Los siete grados espirituales para los sentimientos

Cuando como ser humano has vivido el grado material más elevado, no puedes continuar.
Vivías en el organismo que era perfecto para la tierra; para ti ya no quedan cuerpos.
Sin embargo, tienes que continuar, y ahora te encuentras ante el mundo astral y los siete grados espirituales para los sentimientos.
Ha llegado tu final terrenal, la muerte te llama, tu alma deja el cuerpo y la vida material, y entra al mundo astral.
Te encuentras ahora ante uno de los infiernos o una de las esferas luminosas, los cielos.
¿Hay luz o hay tinieblas en ti?
Ahora habla tu sintonización espiritual, y se manifiesta tu personalidad.
Ahora quedará patente si tienes sintonización con uno de los grados vitales preanimales, animales, basto materiales, materiales o espirituales.
¡Este grado espiritual tuyo constata cómo has vivido en la tierra y cómo será por ahora tu mundo astral!
Si en ti hay amor, se te abrirá un cielo.
La tercera esfera es el cielo más elevado al que puedes entrar como ser humano.
Es imposible entrar directamente de la tierra a una esfera más elevada; la vida espiritual de allí detiene al alma.
Comento aquí que el número de seres humanos que puede entrar a la tercera esfera después de la muerte terrenal es muy reducido.
Sin embargo, estas personas se desprendieron por completo de la tierra material y vivieron de manera inmaculada y espiritual.
Amaron todo lo que vive, entregaron todo lo propio para esta conciencia elevada y, todavía morando en la tierra, fueron como ángeles.
Es más grande el número que entra a la primera esfera.
Sin embargo, la masa entra a las tinieblas y tiene que vivir una existencia infernal hasta que haya convertido su mal en bien.
Después de la tercera esfera, el alma está ante la Tierra Estival, la cuarta esfera.
Para entrar allí, tiene que someterse a una purificación espiritual.
La cuarta esfera es la primera esfera existencial verdaderamente espiritual, porque lo que llamamos la primera esfera (de luz) todavía sigue tocando tu conciencia material.
Por encima de esto hay tres cielos más; son la quinta, sexta y séptima esfera.
Estas puedes alcanzarlas solamente desde nuestra vida.
Tienen que pasar cientos de años según cálculos terrenales antes de que puedas hacer la transición de la cuarta a la quinta esfera.
Toma incluso más tiempo antes de que sientas la sexta esfera dentro de ti y puedas entrar a ella.
Y te hacen falta por lo menos mil años para alcanzar la séptima esfera desde ese lugar.
Solo entonces habrás alcanzado lo más elevado de todo para este universo como ser humano.
Después de esto te esperan las regiones mentales.
Estas pertenecen al cuarto grado cósmico y material, donde volvemos a ser atraídos por la vida de Dios, como seres humanos.
En los siete cielos —siete grados de los sentimientos— viven aquellos que han dejado atrás la vida terrenal para siempre.
Vivieron todas las leyes y grados materiales, y por eso se desprendieron de la tierra.
Mientras tanto, empezaron a amar la vida de Dios y la sirvieron.
Así alcanzaron un grado de conciencia más elevado.
Observaron las leyes de Dios y las asimilaron, como es Su voluntad.
Observaron el mandamiento de Cristo y amaron, ¡pensando en Su palabra de que el “OMNIGRADO” divino es alcanzable únicamente por el amor!
Pues bien, lo que alcanza el occidental siguiendo a Cristo, el oriental intenta obtenerlo por la mística.
El occidental llega más lejos.
Solo pocos orientales alcanzan un cielo como morada por su entrega a la mística.
Y es que el ocultista oriental solo se busca a sí mismo.
Eso lo distingue del hijo consciente de Dios, que ama y por lo tanto sirve y se sacrifica en pro de otros.
Del otro lado, el oriental llega a estar ante Cristo.
Aquí tiene que aceptarlo, o nunca podrá entrar a ningún cielo.
Ves por eso que tanto para Oriente como para Occidente solo hay un camino que lleva a Dios, aunque parezca que se puedan recorrer miles de caminos.
Solo hay un camino —¡y este nos lo ha allanado Cristo!
Por el amor, por servir a la vida de Dios, se entró a las esferas de luz.
¡Por seguir a Cristo vuelve el ser humano a Dios!
Como ya dije, tu conciencia terrenal es para este mundo un grado de los sentimientos espiritual, un cielo o un infierno, con el que tienes sintonización.
Como ser humano representas un mundo astral, del que la tercera esfera de los cielos es la más elevada que puedas alcanzar.
El ser humano que tenga sintonización con alguno de estos cielos está abierto a nuestro mundo.
Es este ser humano el que puede poseer los dones espirituales.
Porque su grado de los sentimientos busca a Dios y quiere servir; es por esos sentimientos inmaculados que este ser humano entra en conexión con nuestro mundo durante la vida terrenal, por lo que se manifiestan en él los dones espirituales.
Su conciencia es abierta, es sensible, conoce la vida y la muerte, y así es posible que la personalidad astral pueda incidir en esta vida.
Este ser humano podría servir como médium.
Sin embargo, no siempre ocurre.
Un don espiritual es también a la vez una ley, y como personalidades astrales tenemos que actuar conforme a ella.
Esta ley puede dominar nuestra conciencia y la tuya.
Lo diré en otras palabras.
El ser humano únicamente puede servir a los maestros astrales en la tierra si está listo consigo mismo.
Quien todavía tenga que llevar a cabo una tarea para sí mismo está blindado para nuestro mundo.
