Jeus, estoy muerto, pero aun así sigo vivo

Cada año vuelves a vivir ese crecer y florecer de la Madre Naturaleza, y luego otra vez ese morir de la vida; como el verano se convierte en otoño, así son también las personas y todo lo que vive.
Todo lo que vive experimenta ese proceso de manera corporal y quien no esté fuerte ahora está ante la decadencia material, de la que mucha gente dice: ahora el milagro cierra el cáliz interior, la vida se va a dormir, las células corporales vivieron sus espacios de respiración durante el verano y lo que va a ocurrir ahora es de lo más normal, pero tienes que probar lo que puedas y eso sin duda lo sienten solo pocas personas.
¡Todo va solo!
¿Cuál de los millones de hijos de Nuestro Señor se detiene ahora un momento para meditar todo esto y volver a vivirlo?
Nadie lo hace, porque es algo que vuelve cada año.
También porque uno mismo está involucrado, pero es algo imponente, porque está conectado con “la vida y la muerte”.
Hay quienes dicen: en otoño es cuando más gente muere.
Y entonces analizan para ellos mismos la Madre Naturaleza.
Quien sepa algo al respecto desciende un poco más en esta materia, entonces es médico y lo sabe conscientemente, porque la Madre Naturaleza lo ha ubicado frente a sus leyes.
No está temeroso, pero el médico dice: “Hombre, tienes ochenta años, tus resistencias propias se esfumaron, así que con calma”.
Pero si hace poco cumpliste treinta y nueve, no hay cuestión de miedo ni de preocupación, entonces el mismo médico te dice: “No me hagas reír, no quieras engañarme, una transición semejante no significa nada para tu cuerpo ni para tu carácter”.
Y entonces estás tranquilo, la palabra del erudito lo dice todo, ¡él puede saberlo!
Pero ¡Crisje no está tan tranquila!
Hendrik está enfermo.
Está sufriendo por la transición al invierno, está resfriado.
Porque tiene una pizquita de bronquitis, no puede salir.
El médico que tuvo que venir se rio del Largo.
¿Él, con su constitución fuerte, con su desbordante vitalidad?
Eso no significa nada, Crisje, pero ¿no sientes nada entonces, doctor?
¿No sientes que no puedes engañar a Crisje?
Aunque para sí misma no crea que vayan a ocurrir cosas graves, dentro de ella vive una pequeña víbora y ese animalito ya lleva tanto tiempo amargándole la vida, pero obviamente, un resfriado no tiene importancia alguna, doctor, ¡para nada!
‘Se vendería uno por cuatro cuartos’, piensa el Largo, ‘porque esto no tiene nada de gracia’, no soporta estar acostado, ese descansar por nada; quiere trabajar.
Parece que uno está simplemente sordomudo.
Si a uno le diera una buena pulmonía, por lo menos sabría que está enfermo, entonces podría luchar contra eso, pero ¡esto no es nada!
En todo caso, ahora el Largo tiene suficiente tiempo para cavilar.
Es cierto, puedes ser tú mismo un poco, te atienden muy bien y de vez en cuando puedes entonces hablar de todas las cosas con tu mujer, a la que ves demasiado poco.
Estás en casa durante un tiempo, qué gusto, pero no ves que ya hay alguien más sentado en tu propia silla.
Y si sabes el nombre de aquella persona y quieres escucharlo, te das un susto tremendo, pero acabas de cumplir cuarenta años.
Ni siquiera los has cumplido todavía, ¿qué quieres, Largo?
Andar así de achacoso te pule la vida y el carácter.
Este mes de noviembre tiene un carácter raro.
No estás ni enfermo ni sano, sino que padeces un poco de todo y esos son todos los achaques, pero con eso el Largo no quiere tener nada que ver.
Crisje piensa, ‘¿Será que Hendrik está bajo el control de La Parca?’.
Tiene muchas ganas de hablar con él sobre La Parca, como se le concedió vivir ese placer con Jan, pero el Largo se moriría en el acto.
Ahora puedes callarte la boca, pero, ¡ay Dios mío!, van pasando las horas más bellas de tu propia vida y de la de tu amor.
Luego, claro, luego te desquiciarás por no haber dicho nada, pero entonces justo era demasiado tarde.
¡Tu amado se esfumó!
Pues bien, quienes se atrevan a mirar a los ojos a La Parca y a la vida son los fuertes de espíritu, son los conscientes, tienen espacio y nada los detiene, miran cada suceso a los ojos.
Pero el Largo no sabe hacer eso.
Ahora está muy ocupado consigo mismo, juega al fútbol con sus pensamientos y piensa en su futuro.
El Largo está allí acostado, construyendo sus castillos en el aire.
¿Qué es una tenia?
¿Qué es una parálisis cardiaca?
Estos pensamientos lo asustan mucho.
