La humanidad astral

Para explicarles la sintonización espiritual de la humanidad y determinarla deben conocer las leyes de nuestra vida.
Esas leyes solo se pueden percibir en nuestro lado.
Porque aquí hay una esfera como el ser humano que vive en ella, y al mismo tiempo es la sintonización espiritual después de la muerte terrenal.
Les conté cómo han surgido los mundos astrales.
Si esos primeros seres humanos que habían completado su ciclo terrenal no hubieran llegado más alto, no habrían existido infiernos o cielos en nuestras vidas.
También tendrán que aceptar entonces que tampoco su sociedad habría existido todavía, porque para eso la humanidad aún tendría que despertar.
Pero los infiernos y los cielos han surgido y también está la sociedad de ustedes.
No viven ustedes en una era prehistórica, porque la madre tierra y todas sus criaturas han experimentado una evolución espiritual y material.
Los primeros seres humanos que hubieron completado su vida material continuaron en nuestro lado.
¡Esa gente vive ahora en el Omnigrado y son dioses!
Toda esa vida ya ha regresado a Dios.
También ustedes están regresando a Dios, pero ahora viven todavía en la tierra, los primeros seres humanos y nosotros en este lado hemos avanzado más, pero también ustedes recorrerán nuestro camino y se entregarán entonces por completo, igual que nosotros, y enmendarán lo que se hizo mal.
A nosotros no se nos regaló ni un solo pensamiento, ¡estas leyes también son para ustedes!
Les conté que los primeros seres humanos astrales revivieron en este lado las leyes de la tierra.
Regresaron a la tierra, porque este contacto terrenal estaba a su alcance.
Debido a que llegaron a amar la vida en la tierra, y a que estuvieron a su servicio, se densificó otro mundo y cambió su propio estado.
Empezó a despertar el alma como personalidad.
Empezó a haber evolución, y además a su favor.
Representaban la vida de las almas y un mundo propio para la vida astral que solo ahora empezaron a conocer.
Solo entonces, en la esfera de la tierra, vieron las leyes espirituales y materiales y las asimilaron.
¡Fue cuando las almas comprendieron que la muerte no existía!
También vieron que si lo querían, podían ascender.
Y empezaron a trabajar en eso, vivían la construcción material y espiritual.
Esos millones de almas siguieron avanzando en la esfera de la tierra, porque así llegaron a conocer las leyes de Dios.
Solo entonces empezaron a sentir que existía un poder superior que gobernaba toda esa vida; vieron que vivían entre la vida y la muerte y comprendieron sus propios pensamientos y sentimientos en comparación con los del ser humano de la tierra.
La vida en este lado les ofrecía todo, porque podían ir a donde querían.
Les conté que cuando cuidaban del ser terrenal y seguían el bien no solo cambiaban sus propios caracteres y, naturalmente, la personalidad, sino también su entorno.
Esas personalidades empezaban a sentir en otro mundo, y hacían la transición a él, y aunque eso todavía fueran infiernos, aun así vivían los milagros divinos.
Les infundió alma para continuar.
Querían ascender siempre más en el desarrollo espiritual y vivieron entonces una evolución tras otra.
Veían que se levantaban viviendas y que habían sido ellos mismos quienes las habían erigido.
Ese mundo y esas viviendas les pertenecían y por eso eran dueños y señores de sus propios dominios.
Seguramente que comprenderán que entonces las esferas y los infiernos empezaron a densificarse y ellos comprendieron que ocurría por ellos mismos.
Se daban cuenta de que formaban parte de la vida eterna y ya daban la bienvenida a sus propios familiares que habían muerto en la tierra, como ellos.
Empezaron a sentir amor por todas aquellas personas y por el Poder Supremo del que formaban parte.
También comprendieron que aún había mucho que tenían que aprender.
Estas personas ya vieron entonces su propio grado de vida para el mundo astral y para la tierra.
Tal como se sentían y era su conciencia, así era también el mundo en el que vivían.
Empezaron a comprender los rasgos del carácter de los seres humanos que formaban parte de su propia especie.
Cada segundo significaba para ellos nueva vida y experimentación, otro despertar; les daba, además, más intuición y fuerza de voluntad, porque habían empezado conscientemente con la construcción espiritual.
