Al originarse la humanidad

Cuando Dios se dividió a sí mismo, cuando se regaló a sí mismo, cuando se dividió en millones de partículas de las que fuimos creciendo los seres humanos, esto ocurrió con un fin determinado.
Dios quiso que nosotros, Su Vida, siguiéramos una evolución tras otra, que viviéramos un grado tras otro para asimilar Sus leyes sagradas.
Era Su voluntad que tomáramos conciencia de toda Su creación.
Para hacérnoslo posible nos creó, hombre y mujer, a Su imagen.
Depuso Su núcleo divino en el hombre y en la mujer, Su propia sintonización, Su sentimiento divino.
Puso Su universo en sus manos, el universo material y astral.
En ellos tomó forma y conciencia el milagro que es Dios.
Ahora bien, ¿cómo cobraron vida estas dos personas?
¿Cómo fue el desarrollo del hombre y la mujer?
En este lado fuimos llegando a conocer la respuesta a estas preguntas.
Aquí, donde poseemos una conciencia espiritual más elevada, que vive en un cielo, una esfera existencial, permeó hasta nuestros sentimientos lo milagrosa que es la creación de Dios.
Los maestros de este lado nos la enseñaron, y así pudimos tomar posesión de los tres primeros grados cósmicos.
Mi maestro Alcar describió el origen de la creación y la evolución del ser humano, el animal y el universo en tres libros, titulados ‘El origen del universo’, que dio al mundo por medio del instrumento por el que también yo escribo ahora.
Así que esta materia la trataré más adelante muy brevemente y los remito a los libros de mis maestros si quieren tener información más extensa.
Cuando los maestros nos mostraron los estadios iniciales de la creación, también nos conectaron con el momento en que Dios habló a Sus criaturas como un Padre de amor.
Antes de que como vida celular empezáramos con nuestra primera evolución, nos dio Su sagrada bendición.
Dios depuso entonces en nosotros:
“Mi propia Vida:
Les hablo como su Dios, como su Padre y Madre, como su Poder supremo.
Hijos Míos, los creé como Hombre y Mujer.
Pronto comenzarán con su vida.
Tendrán que ir cada vez más allá y más arriba para despertar en todas Mis leyes y para llegar a ser como Yo.
Para eso vivirán y morirán.
Después volverán a la vida invisible, donde esperarán y se prepararán para el organismo nuevo que creo para ustedes.
¡La muerte no existe!
Lo que creé para ustedes es infinito y les pertenece.
Viviendo Mis leyes llegarán a conocerme a mí y Mi creación.
No son más que una chispa mía y del conjunto imponente en que vivo; a pesar de ello son divinos.
Los seguiré, hijos Míos, y si hace falta, alumbraré sus caminos.
Aunque sea invisible para ustedes, sé a dónde irán y puedo conectarme con sus vidas.
Y podrán verme y palparme, pero entonces tendrán que albergar amor.
Observen Mis leyes y vivirán sus vidas en paz y tranquilidad.
Amen toda Mi vida, como Yo también los amo a ustedes.
Pasen por Mis leyes ahora como hombre y mujer, pero sepan que vivirán ambos cuerpos, porque solamente así podrá entrar en ustedes el despertar divino.
Crearé muchos cuerpos para ustedes y estos les servirán.
Pongo Mi infinitud en sus manos.
Solamente creé felicidad para ustedes.
Pero ustedes se aceran a Mi vida como Yo me acerco a ustedes.
Ahora han recibido Mi bendición.
No tienen que pensar jamás que no estoy allí.
Son uno solo con Mi vida y nada podrá interrumpir nuestra unión.
Podrán sentirme siempre, pero tienen que acercarse a mí con amor.
Amen Mi espacio y toda la vida en él.
Sean justos y sinceros los unos con los otros y cárguense, conscientemente, en sus sentimientos y pensamientos.
¡Voy a su lado!
Me dividí en miles de millones de chispas.
Hagan como Yo y multiplíquense, den la vida a otras chispas.
Para eso son padre y madre, así llegarán a ser como Yo.
Tienen que asimilar aquello que Yo he creado para ustedes.
Por eso quiero que busquen siempre el bien.
Quien no me ame a mi ni Mi vida tendrá que vivir que Mis leyes no le hablen.
Esas vidas estarán entonces detenidas.
Sepan que no puedo hacer excepciones, porque los amo a todos ustedes.
Dividirán justamente los tesoros materiales y espirituales en el espacio.
Encárguense de no violar la posesión de los demás, porque entonces estarán rebelados contra Mis leyes y me perderán.
¡Mis leyes los harán evolucionar!
Por ustedes resurge el universo, la Casa mía y de ustedes, en que eternamente seremos uno.
Han de saberlo, hijos míos: les doy todo lo mío.
No me pidan jamás llegar a ustedes si recorren caminos tenebrosos, porque ¡les di una voluntad propia!
Sepan que no creé pena ni dolor.
Quien viva para mí me poseerá.
Llegarán a conocerme como su Dios, como su Padre y Madre.
Soy y seguiré siendo... ¡AMOR!”.