Puede ser que este ser humano tenga que volver a la tierra para hacer que se resuelvan ciertas leyes del karma, o también que su conciencia lo fuerce a ello, si todavía tiene que desprenderse de todo lo que tiene que ver con la tierra.
Hay miles de posibilidades por las que la vida del alma puede ser forzada a volver a la tierra.
Así que estas son las leyes para la vida propia, y estas exigen ser obedecidas.
Preceden a todas las leyes astrales, que podrían imponer una tarea a estas personas sensibles.
Aunque posean los sentimientos para los dones, tienen que aceptar que no podamos auparlos a nuestra vida astral.
Ante todo tienen que ser disueltas las leyes propias, ¡o estas personas no avanzarán espiritualmente!
Es decir que solo el ser humano que tenga sintonización con uno de los tres cielos y que esté libre de leyes espirituales propias puede servir como médium.
La vida que se sintonice con el infierno carece de importancia para los dones.
Todavía tiene que despertar.
Un espíritu tenebroso, un demonio, busca lo animal en su vida terrenal y prefiere entregarse a la pasión.
Para los dones espirituales hacen falta intuición y sentimientos inmaculados.
Los sentimientos de un ser humano tenebroso son demasiado bastos, mientras que las esferas de luz son demasiado etéreas, de modo que no puede haber cuestión de conexión y unidad espiritual entre esos dos mundos.
Ahora te habrá quedado claro lo que quería aclararte, y es esto: que tu propio grado de los sentimientos volverá a tener sintonización con los dones espirituales.
No es posible entrar a la conciencia elevada así como así, como tampoco nos es posible tomar posesión de una esfera más elevada si no hemos asimilado esa sintonización.
Por lo tanto, quien viva debajo de la primera esfera y no posea sentimientos ni amor, quien no pueda servir, quien solo se busque a sí mismo: un ser humano así no puede recibir nada por medio del mundo nuestro.
Esas personas siguen las tinieblas y actúan como inconscientes.
¿Pensabas que un solo espíritu de la luz descendería en estas almas oscuras para llevar sabiduría espiritual a la tierra por medio de ellas?
¡Sería la destrucción de todo lo que este se ha construido en su cielo!
Millones de almas en la tierra viven en este estado tenebroso y por eso son inalcanzables para nosotros y los dones mediúmnicos no llegan a desarrollarse.
Ellas mismas se blindan de la vida elevada, de las leyes ocultas y de los dones espirituales.
Ellas mismas despiertan a gritos las leyes espirituales astrales que nos ponen un alto.
Tienes que recordarlo bien, puesto que más adelante nos encontraremos con estos grados de vidas.
Entonces podemos constatar, sondándolos, si hay presencia de dones.
Así que ya ahora te digo que es imposible que todos esos millones de personas posean dones espirituales, puesto que buscan mentiras y engaños; rasgos que tienen sintonización con las tinieblas.
A pesar de ello, el número de occidentales que se hacen pasar por médium es tristemente grande.
Se apropian de los dones como si nada, los violan y engañan a sus prójimos.
Los orientales intentan asimilar los dones espirituales en un templo.
Sin embargo, también ellos deberán aceptar que es imposible que el otro lado los aúpe en el mundo astral, en la sabiduría astral, si carece de la sintonización espiritual adecuada.
Solo si quiere capacitarse para las esferas elevadas pueden llegar a él los maestros de este lado.
Entonces sirve a la magia blanca, que posibilita la comunicación espiritual.
Esto solo sucede con algunos.
Más que servir como instrumento se buscan a sí mismos, estos ocultistas.
Quieren alcanzar algo en este terreno por su cuenta, pero eso les supone entregar por completo el cien por ciento de su personalidad.
Algo parecido es posible en Oriente, gracias a eso recibió su gran renombre.
El ser humano occidental tiene que seguir un camino completamente distinto.
Para alcanzar su objetivo, el oriental llega al punto de desprenderse por completo de la personalidad propia, del ser yo.
¿Quién en Occidente puede vivir esto?
No obstante es necesario si quieres vivir las leyes ocultas.
Solo algunos lo alcanzan, el resto está conectado consigo mismo y vive los pensamientos y deseos propios.
Es demasiado difícil vaciarse, desconectarse como ser humano.
Son escasas las personas que entienden de este arte.
Si puedes hacerlo, eres un genio en el espíritu, un hombre sobrenatural en el terreno de los estudios ocultos.
(Pero incluso si lo logras todavía no eres un espiritualmente consciente, ¡no pienses eso!.
Por eso le es tan increíblemente difícil al occidental, porque los sentimientos occidentales se han dividido, mientras que —como ya dije antes— los orientales han conservado esa sintonización natural.
Es la razón por la que el oriental se siente atraído a las leyes ocultas.
Los sentimientos occidentales no logran desprenderse del propio grado de vida —y es esto lo que quiere aprender el hijo oriental, porque sabe que solo entonces se manifiestan los dones ocultos y espirituales.
¿A dónde lleva su esfuerzo al oriental?
Es muy cierto: los sacerdotes de los templos han alcanzado una gran altura en las leyes ocultas, y sin embargo de todos esos millones de almas probablemente solo tres se desprenderán por completo de la vida y del ser yo terrenales.
¡El resto sucumbirá!
¿Qué hacen personas así?
Decaen hasta la magia negra, atraen demonios y por medio de ellos viven sus fechorías.
Por su estudio se hunden, y únicamente porque carecen por completo de los sentimientos necesarios.
Por lo tanto no queda más que intentarlo en los dones físicos, pero también aquí se estrellan.
De modo que estos tipos saben que no hace falta que toquen las leyes físicas, de lo que podemos aprender que tampoco Oriente puede alcanzar nada en absoluto si carece del sentimiento para estos dones y para la sabiduría espiritual, ¡que es y seguirá siendo sobrenatural!