También les dije que millones de esas almas trabajaron en la tierra, y otras, en cambio, permanecieron en las esferas tenebrosas para ayudar allí la vida y hacer que despertara también esto espiritualmente, tal como lo habían vivido.
Y en esos siglos sus vidas cambiaron cada vez más, las esferas se hicieron más amplias y luminosas y así es como vieron surgir las esferas de luz.
Vieron surgir grado tras grado.
Estos se convirtieron en los siete infiernos y siete cielos, que también nosotros hemos llegado a conocer.
Es en uno de estos infiernos o cielos, en los que también ustedes entrarán cuando hayan completado el ciclo de la tierra.
La vida en la tierra continuó y fue cambiando de la misma manera que cambiaba el otro lado.
En la tierra surgieron muchas invenciones por los seres astrales, porque inspiraron a los seres materiales.
Pero el ser humano astral vio que también el ser terrenal fue construyendo los infiernos tenebrosos, estos se fueron densificando de forma terrorífica, lo cual no pudieron evitar.
Quienes buscaban y vivían el bien fueron construyendo con ellos las esferas de luz; eso les hizo comprender que la vida en el espacio empezó a controlar esas leyes.
Los infiernos empezaron a tener la irradiación propia, surgieron cuevas y chabolas a modo de viviendas y preciosos palacios, gracias a quienes tuvieron que aceptar su existencia en esos infiernos.
Los seres astrales más elevados empezaron a vivir en sus propias vidas e intuyeron que toda esa gente se blindaba contra la existencia más elevada.
Todos esos edificios tendrían que volver a ser derruidos algún día cuando el ser humano pasara a edificar las esferas de luz.
Pero en esos infiernos empezó a haber cada vez más viviendas, y esa construcción de los infiernos continuó durante millones de años.
Por eso podemos determinar que unas almas habían avanzado más que otras.
Cada infierno representa un grado de vida y este también es la sintonización espiritual y la irradiación de una esfera.
Y esa esfera vuelve a ser como se siente la vida interior y como la personalidad.
Así se reconocía al ser procedente de ese mundo.
Y no hace falta que ustedes en la tierra duden de esto, porque la materia y el espíritu eran y son uno solo.
El infierno más bajo o profundo en el mundo astral es el más vil.
La vida que vive allí en el fondo ya no tiene vida.
La vida de las almas en este infierno está tirada allí y es inconsciente de toda la demás vida de Dios, debido a que este ser humano ha transgredido todas las leyes existentes.
Esas personas están sintonizadas con el grado de vida preanimal.
Si quieren saber más sobre esto, lean entonces ‘Una mirada en el más allá’ (nota a pie de página en la primera edición: “‘Una mirada en el más allá’, una trilogía recibida también por Jozef Rulof del otro lado”) y todo les quedará claro.
Ahora solo les contaré lo que hace falta para esta labor.
El ser humano astral, junto a otros millones más que representan con él este mundo, se ha desfogado.
No es posible imaginar ningún mal que no hayan cometido.
¡Torturaron la vida de Dios y la destruyeron y lo hicieron conscientemente!
Estas son las hienas de la humanidad, aquí viven juntas y se han cerrado frente a mundos más elevados.
Este es su propio mundo, su esfera y su sintonización espiritual.
Solo Dios puede liberarlos de este estado, de esta existencia inhumana, que es de una maldad podrida y que tiene el mismo hedor que su aura vital; porque un espíritu de luz, ni su padre ni su madre, es capaz de ello.
En la tierra asaltaron a miles de personas, han torturado a estas personas y las sometieron a suplicios hasta producir la muerte; pero después de sus vidas terrenales recibieron este mundo, este hediondo pozo de miserias que les corresponde por haberse sintonizado con él.
A la masa arrojaron dolor y miseria, el infierno y el diablo, pero así ellos se crearon unas tinieblas, una caverna en este mundo, tal como ustedes tal vez no conozcan ninguna en la tierra.
¡Allí vivirían sus propias vidas!
Escaparse de ello no era posible, ¡los mantenía presos su esfera!
También ahora hay gente viviendo en la tierra con esta horrible sintonización.
¡Para miles de personas significan un horror, la desgracia!
Esta guerra las arrojaron masivamente sobre ustedes, así que las han llegado a conocer.
Muchos de ustedes han tenido que soportar sus torturas, y sucumbieron por ellas.
