Por las tinieblas hacia la luz

La humanidad pronto estará ante las ruinas y contemplará todo lo que se ha destruido en estos años.
Pero también estará ante su vida futura y querrá olvidar lo antes posible ese horrible pasado.
Solo ahora puede verse qué pueblos han sufrido más, quién tuvo que enmendar muchas cosas y entregar todo lo que tenía para resistir el gigantesco proceso.
Y eso también puede verse en el individuo, en la masa y en la humanidad.
La civilización humana está hecha una gran ruina y esta hay que levantarla, urge empezar a hacerlo, porque la vida en la tierra quiere seguir.
¡Esta humanidad tiene que seguir!
A la masa le espera un despertar espiritual nuevo y más elevado.
Es solo ahora que el ser humano siente que tampoco se hace con violencia.
Pero, entretanto, Europa está destrozada.
La apisonadora de la guerra derribó todo lo que le obstruyera el camino, no respetó nada, la vida y la muerte perdieron relevancia.
Todos los bienes sagrados de la humanidad han sido mancillados.
Pero se han echado los fundamentos para la vida más elevada, y es sobre eso que ahora se sigue construyendo.
Los sentimientos han despertado al ver las fechorías cometidas por el mal, ahora la vida del alma siente que las personalidades enviadas al diablo (quizá quiera decirse: sintonizadas con el diablo) solo pueden hundir a la humanidad.
La vida en la tierra fue como un infierno, pero ahora se ha vencido el mal en el ser humano, a costa de muchísima sangre, de dolor y pena, de hambre y desgracias.
¿Ha sido demasiado alto el precio de esta evolución?
Veremos lo que le espera a la humanidad y a dónde los ha conducido esta lucha a ustedes y a los millones de personas en la tierra.
Los demonios del infierno han podido desfogarse terriblemente.
Sobre la tierra reina ahora el silencio, el silencio tras la intensa pugna entre el bien y el mal.
Quién vuelva a pensar en los horrores padecidos, en las horas de perdición, oirá todavía los espantosos gemidos y quejidos de los heridos, de las madres y sus hijos, que perecieron y que por esta horripilante guerra tuvieron que abandonar la vida terrenal para acceder a la espiritual.
Quien sienta esto y lo vuelva a seguir sabrá ahora cómo arrasaron Caifás y los de su calaña; temblará y se estremecerá pensando en quienes sometieron la vida de Dios al reino del terror.
Cavilando sobre estos horrores cree en un gran milagro: ¿cómo es posible que siga estando entre los vivos?
Así de horrorosa fue esta lucha para el ser humano en la tierra; para ricos y pobres, para jóvenes y viejos, para niños, padres y madres.
No podemos pronunciar la palabra “animal”; ahora sabemos que seríamos injustos para con el animal, ¡ha mostrado estar por encima del ser humano!
¡Así es como ha arrasado la demencia!
No hay pueblo ni ser humano en la tierra que no haya vivido algo; nada ni nadie se ha librado de la salvaje violencia.
¡Ha sido horroroso, desgarrador, tremendo!
En los siglos pasados se ha sufrido terriblemente, pero lo que los pueblos de la tierra han vivido ahora no hubo quien se lo pudiera imaginar; el otro lado, sin embargo, sí fue tan sabio y cariñoso como para no predecir toda esta miseria, aunque nuestro mundo sí constató varios momentos.
Solo los más fuertes estaban al tanto, ellos se prepararon para esta lucha, mediante sus poderosas personalidades dominaron los acontecimientos diarios a su alrededor, y así pudieron apoyar a mucha gente por medio de sus sentimientos y pensamientos.
Absolutamente nadie pudo imaginarse semejante mal, semejante cosa endiablada y tiránica, y aun así, millones de almas conservaron la propia vida.
Es un milagro, pero esas leyes también las hemos llegado a conocer ahora, están en manos del propio ser humano.
Porque quien tenga que vivir por fuerza no puede morir, y quien vaya a hacer la transición no puede seguir viviendo; estas leyes deciden sobre toda la vida de Dios.
Y eso es lo único que les queda a ustedes ahora: ¡la nuda vida!
Así de profundamente se ha vivido este descenso, para eso se ha recurrido a todas las fuerzas y todos los rasgos de carácter.
Y vuelvo a preguntarles: y a Dios ¿le puede parecer bien esto?
Aun así, Dios velaba por todas Sus criaturas, no los dejó ni un segundo solos.
El significado de este velar divino vive, sin embargo, en este lado; nosotros hemos llegado a conocer esta conciencia en las esferas de luz.
Miren donde miren verán escombros, o sea, verán desgracias, allí todavía viven el dolor y la pena, la tremenda desgracia y el redolor de millones de almas, allí sigue manando la sangre de muchas heridas y deambulan los dementes de ustedes que perdieron la cordura por esta crueldad humana.
Miren donde miren se les abre un precipicio, y aun así: la vida continúa.
Los paganos han sido vencidos, el mal ha regresado a las tinieblas, a la tierra ha llegado luz.
¿Por la oración?
¡Cuánto se ha orado!
Dios, sin embargo, no puede escuchar todas estas oraciones, tal como se imagina en la tierra.
Ustedes tienen que comprender ahora, y confirmarlo, que así está bien.
Prácticamente todo el oro de la tierra se ha consumido a tiros.
Ese dinero tendría que haberse gastado de otra manera, pero la humanidad aún tenía que despertar para esa conciencia.
Se usaron millones de florines para la demolición, para la destrucción de la vida de Dios.
¿Dónde está el límite de ese modo?
¿Cómo tiene que despertar la chispa de Dios?
¿Es que de verdad hay progreso espiritual?
La humanidad ¿de verdad que es capaz de construir un mundo mejor?
