, papá?
¡Entonces los conocerá ahora!
¡Por aquel entonces usted se reía de todo!
Entonces se encogía de hombros; ahora su vida está abierta para conocer también esas leyes.
Marja... ¡venga!
Deje que mamá le explique estas horas.
Pero ya ve usted que soy consciente de todo.
Yo salía como niño, paseaba por otra naturaleza.
¿No es esa la vida para el alma?
Es la personalidad espiritual que puede vivir en miles de mundos a la vez, porque ¡también Dios está en millones de vidas y mundos a la vez!
Lo sé, también en eso me hice consciente.
Y en eso nos hemos encontrado, Frederik, Oteb, allí conocimos esta existencia material.
Entonces dije a su vida: ya alcanzaré su vida.
Ahora voy muy por delante de usted.
Pero ¿es verdad esto?
¿No viví a la edad de cinco años el auge de mi personalidad?
Y, además, pudo sentir usted ese amor y me encontré ante su vida en este sueño ¡que no es sueño sino que quiere ser el liberarse de las leyes materiales!
Las leyes son explicadas a sus vidas.
Han de saber ahora que cuando oigan pronunciarse el nombre de ella es conducida a mi vida por leyes.
Y esas leyes quieren decir a su vida: vean, primero enmendaremos; enmendaremos lo que quitamos a otras vidas, pero ahora lo reconduzco a sus vidas.
¡Les estoy dando ahora profecías!
¡Las leyes de nuestra vida!
¡Las leyes de Dios!
¡Marja también vive!
¡Estoy esperando!
Pero ¡ella vendrá!
Sin embargo, ¿qué hace cada ser humano?
¿Por qué no pueden esperar hasta que hablen las leyes para su amor?
Son estas las que los envían hasta su propia vida.
Han de saber que cada ser humano recibe su propio amor y que sin embargo no comprenderán ustedes ese amor más elevado, ni podrán vivirlo, porque su personalidad no está abierta a ello.
Recibirán ese amor que ustedes mismos han ido despertando, pero sus deseos animales siempre salen a la luz.
¡De modo que no pueden esquivar su posesión adquirida ni a mí!
¿Qué querrían saber de estas leyes?
Aguardo hasta que mi amor sea llevado a mi corazón.
Puedo esperar, mamá, papá y amigo, ¡porque sé!
Recibiré mi amor con una puntualidad de segundos, ¡ustedes están buscando su amor!
¡Yo no!
Yo recibo ese amor enviado desde el espacio, y ¡estoy seguro de su felicidad y de la mío!
Ustedes no, ustedes mismos buscan amor, no esperan, son incapaces de hacerlo, viven como el animal que conoce y posee, ¡todo lo que vive es para ustedes!
Pero ¡las leyes lo explican de otra manera!
¡Es lo que me hace estar seguro de mi amor!
Marja vendrá, madre mía.
¿Se acuerda usted de que pronuncié su nombre?
¿No fue esto una ley sobrenatural para la vida de usted?
¡Marja vendrá!
¡Marja es mi alma!
Cuando Dios nos dio todo y los seres humanos llegamos a la división para nuestra existencia fuimos observando las leyes divinas.
En ese primer estadio eso sucedió con armonía cósmica.
Dividimos nuestra vida tal como lo pudo hacer Dios para el infinito.
Puso esas manos en nuestras manos, ¡éramos leyes!
¡Todo nuestro pensar y sentir y la vida que recibimos es una ley!
¡Es la vida!
¡Y esa vida es Dios!
Y, mira, ¡fue allí donde nos dividimos por primera vez!
Pues esa parte de mí mismo, que nació de mí, esa partícula, esa vida del alma regresa ahora a mi vida.
Fuimos uno en muchas vidas, pero luego nos olvidamos a nosotros mismos y tuvimos que aceptar, yo y ella, usted también, que otras vidas fueron reclamando aquella parte de su alma que es parte de su propia vida, ¡porque uno de nosotros, o los dos, habíamos violado esa vida!
¡Entonces se separaron nuestras vidas!
Eso lo tuvimos que aceptar, ¡fuimos por diferentes caminos durante muchas vidas!
Ahora sé que Marja vive y que me encontraré con ella.
Mamá, papá: ¡ella será como soy yo!
¡Ella será como ustedes quieren que sea!
Nosotros vivimos para ustedes y ustedes para nosotros.
Pero los portaremos y por medio de nosotros recibirán vida y amor.
¡Marja vive!
¡Marja me reconocerá!
¡Yo la reconoceré cuando hable aquel segundo para esas leyes que ahora despiertan a nuestras vidas y nuestro amor como almas gemelas!
¿Así que esas leyes me llevan hasta ella y a ella a mi vida?
Esas leyes funcionan tan infaliblemente que no hay quien pueda parar ese amor, pueda destruirlo, ¡ese amor es para mí!
¡Esas leyes devuelven a Marja a mi vida, y a mí, a ella!
¡Ustedes lo vivirán!
Tendrán que aceptar todo esto cuando se les sitúe ante esta verdad universal.
Y entonces ya no habrá nada que nos estorbe.
Sí, sí, mamá, Marja vive.
Aún no está despierta, pero está despertando.
Cada pensamiento que la entristece, que por ejemplo le da dolor y pena, lo cual no siempre es necesario, la conduce a su despertar espiritual, a mí.
¡Seremos uno en todo!
¡Marja vendrá!
Aguardo y voy a comenzar ahora mi vida y la de ella.
Ahora pueden llamar a sus eruditos.
Fijen la hora.
Estoy listo y soy consciente para la sabiduría y universidad de ellos.
¿O pensaba usted que no?
¿Son suficientes pruebas para su vida?
Mañana me pueden hacer preguntas de nuevo.
Ahora les deseo a todos buenas noches, descanso y paz.
Su Rachi-Hadju.
No hablen de esto o todo lo que escribo ya no tendrá valor.
¡Porque no he conocido un desarrollo universitario, no lo recibí!
Para que mi palabra llegue a significar algo necesito el título de ustedes.
Pero ¿podría haber sido abierto yo —lo cual también era posible— por la universidad de ustedes?
¿Podrían haber llevado allí sus grandes mi vida al despertar?
¡Todo eso habría ahogado mi alma!
¿Lo sienten?
Entonces me habrían sepultado bajo el saber de ustedes.
Mi vida no se podría haber abierto, tenía que seguir vacío, no había más remedio.
Pero ¡despertar sin haber sido contagiado!
¡Los saludo!
Y desaparece al instante ante nuestra vista.
Karel es el primero que se vuelve a encontrar.
Dice:
—¿No es un milagro, Frederik?
¡René es un milagro espiritual!
Dios mío, Erica, ¿a qué debemos esto?
Me ahogo ahora en esas palabras.
¡Es él!
¿Qué queremos?
¡Nada!
¿Qué podemos hacer?
¡Nada!
¿Qué somos?
¡Nada!
¡Me doy por vencido, Frederik!
¡René me ha infundido un sagrado respeto!
Dios mío, cómo voy a procesar todo esto.
Vamos, hay que brindar por esto, casi me ahogo.
Karel sirve una buena copa de vino.
Erica no consigue salir de su parálisis.
Sus ojos irradian una veneración sagrada.
Qué hermosa se ha puesto.
Y entonces se abalanza sobre Karel, besándolo.
Karel solloza.
Brindo con Anna.
¡Ella también recibe su beso!
No nos cansamos de hablar, de pensar.
No queremos ir a dormir, porque casi estallamos de felicidad.

—Dios mío —oigo decir a Karel una y otra vez—, ¡cómo es posible!
¿Qué impresión te dio, Erica?
¡Qué conciencia esta!
En el fondo, ¿qué sabemos los seres humanos?
Oh, las caras que pondrán los eruditos.
Esto ya no hay quien pueda negarlo.
Contra esto no se puede objetar nada, o hay que tener ganas de cargárselo a conciencia.
Pero ¡yo estoy a su lado!
¡Rachi-Hadju!
Mi Frederik, ¿lo sabías?
—Lo sabía todo, Karel.
—Y ¿aquello de esa Marja?
—También.
—Y ¿sabes dónde vive esa criatura?
—No, no lo sé.
Pero por ahí entre su quinto y sexto año —¿no es así, Erica?— ya hablaba de ella.
Podría mirártelo en un abrir y cerrar de ojos en el cuaderno de bitácora.
—¿Está negro sobre blanco, Frederik?
—Desde luego.
—Entonces va a ser una revelación.
Cielos, pero ¿qué clase de personas somos?
¿Qué cosas viviremos con él todavía?
¡Milagros!
¿No es imponente, Erica?
Venga, Frederik, dale un beso a Anna.
Comparte con ella esta felicidad.
¡Hazlo!
—¡Anna la comparte desde hace tanto, Karel!
—¿Cómo dices?
—¡Que Anna es para mí lo que esa Marja será para René!
—¿Lo dices en serio, Frederik?
—¡Desde hace tanto tiempo, Karel!
—Entonces te doy mi bendición, monosabio, eso ya se lo podrías haber dicho alguna vez a tu padre.
¿Me hablas en serio?
—Bueno, Anna, mejor dale a ese gritón su beso.
Le daré el mío a Erica.
Se supone que ya podemos darnos por tocados por una bienaventuranza espacial.
Erica recibe su beso y Karel también.
Karel dice:
—Si lo entiendo todo bien, Frederik, has venido aquí para conseguir a Anna.
¿Saben (sabéis) el uno del otro?
—René aún no me contó todo al respecto, pero esa sabiduría también se me fue enviada.
¡Es Anna!
¡Siempre lo fue!
Lástima que no podemos llegar a tener cuatrocientos setenta años, no me habría importado repetir un poco, pero ¡desde este saber y pensar!
Desde este mutuo amor consciente.
—¿Desde cuándo ya lo sabes, Frederik?
—¿Te acuerdas de cuando llevamos juntos a René?
¿Recuerdas que entonces nos tomamos unos tragos y que me colocaste ante estas leyes?
Más tarde volvías una y otra vez sobre lo mismo, Karel.
En casa también lo preguntabas, igual que Erica, pero ¡nosotros no reaccionábamos!
Sin embargo, ya entonces, todo estaba encarrilado.
Hice esperar a Anna y sigo haciéndolo.
Todavía no hemos llegado, pero ¡lo sabíamos!
¡Nos hemos abierto para René!
¡Entonces tenía el sentimiento en mí de que no podía dividir mi vida!
Hice bien en no hacerlo; de esa forma podía ayudar a René, y ahora sé que así sucedió.
Mañana le haremos estas preguntas y lo oirás.
Estoy tan contento de haber podido esperar, pero Anna me siguió, volvió a sintonizarse con mi vida y así despertó.
¡Ahora sabemos lo que es el amor y lo que tenemos que hacer para guardar este sagrado amor, para vivirlo!
¡Me voy a dormir!
—Ya te gustaría, ¿verdad?
Pues te vas a quedar un rato más.
Ven, Anna, ¡brindo por tu amor eterno!
¡Esa noche Anna pudo calzar sus pequeñas sandalias de color blanco plateado!
Las mías ya estaban delante de la cama, las llevaba desde hacía tiempo, en el fondo sin darme cuenta.
Karel está empezando a tejer las suyas.
Erica también.
Las hermosas túnicas —añadí todavía al cuaderno de bitácora— vendrán más tarde.
Pero ¡vamos creciendo hacia el amor y la unión universales!
Y eso ¡por nuestro loco!
Ahora ya no me atrevo a decirlo.
Karel tampoco, ¡ninguno de nosotros!
¿Sientes el corazón desbocado de Anna?
¡Es para mí!
¡Para mí!
Solo para mí, porque a mí también se me concedió merecérmela.
Y ¡ella me merecía!
¡Así es como lo vemos ahora, así es como lo sentimos ahora!
Y eso por René.
La mañana siguiente, a las diez, llegaron flores.
¡Para René, Anna, Erica y para mí!
Se las dimos a René.
Venían de Karel.
Había también ramilletes de violetas, de margaritas y de nomeolvides.
Salí de la casa para llorar a mi aire en el bosque, ¡ni siquiera podía procesar todo ese amor!
“Santo cielo, ¡qué hermosa es la gente!”, exclamó Karel.
Y deberías haberlo visto entonces.
¡Erica sucumbió bajo su amor!
De verdad, se cayó al suelo, delante de nosotros.
Karel la levantó, y echada en sus brazos ella abrió los ojos.
Las palabras que entonces le cruzaron los labios no podían significar más que “Karel”.

—¡Karel!
¡Karel! Pero ¡Karel mío!
¿A qué debemos esto?
¿Te quedarás ahora siempre conmigo?
¿No te irás nunca de mí?
¿No te voy a perder allí?
Se lo preguntaremos al maestro, Karel.
Jamás te quiero volver a perder.
Me moriría, Karel.
Créeme, sé lo que digo: me moriría.
Ahora te has hecho tan cariñoso, tan bueno (—dijo).
Opté por marcharme.
Yo también sentía plenitud y todavía tenía que decirle algo a Anna, y ella, a mí.
Nuestro maestro se fue, como de costumbre, a clase, pintó, trabajaba como si no nos hubiera dado nada.
Así fue pasando el día.
A las ocho —Karel lo ha organizado de tal forma que esta noche no puedan molestarlo— ya estamos esperando al maestro.
A los ocho y diez entra René.
Se sienta, pero primero llegamos a sentir su mano en la nuestra, Erica recibe su beso, Karel su gesto con la cabeza, Anna y yo su saludo.
Planeamos, estallamos de felicidad, es un festín para nosotros.
Vemos cómo se va transformando en otra personalidad.
Y un poco después se abren esos milagrosos labios y nos llega:
—¿Qué quieres saber, papá?
—Mejor que pregunte mamá.

Primero oímos los familiares “tú” y “te”, el “papá y mamá”, pero cuando su alma atrae la concienciación más elevada y él sintoniza con ella, llegan “usted” y “se”, más elevados, y ¡el pasado se pone a hablar con el presente!
¡Rachi-Hadju contra Occidente!
Erica pregunta de inmediato:
—¿Sabes quizá si tendré que perder a Karel?
—¡Cómo puede hacer una pregunta sobre esto!