Este infierno inferior también las atraerá a ellas, a quienes pensaban poder violar la vida de Dios.
Pero en nuestra vida se ven ante estas leyes, aunque en la tierra nos las conozcan y vivan sin orden ni concierto.
La especie propia convive en muchos infiernos pálidos, eso no es posible en la tierra; donde ustedes estas especies humanas viven todas mezcladas, así se formó su sociedad.
Sin embargo, después de sus vidas terrenales se ven dominadas por las leyes divinas; Dios sabe dónde se encontrarán en los infiernos más bajos.
Ese propio ser humano quiso este blindaje espiritual.
También se blindó ante la vida y la conciencia más elevadas.
Otros mundos más elevados solo serán alcanzables para ellos por medio de la fuerza de voluntad y el servicio a la vida de Dios.
Sin embargo, la vida de las almas en los infiernos más profundos no empieza con eso todavía y por eso volverá a la tierra para enmendar lo que destruyó en muchas vidas.
Depende de nosotros mismos qué vida queramos seguir, qué leyes queramos asimilar.
Si buscamos el mal en la vida sobre la tierra, entonces tendremos que aceptar los infiernos después del final material.
O sea, ¡el propio ser humano se crea su propio infierno o cielo, y esta será la sintonización espiritual después de la muerte!
Desde luego que es posible en la tierra reconocer a la gente que porta un infierno en su interior.
Traen muchísimas desgracias a los demás, en la tierra pueden decidir sobre miles de vidas; su tarea y las posesiones materiales en la tierra les dan esta posibilidad.
Han asimilado ese estado social.
Con que esta gente solamente hubiera vivido otra vida, habrían accedido a un mundo más elevado y quizá formarían parte de las esferas de luz.
Sin embargo, sucumben por el mal.
Todos sus sádicos que ahora piensan que les está permitido torturar y destruir entrarán aquí después de su muerte y entonces formarán parte de este mundo infernal.
Entonces serán ellos a quienes se les chupará todo hasta dejarlos vacíos: así recibirán lo que infligieron a otros en la tierra.
Estas son las leyes de nuestra vida y esas leyes les pararán los pies aquí.
Dios quiere que amemos Su vida, pero ¿cómo vivieron ellos las suyas?
Nosotros incluso tenemos que enmendar cada pensamiento equivocado.
Pero ¡estos seres inhumanos no se detienen ni ante cadáveres!
Aquí llegan cada segundo semejantes demonios de la tierra y ahora forman parte de este mundo.
En la tierra se les puede reconocer, como ya les dije hace un momento: asesinan, roban y se regodean viéndolos arder vivos, disfrutan viéndolos ahorcados, envenenan su elixir de la vida y son los violadores de su existencia vital.
Con sus colillas, que apagan en los cuerpos desnudos de ustedes, dejan cicatrices, causan heridas a base de golpes y pisotean corazones, succionan sus hijos hasta dejarlos vacíos y se los quitan de encima como guiñapos; sus actos fueron diabólicos y satánicos durante las horas que ha tenido que vivir ahora la humanidad.
Violentaron a niños y a ancianos, no respetan nada ni nadie estos sádicos del siglo XX, que poblarán en este lado los infiernos más bajos.
No hace falta que les diga cómo se han comportado en estos años de guerra, ya lo saben.
Para mí de lo que se trata es de demostrarles qué sintonización representan estas almas para nuestras vidas y entonces llegarán a conocer todos estos grados de vida y mundos astrales.
Aquí el hedor de sus vidas putrefactas es diabólico, sus figuras son malas y horripilantes, pero esto no lo quiso Dios, ¡es algo que se han hecho los propios seres humanos!
En este infierno más bajo de todo vive el autócrata del mal, esta mentalidad se encuentra en la propia sintonización vital.
En este lado les esperan las tinieblas más profundas de todas y nadie ni nada puede cambiar algo en eso.
Si ahora subimos más, entraremos de inmediato en otro mundo, en otro infierno.
El ser humano que vive allí ya ha cambiado; puede verse por la atmósfera, la luz espiritual y la irradiación propia.
En la esfera aquí abajo de la que hablé yace la vida del alma igual que una medusa en la playa, aquí arriba la vida se arrastra por el suelo, a gatas, como un sapo, y quiere alejarse de este entorno.
