La Biblia a la luz del otro lado

Lo que les di fue una breve descripción del origen de la humanidad, de los infiernos y los cielos, los grados cósmicos y el “Omnigrado”.
De esta manera, Dios creó el universo.
Pero ¿qué dice la Biblia sobre el origen de la humanidad?
Ahora pueden saber que va en contra de la realidad.
Lo que se describe en la Biblia sobre la manera en que Dios creó el espacio y nos creó a nosotros como seres humanos ya no es aceptable en el “Siglo de Cristo”.
Antes de esto no era posible transmitir la verdad en la tierra, para eso la humanidad tuvo que despertar.
Para darles la realidad espiritual, voy a explicar aquí los proverbios de la Biblia.
Está escrito:
1. “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”.
No hay nada que objetar contra esto, porque esos cielos y la tierra nos son visibles, vivimos en ellos.
Pero como ya se dijo, la creación de todo se produjo de otra manera que lo que les cuenta la Biblia.
Lo que comunica sobre esto la Biblia es el saber de seres humanos terrenales.
Cuando se dejó por escrito, la humanidad todavía no había llegado a ese punto, solo ahora la conciencia humana ha alcanzado la altura necesaria.
Así que está claro que en los siglos pasados la humanidad simplemente no era capaz de procesar esta sabiduría cósmica.
Y aun así, hubo que empezar a explicarle el proceso de creación a la humanidad que preguntaba, que había recibido una fe.
Y así se hizo; en ese momento, no hacía falta más que lo que da la Biblia.
No obstante, ahora reciben ustedes los hechos.
La creación se ha llevado a cabo de una manera como hemos tenido que aceptar de este lado, y como también la vivió Cristo cuando la contempló por primera vez como primer maestro en el espacio.
2. “La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”.
Esto no coincide con la realidad.
En ese momento, ¡la creación ya tiene millones de siglos!
Si la tierra de verdad hubiera estado desordenada y vacía, jamás podría haber despertado vida allí.
¿Por qué no hablan de la luna los autores de la Biblia?
El espíritu de Dios planeaba por encima de las aguas.
Ciertamente, porque el núcleo divino infunde alma a la vida de Dios.
El espíritu de Dios vivía en las aguas y recibió la vida por medio de la forma embrionaria.
Así que pertenece al pasado que el espíritu de Dios planeara por encima de la tierra, la creación para entonces ya era antigua y nosotros como seres humanos ya estábamos volviendo al Omnigrado.
Dios creó los cielos y la tierra, pero hace millones de siglos.
Sus primeros fenómenos fueron las nebulosas, después siguió la densificación como nubes y comenzó el estadio embrionario.
Sobre esto no se dice ni una palabra en la Biblia.
En la tierra tampoco se sabía nada de esto y todavía ahora la ciencia sigue sin poder aceptar estas leyes.
Lo que aprendimos en el otro lado, cómo un día la luna pasó a la animación.
Ahora la luna está muriendo, se disolvió la atmósfera, ahora ya no es posible vivir en la luna.
Aun así fue la luna la que creó el alma para el espacio, en su cuerpo nacieron miles de millones de almas, pero la Biblia solo habla de ella como si fuera una lámpara de noche.
¿No tiene otro significado?
El átomo más pequeño ha creado vida.
¿La luna, no?
No se dice ni una palabra sobre la madre luna, y aun así la luna es el cuerpo materno para el espacio, pertenece al primer grado cósmico.
La madre tierra vive en el tercer grado de vida cósmico, está al servicio de la vida de Dios en un estadio más avanzado y elevado.
Los autores de la Biblia dejaron constancia de lo que existe, se aferraron a todo lo que el ojo terrenal pudiera observar, escribieron sobre Dios y Su creación sagrada, pero desconocían las leyes.
“Dios creó los cielos y la tierra”, así empiezan, ¡saltándose millones de siglos!
Para incontables personas, la Biblia es un libro sagrado.
De ninguna manera queremos perjudicar esta sacralidad, ¡por encargo de los maestros queremos ofrecerles, en cambio, la verdad divina!
3. “Y dijo Dios: ‘Hágase la luz’, ¡y se hizo la luz!”.
¡Esto también es falso!
Para el ser humano terrenal Dios es todopoderoso, también para este lado.
Pero aun así, esta luz no surgió tan sencillamente.
De este lado, hemos conocido el origen de la luz de otra manera.
También este proceso tomó millones de años, solo entonces el sol emitió luz e irradió el universo, la vida de Dios en todos los grados de vida.
¡Esta luz fenomenal no ha surgido de una sola vez!
¡Son tonterías!
El otro lado no duda ni un segundo del poder supremo de Dios, pero la luz conoció una evolución propia.
Ciertamente, Dios creó la luz, pero el sol vivió su propia densificación, o habría quemado la vida en el estadio inicial de la creación.
Entonces la vida embrionaria todavía no tenía resistencia.
Vamos, sigan este tremendo desarrollo y la cabeza les dará vueltas.
El sol como el punto central tiene una enorme relevancia para el ser humano y la vida jamás habría recibido la existencia de la creación sin luz.
Y el sol no estaba más densificado que la luna y toda su vida, o habrían surgido trastornos cósmicos.
El sol y la luna fueron uno por completo y siguieron estándolo hasta que la última vida iba a dejar la luna.
El sol solo recibió fuerza cuando también despertó la madre tierra y pudo comenzar con su tarea.
De este lado hemos podido seguir estas leyes de un grado a otro.
Primero, el sol proveyó de luz a la luna y a sus planetas de transición, y después a la tierra.
Cuando los tres grados de vida cósmicos hubieron alcanzado ese punto, el sol pudo densificarse con más fuerza y empezó la evolución material para ese firmamento.
Si el sol hubiera estado listo antes que la luna, ninguna chispa de Dios habría recibido la existencia y ya antes de esta evolución estas ya se habrían quemado vivas.
El sol, según les exclama el otro lado, ha sufrido una densificación propia.
Esta luz tenue surgió de las primeras revelaciones, la luz se manifestó desde las tinieblas, como han vivido todos los planetas.
¡Para el sol no se ha creado otra evolución!