Todas esas desgracias ¿de verdad que sirvieron para conseguir concienciación espiritual?
La sangre corrió como nunca antes; pudo ser así por los descubrimientos técnicos de los tiempos de ustedes, ¡que hicieron que el ingenio humano hablara sin ambages!
Se recurrieron a inmensas riquezas para destruir Occidente, pero ¿fue esta la voluntad de Dios?
¿Se murió Cristo para eso en la cruz?
Lo único que quedó de las glorias que se tenían antes todavía, hasta hace pocos años, es una sensación de amargura dolorosa.
El sentimiento predominante que ahora conocen las vidas de las almas en la tierra es el arrepentimiento de haber descendido hasta lo bestial de los tenebrosos infiernos.
¿Se dispone la gente ahora a crear un mundo mejor, o volveremos a las andadas?
¿Vamos a seguir sirviéndonos del engaño, volveremos a trepar a costa de la sangre de los demás?
¿Vamos a seguir enriqueciéndonos a base de succionar la vida de Dios hasta dejarla vacía?
¿Comerciando con el producto, infundido de alma, del artista y del hombre de la naturaleza?
Para cualquier ser humano de juicio honesto es fácil constatar que en la tierra absolutamente todo ha surgido por mentiras y engaños, mancillando la sangre de otros, robando y asesinando, pisoteando y negando el derecho a existir de los demás.
Y ese ser humano puede constatar ahora con la misma facilidad que las leyes de Dios se recuperan ellas mismas, lo cual quiere decir que aquello que fue creado mediante el amor inmaculado tiene derecho a existir y que, en cambio, las posesiones robadas se destruyen.
Y ahora esas malditas posesiones han sido destruidas.
Fueron destrozadas o pasaron a otras manos.
Aquí habla la causa y el efecto para las posesiones terrenales, de aquello que formaba parte de sus vidas, pero que estaba condenado a extinguirse, a perecer, porque hubo un día en que se adquirió robando y asesinando.
Así es como se saldaron esas cuentas del pasado, fueron liquidadas sacrificando la propia sangre vital o perdiendo los tesoros amasados.
¡El siglo de ustedes los obligó a eso!
Las vidas humanas y los bienes se vieron sometidos al impacto de las leyes de la causa y el efecto, Dios no puede regalarlas nada en nada.
Este ajuste de cuentas tenía que venir tarde o temprano, en beneficio del propio ser humano.
Todos los oprobios —por muy hermosos y artísticos que fueran sus construcciones— tenían que desaparecer para dejar lugar a nuevos edificios, que serán erigidos por una estirpe humana más consciente y más madura.
Hubo poderosas sociedades que especularon con los sueldos de miseria de los pobres.
Fueron engañados, informados falsamente, mientras que los empresarios se desfogaban con sus peniques ganados con el sudor de su frente.
No hay ni un solo hogar en la tierra que haya quedado exento de este contagio; incluso los templos y las iglesias dedicadas al culto de Dios y Cristo tienen manchas de sangre de la vida, de la fuerza vital de la vida de las almas que entregó todo para su construcción.
Pero ¿de qué sirvieron su sacrificio, su fe?
Pudo dedicar su oración en un edificio, que tenía que ser un aguijón en el ojo de Dios, porque se construyó con trapicheos.
La iglesia se suicidó por las posesiones terrenales, aceptaba todo: no preguntaba de dónde venía el dinero.
¿Actuaba la iglesia en esto conforme a los mandamientos de Cristo?
¿Cómo debería haber actuado la iglesia en ese caso en los siglos pasados y durante esta lucha?
Nada estaba bendecido por Dios, ¡todo estaba sometido a una maldición!
Los bienes robados y saqueados por sus antepasados desaparecerían por la última guerra mundial.
Ha comenzado el Siglo de Cristo, es el que les está hablando, mandará en los corazones de ustedes y de los suyos.
No consentirá por más tiempos el engaño, el robo ni el asesinato; ahora hay que inclinar las cabezas, los actos humanos tienen que hacerse conscientes.
Ahora toca enmendarse y construir la ley que cambiará drásticamente la vida en la tierra.
¿Y no es de una urgencia apremiante?
¿Tiene que seguir pareciéndoles bien todavía a Dios y Cristo que el ser humano se degüelle a sí mismo en la tierra?
No es posible entrar en el Siglo de Cristo si van agachados bajo una carga diabólica y destructiva.
Este Siglo quiere que ustedes se hagan videntes y que en lo sucesivo vivan sus vidas terrenales de forma honrada y honesta.
Exige que aclaren la vista de los demás mediante la luz vital de ustedes mismos, y ello porque ¡han nacido ustedes de un solo Padre!
Tenía que estallar, de una u otra forma, una guerra para privarles de sus corazones mancillados, para hacerles vivir dolor y pena, porque solo así era posible que ustedes cumplieran con sus leyes del karma.
¿Es esta una ley antinatural, injusta?
Un buen día —sí, qué buen día—se desató el infierno y se vieron ustedes despojados de las leyes vitales creadas por ustedes mismos, pero que con sus dolores, miedos y horrores les dotarán de experiencia, para que así puedan despertar, y así será.
Son las leyes inamovibles de la vida de ustedes y de nosotros.
Harán que se despidan del mal, los propulsarán para continuar y ascender en el espíritu y empezar con la construcción de su propio reino de Dios en la tierra y en el otro lado.
Donde ustedes en la tierra pensaban que era posible comprar con dinero un cielo; se compraba felicidad terrenal, se compraba lo que les diera la gana, se compraba amor y respeto, sí, ¡compraban con dinero a Dios y Cristo!
¡Hay que ver cómo se arrasó en este sentido en la tierra!