Pero no es posible, la esfera mantiene presa a la vida del alma.
Aun así, algún día esto deberá cambiar.
Cómo, eso es algo que les dirán los tres libros que mencioné. (Las tres partes del libro ‘Una mirada en el más allá’).
Porque para Dios también esta vida tiene que seguir y volver a Él.
En esta esfera más elevada ya ha empezado a haber evolución.
La gente de aquí busca una concienciación más elevada, hacia la sociedad, hacia la luz que han perdido por su terrible vida.
También estas personas se han hundido mucho, y aun así Dios les da un organismo nuevo; la evolución se produce por medio de esa evolución.
Pero estas personas no tenían en la tierra tanto como poseían en el infierno abajo; de lo contrario habrían sido atraídas por ese mismo mundo.
Aun así, también este infierno se desfogó por completo.
Estas almas viven entre ustedes como personas materiales, van bien vestidas, tienen puestos de trabajo sociales fetén, pero para nuestro mundo representan este infierno.
En la sociedad escalarán por encima de sus espaldas y pueden tomar decisiones sobre miles de personas, lo cual, sin embargo, será su perdición si así descuidaran las leyes de Dios.
Estas personas viven para la perdición, aportaron animalización, lo que Cristo, sin embargo, no les enseñó.
Ya son dos infiernos, dos mundos, dos tipos de personas para el mundo nuestro y de ustedes.
Aquí los mundos están blindados los unos contra los otros, estas personas viven entre ellas en la tierra y entre ustedes, y con ustedes representan la sociedad.
Reconocer a estas personas en la tierra en sus propias existencias y fuera de la sociedad no es tan sencillo.
Este ser ha podido esconderse durante muchos siglos de la masa.
Pero eso ahora ya no es posible, el Siglo de Cristo exige de ustedes y de ellos que pongan las cartas boca arriba.
Y ese milagro se puede seguir sobre todo en esta guerra, ahora ven quiénes siguen las tinieblas y quién, en cambio, quiere vivir las esferas de luz y del bien.
Esto jamás lo conoció la humanidad en la tierra, esa posibilidad no existía.
El Siglo de Cristo lo exige de toda la vida de Dios.
Luego volveré a tratar esto un momento.
Aquí arriba se encuentra otro horrible infierno, la vida del alma que vive allí está presa en cavernas y chabolas.
Sus brazos como garras sobresalen de las grietas para agarrar lo que se pueda.
A ellos tampoco hay quien los ayude.
Aquí viven millones de personas, solo son un poco más conscientes que en los grados de vida aquí abajo.
En el infierno más bajo la irradiación humana es de un negro profundo, un poco más arriba el negro está algo veteado de rayas verdes estridentes y a medida que nos elevamos más vemos que esa atmósfera va cambiando.
En el país del odio, en el quinto infierno, nos viene de frente la irradiación de una luz falsa, como oxidada, de quienes odian.
Pero ya lo ven, al final sí que ha entrado luz en estas tinieblas, lo cual se produjo a lo largo de todos esos millones de siglos.
Así que para nuestras vidas los infiernos son mundos existentes, para la tierra es su sociedad, el mundo de ahora.
Todo esto tiene que ofrecerles una cierta imagen de cómo el mundo astral aun así ha seguido siendo uno solo con la tierra, con la propia vida de ustedes allí.
Por eso pueden aceptar que cada ser humano se crea en la vida astral un mundo propio.
La personalidad se sintoniza ella misma con una sola de estas esferas, con uno solo de estos infiernos o cielos.
En el país del odio también conviven millones de almas, y ellas forman parte del mal consciente.
Estas personas son conscientes, o sea, saben dónde viven y también saben que su grado de vida significa tinieblas, aunque podrán encontrarse aquí con quienes ni siquiera saben que han muerto en la tierra.
Pero estas pronto despertarán, los demás ya los ayudarán a caer aún más profundamente de lo que ya estaban haciendo.
Estas personas pueden abandonar sus esferas, pueden ir a la tierra y desfogarse allí y vivir lo que quieran, porque todos los grados de vida y todas las sintonizaciones espirituales se encuentran en la tierra.
De modo que se aferran a esas vidas, chupan de esos organismos hasta dejaros vacíos y continúan satisfaciendo los horribles deseos que albergan.
