A la primera esfera: el despertar en el otro lado

Ahora iremos más allá y más arriba y abandonaremos la tierra crepuscular.
Si queremos vivir el despertar en las leyes de Dios, tenemos que seguir caminando.
Un espíritu de la luz puede elevarse mediante la concentración en su voluntad, planea por el espacio y en un solo segundo puede alcanzar su meta.
Pero al estar sintonizada la concentración en seguir planeando, la vida en la naturaleza se le disuelve.
Ahora preferimos seguir lentamente par meditar por el camino y así vivimos el despertar de la naturaleza y de nuestra propia vida.
Nos sentimos liberados de la tierra crepuscular.
Esa vida y conciencia viejas, vacuas, las hemos depuesto por completo.
Lo más elevado en nuestra vida es merecido y nadie es capaz de quitárnoslo.
Se nos han revelado las leyes de Dios para esta vida.
Hemos recibido el saber astral.
Nos queda claro de inmediato que lo que hicimos por otros ha regresado a nuestra propia vida.
Estuvimos al servicio de la vida de Dios y pensábamos habernos esforzado por los demás.
Ahora resulta que no hemos hecho nada por los demás, porque al servir de esta forma estuvimos asimilando la posesión de la primera esfera, la poderosa luz del primer cielo en la vida después de la muerte.
En esta naturaleza percibiremos la nueva vida y conciencia.
Esa alma nos ha sido infundida.
Nos fuimos plenamente confiados y nos sentimos animados y felices.
Nos hemos despedido de lo que está a nuestras espaldas.
Esta elevada evolución vive en nosotros, estamos preparados y ahora nos nutrimos de este nuevo saber y también comprendemos ahora que es posible ir siempre más arriba.
Empezamos a comprender cómo han sido construidos la primera esfera y los siguientes cielos y que estuvimos siguiendo un camino que teníamos que seguir como fuera y que conduce a Dios.
La humanidad entera tendrá que aceptarlo.
¡Su lucha de ahora es el camino hacia la primera esfera!
Nuestros primeros pasos en el camino hacia arriba nos conducen a algunas revelaciones.
Vemos despertar la vida en la naturaleza y este despertar también ha entrado en nosotros.
Hay vida que florece alrededor de nosotros y vemos flores que todavía no podían crecer en la tierra crepuscular, porque les faltaba la posibilidad existencial.
Aquí podemos respirar libre y hondamente, nos entra un sentimiento de lo más feliz.
Nos sentimos más fuertes por este cambio, nuestro aliento vital se hace más vigoroso y en nuestro pensamiento y sentimiento entra más profundidad.
Ahora estamos abiertos para el amor inmaculado, este poder divino ya domina ahora nuestra vida.
Hay una fuerza más elevada que nos ha elevado en la vida propia y nos conduce a la primera esfera.
“Oh, Dios, ¿cómo darte las gracias?”.
Esas palabras las queremos pronunciar una y otra vez, son nuestra oración, que abandona nuestra vida y que ascenderá directamente hasta Dios.
Y aun así no hemos alcanzado todavía la primera esfera.
Ahora volvemos a pensar en las tinieblas y todavía nos vemos ante la tierra crepuscular en todo su horror.
Lo que tuvimos que cargar para ello nos parece ahora de un peso inhumano, ¿cuántas veces no hemos sucumbido?
Pero aun así hemos podido desprendernos de la desgracia de nuestros rasgos y así es como fuimos conociendo esta santidad.
El dolor y la pena estuvieron preparando el camino para el ascenso sucesivo, fuimos quebrados y golpeados, pero ahora, sanados, con el corazón lleno de gratitud hacia nuestros hermanos y hermanas en este lado, podemos entrar en el primer cielo astral.
Ahora soltamos ese horror, ¡ahora queremos vivir!
Lo que nos entra nos apabulla.
¡Es jubiloso!
Hemos estado deseando esto durante siglos, no creíamos que existiera.
Ha venido, a pesar de todo.
¡Dios es amor!
Ahora ya no dudamos, nos arrodillamos para darla las gracias por Sus obsequios.
En nuestra vida ha entrado una gloriosa conciencia, nuestra felicidad de pertenecer a esta felicidad es radiante.
Esta alegría nos rejuvenece.
“Entra”, oímos dentro de nosotros.