No quiere pensar en cosas serias, para él el cuarteto es cosa seria, el escenario lo es; si piensas en eso estás ocupándote de algo verdadero, el resto de los pensamientos ahora cuelgan de un hilo al lado, conscientemente, y no quieres hablar de eso.
Pero ¡de eso Crisje no puede hablar, Largo!
Aquí hay ahora una lucha contigo mismo.
Es la lucha también respecto de tu vida y conciencia social.
Entre bastidores no se habla ningún idioma, y el francés y el alemán, el español y el inglés, todos carecen de significado.
Tu propia personalidad dice todo.
Pero ese idioma o lo que sea habla ahora debajo y dentro del corazón de Crisje; ella ya lo sabe: ¡este es de Nuestro Señor!
¿Qué quiere saber de esto el Largo?
¿Por qué no se abre ante esa gran felicidad?
Por qué pensar en tenias y en escenarios, en el chirriar de una semejante voz humana, en todas esas cosas que al fin y al cabo no son más que humanas, que tarde o temprano desaparecerán de la tierra, porque lo temporal siempre vuelve a disolverse y tiene que aceptar la ya conocida tumba.
Aparentemente, el Largo está descansando ricamente, pero no descansa: cavila, se siente apaleado, un maldito resfriado de estos domina la inspiración de uno.
Sí, semejante nimiedad te deje fuera de combate, Largo, y lo tienes que tragar.
Crisje está inquieta por dentro: hay alguien sentado delante de la estufa, ella siente que es el collar de “Jan Astral”, o sea que convertido espiritualmente en un pequeño collar; ahora no es un cáncer sangrante sino un leve resfriado, el primer síntoma para el cordón grueso que pronto matará la vida y la asfixiará conscientemente, pero entonces se habrá convertido en una resistente cuerda, capaz de detener la circulación de la sangre y hacer que pare ese tictac interior.
Pero ¡el Largo no quiere oír nada de eso!
Los compañeros llegan a visitarlo.
Peter, Gerrit y Jan Maandag gruñen y armonizan las canciones nuevas que están estudiando para el siguiente mes, y el Largo lo disfruta.
Peter le canta las primeras estrofas, Jan Maandag y Gerrit abren un momento las gargantas, el Largo quisiera entrar con ellos y seguirlos si no fuera por esa leve bronquitis que tiene allí y que ahora le impide aportar su parte al conjunto.
Crisje piensa, ‘Esos hombres, pero es posible que ayude a Hendrik, nunca se sabe’.
¿Ahora está nuevamente feliz el Largo?
No, y sin embargo sí; dentro de unos días volverá a estar sano.
El médico dice:

—Mejor sal de allí, Largo, eso de estar postrado no va contigo.

El Largo se levanta.
Está en condiciones de tomarse unos licores de hierbas, pero no los saborea.
Sí, Hent, ¿lo recuerdas?
Anduve de juerga un poco, solo un poco, pero sin duda que de vez en cuando todos necesitamos algo reconfortante.
Así era.
Justo después del accidente de Bernard, el Largo se dejó ir un poco.
De verdad estaba un poco ido, lo había tocado brevemente y luego el licor le volvió a saber bastante bien.
Pero tomó demasiado.
Crisje pensó que era grave.
Tenía que enseñarle lo que podía pasar si pensaba que podía perderse a sí mismo.
Jeus lo vio.
En la escuela, incluso entre todos los demás niños, vio que papá estaba tomando tragos.
Cuando Jeus se lo dijo a Crisje y ese día el Largo estaba un poco por encima de lo normal, tambaleándose y tropezándose con el quicio de la puerta, ella le leyó la cartilla y lo dejó sobrio de golpe.
Le dio su palabra de honor de no volver a hacerlo jamás, el dinero era para otras cosas y además les urgía, eso estaba justo por encima de sus posibilidades.
Sí, Hent, pero ahora el licor no me sabe.
Es extraño, pero para un resfriado de esos haces lo que sea.
Se apresuró a volver a taparse, que el médico le ahorrara sus cuentos.
Eso sí que le pareció extraño a Crisje, y todo menos tranquilizador.
¿Papá, enfermo?
¿El Largo se volvía a meter a la cama?
Eso es algo... no podía terminar bien.
Es en esos días que Jeus sueña que papá muere.
Lo vive.
Papá está muerto.
Y eso no puede ser.
Sin embargo, es así, ¡papá está muerto!
Vive la muerte junto con él.
Y una vez muerto, papá le dijo que no estaba muerto.
Y eso Jeus lo puede entender, conoce esas leyes, José y su Largo también están muertos.
Pero ¡también están vivos!
Jeus ve que va caminando detrás del ataúd.
Papá le dijo que va a volver.
Y de pronto ve a papá caminando detrás de su propio ataúd.
Gerrit va a su lado.