Por mucho que quieran asimilar los dones espirituales y esta sabiduría, se ven obligados a aceptar, estos ocultistas, que las leyes de nuestra vida no ceden ante sus deseos, sino que las han de vivir de manera correcta.
Sin embargo, carecen de los sentimientos necesarios para eso, y prefieren servirse a sí mismos.
¿Es un milagro que entonces caigan en la magia negra?
No obstante, esta no tiene importancia para nuestra vida, de modo que es imposible que estos ocultistas se llamen médiums espirituales.
Ya te tiene que haber quedado claro que en la tierra no vive un solo ser humano que pueda decir de sí mismo “¡Poseo dones espirituales!”.
No hay quien pueda decir: “Estoy conectado con el otro lado por mis propias fuerzas”.
¡Algo así no es posible, puesto que mantenemos los dones en nuestras propias manos!
Por lo tanto, quien diga poseer dones espirituales es un inconsciente que desconoce la realidad en la que vive.
Y quien crea poder alcanzar los dones por medio del estudio también está muerto en vida.
Tus sentimientos determinan tu sintonización vital, tienes que aceptarlo, quieras o no.
Ya te lo dirán las leyes astrales para los dones.
Posees los sentimientos correctos o no los posees, lo que quiere decir que, o bien estás completamente desprendido de la vida terrenal por los grados de tus sentimientos, o bien que tienes los pies bien en la tierra y que no se te puede alcanzar.
Para los dones espirituales hace falta contacto directo entre tu mundo y el nuestro, y este tiene que darse a través de tus sentimientos, a través de tu grado de conciencia, si no estaremos impotentes y estaremos con las manos atadas.
Este contacto, pues, lo establecemos nosotros, no tú, porque no sabes hacerlo.
Los que piensan que sí saben hacerlo dan ahora palos de ciego en el inconmensurable espacio en el que viven las leyes astrales y no se desprenden de la tierra.
Esas leyes son demasiado etéreas para sus sentimientos.
Nosotros vivimos en el espacio en el que quisieran entrar, y sin embargo no nos ven ni nos sienten.
O sí que hacen como si fuera así y te cuentan que nos ven claramente ante ellos y que nos oyen hablar, pero es mera fantasía.
No es más que la expresión de su propio deseo.
Todo esto lo llegarás a conocer más adelante.
Solo cuando poseas los sentimientos verdaderos será posible la conexión con nuestro mundo.
Entonces nos acercaremos a ti, te auparemos en nuestra vida, después de lo cual entrarás en el mundo astral.
Solo entonces recibirás los dones espirituales y servirás como médium para nuestro lado.
Y si nosotros queremos transmitir todo lo de nuestra vida a ti que estás en la tierra, tú tienes que estar dispuesto a apostar tu personalidad entera.
Si no puedes hacerlo, es imposible alcanzarte y estás blindado para nuestro mundo.
Solamente con el pleno cien por ciento de entrega por tu parte podemos incidir en ti de diferentes maneras para establecer el contacto necesario y pueden ocurrir milagros espirituales.
Te entregas a nosotros por completo y te desprendes totalmente de tu personalidad y de la vida material.
Entonces eres el instrumento sensible y espiritual que podemos tocar para dar sabiduría y profundidad a la humanidad.
No pienses que es sencillo vivir la vida astral como ser humano terrenal.
Te encuentras aquí ante leyes cuyo funcionamiento desconoces.
Aquí, de nuestro lado, primero tienes que aprender a andar y pensar, pero estos dos actos son ahora espirituales, astrales, e incomparables con tu pervivencia terrenal y tu pensar terrenal.
Si no está en ti la sensibilidad necesaria, no podrás dar un solo paso.
Entonces eres un inconsciente en las leyes de Dios, inconsciente de tu propia vida y tu propia esfera, aunque tengas sintonización con una de las tres esferas espirituales.
Es debido a que no tienes conciencia de las leyes astrales —que sin embargo viven en ti, puesto que como alma eres universal y por lo tanto divino— que no puedes poseer dones espirituales en la tierra.
Puedes sentir y vivir espiritualmente y aun así no significa que con eso también poseas dones espirituales.
Estos están bajo control nuestro, ni un solo médium los posee, lo repito una y otra vez, y porque muchos de ustedes (vosotros) no querrán (querréis) aceptarlo, te lo probaré por medio de numerosos ejemplos.
Solo entonces podrás comprender bien hasta dónde han ido tus charlatanes.
¿Cómo actúan estos charlatanes?
Mancillan los dones espirituales y el mundo astral.
Hacen caso omiso de que estos dones pertenecen a nuestro mundo y de que por lo tanto se encuentran por encima de la conciencia terrenal, y con tentáculos como los de un pulpo intentan agarrar esos regalos tan preciosos de Dios.
El que solo encuentren vacío debido a que estos tesoros sagrados son inalcanzables para sus naturalezas venenosas no les impide hacer como si los dones inmaculados y espirituales fueran su posesión.
Pero la verdad es que su conciencia material se estrella contra estos dones.
Tienen que aceptar que desconocen el funcionamiento de los fenómenos que intentan evocar por medio de sus supuestos dones.
¿Qué pueden saber, después de todo, de un mundo que está por encima de su conciencia, de los dones verdaderos y de los grados en estos?
Sus rasgos sintonizados con las tinieblas mantienen la morada de su alma cerrada a esto con cerrojos como no hay ni en tus prisiones.
Nuestros sentimientos y pensamientos son muy diferentes de los del ser humano material, pero ¿qué comprensión pueden tener de ello estos tenebrosos?