“Entra ahora en la primera esfera.
Accede a Mi reino.
Regresa a mí”.
Esta alegría celestial la vivirán el individuo, la masa y la humanidad en la tierra.
¡Llegará cuando esta guerra haya terminado!
Entonces la humanidad comenzará este camino hacia la primera esfera, entonces se comenzará en la tierra con la construcción espiritual y llegará el despertar.
Entonces brotará alegría y felicidad en los corazones de la gente.
La humanidad entera estará jubilosa, entonces sabrá para qué se libró esta lucha.
¡La vida de Dios será entonces la gran revelación para la humanidad!
Nuestra oración es intensa y profunda, estamos completamente convencidos de que Dios nos ha dado todo de sí mismo.
Los rayos de luz de la primera esfera envuelven nuestra vida, la naturaleza es cada vez más hermosa.
Las flores y los pájaros nos brindan su sonrisa y hablan a nuestra nueva personalidad, estamos haciéndonos uno con ellos, de sentimiento a sentimiento.
Esta es la intuición, la transición a la otra vida, es la concienciación más elevada.
Estuvimos sintiéndonos pobres en la tierra crepuscular, allí vivíamos bajo la tierra, ahora estamos en medio de la naturaleza floreciente, ahora nuestra vida se ha santificado.
Esto la humanidad también lo recibe en la tierra, la lucha de ustedes se lo llevará.
Es la concienciación espiritual.
Luego vendrá a la tierra.
Pero el camino del ser humano es algo más largo, puede durar varios siglos, solo entonces se habrá alcanzado la primera esfera.
Pero ¿qué significan varios siglos, ahora que sabemos que esta evolución tomó miles de siglos?
El individuo puede alcanzar la primera esfera en poco tiempo si esta personalidad trabaja seriamente en sí misma, si recurre a absolutamente todo.
Así que a la humanidad le toma más tiempo, han hecho falta miles de guerras para alcanzar esta altura; aun así, la concienciación llegó.
Ahora la humanidad está ante el último problema y se vencen todos los rasgos inferiores, sin excepción.
En estos siglos se trae el reino de Dios a la tierra.
Quien esté entonces en la tierra podrá decir: la vida vale la pena ser vivida, esa gente se siente feliz.
La humanidad ha asimilado el amor espiritual y ahora puede aceptar.
Las leyes de nuestra vida llegan a la tierra, todo el mundo se hará astralmente consciente.
Hay millones de almas que ahora siguen un solo camino y viven el ¡“Uno para todos y todos para uno” !
Aquello con lo que nos encontraremos en brece se convertirá en posesión de la humanidad.
La vida nos sonríe e inclinamos la cabeza ante todo lo que hay en la naturaleza.
La vida de Dios nos sonríe y eso significa mucho.
Sentimos que hay una apertura recíproca entre los seres humanos y los animales, y ese sorprendente sentimiento lo hemos asimilado.
Es la sensación más que gloriosa de ya no estar solo en este espacio del que llegaremos a conocer las leyes.
Se nos ha ido cualquier forma de pasión, ha tenido que hacer sitio a este sentimiento y pensamiento puramente espirituales.
¡Este es el despertar espiritual!
Ahora nos damos tan buena cuenta de la voluntad de Dios, de que volveríamos a Él, ahora se nos está revelando.
Ahora el amor de la primera esfera, con sus rayos, puede envolver la personalidad; en esto ya no es posible que nos equivoquemos.
¡Están hablando las leyes!
Cristo, según sentimos, ha construido con millones de almas esto que es inmaculado.
El “Quien me siga recibirá la vida eterna” se ha hecho realidad para nosotros.
Esas palabras viven para nosotros.
Ahora comprendemos que no es posible saltarse trozos: el ascenso se vive por dentro.
¡Y ya nada nos detendrá, esta es nuestra posesión adquirida!
El firmamento cambia, allí está la primera esfera.
Hay miles de almas que van con nosotros y que accederán allí.
La naturaleza se hace siempre más etérea y hermosa, su silencio nos impacta, su influencia es santificadora.
Aquí no es perceptible el firmamento de la tierra; sabemos, sin embargo, que podemos regresar allí, si lo deseamos, Dios nos ha dado esa gracia.
Ahora somos material y espiritualmente conscientes.
