La causa y el efecto del individuo, la masa y la humanidad

¡Dios es amor!
Por eso no quiso jamás que Sus hijos entraran en la vida terrenal con pena y dolor.
Dios dio todo a Su vida y quiso que los seres humanos nos amáramos.
Si ustedes siguen la historia humana, se levanta ante ustedes una montaña de una altura increíble, una montaña de miseria que los propios pueblos de la tierra han edificado.
Es la montaña del mal, y cada acto equivocado del individuo, la masa y la humanidad ayudó a edificar este peligro.
Les conté sobre los primerísimos seres humanos de todos que llegaron a este lado y se vieron ante esta montaña.
Esa montaña de miseria, que ahora ellos mismos tenían que librar, se fue construyendo porque ellos habían hecho mal en la tierra.
Otros se vieron allí ante este mal creado para enmendar en la tierra si algún día querían acceder a algún cielo.
Así llega para todo ser humano una vida en que tiene que comenzar a pagar las deudas que él mismo ha causado.
Lo que para las iglesias se llama el Juicio Final, para nosotros es la causa y el efecto.
¿Cómo destruimos la montaña que nosotros mismos hemos edificado?
El individuo lo vive a su propia manera, por la pérdida de un ser querido, o las posesiones, por ejemplo.
La masa lo vive por gran pena y dolor, una guerra, desastres naturales.
¿Cómo actuamos durante nuestras muchas vidas?
¿Hicimos el bien o trajimos miseria?
Ustedes no lo saben, porque su ser diario es dominante, por lo que no saben nada de sus vidas anteriores.
Sin embargo, Dios no puede regalarnos nada; aunque tuvieran que vivir muchas desgracias, ¡es un Padre de Amor!
Dios es justo.
No permite que se nos ponga un dedo encima.
Sí que tenemos que enmendar, sin embargo, lo que hicimos mal.
¿Si no nos da un toque de atención?
Al contrario.
Nos deja hacer lo que queramos, ¡si no, no aprenderíamos nada!
Sabe que algún día nos veremos ante nuestros propios actos y que comenzaremos entonces a enmendar.
¡Ahora están ustedes ante eso!
También nosotros lo hemos vivido.
Ustedes viven ahora en eso.
¿Hay una sola persona entre ustedes que pueda decir: en todas mis vidas me mantuve inmaculado y seguí siendo yo mismo?
¿Mantuve en todos esos miles de vidas la armonía con las leyes de Dios?
¿Existe semejante ser en el espacio?
¡No!
Ni un solo ser humano ha vivido ese milagro, todos nos hemos olvidado y hemos cavado nuestras propias tumbas.
Dios no lo quiso.
Qué terribles fueron nuestras vidas.
Y muchas personas siguen viviendo así, dan patadas y golpean, roban y asesinan.
Otras, no obstante, ya están enmendando y a su vez se les golpea y patea.
Ahora ya no tienen poder, no pueden destruir la vida en la tierra.
Ahora son almas desconocidas, que están anhelando elevarse.
Depusieron el odio, la violencia y la pasión, el despertar espiritual entró en sus vidas y son ahora los felices en el espíritu.
Otras adoptaron su poder, y estos ocupan altos puestos en la sociedad, aunque fueron perdiendo prestigio.
Para la tierra esto significó retroceso material, para nuestro mundo, en cambio, conseguían ganancias espirituales.
¿Qué es más valioso?
Nosotros los seres humanos apilamos un pecado encima de otro, vivíamos a la buena de Dios y nadie nos detuvo, porque éramos dueños y señores de nosotros mismos, de nuestra propia existencia, de nuestros pensamientos y sentimientos y de nuestros actos, ¿no?
Por lo menos, eso pensábamos.
Aun así, todo es distinto, porque hizo que entráramos en colisión con las leyes de Dios.
Para aclararles este horrible proceso, para demostrarles que esta es la verdad ineludible, les hablé sobre la vida de Moisés y sus hijos.