Jeus quiere adoptar los grandes pasos de papá.
Gerrit lo ve, piensa que quiere imitar a papá y ahora están peleando detrás de su ataúd.
Gerrit dice:
—¿No te da vergüenza?
¿Quieres imitar a papá?
Cuando le dijo a Gerrit que papá también estaba allí, este le dio un codazo entre las costillas.
Jeus le contesta:
—Pero ¿es que no ves, Gerrit, que papá está aquí, que va caminando entre nosotros?
No, Gerrit no ve eso, y entonces fueron siguiendo el ataúd de papá a paso lento hacia la iglesia.
Después despertó, y reflexionó acerca de lo que había soñado.
¿Tiene que mencionarle algo a mamá?
Alguna vez cuando había perdido los estribos, el Largo le dijo con franqueza a Crisje: “Pégame, Cris.
Pero me divertí un rato”.
Ahora esa diversión se ha ido.
Ahora Crisje quisiera que fuera capaz de tomarse quinientos licores de hierbas.
No se anima a hacerlo, le saben mal.
Ahora Hendrik piensa.
Tiene la conciencia tranquila.
Puede pensar de manera agradable.
Jeus aceptó su sueño.
Todavía no se da cuenta de lo que ahora va a ocurrir, espera el siguiente sueño, también desde detrás del ataúd de papá cuando este los acompaña para enterrarse a sí mismo.
Es sumamente interesante, algo nuevo, porque así uno le toma el pelo a la gente.
Dentro de Hendrik reina un silencio sepulcral, pero se engaña a sí mismo.
Quiere hablar sobre lo que le interesa: el cuarteto, el escenario y los chicos, porque Bernard todavía no ha perdido su voz.
Esa voz sigue allí, se libró del Zutphen-Emmerik.
El Largo piensa que Crisje es una santa.
Cómo puede ese amor entrañable de Cris asimilar todo.
Su respeto por Crisje crece cada segundo, de vez en cuando descansa aupado por la gloria, y entonces Crisje lo oye soñando, pareciera que está delirando, pero no es cierto, ¿o sí?
¿Cómo cantaremos después?
¿Cómo recibirán las canciones nuevas?
Una y otra vez quiere hablar.
Crisje dice sí y amén, el Largo no quiere oír nada de aquello de lo que ella quiere hablar, es demasiado serio y está demasiado alejado de su vida.
—Los castillos de aire que se construye uno, ¿no, Cris?
—Sí, Hendrik —le contesta su amor.
—Pero Nuestro Señor lo sabe, Cris.
—Sí, Hendrik, es cierto, Él lo sabe.
Un breve silencio.
A Crisje se le está mostrando su cáliz.
Primero Jan, luego Bernard y ahora Hendrik también.
¿Puede ser?
¿Es posible eso?
Llora hasta quedar vacía por dentro.
Hendrik no lo ve ni lo siente.
Pero ¿qué le pasa a Fanny?
¿Qué le pasa a ese perro, Cris?
Fanny siente más que el Largo.
Fanny ve a La Parca delante de la estufa.
Fanny le muerde las pantorrillas, pasa volando por encima del Largo, da vueltas por la cocina como un salvaje y quiere ahuyentar a La Parca con sus ladridos, pero a esta los gemidos de Fanny no le incomodan, avanza conscientemente.
Jeus oye los gemidos de Fanny.
—Por qué no vienes aquí conmigo, Fanny.
Sé lo que sientes.
Pero te voy a decir una cosa.
Yo también lo sé, Fanny.
Algo va a suceder aquí.
Pero ¿no viste las miradas de mamá?
¿Pensabas que estaba loca?
¿Podrías callarte, Fanny?
¿O quieres que desde ahora le amarguemos la vida?
El perro ya no está gimiendo.
El animal entiende todo.
Entonces que el Largo se las arregle.
Pensaba que tenía que avisarlo, pero este no lo ve ni lo siente.
Esa mujer delante de la estufa, ¿no hay que sacarla de la casa?
Fanny lo siente, el Largo no, aquello por dentro del Largo no está abierto a la sensibilidad espiritual, para eso uno tiene que perderse mil veces y Hendrik no quiere perder nada de sí mismo, ¡lo que es suyo lo seguirá siendo!
—Fanny, papá volverá —le dice Jeus al animal, cuando Fanny se olvida durante un momento, acostándose al lado de La Parca.
—¿Qué es lo que estás viendo? —le pregunta Crisje al perro, que de vez en cuando alza la mirada para seguir a alguien que anda por la cocina.
Se nota, Fanny está siguiendo esa vida.
Crisje sabe lo que significa, pero calla, ahora sabe que los preparativos terminaron.
Ya ven, de todos modos no se le puede cambiar nada.
¡Las últimas horas, Largo!
¿Ya no te queda nada por decir?