Nuestra vida interior ha entrado en armonía con la infinitud, con este grado de vida que es la primera esfera.
Nos ha quedado claro que si no hubiéramos empezado con esta lucha, la tierra crepuscular nos seguiría manteniendo presos, lo cual la humanidad aceptará luego también.
Nosotros hemos llegado a ese punto por el enorme dolor y la gran pena.
A través del dolor y la pena, por las tinieblas hacia la luz: ¡así es como fue nuestro camino!
Esta felicidad se ha producido por Alemania.
Es la posesión adquirida de una humanidad que para ello tuvo que atravesar mares de desgracias.
Si Dios hubiera puesto fin a esta lucha, si hubiera oído las oraciones, la humanidad seguiría viviendo todavía en el vacío y la desgracia.
Ahora este estadio ha quedado atrás por obra de Hitler.
Los maestros estuvieron velando, trajeron la desgracia a la tierra, pero esta les ayudó a ustedes a desprenderse de la tierra de odio y les dio la continuidad en el espíritu, el despertar espiritual y el acceso a la primera esfera.
La humanidad no habría llegado por sus propias fuerzas.
Si las oraciones de ustedes hubieran sido oídas, se habría detenido la evolución humana y ¡eso no puede ser!
Una y otra vez llegaban esos tiempos horribles para el despertar espiritual.
Estas guerras fueron contribuyendo a construir el ser humano, así es como fue despertando la vida interior de la humanidad.
De otra forma todas esas tinieblas jamás habrían acabado, ahora se están disolviendo.
Los demonios del infierno están siendo vencidos.
Porque Dios quiso que Su vida regresara a Él, el otro lado trajo la lucha para la humanidad y aparecieron milagros técnicos para implicarla en una sola lucha.
¡Eso es lo que ha ocurrido ahora!
Ahora que estamos acercándonos a la primera esfera se nos desliza la vida terrenal, ahora vamos a pensar de forma terrenal.
El reino de Dios nos recibe con sus rayos.
Adquieren protagonismo los rasgos más elevados en nuestras vidas.
Eso antes no era posible, en la tierra crepuscular nos sentíamos muertos en vida.
Nos hemos visto sometidos a un milagro espiritual.
Estamos abiertos a todo.
Los rayos de esta vida, toda esta santidad, nos envuelven por fuera.
Lo que espera es poderoso.
Para eso hemos destruido nuestro propio yo, para eso hemos matado la mentira y el engaño en nosotros y hemos desterrado el odio de nuestra vida.
En su lugar llegó lo que somos ahora.
Sentimos cómo los rayos de esa fuerza viva atraviesan nuestra conciencia y es nuestro yo mejor.
Ahora vemos y sabemos que nos hemos desarrollado para bien, hemos vencido lo oscuro en nosotros, ¡lo hemos depuesto!
Las puertas de la primera esfera ya no están cerradas, se nos concede entrar al reino de Dios.
Nosotros seguíamos a Cristo.
Vemos ante nosotros cómo los primeros seres humanos de todos estuvieron edificando las esferas de luz; tuvimos que seguir sus obras y sus actos de servicio y fue entonces cuando llegamos a conocer todas estas sorprendentes leyes.
La historia de la humanidad desde Moisés también está abierta ante nosotros, leemos en ella y el imponente problema vive en nosotros como el reino de Dios.
Esto es ahora nuestro.
Para nosotros ya no hay ningún Dios que condene a Sus hijos, esa visión pertenece a la vida inconsciente.
Nosotros hemos llegado a conocer esta condena.
El ser humano se ha condenado a sí mismo, pero nadie se echa a perder, toda alma en el espacio regresa a Dios.
Pero ahora no puede haber en nosotros pensamientos denigrantes, porque entonces las flores cerrarán sus cálices, es más: se desvanecerá la esfera para nosotros.
Tenemos que seguir en armonía con estas leyes nuevas para nosotros que pertenecen a la primera esfera y el despertar espiritual.
La vida en esta esfera exige de nosotros que aceptemos estar abiertos, y nos gustaría que así fuera, absorbemos su santidad hasta saciarnos.
La primera esfera es como donde ustedes en la tierra en una mañana estival soleada cuando la naturaleza despierta con una serenidad inmaculada, cuando uno siente que todo le habla, le sonríe, por lo que uno se pone a dar brincos de felicidad y se le hace que la vida merece la pena ser vivida.