Así llegaron a conocer la causa y el efecto del individuo, de la masa, y tiene que haberles quedado claro que ellos no podían eludir las consecuencias de sus actos.
En ese caso, también el siglo de ustedes mismos les quedará claro.
Están ahora ante su propia miseria.
¿Pensaban que se les podía regalar algo?
Ahora tienen que enmendar y es ante lo que se encuentran la masa y la humanidad.
Nadie lo puede eludir.
Cada acto equivocado se convirtió en una ley, y esas leyes que despertaban a gritos al individuo, a los pueblos y a la humanidad misma atrajeron la miseria en que ustedes viven ahora.
Como individuos ustedes no podían haber hecho ningún mal, pero ¿qué estragos no hicieron?
La humanidad como masa tendría que haber aceptado los Diez Mandamientos de Dios, tendría que haberlos observado, pero no lo hizo.
Moisés pecó en su deseo de servirles y de darles a conocer los mandamientos de Dios.
Lloró como un niño cuando entró en la vida eterna y tuvo que aceptar las consecuencias de sus actos violentos y vio cerradas ante él las esferas de luz.
Pero ¿le había pedido Dios pecar para ello?
¿Lo obligaron a hacerlo?
Tampoco a este ser humano servicial Dios puede darle nada!
Y así les fue a los seguidores de Moisés, y así les va a ustedes.
Ahora que comienza el Siglo de Cristo, Dios quiere, seguramente que lo perciben, que saldemos cuentas con el pasado.
Ahora se nos presentan las cuentas, y nos toca a nosotros saldarlas.
Las leyes de Dios ponen las vidas de ustedes en la balanza.
Dios vigila que no se les regale una brizna, o como seres humanos destruirían su propia vida.
Para esto Dios vela por sus vidas.
Es esta horrenda guerra la que borra las consecuencias del mal que ustedes han cometido en sus vidas.
Y esto también es así para la masa y la humanidad.
Hay ahora millones de almas que viven pena y dolor, pero así enmiendan lo que han infligido a lo largo de los siglos.
Sin embargo, hay numerosas personas que crean nuevo karma.
Se ofrecieron para la lucha, perecen en ella y mueren demasiado pronto.
Estas almas actúan en contra de las leyes de Dios.
Quien busque la muerte, se suicida, y tiene que vivir las consecuencias de ello en la vida astral.
Está ante las leyes astrales que le imponen de inmediato el alto espiritual.
Si la humanidad pudiera comprender todo esto, ¡los pueblos ya no harían la guerra!
Aun así, hay millones de personas que ahora parten a la guerra, pero ¿para qué, en realidad?
¿Para defender la patria de ustedes?
Pero Dios no conoce ninguna patria.
Solamente conoce Su propia vida, y a esta no deben matarla, por ninguna razón deben matarla.
Entonces ustedes asesinan, y eso va en contra de los diez mandamientos, va en contra con todas la leyes de Dios para la vida material y la vida después de la muerte.
De todos modos ustedes tendrán que volver a enmendarlo todo.
Las esferas de luz se quedarán irremediablemente cerradas para ustedes si tienen las manos manchadas con la sangre de sus prójimos.
Así lo dicen las leyes de Dios y estas no se pueden cambiar.
No permiten jamás ni bajo ninguna circunstancia que ustedes les pongan un dedo encima a sus prójimos.
Las leyes de la causa y el efecto los obligan a enmendar el mal cometido, los obligan a aceptar la pena y el dolor en la medida en que ustedes mismos los hayan infligido a otros.
Aun así, las ganancias son de ustedes, porque enmendando así accederán a la vida más elevada, por lo menos en el caso en que aprenden por su miseria; si no, estarán ante nueva pena y nuevo dolor.
Sin embargo, algún día las cabezas se inclinarán y ustedes preferirán el camino espiritual por encima del camino del mal.
Esto lo exige de ustedes el Reino de Dios, de la masa y de la humanidad.
Tiene que ocurrir en el Siglo de Cristo.
Dios quiere que por fin dejen de asesinar y odiar.