Cristo, como primer maestro en este espacio, ha podido constatar estas leyes con Sus seguidores.
Los precedió a sus primeras revelaciones y convenció a esta gente de estos milagros divinos.
Nosotros, de este lado, también volvimos a la luna, pero Cristo y los primeros seres humanos todavía vieron la luna funcionando, también vieron el sol, porque la luna y el sol eran uno solo.
¡Ambos cuerpos se encargaron de la evolución!
En nada había trastornos, ¡Dios controlaba todo esto con la vista!
Cuando la luna empezó a trabajar en su densificación, también el sol fue ganando en fuerza; por su energía surgió un grado tras otro y toda la vida embrionaria recibió fuerza vital.
Pero la madre luna ya no podía procesar más que lo que le hacía falta para su vida.
Y conforme el sol fue adquiriendo más fuerza, el entorno de la luna se fue ampliando, describió su órbita alrededor del sol, que se fue haciendo cada vez más amplia.
Para la luna, el calor y el espacio tenían un solo significado: por su espacio se podían constatar los rayos de calor, algo que ha vivido también la madre tierra.
La luna y el sol vivieron sus propias leyes.
“Hágase la luz y se hizo la luz” es el proverbio de un inconsciente material que no tiene comprensión de su espacio.
Cuando estos autores de la Biblia abandonaron la vida terrenal y adquirieron conciencia del mundo astral vieron qué clase de falsedad habían dejado atrás en la tierra.
Llegará el día en que los maestros escriban la verdadera Biblia, la “divina”, más adelante, cuando hayan nacido en la tierra los milagros técnicos para hacerlo.
¡Y es lo que quiere Cristo!
Vimos de este lado que el sol y la luna estaban sintonizados el uno con el otro, la luna adquirió evolución por medio del sol.
¡“Hágase la luz y se hizo la luz” es imposible!
Dios creó la luz, porque el firmamento oscuro se desgarró, se dividió en miles de millones de partículas y se convirtieron en soles, planetas y estrellas, pero ¡cada partícula vivió una evolución propia!
Tampoco el siguiente proverbio, que se contradice según las leyes en la creación, tiene cabida dentro de la realidad.
4. “Y vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas”.
Y esto ¿cómo va a ser posible?
¿Qué significa esta división entre tinieblas y luz?
¿Qué quisieron decir con esto los autores de la Biblia?
Aquí se habla de noche y día, luz y tinieblas.
¿Luz y tinieblas?
¿Comprendían los autores de la Biblia algo de la tierra?
¿Se sabía ya entonces que la tierra giraba alrededor del sol y no el sol, como se pensaba, alrededor de la tierra?
Porque este proverbio sobre luz y tinieblas tiene que ver con esto.
Que Dios separara la luz de las tinieblas significa que se disolvió la noche.
¿A causa de qué?
¿Porque la luna recibió luz del sol?
Sobre esto no se ha escrito una palabra.
En esos tiempos no se sabía nada de eso, los autores de la Biblia todavía tenían que despertar.
Solo se constató siglos más tarde.
Entonces de una vez cambió este proverbio de los que contaban la Biblia, pero nadie en la tierra se atrevía a rebatir esta falsedad.
Ahora los enviados de Dios vendrán a la tierra y dirán la verdad para convencerlos de ello.
Los autores de la Biblia han constatado allí esos sucesos desde la tierra.
Aquí se manifiesta claramente que se han alimentado de lo existente, de aquello que ya estuvo listo hace millones de siglos y que ahora como tal ya no tiene nada que ver con la creación de Dios.
Cuando los autores de la Biblia comenzaron a escribirla, pensaron que serían inspirados, pero estas almas ni siquiera eran alcanzables.
Debido a que todavía tenían que despertar y a que representaban una evolución inferior, todavía no se les podía dar esta sabiduría cósmica.
No obstante, mientras tanto la ciencia ha constatado qué hace que en la tierra se haga de noche.
No lo hacía Dios, ese poder y fuerza los posee la madre tierra, este planeta crea tinieblas, debido a que tiene que describir su órbita por el espacio y a que se revoluciona alrededor de su propio eje.
Lo hace Dios para los autores de la Biblia, y Dios vio que estaba bien, había ahora una separación entre el día y la noche.
Pero ¿no es mil veces más sencillo aceptarlo como ha ocurrido en realidad?
Los autores de la Biblia lo han montado de tal manera que nadie se enteraría y que nadie empezara a dudar del poder supremo.
Y tampoco lo hicimos en la tierra, pero de este lado tuvimos que aceptar las revelaciones divinas, como las vivió la luna y como llegaron a conocerlas todos los demás planetas.
Al sol no le importaba nada este proceso de luz y tinieblas, la tierra trajo una separación entre el día y la noche y Dios se lo puso en sus manos.
Y toda la vida de Dios se sintonizó con ello, para los seres humanos y los animales la noche se convirtió en sueño, el descanso y la preparación para la luz del día o la conciencia diurna.
Así que Dios no puso jamás una separación entre las tinieblas y la luz; estas tinieblas surgieron en el primer momento de todos en que la madre tierra comenzó con su tarea, empezó a densificarse.
Al principio de la creación no había más que tinieblas.
Pero conforme la tierra comenzó a densificarse y ampliarse, conforme describía su órbita, surgió la noche.
En la era primigenia de la tierra, la noche solo duraba un escaso cuarto de hora, entonces la madre tierra ya había descrito su órbita y no se podía hablar de un estadio diurno y nocturno como lo conocen ahora.
Pero la tierra se densifica, se hace más amplia y más grande, describe su órbita y blinda la luz del sol, ¡se hizo la noche en la tierra!
Pero esta noche evolucionó como todo en el espacio y finalmente llegó a tener el tiempo y la duración vital propias que ahora ustedes conocen y poseen.
Así nos va quedando cada vez más claro que los autores de la Biblia han conocido solo sus propias vidas, pero tampoco más.
Conocían su día y noche, miraban hacia arriba y veían estrellas y planetas, veían el sol y la luna, ¡pero sin comprenderlo para nada!
¿Tan improbable es esto?
¿Se sabe ahora todo al respecto de esto en la tierra?