Ya oigo que de golpe estamos ante el maestro cuando añade:
—¿No siente usted el peligro de su pregunta?
Pues no se preocupe, no se asuste, le explicaré esas leyes.
En estos momentos no le gustaría a usted perder su amor.
Y eso es comprensible.
Puede considerarse afortunada, ¡es él!
Pero, si no fuera él, entonces ¿qué?
Entonces ha de aceptar que más tarde pertenecerá usted a otro.
Pero de eso no sabe usted nada; la siguiente vida, sin embargo, la coloca ante esas leyes.
Cuando continúe usted para su vida espiritual, su amor también, entonces allí llegará a estar ante su amor universal.
¡Y ese amor domina a este!
Se inclinará usted de inmediato ante ese amor, ante esa personalidad.
Si lleva usted en su vida la luz para ese amor, es que lo sabrá.
Si no tiene esa luz, entonces ¡tampoco tendrá esa sabiduría!
Y entonces su amor vivirá en otra parte.
Se puede vivir en un solo mundo o en diferentes mundos.
¿Está usted dividida, pues?
No: entonces tiene que aceptar que los dos tienen otra sintonización con el amor.
Y las leyes la obligan a aceptar esa vida que pertenece a la suya.
¿Es esa la parte de su alma?
Ahora continúan ustedes para la eternidad.
Si su vida pertenece a otra alma, ¡entonces esa es la vida de usted!
Con esa vida empezó usted su vuelta cósmica.
¡Y esa vida del alma viene a usted!
¡Ustedes se encontrarán!
¡Tienen que conocerse!
¡Porque ambos son una sola vida!
Nadie es capaz de separar sus vidas.
Lo que aquí pertenece ahora a otra persona, eso puede ser la vida de usted.
Así que si ahora usted vuelve a estar en su armonía espacial, entonces recibirá su amor espacial.
Ella o él, alguien.
No, es así: ambos van caminando el uno hacia el otro.
No pueden eludirse en este espacio, en esta inconmensurabilidad.
Fueron de un planeta a otro, aquí en la tierra se reencontraron.
Karel es la parte de su vida; es usted quien pertenece a él.
Si esto no fuera así, entonces yo debería haberle explicado que usted y él nacieron para otras vidas.
De modo que durante su existencia terrenal usted vive el enmendar, el regresar a la armonía divina a la que pertenece.
Sí, lo veo: ustedes son uno solo.
Sus caracteres se corresponden, sus almas tienen que representar el mismo grado.
Esta vida ya es para usted la que dura eternamente.
También podría haber ocurrido que pertenecieran ustedes a otras personas.
Y la gente vive estas leyes por medio de diversas posibilidades.
Así que no puede usted buscar su amor: usted misma ha determinado este amor por ley.
Claro, puede usted desfogarse, puede atraer a diez hombres a su vida, a veinte, pero entonces es pasión y violencia.
¡Eso es autodestrucción!
Sus anclas divinas han roto amarras.
¿Pertenece eso a la construcción?
A la desintegración.
Quien posee en verdad amor completa una sola vida.
Quien sea capaz de eso ¡está ante el amor más espacioso, el más elevado, el otro!
Y solo entonces llega usted a estar ante leyes nuevas.
Si entonces está libre de causa y efecto, entonces es posible que quizá le llegue.
Pero ¿supone usted que también el amor ha de vivir la causa y el efecto?
Entonces su amor posee otra vida.
Y esa vida ama el amor de usted.
Así puede usted encontrar al margen de las leyes un camarada que comparta con usted la vida; aun así, sus vidas volverán a separarse.
¡Lo que usted sintió ayer y esta mañana, madre mía, es la posesión conseguida por Oteb, la posesión de su Frederik y de mi madre del pasado, Anna!
René aguarda un instante.
Nosotros pensamos.
Erica dice, mientras le caen las lágrimas por las mejillas:
—¿Es por eso, Anna, que te incorporaste a nosotros y que se te concedió comprenderlo a él tan bien?
¿Es por eso que posees ese amor por tu vida de antes?
¿Eras tú su madre?
—Y Oteb era mi padre...
¡Una vez fuimos uno en el templo de Re y Ra, y más tarde en el de Isis!
Se nos concedió conocernos en otras vidas y nos entregamos el uno al otro.
¿Siente ahora lo que es el amor universal?
No este, sino el otro, que ahora ha despertado en su vida.
Frederik llegó a su vida.
Anna llegó a su vida.
¡También yo!
Las leyes funcionan infaliblemente para sus vidas y su muerte.
Pero ¡detrás de la muerte vive su nueva y próxima vida!
¡Su amor!
¡Su felicidad!
¡Prepárese para eso, sirva esta vida, dé todo su amor a su marido, o a su esposa, sus hijos, haga para todos ustedes un camino que los reconducirá hasta su Padre!
¿Por qué suceden estos milagros?
¡Yo los llevé a su vida!
Ustedes se juntaron desde mi vida.
Debido a que todas estas leyes adquirieron esta concienciación, y sus vidas han entrado en armonía para el amor espiritual, hemos llegado hasta este punto.
Y eso lo viven millones de almas.
Millones de almas viven estas revelaciones, pero no conocen las leyes.
¡No busque su amor, tarde o temprano llegará, y comience ahora con la verdadera benevolencia, comience a abrir su personalidad, libérese de las leyes materiales, ame, sirva!
Esto ya vivía en Anna cuando yo aún no había nacido.
Su vida despertó para mí después de nacer yo.
Usted, Erica, no me sintió, aún no había llegado a ese punto.
Ahora está en condiciones de compartir su amor por mí, hasta los veintiún años no se abrirán esas leyes para usted y para mí.
Pero ya supe desde niño que Anna había sido mi madre.
También se me concedió reconocer a Frederik, ¡por eso fuimos uno!
¿Se siente engañada ahora?
¿Aún es posible eso?
¿No hemos llegado a la unión?
¿No son una sus almas?
Sigo siendo el hijo de ustedes, pero a todos los conduzco al amor universal.
¡Amen todo lo que vive y se despertarán para ello!
Los lazos que disfrutan de una conciencia espacial son irrompibles.
Pero les digo: ¡Aguarden!
¡No rompan lazos ustedes mismos!
¡No se separen de la vida que sirvieron una vez!
Con sus leyes corporales son capaces de este servir.
La madre se da a sí misma, el padre crea, pero ¡la madre sirve!
El padre por asumir los cuidados.
Así es como completan ustedes su vida.
Y eso los conduce a la omnisciencia para este espacio.
¡Karel le pertenece!
Sus vidas están ahora abiertas.
No hay nada que se pueda cambiar en esto.
Debido a que Frederik pudo esperar hasta que me desarrollara, a que pudo seguir sintonizándose con mi vida, yo lo llevé hasta ella.
¡Esta es mi ayuda, es como sirvo!
¿Ahora ya lo sabe?
¿Tan improbable es esto?
Oteb, usted esperó para dividir su vida.
Lo pedí a la vida de usted.
Lo siente, no para el amor de usted, sino para usted mismo.
Usted aún no había llegado hasta el punto en que pudiera darse al cien por cien a dos mundos de igual fuerza.
¡Ese grado de sentimiento respecto a la fuerza aún tenía que despertar para su vida!
¿Le ha quedado ahora todo claro?
¿Sabe ahora por qué esperó?
Al pensar en mi vida, al haber podido hacerlo, el pasado se abrió a su conciencia.
Así es como su vida anterior se elevó espiritualmente.
Si hubiera elevado a Anna por completo hasta su vida, entonces ya habría permitido usted esa división, la pasión lo habría conducido a usted a la vida de ella y a su organismo, y entonces no me habría recibido a mí.
En ese caso me habría visto obligado a seguir otro camino, y también nuestras vidas habrían ido por unos cauces bien distintos.
¿Lo siente esto?
Entonces se habría blindado usted mismo para estas leyes.
Habría vivido otra vida.
La vida para sus sentimientos y personalidad materiales.
¿Está claro?
Pero ahora que ha adaptado su vida a la mía, que la ha sintonizado con la mía, fue usted cada vez más lejos y alto.
Usted lo llama “estar en flor”, pero el espacio interior llegó a despertar para su vida y personalidad.
Y ¿se echó algo a perder?
¡Para nada!
¡Al contrario!
Pero ¿siente usted ahora que su vida se había dividido?
Al seguirme, estos pensamientos fueron llegando a usted.
Al aceptarlos, su vida su fue abriendo.
Al procesarlos para mí y para su vida, al tener que completar el cuaderno de bitácora, la tarea que se nos encomendó, usted fue recibiendo más y más de mi vida y conciencia, y su vida interior fue creciendo.
Pero esto es para todos.
Cuando el alma se quiere sintonizar con lo más elevado, la vida de esta despierta.
Si usted se abre a las leyes más elevadas y si no deja de seguirlas, si les da forma mediante su voluntad, despertará su sintonización divina.
Ahora se está desarrollando su personalidad y vive las leyes para su alma; también está conociendo su vida espiritual.
Las leyes hablaron con determinación a sus vidas, pero le envié los sentimientos, lo cual es posible mediante el empuje telepático universal.
Pero esto los colocó a todos ustedes ante la cordialidad y el amor.
¡Al poder ustedes sacrificar algo, reciben!
Pero esto no es sacrificar, son las leyes para su vida que lo obligan a actuar de esa manera.
Si no quiere experimentar esas leyes, entonces habría seguido otro camino y nos habríamos separado.
No habría aceptado yo sus vidas, no habría querido poseer esta vida, ese vacío me habría molestado.
De modo que tarde o temprano me habría ido.
Pero eso no iba a suceder; usted actuaría de esta manera; este acontecimiento, por tanto, se calculó infaliblemente, se sintió en profundidad, pero es el alma de usted la que infunde animación a la ley.
Es el grado de vida de usted, su sintonización con esa vida, de lo contrario semejantes experiencias no adquieren concienciación.
Le digo: mucha gente vive estos milagros que no lo son, porque uno mismo ha puesto en marcha el empuje correspondiente.
Mi vida y mi concienciación las vuelve a ver usted en sintonización material, que todos los artistas de ustedes experimentan, para lo que vivieron.
¿Seguiría usted encogiéndose de hombros para las leyes del espacio?
Esto tiene que ver con su vida, pero miles de leyes lo recondujeron a esta vida.
¿Lo quiso Dios así?
Sin duda, pero no del modo en que fuimos viviendo las leyes como seres humanos.
Aun así, y como ve, algún día llegamos a despertar y la vida adquiere importancia para nuestra pervivencia espiritual.
Todo lo que haya sucedido en el universo vive bajo su corazón.
Los planetas sirvieron para reconducirnos a Dios.
Este universo creó esas leyes vitales humanas.
Esas leyes las volvemos a ver en la tierra.
¡Se hicieron alma, espíritu y materia!
Son vividas y adquiridas por la paternidad y maternidad.
¿Que quién soy?
Un hijo de Dios, usted también.
¡La condenación no existe!
Dios no creó la desgracia.
Eso lo hicimos nosotros, los seres humanos hemos creado desgracias.
Dios es amor y ha seguido siéndolo, los seres humanos hemos creado odio y desintegración.
Unas madres asesinan su amor y otras por lo mismo lloran hasta no poder más.
Pero las primeras crean disarmonía, las otras madres se liberan de sus leyes del karma de causa y efecto.
Deformaron los sistemas materiales por sus sentimientos inconscientes y disarmónicos.
Son leyes, no un castigo elaborado por Dios, sino convocadas por el alma que se olvidó a sí misma.
En las próximas sesiones de nuestras reuniones las conocerán.
El erudito tal vez no las acepte.
De todas formas, inclinarán sus cabezas ante la palabra que se les da.
Y por medio de usted, Oteb, voy a las leyes.
Asegúrense de estar listos.
¿Hay más preguntas?
Erica pregunta:

—Los espiritistas ¿también experimentan esto?
—No, entonces habría oído usted hablar de ello.
Semejante contacto es posible, pero también entonces el ser humano nace para esa tarea.
Y los maestros para la teosofía ya determinaron su altura.
Los libros que he de escribir, padre mío, madre mía, amigos, explicarán las leyes.
Solo entonces se me podrá aceptar.
Es posible el contacto espiritual con quienes partieron.
Las leyes para ello lo conducen a uno a lo infinito de su vida.
Tendrán que perderse ustedes mismos, por completo, o los mensajes provendrán de su propio pensamiento y sentimiento.
Hay que estar en este sueño si se quiere recibir respuesta de quienes partieron.
No permito que nadie hable a mi vida; de lo contrario yo también dividiría mi contacto.
¡Lo sienten!
Esto no es recepción, ¡es posesión!
Si les explico las leyes estando sintonizado espacialmente ¡recibo!
Y esa palabra me llega desde el espacio, de quienes despertaron para ello.
Entonces lo transmito a la vida de ustedes.
Esta es la orden de la que ya hablé.
¡Son mis maestros y los suyos!
—¿Qué tendremos que hacer para usted?
—Nada, madre mía, debe querer mi vida, ¡yo le doy mi amor!
Intente con todo estar en armonía para su propia vida y la mía, así tendremos la felicidad espacial.
Nada más.
Aguarde lo que vaya a ocurrir.
—¿Puedo hacer algo por usted?
—No, padre mío.
Debe estar a mi lado y luchar luego por nuestra vida y felicidad.
No se aparte ni un solo metro ante sus colegas, todavía no se han ganado sus tronos.
—Entonces lo sabremos (—dijo).
René volvió a la propia conciencia y Karel preguntó de inmediato:
—¿Eres diferente ahora, René?
¿Te sientes diferente?
—No, Karel.
Aunque sí que me siento un poco ajeno de tu vida cuando voy a las leyes, porque entonces tiene que desaparecer cualquier lazo.
Seguramente que ya sentirás que este me conectaría con cómo soy en la actualidad, sería una interferencia.
Puedes llamarlo inspiración.
Si esta conciencia está en mí, si quiere hablar y actuar, entonces vuelvo a estar conectado con tu vida y me siento próximo a ti.
Pero mi pensamiento me aparta de tus vidas.
Y aun así soy uno contigo.
¿No es sorprendente, padre Karel?
—Chico, no tengo palabras para ello.
Te lo digo honestamente: me inclino ante cada palabra.
Para mí y tu madre es una revelación.
—Gracias, Karel, gracias, Erica; me haces feliz.
—¿No requerirá esto demasiado de tus fuerzas físicas?
—Sin problema, Karel, tómame el pulso.
Karel lo hace, pero no hay ninguna aceleración. “Al contrario”, dice, “el pulso es muy pausado.
Tenemos un milagro”, añade.
“Un gran milagro, por el que tenemos que dar las gracias a Dios.
Aunque sea algo nuestro, dan ganas de caerse de rodillas”.
Esto es lo que dice Karel y Erica dice lo mismo.
Nos vamos a dormir, pero lo anoto en el cuaderno de bitácora:
“Estamos en noviembre del año no sé cuántos.
¡Los milagros llegaron a nuestra vida, sabemos!
¡Se nos concede saber!
Los cielos hablan a nuestra vida.
Son los ángeles, todos nosotros calzamos ahora las pequeñas sandalias de un color blanco plateado”.
Cuatro días después estamos en la sala grande de su casa con los eruditos.
Hans y Elsje, Van Hoogten, el doctor Lent y Ten Hove.
Luego están el doctor Leuvens, un astrónomo, el pastor Dicksma, el doctor Stein, Karel, Erica, Anna y yo.
René ocupará un sillón, acostado, para que, como él dice, el organismo no pueda interferir.
Tengo que someterlo a hipnosis.
Conmigo y Karel ya hizo pruebas y todo salió satisfactoriamente.
Entonces dice a los eruditos:
—Cuando hagan preguntas háganlo con las palabras habituales, coloquiales, ante la terminología universitaria no voy a reaccionar.
Quiero que todos comprendan este acontecimiento.
Tampoco voy a responder a preguntas técnicas.
Trataré todo lo que afecte las tesis científicas espirituales, pero nada más, nada de nada.
Pero eso ya lo notarán.
¡Pueden comenzar!
En medio de la habitación yace el pequeño René, nuestro hijo y maestro, sobre el sillón.
Estoy delante de él y lo obligo a que se duerma.
Los ojos no tardan en cerrarse y le pregunto, mientras una taquígrafa lo anota todo:
—¿Me oye?
¿Me oye?
Entonces llega:

—Lo oigo a usted.
—¿Sabe usted dónde está?
—Claro.
—¿Dónde está usted, pues?
—Entre la vida y la muerte.
—¿Qué clase de mundo es ese?
—Es el mundo para el alma.
—Explíquelo, si es posible.
—Cuando como ser humano vas a dormir desciendes en la profundidad del sueño.
Ese sueño tiene siete profundidades.
La cuarta profundidad o grado del sueño es el límite de la vida, no es posible dormirse más profundamente.
Por debajo están el quinto, sexto y séptimo grado del sueño, pero estas tres profundidades representan el subconsciente.
Ahora estoy dormido, pero a la vez estoy consciente.
Si continúo y me sintonizo con las leyes físicas, o sea las que son para el organismo, entonces vivo otro sueño, el que es para el cuerpo.
Ahora también he descendido hasta el sueño epiléptico, pueden verlo por mis ojos.
Obsérvenlos (—dice).
Karel ve que la pupila está hacia arriba, los médicos se cercioran.
Este cuerpo parece muerto, pero vive.
Se le toma el pulso: está bajo, el ritmo cardiaco, algo más débil de lo normal, pero pausado.
Continúo:
—¿Alcanza a ver allí?
—Sí, ¿qué desea que le cuente?
—¿Qué ve?
—Puedo ver dentro de otro mundo.
Pero estoy conectado con esta vida, la mía, y seguiré estándolo.
Puedo desplazarme, no obstante, y entonces voy hasta las leyes para el alma y la personalidad.
Así que atravesé el sueño y aun así permanezco despierto.
—¿Cómo es posible eso?
—Esto lo estudié durante vidas anteriores.
Esta es la manera oriental de desdoblarse.
Grandes iniciados, como Ramakrishna, fueron capaces.
Yo también he llegado a ese punto.
Pero él jamás dijo palabra alguna cuando se desdoblaba.
Yo lo hago y soy capaz de ello.
Por eso pueden hacerme preguntas.
Vivo como una personalidad para la vida del alma.