¡Les obliga ahora a que empiecen a ascender!
Ustedes viven en este estadio.
Tienen que enmendar.
De lo contrario, serían de los nuestros y ya no vivirían en la tierra.
Adolf Hitler trae pena y dolor a la humanidad.
La masa piensa en eso y habla al respecto.
Muchas personas se preguntan cómo esta alma puede cargar con todo esto.
Qué tremendo es lo que se ha cargado en la espalda.
Pero ¿no entienden que ustedes mismos lo ayudan a cargar?
¿Piensan que no tienen que vivir la vida de ustedes mismos?
Todos esos millones de almas que están ante su propio karma lo ayudan a cargar.
Por eso Adolf Hitler no sucumbe.
Tampoco sucumbirá por este sufrimiento, es solamente el hombre que tomó en sus manos el látigo, que se ha atrevido a darle una tunda a la humanidad, lo que a su vez tendrá que enmendar.
Este es el significado de Adolf Hitler, y esto explica por qué él tampoco sucumbe, por más que la gente quiera verlo muerto.
Tiene que terminar su trabajo, por el bien de la humanidad no hace la transición ni un segundo demasiado pronto.
Lo que tiene que vivir para su vida es la perdición de su grandeza, el ocaso de su fuerza y la extinción de su propia intuición.
Vivirlo, vivirá que la humanidad no quiere aceptar su vida.
Ahora tendrá que apechugar con que ni Dios ni Cristo ni la humanidad lo hayan querido a él.
Vivirá que la tierra ya no quiera autócratas de su tipo.
Y tendrá que cargar el dolor y la pena que surgieron por esto, esto, nuevamente, está al margen del karma de los seres humanos, de la masa y la humanidad.
Por esta miseria trae intuición para los seres humanos, hace posible que la masa se enmiende.
A ustedes y a esta los conduce hacia arriba, porque por él aprenden que así no hay que hacer las cosas.
¿Entienden lo tremendo de lo que les quiere enseñar?
Destruye para edificar.
En realidad, así se ha construido así toda su historia, porque por medio de la pena y el dolor llegó a haber despertar en ustedes.
Adolf Hitler no carga la miseria solo, también ustedes lo ayudan a cargar.
Lo hace cada alma, porque esto es la causa y el efecto de la masa.
Incluso la criatura innata tiene culpa de esta guerra.
¿O siguen pensando todavía que el alma vive solo una vez en la tierra?
Cada alma ha vivido millones de vidas, y así tampoco la criatura recién nacida podrá eludir el sufrimiento propio ni el dolor propio.
Así se explica que Adolf Hitler no se derrumba.
La miseria de la guerra ha surgido por la humanidad misma.
No es posible que él se derrumbe por eso, porque su sufrimiento no le importa, como tampoco le importa a otra gente.
Solo el sufrimiento y ese dolor que él crea al margen del karma de ustedes corren por su cuenta.
Lo que les impone a los judíos, por ejemplo.
Cada tortura que causa por odio y pasión recaerá en él y se vengará de él.
La humanidad no ha experimentado nunca antes lo que ustedes viven en sus días.
Debido a que los pueblos de la tierra están involucrados en una misma lucha, el sufrimiento y dolor son dominantes para cada alma, lo que significa que ahora en poco tiempo enmiendan cosas para las que si no harían falta muchas vidas.
En tiempos de paz no pueden enmendar tanto, no pueden vivir semejante miseria, entonces solo pueden infligirse cosas ustedes mismos.
Ahora tienen que recibirlas de otros sin que puedan oponerse.
Por eso el sufrimiento se ha hecho tan espantoso.
Adolf Hitler causa un sufrimiento más profundo que lo que jamás ningún autócrata ha hecho antes que él.
Para el espacio es el único ser que hace y puede hacer más mal que nadie.
Después de él ya no vendrá nadie que llegue a tener tanto poder, ni ningún ser humano que creará tanto sufrimiento, porque entonces ya no será posible, ¡ya no hará falta!
