La levitación
La levitación tiene relación con la voz directa y todos los demás fenómenos físicos.
Si queremos privar a una flor de la fuerza de gravedad, se disuelve la ley material y solo después sigue la levitación.
Cualquier objeto material se puede hacer levitar, se puede desprender de la ley propia, por más pesado que sea ese objeto, ese peso ya no tiene significado para nosotros.
La privación de la fuerza de gravedad solo es posible desprendiendo la vida verdadera de la material y elevándola a la nuestra.
Aunque la flor ante tus ojos sea de materia y la tengas en tus manos, aun así ya hemos roto esta ley y podemos hacer que planee.
Una vez ocurrido esto, nos concentramos en el suceso y tomamos en nuestras manos la flor como hacemos con el megáfono, y simplemente la llevamos fuera de tu entorno.
Si la vida no puede liberarse de lo material, tampoco se disolverá la fuerza de gravedad, y entonces también nosotros tendremos que respetar esas leyes.
También esta rotura es la elevación hacia la existencia semimaterial y semiespiritual, y por lo tanto entre la vida y la muerte.
La flor vive de este lado, pero todavía no ha depuesto ni perdido su existencia material.
Llegamos a ella por medio del aura del médium, la flor viene a nosotros, más no ocurre.
Pensarás: una flor es posible, no tiene el peso de un gran mueble, pero de todos modos eso no tiene significado para nosotros.
Para piezas más pesadas solo nos hace falta un poco de ayuda.
Ahora tiene que ayudarnos la conciencia de pensamientos y sentimientos más pesada, que para nosotros es basta material, aunque esto no haga falta siempre ni mucho menos, pues el maestro puede sintonizar con esos grados vitales.
Para hacer levitar piezas grandes nos hacen falta personas de la tierra crepuscular, y estos hombres lo hacen con gusto por su maestro, pues ahora viven algo, aunque no lo comprendan, pese a que exactamente como nosotros han dejado la vida terrenal.
Esas personas viven bajo la primera esfera y todavía tienen conexión con la tierra.
Un maestro, en cambio, ya ha depuesto desde hace mucho esos pensamientos que son bastos materiales, y es un espíritu de amor y luz.
Estas fuerzas son semimateriales y semiespirituales.
Todavía se sienten verdaderamente terrenales y son sumamente aptos como ayuda en la levitación.
Su fuerza corporal está sintonizada con el suceso.
Un maestro, a su vez, no necesita de ellos si une otras leyes —leyes cósmicas— con la levitación, pero entonces llegamos a las leyes elementales y para tu vida esas son sumamente peligrosas.
Es posible entonces que la vida de una silla te dé un golpe en la cabeza y que después de eso tengas que entrar andando a nuestra vida.
Lo que por supuesto evita el maestro de este lado.
Más adelante llegaremos al lanzamiento de piedras y entonces llegarás a conocer también estas leyes.
Por lo tanto no permitimos que las cosas lleguen hasta allí.
Para esto seleccionamos personas dóciles, que no son malas ni buenas.
Debido a que poseen esta sintonización podemos usar sus fuerzas.
Sin embargo, si estas personas se dieran cuenta un solo instante de que tienen tu vida en sus manos, podrían olvidarse ellas mismas y en poco tiempo destruir tu casa entera.
Para este trabajo son como tu elefante en una mano infantil, no son conscientes de sus fuerzas.
Aun así alguna vez ha ocurrido que estas personas empezaran a comprender sus fuerzas, y es que lo dejaban todo hecho trizas, solo para divertirse un poco por medio de los participantes.
Echarían al médium con silla y todo rompiendo tus cristales, pues son capaces de hacerlo en el momento en que empieza la levitación.
Hacen levitar al médium y lo cargan por el espacio, solo hace falta su concentración.
La nuestra, es decir la del maestro, es demasiado etérea para esta levitación, la suya todavía está materialmente cargada.
Al médium se lo puede hacer levitar conscientemente y en trance, ambos fenómenos se pueden vivir y podemos realizarlos nosotros.
No nos ves, y sin embargo el médium planea en el espacio.
Si queremos ahora que el médium desaparezca con silla y todo, entonces sigue la desmaterialización.