Quince días se han hecho humo..., no has pronunciado ni una palabra sobre allá, ni tampoco sobre un reencuentro eterno.
¡Nada!
¿Ya no tienes nada que decir?
Todavía es posible, todavía vives aquí, después habrá pasado.
Entonces ya no te oirán, aunque todavía te podrán sentir.
No, Hendrik se sentó un momento en la mesa, son las cinco de la tarde.
El pequeño Teun dice:
—Ya puedes meterte al ataúd. —Lo que le da risa al Largo.
Crisje lo procesa.
Cómo es posible.
¿Aquí todos los niños tienen fuerzas predictoras?
Su Hendrik se irá.
Todavía no quiere pensar en eso ahora, eso es para más tarde.
No ha de sentir ni saber nada.
¿Sabe un niño así lo que es un ataúd?
¿Entiende un mocoso así de pequeño de morir?
Crisje se asustó mucho.
El Largo no siente nada, pero vuelve a la cama.
Se siente un poquito cansado hoy, y es que ese maldito resfriado.
El Largo todavía le dijo a Crisje:
—¿Lo oyes, Cris?
Ese ya me quiere en el ataúd ahora.
En la cama se descansa bien.
El Largo no suda, no llega tan lejos, pero Crisje suda sangre, aunque no pueda llorar, claro que no.
Ahora a rezar, Crisje.
Rezar día y noche.
Crisje, que para todo sigue el viacrucis, no puede creer en él ahora, sus oraciones vuelven a su vida.
¿No es esa la respuesta?
Ahora ya no puedes rezar, tienes que dejar todo en “SUS” manos e inclinar la cabeza.
El cáliz para su personalidad está en la mesa.
Lo trajo La Parca.
Lo que contiene es interesante.
Vez tras vez bebe de él.
Este vino es como veneno, pero bebe.
La Parca ve... que este cáliz está casi vacío.
Cuando el Largo descansa un poco, cierra los ojos un momento, Crisje toma su cáliz en las manos y da un sorbo.
Ay, Hendrik... ¿No oyes nada, no ves nada?
Crisje no manda pensamientos hacia Nuestro Señor que hagan preguntas sobre “SU” vida.
Todavía no lo entiende, pero allí está.
Es imposible llevar su vida a la rebeldía.
En silencio reza un padrenuestro tras otro.
Por la tranquilidad y el silencio de Hendrik.
¡Para que se le abran los ojos!
Protégelo de todo mal.
¡Llévalo al “atrio”!
Enséñale lo que yo sé y lo que se nos concedió recibir de Jeus.
¿No lo oye Hendrik?
¿No hay cuestión de unión?
¿No siente nada?
¡No, nada en absoluto!
¡Qué se le conceda morar en Tu paraíso!
Libra a Hendrik de todo mal pensamiento.
¡Acógelo en Tu corazón!
Por todos los santos, lo entrego.
¿Le queda algo que decir a Hendrik?
Ni cuando La Parca se sentó en el borde de su cama para mirarlo a los ojos, cuando empezó su conocida conversación ni cuando su primer contacto lo alcanzó, el Largo cayó en la cuenta de que esto iba destinado a él; ni siquiera escuchaba.
Lo que siente es que por dentro vive una sensación de mareo, se le antoja algo salado, ¿qué pensarías de un arenque en escabeche, Cris?
No, siempre no, Cris, ya se me va quitando.
Y luego Crisje oyó:
—Cris, ¡ay mi Cris!
Creo que todo es diferente.

Sí, así es.
Las nueve, dan las nueve veinticinco, luego las diez.
Todavía no hay cambios.
¿No hace falta un párroco aquí?
Un médico ya no puede ayudar al Largo.
Gerrit Noesthede pasa a verlo.

—¿Cómo vas, Hendrik?

—Igual, Gerrit.

Luego vamos a empezar, Gerrit.
Los niños también están acostados allí.
Miets y Teun duermen con sus padres.
¿No perciben nada los niños?
Fanny sí está allí, vino a asomarse, algo que nunca hace.
El animal ve que La Parca se fue.
Fanny vuelve hasta Jeus, que está despierto.
Por ahora duerme en la cama empotrada con Gerrit.
Hay silencio en la casa, se puede oír a los ratones que andan corriendo por allí.
Sueña de forma plenamente consciente.
¿No viste eso de allí?
¿No fue papá?
Qué silencio hay esta noche.
Arriba se duerme mucho mejor, allí hay más espacio.
¿Por qué él y Gerrit tienen que dormir abajo ahora?
Crisje pensó, ‘cuando están resfriados, prefiero tenerlos cerca de mí’.
Jeus no siente nada, no está resfriado, un poco de esa tos no dice nada.
Qué silencio hay esta noche.
¿Entiendes este silencio?
Gerrit duerme como un tronco.