Se echaron a perder los cielos como si fueran bienes terrenales, las iglesias dilapidaron los reinos celestiales de Dios con trapicheos, elevaron esta práctica hasta alturas demenciales.
Estas transacciones se establecían con las conciencias tranquilas.
Fue posible durante siglos, pero también esto acabará por esta guerra.
Más adelante ya no será posible semejante trapicheo repugnante.
¡La humanidad sabrá entonces lo que quiere decir asimilar un cielo!
Llegó la guerra y sobre la humanidad cayó un diluvio de violencia desbocada, las crueldades fueron bárbaras, los dolores, insoportables.
Y aun así —créanme— ¡Dios ha sido clemente con ustedes!
En toda Su creación, Dios se revela como un Padre de Amor, y también ahora volvió a demostrar que lo era.
Si ustedes hubieran tenido que enmendar los errores cometidos en el pasado, en toda su dimensión, habrían sucumbido, no habrían podido conservar la vida.
Entonces Dios tendría que haber reconducido la vida a la selva, de vuelta al silencio del primer estadio vital, allí donde ustedes, como seres humanos, comenzaron sus mentiras y engaños conscientes.
Él debería haberles despojado de los tesoros de la tierra, para que ya no les habría sido posible seguir haciendo el mal por más tiempo.
Pero ¿cuántas cosas no dejó, en cambio, en manos de ustedes?
Como Padre de Amor que es vuelve a darles la oportunidad de comenzar.
Acepten su estado, den gracias a Dios por todo lo que les dejó, inclinen la cabeza con humildad y recen: “Padre Nuestro, ¡hágase Tu voluntad!”.
De haber tratado Dios la causa y el efecto de esto según las leyes, ahora todos vivirían en cuevas y chabolas y ya ni un solo ser humano tendría donde cobijarse.
Dios, sin embargo, los dejó seguir, para que les entrara el despertar material y espiritual.
El poquito de civilización que asimilaron los pueblos y la humanidad a lo largo de los tiempos el mal lo derribó, lo mancilló, lo ahogó.
Los demonios del infierno y de la tierra les ofrecieron a ustedes la imagen, la personalidad de la humanidad; era capaz de semejantes actos crueles, embriagados de odio.
Esta es su sintonización vital, no avanzó ni ascendió más; aún tiene que despertar para la concienciación espiritual inmaculada, amorosa.
La aflicción que los invadió a ustedes, los dolores que tuvieron que cargar: todo podía haber sido mucho peor, debido a que la causa y el efecto de la humanidad transgredió absolutamente todas las leyes en el espacio.
Las fechorías de las que la gente se hizo culpable les han demostrado a ustedes las atrocidades que todavía era capaz de llegar a cometer la personalidad de la humanidad.
Estos actos no son contrarios a la sintonización de esta.
Les he demostrado extensamente que la masa aún tiene que alcanzar la conciencia más elevada.
Lo indica cualquiera de sus actos con tanta claridad que hasta se lo puede decir un niño.
Todavía hay millones de almas que se decantan por la violencia, y se desfogaron con esos sentimientos.
Por estos sentimientos y otros rasgos igual de tóxicos el mundo se vio barrido por una amarga miseria, fue eso lo que transformó ciudades y pueblos en escombros y lo que causó los muertos y heridos.
El Padre de ustedes que está en el cielo y Su santa vida se vieron mancillados —violentados— por los graves errores del carácter del individuo, de la masa y la humanidad.
Es necesario que recuerden esto cuando planteen la cuestión de quién tiene la culpa de esta guerra.
Recuérdenlo cuando comiencen a reconstruir la existencia destrozada, destruida.
Saberlo les dará las fuerzas para vencer sus rasgos malos y destructivos, y para seguir trabajando en la recuperación, sin parar.
Esto les dirá que el orden mundial al que también ustedes tienen que aportar su parte debe ser de carácter espiritual.
¡En ese orden tienen que vencer el amor y la veracidad!
Demasiado tiempo los actos de la humanidad y de sus líderes fueron inconscientes.
Si no, ¿habría sido posible que la iglesia echara a perder los cielos a cambio de trapichear con oro?
He de volver una y otra vez sobre esto: tiene que quedarles bien claro que una sociedad que siga aprobando semejantes situaciones que claman al cielo —por no ver lo inconsciente en esos actos— ¡jamás será capaz de irse elevando a base de trabajo hasta alcanzar un mundo de pueblos espirituales!
Lo que hace la iglesia bien hecho está, según piensan sus creyentes.
Pero ¡Dios lo ve de otra manera!
¿Ha entendido la iglesia el puñetazo que le dio Hitler?
¿Entiende el significado divino de aquel?
¿No es cierto que la iglesia destruyó más de lo que se construyó?
Ustedes se rebelan contra esto, pero díganme entonces: ¿cómo puede una iglesia instaurada por Cristo enseñar a sus creyentes un Dios de la condena?
¿Cómo puede permitir una iglesia, que dice hablar en nombre del Cristo lleno de amor, que sus criaturas se maten entre ellas luchando?
La iglesia causó destrozos porque es inconsciente de los mandamientos divinos.
La iglesia blasfemó contra Dios, ¿o es que se ha olvidado de la Edad Media, cuando hizo rugir las hogueras para reducir a brasas a miles de criaturas de Dios, solo para salvaguardar el propio poder?
¿Acaso no es cierto esto?
Díganme entonces si creen que bendecir cañones es un acto celestial.
¿Tampoco eso es cierto?
La iglesia debería ser lo más sagrado en la tierra y una conexión con Dios para el ser humano.
Pero ¿puede llamarse santa a una iglesia que llega a cometer semejantes actos salvajes e increíblemente viles?
¿Puede ser así la conexión con Dios?