Es otra cosa para la que tiene que despertar todavía la ciencia, ni siquiera su propio siglo sabe que la luna ha dado a luz a vida, que la vida del alma creó para el espacio y que la luna representa un solo estado, una sola vida con el segundo grado cósmico y la madre tierra.
Los eruditos desconocen por qué la luna se deja ver solo por un lado y por qué la madre tierra ha tenido que aceptar su revolución, pero ¡los maestros de este lado se lo contarán y explicarán!
También esas leyes hemos tenido que aceptarlas en nuestra existencia, ¡porque vivimos en ellas!
¡Dios nos las puso en nuestras manos!
Los autores de la Biblia les hablan a partir de la creación existente, no conocieron el estadio inicial de todo lo que vive.
¿Cómo quieren saber estas almas, pues, de qué manera ha creado Dios toda esta vida?
Echar mano así de lo existente los despista a ustedes como seres humanos del siglo XX.
Cristo vino a la tierra y entregó Su vida sagrada para darles la concienciación más elevada.
¡Ahora lo sabrá la humanidad entera!
Los autores de la Biblia no se imaginaban otra cosa, solo empezaron y esto ocurrió un poco antes del momento en que el otro lado empezaría a construir la Casa de Israel.
Y aunque estos seres humanos hubieran conocido el sentimiento de servir como instrumentos para el otro lado, ni entonces este habría podido alcanzarlos, porque la conciencia de estos seres humanos se habría negado a recibirlo.
Así que la Biblia habla de una noche que ya existe, pero los autores de la Biblia no saben qué hacer con ella.
Dicen algo que en realidad no tiene importancia, no lo saben, se atascan en estas leyes espaciales, ¡se pierden a sí mismos!
Y es que la Biblia habla de algo concluido hace millones de siglos.
Va en contra de la realidad, porque entonces Dios ya no tenía nada más que crear, la creación divina ya llevaba miles de millones de siglos lista.
Entonces la vida embrionaria ya había alanzado la existencia humana.
Este embrión ya habla de la creación de Dios, pero no es consciente de esa realidad.
Dice, además:
5. “Dios llamó la luz ‘día’, y la oscuridad la llamó ‘noche’”.
Entonces había sido noche, y había sido mañana, el primer día.
Dios no llamó nada de nada, Dios habló al ser humano únicamente por medio de Sus revelaciones, ¡jamás por medio de lo que es la palabra!
¡Son inventos!
Ahora podemos hablar así: en este lado hemos llegado a conocer las leyes divinas y hemos podido asimilarlas.
Ahora Cristo nos ha encargado traer las leyes de Dios a la tierra.
No olviden que tenemos un sagrado respeto a las leyes en el espacio divino, nada nos detiene para contarles ahora la verdad sobre esto.
Hemos tomado conciencia de todas estas revelaciones de Dios, por el espacio llegamos a tener estas leyes en nuestras propias manos, porque acerca de esto el ser humano volverá a su ”Omnipadre”.
Dios no habló nunca del día y la noche, Dios nos dio la vida y los planetas y la existencia y la luz y con eso todo terminó, entonces pudo comenzar la creación de Dios.
¡Entonces Dios ya no tenía nada que dar!
Y los autores de la Biblia hablan de la noche y la mañana, pero vivieron su propio día y noche y lo apuntaron.
¿Eso lo habría dicho Dios?
¡Mentira!
Los hechos directos dicen otra cosa.
Todos esos proverbios carecen de relevancia para la creación divina, pero millones de seres humanos están atados a ellos, porque la Biblia sería la palabra divina.
¡En el otro lado hemos vivido la realidad y hemos tenido que inclinar la cabeza ante la verdadera creación de Dios!
El primer día en la creación no lo vivió ni un solo ser humano.
Cuando Dios se reveló, únicamente hubo empuje.
Después de este —tomó mucho tiempo— surgieron las nebulosas.
Más tarde todavía —tomó millones de años según su propio cálculo de tiempo— vemos nubes densificadas.
Fue de ellas que surgió el ser humano.
Llegó a haber una separación, despertó la vida celular, empezó el estadio embrionario.
Ese es el primer día para la creación de Dios, así que el primer día de creación de verdad no fue nada más que empuje, pero apenas llegaba a terminar.
Primero tendrían que pasar miles de siglos para que Dios se revelaría en el siguiente estadio.
Y el ser humano todavía no era más que una célula, un animalillo nimio.
¿Cómo quiere este ser humano conocer el día y la noche?
Hemos podido constatar en nuestra vida que el ser humano no alcanzará esa altura sino al llegar a la madre tierra, y Cristo lo vivió como primer maestro en el espacio.
Mañana y noche, luz y tinieblas tienen un solo significado para los autores de la Biblia, pero estos seres humanos echan mano de lo existente, de su propio día y noche, y todavía no conocían a la madre luna.
Pero este proceso adquirió sentimiento y espacio en la luna, ¡pues allí surgieron el día y la noche, y no en la tierra!
¡Entonces la creación de Dios ya tenía millones de siglos!
6. “Y Dios dijo: ‘¡Que haya un firmamento en medio de las aguas, que separe las aguas de las aguas!’”.
¿Cómo hay que entender esto?
¿Qué exactamente quisieron decir los autores de la Biblia con esto?
¿Les queda claro a ustedes?
Podríamos construir una suposición, pero no es nuestra intención.
Aun así, se puede percibir a los autores de la Biblia si uno quiere seguir el recorrido de la creación.
Únicamente puede significar, que el firmamento y la tierra, las aguas y los mares han encontrado una existencia propia.
La separación entre aguas y aguas ha surgido solo por la densificación de la tierra; no obstante, la madre tierra planeaba por el espacio divino y se le asignó su propia tarea y lugar.
Por su densificación y aumento surgió espacio que el ser terrenal percibía y que se veía desde la propia vida.
Los autores de la Biblia no demuestran con nada que Dios haya atado la comprensión espacial al planeta tierra, que le haya regalado por medio de la evolución divina, porque entonces viviremos, como seres humanos, un proceso completamente distinto y más verdadero que el que se les ha dado ahora a ustedes.
Esto les dice que entre las aguas y también las aguas hay espacio, pero este toma en cuenta la conexión cósmica, y por eso ha surgido.