Es la sintonización de la primera esfera.
Y aun así, esta descripción es pobre, no puede describirse la vida astral, es algo que ustedes mismos tienen que poder vivir.
Las flores nos envían sus deliciosas fragancias refrescantes, los pájaros nos cantan contentos y esperanzados y se posan en las manos extendidas.
Esta vida se siente una con la nuestra, sabe que hemos conseguido vencernos a nosotros mismos.
Todo lo que percibimos desde aquí es grandioso.
No pudimos imaginarnos ni un instante que todo fuera tan increíble.
Vemos cómo se elevan los templos, con la luz propia que emiten envuelven todo lo que vive aquí, estos edificios son majestuosos y más adelante sabremos lo que significan.
¡Esto es algo que le espera a la humanidad entera en la tierra!
¡Es acceder a la primera esfera, pero es cuando la humanidad viva en el reino de Dios!
Vemos a la gente vestida con preciosas túnicas que emiten luz, la del ser que es dueño de esto que es inmaculado.
El ser humano en esta vida y de esta sintonización es hermoso.
Ahora sabemos que hemos transgredido el límite de la primera esfera y ahora viviremos un milagro tras otro.
Esta vida es profunda y verdadera, espiritualmente inmaculada y libre de cualquier pasión.
Nos aúpa y seguimos entrando en esta vida, siempre a más profundidad y entonces sentimos que llegamos a la unión.
A cada paso que damos nos vemos apabullados por una maravilla que acelera nuestro aliento vital.
Aquí absorbemos esas fuerzas inmaculadas.
¿Cómo se siente el ser humano en la primera esfera?
En este estado, en este mundo, ya no se puede decir ni una sola palabra dura.
Damos mil vueltas a cada pensamiento antes de emitirlo.
En esta esfera vive la vida para Cristo y se siente una con Él.
Y eso lo quiso Dios, pero en la tierra no se ha entendido.
Nosotros queremos dar las gracias, y así lo hacemos:
“Oh, Dios de toda esta vida, ¿cómo podemos darte las gracias?
¡Esto nos pertenece!
¡Se nos concede saber!
Ahora ya no mancillaremos Tu vida.
¿Quieres perdonarnos?
¡En nosotros vive un amor sagrado e inmaculado!”.
Los maestros de este lado nos dan la bienvenida y nos tienden la mano; saben qué clase de lucha hemos librado.
Se nos acercan sonrientes y a su lado vemos a todos nuestros amigos y seres queridos de antes que ya empezaron la lucha antes de nosotros.
Nos abrazamos y sollozamos como niños felices por toda esta increíble gloria y no logramos separarnos, ¡ahora estamos unidos para la eternidad!
Ya nada nos separará por la fuerza, Dios lo quiso así ahora que hemos alcanzado Su reino.
Esa enorme felicidad llegará luego a la tierra.
¡Para eso se lucha ahora, para eso se ha sufrido como nunca se ha sufrido antes!
La madre tierra ha estado esperando millones de siglos esta feliz unión.
También Adolf Hitler quiso traer esta unión espiritual a la tierra, pero a lo germano, regresó para ello al estadio de la selva.
Pero esa no es la intención.
Así no hemos llegado a conocer las leyes de Dios, la evolución humana siguió otro camino.
Y es que Adolf Hitler estuvo al servicio de la desintegración; ¡la humanidad, de la construcción espiritual!
Ahora ven ustedes lo demente que es su conciencia.
Aun así, les trajo la sombra de la realidad.
Eso lo confirmará el futuro y entonces la humanidad despertará para las leyes divinas.
En la primera esfera todo lo que vive sirve, allí la masa está abierta al individuo y esto se ha recibido por medio de Cristo.
¡Esto también llegará a la tierra!
Para la tierra esta masa es (la Casa de) Israel, atrae hacia sí la vida de ustedes.
¡Entonces vendrá a la tierra la unión espiritual de la primera esfera y surgirán los Pueblos Unidos del Mundo!
Los maestros de la Casa de Israel sirven a la humanidad a partir de este enfoque.
Tal como desde este lado los maestros siguen todo lo que vive, también lo hacen en la tierra y a partir del templo de la humanidad esto significa que la felicidad permanecerá de forma duradera en la tierra.