Hans pregunta ahora:
—¿Posee el alma una personalidad después de la muerte?
—Acabo de atravesar la muerte.
Así que puedo responder su pregunta con un “sí”.
—¿Tiene aquella un espacio? ¿Es consciente?
—Estoy en un espacio, así que hablo a su vida, ¿no?
—¿De verdad? ¿Es cierto eso?
—¿Soy capaz de ver entre ustedes?
—No, tiene los ojos cerrados.
—Véndanmelos, si quieren.
—No, eso sobra..., pero ya me dirá usted.
—¿Quiere saber qué hora es?
—¡Adelante!
—Entonces tomen todos sus relojes.
El de usted marca diecisiete minutos pasadas las ocho y media, o sea que faltan trece minutos para que sean las nueve.
—Justo.

—El de mi padre marca las ocho cuarenta y cinco.
El de su mujer, las nueve menos dieciocho.
El del doctor Lent, las nueve menos siete.
El de Ten Hove marca las ocho y cuarto —el de Leuvens está parado—, no, las ocho y dieciséis.
Está atrasado.
Ya están apaleados.
Se ha roto el hielo.
Aun así, los eruditos se sienten tal como nos hemos sentido tantas veces nosotros: engañados.
Pregunto quién quiere tomar la palabra.
Hans vuelve a preguntar:
—El alma es una personalidad, ¿de qué forma la determina usted?
—¡Es usted!
Cuando usted se muera esto que me está hablando ahora se liberará de la vida material y accederá a un mundo.
Ese mundo es infinito, también finito, pero eso es lo que es el espacio vital, que tiene que ver usted como conciencia, porque el alma se eleva más y más y regresa a Dios.
Hans se pone sarcástico, pero le da pereza hacer preguntas.
Sientes como tiembla su vida, pero aun así le cruza los labios:
—¿Qué aspecto tiene esa vida? ¿Qué es el subconsciente?
—Es la vida para el alma, ya se lo dije.
Es subconsciencia aquello en lo que se encuentran todas sus vidas y por medio de lo que usted representa un espacio.
—¿Puede descender usted en eso?
—Estoy conectado con ello.
—¿Qué aspecto tiene?
—¿Que cómo son las cosas aquí?
La vida en la que estoy ahora vive en la superficie de este mundo.
Usted puede intuir esta comparación.
Todas mis vidas anteriores —miles para este mundo— forman parte de esta conciencia.
Y usted lo llama subconsciencia; en esto vuelvo a encontrar cada pensamiento que se materializó en todas esas vidas.
La paternidad, la maternidad, las leyes vitales para la existencia orgánica, las que son para el cuerpo, todas las leyes materiales, vividas desde la selva, también las del espacio: las vuelvo a ver, a sentir en esta subconsciencia y forman parte de mi sentir y pensar de la conciencia diurna.
He vivido miles de vidas; así es como fui edificando mi personalidad.
La vida del ahora le blinda a la personalidad el subconsciente.
Al nacer, la nueva vida comienza a separarse de la existencia anterior.
Cuando el alma ha de aceptar el proceso de morir y cuando regrese a este mundo, se vuelve a sumergir en la existencia embrionaria y entonces es atraída por los padres para este nacimiento.
¡O bien paternidad o bien maternidad!
Si le digo que hemos empezamos en la selva, puede aceptarlo.
Usted ve los pueblos como tipos de razas; yo como grados vitales corporales y leyes para el alma, porque por medio de esos cuerpos pueden vivir lo más elevado para este planeta, ¡la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es)!
El alma como ser humano —también el animal vive estas leyes— llega aquí a la tierra y comienza allí en la selva su primera existencia corporal.
El doctor Leuvens pregunta:

—Entonces ¿de dónde viene el alma cuando tiene que comenzar en la selva?
¿Es esa la primera vida para este mundo?
—El alma como ser humano y el animal —pero nosotros nos determinamos mediante leyes humanas— llegan a la tierra desde el espacio.
—¿Quiere decir usted que vienen desde otro planeta?
—Lo ha sentido muy bien, así es.
—¿Qué planetas son?
—Cuerpos grandes y pequeños.
La luna, por ejemplo, creó vida hace tantos miles de años.
Marte aún tiene vida y hay planetas más pequeños que tienen vida, que puede considerar usted como estadios intermedios.
—¿Marte aún tiene vida?
—Aún hay vida en Marte, pero está ante su proceso de defunción.
—¿Qué significa eso?
—Que ha realizado su enorme tarea para el espacio, su proceso de parto pertenece ya desde hace millones de años al pasado.
—¿Y en Venus?
—¡Cero vida humana!
—¿Por qué no?
—Porque allí la atmósfera es totalmente inadecuada para la existencia humana.
—Y ¿Júpiter?
—Una bola de gas, una conciencia que vela a medias para el espacio, que vive entre la paternidad y la maternidad, y que tiene que hacer una tarea propia para ello.
—Así que ¿nada de vida?
—No, porque esos cuerpos no conocieron ni la paternidad ni la maternidad.
Tiene que ver usted el universo como “padre y madre”, las leyes predominantes para todo lo que existe, por las que los seres humanos pudimos vivirlo.
—Y ¿Saturno?
—Una bola de gas, nunca hubo vida humana.
Se encuentran en el espacio y sirven igual que los riñones sirven al organismo de usted.
No hizo falta más.
Llegaron al empuje por medio de la paternidad y la maternidad.
El aura vital emitida, directamente llevada a la concienciación desde la maternidad, creó estos órganos para ese organismo.
El universo también es un cuerpo.
—¿Quién, o qué, desempeña allí la paternidad?
—¡El sol!
El doctor Leuvens está pensando.
El pastor pregunta:
—¿Qué es Dios?
—A Dios se le ve y se le reconoce por todas Sus vidas.
—¿Es Padre y Madre?
—¡Sí!
—¿Ha hablado Dios como ser humano?
—¿Puede aceptar usted un poco de espacio?
Entonces no se asuste si le digo que ¡Dios jamás habló como hombre!
—Y la Biblia, ¿qué?
—Conozco su Biblia.
Le tengo un sagrado respeto.
Haré todo lo que pueda para dar un significado universal a esa luz, pero ¿puede aceptar el Antiguo Testamento como verdad?
Entiéndame bien: los fenómenos no los tocamos.
Fueron anotados por seres humanos que aceptaron el acontecimiento como su tarea.
Dios jamás habló como hombre a Moisés.
Moisés, igual que yo ahora, conoció la vida eterna.
—¿Quién fue el que le habló a Moisés?
—Fueron los maestros, ángeles, pero también eran personas que vivían en la tierra hace miles de años.
¡Fueron los primeros que quisieron despertar a esta humanidad por medio de la fe!
¿Cómo ve usted a Dios?
¿Quiere convertirlo en hombre?
Jamás lo fue, aunque tenga que aceptar usted su propia vida.
Dios nos creó como seres humanos, pero vive detrás de nuestra existencia humana, y por medio de esta.
Cuando Moisés acometió su tarea vivía en la vida después de la muerte.
Allí le apareció a su vida un ángel.
Moisés deseaba llevar su saber a la tierra para convencer a sus propios familiares de que vivía.
Y así sucedió.
Entonces se manifestó un ángel y el alma regresó a la tierra como Moisés.
No era Dios, sino un hijo de Dios que había despertado para el universo.
Así es como se puede explicar el Antiguo Testamento, y también es posible aceptar que en esa época se derramara tanta sangre.
¿O quiere aceptar usted a Dios como un asesino?
¿Alberga usted el sentimiento de que Dios haya librado guerras, que protegiera a los hijos de Moisés para masacrar a la otra vida, para aniquilarla?
Si puede aceptar usted esto (la respuesta sobre quién ha hablado a Moisés), su vida adquiere más espacio y profundidad.
Pero más tarde tendrá que aceptarlo de todas formas, porque después de esta vida se encontrará ante esas leyes.
—Pero entonces ¡todo se viene abajo!
—Entonces no se viene abajo nada, amigo mío, ¡todo permanece!
Ahora tiene usted todo en sus manos.
Si no puede inclinar la cabeza ante esto, entonces posee usted un Dios que es injusto, un Dios que asesina, que masacra, que miente y engaña.
¿Es ese su Dios?
El mío es diferente.
El de todos nosotros, de millones de almas con nosotros, almas que pueblan los cielos y que habitan el Omnigrado, todos nosotros hemos podido asimilar otro Dios.
¿Me cree si le digo que yo fui una de esas almas que apoyaba a Moisés en aquellos tiempos en su tarea?
Y cuando le digo que Moisés me puede dar su palabra, ¿me cree?
¿Dónde cree que se encuentran Moisés y todos esos otros grandes de alma y espíritu?
¿Cómo se imagina la división de los cielos?
¿Cree en los infiernos en llamas?
—No, eso no.
—Le deseo suerte, porque de lo contrario jamás llegaríamos a ponernos de acuerdo.
No hay infiernos en llamas.
Repito: ¡Moisés recibió su inspiración de los ángeles!
Eran figuras luminosas, fueron ellas quienes dieron a esta humanidad la fe en Dios.
Fueron ellas quienes entablaron la lucha contra el mal de este mundo.
Pero dejen a Dios, un Padre de amor, al margen.
Cristo es el Hijo de Dios, y ¿destruyó Cristo alguna vida?
¿Habría sido Dios capaz de ello?
Tiene que aceptarlo usted, pero tenga en cuenta: ¡mi palabra es ley!
Es decir, lo he conectado con la sagrada verdad.
No es mi intención engañar ni estafar su vida.
No tiene que verme como un joven, mi edad es de siglos y siglos.
¡Mi conciencia es de una profundidad cósmica!
El pastor reflexiona.
Karel pregunta:
—Entonces ¿por qué se creó toda esa miseria?
—Retroceda conmigo millones de años.
Quisiera hacerle una pregunta.
¿Sabe usted por qué surgieron las enfermedades?
—No, no lo sé.
—Escúcheme bien, pues.
Si los seres humanos, y también todo lo que vive en este espacio, tenemos que aceptar que Dios es amor, ¿por qué creó entonces las enfermedades y la miseria?
¿Creó Dios esa miseria?
De ninguna manera, pero entonces ¿dónde surgieron todas estas enfermedades?
Vuelvo a preguntarle: ¿qué ha hecho posible que el cuerpo humano, si de todas formas Dios es Todopoderoso, haya llegado a este declive?
Si Dios ha creado cuerpos a semejanza de Él, de Sus fuerzas, de Su Omnisciencia, entonces ¿por qué toda esta miseria?
¿Lo sabe usted?
—No, no lo sabemos.
—¿Creó Dios vidas con un poco de barro y de soplo vital?
¿Pastor?
¿Cree usted eso?
—No lo sé, ¡entonces se derrumban las Escrituras!
—Le digo que no dejo que se derrumbe nada.
Solo le pregunto si Dios creó al hombre con un poco de barro y soplo vital.
—¡Entonces pierdo mis estudios, mi Dios, mi todo!
—¡No pierde usted nada, estimado amigo mío, porque le está hablando el Dios de la vida!
—¿Qué me dice?
—Que el Dios de la vida le está hablando a su conciencia.
Considéreme el apóstol Pablo, pero para este siglo.
Hablo a sus vidas en nombre de la Santísima Trinidad.
Continúo.
Conecto sus preguntas con las leyes de la naturaleza.
Usted desconoce dónde surgieron las enfermedades y tampoco sabe si Dios las creó.
Pero ¿cuántos millones de almas aceptan esto?
Y ¿entonces qué, si Dios no creó las enfermedades y ustedes como eruditos desconocen cómo nacieron estas?
Regrese conmigo al estadio donde aparecieron las enfermedades.
Pero primero regreso con usted a Dios.
Tengo que hacerle todavía algunas preguntas.
Usted supone que Dios ha creado todo.
Personas que están enfermas: es obra de Dios.
Dios golpea unas vidas con la ceguera, enfermedades, demencia, Dios da a unas vidas todo, y otras criaturas tienen que aceptar el estadio de la jungla, viven bajo la tierra, miserablemente, pobres y necesitadas.
Conoce usted la miseria de este mundo, está usted impotente frente a toda esa miseria.
Pregunto a mi amigo el astrónomo:
¿Cree usted que Dios nos dio, en nuestra vida y a nuestra vida, todo lo de Su vida, Su poder, Su fuerza, Su conciencia universal, su fuente primigenia?
—¡Lo acepto!
—Y ahora tenemos que aceptar que los seres humanos no tenemos más que miseria.
Dios golpeó nuestra vida con enfermedades.
Nos encontramos en una imponente miseria.
Pero, doctores, ¿sabían que no habrían sido ustedes necesarios si no hubieran mancillado su propia sintonización vital?
¡Ahora los llevo millones de años hacia atrás!
Cuando aún no había ciudades, cuando la gente no sabía nada de sus leyes académicas, pero ya habían salido de las aguas —¿o tampoco se creen esto?—, cuando se habían formado las tribus, cuando se vivían los bosques, surgieron, nacieron, las enfermedades.
Pero a mi padre erudito y a los señores doctores les pregunto: ¿debido a qué?
Me va a deber una respuesta.
Ahora todavía se ven esos tipos de raza (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es) en la tierra.
Son diferentes pueblos.
Cada pueblo era millones de años atrás una tribu.
Esta tribu era un grado de vida, un grado de conciencia para el organismo humano.
Ven —como ya les dije— tipos de raza (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es).
Yo y nosotros, los millones de almas de Dios que representamos los cielos, no vemos más que tribus, tipos de organismo para el alma.
El alma vive el primero y sigue así el desarrollo en la tierra.
La tierra creó siete grados vitales materiales para el alma.
Cada grado de vida posee millones de personas.
Millones de personas como hombres y mujeres representan un solo grado de vida para el organismo humano.
Así que el alma posee, conforme a su propia conciencia, un cuerpo y esa es la sintonización de un grado de vida al que pertenece su organismo.
Si lo siguen, continuaré.
Llegan algunos gruñidos.
Nosotros exclamamos sin reservas:

—Lo comprendemos.

