Introducción

Mi hermano André, después de mucho tiempo volvemos a ser uno para dejar constancia de una obra espiritual.
Doy gracias a Dios por esta gracia que se me ha dado.
Digo lo siguiente a mis lectores: si quieren abrirse a mí, trataré para ustedes todas las preguntas que tienen relación con esta horrenda guerra.
¿Es esta lucha la intención de Dios?
¿No le es posible a Dios intervenir y terminarla? ¿O no quiere?
¿Fue Él quien dio a un solo ser humano el poder de poner en llamas el mundo?
¿Creó Su vida únicamente para dejar que se destruyera?
¿Es que se le puede llamar a Dios un Padre de amor?
Y Su Hijo Jesucristo, ¿por qué se calla?
¿También Él está sordo para las plegarias que se le envían con desesperación?
¿O es Él una ficción?
¿Sacará la humanidad conclusiones de esta guerra, o habrá guerras hasta el final de los tiempos?
¿Cuál es el propósito de nuestra vida en la tierra y en el espacio?
¿Por qué nos la dio Dios?
A esta y miles de las otras preguntas les contestaré extensamente durante un paseo que comenzamos en el origen del ser humano, el animal y el universo.
Y durante esta travesía tendré la oportunidad de demostrarles que esta horrenda guerra no es la voluntad de Dios.
Dios ama a todos Sus hijos, se lo demostraré.
Pero además quiero explicarles que ¡a Él le es imposible intervenir!
Observa y calla, pero... sabe que todo está bien.
Sabe que todos Sus hijos van a despertar precisamente por esta guerra, por esta horrenda miseria.
Ustedes, seres humanos de la tierra, viven en una era tremenda, viven en el siglo del desarrollo espiritual.
Preguntarán: ¿acaso radica desarrollo en este terrible suceso?
Sí, contesta a esto el otro lado, les traerá concienciación espiritual, en el sentido elevado de la palabra superlativa.
Este es el punto al que han llegado ahora la madre tierra y todos sus hijos.
Como acabo de señalar, nuestro paseo cósmico arranca con el inicio de la creación y nos llevará por los planetas, por los infiernos y cielos, hasta el estadio actual.
En este viaje observaremos los movimientos de la vida que nació antes que toda la demás y viviremos como la humanidad recibe una fe.
Después seguiremos la aparición de los profetas y el crecimiento de las tribus de Israel (la Casa de Israel, a la que pertenecen todos los que creen en un solo Dios y aman todo lo que vive) e inclinaremos la cabeza ante Cristo, cuya Vida Sagrada se nos concederá entonces contemplar.
A continuación averiguaremos cómo los pueblos de la tierra alcanzan su estadio y sintonización actuales; después trataremos los problemas y también las leyes materiales y espirituales de esta guerra.
Ni entonces habrá tocado a su fin nuestro paseo.
Todavía tendremos que seguir, porque detrás de las ruinas nos hará señas entre risas el “reino de Dios”.
Accederemos a él y lo atravesaremos con sumo respeto, rebosantes de alegría por lo que espera a los pueblos si tienen buena voluntad.
Y finalmente, se nos concederá, con la ayuda de los maestros más elevados del otro lado, echar un vistazo en el futuro lejano.
Las profecías que nos alcancen de boca de los maestros harán que doblaremos las rodillas para dar las gracias a nuestro Creador divino.
Los maestros me encargaron tratar para ustedes el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.
Por medio del pasado llegarán a conocer sus propias vidas, por mis explicaciones del presente empezarán a ver todos sus problemas en otra óptica, mientras que al leer sobre su futuro podrán despertar en el espíritu.
Sabrán para qué viven, en qué grado para los sentimientos han entrado y con qué esfera llegarán a tener sintonización en nuestra vida.
Conocerán los infiernos y los cielos, así como todos los grados cósmicos en el espacio.
Y empezarán a ver su Biblia en otra óptica, ahora que las leyes de Dios hablarán a sus vidas.
Me siento preparado para tratar esta imponente materia para ustedes.
Que Dios me ayude a consignar todo esto por medio del instrumento terrenal, daré todo lo que tengo para ello.
El maestro Zelanus