Harías bien en sondarlos, a tus adivinos y psicometristas, en juzgar su vida interior y en decir entonces si los crees capaces o no de llegar a la unión espiritual con nuestro mundo.
En este libro te daré una amplia idea de los miles de leyes que reinan sobre los dones espirituales; entonces podrás juzgar tú mismo a estos charlatanes.
La primera exigencia que se le hace a un médium es que debe desprenderse por completo de su vida terrenal.
Pues bien, si sabes que cada nervio en tu cuerpo te mantiene preso en la tierra, qué no tendrá que vencer el médium verdadero, puesto que el organismo humano está construido de millones de nervios, ¿verdad?
¿Cómo iban a querer tus charlatanes desprenderse de sus sistemas?
Te dice algo de las dificultades tremendas ante las que se ve el instrumento que quiere servir a nuestra vida.
Pero hay más.
En los dones a su vez residen grados y también estos exigen que estés sintonizado con ellos de la manera correcta.
Es decir que vuelven a reaccionar a tus sentimientos.
Tenemos que tener esto en cuenta, también en este aspecto tenemos que sondarte con exactitud, o estos grados nos lanzan el alto espiritual.
Pueden construir nuestra vida, pero también la pueden destruir si no estamos en armonía con nuestra vida, lo que a su vez puede resultar en que perdamos nuestra conciencia adquirida.
El médium en la tierra vive estos grados durante el contacto espiritual, pero el desarrollo del instrumento está en todo momento en manos de un maestro de nuestro lado, que aúpa los sentimientos terrenales en su vida.
En este momento, el maestro es uno de sentimiento a sentimiento, de modo que la sabiduría espiritual se da y se recibe.
Solo en el grado más elevado de todos, el séptimo, se manifiesta el don verdadero.
Para aclararte lo difícil que es todo, te demostraré cómo se lleva a cabo ese desarrollo por el otro lado.
Quien quiera asimilar los dones espirituales en la tierra entra de inmediato en las leyes ocultas y para eso tiene que entregar la personalidad propia.
Nada te puede ser regalado, las leyes de Dios deben ser aprendidas.
El médium que vive estas leyes en realidad está experimentando una evolución espiritual.
Los dones, al igual que las leyes ocultas, lo requieren todo de nosotros, no tienen perdón y requieren muchísimo tiempo para su desarrollo.
El médium va ascendiendo un escalón tras otro, cada peldaño es un gran milagro, porque mientras tanto vive leyes astrales.
Para el instrumento esta vivencia es una revelación, lo más sagrado que pueda darte Dios como ser humano durante tu vida terrenal.
Al oriental que no vive según las leyes espirituales y sin embargo quiere lograr algo le resta únicamente, como comenté ya anteriormente, la magia negra, con la que nuestro mundo no quiere tener que ver.
El oriental aprende a sintonizarse con la vida oculta, su concentración se hace más poderosa por este estudio, y sin embargo esto no es más que la vivencia de las leyes físicas.
Los sacerdotes le enseñan cómo tiene que abrirse.
También aprende a dividirse y a construir un segundo yo, pero a pesar de eso profesor y alumno no logran superar la propia conciencia, y esta mantiene presa el alma como la personalidad astral.
Más vale que estas personas no cuenten con ayuda espiritual, porque el otro lado sabe que se buscan a sí mismas.
Entonces no hay cuestión de contacto espiritual directo.
Sin embargo, por su instinto natural el oriental es perfectamente capaz de llegar a conocer el ocultismo, sus sentimientos lo llevan en esa dirección, lo que explica el gran número de ocultistas en Oriente.
Pero te dije: el oriental se busca a sí mismo, se abre a un estudio, mientras que el médium occidental quiere precisamente servir.
La consecuencia es que el oriental asimila las leyes ocultas, pero que el médium occidental recibe sabiduría espiritual.
La diferencia imponente entre ambos instrumentos.
También se manifiesta que el médium oriental no puede nunca recibir lo que el instrumento occidental recibe por el otro lado.
Después de todo, nosotros del otro lado estamos completamente desprendidos del mundo material, pero Oriente vive en esto y tiene que tomarlo en cuenta.
El otro lado atraviesa todas las leyes astrales, mientras que Oriente primero tiene que desprenderse de la vida material y vencer el conjunto, porque solo después podrán ser vividas las leyes ocultas.
En nuestra vida no hay ley que obstruya la existencia espiritual siempre que hayamos armonizado con el grado de vida en este mundo.
Por esto consta que el médium occidental que esté en manos del otro lado llega a elevarse más que el instrumento occidental en manos de su sacerdote profesor.
El oriental llega a conocer leyes; el instrumento occidental, sabiduría espiritual.
Esto despierta al último, y a muchos con él, mientras que el médium oriental se queda detenido en su vida.
Solo los yoguis y los iniciados se sintonizan exclusivamente con la sabiduría espiritual, estas personas no quieren tener nada que ver con las leyes en sí, ¡buscan a Dios!
Su estudio está sintonizado con el mundo astral, con la creación que quieren llegar a conocer.
Solo pocas alcanzan en esto un grado de conciencia; también por estas leyes sucumbe mucha gente.
El resto de la gente se contagia a sí misma por los fenómenos ocultos y se cierra contra el avance y ascenso.
Un iniciado espiritual es una rareza incluso para Oriente.
¡Y eso que allí viven miles de iniciados!
Cómo son todos esos otros que quieren demostrar, ¿verdad?, que han llegado a conocer a Dios y Su creación.
¡Quien conozca Oriente y haya concluido sus andanzas sabe que Oriente sucumbió por este estudio mágico!