Por eso Adolf Hitler es el ser más bajo en el espacio, ¡Cristo, el más elevado!
Por el poder que fue asimilando creó todo este sufrimiento, porque otros no pudieron llegar a tener ese poder, ¿verdad?
Debido a que la humanidad todavía no había alcanzado este estadio, tampoco hacían falta esos autócratas.
¿Entienden ahora lo natural que es todo?
Si ahora siguen a los pueblos de la tierra pueden constatar cuánta causa y efecto tienen que vivir los pueblos.
A Alemania le tocará sufrir tremendamente, al igual que a Italia y Japón, pueblos que han deseado la guerra.
En realidad, ya no quedará nada de Alemania.
¿No les dice nada?
El gran imperio será aplastado, solamente entonces los millones de personas de este pueblo sabrán que así tampoco hay que hacer las cosas.
Ustedes lo vivirán.
No habrá ciudad que no sufra daños, se destruirán las grandes ciudades del pueblo alemán.
También a Rusia le tocará procesar una cantidad ingente de sufrimiento, porque este pueblo todavía tiene que despertar y porque vive en un estadio en que otros pueblos ya no se encuentran desde hace tiempo.
Debido a que Rusia se imponga a los otros pueblos, a que quiere imponer la opinión propia, este pueblo recibe ahora mismo, en el Siglo de Cristo, una lección sensible que no va a quebrarlo, pero sí que sin duda lo abatirá de tal manera que se le quitarán las ganas de hacer la guerra.
Rusia sigue sintonizando con el mal, ¡y eso no ha de ser!
Los pueblos de (la Casa de) Israel también vivirán la lucha de manera horrenda, aunque saben ahora mismo para qué luchan, lo que antes no entendían.
Así le va a cada país —recibe pena y dolor dependiendo de lo que haya hecho en el pasado.
También a su propio pueblo (el pueblo holandés) le tocará sufrir tremendamente.
En primer lugar por el propio pasado, y después por la conciencia de los sentimientos, por los que se puede deducir que también su pueblo tiene que llevar a cabo una tarea.
Y no se les olvide que también su pueblo sigue teniendo sintonización con la tierra crepuscular y que tiene que lograr alcanzar la primera esfera.
Hay por tanto pueblos que en primer lugar enmiendan por el pasado, pero que en segundo lugar vivirán pena y dolor para alcanzar un nivel más elevado, algo que se hace posible por esta lucha.
Las experiencias dolorosas que se van acumulando dan a un pueblo un empujón en la buena dirección, es decir para nuestra vida.
A su pueblo le tocará sufrir como otros pueblos ni siquiera podrán vivirlo.
Han de saber entonces que Dios siempre eleva en Su vida a los más fuertes y que únicamente a los más fuertes se les da una tarea para llevar a cabo, ¡porque lo más débiles sucumbirían haciéndola!
Si entienden esto, podrán aceptarlo todo.
Han de saber que si deben vivir, recibirán la vida de Dios, pero que si durante la guerra tienen que abandonar su vida terrenal, que ningún ser humano, ninguna ley podrá entonces detenerlos, ¡morirán!
Lo que va a ocurrir es inhumano, pero de verdad ha llegado a las vidas de ustedes según las leyes de Dios.
Millones de seres humanos cambiarán lo terrenal por la vida eterna.
Encárguense de que no lancen a nadie fuera de la vida terrenal por su mano, porque estarán violentando la vida de Dios.
¡Entonces estarán al servicio del diablo!
Muchos pueblos sucumbirán, pero habrá que aceptar esta horrenda lección vital.
Hará enmendarse a algunos y otros alcanzarán por ella la conciencia más elevada; es así tanto para los individuos como para la masa y la humanidad en general.
Nuevamente, recuerden: Dios siempre eleva hasta Él a los más fuertes, ellos reciben una tarea, así pueden despertar a sacudidas la otra vida de Dios.
Pero ¡no se les dará ni una pizca de sufrimiento!
Pues bien, si pierden a un ser querido por la guerra, entonces es posible que esta vida venga a nuestro mundo demasiado pronto, pero también puede ser que esta vida entre aquí a tiempo.