También significa que una vida ha surgido por medio de la otra, y que un grado de vida ha avanzado más que otro, o que todavía tiene que alcanzar esa concienciación.
Cuando se constató esta separación de la tierra, el espacio divino ya había sido llenado y también estaba listo.
Cuando la luna pudo comenzar con su densificación, tampoco se podía hablar todavía de una separación, por lo que pueden aceptar que los autores de la Biblia han anotado también este proverbio a partir de su propia vida del yo de la conciencia diurna.
Todo apunta hacia lo existente de su propia vida y su círculo de pensamiento, nada, nada más, ¿y aun así esto pasa por ser la palabra divina?
Para nosotros como seres humanos, el firmamento siguió una evolución propia, y esa evolución los conduce a ustedes a este proverbio, a saber que haya una separación entre el día y la noche y entre las aguas y las aguas.
¡En ese momento, la madre tierra ya tenía millones de siglos y ya había vivido sus años de pubertad!
Para ustedes, observar a los autores de la Biblia es vivir lo improbable, que a pesar de ello puede destruir su vida.
El peligro de todos estos proverbios ha privado a millones de seres humanos de su descanso nocturno y diurno, y hizo que perdieran su fe en Dios.
No tiene que sorprendernos que los autores de la Biblia hayan contemplado su propio cielo, porque vivían en este espacio, pero se sentían terrenales, firmemente ceñidos por la tierra, y sus sentimientos se negaban a recibir la sabiduría divina.
Todas estas almas todavía tenían que despertar para ella.
Pero es en este espacio de sentimientos donde empezaron anotar sus proverbios.
No los derruimos, han terminado conforme a su propia capacidad la tarea que se les había encomendado, e hicieron todo para aprovecharla lo mejor posible.
Pero no le aporta sabiduría a la humanidad, ¡sus proverbios son completamente tenebrosos!
Las aguas llegaron a tener una densificación propia, también la tierra y el firmamento, Dios no separó nada, una cosa se desprendió de otra y vivió la existencia prescrita según las leyes divinas en el espacio.
Cada órgano llegó a tener un significado propio, y tenía que llevar a cabo una evolución propia como alma y vida material.
Lo mismo las aguas con el firmamento encima de ellas.
Primero surgió el espacio, las aguas después, y estas vivieron las leyes vitales propias, la densificación en la que toda la vida ya estaba presente.
Dice, además:
7. “Y Dios hizo ese firmamento, e hizo la separación entre las aguas por debajo del firmamento, y las que hay por encima de él.
Y así fue”.
Así creó Dios el universo, su firmamento.
Dios hizo una separación entre las aguas que hay debajo del firmamento.
Es cómo se desprende la naturaleza, partículas, chispas de vida a las que tiene que pertenecer el agua, como toda la demás vida.
Es la evolución propia de la vida divina en la forma propia, y para la especie propia y el grado de vida propio.
Aquello no significa nada y no pega ni con cola.
Así no fue como ocurrió, no es fiel a los hechos, son nuevamente los pensamientos propios de los autores de la Biblia.
Dios creó todo esto, el espacio y las aguas, pero ese espacio surgió alrededor de la luna.
El firmamento entero tuvo que densificarse, el espacio en que viven todas esas estrellas y planetas alcanzó esa densificación y esta luz por medio de un proceso de miles de millones de pasos, de los que la madre tierra no es más que una sola insignificante partícula.
¡El espacio de antes de la creación era tinieblas!
Esas tinieblas se disolvieron y por eso, después de miles de millones de siglos, llegó la separación entre el cielo y la tierra, pero esto pudo vivirlo únicamente el ser terrenal, en la luna todavía no habíamos alcanzado esa altura.
Así que el imponente pasado siempre falta en la Biblia, los autores pronuncian constantemente su propia conciencia diurna y no tienen idea.
8. “Y Dios llamó el firmamento ‘cielo’.
Y había caído la noche y se había hecho de mañana: el segundo día”.
Nuevamente, se oye en todo esto la criatura inconsciente de la tierra, que está ante estas leyes divinas, pero que todavía tiene que despertar.
Dios no pronunció jamás una sola palabra; según el espacio y la creación divina estos proverbios han hecho más mal que bien para el alma humana.
Lo que les han dado los autores de la Biblia pertenece a su conciencia, hablan de su día y noche, pero entonces la creación ya tenía miles de millones de años.
Significa, por tanto, que estos autores de la Biblia han descrito su propio tiempo, ¡y que a Dios no lo han hecho más comprensible, sino más incomprensible para ustedes!
Los primeros millones de siglos confieren el significado cósmico y divino a toda la vida de Dios, no su propio tiempo y siglo, porque este surgió por medio de sus pensamientos y sentimientos, de su propio crear consciente, también esas leyes las colocó Dios en manos de todos Sus hijos.
Donde ustedes no se sabe nada de los primeros estadios, tampoco los que entienden de ciencia en su tierra, aunque ahora se estén haciendo grandes avances.
¿De dónde viene el ser humano?
¿Dónde nació, en realidad?
¿Y cómo?
¡No hay nadie que pueda contestarles!
El erudito todavía no ha alcanzado ese punto, pero la respuesta divina está y vive en el pasado.
No obstante, para poder volver la vista hasta contemplarlo hay que estar de este lado.
Entonces las leyes de Dios pueden hablar a su vida.
El séptimo... octavo... noveno... décimo... undécimo... y duodécimo proverbio en la Biblia tienen que ver con la densificación del espacio, pero no hay ni un solo proverbio que les marque el camino hacia la veracidad.
La Biblia no habla sobre la luna, y aun así ese milagro se produjo sobre ella.
Esta densificación no partió de la tierra, sino que todo esto ocurrió por la madre luna.
Todas las fuerzas de la madre luna fueron primero a los planetas de transición, luego al segundo grado cósmico y solamente después a la tierra.
Pero entonces el cielo ya tenía millones de siglos de edad, y a Dios ya no le hacía falta crear ningún cielo.
El verdadero espacio surgió por el nacimiento de la luna y todos esos otros cuerpos en que viven ustedes — ¡el cielo!