¿Comprenden ahora lo que sucederá en la tierra?
Por eso vencerá (la Casa de) Israel.
No se les dará a ustedes nada, tienen que entregar todo lo propio para ello, pero así llegarán a poseer la paz y la serenidad.
A (la Casa de) Israel se unirán los pueblos paganos y entonces llegarán a funcionar de modo material las leyes del reino de Dios.
La vida cambiará aquí por cada acto bueno.
Pero eso también es el caso en la tierra.
Los introducirán en el amor inmaculado y servicial.
Así es como ustedes se construirán el paraíso.
Es espeluznante lo que la humanidad ha tirado a la basura, los sacrificios que ha hecho en oro y bienes y sangre.
Pero eso no hace falta que se lo diga.
Ahora ya no es posible ni tampoco hace falta ya.
A partir de ahora tengan fe en la dirección de Dios.
Después de la guerra de ustedes habrá que usar para fines buenos todas las riquezas de la tierra.
Por medio de cada acto bueno irán contribuyendo a la construcción de las esferas de luz; el mal, sin embargo, crea las tinieblas.
Por medio del bien la chispa divina irradia amor inmaculado y ustedes accederán a su cielo después de la muerte.
Tienen que querer alcanzar esto, es la felicidad poderosa que llegaremos a conocer después de la muerte y que hemos asimilado.
Los primeros cristianos han tenido que aceptarlo.
Moisés entregó su propia vida para ello.
Ni un solo ser humano puede eludirlo.
Dios puso los cielos en nuestras manos, ¡el espacio!
¿Quién en la tierra puede ofrecerles esto?
¿Quién les dio la continuación eterna?
¿Comprenden ahora que todos los reyes y emperadores y dictadores no son más que piezas en el tablero de ajedrez mundial?
¡Obedezcan por eso el Santo Evangelio, sigan a Cristo!
Cristo los conducirá al reino celestial.
Por medio de él se puede alcanzar y vivir el despertar espiritual.
Eso es lo que les espera a ustedes y a los suyos, y a todos los que los aman.
Por eso, no se detengan en la tierra, sirvan y trabajen, ¡puede suponer su última vida en la tierra!
En la primera esfera vemos innumerables viviendas espirituales.
Allí es donde por fin podrán construir su morada espiritual, pero en la tierra ya tienen que sintonizar con ella y comenzar con ella.
Con cada acto bueno pondrán allí una piedra al lado de la otra, así ustedes mismos serán el arquitecto.
¿Cuál es el lugar dónde más les gustaría vivir?
En el silencio, cerca del agua, en los bosques, rodeados de verde y flores, o entre las montañas?
¿Cuál es su deseo?
Dios dice: “Hijos míos, en Mi reino hay sitio para todos”.
Eso es en la tierra: “En el reino de Dios hay muchas moradas”.
Aquí hay lugar para todos y pueden construir ustedes su vivienda donde quieran.
Porque el universo nos pertenece.
Así de infinitas son las cosas que pueden vivirse aquí.
Muchos se construyen en este espacio una vivienda y se lanzan a vivir las profundidades espaciales de Dios, llegan a conocer estrellas y planetas, y así llegan a la conciencia cósmica.
Esto es así para toda la vida de Dios.
Tres grados de vida cósmicos se han revelado a sus vidas.
La luna, el segundo grado cósmico y la madre tierra.
Todos esos millones de vidas y leyes son de ustedes, han alcanzado esa conciencia.
¡Han llegado tan lejos sirviendo!
Nuestra vida es un milagro espiritual, un milagro de felicidad y gloria, de elevado ser uno humano, de amor y saber.
Aun así, nuestra vida en este lado es muy natural.
No somos anormales en nada, pensamos y sentimos como en la tierra, lo único que pasa es que ahora nuestro pensamiento se ha espiritualizado.
En nuestra naturaleza volvemos a ver toda la vida de la tierra, pero esta vida también está espiritualizada, es más etérea que la naturaleza material de ustedes, igual que nosotros ha vivido una evolución más elevada.
Las especies animales aladas han alcanzado nuestra vida, se elevaron más y más; Dios las tocó, igual que a nosotros.
Porque la especie animal salvaje o basta no puede acceder a la primera esfera, esta mentalidad crea disarmonía.