Cristo nos fundó, según asegura la iglesia.
Y aun así cayeron bombas sobre sus construcciones, y ello solo porque era incapaz de poder recibir la bendición divina: ¡sus actos no se ajustaban a ella!
Nosotros, de nuestro lado, en la vida después de la muerte, también ansiamos alguna vez tener posesiones, también nosotros estuvimos intentando enriquecernos, algún día nosotros también estuvimos amontonando, uno tras otro, actos inconscientes, pero aprendimos a darnos cuenta de nuestros errores y comenzamos a deponerlos.
Nuestros actos habían conducido la personalidad a las tinieblas, tuvimos que aprender entonces a inclinar la cabeza.
Aprendimos que fuimos hundiéndonos por las posesiones terrenales, durante muchas vidas sucesivas.
Pero después de luchar duramente contra esos rasgos malos en nosotros, que nos denigraban, nos vimos por fin ante la luz de los primeros cielos.
Comprendimos que Cristo bendecía nuestra vida si cumplíamos con rigor Sus leyes.
Tuvimos que asimilar la conciencia espiritual para evitar que volviéramos a hundirnos en los sentimientos materiales.
Solo entonces pudimos acceder a la santidad de Dios y postrarnos ante los pies de nuestro maestro.
Inclinamos la cabeza, sabiendo que ahora todo estaba bien.
Si sienten ustedes sus propias vidas, también comprenderán el significado de la recuperación material y espiritual para su evolución.
Los problemas, graves, profundos, que han vivido ahora, fueron para ustedes y su conciencia interior y para la de la masa y la humanidad.
Han tenido que enmendarse, han tenido que liquidar sus viejas deudas.
Les apabulló, de pronto se vieron ante las leyes de Dios.
Ahora el camino está libre, ahora podrán construir un futuro mejor para ustedes mismos y los suyos.
Ahora van a vivir las leyes que también rigen nuestras vidas, no podrán eludirlas ni querrán eludirlas con lo que saben ahora.
Rodeados de abundantes escombros, volverán en sí.
Han podido contemplar, hasta en todas las fases, la conciencia y los actos del ser humano de sintonización animal.
Se les ha mostrado la nuda verdad.
Y esa fue la intención, todas estas desgracias tenían que abrirles los ojos, y eso hicieron.
La humanidad entera ha aprendido esta lección vital: ¡nunca jamás se podrá conceder tanto poder a una solo alma en la tierra!
Además, sabe ahora que tiene que dejar de construirse una existencia a base del robo y la usura.
Al menos ahora debe saberlo, igual que todo edificio que no haya sido erigido conforme a las leyes de nuestra vida está condenado a destruirse y malograrse.
Quien procure en todo la honestidad y lleve a cabo el bien se encontrará ante las puertas del reino de Dios.
No se dejen quebrar ahora por las desgracias; de nada sirve llorar hasta quedar vacíos.
Sepan que detrás de las ruinas se asoma el futuro.
Entonces se les caerán los follones vacíos de la tierra.
Mediante el servicio, cualquiera puede crearse su propio estado.
Quien trabaje con la cabeza erguida para el individuo, para la masa y la humanidad, experimentará que Dios está velando.
Cualquier alma sentirá ahora la necesidad de continuar y de dar gracias a Dios por estar entre los vivos.
Y así es como lo siente la masa y la humanidad.
También la gran masa ha aprendido que es imposible seguir así.
Los horrores le han abierto los ojos también a ella.
Todo su odio se disolverá, solo fue predominante de forma pasajera.
También la masa ha aprendido que solo el amor puede bendecir la existencia terrenal.
¡Quien sienta esto está preparado para edificar material y espiritualmente!
Moisés empezó una vez con esta edificación; lo siguieron muchos otros profetas y luchadores, todos entregaron sus vidas para ello.
Así lo hizo Cristo.
Dio todo lo que tenía para hacerlos felices a ustedes.
Hasta el momento, la conciencia terrenal no ha comprendido la envergadura de esos sacrificios.
Pero ahora la humanidad ha despertado.
Esta comprensión ha llegado después de todas las desgracias vividas.
Si lo hubiera comprendido por su propia fuerza y en paz y con serenidad, no habría hecho falta todo ese horror.
Aun así, la ganancia es para ustedes y los suyos, porque esta masacre creó el despertar espiritual.
En el futuro todos sus actos irradiarán la conciencia de su buena voluntad, porque la vida en la tierra los introducirá en esa veracidad.
¡Han adquirido esa concienciación por la violencia!, ¡fueron hacia la luz a través de las tinieblas!
Pero ¿quién tiene que pagar ahora su conciencia adquirida?
¿Tiene que ser Alemania otra vez la víctima?
¿Otra vez hay que volver a atar de pies y manos al pueblo alemán?
¿Hay que avasallarlo de tal forma que perezca el pueblo entero?
Entonces el pueblo de (la Casa de) Israel no habría aprendido nada.
Ahora están evolucionando las leyes del Siglo de Cristo.
Tan destructivos que fueron los protocolos redactados en Versalles en 1918, así de constructivos serán los nuevos.
Los maestros de este lado también controlan esos problemas.
Serán ellos quienes decidan en esta materia, ya no se podrá vengar el odio con el odio, es cosa del pasado.
Eso volvería a conducir a la desintegración y ¿quién en su sano juicio podría querer eso?
El pueblo alemán será vigilado durante un periodo largo, pero cuando haya aprendido lo suficiente y sepa inclinar la orgullosa cabeza ¡volverá a controlar su propia personalidad!
El pueblo alemán tendrá que hacer sacrificios por las fechorías cometidas, tendrá que aceptar que su país sea cortado en pedazos a favor de los países que una vez fueron atacados despiadadamente por los ejércitos alemanes.