Los verdaderos santos en Oriente han llegado a conocer a Dios, el resto pereció.
Lo que les espera es la locura espiritual, la disolución completa en el espacio de Dios, en las leyes del universo.
No obstante, los santos penetran cada vez más en el espacio divino.
Por la meditación, concentración y su amor por el Creador, al que conocen como Padre y Madre, empiezan a andar plenamente entregados por el sendero que serpentea por el universo, pero que, lleno de escollos, intenta obstaculizar su continuar.
¿Cómo quieren alcanzar estos seres humanos, aunque su buena voluntad esté impoluta, el final?
Este estudio reclama su personalidad entera.
Pasan los años, uno entre miles alcanza el final y se encuentra ahora ante Dios.
Pero ¿qué Dios llegará a conocer este ser humano?
¿De verdad le fue revelado el milagro del problema divino?
¿Realmente logró ver a Dios?
Oriente quiere llegar a conocer a Dios, quiere asimilar Sus leyes.
Son numerosos los discípulos de los maestros orientales, pero apenas uno solo alcanzará lo más elevado de todo.
De este lado hemos comprendido su estudio.
Para constatar lo que siguen esas personas, lo que asimilan mientras están sentadas bajo su meditación que en ocasiones es sagrada, hemos seguido sus vidas.
Lo hice de mi propia manera y me encerré en su conciencia, y viví con ellos la meditación, la sintonización con el espacio de Dios, el desprendimiento a medias y por completo de la vida material, hasta que comprendí que tampoco ellos ascenderían más.
Eso era para ellos el límite de su propia vivencia, y supe cómo habían visto y sentido a su Dios.
¿Estaban conectados con Dios o vivían durante su meditación en trance en uno de los millones de grados vitales en el espacio?
Solo algún solitario alcanzaba la cuarta esfera, pero tampoco él podía penetrar en ella, porque a pesar de todo, lo corporal le obstaculizaba el camino en nuestra vida y le imponía el alto espiritual.
Muchos sucumben porque ya no pueden orientarse al volver a la tierra, entonces ya no saben nada del día y de la noche, y los hirieron con ceguera durante su travesía espiritual.
Como pequeñas polillas humanas volaron hacia la luz grande y destrozaron por completo su interior.
Por eso Oriente prohíbe la meditación por trance a los pragmáticos, porque los iniciados verdaderamente buenos saben que Dios no permite que nadie se burle de Él y que las leyes en el universo siguen dominando a la criaturita de la tierra.
Sentarse sin pensárselo mucho porque la locura interior ha paralizado la vida material, el deseo de aplacar su hambre y sed espirituales: toda su mentalidad los conduce en esta dirección, lo que ya para muchos ha sido fatal.
Empezaron con su estudio siendo niños, se desprendieron verdaderamente del organismo con sus muchos sistemas, los vencieron en lo material y espiritual pero no conocían el espacio, no conocían los mundos en que viven el bien y el mal.
Ni siquiera se conocen a ellas mismas, estas personas.
¿Estaban por lo tanto listas para despedirse de la madre tierra y de su propio sistema?
¡La mayoría sucumbió!
Los buenos iniciados ponen a sus alumnos sobre aviso, puesto que se depone la vida normal y el otro yo que se va construyendo no tiene existencia en nuestro mundo.
Y es por eso que lo primero que aprende el oriental es a dividirse.
Esta división de la personalidad no es otra cosa que la repartición de las fuerzas espirituales para ambos sistemas.
El organismo y el alma, la personalidad astral, exigen cada uno una parte.
Durante este desdoblamiento espiritual —una división de la personalidad—, el alma tiene que proveer al organismo de fuerza, si no el cuerpo se dormiría para la tierra y se produciría la muerte.
Quien pueda vencerla, quien la vea en todos sus estadios y mantenga el poder en su propio terreno llegará a conocer la muerte y también la vida.
Pero la muerte no se deja vencer tan fácilmente, muchas víctimas han tenido que pagar el precio con su cuerpo.
Cada nervio tiene que ser vencido, es más, ¡cada pensamiento!
¿De qué está llena nuestra vida, cómo son nuestros pensamientos y sentimientos cuando estamos sintonizados con las leyes de Dios?
Entonces entra a nuestra vida lo inconmensurable, y los iniciados han de poder representar ese espacio, conocer y vivir sus leyes durante el desdoblamiento de su voluntad.
El alma se encuentra ahora ante millones de peligros y en eso está completamente sola.
Nadie puede ayudarla, no hay ni un alma de este lado que la haya forzado a hacerlo, porque de este lado se conoce el horroroso peligro.
Nos encontramos con todas estas leyes en nuestro camino, las irás conociendo, porque el otro lado iluminará tu camino hacia arriba.
En este mundo hemos recorrido miles de veces el sendero al que pronto entraremos, estamos listos, completamente conscientes de los peligros, ¡los hemos vencido todos!
Mientras lo hacíamos aprendimos que Dios es Amor y nos dio a nosotros, seres humanos, Su “espacio”.
Además aprendimos que es la voluntad de Dios que asimilemos Sus leyes, pero sirviendo, entregando a otros nuestra propia vida.
A cambio Dios nos da sabiduría vital, que es cósmicamente profunda.
Por lo tanto, las leyes astrales del otro lado son una sola ley para Oriente y Occidente, el país sin fronteras del que se habla en la tierra y del que sin embargo se sabe tan poco.
Pero para llegar a conocer esa tierra con todas esas posibilidades ilimitadas hace falta continuar lentamente, sobre todo sin prisas, o no volveremos ya.