Estamos libres de todo lo que estimula nuestra vida o que puede trastornarla, no hay miedo ni temblores, nada puede alterar que estemos juntos.
En nuestra vida ha crecido la realidad divina, ¡ha despertado la chispa de Dios en nosotros!
Que Dios bendiga nuestra vida.
Ahora comprendemos las leyes astrales, ahora comprendemos el divino plan de la creación y somos conscientes de la santidad del matrimonio en la tierra.
Cristo nos elevó en esa santidad.
Ahora comprendemos a Judas y a los demás apóstoles y a todos que subieron a las hogueras o entraron a la fosa de los leones para Dios y Cristo.
Todos esos santos vivieron alguna vez en esta esfera y continuaron más allá, más arriba, y más, para acceder al Omnigrado.
Ahora que sabemos que Cristo nació en la luna, igual que nosotros, que ha tenido que seguir el mismo camino cósmico, estamos más cerca de Dios.
En efecto, nos es posible hablar con Dios.
Esta brecha se ha salvado ahora que hemos llegado a conocer la vida.
Nos ha quedado claro en medio de esta santidad que somos dioses, ¡algún día las leyes divinas nos reconducirán a la Omniexistencia!
Cuando sientan esto en la tierra ya no serán capaces de destruir la vida de Dios porque otros les hayan dado la orden para ello.
Ustedes tienen que elegir entre el país del odio y la primera esfera, entre Dios y el diablo, entre Cristo y la destrucción de sus propias vidas.
Los diez mandamientos lo exigen a sus vidas y a los suyos.
Ustedes mismos sintonizan las desgracias o la felicidad del espacio divino, en nada les puede obligar la otra vida.
Nos lo enseñó Cristo y las revelaciones del otro lado demuestran Sus palabras.
Cristo trajo el amor a la tierra, Su Siglo lo hará despertar en cada ser humano.
¿No es comprensible?
Por el amor ¿no han llegado a tener ustedes su propia vida en sus manos?
¿Es posible que las leyes de Dios y en el espacio les hablen de otra forma a sus vidas?
Quien quiera crecer rodeado de amor ¡tiene que negarse a matar la vida de Dios!
¡Solo entonces seguirán ustedes a Cristo de forma consciente!
¡Entonces representarán a Dios en todos los grados de vida y habrán actuado como tienen que actuar!
No hay poder en el mundo que les pueda impedir esto.
Su voluntad domina todo lo de la tierra, Dios les dio este regalo.
Intenten despertar en el espíritu y les serán entregados los tesoros del espíritu.
No dejen que los espanten hacia las tinieblas ahora que ven cómo quieren vivir todavía todos los inconscientes, ahora tienen que saber qué camino tienen que seguir.
La primera esfera es el paraíso del que ha hablado Cristo.
Qué sorprendentemente natural es todo en el fondo ahora que hemos comprendido el objetivo de la vida en la tierra y en este lado.
Las leyes de Cristo se pueden vivir en la tierra, porque el Gólgota las llevó a la conciencia de ustedes mismos.
¡No es posible eludirlas!
No hay nada que pueda ayudar a la chispa de Dios si se transgreden las leyes de Cristo, porque ahora ustedes controlan su propia vida.
Pero Dios quiso que nos acercáramos a Su vida con amor.
¿Cómo hemos actuado en todas nuestras vidas?
Ustedes mismos pueden responder ahora a esa pregunta de cómo tuvieron que actuar ustedes, la masa y la humanidad, y cómo lo hicieron ustedes.
¿Se creen ustedes que Hitler alguna vez hubiera llegado a tener el poder si el alma, la chispa divina en todos los pueblos, hubiera comprendido los diez mandamientos?
¡Ni un solo gobernante habría sido todavía capaz entonces de incitarlos a ustedes y a los suyos a destruir aquello que Dios creó en amor!
¿Comprenden estas leyes que les han sido aportadas por Cristo?
¡Empiecen ahora y sigan a sus maestros, a sus hermanas y hermanos que alcanzaron la primera esfera, porque les aportan el despertar espiritual!
Yo también pude experimentar en el pasado este despertar en el espíritu y tomar posesión de mi esfera.
Les contaré sobre ello, solo entonces sabrán cómo actúan todos estos millones de almas que desde la tierra acceden a la primera esfera o que aquí se han liberado de las tinieblas.