Pero algún día, cuando sea confiable al cien por cien, podrá volver a tomar las riendas de su propia vida y estar al servicio de (la Casa de) Israel, de la paz, de la tranquilidad, del bienestar y de la edificación.
Porque a Dios no le puede parecer bien que millones de almas sean abandonadas a la destrucción.
Fue necesario en 1918, pero ahora las criaturas de (la Casa de) Israel, que hay en Alemania, ¡conducirán su país a (la Casa de) Israel!
Cuando comprendan ustedes los problemas de su tiempo ascenderán al Monte Calvario e irán hasta Cristo.
Pueden hacerlo ustedes ahora, porque han enmendado y han devuelto todo lo que han robado en siglos pasados.
Los que odian y maldicen, los que derraman sangre, ya no pueden recibir, bajo ningún concepto, una nueva oportunidad; de lo contrario volverán ustedes al estadio de la selva, y eso no puede ser lo que ustedes quieren.
¡Porque para eso —¿verdad?— no se han derramado esos ríos de sangre!
Vengar el odio con odio condujo el mundo al precipicio.
La primera exigencia es ahora que los pueblos intenten comprenderse los unos a los otros, ¡tienen que entender, de una vez para siempre, que todos, sin excepción alguna, son culpables de esta guerra!
Por eso los pueblos no deben volver la mirada hacia las destrucciones, ni tampoco el individuo.
Hay que levantar la cabeza; infundida de alma y una voluntad firme, inquebrantable, hay que plantarle cara al futuro.
Los pueblos no deben quedarse detenidos, no pueden llorar hasta quedarse vacíos por quienes cayeron sacrificados, porque ¡la muerte no existe!
Todos los caídos entraron en nuestro mundo, aquí es donde continuarán.
Igual que ustedes despertarán, porque también ellos serán ayudados por los maestros.
Igual que ustedes volverán a Dios cuando hayan enmendando lo que hicieron mal.
El individuo, la masa y la humanidad, los maestros, los ángeles de las esferas más elevadas están al lado de ustedes, les ayudarán con su sabiduría y su amor fervoroso, consciente.
También recibirán por medio de ellos la idea de cómo actuar tras sellar la paz, el saber de ellos entrará en las vidas de ustedes.
También ahora los estadistas no son más que las piezas en el tablero mundial, pero los maestros ahora no están jugando para derrotar a un tenebroso enemigo, ahora lo que se juega es la construcción material y espiritual del mundo entero.
Y lo hacen jugada tras jugada con la misma seguridad que cuando se trataba de destruir a los paganos.
Los documentos están en este lado, describen cómo llegarán a ser la tierra y la humanidad.
Se llama el ‘Libro de la Vida’ y lo escribieron los maestros más elevados en este lado, lo hizo el propio Cristo.
Forma parte de Su Siglo.
Es para todos en la tierra.
Allí se describe cómo será ese Siglo.
El Libro inaugurará los nuevos tiempos, cuenta cómo será el mundo después de la batalla, cuando haya comenzado la construcción.
En este Libro sagrado, que forma parte de las vidas de ustedes y que les habla a su interior, se dice:
“Los pueblos de la tierra tienen que llegar a la unión.
Se unirán entre ellos.
Los pueblos tienen que seguir viviendo y comenzar con la construcción material y espiritual, en Mi nombre.
Quien busque lo malo será excluido.
Quien no ame Mi nombre se blindará frente al reino de Dios
Quien después de todas las desgracias no sea capaz de amar estará en rebelión contra las leyes de Mi Padre y recibirá lo que se merece dada su actitud”.
Cristo también dice en el Libro de la Vida:
“Mi Siglo está comenzando ahora.
Estoy viviendo de nuevo en la tierra.
He muerto para la humanidad, pero estoy entrando en Mi propio Siglo con (la Casa de) Israel.
Quien me siga entrará en el reino de Dios durante la vida terrenal.
Dios bendice a todas Sus criaturas.
Pero quien aún siga dudando de las leyes de Dios tendrá que aceptar las consecuencias”.
También dice:
“Los pueblos de la tierra llegarán a la unión y serán como una sola familia en Mi nombre.
Entonces Mis criaturas podrán vivir la felicidad en la tierra y, al seguirme, todos los pueblos de la tierra vivirán para mí.
Tomarán decisiones en Mi nombre, solo entonces los bendeciré.
En los corazones de Mis criaturas hay amor.
Di Mi vida a los estadistas de (la Casa de) Israel, vine a la tierra para la felicidad de toda la vida de Dios.
Los pueblos de la tierra habrán establecido el reino de Dios por esta evolución”.
Entonces Cristo dice:
“Los pueblos tendrán los mismos derechos, porque en Mi Siglo no se excluirá a ni una sola alma.
Quiero que uno trabaje y sirva para todos y todos para uno, y que todos se amen”.
Estimado lector, estimada lectora, le llamará la atención que Adolf Hitler también quiso esto.
De modo que al final ¿a Hitler sí que le entraron pensamientos más elevados junto a tanto mal?
Sí, esta elevada orden llegó a la tierra por él; ustedes, en el futuro, ayudarán también a realizarlo en el mundo, en nombre de Cristo.
También pone:
“se volverá a establecer la Casa de Israel.
La construcción material y espiritual comenzará con este edificio.
Entonces la criatura de Dios verá los ‘Pueblos Unidos de la Tierra’.
Este edificio encontrará su lugar en el centro de la tierra.
Se abrirán las puertas a todos los pueblos, porque Cristo lo hizo posible en el Gólgota.
El Hijo de Dios sufrió para esta concienciación, y murió por ella.
Ese es el Templo de (la Casa de) Israel para los pueblos de la tierra, y ahora irradiará amor inmaculado.