Lo que quieren vivir allí forma parte del inframundo, siguen las pasiones.
Tienen más conciencia que quienes pueblan los infiernos inferiores, porque no pudieron vivir tanto mal.
Así que el poder en la tierra es para nuestro mundo, para estos grados de vida, ¡la pérdida de la propia personalidad espiritual!
Todas estas personas todavía no piensan en una vida superior, aunque entre ellas haya quienes que sí lo hagan y sí quieran desprenderse del propio grado de vida.
Y también eso lo pueden seguir en la tierra.
Donde haya gente viviendo en la tierra habrá quienes se desfoguen y sigan las tinieblas, junto a otros, que aspiran a la concienciación más elevada y que por tanto viven una existencia espiritual.
Otras personas, en cambio, hablan de un Dios de amor; estas quieren servir y entregan todo lo que tienen a la humanidad y siguen a Cristo.
¿Creías, estimada lectora, estimado lector, que estas personas vivían en uno de estos infiernos?
¿Creías que los seres humanos, las almas verdaderamente buenas, forman parte de estos mundos horribles?
No es posible, es una especie completamente diferente a estos demonios.
También cae por su propio peso que nosotros tenemos que elevarnos aún más si queremos determinar la sintonización espiritual de la humanidad.
Porque en estos infiernos convive el verdadero mal, la criatura humana animalizada.
En el país del odio viven asesinos y ladrones y todo lo que se les ocurra, o sea, personas que viven el mal, que pasan por encima de todo y todos, ¡aquí no hay cristianos!
Naturalmente, también los cristianos pueden vivir una vida animal, o sea, quiero decir: solo la vida del alma digna de portar este nombre.
En estos infiernos también viven católicos, protestantes y otros dogmáticos de la tierra, almas que se han desfogado en la tierra.
Aquí conviven todos los tipos, todos los rangos y grados de vida de su sociedad, altos y bajos, ricos y pobres, eruditos y analfabetos juntos en un solo mundo, en el país del odio, de la pasión y de la violencia.
Aquellos que viven aquí en el país del odio, o aquellos que tienen esa sintonización en la tierra, nunca podrían haber vivido la tarea de Hitler, porque para eso no están sintonizados.
Así que estas personas han avanzado más, no se han hundido tanto, tampoco conocen este poder.
Esa es su salvación para nuestro mundo, de lo contrario entrarían en el infierno más profundo.
Esas almas no pueden hacer ahora demasiado mal, viven por encima de la esfera, del infierno de Hitler y los de su calaña.
De modo que el poder es igual a descender, si en la tierra se sigue la destrucción y se le impone esta a la vida de Dios.
Por encima del país de odio existe otra esfera: es una esfera más elevada para el alma, aunque allí también viva la criatura inconsciente de Dios.
A pesar de toda la oposición en la tierra y en este lado, la vida de Dios, por tanto, sí ha llegado a elevarse más, porque nos esperan otras esferas.
Ya conocemos millones de almas, tipos de personas, que también viven en la tierra y que representan la personalidad de la humanidad.
“¿Es que entonces no hay nada bueno en este carácter?”, podrían preguntarme ustedes.
“¿Es que en la tierra no viven más que demonios?
¡Es imposible!”.
¡Así que tenemos que seguir!
Pero ¿todavía les sorprende que en el pasado no dejaban de surgir, una y otra vez, nuevas guerras para destruir la vida terrenal?
¿Qué otra cosa puede esperarse de un demonio?
Siglos atrás había millones de almas viviendo en esta oscura sintonización y en la conciencia más elevada, la criatura cristiana aún tenía que despertar.
Estas almas asimilaron este despertar, por lo que fue cambiando el aspecto de la tierra.
Es algo que hemos llegado a conocer en nuestra vida, y hemos tenido que aceptarlo, y así se nos fue aclarando la vida terrenal y el problema actual.
Entre ustedes hay millones de personas —ahora ya pueblos enteros— que buscan el bien y que quieren representarlo.
Si en la tierra solo vivieran asaltantes asesinos, les aseguro que Hitler ganaría esta guerra, pero al haber tanta gente de buena fe, tiene que perderla.
Y esta es una posesión espiritual que ustedes han adquirido para la tierra, ¡esta es la personalidad de la humanidad!
En los siglos transcurridos surgieron, por tanto, una y otra vez, guerras, debido a que todavía tiene que despertar la conciencia más elevada en el ser humano.