Entonces, por ejemplo, era inevitable que lo alcanzara y despedazara una bomba para acceder a nuestra vida.
Porque ¡Dios no conoce lechos de muerte!
Pero aquellos que envían esta vida a nuestro mundo crean nuevo karma, porque Dios les prohíbe matar, ¡bajo las circunstancias que sean!
En la tierra se pregunta: si la patria está en apuros, ¿hay que negarse entonces a defenderla?
Los creyentes hablan y tratan semejantes incógnitas, pero no pueden contestar a estas cuestiones.
Ya les respondí estas preguntas.
Quien a pesar de ello piense que tenga que matar, que acepte entonces que se destruye a sí mismo para nuestro mundo.
Así pierde uno su Reino de Dios.
Quien busque la vida terrenal busca las tinieblas.
El disparo mortal los sintoniza con el odio y la pasión, por lo que los recibirán lo infiernos.
Nadie tiene el derecho de matar, tampoco ustedes, porque los “Diez Mandamientos de Dios” también valen para ustedes.
Si quieren perecer espiritualmente, entreguen entonces sus propias vidas por las insignificantes cosas terrenales.
Pero hay una vida eterna.
El alma consciente no mueve un dedo por la violencia, siguen a Cristo.
Quien observe las leyes de Dios entrará a las esferas de luz.
¡Eso tienen que aprenderlo ustedes, la masa y la humanidad!
Si la masa entiende bien todo esto, ya no podrá haber guerras.
Entonces la masa impondrá el alto espiritual al ser humano que tenga sed de actos heroicos.
Esta guerra les traerá la conciencia para ello.
¡Esta guerra les traerá el yo mejor!
Los católicos y protestantes y todas las comunidades que quieran servir a Dios y a los seres humanos tienen que negarse a matar, entonces ya no habrá genios del mal que puedan destruirlos a ustedes.
Estos tienen que saber que se lanzarán al abismo.
Por eso es mejor que mueran por Dios y por Cristo que por aquellos que no tengan relevancia espiritual.
Entonces seguirán ustedes siendo libres de la causa y el efecto.
Su patria es material, es temporal.
¿Para eso tienen que matar a otros y a ustedes mismos?
Cristo nos enseñó a amar a nuestros enemigos.
Vivan conforme a esta regla y accederán a la felicidad, porque ¡la muerte no existe!
El individuo, la masa y la humanidad tienen que despertar ahora mismo.
¡Seguir las tinieblas o las leyes de amor, las esferas de luz o los infiernos, Cristo o el diablo!
Es cosa de ustedes mismos, ustedes mismos están ante la miseria causada por ustedes.
Pregúntense cómo fue su vida y acepten entonces lo que ahora les ocurre.
¡Ahora habla el pasado!
No odien si no quieren ser odiados ustedes mismos.
No creen nuevo sufrimiento.
Sigan el Gólgota.
Inclinen la cabeza ante las verdades que Cristo les enseña desde este lugar.
Nosotros de nuestro lado hemos tenido que aceptarlas y hemos tenido que organizar nuestra vida de acuerdo con ellas.
En su siglo llegará el despertar espiritual.
Ahora tienen que decidir si van a seguir el bien o el mal.
Su vida será grande y espiritual si quieren arrodillarse ante el Gólgota.
Entonces aprenderán a amar, ustedes, la masa y la humanidad.
¡Y esta es la voluntad de Dios y Cristo!
¿Qué tienen que enmendar los pueblos de la tierra?
Sigan todo lo que ocurrirá y solo entonces podrán contestar las preguntas angustiosas de sus propios tiempos.
Pero ni un pájaro caerá muerto en la tierra sin que tenga relevancia.
Dios vela por la humanidad.
Y Cristo los guía con su luz; ¡por medio de Su vida sagrada ustedes, la masa y la humanidad, entrarán al reino de Dios en la tierra y en el otro lado!
¿Podría ser de otra manera?