Es mi propósito iniciarte con calma y hacer no obstante que la luz astral ilumine con fuerza todos estos grados y leyes, si quieres estar listo para poder seguirme más adelante, o no te servirán de nada todas estas declaraciones mías que sin embargo son tan hermosas, ¡puesto que entonces tus sentimientos se negarán!
El oriental conoce esta tierra, ha dado muchas de sus encarnaciones para este conocimiento.
Los sentimientos occidentales no la conocen, han sido atiborrados de sinsentidos sociales.
En Oriente sale caro que alguien te indique el camino, tú en Occidente recibiste este guía a cambio de nada, y fue por medio de Cristo.
Solo tienes que llevar tu vida al otro lado y entonces entras al universo adornado que sin embargo para muchos carece de valor, puesto que ven perdonados sus pecados y errores.
Estas almas son conscientes de manera natural, han llegado a conocer al Hijo Sagrado de Dios por su propio estudio y experiencia de vida; saben ahora que Cristo no murió en vano en el Gólgota.
Te preguntarás: Pues bien, ¿qué tiene que ver esto con las leyes ocultas?
¿No te dije que Oriente busca, que quiere llegar a conocer a Dios por las leyes y que tú en Occidente has recibido el Evangelio de Cristo?
Recibiste tu guía por medio de Su sangre, de Su muerte.
Oriente entrega la propia vida para ello y no logra nada.
De verdad, vale la pena llegar a conocer todo esto, solo así despertarás de tu sueño que para nuestro mundo es materialmente profundo y destructivo.
Tu vida se detiene en comparación con la suya, que es del Extremo Oriente; ellos buscan, imploran y veneran a Dios para que se les conceda despertar, es el propósito de su vida entera.
El otro lado quiere multiplicar tu vida.
Entonces entrarás en conexión con las leyes astrales y sobre todo, en realidad más que ninguna otra cosa, con Dios y Cristo.
Esta multiplicación te pone ante el verdadero Gólgota, empiezas a sentir y comprender la divina Trinidad, pero son las leyes ocultas las que analizan tu vida hasta en el mínimo detalle, como no podría hacerlo ningún ser humano, aunque ese ser humano entendiera algo del mundo astral.
Aunque hayas leído cantidad de libros, esto, lo que se te regala ahora, te sobrecoge, abraza tu vida y tira de ti sacándote temporalmente de tu rutina diaria, haciéndote entrar a lo Definitivo.
Y eso que mientras lo haces puedes estar tranquilamente sentado en tu propio entorno, que no hace falta que cierres los ojos y que no se exige meditación para que esta conciencia te sea entregada a domicilio.
El otro lado quiere que despiertes como ser humano y que conozcas las leyes de Dios para que poseas tu existencia eterna, aunque casi no percibas esto durante tu vida terrenal.
Ten valor y confianza, suelta por completo tus sentimientos durante nuestra unión y entrégate al otro lado, solo entonces las leyes astrales hablarán para tu propia conciencia.
¡Sentirás entonces lo que es un médium del que hoy se burla la gente!
Solo entonces te será posible comprender que el instrumento oriental no puede igualar al occidental, lo que es muy natural, puesto que, como ya dije antes, Oriente se busca a sí mismo y Occidente únicamente puede recibir.
Si el médium occidental quiere servir, el otro lado lleva a esta vida hacia arriba y entonces está en nuestras manos.
Y nuevamente, solo viven algunos en Oriente que quieren dejarse guiar, porque estas almas quieren enriquecerse.
Puesto que estas vidas todavía poseen el instinto natural que ellas mismas recibieron, sienten esta unión por sus propias fuerzas y por esto reciben un estudio.
Esto significa, por lo tanto, que los sentimientos orientales son completamente unos con la naturaleza y con las leyes de esta, y que ahora no pueden actuar de otra manera, esta vida vive dentro de ellos.
Los sentimientos occidentales están fuera de la naturaleza, se han desconectado por completo, porque tu sociedad ocasionó esta división.
Los sentimientos occidentales sienten apego por las posesiones terrenales; a los orientales todo les importa un comino y se entregan a las posesiones espirituales.
El hijo oriental ha aprendido que tiene que perderlo todo, ha aprendido a entregarse a esta sabiduría que el occidental sigue sin entender.
Y sin embargo es necesario si quieres servir como médium; el otro lado y las leyes astrales lo exigen de ti como la personalidad.
Ahora nos encontramos enseguida ante la elevación en el espíritu.
Oriente se busca a sí mismo y en realidad no avanza en su vida.
No venimos a visitarlos como seres humanos astrales conscientes; de cualquier manera no podemos ayudarlos, porque entonces también nuestra propia vida dejaría de avanzar.
Créeme, por favor, nuestra vida quiere ascender, alcanzar cada vez más, como seres humanos queremos volver a Dios.
¿Cómo queremos que ellos nos aseguren de los grados vitales más elevados en el espacio divino?
¿Es esto servir?
Sentándonos así no conseguiremos nada.
Es tan sencillo, todos esos seres humanos se buscan a sí mismos, por lo que quiero demostrar que interiormente son inalcanzables para nosotros.
Gracias a estar sentados se blindan contra la incidencia espiritual consciente que solamente puede dar un maestro astral.
Un iniciado vive la sabiduría de Dios sirviendo a esta vida, aunque sabemos que él tampoco se elevará por encima de su propia conciencia.
Al demostrarte esto estamos ante el todo o nada.
El todo está en nuestras manos, la nada en las de aquellos que quieren llegar a participar en la felicidad astral por sus propias fuerzas.