Esa conciencia más elevada tenía que empezar a dominar para vencer al mal, lo que se ha hecho posible solo ahora.
Los buenos y los violentos están enfrentados, separados nítidamente; los primeros quieren la serenidad y la paz en la tierra; los últimos, desgracias, dominio, destrucción de todo lo que es bueno.
Han tenido que pasar millones de años antes de que ustedes pudieran vivir la última pugna entre el bien y el mal, la lucha de lo bajo contra lo elevado, del ser humano inconsciente contra el consciente.
Debido a que está empezando el Siglo de Cristo podrán vivir milagros espirituales en la tierra.
Y aun así, la masa no se da cuenta de ello.
¿No es sorprendente que en el propio siglo de ustedes fuera necesario poner las cartas boca arriba?
Cada alma les muestra ahora la sintonización vital propia conseguida para nuestra vida.
De ello les habla la Biblia.
Esto ya se predijo hace siglos.
Ahora viven ustedes unos tiempos sorprendentes, del que han hablado los profetas.
La gente ha podido disfrazarse durante siglos en la tierra; ¡eso se ha acabado ahora!
¡Este es el Siglo de Cristo!
Y el Siglo de Cristo exige de ustedes el pleno respeto por toda la vida de Dios.
¿Reconocen ahora las especies más bajas en la tierra?
Cuando ven cómo son sus actos pueden hacer un análisis cósmico, porque entonces esa personalidad se analiza ella misma para ustedes.
Estará desnuda ante ustedes, aunque se haya cubierto por entero con condecoraciones nobiliarias.
Para ustedes los premios asesinos ya no significan nada, es la medalla del diablo.
¡Están embadurnados con la sangre de sus padres, de sus madres, de sus hermanas, de sus hermanos y de sus hijos, de sus amigos!
¿No les dice esto nada?
¡A nosotros nos dice que crean su propio infierno!
Ahora abandonaremos la tierra del odio y continuaremos con el seguimiento de la humanidad astral y la determinación de su conciencia.
Una vez llegados fuera de esta tierra del odio vemos de inmediato que hay más luz.
Ya no hay miedo que arrolle sus vidas, ya pueden respirar más hondamente.
La tensión de la tierra del odio está a sus espaldas y les ha entrado más concienciación.
Tienen que poder sentirlo, es una lectura que también en la tierra pueden deducir de la conciencia terrenal.
Ya se encuentran ahora con otra personalidad, esta no quiere asesinar, este ser humano quiere elevarse, quiere despertar espiritualmente y seguir a Cristo.
Esta vida tiene remordimiento de todo lo vivido y ahora quiere construir otro mundo.
Esta esfera linda todavía con la tierra del odio, pero tienen que seguir.
También la humanidad ha alcanzado un estadio más elevado.
Tenemos a nuestras espaldas la influencia satánica de la tierra del odio, el horrible odio ya no puede alcanzarnos, ya no es posible sentir su frío.
Seguimos de una vez a la tierra crepuscular: la sintonización espiritual de la humanidad.
Todavía es una esfera tenebrosa, pero ya linda con el primer cielo de nuestro lado.
Ese mundo se encuentra cerca del reino de Dios.
¿Cómo se siente el ser humano en la tierra?
Eso les quedará claro en breve, tendremos todo el tiempo para seguir esas leyes y sin duda merece la pena, porque así reconocerán ustedes sus propios tiempos y sus propias vidas, y los de la masa y de la humanidad.
La naturaleza va a transformarse en un estado nebuloso y en esta sintonización espiritual de la humanidad.
Antes de que la vida del alma haya alcanzado esta altura vivirá una lucha de vida o muerte.
Pero no es tan sencillo desprenderse de la tierra del odio.
La personalidad recae una y otra vez.
También para ustedes en la tierra es la misma lucha.
¿Qué difícil no es matar un solo deseo?
La lucha es idéntica para ambos mundos, porque precisamente la personalidad astral tiene la vida en sus propias manos, como la de la tierra.
La humanidad ha llegado hasta aquí, es la sintonización espiritual de la humanidad.
La humanidad ha asimilado todo esto en los siglos transcurridos.
Moisés empezó a trabajar en esa concienciación.
Moisés vivió los milagros del universo en esta esfera.