Jeus no puede dormir.
Hay algo que lo mantiene despierto.
¿Qué es?
¿Quién pasó por allí?
Ese hombre era idéntico a papá.
Pero no puede ser, papá está enfermo y en la cama.
Oye susurros de voces.
Gerrit Noesthede está con sus padres.
De repente se abre la puerta y Gerrit sale corriendo.
¿Dónde va Gerrit así de pronto?
Veinte minutos después, el Largo recibe la extremaunción.
Allí está el señor párroco.
Pero junto con el señor párroco lo asalta su sueño.
Papá va a morir ahora, pero volverá, está engañando a todos que da gusto.
Santo cielo, cómo reiremos.
En la cocina lo oyen riendo.
Ahora el señor párroco se va.
También está la tía Trui con el tío Gradus.
Otra vez está de gruñón.
¿Por qué hacen tanta bulla allí?
¿Acaso papá no tiene que descansar?
¿No tiene que morir tranquilamente?
¿No puede irse tranquilamente?
El Largo se despide de su amigo, el señor párroco.
El buen hombre no lo logra entender; el Largo no ha cumplido los cuarenta años.
Dios mío, pero ¿por qué?
Esto no puede ser humano, ¿no?
¿Cómo puedes consentir que Deut Messing siga vivo y el Largo, que tiene una mujer cariñosa y siete chicos, se vaya?
¿Por qué despedazas esta familia?
Señor Nuestro, qué incomprensible eres, ¡esto nadie lo entiende!
El Largo dijo:
—Cris, mi querida Cris, ¡todo es diferente!
¡Se hizo todo diferente!
¡Ya ni tengo nada que decir!
Pero ten cuidado con Gerrit, Cris.
Cris... Cris..., ten cuidado con él, es un travieso, Cris.
Ya no puedo cambiarlo..., no, yo no... Cris... ¡Mi queri... da que... rida Cris!
Y el Largo se fue, una parálisis cardiaca puso fin a su vida.
Por lo menos a esta.
Ahora abre los ojos para la siguiente.
Pero por ahora siguen siendo más ciegos que los de un topo... en todos esos años no quiso usarlos ni cinco segundos.
Él mismo cerró los ojos materiales.
Se lo ahorró a su querida Crisje.
Cuando sintió y empezó a comprender que las cosas iban en serio, de inmediato volvió a ser él mismo.
Eso se lo ahorrará, pero no hay más.
Largo, no hay nada más, o sea que esto es todo para Crisje y sus siete hijos que tú le dejas.
¡No hay ni un centavo!
¿Cómo es posible?
¿Está dormido el Largo?
Sí, pero ahora no vas a conseguir despertarlo, Gradus.
Para este mundo está más que muerto.
No eres consciente de eso, ¿verdad?
Te toma por sorpresa, luego te puede pasar a ti mismo, y encima pronto.
Ahora es cuando aquí se empieza a pensar.
Crisje estuvo pensando y por eso lo supo.
Trui y tú no.
Así es la vida, Trui.
De pronto estás frente a La Parca.
Y ahora todo terminó.
Hendrik ya oye:
—¡A la izquierda, Largo!
Ven, sígueme, no tengas miedo.
Ten cuidado, allí está la mesa.
Aunque ahora la atraviesas, pero al principio piensas que vas a chocar con ella y eso te asusta.
Aquí no hay que asustarse, Largo.
Solo te vuelve inquieto y las cosas que se te darán a vivir ahora representan la sagrada seriedad, Hendrik.
Ahora un poco a la derecha.
Mira, allí ya está el pasillo.
Y allí en la habitación que da a la calle, en la cama empotrada, está Jeus, así que no tenemos que subir las escaleras y eso también es muy interesante, Hendrik.
Y quiere verte ahora, puedes hablar un momento con él.
¡Ahora vas a conocer a uno de tus hijos, Largo!
Puedes hablar con él un momento, pero luego nos iremos de aquí rápidamente.
Quiero mostrarte los árboles y las flores de Nuestro Señor un instante, porque te reforzará y aliviará para lo que está por venir, Largo.
Entonces puedes admirar un poco “SU” espacio, “SU” luz y vida y amor.
¿No estás completamente en tus cabales, Hendrik?
Sí, nos parecemos.
Jeus piensa que me parezco mucho a ti, pero dice que mi bigotito es más hermoso.
No le prestes atención, Largo, ya sabes cómo son los niños.
Pero aquí tú eres un niño... y aprenderás de Jeus, porque para este mundo es viejo, Hendrik.
Cuidado, es la puerta de la habitación delantera.
Continúa, no tengas miedo.
Por qué no me das la mano, así puedes ver un poco más, ahora recibiste luz viva en los ojos a través de mí.
¿No es asombroso, Hendrik?