Luego el noveno proverbio, que significa: que las aguas que hay bajo el cielo se reúnan en un solo lugar y que se vea lo seco.
Quiere decir y significa que entonces surgió la tierra densificada, que entonces se desprendió delas aguas, pero también esto lo observaron los autores de estas líneas desde el propio tiempo y espacio de vida.
El décimo proverbio cita: “Y Dios llamó ‘tierra’ lo seco, y llamó la reunión de aguas ‘mares’; y Dios vio que estaba bien”.
Ya lo ven otra vez: los autores de la Biblia vivían su propia vida y escribían conforme a ella, pero todo esto no pertenece a la palabra de Dios.
Son los pensamientos y sentimientos del intelecto que escribe, el alma limitada que se ha puesto a consignar las verdades divinas, pero que elucubró algo que hizo tropezar y perder su fe a millones de personas.
¿Saben cómo tuvo que densificarse la luna y qué vivió cada planeta para crear la tierra material?
La luna planeaba entonces en el espacio y seguía siendo un cuerpo invisible, el sol todavía no había podido densificarse.
Pero la luna ya se había blindado hasta ese punto, y ya había surgido la atmósfera, o esta vida se habría disuelto en el espacio.
En este estadio, la luna seguía siendo transparente, todavía no tenía peso material, o esta densificación, esta materia densificada, habría roto el blindaje astral, por lo que la luna densificada se habría hundido a través de su propio blindaje.
Los autores de la Biblia ven esta densificación desde el estadio existente, pero en sus tiempos, la madre luna y la tierra ya estaban materialmente densificados.
Y en su estadio la materia tierra podía densificarse en las aguas; esto ocurrió, sin embargo, cuando surgieron mares debido a las inundaciones.
Todo esto pertenece a la creación existente, son sucesos a los que los autores de la Biblia otorgaron poder divino, pero ¡que no son más que fenómenos naturales!
En el estadio de antes de la creación no había materia densificada, los siglos posteriores trabajarían en ello.
La verdadera densificación duró millones de siglos, y otra vez miles de millones de siglos más tarde, y además en la tierra, ¡surgió la verdadera materia tierra!
En la luna ocurrió lo siguiente.
Allí, la primera vida murió, y como seres humanos vivimos la primera muerte.
Siguió un proceso de putrefacción de la vida celular, y de él surgió la vida animal.
También esas vidas deponen la vestidura material, y se da una putrefacción tras otra.
Millones de organismos viven esta putrefacción, esta evolución continúa.
En las aguas surge lo verde, y se queda dentro de ellas, porque la tierra como materia todavía no está lista.
Poco a poco se va depositando fango, ese fango se densifica como la demás vida y se fija.
Todavía no se puede hablar de orillas, pero aun así flota allí el fango densificado que algún día será materia.
A partir de esto surgirá el planeta transitable, ¡ese momento llegará dentro de millones de siglos!
La materia como tierra tuvo que vivir esta evolución, no se pudo detener este proceso en nada.
¡Y ahora los autores de la Biblia quieren asegurar que Dios dijo: “Que se haga la materia”!
Pero esa materia ha tenido que aceptar las propias leyes de evolución, ¡como absolutamente toda la demás vida en el espacio!
El duodécimo proverbio da: “Y la tierra produjo brotes de hierba, hierba que se siembra con semilla, según su naturaleza, y árboles que dieron frutos, con sus semillas dentro, según su naturaleza.
Y Dios vio que estaba bien”.
También esto refiere, nuevamente, a lo existente, a una creación que ya está lista.
Cuando la madre tierra vivía en este estadio, cuando un árbol ya había sido fecundado y entregaba frutos como semilla, la madre tierra ya hubo alcanzado los tiempos de ustedes.
En las primeras horas de la creación no hay rastro de árbol ni planta alguna.
Esa vida todavía tiene que nacer, solo millones de siglos después surge la vida en la naturaleza, pero entonces el espacio y la naturaleza ya se habían densificado y habían surgido los tres primeros grados cósmicos.
Entonces el ser humano se había hecho cargo del planeta transitable.
Pero según los autores de la Biblia, entonces Dios todavía tenía que crear al ser humano.
La creación ya tiene miles de millones de siglos cuando el surgimiento de brotes de hierba y árboles que dan fruto vuelven más agradable la vida humana.
La vida como árbol conoce una densificación propia que también tomó millones de siglos.
Las eras de calor y frío dieron densificación y endurecimiento a la vida humana.
Solo después de todas esas eras, un árbol adquirió el poder y dureza actuales.
Los brotes de hierba y la semilla, y la que se reproduce han vivido a su vez una densificación propia y pertenecen a los tiempos de ustedes.
Esa densificación tomó siglos, ¡la semilla no nació en una sola noche!
Pero los autores de la Biblia no podían saber nada sobre este estadio inicial.
El decimocuarto proverbio habla de las luces en el firmamento.
Dice: “Y Dios dijo: ‘Que haya luces en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche; y que sean señales de las estaciones, los días y los años’”.
Se habla aquí, pues, de estrellas y planetas, de un firmamento con toda la vida dentro de él.
Pero esa vida necesitó también miles de millones de siglos para alcanzar la densificación material.
Los autores de la Biblia ya echaban mano de lo existente, de aquello que pertenece a sus propias vidas.
No sabían nada de este surgimiento, escriben sobre algo a que ellos pertenecen y que forma parte de sus vidas.
¿Qué saben del pasado de una estrella?
¿Qué pueden decir estos crédulos de todos estos milagros?
¡Ni una palabra!
¡No conocen las leyes divinas!
Todos estos milagros los cegaron, pero no se enteraron de la verdad.
¡No conocían la profundidad de su propia vida, y para ellos Dios era un ser humano!
Pero ¿quién es ese Dios?
Esta gente ha completado una tarea que vivía muy por encima de su propia conciencia.
De este lado hemos podido constatar los fenómenos concretos.
Ya no pueden hacernos creer nada, hemos vivido las leyes de Dios para la evolución cósmica en la luna.
Allí aprendimos cómo nos creó Dios y cómo nació el espacio con toda la vida dentro de él.
Decimoquinto proverbio: “Y que sean luces en el firmamento del cielo, para dar luz a la tierra.