Los demás asienten con la cabeza.
Solo el astrónomo dice:

—Todo claro.
René continúa y dice:

—En la tierra, como le dije hace un momento, permanecen todavía esos tipos de personas.
Nada ha cambiado en esos diferentes tipos de raza (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es) como grados para el organismo humano.
En esos millones de años, las leyes divinas para la materia y el alma no pudieron cambiar, fueron así, desde el inicio de las primeras revelaciones de todas hechas materia para nosotros como seres humanos.
Estas leyes vitales humanas, corporales, aún se encuentran en la tierra, y son ahora los muchos tipos de raza (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es) que como tales han de aceptar ustedes.
Pero ahora regresamos a los primeros seres humanos de todos, al ser humano que se ha separado de las aguas.
Los seres humanos nacimos en las aguas y solo después empezamos a aceptar la vida terrestre.
En esos bosques se encuentran ahora siete tipos diferentes de seres humanos.
Siete tipos de raza diferentes (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es).
Esos tipos representan para el espacio y para Dios la posibilidad de experimentar del grado más bajo —el primero— el más elevado —el séptimo—, y de acceder a este.
¿Creen ustedes que esa gente daba a luz y que creaba?
¿Creen que también vivieron, conocieron, la paternidad y la maternidad?
Llega un “Sí”...
Hans permanece callado.
Todos admiten esto.
René dice:
—Nos encontramos ahora en su seno.
Vivimos en esa selva.
Representamos la sintonización más elevada para el organismo humano.
Pero en nuestro entorno también viven la quinta y la sexta; lejos y repartidas por la tierra las otras cuatro leyes vitales, que evolucionan.
Soy padre.
Y mi mujer —somos como seres animales— vive aquí también.
Estamos en condiciones de crear hijos.
Y esos hijos nacen de la misma manera como lo viven ustedes todavía.
Ahora no estamos hablando de dónde viene el alma en esa vida.
Para nosotros de lo que se trata es que esa gente —nosotros— dé a luz y cree niños.
Desde nuestro propio grado de vida adquirido.
Como hombre y mujer representamos la concienciación más elevada, porque nuestro organismo ha alcanzado esa altura.
Nuestra vida interior se adapta a esa concienciación y tiene que escuchar.
Tampoco en esto ha habido cambios con la propia época en que viven ustedes.
También han de aceptar ustedes lo corporal, no pueden eludir las leyes materiales para el cuerpo, pueden seguir el camino natural y crear y dar a luz —para lo cual fueron creados estos cuerpos— tal como lo quiso Dios.
¡Ellos también lo pudieron!
Pero ¡ahora viene la cuestión!
Esos hombres buscaban otra vida.
Allí, en esa jungla, prosiguieron su marcha y se encontraron muchas vidas.
La sabiduría de los sentimientos para cuidar la vida propia, esa concienciación no la portaban bajo sus corazones, se desfogaban por completo.
El grado más elevado se dividió con uno menos elevado.
Allí donde llegábamos engendrábamos niños.
¡Fue entonces cuando el hombre inició su verdadera endogamia!
Hizo trizas sus fuerzas primigenias y fundió esa ley vital con otro.
El grado séptimo, el más elevado, se fundió con el cuarto y tercero.
De estos dos grados nacieron niños.
Y continuaron este proceso.
Qué vemos: después de millones de años este cuerpo universal se ha debilitado.
La fuente primigenia en sí se ha dividido.
La entidad universal, divina, que está calculada para resistir la climatología, el calor, el frío y las leyes naturales, perdió por la división propiamente dicha el núcleo natural, la sintonización universal que Dios fijó para estas vidas para el propio tipo y grado de vida.
¡Los seres humanos perdieron su resistencia!
Los hombres y las mujeres ya no resisten esas enormes leyes y sucumben.
Llegan a producirse debilitamientos, los cuerpos fuertes como rocas ya no soportan las leyes naturales y buscan vestimenta.
Antes de que comenzara esta desintegración, este organismo natural resistía cualquier cambio natural.
Porque el cuerpo humano es como las aguas, es como la materia hecha más densa, crecida en una existencia campestre, pero ha perdido la propia fuente primigenia por la división con los grados vitales menos elevados, y ¡por eso vemos surgir las primeras enfermedades! (—dice).
Nadie dice nada.
Pasa un tiempo.
Entonces René pregunta a Karel:
—¿Puede aceptar esto?
—Lo acepto al cien por cien.
Los demás aún no lo saben.
Comentan este caso; el resultado final es que no se descarta que sea posible.
Entonces el joven maestro dice:
—Son ustedes unos seres desamparados.
¿Es que no ven que todavía fallecen por esa endogamia? ¿No ven que se disuelve la sangre vital natural?
Y ¿no ven que por eso pierden sus verdaderas fuerzas? ¿Que provocan ese empobrecimiento?
Esto también lo llevó a cabo el primer ser humano.
Por tanto, usted, pastor, sí que puede aceptar ahora que Dios no nos creó por medio de un poco de barro y algo de aliento vital.
En cambio, tiene que aceptar que cuando se escribió la Biblia ¡la creación divina ya tenía millones de años de antigüedad!
De esto no se dice ni palabra.
Los autores de la Biblia aún no habían llegado hasta allí.
Esta humanidad, estas personalidades despertadas ya no pueden aceptar, ni hoy ni por más tiempo, las disertaciones de que Dios hizo seres humanos con un poco de barro.
Nosotros, como seres humanos, ya teníamos entonces millones de siglos y millones de vidas a las espaldas, vinimos a la tierra desde otros planetas.
Esto en cuanto a la tierra, pero antes de que alcanzáramos la tierra, nuestros sentimientos ya se habían despertado para crear y dar a luz.
Trajimos esa concienciación con nosotros.
Leuvens pregunta:

—¿No habíamos empezado en esos otros planetas con la endogamia?

¿No ocurrió allí?
—Demuestra usted que no sabe pensar.
Porque, incluso si hubiera ocurrido en otros planetas, aun así carecería de importancia.
—¿Por qué, si me permite que se lo pregunte?
—Porque esto concierne al alma y no al organismo.
—¡Le doy las gracias!
—Yo le doy las gracias a usted, porque quiere comprenderme.
Lo que vivió el alma en todos esos grados vitales cósmicos y leyes vistos como planetas, se quedó allí.
El alma se separó de ese espacio cerrado y continuó; ahora era atraída por la tierra después de haber vivido los planetas intermedios.
También entonces vemos siete leyes vitales sucesivas como planetas, que brindan al alma el estadio más elevado, si quiere permanecer en armonía con la creación divina.
Eso permite al alma humana y al animal vivir un grado de vida más elevado.
Está preparada para ese grado de vida.
—¿Qué planetas son esos?
—Le pregunto: si puede aceptar por un momento que surgieron planetas de transición, cuerpos para el alma para continuar, ¿dónde piensa ver esos cuerpos?
¿Dónde se encuentran los primeros estadios de transición para el espacio?
Mencioné la paternidad y maternidad para el espacio.
Esos planetas crearon, igual que nosotros los seres humanos, vida propia, para que esta evolucionara.
¿Dónde se encuentran esos cuerpos?
—¡No lo sabemos!
—¿Recibieron un nombre?
—No como planetas habitables.
—Mire, vemos el universo solo como paternidad y maternidad.
Todos esos millones de cuerpos solo tienen que llevar a cabo un objetivo y una tarea.
Los planetas de transición están repartidos por el espacio.
¿Dónde vive el primero?
Y ¿dónde vive el segundo grado de vida para el espacio?
Tiene que ver usted el espacio como un cuerpo.
¿Dónde nació la primera vida para el espacio?
¡Eso lo tiene que saber usted!
Por medio de la primera vida consciente surgió la segunda vida, el siguiente grado de vida.
¿Cree usted que toda la vida creada por Dios tiene que crear nueva vida, que toda la vida en la tierra —también para el reino animal— ha de crear nueva vida?
—¡Lo acepto!
—Pues bien, ¿dónde comenzó la primera vida para el macrocosmos?
¿Dónde surgió el microcosmos?
—¡No lo sabemos!
—Oiga, ¡que es la luna!
La luna ha concluido ahora su tarea para la maternidad.
Pero fue esta la que se hizo más densa a sí misma y que entonces representó la creación divina para la maternidad.
La luna está muriéndose.
Completó su tarea, pero surgió la creación, el universo.
Pues bien, al emitir la luna sus fuerzas surgió otra vida.
Debido a que Dios se dividió por el universo, en estado espiritual, o sea antes de que tuviera lugar la densificación material, ocurrió este milagro: la luna llegó a su propia entidad.
¿Lo siente?
—¿Por la división del universo?
—¡Exacto!
Antes de que el macrocosmos empezara con la división divina ¡ese espacio era uno solo!
¿Lo admite?
—Sí.
—¡Gracias!
Entonces Dios se dividió por el universo.
¿Puede aceptar esto también?
—Sí.
—En ese momento, sin embargo, habían transcurrido millones de años.
Porque desde la nada —o sea, el instante anterior a las revelaciones divinas— solo había tinieblas.
Pero ¡en esa oscuridad vivía Dios!
¿También acepta usted esto?
—Debe de ser ser así.
—¡Gracias! ¡Es que así es!
Dios empezó a manifestarse.
Surgen nebulosas.
Nebulosas como fuerza, pero son leyes divinas.
Tiene que ver usted esa fuerza como un aura vital divina, como plasma divino.
El protoplasma, nacido directamente de Dios, que está en vías de hacerse más espacioso, desplazándose, haciéndose más denso.
De esta manera vemos el espacio, la inconmensurabilidad en la que vive Dios, pero nacido desde la Omnifuente, la Omnivida, la Omnialma, la Omniluz, la Omnimaternidad y la Omnipaternidad.
Dios..., con el que usted se tropieza, la nominación de Su vida, quiere representar todo esto.
La palabra Dios, este “DIOS” es la palabra para todo esto.
Usted ve esta palabra como el nombre del Creador.
Sí, sí, pero no lo quiere ver a Él de otra forma.
Puede ver a entonces Dios como Luz, Vida, Paternidad y Maternidad, Alma, Espíritu, Personalidad, como Leyes, como Justicia.
Ahora todavía para sí mismo, porque de estas revelaciones surgirían el ser humano y el animal.
Y en ese espacio, en esta inconmensurabilidad, allí pues es donde vive su Dios.
Ese espacio, eso es Dios, con todas las revelaciones para la materia, el alma y el espíritu, las referidas manifestaciones, como alma y espíritu, plasma etéreo.
Pero en este espacio empezó a haber más densidad.
Vemos surgir la luz.
Eso duró millones de años, pero esta luz es aura vital divina, es la Omnifuente, que dio vida y fuerza a este fenómeno, pero que quiere ser ¡amor!
¡Este es el macrocosmos invisible!
Ese macrocosmos se haría más denso, es decir: se materializaría.
¡Y eso sucedió!
Hasta que empezó a haber una luz dorada, igual que el sol de ustedes.
Entonces se dividió esta vida.
¡Ahora ve usted a Dios como una túnica tensada!
Tal como es el azul de ustedes en el cielo y en su propio firmamento, así era la luz dorada para el universo y el espacio.
¡Este es Dios en diversas manifestaciones!
Al manifestarse Él, al dividirse, surge otro grado de vida.
¿Qué ocurre si divide la luz?
¿Qué le queda cuando divide la luz de una vela millones de veces?
¡La luz va oscureciéndose!
Pero surgieron chispas de luz.
Imperceptibles ya en su pequeño espacio.
Esta división de la divina luz vital también sucedió para el universo divino, y hubo tinieblas.
Pero en el corazón de Dios, en el centro de este cuerpo universal, sigue latiendo el estadio de la Omnifuente.
La Omnifuente sigue creando, dará a luz.
Esa Omnifuente es la adecuada para esta evolución y crea, dirige, sigue impulsando: aun así empezó a haber tinieblas.
Dios, en el instante de concienciación por el universo hecho más denso como luz, ¡era Padre!
Entonces la personalidad divina se dividió como Padre.
Surgieron millones de chispas con sintonización cósmica, la sintonización macrocósmica.
Es lo que hará nacer el sistema de los planetas.
¡Y así fue!
En el centro de este espacio late la conciencia de la Omnifuente y esta alimenta el ser creador para la revelación divina como Padre.
¡Es lo que llegará a ser el sol!
¡Empiezan a evolucionar las primeras fases vitales!
La luna, como vida macrocósmica, está cerca del núcleo y recibe esa animación.
Ustedes llamaron luna a ese planeta, pero ¡no saben por qué ni para qué!
¡La vemos como el primer grado de vida cósmico, la madre para este universo!
Y esa madre se dividirá, igual que lo hizo y pudo hacer Dios para Sus leyes vitales.
¡Esas fuerzas y leyes vitales se encuentran en esa aura divina como conjunto!
Porque esa vida nació de Dios.
Esa vida es luz, alma y espíritu.
¡Esa vida representa a Dios en todo!
¡Así es como es!
Y entonces puede seguir usted el desarrollo del primer grado de vida cósmico.
Surgen nebulosas.
Se van haciendo más densas.
De eso se desprende que se escindirán, que se dividirán.
Llega a despertar materialmente la primera vida embrionaria.
Ya ha nacido de la nada un núcleo material y ha empezado la vida humana y animal.
La superficie, la luna alma, la vida..., o sea, luna, se hace más densa, adquiere impulso y animación desde el espacio, por las fuerzas creadoras, el sol que entretanto se ha hecho más denso.
La luna continúa trabajando.
Su cuerpo macrocósmico se hace material.
Vemos ante nosotros el embrión material, lo somos como seres humanos, y a partir de nuestra vida, después de la primera muerte material, surge nueva vida, como embrión.
¡El animal!
La luna llega a hacerse densa del todo.
Ha surgido el primer grado cósmico para la vida y la muerte.
Pero la luna envió entretanto sus propias fuerzas hacia ese espacio.
Trabajó en un espacio propio y desde ese espacio, blindada por su propia aura vital, que ustedes llaman atmósfera, envía su energía consciente ya adquirida.
Ahora le digo, erudito, así es como llegaron a surgir los planetas de transición.
¿Vive ahora el primer planeta de transición en su espacio inmediato, en la esfera de la madre?
¿Puede hacerse la vida más densa en su esfera?
—Sí, es posible, conocemos estas leyes.
—Es cierto, pero lo que siente usted pertenece a su propio mundo.
Vemos ahora que la luna creó vida más elevada.
¿Puede una madre de la tierra crear ya el organismo cósmico?
Quiero decir: ¿un organismo más elevado del que posee usted?
—No.
—Entonces le agradezco su comprensión; no es posible, porque a usted le es imposible crear nueva vida fuera de la atmósfera.
Tienen que seguir ustedes las leyes que les dio la tierra.
Pero ¿qué significa esto, pues?
—No lo sé.