Vislumbran la luz inconmensurable de Dios y vuelven a su cuerpo como niños felices, sus rostros irradian felicidad y el deseo bendito de servir, de hacer felices a otros, de darles lo que ellos han alcanzado a conocer, ¡su Dios!
Esto, estimado lector, no nos deja contentos.
No tenemos ningunas ganas de hablar, como ha ocurrido durante siglos, a través de ignorantes.
Ahora nuestros instrumentos viven en la tierra, por ellos recibirás lo último de todo, el verdadero entendimiento de Dios, ¡el saber!
El hijo oriental se hace feliz a sí mismo, en caso de que otros quieran escuchar la sabiduría vital recibida; nosotros nos hemos distanciado de todo lo que puede emocionar el corazón humano.
Hemos entrado a las leyes de Dios conscientemente, no arriesgamos nada, ni siquiera el rasgo dubitativo de tu carácter, ahora es imperativo que las leyes de Dios hablen a tu vida.
Estos hijos orientales vuelven y desconocen las leyes astrales, no tienen tiempo para eso, la vida pasa demasiado rápidamente.
Pocos en Oriente pueden analizar para ti las leyes astrales, aunque hayan vivido muchas de ellas.
Esta posibilidad y sabiduría pertenecen a nuestra vida, a la del espíritu.
No vacilamos en aclarártelas, porque Dios quiere que tomes conciencia en la tierra.
No obstante, vuelve a demostrar que Oriente no puede estar a la altura del médium occidental en nuestras manos, puesto que hemos asimilado estas leyes como conscientes cósmicos y ahora hacemos que los viva el instrumento terrenal.
Ahora sorteamos todos los peligros astrales a sabiendas de que nos ayuda un poder más elevado.
La experiencia astral vive en nuestra vida, se ha convertido en conciencia y nos pertenece.
Y nuestro estudio está muy por encima del de Oriente, no hay oriental que pueda asimilarlo, porque hemos dejado la vida material.
¡Nos hemos convertido en ley!
La personalidad astral quiere servir.
El médium oriental vive la magia negra, experimenta las leyes físicas.
Esto es el descender en mundos fangosos, el recorrer senderos intransitables a los que entran un faquir y un mago si buscan las tinieblas, si quieren desvivirse a costa de otras vidas, porque también a ese tipo de gente se le conoce en Oriente.
Estas personas quieren ser algo, quieren significar en la tierra y ahora entregan sus propias vidas.
Son capaces de todo, si hace falta pasan por encima de cadáveres si experimentan que el ser humano material se resiste.
Esto es un médium oculto en el grado más bajo de todos, está estigmatizado por sus acciones, por la vivencia de las leyes mágicas.
Su deseo de ser algo no nos dice nada, para nosotros como conscientes ya no tiene significado, hace siglos ya desde que hemos depuesto y vencido esos deseos basto materiales y a veces preanimales.
El oriental en este grado de las leyes ocultas quiere acrobacias espirituales, que lo blindan contra nuestra sabiduría.
Hay todavía más por lo que te puedo mostrar que el médium oriental no puede acercarse al occidental que está en manos nuestras.
Lo más elevado de todo que puede asimilar un iniciado son para él los pensamientos y sentimientos conscientemente divinos, el saber astral.
Para que le sea concedido vivir esta sacralidad se queda de brazos cruzados y sacrifica su propia vida.
Planea ahora en sentimientos y como personalidad astral —aunque todavía viviendo en la tierra— en el espacio, se encuentra ahora entre la vida y la muerte.
Adorando lo más elevado de todo en realidad siempre asciende más, de rodillas, inmaculadamente animado, ¡y también pidiendo porque se le conceda ver la gracia divina!
Nadie puede ayudarlo de este lado, ni una sola alma, porque está sintonizado consigo mismo.
Pero ¡al médium occidental se le conecta con nuestra sacralidad!
Un maestro consciente y cósmicamente profundo acompaña al instrumento terrenal, lleva a esta vida de esfera en esfera, de grado en grado, de mundo en mundo, y le aclara a este lado las leyes de Dios.
Tomados de la mano van estas dos almas para convencerte a ti en la tierra de tu pervivencia eterna.
¡Ahora la bendición de Dios reside en estas vidas!
¡Cristo trajo esta gracia a la tierra y murió por ella!
No hay cosa que Dios más desee que esta unión, portada por el conocimiento consciente de un espíritu más elevado, Su amor servicial.
Quiere que Sus hijos despierten.
Todo lo que el médium terrenal encuentra es milagroso, santificante; bendito es aquello cuya verdad puede percibir.
¡Este maestro puede ser un soberano de amor, uno de los ángeles más elevados en nuestra vida, que ha recibido una tarea de poderes más elevados en el espacio y sirve ahora en el nombre de Dios Padre, Su Hijo y el Espíritu Santo!
Esta gracia es vivida solo por algunos en tu tierra, porque la sabiduría vital de nuestra existencia está conectada al tiempo y al orden, tiene que tocar tu vida y también la de la madre tierra.
Ella por sí misma es una evolución espiritual.
¡Ahora hablamos de este lado de una misión!
Y el médium al que se le conceda recibir esta tarea durante la existencia terrenal es un alma privilegiada, es divinamente bendita.
Este médium llega a conocer el espacio de Dios, únicamente por medio del cósmicamente consciente al que se entrega sin reservas.
El médium oriental no puede vivir esto.
Gracias a que esta vida quiera buscar ella misma, esté sintonizada ella misma, no podemos alcanzar estos sentimientos.
Blindada contra esta realidad, este hijo recorre un camino dificultoso, en el que tiene que encajar un tormento tras otro.
Eso lo evitamos, aunque también nuestros médiums tengan que librar su lucha.