Y así fue”.
Y es que así fue, pero ese “así” duró millones de siglos.
El sol daría luz a la tierra y dio luz para la vida en el espacio.
Dios creó esa luz, el firmamento divino se desgarró, se dividió en miles de millones de partículas, y estas se convirtieron en cuerpos luminosos.
La luna ayudó a densificar el sol y a este le llegó la densificación propia directamente desde la fuente divina, recibió la densificación semimaterial.
Y es que para el otro lado el sol es el principio paterno, no da a luz, sino que crea.
El sol y la luna representan a Dios y los dos han tenido que aceptar la paternidad y la maternidad.
¿Qué sabían los autores de la Biblia en su tiempo de esta circunstancia, de estas leyes gigantescas y a la vez tan naturales?
¡Nada!
Estas revelaciones todavía no se han comprendido en su propio siglo.
La ciencia no sabe qué hacer con ellas, los eruditos de su propio tiempos siguen perdiéndose todavía en la creación divina, porque ¡no conocen el origen!
La densificación del sol y la luna sigue sin conocerse en la tierra, pero llegará, y solamente entonces esta antinaturalidad de la Biblia se disolverá y se volverá a escribir.
La tierra debe su calor y luz al sol, pero el sol recibió esta animación directamente de Dios, y la luna, a su vez, del sol, y con este toda la vida del espacio.
El sol siguió manteniendo esta animación divina, y por eso siguió siendo medio material, medio espiritual, una energía que tiene sintonización con nuestra vida astral.
16. “Entonces Dios hizo dos grandes luces; esa gran luz para dominar el día, y la pequeña para dominar la noche, también las estrellas”.
Todo esto es muy veraz y sencillo, pero a los autores de la Biblia se les olvidó mencionar que la luna no es una bola luminosa, porque recibe su luz del sol.
La luna tiene un significado muy distinto en esta creación que lo que han podido constatar estos autores.
Solamente el sol y las estrellas emiten rayos.
¿Cómo puede Dios contradecirse de esta manera?
Es posible que los seres humanos se equivoquen acerca de todos estos problemas.
¿No conoce Dios Su propia creación?
¿Tenemos que aceptar que no sabe distinguir entre Su vida?
Esta vida ¿va superando a Dios?
¿Ya no sabe Dios lo que es una estrella, un planeta, lo que es alumbrador o luminoso?
¡Los autores de la Biblia daban palos de ciegos!
No sabían distinguir la luz del día y de la noche, no conocían la creación.
Un erudito de los tiempos de ustedes no habría anotado esta imposibilidad.
Pero ¡Dios sabe que no es así!
No dijo jamás que la luna alumbraría la noche, son pensamientos humanos, ¡es fantasía!
Dice, además:
17. “Y Dios las puso en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra”.
Seguramente ya lo estarán viendo: los autores de la Biblia fueron enganchando un proverbio con otro para dar poder y espacio a las palabras divinas, pero unas palabras y otras nacieron por su propio pensar y sentir.
Todo eso expresa la inconsciencia de la criatura humana de la tierra.
Solamente el sol está al servicio de todo lo que vive en el espacio, pero sí que tiene relevancia la conexión cósmica entre esos dos cuerpos maravillosos para cada chispa vital de Dios, aunque la fuente vital central domine y seguirá haciéndolo hasta el final de estos tres grados de vida.
Solamente entonces también el sol se extinguirá y, como ya lo vivió la luna, habrá completado su tarea más grande.
Pero el sol da, irradia, y como tal ¡es el único cuerpo para la tierra al que Dios, que vive y vigila detrás de todo esto, ha dado directamente el control del marco cósmico!
Los autores de la Biblia nos conducen a una creación cuya luz no conocen, ni ninguno de los millones de otros milagros que tomaron forma delante de nuestro ojo humano.
Todo es sagrado, pero ellos destruyen esta sacralidad, inconscientemente, o no habrían anotado ni una sola palabra.
18. “Y para dominar en el día, y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas.
Y Dios vio que estaba bien”.
Un niño podría habérselo contado.
Cada niño lo sabe, sabe incluso más, pues.
Aprendió en la escuela que la luna y la tierra giran alrededor del sol.
Entonces ¿qué altura habían alcanzado los autores de la Biblia en el saber humano?
Solo anotaban lo que les llegaba en pensamientos y lo que habían observado en la noche.
Pero por ellos ¡Dios y Su creación se volvieron infantilmente ingenuos!
Y aun así, millones de seres humanos lo han aceptado como verdad, no se atreven a formar un juicio propio, porque la Biblia es sagrada.
Pero también ellos son conscientes y todavía tienen que despertar para las leyes y la veracidad divinas.
19. “Entonces había sido noche, y había sido mañana: el cuarto día”.
¿Todo esto habría ocurrido en cuatro días?
¿En cuatro días creó Dios todos estos milagros, esta inconmensurabilidad, las estrellas y planetas, los soles y aguas?
¿Un día se dice aquí solo de manera simbólica?
Bien, pero ¿saben que hay que hablar de miles de millones de años, incluso de miles de millones de siglos si se quiere formular lo que ha ocurrido en ese tiempo?
Tanto tiempo necesitó esta evolución para alcanzar el estadio en que vivían los autores de la Biblia.
¿No va siendo más que hora de que el ser humano llegue a conocer a Dios y Su creación?
¿No tiene que saber el ser humano cómo ha surgido él mismo?
Solo entonces sus vidas cobrarán sentido para la tierra y empezará este suceso milagroso a ocupar un lugar en su corazón.
Así llegarán a conocerse a sí mismos y la vida de otros.
20. “Y Dios dijo: ‘Que las aguas produzcan un hormiguero de almas vivas en abundancia; y que vuelen los pájaros por encima de la tierra en el firmamento del cielo’”.
Esto es, nuevamente, echar mano de lo existente, hablar de un estado que no tiene nada que ver con el origen de la creación.
Cuando empezó la creación, según ya les dije, había únicamente animación, fuerza astral en el espacio.
Después llegó a haber empuje, luego las nebulosas, más tarde otra vez las nubes, y surgió la vida embrionaria.
Primero nació el ser humano, después la vida animal.