—Pues que el aura vital emitida de la luna solo la pudieron captar otros cuerpos macrocósmicos, o sea, energía, vista como parte de Dios, al margen de la fuente vital para la luna.
O el alma humana no habría recibido jamás un organismo más elevado.
Pues bien, esa ampliación, captada por un cuerpo que ha adquirido un sitio en algún punto en ese entorno, capta el aura emitida, pero ya consciente, y va edificando así una concienciación propia.
Ese, pues, es ahora el primer planeta de transición para el alma humana, pero en el que han trabajado el sol y la luna como la paternidad y la maternidad.
¿Ese primer planeta de transición solo llega al empuje cuando el alma humana ha alcanzado lo más elevado para el primer grado de vida, la luna, y entonces sigue la vida?
—¡No lo sabemos!
—Pero la vida de Dios tiene que regresar a Su fuente, ¿no?
—Eso lo tenemos que aceptar.
—Bueno, entonces tiene que haber una posibilidad, creada por Dios, por la que el alma como ser humano pueda vencer este espacio.
Y para eso surgió el primer planeta secundario.
El alma, que ha alcanzado el estadio de pez, continúa.
La luna no creó una conciencia más elevada, creó el “alma” para el ser humano, dio forma material a esta vida.
Para el Plan Divino no había más cosas que hacer.
Cuando esta se hubo hecho más densa para Dios y para el espacio, cuando se hubo materializado, dividida como células materiales, ¡pudo empezar con su proceso de defunción!
Surgió el primer planeta de transición, un segundo, un tercero, cuarto, quinto, sexto, y ahora el alma llega a estar como ser humano ante el segundo grado cósmico.
Y eso es de nuevo un planeta madre que está preparado, que ha sido hecho más denso por los planetas de transición hasta la conciencia semidespierta, o sea, aún en estado espiritual, para poder captar el alma humana.
Y ¡también eso sucede!
Surgieron seis estadios de transición.
Esos planetas de transición se han reunido alrededor de la paternidad y la maternidad para el espacio, y entre estas.
Crearon una propia atmósfera y blindaron así la propia vida creada contra la destrucción.
Esos planetas de un tamaño inferior recibieron un nombre de su ciencia, pero ¡la mayoría es desconocida!
Se encuentran en el entorno de Marte, pero viven el estadio vital final para el cuerpo maternal del segundo o primer grado cósmico por el que surgieron y para los que ahora realizan una tarea.
El alma como ser humano continúa de planeta en planeta.
Así es como nacieron también para la vida terrenal esos siete grados vitales humanos; ¡esos estadios de transición los volvemos a encontrar en cada ley vital como materia y alma!
La creación divina ya tiene ahora millones de años, y aun así el planeta tierra todavía no se ha hecho denso, pero ese instante se acerca.
Pues el alma como ser humano llegó por tanto desde otros planetas a la tierra y empezó también en la tierra una evolución propia.
La tierra también tuvo que aceptar su estadio inicial, pero la paternidad y maternidad ya han llegado a la concienciación en el espacio.
La tierra comienza, llega el alma humana y conduce el alma macrocósmica como cuerpo hacia la materialización.
Los planetas de transición están repartidos por el universo.
Pero por todo este conjunto ve que su vida ha adquirido así la concienciación divina para este universo, en un reparto de grados cósmicos.
De modo que el alma como ser humano ya ha tenido que recorrer un camino universal.
No obstante, se encuentra primero en la tierra.
Ahora le pregunto, pastor: ¿Pensaría usted que el alma ya puede acceder al Omnigrado divino después de esta vida y que es como Dios?
—No lo sé.
—Gracias.
El alma como ser humano, ¿es capaz de acceder al Omnigrado divino en una breve existencia?
¡No!
Lo que vivirá y tendrá que aceptar usted después de esta vida es un mundo para el alma, pero eso no es el OMNIGRADO.
Es un mundo para la concienciación de aquella, pero continúa.
Porque todo lo que vive se extiende, crea, da vida, hasta que toda esta vida haya alcanzado el estadio y la conciencia divinos.
Allí el alma, la vida, puede decir: ¡Soy como Dios!
Y de allí —presten ahora mucha atención— surgieron siete sistemas solares.
¡Este espacio representa tres grados!
El primero y segundo representados por la luna y Marte, el tercero por la tierra.
Después el alma como ser humano recorre el siguiente estadio y accede a su mundo espiritual, el “más allá”, o, como lo llaman muchos, el ¡“otro lado”!
¡Y eso es lo que es el otro lado!
¡Es el mundo para su espíritu!
¡El alma como espíritu!
El alma como vida, pero ¡con la personalidad adquirida!
Y ¡esa personalidad la fue construyendo por medio de millones de vidas como padre y madre!
¡Ahora continúa y surgió el cuarto grado de vida cósmico!
También el quinto y sexto, pero entonces sigue el séptimo grado de vida cósmico, y el alma como ser humano y la vida creada por Dios han alcanzado el Omnigrado divino!
¡Allí el alma es como Dios!
¡Allí la vida es consciente igual que Dios!
¡Allí el alma posee todo tal como lo quiso y creó Dios!
¡Ese es el universo divino!
¡Cada chispa creó, dio a luz nueva vida!
¡El espacio también creó nueva vida!
El sol creó nueva vida y así fue haciéndose más etéreo.
Esa aura para el espacio fue edificando otro sistema solar.
Para el alma humana, la fauna y la flora.
Y cuando el alma como ser humano hubo alcanzado esa altura, ¡ese universo como la ley vital más elevada también estaba listo para el alma y pudo empezar allí, como personas, una nueva vida!
Así que la distancia carece de importancia.
¡Solo la ley la tiene!
No significa nada lo alejado que esté el sol de la tierra, ¡las fuerzas paternas existen!
Y eso basta.
Pero ¿y conoce usted la paternidad consciente e inconsciente para el espacio?
¿La maternidad consciente e inconsciente?
¡Todos estos andamiajes cósmicos, macrocósmicos, surgieron por la paternidad y la maternidad!
Pues Júpiter, Saturno, Venus y otros planetas que no conocieron ningún proceso de parto ni la paternidad, representan el parir y crear inconscientes.
¿Siente esto?
—¡No, no lo comprendo!
—¿También se dedica a la astrología?
—No.
—Gracias a Dios, o yo le despojaría de toda esa seguridad.
—¿Por medio de qué?
—Pero ¿no comprende entonces que un planeta inconsciente no le puede proveer de animaciones que creen y paran, de inspiraciones?
¿Quiere darle al ser humano fuerzas inconscientes, y a planetas inconscientes conciencia humana?
¿Siente usted que mi vida es cósmicamente consciente?
No le quito nada, usted recibe, pero directamente desde el corazón divino, porque Dios quiere que la vida de usted despierte en la tierra.
La psicología para el espacio la pongo a sus pies.
¡Dios y Sus espacios hablan ahora a sus vidas!
¿Qué es la psicología humana si usted desconoce su propio nacimiento y sus procesos de evolución?
¡Qué significa la pasión humana en comparación con la profundidad espacial para el alma!
¿Lo siente usted, lo sienten todos ustedes? ¡Los conecto con la veracidad divina!
¿Dónde surgieron las enfermedades?
¡Dios no las creó!
¡Ustedes mismos tienen la culpa de sus enfermedades!
¡Mancillaron la fuente divina naturalmente adquirida!
Ustedes, como seres humanos, no solo se dividieron para la paternidad y la maternidad, sino que dividieron la fuente primigenia natural, y la debilitaron.
¡Entonces llegaron las enfermedades!
¡Esa desintegración empezó a partir de entonces!
Y ¿no eran hijos divinos?
¿Pensaban ustedes de verdad que tampoco ellos tienen el derecho de regresar a Dios?
¡Son ellos quienes ya han alcanzado ahora el Omnigrado divino!
¿No están vinculados ellos a las leyes para el “Juicio Final”?
¿No tienen que aceptar esas leyes todos los ángeles en los cielos, que son seres humanos, que han vivido en la tierra?
¿No fueron creadas para ellos todas esas leyes de justicia divina?
¡Ustedes mismos son el último juicio!
Cada segundo están ustedes ante el último juicio.
¡Hagan cosas malas, descompongan y estarán ante sus pecados y errores, ante su descomposición!
Esto quiere explicar que la Biblia aún no ha vivido las leyes divinas y que tampoco las ha descrito.
Pero ¡eso vendrá!
Eso le quiere decir, señor erudito, que no nacimos de un puñado de tierra y de un poco de soplo de vida, sino por una evolución que duró millones de años antes de que hubiéramos alcanzado la tierra.
Y los primeros seres humanos que alcanzaron el Omnigrado divino regresaron y llevaron la fe a la tierra por medio de Moisés, por medio de la Casa de Israel.
¿Pueden aceptar mis leyes?
No, no pueden todavía.
Pero ¿habría sido capaz de hacerlo la gente de Moisés?
¿Habrían comprendido esas almas inconscientes el plan de Dios?
¿Cómo deberían alcanzar los ángeles esas almas?
Para eso Moisés descendió a la tierra.
Los ángeles lo animaron desde la vida espiritual.
Por la violencia, porque la humanidad aún no estaba abierta a pensamientos más elevados.
¿Son los pueblos capaces de eso ahora?
¿Se puede alcanzar mediante la oración a los pueblos de la tierra?
¿Es posible alcanzarlos mediante el amor?
¡Hacia el desarrollo mediante la lucha y la miseria!
Esta humanidad es igual.
Surgieron creencias, sectas y religiones.
Esas sectas se separaron y siguieron un camino propio.
Vivían las leyes de Dios para el alma y el espíritu.
¡Mi vida es parte de eso!
Entonces, después de Cristo, llega la fe cristiana, surge la iglesia católica.
¿Quiere ver usted destruida la iglesia por mi vida y sabiduría?
¡Soy hijo de las iglesias!
Por medio de la iglesia voy a la conciencia más elevada para sus vidas.
Pero Cristo dijo:
“No vine para enseñar a nadie, sino para explicar a todos las leyes.
Yo saco los errores de la doctrina existente.
¡De su Biblia!”.
Y ¡eso es lo que hacemos!
Así trajo Cristo el Evangelio divino.
¡Para eso vivo y muero!
Pero ¿quieren seguir aceptando que los primeros Adán y Eva nacieron de la forma en que se lo enseñaron a ustedes?
¿Quieren considerarse eruditos?
Dios no aplicó ninguna destrucción para castigar a Sus hijos, Dios no ha castigado nunca todavía.
¿Sienten la conciencia de su humanidad?
Aún es inconsciente para las leyes espaciales.
Les digo: ¡Están ante la “Universidad de Cristo!”.
Por estas explicaciones tienen que ver otro universo y conocerse a sí mismos como seres humanos.
Dios no habló a Moisés, fueron personas que habían alcanzado lo espiritual.
Cuando el primer ser humano entró en el “Omnigrado” divino, volvió a estar ante su Dios desconocido, pero había vivido, alcanzado, vencido el estadio divino.
Entonces los primeros descendieron a la tierra para empezar desde los cielos con la fe humana.
Pueden ustedes conservar todo lo del Antiguo Testamento, pero ¡no vean a Dios como ser humano!
Eso fueron los hijos de Dios que regresaron para dar a millones en la tierra una fe, concienciación, despertar para el alma y la materia.
¡Esa gente sería convencida ahora de un Dios!
¡Esas masas no se encomendaban ni a Dios ni al diablo!
El futuro eclesiástico debe estudiar las leyes divinas.
¡Este estudio!
¡Solo entonces puede explicarle a esa vida su Biblia y despierta la vida de Dios!
¿Qué hace ahora la vida?
¡Si despierta, lo pierden!
¡El alma no puede aceptar condenación!
¡Entonces el hijo se sale de la iglesia porque quiere ver otro Dios!
¿Por qué la Biblia no habla del desarrollo en el universo?
¡Porque esa sabiduría aún no existía!
¡Esa gente no sabía nada de su propio nacimiento!
No conocían el universo y comenzaron con una imagen que pudo alimentar durante siglos al ser humano, pero que ahora ya no es posible porque el astrónomo puede explicarle que la creación divina para ese estadio ¡ya tenía millones de años de antigüedad!
¿Creó Dios la miseria?
¡De ninguna manera!
¿Creó Dios enfermedades?
¡De ninguna manera!
¿Creó Dios el ser humano de barro y aliento?
No y sí, pero eso tomó millones de años.
Surgimos de la tierra, pero ¡de los sentimientos que infunden animación de la tierra como vida macrocósmica!
La tierra de la que habla la Biblia es materia que se ha hecho más densa.
¿Cómo es el cuerpo humano?
¿No conoce usted las sustancias de las que surgió el cuerpo humano?
¿Tengo que transmitirlas a su universidad?
Ten Hove reacciona en un santiamén y pregunta:
—¿Explica usted también esas leyes?
—Sin duda, pero no me vea como un médico, aunque las conozca a fondo.
Tiene que verme usted como un consciente espiritual.
¡Mi conciencia es universal!
No duden en escribir, si el ser supremo quiere hablar para su vida.
¿O creen que su cerebro significa algo para el alma después de la muerte?
El cuerpo adquirió las sustancias acuosas por las aguas.
El hacerse más duro y denso, por la vida terrestre y la conciencia acuática.
La transición a la realidad que se va haciendo más densa.
Conocemos el alma individual como una personalidad astral, espiritual.
Los tejidos musculares y centros nerviosos dieron movilidad al organismo, pero esos sistemas los volvemos a ver en el universo, por eso adquirieron la posibilidad de existir.
El corazón, los riñones y el sistema endocrino se encuentran en el espacio como sol, como nebulosas y planetas inconscientes, que se encargan de la circulación sanguínea del espacio.
¿Qué porcentaje de proteínas tiene su organismo?
¿Qué animal nació de su vida?
¿Y cuál alcanza esa misma entidad?
Nació alimento para cada célula vista como tejido.
¿No le apetece a su personalidad un calamarcito?
¿Por qué surgieron tipos de vida para su organismo humano para alimentarlo?
¡Ustedes mismos fueron capaces de ello!
La condición mineralógica que usted tiene la recibió desde el espacio, pero los planetas trajeron el proceso alimenticio, el despertar, el nacimiento.
El espacio y tiempo lo vuelve a encontrar usted en su vida orgánica.
Lo que impulsó al espacio a hacerse más denso lo dieron las aguas a su organismo.
Las leyes elementales crearon el oxígeno para la túnica material, pero el proceso de densificación tuvo lugar en las aguas.
¿O se esperaba de mí la explicación sobre el contenido de grasa de usted en cuanto a vida y conciencia?
¿Tengo que analizar para su universidad la parte que contiene sal, nacida según las leyes espaciales?
¡Esa no es mi tarea!
Las sales minerales para su cuerpo surgen y adquirieron color y densidad por las aguas.
Porque esa densificación contiene en sí el nacer universal y espacial.
¡Así que lo que ve y encuentra usted en su cuerpo vive en el espacio!
Pero también ahora está usted ante el grado de conciencia espacial como ley elemental y ante la ley para el ser animal, al que pertenecen ustedes como seres humanos.
De cada tejido nació una especie animal para su cuerpo.
Las aguas los conectan con esas leyes y así ven ustedes su propia creación.
Pero ¿qué profundidad tiene su creación?
¿Pueden determinar ustedes ya la profundidad interior por su conciencia material?
¡Qué profundidad tiene la creación divina!
¿Cómo van a embellecer su vida?
¿Hasta dónde pueden ir si quieren vivir lo que es final, que para ustedes es el alto divino?
Para ello han de aceptar como espacio millones de leyes vitales, y continuarán ustedes evolucionando.
Hans pregunta:

—¿De qué se nutre usted para todo esto?
—¡De la conciencia que adquirí!
El doctor Leuvens pregunta:

—¿Por qué murió la luna?
—¡Porque completó su tarea!
—¿Ya no hay vida allí?
—¡La atmósfera de la luna es ahora de tal naturaleza que uno se ahoga!
La primera atmósfera para su vida se disolvió.
—¿Qué significa eso?
—¡Que de este modo ha empezado con su proceso de defunción!
—¿Hay otra atmósfera más?
—Sí, la hay, pero es semimaterial.
—¿Por qué?
—La luna perdería su equilibrio y crearía de ese modo un caos para el espacio.
Saldría despedida de su órbita.
¿Lo intuye?
—¿Sabe también por qué desde la tierra se puede ver la luna solo por una cara?
—Esa respuesta también se la puedo dar.
La luna no conoce las rotaciones como la tierra.
¡Por eso la ve de un solo lado!
—¿Por qué no?
Quiero decir, ¿por qué no recibió la luna las leyes de la madre tierra?
—¿Le interesa esta respuesta?
—¡Claro!
—Y ¿no lo sabe?
—No, no lo sabemos.
—Bien, docto amigo, cuando la luna comenzó a densificarse, su vida había alcanzado la existencia embrionaria.
Pero ¿qué habría pasado si la luna, en este estadio de desarrollo, se hubiera apartado del sol?
—Entonces se habría producido un enfriamiento.
—¡Exactamente, entonces se habría producido un enfriamiento y se habría congelado, matado, la primera vida en la luna!
Entonces la luna no podría haber dividido su vida para Dios, sino que entonces tendríamos que haber aceptado, y con nosotros todo lo que vive, un parón irrevocable.
Y ¿qué significa eso, padre mío?
—Trastorno.
—Pero en el espacio divino no hay trastornos, no pueden vivirse en ninguna parte.
Eso habría sido el parón divino.
Pero ¡no lo hubo!
La luna, en esa hora para el despertar, aún no tenía vitalidad.
—Así continuó empobreciendo su vida.
Ese calor, enviado a ella desde el espacio, lo absorbió para sí misma y para su vida.
Así es como siguió la vida y como hubo evolución.
¿Está claro?
—Lo está... —sale titubeante de una sola boca.
René prosigue y dice:
—Pero ahora la tierra.
Si hubiéramos tenido que aceptar la tierra en el estadio de la luna, ¿qué habría pasado ahora para el estadio inicial, para nuestro proceso de despertar humano?
¿No lo sabe nadie?
Ahora no pueden constatar casualidades, ¡las leyes fueron calculadas por Dios!
¿Qué habría pasado?
¿Aún no lo sabe?
Entonces nos habríamos quemado como seres humanos embrionarios.
El sol había alcanzado entonces una cierta potencia como la fuerza creadora.
La joven vida no habría podido procesar esa potencia de luz y calor.
Así que la tierra hizo la noche y surgió un enfriamiento.
Ahora llegamos a estar ante su Biblia.
Prepárese, amigo mío.
¡Conecto un milagro con otro milagro creado por Dios!
¿Está satisfecho el físico?
—Volveré al asunto.
—¡Gracias!
Pero ¿qué quiere decir eso, mi amigo el teólogo?
¿No lo sabe?
¿Tengo que ayudarlo?
¿No conoce su Biblia?
Allí se describe cómo Dios hizo dos luces: una luz grande para gobernar el día y una pequeña para gobernar la noche, ¡igual que las estrellas!
Pero ¿está usted de acuerdo con eso?
Dios creó la noche y el día.
Dios creó una luz para el día y una luz para la noche.
¿Es así, señor sacerdote?
—Sí, eso es verdad.
—Mire, su colega el astrónomo puede explicarle ahora que ¡en el universo jamás hay noche!
Ni nunca la hubo después de que el solo recibiera su propia densidad, pero ¡desde ese momento el sol era padre!
Los autores de la Biblia se refieren a una luz para la noche.
Y esa luz la creó Dios.
Pero ¿no sabía usted que la tierra hace noche?
¿Que la tierra creó la oscuridad de la noche?
¿Se equivocó Dios en esto?
Dios, no, sino que se equivocaron los autores de su Biblia, ellos no conocían la creación divina.
¡En el universo nunca hay noche!
¡Nunca!
¡La luna recibe la luz del sol!
¿No es cierto eso?
Al margen de las leyes corporales de la tierra hay luz.
Y eso es el sol y así seguirá siendo.
Ya lleva siendo así desde hace millones de años.
¿No conoció Dios sus propias creaciones?
¿Es una equivocación?
No por parte de Dios, ¡porque Él no se equivocó!
El ser humano, en cambio, les ha dado una imagen equivocada del Dios de ustedes y mío.
¡Eso es!
Ahora están ante la palabra de un ser humano.
¡La creación divina nació de otra forma, también el ser humano recibió otro nacimiento y surgió a partir de otra materia!
La luna no es una vida que irradie luz de su propia fuente.
¿No es así, doctor Leuvens?
—Así es, justamente.
—Pues bien, señor pastor, ¡eso no encaja con la realidad!
Todo surgió de otra manera.
No le voy a despojar de su fe, pero es por medio de las leyes de justicia espirituales que se conoce a Dios.
La luna vivió un significado muy distinto para nuestra vida y conciencia que lo que hicieron creer los autores de la Biblia.
No tocaron la vida de la luna.
Es que tampoco conocían este poderoso acontecimiento; los astrónomos de ustedes tampoco han llegado a ese punto.
Todos ustedes no están más que al comienzo de su propia facultad.
Y ¿por lo demás?
La luna recibe luz del sol, pero la tierra produce noche.
¿Siente usted lo improbable que es todo esto?
¡Entonces la gente no sabía más!
También ahora el ser humano se queda mirando la luna y no sabe que Dios se contradice respecto a SUS propias creaciones.
¿Para qué se le concedió a usted acabar sus estudios?
¿Es este el final de sus estudios?
¿Conoce usted por esto a su Dios?
Dios dio luz a la luna, por medio del sol, la tierra creó noche y ¡usted está ante la ignorancia!
¿Quiere decir eso de Dios?
¡Dios es Todopoderoso!
Pero ¿en qué convirtieron los autores de la Biblia a su Dios y al mío?
No se ha tocado el comienzo de todas las creaciones divinas.
¿Lo siente usted?
¡Estas Santas Escrituras han sido consagradas por Dios!
¡La religión y la fe confluyen en una verdad científica espiritual!
¡Y esa le será dada más tarde!
Piense en todo esto.
No le despojo de nada, coloco ante sus pies, como fundamentos universales para su vida, las leyes divinas derribadas.
Esas revelaciones fueron dadas a mi vida.
¡Yo sirvo a Cristo!
Y ¿qué lo conduce a la psicología humana?
¡El espacio!
El alma adquirió su vida y conciencia desde el espacio.
Recibió una personalidad por las leyes corporales.
Por millones de leyes vitales llegó a disponer del yo espacial, pero para ello los planetas crearon cuerpos
Todo esto junto lo puede aceptar usted como introducción, como fundamentos existentes para hacer sus preguntas.
¿Hay algo más?
Ten Hove pregunta:
—¿Está dispuesto este poder emisor de leyes a responder al saber humano?
—¿No es todo esto humano?
¿No planea la vida de usted en un espacio?
¿No es la tierra un cuerpo universal?
Aunque se pierda a sí mismo, desprenda su vida de las leyes terrenales y acepte su yo espacial, el espacio nació para su vida y usted surgió por ese espacio.
¡Hágame sus preguntas humanas, ¡recibirá usted la respuesta universal!
—Cuando nos toque morir aquí, ¿qué pasará entonces?
—Vivirá usted como personalidad astral o usted volverá a la tierra para empezar una nueva vida.
—¿Y de eso no somos conscientes?
—Mucho de eso vive en la conciencia diurna.
Al despertar en estado material, o sea, después del nacimiento, en el instante en que se abren los ojos, comienza la nueva conciencia.
Se empieza la nueva vida desde la anterior y desde aquello que uno es ahora.
—Y ¿si continúo en la vida del alma?
—Entonces uno tiene que aceptar la personalidad adquirida como una esfera, un cielo o un infierno y tinieblas.
Verá usted ese mundo tal como es su vida interior.
—Gracias.
—Le agradezco sus esfuerzos.
Van Hoogten pregunta ahora:

—¿Así que el niño se ha convertido al nacer en un ente?
—¡Ya lo era hace millones de años!
—¿De modo que la psicología no es aplicable al niño?
—Tiene que ver usted el niño según la ley material.
La vida va despertando lentamente, pero ¡tiene que aceptar ese crecimiento material!
El ser niño se disuelve por completo en la siguiente existencia.
Para el espacio solo existe antigüedad.
El niño que muere, que abandona esta vida demasiado pronto, que pierde la vida por un asesinato, ¡recibe una nueva vida!
El niño que ha completado la evolución material continúa para la vida del alma y despierta allí, va creciendo, pero es por poco tiempo, porque el alma no ha sido trastornada por su evolución material.
Esta psicología lo coloca a uno ante el infinito.
Hans no pregunta nada.
Los médicos están reflexionando.
Hay una tensión enorme, están hechos un lío.
René dice que esto es el final.
Regresa y poco después abre los ojos.
Bebe una taza de té y desaparece.
Karel dice:
—Y a ustedes (vosotros), ¿qué les (os) parece?
Tienen que reconocer que aquí está presente una enorme conciencia.
Claro, otra cuestión es que todo pueda ser aceptado.
El astrónomo es el más acomodaticio.
El pastor se encuentra fatal.
Se ha quedado sin su Dios.
Karel dice:
—Si la ciencia te puede convencer de que la Creación tiene millones de años, ¿tenemos que aceptar entonces la Biblia y empezar a creer en barro y un poco de aliento?
Leuvens dice:

—¡La explicación para el universo es correcta!
Si la luna tiene una órbita como la tiene la tierra, entonces ¡habríamos muerto según nuestros conceptos si hubiéramos vivido allí!
He de decir que eso me ha apabullado.
No me imaginé recibir estas respuestas, todo es nuevo para mí.
Aquí habla una vida consciente.
Acordamos quedar para dentro de una semana para seguir con las formulaciones de preguntas.
Los caballeros se van, Hans se queda un poco más, pero no recibimos palabra alguna de él.
Hans sigue sarcástico y creo que ¡le parece un abracadabra!
Elsje y Erica están en el séptimo cielo.
Todos nos hemos sentado a los pies de un maestro.
La señorita lo ha anotado todo y lo elaborará más en detalle.
René quiere tener el texto grabado.
El mío lo anoto en el cuaderno de bitácora.
¡Se nos concedió vivir una noche asombrosa!
El doctor Lent disfruta.
No ha hecho preguntas, sino que acepta todo.
Está abierto a la doctrina del espacio.
El pajarraco se siente como un profesor.
Tippy también quería estar, pero Erica no quería verla, le parecía demasiado vacua para eso.
Y así es, esa vida no haría más que estropear nuestra reunión.
Anoté:
—Si la gente puede aceptar esto —nosotros lo creemos todo irrevocablemente—, estaremos ante otra humanidad.
Mis pensamientos de antes eran acertados.
Ahora sé que todo lo recibí enviado.
Es muy natural: cuando el ser humano sintoniza con algo es posible que la naturaleza te infunda animación.
Las personas también.
Ahora se convierte en inspiración por la recepción telepática.
Imposible que sea más sencillo.
Pero ¡estamos con los pies en la tierra!
Y eso es un primer requisito.
Ahora ya no tengo nada que escribir, solo quiero pensar.
Haré algunas preguntas a René (—dice).
El chico ha recibido entretanto una pequeña exposición de sus piezas más hermosas.
Son paisajes y algunos retratos, también algunos simbolismos, y con eso también puede estar contento.
Ven en él un gran talento.
Los artículos continúan, realmente ya está construyendo ahora un mundo propio.
El esbozo que hizo de Elsje ha salido sorprendentemente bien.
Se queda esperando, pero sí que va a intentar convertirlo en un cuadro al óleo.
El de Erica es muy bonito y tiene un parecido asombroso.
Todos esos talentos cobran conciencia.
Trabaja duro para ello y entiende todo tan bien, uno no choca con nada en su vida.
Esta vida te acoge en todo, cada pensamiento lo convierte en espacio y lo da a tu vida.
Es una revelación para mí y para todos nosotros.
Karel está a su lado y lucha por su vida.
La noche después estamos todos en la sala de estar.
Karel habla con René y pregunta:
—Dime, René, en realidad ¿qué te permite explicar esas leyes?
No estuviste en la luna, ¿no?
—Mira —llega la respuesta—, papá, en los templos egipcios se nos concedió alcanzar una altura, pero aún no era nada en comparación con el nivel de lo que nosotros sabemos ahora.
—¿Quiénes son esos “nosotros”?
—Te dije que estoy vinculado a una orden.
Es la orden de maestros.
Esa orden se encarga del bienestar de esta humanidad.
Esa orden hizo que llegara el arte y la sabiduría a la tierra.
Si quieres empezar a servirla, Karel, ya puedes empezar.
Más tarde hubo arte.
Cuando los primeros seres humanos habían vivido la tierra, esas almas estaban ante las tinieblas.
—Pero ¿es que sabes todo lo que has dicho?
—Todo, no se me escapa nada.
Pero me sacas de lo que voy a vivir.
Todo es tan verdadero, Karel.
Esos primeros seres humanos vivían en cuevas y chabolas.
En los bosques.
Allí se desfogaba esa gente.
¿Qué tenían?
Nada.
Pero la paternidad y maternidad proseguía.
Continuamente nacían nuevas vidas.
Cuando por fin hubieron vivido lo más elevado para este mundo, para esta tierra, ¡tuvieron que seguir!
Porque el alma como ser humano y como animal regresará a Dios.
Después de haber vivido lo más elevado —el organismo humano— esa gente ya no tenía nada que hacer en la tierra ni podía recibir nada.
Entonces llegó la última muerte.
Estaban como seres humanos espirituales ante su propia concienciación.
Tinieblas, porque aún no había luz.
Entonces siguieron la vida en la tierra.
Mientras buscaban fueron retirados hacia la tierra por su propio grado de vida.
Ese mundo espiritual vive aquí.
Estés donde estés, Karel, allí también está la vida para el alma y ese espacio.
Somos como Dios, pero tenemos que hacer conscientes las leyes divinas para nuestra vida.
Y la gente se puso con eso, por lo que fueron recibiendo luz y conciencia.
Llegados a ese punto comprendieron que el ser humano material desconocía esas leyes.
Comprendieron que habían abandonado la vida material y que seguían viviendo.
Seguramente que ya lo sentirás: esa gente primero se desfogó por completo por medio del ser material.
Y eso, Frederik, se convirtió en el estar poseído astralmente.
En esos tiempos cada ser humano estaba poseído por el ser humano espiritual.
Más tarde millones de personas empezaron otra vida; comprendieron que así no avanzaban.
Pero la vida en la tierra continuó.
Sabes, Karel, cómo vivieron los primeros seres humanos.
Aún no había ciudades.
Poco a poco empieza a haber pequeños descubrimientos.
Vemos el fuego, la gente se pone a trabajar, empieza a haber cultura.
Se aran las tierras, está a punto de llegar la conciencia social.
Eso sigue durante millones de años.
En el otro mundo vemos que el alma va avanzando.
Al liberarse de la vida material, ese ser humano se eleva más y más, y surgen mundos de luz.
Así el alma como ser humano va escalando hasta Dios y regresa a Su vida.
Mientras tanto llega a haber profetas.
Esa gente al otro lado sabe ahora que Dios es vida, sentimiento, y leyes.
El alma consigue cuerpos más elevados, un pensamiento más elevado por medio de la paternidad y maternidad.
En ese otro mundo se aceptan las leyes para el alma y la materia, para el espíritu y el saber humano.
Están ante la realidad.
Llega Moisés.
Pero este es un alma que ve que esta vive.
Cuando esta vida se dio cuenta de esto, Karel, quiso volver a la tierra para contarlo a los familiares.
¡Y eso tú lo querrás luego también!
Los maestros que ya habían alcanzado su sintonización cósmica, que habían llegado a conocer las estrellas y los planetas, que veían la luna y el sol como padre y madre para el espacio, que podían regresar hasta en el estadio inicial para las revelaciones divinas, y que podían seguir ley tras ley, ¡sabían ahora cómo era Dios!
Habían llegado a conocer a Dios.
Pero mientras tanto esos millones de personas siguieron construyendo un gran plan.
Los primeros seres humanos, con en su seno un solo maestro, un solo mentor, alcanzaron el Omnigrado divino, el final para el ser humano.
¿Qué harías si vivieras en eso?
Surgieron siete sistemas cósmicos.
Puedo explicarte leyes, Karel, de las que jamás has oído hablar.
—Y ¿ves esas leyes?
—Luego contestaré tus preguntas; acata que te dé esta imagen.
Pero llaman a la puerta.
Erica va a mirar, René dice que es Elsje.
Ha venido un rato.
Hans está como loco.
Ella ya no lo entiende.
Preguntamos en qué anda metido él.
Hans busca, en alguna y en ninguna parte.
Pero Elsje tiene una fuerza tremenda.
Hans está liado con amigos y bebe mucho.
No hay quien lo pueda ayudar y todo es abracadabra.
Pero él no lo dice.
Ya me las arreglaré.
René continúa, Elsje también escucha con atención y es un apoyo para su vida.
—De modo que, queridos míos, esos primeros seres humanos ya han alcanzado el Omnigrado divino.
Han surgido siete sistemas solares, Karel.
Ya me lo oíste decir, y más adelante tendré razón en absolutamente todo, no lo dudes.
Este espacio representa tres grados cósmicos.
La luna, Marte y la tierra; los demás planetas son fuerzas que suministran aliento vital a este espacio.
¿No es milagroso?
A un astrólogo entrego su Dios de un solo golpe.
Sobre esto escribiré un libro, vivirás milagros.
Por cierto: ya lo comencé.
—¿Qué has comenzado? —pregunta Erica.
—Mi querida madre, el libro sobre astrología.
—¿Lo dices en serio?
—Claro, mamá.
Una noche te leeré el comienzo.
No: lo haré de otra manera, te conectaré inmediatamente con las leyes.
Igual que ahora, pero más tarde.
—¿No tienes que hacer algo para mí, René? —pregunta Elsje.
—¿Para ti, querida?
Claro que sí.
Escucha bien, Elsje.
Tienes que conseguir conocer bien tu propio idioma.
Vas a aprender estenografía.
Te encargas de conocer bien tu idioma, entonces te podré dar trabajo más adelante.
Mamá también, todos hemos de comprender bien lo que Dios ha puesto en nuestras manos.
¿Lo harás?
—Ya llevo un tiempo con ello.
—Entonces ni siquiera hubiera tenido que decírtelo.
Pero así está bien.
Sigo.
En ese libro —quizá vayan a ser tres— explico, mamá, todas las leyes del espacio respecto a la astrología.
Y esas leyes las reconduzco a la humanidad.
Con eso quiero conseguir lo que se me ha encomendado, es decir, que la gente ya no sea engañada con esa paparruchada.
¡Porque veo que todo es diferente!
Pero ahora a escuchar, queridos.
Estaba yo en el Omnigrado.
Sí, Karel, ¡enseguida voy allí!
Y eso no son tonterías que diga yo, es en serio.
No me estoy engañando a mí mismo ni a ustedes (vosotros), ¡sé lo que hago y lo que puedo hacer!
Karel, ¡veo ante mí el Omnigrado, igual que te veo a ti!
¿No es para llorar?
Esos planetas de transición de los que hablé solo establecieron una comunicación para poder alcanzar el grado cósmico propiamente dicho.
Ahora ya estarás viendo de qué forma tan sencilla Dios creó todo esto.
Vas subiendo peldaño tras peldaño y yo ya lo vi cuando era niño.
¡Fui ascendiendo, cada vez más!
Esos grados cósmicos, Karel y Frederik...
Ya ahora es un milagro para mí poder pensar con tanta nitidez, ya ni siquiera me haría falta entrar en tu hipnosis, Frederik.
Pero vayamos por partes.
Esos agrados cósmicos, por tanto, han trabajado todos en el cuerpo humano.
Y a medida que avanzaba el crecimiento del cuerpo, también se le indicó su lugar al siguiente planeta, necesario para el crecimiento y la mayor densificación del ser y cuerpo humanos.
De modo que no es ninguna casualidad que la tierra haya adquirido un lugar —entre el sol y la luna— para esta evolución.
Que Marte es salvaje y feroz es algo que sabemos.
Pero de que trabajaría en el cuerpo humano, de todo esto la ciencia aún no sabe nada.
Ahora, en nuestro tiempo, Karel, Marte ha llegado al final de su tarea.
Más adelante —claro, eso tomará algunos años más— la humana verá que tengo razón.
Así que estos tres grados representan este espacio.
Pero cada cuerpo creó de nuevo.
Ese núcleo está anclado a esa vida.
Es sustancia divina y posee las condiciones divinas que ya te mencioné en una de estas sesiones.
Luz, vida, alma, espíritu, paternidad y maternidad.
Esos planetas siguieron trabajando.
Esa irradiación influyó en otro mundo.
Creó en este espacio un espacio invisible.
Esta túnica celestial que llegaste a conocer como el firmamento y en la que vivimos, por tanto, en la que vamos volando, creó un nuevo espacio.
El sol y la luna emitieron sus fuerzas.
Eso se convirtió en un nuevo sistema solar.
Es el cuarto grado cósmico como espacio y parecido a otro peldaño más para la vida de Dios.
Pero ese espacio ahora es diferente.
Porque en la vida después de la muerte el alma como ser humano también ya es diferente y tiene una vida espiritual inmaculada, según las leyes que fueron creadas por Dios.
Así que más adelante el universo también será diferente.
Ahora vemos que estos tres grados universales tienen un espacio.
Allí se ha simplificado el sistema solar.
Resulta que allí hay siete planetas juntos.
No te creerás, Karel, bueno, nadie de los aquí presentes, cómo es la vida allí.
En el primer planeta, por ejemplo, llegas a la edad de unos trescientos años.
En el planeta madre —el grado más elevado— como ser humano a la edad de unos siete mil años.
Porque regresas a Dios.
Allí ya no se duerme ni hay enfermedades, Karel.
¡Algún día el ser humano permanecerá despierto!
Este sueño nos resulta necesario porque aún tenemos la conciencia animal y el cuerpo todavía no se ha hecho espiritualmente más etéreo.
Pero Dios es empuje en todo.
Cae por su propio peso que algún día también nosotros seremos empuje, entonces ya no necesitaremos dormir.
Debido a que allí ya no se mata ni hay violencia, a que la gente no se ha mancillado sus cuerpos, todas esas leyes para la desintegración se han disuelto por completo.
¡Allí sí que hay justicia!
¡La policía no hace falta, como aquí!
El ser humano ha asimilado un amor más elevado.
Seguramente lo sentirás: en mil años la gente lo poseerá también en esta tierra, pero entonces estaremos en las esferas de luz y nos prepararemos para acceder al cuarto grado cósmico vital.
¡Porque regresamos a nuestro estadio divino!
¡Y no se excluye a ni una sola alma!
¡Por eso es una lástima tan grande que la iglesia no quiera darse cuenta de que Dios no es capaz de condenar!
Entonces a la gente le servirían mucho más los sermones y desearía que nunca tuvieran fin.
Así de hermosa va a ser la vida.
Pero ¡de esos asuntos ya hablaremos!
Así surgieron siete espacios cósmicos.
Los primeros tres, aquí, donde vivimos; a continuación viene la vida después de la muerte, que no es más que un mundo para prepararse.
Imagino que lo sentirás: ¡el alma va escalando y algún día será como Dios!
Y desde allí, Karel, regresó la gente a la tierra.
Esas personas divinas se conectaron con en el sexto, quinto, cuarto y tercer grado cósmico.
Con las personas, los maestros en las esferas de luz, que llaman los “cielos”.
El Mentor más elevado dijo: “Empiecen (empezad) lo antes posible con este plan, seguiremos en contacto con ustedes (vosotros).
La tierra tiene que recibir conciencia”.
Y entonces empezó a buscarse un alma, un ser humano.
Y lo encontraron.
Ese ser humano ya vivía allí y quería convencer al ser humano material de que no había una muerte.
Pero no sabía cómo hacerlo.
En la tierra habló al ser humano material, pero este no lo oía.
Era demasiado basto.
Eso lo tienes que poder oír espiritualmente, por medio de tu alma.
No fue posible.
Así que habría sido posible por medio de inspiración, si hubiera habido seres humanos de ese tipo viviendo en la tierra.
Pero estos aún tenían que nacer.
Entonces esos ángeles más elevados descendieron a las esferas más bajas y encontraron a quienes necesitaban.
Un ser humano deseoso de contar a la vida en la tierra que no existe una muerte, que se volverían a ver después.
Allí es donde empieza la historia humana, Karel.
Abraham, Isaac, Jacobo, ya conoces la historia.
Llega Moisés, comienza la Casa de Israel.
Todo eso es cierto; aunque allí encontremos también historias que no son ciertas, la esencia ocurrió de verdad.
La Casa de Israel adquiere importancia.
Seguramente que también sentirás que los ángeles no podían alcanzar a esas masas salvajes de otra manera.
Sabían que esa gente aún no estaba abierta al amor.
La humanidad en la tierra es como una banda salvaje, los autócratas hacen lo que les plazca.
Si no tienes nada, eres un esclavo y tu vida es torturada.
Moisés lucha.
Pero es un alma reencarnada.
Ya antes conoció la vida después de la muerte.
No sabe nada de su vida anterior; Moisés aún no ha aprendido esas leyes desde la tierra.
Y hay que asimilarlas desde este mundo.
También esos problemas ya te los explicaré más adelante.
Pero Moisés ha hecho que en él despertara el sentimiento para ello.
Si no estás exento de las leyes del karma o de las de causa y efecto —seguramente que ya lo estarás sintiendo—, entonces esos pensamientos interfieren en ti y jamás llegarás a la revelación espiritual de tu propia vida y conciencia.
Entonces es que has regresado a la tierra para otra cosa, no para tareas espirituales.
Para eso hay que estar completamente libre de cualquier trastorno material, o tu alma como personalidad no llegará a sentir ni a ver ningún espacio.
¡Puedes hacer comparaciones para ti mismo y entonces lo sabrás!
¡Moisés está libre!
Antes de que entrara en comunicación con los ángeles intentó regresar a la tierra por su propia cuenta.
Descendió en la madre y vivió la fecundación con ella.
Pero Moisés tiene que aceptar que esta vida pertenece a otra personalidad.
Cuando la vida se aproxima a los tres meses expulsa a Moisés de ese contacto, del ser uno con la madre.
Tiene que aceptar entonces que vivía fuera de ese templo.
Las puertas del óvulo materno estaban cerradas.
¿Lo sientes?
¡Qué poderoso es esto!
Moisés llora.
Tiene que aceptar que no recibirá una vida material.
Con su saber quiere convencer a la gente de lo que vio en su vida espiritual.
Pero todavía no sabe que el nacimiento desbanca la vida anterior.
Porque el alma despierta y retoma lo que hay presente alrededor de esa vida.
Así todo lo anterior va sumergiéndose en el subconsciente y solo puede hacerse consciente —escucha bien ahora— a condición de que aun así seas capaz de vivir, al margen de esos centenares de miles de leyes materiales, tu vida del alma como conciencia anterior; eso es algo que ahora poseo, pero tuve que dar centenares de vidas antes de tenerlo.
Atravesé la locura, el suicidio, cualquier ley material para asimilar las leyes espirituales.
Todos llegan (llegáis) a ese deseo y solo entonces estarás convirtiéndote en algo.
Quise poseerlo aquí, igual que lo deseó Moisés y, con nosotros, millones de personas más.
¡Queremos ayudar a los seres humanos materiales y llevarlos hasta el despertar espiritual!
Y ¡ya lo ves, ya estamos en ello!
Así es como Moisés está fuera de esa madre y tiene que aceptar que no recibe la vida material, sino que es otro quien va a vivir este nacimiento según las leyes cósmicas.
Moisés concluyó su vida terrenal de forma perfecta, solo puede recibir una nueva vida por medio de su deseo.
Cuando ese deseo llega al cien por cien —a ver si ahora escuchas bien, Karel, lo sencillo que es todo cuando estás en armonía con las leyes divinas— nos hacemos como esa ley.
¡Entonces somos ley!
Y ahora vivimos revelaciones divinas.
Moisés va vagando.
Claro que aún conserva su propio nombre.
Todavía no se llama Moisés, pero ese nombre lo recibirá más adelante, porque ¡llegará a su propia familia, para la que nacerán primero Abraham, Isaac y Jacobo!
Pero aún nos olvidamos de Noé.
Ese es el que empezó en el fondo a poner los primeros fundamentos para la Casa de Israel.
Moisés deambula como ser humano espiritual por este espacio material y espiritual.
Observa las estrellas y los planetas, porque cuando sintoniza con ellos puede verlos.
En esa vida no hay más que un deseo: regresar a la tierra para hablar a las personas materiales del Dios verdadero.
Pero aún desconoce el nombre de Dios.
Solo se conoce a él mismo y sabe que no hay ninguna muerte.
¡Nadie conoce a Dios en la tierra!
Dios, como palabra, no ha cruzado labio alguno, aún no se conoce ninguna ley de todas esas realidades.
Así que de este modo es como esta alma vaga por el espacio.
Él, como ser humano, está en la tierra y sigue a la gente.
Ve como las personas se desfogan.
También sabe cómo pueden hacer algo para ellos mismos y lo que pueden alcanzar durante su vida material.
Pero no hay cambios.
¡Sí en su vida!
Estalla de deseo.
Rebosa de deseo de que se le conceda volver a la tierra.
¿Vivió esta vida, Frederik?
—¡Lo que a mí se me concedió vivir, René, ya está en flor!
—Así es.
También por tu búsqueda, tu pensamiento, tu deseo de pensar por la masa tonta, de poder ayudar a la masa tonta, despertó tu vida interior.
No solo fuiste elevándote cada vez más, sino que cada ley ya hablaba a tu ser.
Te fuiste abriendo.
Lo que tú llamas la inmaculada claridad, ¡era justo eso, exactamente eso, para Moisés!
Te fuiste de la tierra en sentimiento, ampliaste interiormente tu pensamiento material.
Moisés hizo eso desde el mundo espiritual y por fin alcanzó esa altura.
Ahora estamos ante una ley divina, Karel, y puedes vivir el milagro de Dios dentro de ti.
Frederik se fue haciendo más etéreo.
Moisés también.
Pero lo que ocurre es exactamente igual allí.
Lo que recibió Frederik, Moisés lo llega a tener en sus manos.
Frederik se disuelve ante tus ojos, cambia, se hace más fino y más etéreo, empieza a sentir las cosas y ya llega a recibir de tiempo en tiempo esos pensamientos que se le envían.
¿Qué hace Frederik?
Hace que despierte su vida interior.
¡Trabaja en el mundo de su alma!
¡Y eso es un espacio!
Está en flor, desde luego, el encanto de la vida de su alma se revela a su personalidad interior.
Persevera y llega hasta ese punto.
A mí me puedes seguir en todo.
Vivo con él, porque su vida se abre para mí.
Si esto no fuera así, entonces habríamos vivido —habría vivido Frederik— otros fenómenos.
Es exactamente lo que hizo Moisés.
Va escalando en sentimientos.
Se hace etéreo, ¡se hace nacimiento por medio de su deseo!
Ya no puede vivir otra cosa, no es capaz de hacer otra cosa.
¡Moisés se planta a sí mismo!
Adquiere plena conciencia y se conduce a sí mismo hacia esa ley.
Nadie puede ayudarlo, ni siquiera un ángel, es algo que la propia vida tiene que querer.
De Dios lo podemos obtener todo si uno mismo lo quiere y quiere empezar con esa concienciación más elevada.
Moisés se convierte en el empuje más elevado.
Se hace ley, la ley para el nacimiento, ¡no es ni quiere otra cosa!
Regresa mil veces a la tierra, ve cómo viven esas horribles masas.
También ve que algunos se desfogan a costa de esa masa, y esos son los autócratas de la tierra.
¡El resto juega a ser esclavo y es torturado y flagelado!
Su vida y ser se transforman paulatinamente.
Llega al punto en que su personalidad se hace etérea y regresa al mundo astral.
Allí deambula por un mundo que se parece a las nieblas.
Ya lo sientes: un ángel de la luz ya no participa en la violencia bruta.
Un ángel del primer cielo ya no puede cometer cosas duras.
Para eso hace falta un ser humano que aún no ha alcanzado esa altura.
¡Es Moisés!
Vuelve a vivir en el mundo astral y está triste.
Ya no soporta a la gente allí.
Son unos vagos.
La mayoría no sabe todavía que han muerto en la tierra y esos inconscientes no hacen preguntas al respecto, para ellos aún no significa nada.
Así tenemos millones más en este mundo, no son malos ni buenos, han depuesto lo diabólico, pero ¡lo que falta todavía es la luz!
Son bonachones, pero el sentimiento de hacer algo por los demás no está todavía.
Moisés se aísla.
Deambula allí en esa infinitud y piensa.
‘¿Cómo regreso a la tierra?
¿Quién puede darme un nuevo cuerpo?’.
Suplica por más espacio para que se le conceda poder servir.
Y entonces, Karel, se le acerca un ángel.
Moisés siente que ya no está solo.
Eso ya lo tiene mucha gente aquí en la tierra.
Moisés reflexiona.
Se pregunta lo que es.
Se siente etéreo y está tranquilo.
Y entonces oye de repente que se le dice:
“¿Me oye usted?”.
“¿Quién es usted?”, pregunta.
Sigue entonces una conversación.
Moisés recibe respuestas a todas sus preguntas.
El ángel como maestro de la luz dice que él es de Dios y que será Dios.
Y eso es cierto.
Desde el Omnigrado llega el mensaje de que allí hay que conectar con una palabra todo lo que se ha creado.
Esa mera palabra tiene que expresar por completo la vida de los espacios.
Entonces se constituyó la palabra Dios, el Señor.
Moisés ya oye hablar ahora del Señor.
Y el ángel le dice que tiene que regresar a la tierra para seguir a la gente allí, que allí recibirá ayuda por medio de pensamientos.
Moisés va hasta la tierra.
Pero los maestros ya empezaron con el plan.
Ya surgió la Casa de Israel, esa Casa recibirá conciencia por medio de Moisés.
Moisés vuelve a deambular por la tierra.
Seguramente que ya sentirás que aún le falta para llegar al punto.
Tiene que seguir haciéndose más y más etéreo y vivir conforme a la ley del renacer; solo entonces esa ley elevará espiritualmente su vida.
Según nuestros propios cálculos pasan otros veinte años, pero entonces esta vida regresa a las esferas y se siente preparada.
Ahora aparece el ángel a su vida y le habla.
El ángel sigue a Moisés hasta que esta vida recibe el renacer.
Esta vida del alma se disuelve.
El maestro dice que Moisés escuchará la voz divina en la tierra.
Y entonces vuelve a hundirse hasta la existencia embrionaria.
Se disuelve ante los ojos del maestro, se hace más y más pequeño, hasta volver a convertirse en chispa.
¡En embrión!
Y después de un tiempo —el alma como personalidad duerme ahora, no es capaz de pensar como chispa o destruiría el fruto— esta vida del alma despierta en la madre.
Moisés es atraído por la paternidad y maternidad material.
Y justo llega al lugar donde tiene que estar.
La Casa de Israel acoge esta vida.
Esta alma se llama ahora...
¡Moisés!
Y el niño despierta.
¡El alma tiene intuición!
Este sentimiento es abierto y consciente.
En esta vida hay un solo objetivo, un solo deseo: servir a esta humanidad.
Esta humanidad tiene que recibir una fe.
Moisés recibe sus datos para alcanzar la unión de estas masas.
Ya sentirás seguramente que todas esas criaturas, hombres y mujeres, son muertos en vida.
¡Ahora llega la fe, el Señor hablará!
¡Y así será!
Pero ¡el Señor es representado por los ángeles!
Ahora ya se ha establecido comunicación con el Omnigrado divino.
El Omnigrado divino sigue todo esto.
¡Conocemos la vida de Moisés!
¡Otros profetas siguen!
Todos esos profetas, nacidos igual que Moisés para su tarea, hablan sobre el Mesías.
Uno tras otro llega a la tierra.
Moisés se ha hecho fuerte.
Sí, tiene que librar una guerra para protegerse a sí mismo y a su hijos.
¡Es capaz de hacerlo!
Pero ¿tiene que ver esto con Dios? ¿Con el Dios de toda esa vida?
¡Sin duda!
Pero no es Dios mismo.
Lo son los maestros, los seres humanos que tuvieron que vivir, igual que Moisés, cada una de las leyes materiales.
Pero ¡todos los espacios de Dios están habitados!
Los maestros reciben mensajes que son enviados desde el Omnigrado divino, saben cómo tienen que actuar, todos los mundos han alcanzado la unión.
La tierra ya está en manos del Omnigrado divino, el ser humano al que se le ha concedido que complete su ciclo universal.
Así van pasando los siglos.
Se habla de un milagro divino.
El Hijo de Dios vendrá a la tierra.
Y ¡es Cristo!
Desde luego: Cristo, desde el Omnigrado divino, traerá el Evangelio divino a la humanidad.
Naturalmente, ¡hay muchísimas víctimas!
Quien se esfuerza por esa evolución se enfrenta a la tortura.
¡Se convierte en una lucha contra el mal en el hombre, el odio contra el amor!
Pasión contra bondad.
Tinieblas frente a luz, que ahora es traída a la tierra.
Entonces se acerca el Siglo de Cristo.
La historia bíblica ya lleva mucho tiempo escrita.
Lo que esa gente escribió está muy bien para quienes vivían en esos tiempos, pero ya no para este siglo.
Está todo muy bien lo que ellos mismos podían seguir, pero cuando se trata de leyes divinas lógicamente ya no sabían.
Es así como tuvieron que hacer un comienzo.
Y te pregunto, Karel: ¿Sabe la vida de nuestra sociedad dar respuestas a preguntas cósmicas?
¡No!
Todavía no es posible, porque la ciencia aún no ha llegado a ese punto.
Que el ser humano haya nacido, surgido, del barro y del aliento vital, ¡es algo que todavía aceptan millones de personas!
Al decir a la gente que la palabra de Dios es sagrada, las personas se la creen y temen que pase algo con sus vidas.
Por ejemplo: ¡mira un estudio de esos de un teólogo!
Observa el estudio de un experto en religión.
¿Qué sabe esa gente de la creación divina?
¿Ha llegado el astrónomo al punto en que conoce el estadio inicial de la creación divina?
No, todavía no hemos llegado allí.
Pero la gente se ríe y se encoge de hombros.
Así fue como esta humanidad recibió su desarrollo.
Entonces los maestros comenzaron con la sabiduría, el arte y los milagros técnicos.
Seguramente que ya se dan cuenta: millones de almas trabajan en esta concienciación.
Constatan por qué aparecieron las enfermedades.
Surge la facultad médica.
Aparece la música, ¡la vida humana necesita que los sentimientos se hagan etéreos y se sonoricen!
¡Todo está calculado!
No hay ningún alma que pueda trabajar en ese desarrollo a su aire, para eso tienes que nacer y haber armonizado tu propia vida.
Así es como surge la unión.
Lo que antes, hace siglos, eran tribus, ahora se han convertido en pueblos.
Esa masa salvaje despierta por las guerras.
Esa masa empieza a sentir y a comprender que esta tampoco es la manera.
¡Y solo ahora estamos ante eso!
Los pueblos empiezan a comprender ahora que con esas matanzas tampoco se avanza.
Pero las leyes de Dios no han cambiado en nada.
¡Sigue habiendo enfermedades!
También locura.
A medida que el alma va elevándose, va conociendo esas leyes y ¡asimilará su fuente espiritual!
Lo que antes eran cabañas en la selva ahora son ciudades.
Recibimos luz, recibimos arte, hemos asimilado sabiduría, pero aún se desconoce el universo en el que vivimos.
Eso todavía tiene que venir y está acercándose.
Ahora voy a contarte por qué sé todo esto.
Como ya dije, he dado cientos de vidas por la sabiduría.
¡Recorrí la magia y las leyes para el yogui!
Asimilé leyes por las que me podía hacer enterrar durante semanas enteras.
¡No podía morir!
Esas personas aún existen, pero son las leyes ocultas físicas.
¡Continué!
Llegué al punto de poder liberarme de todos los sistemas materiales.
De modo que me desdoblé conscientemente de mi cuerpo y moraba entonces en la vida para mi alma.
Una vez allí, me esperaba un maestro, que dijo:
“Rachi-Hadju, solo ahora hemos llegado.
¡Soy su maestro!
Ahora se le concede conocerme”.
Estoy dormido allí.
Hace muchas vidas alguien se metió en mi cuerpo, y debido a que me faltaba dominar las leyes tuve que aceptar la locura.
Esa personalidad se desfogó en mi cuerpo.
Al irme de este mundo material, llegué a él y él llegó a mí.
También esas leyes las tuve que aceptar.
Las primeras veces hasta mi muerte material y entonces nos quedamos desgarrados el uno del otro.
Esa persona mala empezó a buscar una nueva vida y volvió a desfogarse.
¡Eso es lo que es estar poseído espiritualmente, Frederik!
En esto puedes ver miles de grados vitales.
Porque, claro, cada ser humano es diferente al otro.
Para esto tienes la locura consciente y la inconsciente.
O sea, la enfermiza y la sana.
Por ejemplo, seres humanos que se desfogan por medio de una persona sana, con quienes está sintonizado en estos momentos Hans.
Allí no hay nada que hacer, Elsje, ¡porque él mismo no lo quiere!
Porque todavía no es capaz, porque para toda fuerza del pensamiento tenemos que recurrir a nuestra personalidad entera, para espiritualizar esos rasgos del carácter; entonces los egos tenebrosos ya no nos pueden alcanzar.
¡El maestro me dijo entonces que quería empezar a conectar Occidente con Oriente!
Ahora sabes que estoy aquí y dónde he conseguido toda esa sabiduría.
Estoy conectado con una orden, Karel, y esa orden está ahora elevando espiritualmente a Occidente a la altura espiritual del Antiguo Egipto.
Es para esto que tuvimos que emprender ese viaje.
—Para mí es una revelación, Frederik.
—Como para cualquiera que se quiere abrir —añade Erica.
Karel pregunta a René:
—¿No conoces el cansancio?
—No, Karel, porque esto te infundo alma en todo, ¿no es cierto?
—Y ¿cuando estás dormido?
¿Qué vives entonces?
—Entonces me salgo, Karel.
Y ahora regreso a mi maestro.
Es él quien me explica las leyes para el cosmos.
Y es un ángel de la luz.
Este lazo, este ser uno, es infalible.
¡En esto ya no pueden aparecer trastornos!
¡Esto está terminado!
Ahora se te explican todas esas leyes.
Solo que ahora no entramos a tratar los milagros técnicos; seguramente que sentirás que es algo muy diferente.
Tampoco tienes que pensar que me las quiero dar de médico, aunque sea posible, porque ahora miro a través de las enfermedades.
Pero no lo hacemos, porque así se dividiría el verdadero objetivo, y esa ya no es la intención.
¡Eso lo hicimos antes!
Todas esas leyes las hemos vivido.
—Lástima que Hans no estuviera allí, Elsje —añade Erica—, pero eso ya vendrá.
¡No pierdas el ánimo, niña, aquí no se regala nada!
Ya estamos viendo lo milagrosa que puede ser la vida.
No quisiera perderme esto ni por todo el oro del mundo.
Lástima también que no esté Lent, todos pueden recibir clases universitarias.
De verdad, René, ¡inclino mi cabeza ante tus capacidades!
Erica se lleva a Elsje, nosotros nos quedamos hablando un poco.
Puedes preguntarle todo.
Karel comprende ahora cómo fueron capaces de pintar así esos maestros antiguos y por qué Mozart se arrastró aún gateando a su piano, y miles de otras cosas adquieren conciencia para él.
René se va ahora arriba.
Es consciente de todo.
Karel dice:
—¿Siempre supiste esto, Frederik?
Pero que alcanzaría esta altura seguramente que no lo sabías, ¿no?
—¿No te dije siempre que René es un niño prodigio espiritual?
Y ¿no he terminado teniendo razón?
He de reconocerlo: esos pensamientos me fueron dados.
Ahora sé también qué es lo que gobernaba mi mano.
Eran René y su maestro.
Ahora sé también qué es lo que me creó el deseo de dejarme encerrar en la clínica de Hans.
Ahora lo sé todo, y puedo responderme a todas las preguntas.
¿Cómo éramos cuando nació esta vida?
Lo sé, no lo tendrá fácil, pero ¡lo que sale de esta vida es una conciencia más elevada para todos!
¡Ya estoy viendo los libros!
Imagínate, Karel, ya se está enfrentando a los astrólogos de este mundo.
Es increíble, pero experimentas los milagros.
Regresa Erica.