Fue en este lugar donde un ángel habló con él sobre todos los problemas terrenales, o sea, antes de que Moisés naciera en la tierra.
Y después de haber completado su tarea, el ángel lo recondujo a esta esfera, donde se sentó entristecido por no comprender su propia vida y sintonización.
A partir de esta esfera pudimos determinar la sintonización espiritual de la tierra.
La humanidad ha tenido que recorrer este largo camino, a base de esfuerzo fue elevándose desde las tinieblas hacia la luz, aunque esta luz todavía no sea la irradiación de la primera esfera, porque esta todavía tiene que ser asimilada por esa masa, por los pueblos de la tierra.
Aquí en la tierra crepuscular puede verse cuál es la sintonización de la vida interior de la humanidad en la tierra.
Aquí se puede seguir qué pueblos pertenecen al mal y cuáles al bien.
Esto y otros mil asuntos relativos al despertar de la humanidad pueden seguirse en esta esfera, por lo que nosotros estuvimos del todo preparados cuando Hitler pensó que necesitaba atacar a Polonia, con lo que trastorno la serenidad y la paz en la tierra.
A partir de esto pudimos hacer nuestros cálculos y determinar infaliblemente quién tenía que ganar ahora.
¿Lo oyen?
“Quién tenía que ganar”.
Eran los pueblos de (la Casa de) Israel, que representan el bien, las buenas características para la tierra.
La guerra del 1914-1918 dio más autocontrol a la humanidad, la humanidad de antes de esos años no sopesaba los pros y los contras, se arrojaba ella misma en las desgracias.
Sin pensarlo demasiado se declaró la guerra a otro pueblo.
En 1939 tardó más.
(La Casa de) Israel pensó en todo, también en la tierra del odio, (la Casa de) Israel sabía qué rasgos arrastraba el ser humano que busca el mal.
La Primera Guerra Mundial colocó a la humanidad entre la tierra del odio y esta tierra crepuscular; después de la guerra a humanidad siguió un poco más y accedió a la esfera en la que estamos ahora.
(Nota a pie de página en la primera edición: “Si quiere usted saber más sobre esta esfera y las leyes de este mundo, lea el libro ‘Aquellos que volvieron de la muerte’, también recibido del otro lado por Jozef Rulof”).
Ahora tocaba esperar. ¿A qué?
El ser humano en la tierra crepuscular también está esperando.
Pero entonces llega el saber en sí, la sintonización espiritual con la vida superior, el querer servir, la llegada al primer cielo de este lado.
Pero hace falta una profunda entrega para poder esperar la comprensión de cómo podemos liberarnos nosotros mismos de esta esfera.
Después sigue el merecimiento de toda esa santidad que es la primera esfera.
Solo entonces accede el alma a la concienciación más elevada.
Es cuando la vida en esta esfera procederá a amar la otra vida de Dios, y así ella misma progresará.
Y eso para la humanidad terrenal es exactamente lo mismo.
Está sujeta a las mismas leyes divinas que también tienen que asimilar el individuo y la masa.
En la tierra crepuscular el individuo desciende en las esferas tenebrosas para servir allí a Dios, miles de almas alcanzan así la primera esfera del reino de Dios en este lado.
¡Ese despertar es para la tierra la lucha contra el mal que la masa solo puede vivir por medio de la guerra!
¿Lo entienden?
Y por eso sabíamos que tenía que presentarse Hitler y que comenzaría una guerra, porque la humanidad tenía que quitarse de encima el causa y el efecto, los pueblos como rasgos de la humanidad tenían que despertar y empezar una vida superior.
La mayor parte de estos pueblos, sin embargo, se pondría del lado de (la Casa de) Israel, porque esta es la personalidad de la humanidad.
Son las leyes para las vidas de ustedes y nosotros, y estas tenemos que aceptarlas aquí en la tierra.
Así que Alemania es un rasgo para la tierra del odio, quiere dominar la personalidad terrenal junto a Japón e Italia.
Pero quienes tenían estos rasgos no conocían la personalidad terrenal, de lo contrario jamás habrían empezado este levantamiento; habrían sabido, pues, ¡que tenían que perder!
Habrían comprendido entonces que a la humanidad ya no se la puede dominar de esta manera, porque Cristo es el primero de la cola y lidera (la Casa de) Israel con todos los ángeles en este lado.