Pero en la Biblia está escrito que Dios llenó primero las aguas con almas y especies animales que se retorcían allí.
Y no puede ser, porque el animal nació a partir del ser humano.
Cuando las aguas se llenaron de especies animales, la creación tenía miles de millones de años y el ser humano ya había alcanzado el estadio más elevado en la luna.
La luna no ha conocido ningún animal alado.
Esta vida surgió en el segundo grado de vida cósmico, mientras que se desarrolló en el planeta tierra, donde se desprendió de las aguas y surgió la especie alada.
¡La especie más alta vuelve con nosotros al Omnigrado!
Así que también el animal ha tenido que seguir un desarrollo propio.
21. “Y Dios creó los grandes animales marinos, y el hormigueo de todas las almas vivas que produjeron las aguas en abundancia, según su especie; y todos los animales alados según su especie.
Y Dios vio que estaba bien”.
La realidad es que los grandes animales marinos y las demás especies animales solo surgieron en épocas posteriores.
Esas eras las conoció únicamente la tierra.
Los autores de la Biblia siempre echan mano de una creación que ya está terminada desde hace mucho tiempo, del verdadero ahora; el mundo en que viven ellos.
A Dios no le hizo falta llenar las aguas, ya estaban llenas.
El alma nació en la luna.
La madre luna creó todas esas especies animales que se retuercen, el animal tiene que aceptar esta evolución propia.
También en esto se pierde el autor de la Biblia.
Su fantasía infantil creó una existencia de ensueño para el ser humano actual.
La realidad que lo abarca todo conduciría al autor de la Biblia a la madre luna y la tierra, es ella quien dio forma a esta vida, y no Dios, porque entonces la creación ya había empezado miles de millones de años atrás.
No hay nada que pueda empequeñecer este suceso glorioso.
Ahora mismo, la estrechez de mente de los autores de la Biblia ya no puede adquirir justicia en su ojo humano, porque ¡esta doctrina los conducirá lejos de la realidad y los abandonará en un laberinto!
Los proverbios vigesimosegundo, vigesimotercero, vigesimocuarto y vigesimoquinto hablan de la multiplicación del reino animal.
Pero hemos llegado a conocer esa multiplicación de la creación, porque cada pequeña chispa se dividió, dio la propia vida a la otra y participó en la reproducción.
El ser humano y también el animal pasó a la evolución divina, una vida surgió por medio de otra.
26. “Y Dios dijo: ‘Hagamos seres humanos, a Nuestra imagen, a Nuestra semejanza; y que domine a los peces del mar y a las aves del cielo y a los animales domésticos y a todos los animales que se arrastran por la tierra’”.
27. “Entonces Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza; lo creó a la imagen y semejanza de Dios, los creó hombre y mujer”.
Esta sin duda es la falsedad más grande que la Biblia quiere contarles.
Peor imposible, va en contra de todo lo que hay en la naturaleza, de todas las leyes que ha creado Dios, ¡en contra de toda la vida de Dios!
¡Es pura fantasía!
Aquí hablan ignorantes, almas inconscientes.
Pero pobres a tal grado que no hace falta ninguna comparación.
Y aun así la humanidad ha aceptado esta falsedad.
¡Incluso la han declarado santa!
Para el ser humano cristiano, todo lo de la Biblia es sagrado, la Biblia es la palabra de Dios.
No obstante, en nuestro lado llegamos a conocer la realidad.
Y ahora venimos para quitarles esa inexistencia a ustedes, para darles en su lugar la verdad y abrirles los ojos.
¿Todavía tienen que seguir avanzando en las tinieblas?
Porque esto es increíblemente estrecho de mente, la creación de la que habla aquí la Biblia ya se había terminado miles de millones de siglos antes.
Cuando el ser humano accedió a la vida embrionaria, Dios ya no tenía nada que dar a Sus hijos, ¡en ese momento se estaba dando a sí mismo!
Fue cuando el ser humano como chispa de Dios recibió la existencia divina.
Y ese estadio de chispa sigue estando presente.
La madre recibe esa chispa de Dios durante la fecundación.
Entonces esa chispa es como el ser humano, aunque ya haya vivido millones de veces.
No obstante, el ser humano vuelve a hundirse en el estadio de chispa, o esta chispa como estado humano adulto apretaría el embrión en la madre hasta matarlo.
Entonces sería imposible un proceso de crecimiento.
¿Por qué la chispa de Dios vuelve a hundirse hasta el primer estadio de todos?
Debido a que el proceso de revelación divino vive en la madre, a que la madre crea, como lo hizo Dios en el infinito.
Los seres humanos adultos ni siquiera comprenden su propia creación, ¡el ser humano es inconsciente de ella!
Pero el pequeño fruto en la madre es como la vida embrionaria de la madre tierra, cuando comenzó con la creación y participó en esta grandiosa obra.
En esto no ha cambiado nada, solo que ahora ocurre dentro de la madre.
Esa única célula se ha multiplicado por un millón, el cuerpo humano se ha ido edificando por medio de miles de millones de células, y se ha convertido en lo que es ahora.
¿Hay que seguir aceptando para siempre —en los tiempos de ustedes— el proceso que creó a Adán y Eva?
Con estos proverbios apretaban al feligrés a muerte, no se atreve a pensar al margen de la Biblia, aunque perciba lo falso que es eso, ¡la palabra de Dios es ley!
También para nosotros, pero estos son pensamientos humanos.
Aquí les habla a ustedes y a sus sentimientos la criatura inconsciente de la tierra.
Y esa gente no podía mirar detrás de ese velo cósmico, no tenían el sentimiento para eso y para vivirlo primero hay que morir en la tierra, solo después entrarán ustedes a todas estas leyes que conforman la realidad de Dios.
¡Entonces vivirán en estas leyes!
Los convenceremos de ello en este lado porque la ciencia —ya se lo dije varias veces— todavía no ha alcanzado ese punto y por ahora tampoco se enterará.
Si el erudito puede aceptar la vida después de la muerte, también estará abierto a las leyes divinas, ¡sabrá entonces que la muerte no existe!
La creación es más poderosa de lo que les demuestran los autores de la Biblia.
Convierten esta infinitud en un juego infantil, ¡porque no se conocen a sí mismos!