—Hans es un energúmeno, Karel.
¿Qué podemos hacer por nuestra pobre Elsje?
Nada.
Frederik, ¿le has preguntado alguna vez a René qué piensa de esto?
—Pregúntaselo tú mismo; creo que viene bajando por la escalera, ¿no, Erica?
Y sí, que vuelve un rato más.
Karel pregunta:
—Hans está hecho un energúmeno, René, ¿no puedes curarlo?
¿Qué tenemos que hacer por Hans?
Llega de inmediato:

—Papá, ¿crees en mí?
—¡Al cien por cien, hijo mío!
—Entonces te digo que no puedes hacer nada contra esto.
Es Hans mismo quien tiene que intentar quitárselo de encima.
—¿Es posible eso?
—Claro que es posible.
Pero ¡no es tan sencillo!
Tiene que poner toda la carne en el asador por su vida normal, o sucumbirá.
Ahora está bajo una influencia terrible.
¡Por ahí no pasa!
Ya verás, díselo algún día, se reirá de ti.
Esa es su personalidad.
¿Puede uno seguir orillando por más tiempo las leyes?
¡De ninguna manera!
Y es que sería injusto, entonces cualquier persona se compraría un poco de sentimiento.
Entonces sería posible comprar la conciencia humana, pero eso no es posible, para eso tienes que entregarte por completo.
¡Por medio de esto no puedes alcanzar a Hans!
Ha vuelto a hundirse en su propio pasado.
Hans vivía bajo las leyes de amor que tenía su madre.
Pero por fin ves la verdadera personalidad.
Esa personalidad tiene que hacerse consciente, tarde o temprano.
Hay quienes van agachados toda su vida bajo eso.
Así es como una madre puede influir a su hijo para toda la vida.
Con las personalidades fuertes eso solo dura unos años.
Los débiles de espíritu —lo viste por mí y por mamá— no se libran de esa influencia.
Solo cuando llegue la muerte; entonces se separan esos mundos diferentes.
A Hans no se le puede ayudar, porque está atado a leyes del karma.
¡Está siendo vivido por esas leyes!
Tiene que querer despojarse de ellas, pero eso es una lucha de vida o muerte y a veces peor incluso que el empuje natural que ahora tiene que aceptar.
Así ves deambulando a millones de personas, y toda esa gente solo ahora vive los problemas de vidas anteriores.
Hans está ante una nueva conciencia, pero otras leyes le remiten a algo cuyo nacimiento ya está sintiendo.
—¿Qué es, René?
—No voy a adentrarme en eso, papá.
Ya te explicaré esas leyes más adelante.
Solo entonces me pondré a pensar en eso, ahora soy incapaz de eso.
—¿Por qué quieres que Elsje aprenda el idioma?
—Porque veo dones en ella.
¡Sabe escribir!
Eso también lo verán (veréis) despertar.
Así será más fuerte de cara a esta vida.
—¿Por qué no pones tu ojo en alguna joven, René?
—¡Ya vendrá, papá!
Pero ¡en su debido momento!
Mi maestro dice: ¡Aguarda!
Y eso es lo que haré.
Una cosa sí te digo: voy a ser feliz en esta vida.
¡No te preocupes por mí!
Piensen (pensad) todos en mi dirección, es todo lo que necesito de ustedes (vosotros); del resto me encargo yo.
¡Ahora tengo setenta y cinco años!
Karel se ríe.
Da unos golpecitos a René en los hombros y dice:
—Chico, mi gratitud por todo.
Inclino la cabeza y espero que se me conceda ayudarte algún día.
—Observe sus enfermos bien, papá.
Habla a estas almas y dales todo de tu vida.
Pero ya lo sabemos: Karel precisa ayuda, así de bien marcha su consultorio.
La gente ya no lo quiere perder.
Su carácter se ablanda.
Ahora porta a sus enfermos.
La gente pide su personalidad a gritos.
Los pobres lo llevan en brazos.
Ya tiene el mote de que es el médico de los pobres.
A Karel eso le enorgullece.
Las flores que recibe de sus enfermos van para René.
¡Erica lo respalda como un haz de luz!
¡Tendrías que verla ahora.
¡Dan ganas de abrazarla!
Se ha convertido en una vigorosa personalidad.
Hemos llegado a casa del viaje y disfrutamos de todo ese esplendor.
¡Las mordeduras de serpientes se han curado!
Ya no hay osos pardos que nos gruñan.
No sabemos lo que son las hienas, el barco no se ha convertido en un pecio, sino en una fortaleza en el mar.
Somos capaces de navegar todos los mares.
Hans sigue siendo el único lastre.
Está pegado al barco como la brea al hierro.
¿Qué tenemos que hacer?
Darle una manita de pintura blanca no sirve de nada.
Él mismo no quiere servir de pintura blanca brillante.
Así es como ahora están las cosas.
Desconozco a dónde va a parar esto.
Pero en el fondo lo sé todo.
Solo que no quiero pensarlo.
Es algo que se te echa encima de tu vida.
¡A René también lo comprendo!
Es consciente, pero hay que ver qué cauto.
Todas estas cosas las anoto rápidamente en mi habitación.
Las leyes que hay que explicar van al cuaderno de bitácora.
Puedo mantener todo al día, tengo todo el tiempo.
¡De todas estas cosas bellas no se echa a perder nada!
Nada, pero cada día se añaden nuevos fenómenos; todos son aclarados.
Ya estoy volviendo a desear las sesiones en sí, con los sabios.
¡Los problemas para esta humanidad te son explicados con una asombrosa nitidez!
En nada se ve desesperación.
En nada nos queda debiendo una respuesta; lo que no sabe hacer es para él a la vez el alto irrevocable.
Ya se nos concedió recibir una imponente cantidad de cosas.
Trabaja en su arte y en su vida, también en esta sociedad tan horripilante.
¡Y esa vida aún no ha cumplido los veinticuatro años!
¡Dios mío! ¿Quién habría podido imaginarse esto?
¿Y hemos de decir: “Esto es imposible”?
¿Podemos seguir aceptando por más tiempo un Dios vengativo?
Pobre humanidad, ¿por qué no avanzas y asciendes?
¿Qué aspecto tendrá esta sociedad cuando haya luz?
Entonces ya no podrán nacer más locos con delirios religiosos.
Lent ya le hará preguntas luego.
Ese hermoso ser prefiere escuchar.
Leuvens es una persona de los sentimientos.
¡Dice con honestidad que todavía no lo sabemos!
Pero también dice que esto realmente podría ser la solución.
Para él es sobrenatural, pero para Dios todo es posible.
Leuvens se da tal como se espera de un ser humano erudito.
Porque resistirse contra esto da igual de todas formas.
Leuvens dice: ¡Todavía me falta!
Si todo se demuestra científicamente, ¡vivimos en estas horas el mayor genio de este siglo!
¡Eso Erica se lo ha metido bien en la cabeza!
Karel también, le pareció una palabra real, ¿no es así?
Él también dice que René es un genio y ¡nosotros sabemos cómo era Karel!
Ten Hove no sale de su guarida, para eso esa vida es demasiado torpe.
No comprendí por qué Karel lo llamó para que viniera.
Cuando se lo pregunté dijo: “¡Rompe las cosas un poco!
Tiene que haber más que solo esos pensadores agudos.
Déjale a ese bobo, ahora puede convertirse en otra persona, no es mal tipo”.
¡Ahora solo falta Hans!
¡Y entonces estaríamos todos!
Yo aguardo, pronto seguiremos.
¡Se nos concedió vivir ser tocados por lo divino!
¿No es algo milagroso?
¡Oh, qué feliz soy!