Moisés llegó a tener la primera palabra de todas para el pueblo de (la Casa de) Israel; se le unieron otros pueblos y así surgieron, a partir del pueblo de Moisés en sí, los pueblos de (la Casa de) Israel actuales que ¡representan a la humanidad en la tierra!
¿Puede quedar más claro?
Alemania, Japón e Italia —Rusia ha llegado a tener que vivir un significado muy diferente para esta guerra— deberían haber sabido que no se puede retirar esta vida de las almas a la tierra del odio; máxime porque los maestros la ayudan a vencer.
Alemania, Japón e Italia luchan contra Dios, contra Jesucristo, la Sagrada Criatura de Dios, y contra todos los ángeles en este lado.
Perderán esta lucha, pero esto, a su vez, cuando despierten todos los demás rasgos de (la Casa de) Israel.
¡Solo entonces habría serenidad y paz en la tierra, y en el ser humano el bienestar por el que Cristo dio Su propia vida!
Para esto se lucha ahora en la tierra.
Y eso también es para el individuo en esta esfera —como ya comenté— la lucha de vida o muerte, la lucha contra el mal, la lucha de las tinieblas contra la luz, del infierno contra el cielo, de lo consciente contra lo inconsciente.
La lucha de ustedes ¿es diferente?
Sirve para despertar, para vencer esos rasgos malignos.
Eso la vida del alma lo vive en este lado, es la transición a un mundo más elevado.
De modo que cae por su propio peso que en esta esfera ya no puedan vivir asesinos.
Y deberían intuir ustedes los pueblos de (la Casa de) Israel.
¿No quieren ahora todos esos pueblos exactamente lo mismo?
¿No quieren esos pueblos la justicia?
Es para eso que luchan; luchan por el amor y la justicia, quieren vencer la tenebrosa violencia.
Estas son las leyes para la vida de ustedes y de nosotros: el otro lado y la tierra van por un solo camino, ambos quieren anular el mal en el ser humano.
¡Esta es la guerra de ustedes, la lucha contra Hitler y los de su calaña!
Los pueblos buenos ya no quieren los asesinatos, ni las matanzas, pero (la Casa de) Israel está obligada a ello.
Hitler lo sabe, aunque quiera enmascararlo, para nuestra vida no puede eludirlo.
Y aunque la humanidad entera lo ayude a cargar, porque esta es la lucha de todos ustedes, él habrá sido, a pesar de todo, quien anheló la guerra y quien quiso que su pueblo y sus amigos dominaran la tierra.
Pero ¡Dios lo quiere de otra manera!
¡Y eso tendrá que aprenderlo y aceptarlo ahora, porque él y sus terribles esbirros serán exterminados!
Esta esfera, esta tierra crepuscular está poblada por toda la vida en la tierra que ya esté buscando a Dios.
Es muy curioso qué clase de personas se encuentra uno por aquí.
Enseguida, en un próximo capítulo, llegarán a conocer ustedes esta vida y en ese momento podremos hacer nuestras comparaciones acerca de la sintonización terrenal y espiritual para el individuo, para la masa y para la humanidad.
¿Cómo es la humanidad astral?
¿Dónde viven todos esos billones de almas que han vivido en la tierra?
Que se fueron de la luna, igual que ustedes y nosotros, para comenzar su camino cósmico.
¿A dónde han ido todos esos pueblos de Dios?
La luna está moribunda, otros planetas también.
El segundo grado de vida cósmico y la tierra todavía están habitados.
Toda esa vida continuó en este lado.
Los infiernos y los cielos están habitados.
Todos esos mundos surgieron por el ser humano.
Dios los puso en nuestras manos.
Toda la vida en este lado representa la humanidad astral.
En los infiernos, en los cielos vive la chispa de Dios, así como en el mundo de lo inconsciente, pero entonces para regresar a la tierra y hacer que al organismo se le infunda alma.
En la luna todos éramos células; ahora somos seres humanos, conscientes e inconscientes de las leyes de Dios.
Todas esas chispas viven en este imponente espacio.
Unas chispas, como seres humanos, ya han avanzado más que otras.
Los maestros de este lado conocen los infiernos y los cielos, y así la vida terrenal, y son ellos quienes ayudarán a sus hermanas y hermanos en la tierra.