¡No conocen ni la muerte ni la vida!
No sigan aceptando estos sinsentidos, porque su vida se detendrá.
¡Atrévanse a pensar!
¡Dios y también Cristo quieren que piensen, ¡que sientan ustedes mismos!
¡No tienen que dejarse vivir!
¡Vivan ustedes mismos!
¡Para esto vino Cristo a ustedes!
¡Para esto entregó Cristo Su vida sagrada!
Solo ahora es posible hablar a sus vidas de esta manera, hace siglos no habría sido posible, ¡en esos tiempos se les quemaba vivos a nuestros instrumentos!
¡Ahora los maestros de nuestra vida les están dando las leyes divinas!
¡Les llega en nombre de Cristo!
Millones de seres humanos se rebelaron debido a que ya no pudieron aceptar los sinsentidos que les contaban.
Las leyes naturales de Dios tienen relevancia espiritual y divina, las de la Biblia no tocan más que los sentimientos humanos, la criatura educada en ingenuidad.
Tampoco un erudito terrenal puede darles esta sabiduría, solamente sabe hacerlo el espiritualmente consciente, la personalidad astral, que llegó a conocer las leyes de Dios tal como se han creado, pero ¡que sobre todo ha sabido asimilarlas!
Ahora sí que se les darán estas pruebas.
¿O no han llegado todavía al punto en que puedan aceptarlas para su vida?
¡Entonces todavía tienen que despertar para la verdadera creación de Dios!
Según la Biblia, el ser humano nació después del animal y todo lo verde.
¡Pero la tierra y la luna y todos los planetas de conciencia portadores crearon el ser humano primero!
Dios creó al ser humano a Su propia imagen y semejanza, pero ahora que el ser humano no piense que Dios también es ser humano como él mismo, porque eso tampoco es verdad.
Dios creó el alma como Él mismo, la vida interior para los cuerpos materiales.
Esta alma accedería como ser humano al Omnigrado divino, y sería como Dios.
¡Y eso ha ocurrido!
Cristo volvió a la tierra como el ser humano divino consciente para dar el Dios vivo a la humanidad.
El proverbio “Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza” tiene que comprenderse de esta manera: Dios dio al ser humano todo, absolutamente todo lo que pertenece a lo divinamente consciente.
Dios no le quitó una costilla al hombre para crear a la mujer, la pequeña célula materna en la luna y en la tierra ya poseía estas facultades en la vida embrionaria.
También esos proverbios de la Biblia son anticuados, se han sacado de lo ya existente, ¡son fantasías del ser humano terrenal que no pensaba más allá!
28. “Y Dios los bendijo, y les dijo: ‘Sean (Sed) fértiles y multiplíquense (multiplicaos), y llenen (llenad) la tierra y sométanla (sometedla), y ¡dominen (dominad) los peces del mar y las aves del cielo, y todos los animales que reptan por la tierra!”.
Lo único que en esto es la verdad de Dios, según la creación astral, es el momento en que Dios habló a nosotros, los seres humanos, lo que nosotros, sin embargo, hemos vivido como fuerza de los sentimientos.
Dios depuso esa sabiduría, ese lenguaje divino en nuestra vida, y en todos los miles de millones de grados de vida que empezaríamos a vivir, ¡las leyes divinas nos impondrían el alto si abusáramos de ellas, si fuéramos a destruirlas, a mancillarlas!
Y también eso ocurrió, ¡porque el ser humano se vino abajo por su propia vida!
¡Elevó un cadalso para sí mismo!
¡Se ahorcó porque no conocía la vida y no sabía que la muerte no existe!
Pero Dios depuso en nosotros Su saber, aunque empezaríamos a asimilarlo como seres humanos.
Dios bendijo a Sus hijos dando esta gracia divina a toda Su vida, pero el ser humano no comprendió estos tesoros divinos.
29. “Y Dios dijo: ‘Vean (Ved), les (os) he dado a ustedes todas las hierbas que se siembran con semillas de toda la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semillas, ¡que sean su (vuestro) alimento!’”.
La tierra ha creado toda esta verdad, pero esta vida conoció una evolución propia y pasó por un proceso de millones de pasos.
Cada siglo produjo la comida y bebida en la forma que le hiciera falta al organismo humano.
Cuando el ser humano tomó conciencia, continuó este proceso y ayudó a la naturaleza, así surgieron un sinnúmero de frutos.
Siempre hubo suficiente alimento para el ser humano, porque Dios anticipó los tiempos, el proceso de crecimiento y florecimiento de Sus hijos.
Pero el autor de la Biblia se aferraba con desesperación a lo existente, pues no conocía el imponente pasado.
30. “Pero a todos los animales de la tierra y a todas las aves de los cielos y a todos los animales que se arrastran por la tierra en que hay un alma viva les he dado la hierba verde para que se alimenten’.
Y así fue”.
¡Y es que así es!
Cada animal encuentra en la tierra alimento según su naturaleza para la vida material.
Pero ¡toda esta vida primero tenía que evolucionar!
No somos blasfemadores; no obstante, hemos llegado a conocer las leyes divinas.
No pensamos privarlos de su iglesia, es incluso lo último que quisiera hacer el otro lado.
¡Solo queremos convencerlos de la verdadera creación de Dios y de toda su propia santidad!
El segundo capítulo de la Biblia les cuenta, además de las mentiras del primero, también veracidad, pero entonces los narradores de la Biblia podían alimentarse de lo existente.
Ustedes mismos pueden seguirlo, no voy a ahondar en ello, para mí se trataba de darles, por encargo de los maestros, el surgimiento de la creación, y de este únicamente aquello que hace falta para este trabajo, porque ¡los maestros del otro lado volverán a esto ellos mismos (véanse para esto los libros de la cosmología de Jozef Rulof)!
Ahora todo en el espacio les pertenece, les irá quedando claro en este viaje.
Juntos recorreremos ahora el largo camino a través de la historia, la historia que también ayudamos a hacer nosotros, que hemos alcanzado ahora el otro lado, y entonces les quedará claro si Dios ha hablado como un ser humano material.
¡El Siglo de Cristo les trae el despertar espiritual, la conciencia astral!