Claro, mi cabello es un poco más largo que el tuyo, el mío me llega a los hombros.
Antes lo llevabas exactamente igual.
Pero todo eso también lo llegarás a comprender.
—Gerrit, despierta, se murió papá.
Gerrit, Gerrit, se murió papá.
—Déjame dormir.
¿Otra vez estás soñando?
Quiero dormir.
—Gerrit, se murió papá, despiértate.
Aquí está papá, Gerrit.
Jeus mira a su ángel guardián a los ojos, y al lado de su “Largo” ve a papá.
El ángel asiente con la cabeza, tiene que escuchar un momento.
—Tranquilo, Jeus, mejor deja que Gerrit duerma otro poco.
Pero ahora quiero que me escuches muy bien.
Papá tiene algo que decirte.

El Largo le habla a su hijo, y dice:
—Jeus, ¿oyes que te estoy hablando?
—Claro, papá.
—Tienes que decirle a mamá que volveré y que no tiene que cavilar.
Estoy muerto, Jeus, pero vivo.
Volveré, y pronto.
Adiós, Jeus.
—Gerrit, ¡despierta!
Llega la tía Trui, tienen que vestirse.
Jeus le pregunta a su tía Trui:

—¿Cómo está papá?

Trui dice:

—Papá está bien, pero tú tienes que levantarte.
—Maldita mentirosa, papá está muerto.
Pasa a su tía como un rayo y entra a la cocina.
Su tía Trui miente, papá está muerto, pero está vivo.
Crisje ya lo oye:
—Mamá, papá no está muerto, está vivo.

Mira un momento al Largo, su padre, que acaba de estar con él y ahora está aquí muerto, pero que volverá enseguida.
Gerrit quiere dormir, no lo cree.
No es asunto suyo.
Trui lo saca de la cama a rastras, pero Gerrit dice, enfurecido:
—¿Por qué diablos no me dejas dormir? ¿O es que tengo algo que ver contigo?
Jeus apoya a Crisje, la abraza y le suplica que le crea.
Papá no está muerto, volverá, esto solo es pasajero.
Papá mismo se lo contó, ¿es que mamá no lo puede aceptar ahora?
Ahora Jeus se entera de que él y Gerrit irán adonde la señora De Man, dormirán allí.
¿Donde esa vieja borracha?
¿Tienen que dormir en casa de esa vieja?
Hendrik, Miets y Teun se mudan adonde la tía Trui.
El pequeño Teun terminó por tener razón: el Largo se va al ataúd.
Johan y Bernard duermen en casa de otros familiares.
Perdieron a papá.
Johan y Bernard son conscientes de ello, Jeus no: papá volverá.
Sí, Largo, ahora tienes que volver y eso es por ti mismo, por Crisje y Jeus, y por toda esta humanidad inconsciente.
Ese es ahora el orden de Nuestro Señor, y ¡a ese sirve Jeus!
Estas son las pruebas, Largo, para derribarle la corona de la cabeza a La Parca de un golpe.
Pero por un solo golpe este hermoso conjunto quedó despedazado.
Por un solo golpe ya están acechando el hambre y la miseria.
Por un toque traicionero de esos hay corazones que quedaron apaleados hasta sangrar, maltrechos y exprimidos; esta felicidad y esta gloria fueron reemplazadas por dolor del alma.
Y eso en quince días, por un pequeño catarro, incluso al médico erudito le dio risa.
Este golpe fue certero.
Pero ¿por qué?
¿Tiene más valor la vida de Deut Messing que la de Crisje y su Largo?
¿Cómo puede aprobarlo Nuestro Señor?
¡Dan ganas de desollarlo!
No se puede llegar a Él.
Crisje no lo intenta, sí que sabe de estas cosas, pero ahora la vida es incomprensible incluso para ella.
Rezar no le ayuda a uno; si hay que morir aquí, no queda más que aceptarlo.
Los castillos de aire de uno quedaron reducidos a jirones borrosos.
Lo que ayer todavía parecía estar en pleno crecimiento y florecimiento, ahora está muerto y bien muerto.
Parca, ¡qué canalla eres!
¿Quién llegará a conocerte?
Qué animal más asqueroso que eres.
Una cosa es cierta: el temor de Crisje, esa sensación misteriosa, ahora despareció por completo.
Esa sensación y ese temor se largaron.
Se transformaron a través del dolor humano, dejando un vacío.
Pero es terrible.
Sí, ahora esa sensación nauseabunda se esfumó de golpe.
¡Ahora Crisje está viviendo el saber inmaculado!
¿No es curioso?
Uno así lo diría.
Ahora que Jeus está en la cocina donde la señora De Man, siente que esta alma tuerta finalmente no es tan mala.
—¿Quieres tomar un poco de agua, Jeus?
—Sí, señora De Man, por favor, sí que me asusté un poco.