Estos fenómenos se funden el uno en el otro.
Si tiene que parar la levitación, entonces el maestro interrumpe el contacto y el médium o el objeto cae al suelo.
Ahora todo en tu propio entorno se puede poner bajo control para ser levitado.
Es posible por esta densificación.
Te parecerá una revelación, y sin embargo, ¡si te fijaras en tu gallina!
Cuando el animal tiene que poner el huevo, está suave —la cáscara, por lo menos—, pero si la naturaleza tiene contacto con el huevo un momento, la cáscara se densifica y el huevo cae densificado.
Esta es una densificación en dirección inversa.
Nos acercamos a ti y atraemos la vida hacia nosotros.
No es una aclaración inequívoca, pero seguro que me percibes.
Aun así, el que ponga un huevo la gallina es a la vez la materialización de la vida verdadera, nosotros desmaterializamos la vida, y ahora comprenderás el funcionamiento de la levitación y la privación de la vida a tu silla o armario.
Varias especies de animales se levitan ellas mismas, ¿por qué no podríamos hacerlo entonces los seres humanos?
Para este estado el animal está muy por delante de ti, como ser humano, pues todavía desconoces estas leyes.
La ciencia recibirá estas leyes, en el Siglo de Cristo se traerán a la tierra.
Quien haya estado en Oriente conoce estas leyes.
En Oriente los sacerdotes se hacen levitan a ellos mismos.
Los sacerdotes lama siguen planeando y en poco tiempo son capaces de desplazarse a millas de distancia.
Hay entre ellos quienes se desmaterializan y además levitan.
Se pudo constatar esto no una sino diez veces.
Los eruditos han recibido estas pruebas, aunque los sacerdotes son muy parcos en los datos, porque saben que de todos modos no se les comprende.
Pero aun así tu toma fotográfica no puede mentir, se dejó constancia del suceso.
Si esto es posible para Oriente, ¿hasta dónde podemos ir entonces nosotros, que vivimos en estas leyes?
Nos es posible enterrarte vivo.
Vives ahora lo que nuestro mago vive mientras se queda dormido, vives en las leyes de vida y muerte.
También podemos llevarte a otro país en un tiempo corto, por ejemplo en cinco minutos, y devolverte la vida allí, donde de todos modos no eres visto porque te mantienes entre la vida y la muerte.
Aunque veas a todas esas personas y las oigas hablando, ellas no te ven.
No es posible ahora que mueras, acostamos tu cuerpo material tranquilamente para que duerma o entramos nuevamente a otras leyes.
Y esas leyes reaccionan con demasiada fuerza a tus sistemas materiales, de modo que te enfermarías y eso queremos evitarlo.
La levitación te conecta con la desmaterialización y materialización, y todo esto es posible para nosotros.
Arrancamos todos los botones de tu vestidura, aunque sean cien, los tiramos a tu alrededor y aun así, danos solo un minuto y volverán a estar en el lugar en que deben estar.
Esto es una levitación y una desmaterialización para un solo estado.
Varias veces hemos dado estas pruebas.
Y ahora que en la tierra todo esto es conocido por los charlatanes —debido a que el espiritualismo fue adquiriendo fama—, remedaron los fenómenos genuinos.
Tus charlatanes occidentales saben hacer lo que sea.
Un estafador lleva sesiones y se hace levitar a sí mismo, pero sale a hurtadillas por una puertita trasera, también ha sido desmaterializado, entra de un salto a su coche y se aleja lo más rápido que pueda.
Un poco más tarde llama por teléfono, y dice que el otro lado lo ha llevado muy lejos de casa.
Vaya, qué milagro.
Y eso ocurrió en más de una ocasión, hasta que la gente se hartó y lo desenmascaró.
Alguien se escondió en el coche y salió con él cuando se fue.
La consecuencia fue que tuvo que justificarse.
Cuando quiso probar que ellos andaban con cuentos y no él, se llevó al hombre a la famosa casa desde la que había llamado por teléfono, y allí se le vio el plumero.
Pero medio año más tarde volvía a levitar; pensaba que la gente ya se había olvidado de él.
Ahora volvía a hacer sus sesiones a oscuras, ahora vivía nuevamente otra cosa y traía fenómenos de aportes.