Todos los pueblos representarán este poderoso edificio.
Dios vive en este templo.
A los pueblos se les ha concedido asimilarlo, se ha alcanzado por toda la miseria sufrida, se han enmendado las deudas del pasado.
El edificio irradia esta resurrección”.
Si sienten esto, comprenderán que ni siquiera Adolf Hitler vivió para nada.
La humanidad adquirió esta unión por él.
¡Él y Napoleón han trabajado en eso!
Estas almas han (trabajado) en esta luz, en esta construcción, su propio pasado les obligó a ello.
Pusieron los cimientos para que sobre ellos pudiera erigirse el futuro.
La humanidad ha recibido esta evolución, este despertar, por estas almas y otras miles con ellas.
Pero en esta lucha fueron destruidas porque a Dios no le parece bien que Su vida esté gobernada a largo plazo por el mal.
La masa, sin embargo, ganó en conciencia y va a empezar ahora otra vida.
Aun así, ¡la humanidad maldice a esos gobernantes!
Por tanto, tienen que aceptar ustedes, no obstante, que tampoco ellos vivieron en balde.
Aunque mataran la vida de Dios, sí que tuvieron que actuar según las leyes.
Es lo único y verdadero que han recibido ustedes de ellos.
También saben ustedes por esto que también las vidas de ustedes no fueron en balde.
El Libro de la Vida hace ahora borrón y cuenta nueva con todas estas desgracias.
Porque la vida en la tierra ha sido bendecida por el proceso de morir y por la siguiente vida nueva en la tierra.
Es una gracia de Dios, que hay que vivir.
Ustedes reciben sus vidas para enmendar por las fechorías que cometieron en otras vidas.
Eso no es posible en una sola vida.
Les están hablando Cristo y el Gólgota.
Se han saldado las cuentas del lejano pasado.
La humanidad empieza un nuevo libro que será escrito por el futuro de ustedes.
Pero les dice reiteradamente que deben amarse.
En el libro de Cristo está escrito:
“Llegarán la paz y la serenidad a la tierra y a la gente les entrará un bienestar.
¡Tiene que aceptarse mi vida!”.
Eso también les quiso aportar Adolf Hitler, pero al estilo germano.
Aportó la felicidad germana a la tierra, pero la criatura de (la Casa de) Israel no pudo aceptarlo; por eso aquella no tardó en volver a disolverse.
Él y los de su calaña aportaron las tinieblas.
Todas estas personas tienen sintonización con la era prehistórica y no tienen lugar en el propio siglo de ustedes.
Eso ha sido vivido ahora por toda la vida en la tierra.
Los sentimientos prehistóricos no significan nada en el Siglo de Cristo, ¡es desintegración!
También pone:
“Todos los bienes de la tierra serán repartidos ahora, porque el Estado se hará con el control de todo.
El individuo no ha comprendido sus posesiones propias”.
También de eso habló Adolf Hitler.
Quiso que se repartieran los tesoros de la tierra, para eso se fue a la guerra, según él.
Ahora cada pueblo recibirá su propio espacio vital.
¿Le dieron esta idea los maestros?
¡Tiene que haber sido así!
También pone:
“La madre se encarga de conservar el equilibrio entre la vida y la muerte, es ella quien tiene que obedecer Mis leyes, por medio de ella es posible”.
Este siglo es para la madre.
Es la maternidad lo más sagrado que hay para la tierra.
Con la maternidad se puede reparar el trastorno surgido por la guerra.
Es el obsequio más sagrado de Dios a Sus criaturas.
No hace falta que les diga de qué forma tan animal y vil ha mancillado Alemania esta cosa tan sagrada.
Ya lo saben.
Pero para eso no murió Cristo en el Gólgota.
Cristo vino a la tierra por medio de la maternidad.
Es por la madre por quien la vida de ustedes entra en conexión con el espacio divino.
Es dar vida a quienes ahora están siendo arrojados demasiado pronto de sus organismos, que están siendo aniquilados por la demencia de sus líderes”.

También dice:
“La sangre será purificada de cualquier contagio (véase el artículo ‘Instrumento de sanación definitivo’ en rulof.es).
Ay de aquellos que piensan engendrar niños con sintonización animal, según la enfermedad de la propia vestidura”.
Esos pensamientos también los destacaron los pueblos paganos.
Pero Adolf Hitler y los de su calaña adoptaron medidas drásticas para su realización.
Mandó esterilizar a todas esas criaturas de Dios.
¡Privó a las criaturas creadoras y a las madres de la capacidad de reproducción, de la maternidad!
Que la sangre tiene que ser purificada y que en el futuro no pueden fecundar a enfermos es muy natural, eso no lo permite el Siglo de Cristo (véase el artículo ‘El instrumento definitivo de sanación’ en rulof.es).
Es desintegración material”.

Pone:
“La gente sana trabajará para los enfermos y estarán a su servicio, y si fuera necesario, entregarán sus vidas para ello”.
En Alemania se gaseaban a los enfermos.
Hitler pensaba que así podría proteger a los de su propia calaña y purificar la sangre.
Pero eso no es posible.
¿Es que sus famosos médicos no sabían que el organismo humano ha sido mancillado a lo largo de los siglos y que ha perdido la sintonización natural?
Todos nosotros en el espacio somos culpables de ello.
Hemos sido nosotros mismos quienes hemos fecundado un grado inferior para el organismo material, hicimos totalmente la transición en esas vidas.
Así es como se ha perdido la esencia real y la sintonización material.
Porque también nuestros hijos se unieron, a su vez, con grados de vida inferiores y los hijos de ellos también lo hicieron.
Así es como se ha desintegrado la sintonización natural de nuestro organismo, ¡es nuestra propia desintegración!