Gerrit ya está dormido.
Jeus habla con la señora De Man, se entienden.
—¿Por qué siempre en esta casa siempre se empina el codo así, señora De Man?
¿No logra mantener el orden entre esos tipos?
—Sí sabes cómo son los hombres, ¿no, Jeus?
—Sí, lo sé, señora De Man, de vez en cuando darían ganas de azotarles el culo con los pantalones bajados, verdad, pero entonces para colmo se burlan.
—Claro, Jeus.
—Pero Dios mío, señora De Man, qué maneras de vociferar las del viejo De Man.
Los sábados, podemos oír sus palabrotas hasta en nuestra casa.
¿Le sienta mal el alcohol?
—No, Jeus.
—Y aun así a emborracharse, señora De Man.
—Sí, ¿no es terrible, Jeus?
—Es para volverse loco.
Pero me voy a dormir, que descanse, señora De Man.
—Buenas noches, Jeus, duerme bien.
—Se lo agradezco, señora De Man.
—No hay de qué, Jeus.
Piensa, ‘del otro lado de esta pared está papá’.
Pero aquí en la casa las estufas al rojo vivo vuelan por los aires, y juran como diablos.
Qué clase de gente es.
La señora De Man es buena persona.
Theet es su amigo, pero aquí chillan como cerdos salvajes y ahora tiene que dormir aquí.
Con solo quitar esta pared estaría con papá.
Theet todavía tiene a su padre.
Jeus también, papá no está muerto, volverá.
Qué es lo que le pasa ahora en los pies, están tan fríos.
Siente cómo se va atontando, otra vez hará un viaje sobre las nubes.
De pronto vuelve a estar al lado de su organismo.
Sus ojos interiores miran a través de las paredes, allí yace papá.
Ve que Gerrit está profundamente dormido, también ahora puede oírlo roncar.
Pero allí está papá.
Las paredes son como las nubes.
Allí está la cocina.
Se sienta delante de la estufa, quiere saber cómo se ve desde este mundo y a qué sabe.
Ve todo, allí está la mesa, todavía con las tazas encima, allí está colgado el reloj, oye su tictac.
Todo vive, nada está muerto, siente las baldosas sobre las que camina, están frías al tacto; ¿no lo sabe papá?
Aquí estaba sentada mamá.
Esta tarde papá todavía había estado sentado en la mesa, allí estaban Teun y Miets y ahora están durmiendo allí.
No saben que él está allí.
No, Teun y Miets duermen en casa de la tía Trui.
Papá y él están solos en casa.
Ahora a ver un momento.
Todavía igualito, así está papá.
No se ha dado la vuelta, descansa, pero les toma el pelo a todos.
A pesar de eso, papá está desagradablemente blanco alrededor de la boca, aunque todavía tiene su barba y su bigote.
Jeus se sienta al pie de la cama y mira al Largo.
Hay nubes planeando alrededor de papá y ve que irradian luz.
Es exactamente como cuando jugaba con los globos, ¡exactamente igual!
Todavía no se le ha olvidado.
¡Papá, aquí estoy!
En esas nubes ve al Largo.
—Papá, papá mío.
El Largo lo sostiene en los brazos.
Pero Jeus también ve a su ángel guardián.
Ahora los ve a los dos.
Su “Largo” le guiña el ojo, Jeus siente que ahora todo está bien.
El Largo aprieta a su hijo contra el pecho, es una gracia regia, es un regalo de Nuestro Señor para su vida.
¿Qué le hizo merecer esto?
Hendrik le dice:
—Jeus, ay, mi Jeus.
Ahora sé en lo que estuviste mirando todos estos años.
¡Ahora lo sé!
—¿Volverás, papá?
Mamá no puede estar sin ti mucho tiempo.
—Sí, pero eso todavía tardará un poco, Jeus.
—Puedes entrar otra vez así como así, papá.
Yo también me he salido, papá.
—Lo sé, Jeus, pero para mí es algo muy diferente.
Entonces su ángel guardián dice:

—Escúchame bien, por favor, Jeus, ahora tu padre va a trabajar para Nuestro Señor.
Y es algo muy diferente que allí, lo sabes.
Ahora tú tienes que cuidar bien a mamá.
Y ahora tienes que ir a dormir, mañana será otro día.
Ahora tu padre irá donde Nuestro Señor.
El Largo puede hablar otro momento con Jeus.
Este está ahora en los brazos de su maestro, el otro Largo.
Algún día se le concederá saber que este es Anton van Dijck, un gran maestro en el arte, que ya ha cumplido una gran tarea para Nuestro Señor y que ahora continúa su vida para regalarle a la humanidad lo más elevado.
¡Entonces Jeus será el “Instrumento Cósmico” para este siglo y para la “Universidad de Cristo”!