Se echó a perder grado tras grado y se disolvieron por completo.
Resulta que Adolf Hitler quería cultivar la sangre pura, pero eso no es posible para los tipos de razas (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), eso ya no significa nada ahora.
¡Esos tiempos ya pasaron!
Hemos llegado justo demasiado tarde, y de todas formas no habría sido posible evitarlo.
Hitler y los suyos la purificaron a pesar de todo y a su propio modo, ¡gasificaron a los débiles!
El ser humano futuro se pondrá manos a la obra con la purificación de la sangre humana de la siguiente manera: a los enfermos se les prohibirá fecundar a los enfermos para evitar que engendren niños de esta manera.
Es lo único que se puede hacer en la tierra.
La humanidad llegará así dentro de unos siglos al estadio sano.
Sucederá de otra manera, pues, que la imaginada por Hitler y los de su calaña.
Pero vivieron como no pudieron hacerlo los demonios, ¡lo que hicieron y dejaron de hacer será proverbial!
Hitler construyó figuras imaginarias, quería tener carne de cañón, solo por eso —exclusivamente por eso— quiso hacer fuerte y sano a su pueblo.
El Libro de la Vida también dice:
“En Mi Siglo ya no habrá más enfermos, entonces estará asegurada la felicidad de Mis hijos.
Se disolverán todas las enfermedades, serán vencidas todas en Mi Siglo, los maestros ya han recibido los medios para ello.
Todas las criaturas de Dios en la tierra disfrutarán de Mi bienaventuranza.
Para eso morí.
Para eso me envió Mi Padre a la tierra”.
Solo cuando luego me ponga a hablarles del ser humano del futuro comprenderán lo que significa el Siglo de Cristo para ustedes y para la vida después de ustedes.
Hitler trajo esta evolución, pero no supo cómo resolver todas esas desgracias.
En Alemania se hizo de la forma que todos sabemos.
No obstante, los pueblos de la tierra llegarán a despertar por la desintegración material de él y entonces se resolverán todas estas situaciones intolerables.
¡Así es como lo quiso Cristo!
Para eso fue que el Hijo de Dios dio Su propia vida.
Lo dice el inmaculado Evangelio que les ha sido dado.
Así es como surgieron los nuevos pensamientos.
(La Casa de) Israel obedecerá estas leyes e inspirará a los maestros de todos los pueblos en todo lo que hagan.
Además, los pueblos trabajarán juntos y así disolverán y harán olvidar todas las desgracias sufridas.
¡El ladrón, la mentira y el engaño serán desterrados en este siglo!
La humanidad está ante unos milagros increíbles.
Y todos esos milagros se han conseguido por las desgracias vividas.
Así que no hace falta que nadie pierda la esperanza.
El Libro de la Tierra vendrá a la tierra, la humanidad recibirá renglón tras renglón y vivirá las leyes correspondientes.
Y será (la Casa de) Israel quien asuma el liderazgo.
¿Será olvidado Adolf Hitler?
¿Ya no se piensa en él?
¡El otro lado dice que la humanidad pensará en él!
Habrá un momento que se le perdonará, todo, todas las que ustedes consideran que fueron sus fechorías!
Eso sonará diabólico a sus oídos materiales.
Pero nosotros conocemos las leyes y las vidas de él y de ustedes y de los seres humanos del futuro.
Nosotros sabemos que él y otros son víctimas.
Entonces se depositarán en su tumba las flores adquiridas por esta concienciación y que proceden del corazón humano; son precisamente esas flores las que ama Cristo.
¡Estas criaturas del corazón son las que le importan a Dios!
Es voluntad de Dios, se lo pide Cristo, a ustedes y a los suyos y a los pueblos de la tierra, que lo perdonen, ¡porque estuvo al servicio del despertar espiritual de ustedes!
¿No murieron por esto Moisés y otros?
Naturalmente, Hitler lideró los pueblos paganos, estaba más bajo ante las leyes de Dios que todos esos otros líderes y aun así, todos no hicieron más que un solo trabajo, aunque él y ustedes no lo comprendieran.
Es por eso que él es el mártir para los pueblos de (la Casa de) Israel.
¡Algún día la historia tendrá que aceptarlo!
Esos tiempos están llegando ahora.
La humanidad no podría haber llegado sin él y por sus propias fuerzas a la evolución bendita.
¿Comprenden ustedes a dónde llevarán sus tiempos a sus vidas?
¿Comprenden a dónde los llevará el actual problema?
Ya nos encontraremos alguna vez de camino a la Casa de nuestro Padre, y entonces ya me gustará volver a hacerles estas preguntas.
Tendrán que asentir entonces a todo, porque será cuando formen parte de las esferas de luz y serán de los nuestros.
También sabrán entonces por qué Moisés volvió a vivir en la tierra, por qué llegaron todas estas desgracias y qué camino se escogió.

El Libro de la Vida les exclama:
“Comiencen con la recuperación material y espiritual.
Amen ahora todo lo que viva, solo entonces se les abrirán las esferas de luz.
Así podrán acceder ustedes al reino de Dios.
Juntos vivirán las leyes de Dios y ya no desintegrarán nada, ¡solo construirán!
Así es como volverán a Dios.
¡El Gólgota los espera, a ustedes y a los suyos!”.
Los hijos de (la Casa de) Israel se juntarán para ese fin.
Pero ¡ahora sin armas!
La vida de Dios ya no se olvidará a sí misma como masa.
La felicidad y el saber espiritual vivirán entonces en todos ustedes, además de la comprensión del fin último, que es el despertar para sus vidas.
Eso es palpable para todos ustedes, ahora mismo ya pueden empezar con su futuro reino.
¡Trabajen por ello!
¡Recen por ello!
¡Sirvan para ello y recibirán los tesoros del cielo!
Lo que ustedes vieron surgir en la tierra formaba parte de las tinieblas.
Lo otro y lo más elevado se lo dieron los maestros de este lado.
Dios lo quiso así.
Cuando tuvimos que empezar con nuestra vía cósmica, cuando Dios hablaba a Sus hijos como un Padre, habríamos podido ver todo esto, pero nosotros, como seres humanos, no lo hemos comprendido.
Sin embargo, estas son ahora las leyes que nos pararon los pies, a ustedes y a nosotros.
Cuando nos despedimos de la luna vivíamos nosotros mismos.
Cada acto equivocado nos acercó más a la miseria humana.
Eso ha pasado ahora y se ha enmendado.
Eso se revelaría a nuestras vidas en el Siglo de Cristo, han podido vivirlo en la tierra, y nosotros en este lado.
Nosotros aprendimos aquí todas estas leyes divinas y tuvimos que asimilarlas.
¡Solo después vino el despertar espiritual!
Significa, pues, que el ser humano prefirió ir por medio de la desintegración a los milagros de Dios, a la fe y el amor y al final triunfante de sus vidas terrenales.
Por las tinieblas a la luz, y esto es lo que ha vivido ahora la humanidad.
¡Olvídense y además perdonen!
Eso es lo que quiso Cristo, Él murió por esto.
Él lo trajo a la tierra.
¡No se detengan, miren hacia adelante!
Tengan el valor de continuar, sepan ahora que han tenido que enmendar las cosas.
De todas formas, tendrán que aceptar su camino divino, ni una sola alma podrá eludir eso.
Mezclen la serenidad y la paz en sus corazones con las de Cristo, ¡solo entonces estarán bendecidas sus vidas!
La fe en Dios el Padre; no se olviden jamás de que Dios es amor y que seguirá siéndolo para la eternidad.
Sigan a Jesucristo.
Ni una sola alma podrá eludir las leyes de Dios sin que se detenga su vida.
Y sepan que sus propios tiempos serán luminosos para los próximos siglos y que jamás se olvidará su siglo.
Forman ustedes parte de sus propios tiempos, la causa y el efecto los trajo a la tierra; si no fuera así, ya habrían accedido antes a nuestro mundo.
Que les pueda entrar el amor inmaculado de Cristo; este es el deseo de todos los ángeles en nuestra vida, porque ¡solo entonces podrán ayudarlos!
¡Entonces sus vidas no habrán sido en vano!
Den donde puedan ayuda verdadera, inclinen la cabeza ante la vida de Dios y entren en las leyes que forman parte de nuestras vidas, ellas los conducirán a la Santa Cena.
Cristo les bendecirá el pan, Él tomará posesión completamente de sus vidas, ¡les mostrará Su Reino!
En el Siglo de Cristo se repartirán los tesoros de la tierra de forma equitativa.
En los millones de siglos transcurridos aún no era posible; ahora se puede trabajar en eso.
Ahora los pueblos de la tierra asimilarán esta personalidad y llegará la unión astral a la tierra.
Todavía no lo podrán vivir, pero ¡sus descendientes recibirán la satisfacción de Dios en el ser humano!
Así que eviten cualquier pensamiento denigrante.
Este los desmantelará espiritualmente.
No se olviden nunca de construir.
No se detengan ante las ruinas, miren al futuro, del que los rayos ya están iluminándolos.
No se queden cabizbajos, porque la vida continúa eternamente.
¡La muerte no existe!
¡Y Dios es amor!
Ahora viene el reino de Dios en la tierra.
El Siglo de Cristo comienza ahora.
¡Entren en Cristo!
¡Comiencen con la construcción en Su sagrada vida!
Los ayudaremos con eso, hay millones de almas en este lado que están esperando para comenzar su tarea.
Luego, si me permiten introducirlos en su futuro, les quedará claro por qué este siglo ha vencido el mal.
En el fondo ya lo pueden saber, se me concedió explicarles las leyes correspondientes, pero hay mucho más, son los milagros que Dios dará a la gente.
Este siglo habló a sus propios corazones, a sus mujeres y sus hijos, a sus padres y madres, ni una sola alma pudo eludirlo.
La sagrada seriedad de nuestra vida ha sido traída a la tierra.
Están ante el eterno ahora.
Tienen que asimilar la fe, el amor y la esperanza y entregarse completamente.
Deberían dar y servir toda la vida de Dios en la tierra y en el espacio.
¡Es la voluntad de Dios!
Dios sabía que ustedes volverían a Él, ustedes han llegado a conocer ahora el “cómo”.
Con ese fin Dios envió a Cristo a la tierra, pero ¿cómo se le recibió a Su Hijo?
Aun así, ¡Cristo les dio la fe en Dios, la esperanza y el amor, el regalo más poderoso que Dios podía darles!
¿Han entrado ustedes en estas leyes divinas y han inclinado sus cabezas ante ellas?
Deberían ser honestos y confesar ahora que no han buscado a Dios, ni tampoco los tesoros divinos que recibieron la luz en el Gólgota.
¡Eran ustedes unos muertos vivientes!
¿Qué evolución tienen ahora a las espaldas?
¿Hasta dónde ha llegado la humanidad en el camino espiritual?
Eso no se puede determinar en la tierra, para eso tienen que vivir en este lado, eso sí que se puede ver en nuestro mundo.
Por eso los invito a seguirme.
Quiero explicarles cómo fue posible que pudiéramos ver en este lado que los pueblos paganos tenían que perder, por muy fuertes que se hicieran.
Llegarán a conocer la personalidad de la humanidad en nuestro lado.
¡Síganme y se les entregarán los tesoros del espíritu!