Ahora ya se están echando los primeros fundamentos, todas estas son las pruebas para derribarle a La Parca su corona de la terrible cabeza a golpes, ¡y para las que sirven millones de personas de la tierra!
¿Acaso no dijo Cristo: “Después de ‘MÍ’ sucederá”?
¡Jeus es uno de ellos!
¡Y será el más grande de todos!
Ya no habrá ninguna personalidad que rebase su personalidad, porque Jeus vivirá y recibirá lo más elevado.
Jeus desciende en su organismo y se va hundiendo en el sueño normal.
—Ven, Hendrik, ahora estás en mi bici.
Tú puedes pedalear.
Ahora te enseñaré el camino que nos llevará en línea recta hacia uno solo de todos los millones de mundos creados por Dios.
A la izquierda, Hendrik, solo un poco, después ya no podrás perderte.
Muy bien, Largo, hemos salido del casco urbano, nos hemos despedido de la Madre Tierra y de todos sus hijos.
Ahora te contaré algo bello, Hendrik.
Ahora nos encontramos en el espacio divino.
Mejor no hagas preguntas, porque es demasiado para tu personalidad.
Solo haría que desfallecieras, Hendrik.
Antes de que Jeus naciera, él y yo éramos uno en este mundo, Hendrik, y nos preparábamos para nuestra imponente tarea, en la que ahora ya estamos trabajando.
Ahora te llevaré al “atrio” de Nuestro Señor.
Allí descansarás un momento.
Vivirás allí hermosos sueños, Hendrik, son visiones, para que estés preparado, porque tendremos que volver.
¿Supongo que querrás vivir tu propio entierro, Hendrik?
Le dije a Jeus que volverías.
Lo hice para probarle a esta humanidad que vives detrás del ataúd.
Recibí mi encargo desde la fuente más elevada, Hendrik, porque ahora, en este siglo, tiene que morir La Parca, ¡y no nosotros como seres humanos!
Tú sirves a la “Universidad de Cristo”... Hendrik.
¡Todos nosotros!
¡Tu tarea allí acabó!
Todos nosotros cuidaremos a tu Crisje querida, y también conocerás esas leyes.
Ahora eres capaz de tocar tus violines de otra manera, Hendrik.
Acéptalo, ahora vivimos en seriedad sagrada; los disparates vacuos te llevarán a otros mundos, eso también lo conocerás.
¿Ves que el Universo está cambiando, Largo? (—pregunta.)
En el camino, el Largo se queda dormido.
El maestro de Jeus lo acuesta y vuelve.
Ahora el Largo tendrá sus visiones, durante este sueño vivirá leyes imponentes y más adelante, cuando esté completamente consciente, las vivirá y seguirá como una personalidad espiritual y solo entonces estará ante su fin, ante su Crisje, y ¡sabrá por qué tuvo que morir tan joven en la tierra!
¡El Largo aceptó su evolución eterna!
El Largo no está muerto.
¡El Largo de Crisje está vivo!
Jeus recibirá las leyes de esto.
Hendrik tiene que volver para enterrarse a sí mismo, lo que en sí es un milagro imponente para cualquier persona de la tierra, si la personalidad no se oscureció para esta luz.
Hendrik duerme allí, en una esfera, justamente debajo de la realidad espiritual.
Ahora cualquier pensamiento de amor es un fundamento de luz para poder mirar dentro de ese espacio.
Hendrik fue una buena persona, dio su personalidad para lo bueno y lo bello, pero todavía no tiene lo imponentemente infantil que tiene Crisje, con su sentir y pensar universal, aunque asimilará esa santidad.
Alrededor del Largo florecen violetas.
No tendrá que cortarlas luego, pues no son suyas.
Ahora empezará a convertir su propia vida en un “atrio”.
Tendrá en sus manos esa posibilidad.
El Dios de todo lo que vive creó esa independencia para todos los seres humanos.
Hendrik vive en el silencio de Nuestro Señor.
Ahora no sabe nada de su vida en la tierra, y a pesar de todo seguirá muchas vidas hasta que se encuentre acostado en la cocina al lado de Crisje, y la oiga rezar:
—Torre de David... ¡Ruega por nosotros!
Arca de la Alianza, ¡ruega por nosotros...! —Y luego largarse lo más rápido que pueda, porque conoció la veracidad.
Hendrik estaba en la bici de Nuestro Señor.

—Bernard, ahora papá lo sabe.
Si Marinus Jaspese tuviera una así, ya nunca más tendría que hacer nada: toda esta humanidad iría para alquilarle esa bici, y por más que uno ande en esa cosa, Bernard, es imposible romperla.
Con ella atraviesas todo volando, ¡la materia ya no significa nada!
Crisje querida..., Hendrik ya se está pegando a sí mismo mientras duerme.
¿Quedó claro?
¡Hasta ahora mismo, Crisje!