Ir tomados de la mano les es dado a los privilegiados, después de que muchas leyes hayan constatado que los sentimientos están intactos para este trabajo.
Se le da ahora a esta vida una sabiduría increíble y con ella la vida del alma vuelve a la existencia material; después es consignada por el maestro.
¡Esto fue recibido conscientemente!
También es estar elevado por encima de todo.
Esta seguridad no se conoce en Oriente, se quisiera allí entregar muchas vidas para esta consagración si se ofreciera esta posibilidad.
Aunque gran número de buenos iniciados hayan vivido en Oriente, no ha habido ni uno que haya recibido los tesoros de las Trinidades, que los haya podido predicar conscientemente, puesto que siempre buscaban su propio yo.
Desearon, entre suspiros, esta ayuda verdadera y esta mano, a pesar de que pensaran estos santos haber estado unidos con Dios y haber llegado a unión divina.
Dios habló a sus vidas, es lo que dijeron —el Dios invisible y visible.
Pero nosotros sabemos que se han nutrido de las esferas de luz, de lo existente.
¡Y Dios es Espíritu!
Pero Dios ha tenido que aceptar un mundo existencial, que es el cielo construido por los primeros seres humanos, el reino del espíritu.
Sin embargo, algún día los habitantes de este cielo vivieron en la tierra como seres humanos.
¿Es Dios?
En verdad, Dios vive en ti, puso en ti Su chispa, eres divino.
Oriente dice que ha hablado con Dios y eso puede ocurrir igualmente desde lo existente.
Los ocultistas orientales sintonizaron con eso y vivieron esta divinidad.
Sin embargo sabemos con certeza que han estado buscando a tientas como santos, que solo vivieron las leyes de Dios desde su propio mundo, si no lo verdaderamente divino habría puesto fin a su vida terrenal.
Ni un alma de nuestro lado podría procesar la animación divina, sintonizada conscientemente, que nos impele e impulsa hacia arriba.
¡Sucumbiríamos!
Nuestra vida no sabría resistirlo, esas fuerzas no están en nosotros, todavía tenemos que asimilarla, aunque hayamos alcanzado los cielos, como esos soberanos de amor.
Se nos privaría de nuestra vida consciente, ¡nos disolveríamos por completo!
¿Es entonces capaz de asimilarla un alma terrenal?
¿Puede la vida del alma desde la tierra ver a Dios e ir hasta Dios, el “Omnienvolvente”?
¿Puede Dios, como la “Omnisciencia”, hacer que funcione a toda máquina el sistema del alma insignificante de la tierra?
¡Sabemos que tendrías las chispas saltándote por todas partes si Dios hablara a tu vida un millonésimo de segundo, si te hiciera sentir que Él es el divino!
“Fui hasta lo definitivo”, dijo algún día un santo oriental, “y entonces hablé con Dios.
Me es imposible probárselo como hombre de los sentimientos terrenales.
Sí que puedo revelarte el secreto si puede aceptar mi vida”.
En ese instante, llegado al éxtasis más elevado de todos, al sueño más elevado en el trance, en el que el desdoblamiento se vive como hombre de los sentimientos consciente y pensante —un estado en el que el alma no podía elevarse más— seguí a este santo y me entró compasión por él.
Créeme, estimado lector: hablé entonces a esta vida en nombre de Dios; dije que vivía en el “Todo” y que representaba a Dios.
“Pero”, dije, “¡soy un ser humano!”.
Al oír estas palabras, esta vida se cerró ella misma, el alma volvió al cuerpo debido a que ahora había sucumbido astralmente.
Se produjeron trastornos en su éxtasis sagrado, el maestro se perdió a sí mismo, habría podido ser su muerte.
No obstante entramos entonces a la cuarta esfera de este lado.
¿Ahora qué, si esta vida viviría los cielos más elevados?
¿Cómo tendría que procesar entonces su conciencia las leyes vitales de nuestro lado y del espacio de Dios?
Es una imposibilidad llegar tan lejos, tan arriba, por las propias fuerzas de uno.
Oriente todavía no conoce nuestra vida.
Es lo que te dice el otro lado.
¿No conoce Oriente, donde tuvo su origen el ocultismo, las leyes de vida y muerte?
No, te decimos, no es posible.
Estas leyes que hablan de la omnipresencia de Dios priman sobre las fuerzas del organismo, no pueden ser vividas por nadie en absoluto, puesto que el grado de vida está ante el derrumbamiento.
Las puertas de la pequeña morada de su alma son derribadas con violencia por el rugido como de un redoble que representan las leyes astrales para quien se vea frente a ellas.
Esta manera de ver todavía se desconoce en Oriente, pues pertenece a nuestra conciencia astral.
Occidente recibirá ahora mismo esta sacralidad.
Una vez más por Cristo, solamente por el Hijo Sagrado de Dios.
Debido a que el ser oriental está buscando por sus propias fuerzas la sabiduría astral, esta vida se blinda por completo contra el deseo de servir, de modo que esta conciencia ya no se puede alcanzar.
Al no poseer Oriente tu propia conciencia que has recibido por Cristo —aunque como occidental estés dividido— tu médium está, no obstante, por encima del oriental, puesto que podemos aupar esta vida en nuestra conciencia.
Esta vida ha conocido a Cristo, por Cristo ha despertado la vida de su alma.
Los cielos más elevados están abiertos al médium occidental, para los sentimientos orientales que cuentan con sus propias fuerzas solo el mundo con el que esta vida esté sintonizada.
No vayas más arriba o más lejos, dicen las leyes astrales, o te asesinas a ti mismo.
Más adelante, lector, cuando sigamos el origen del primer mago o faquir, te enterarás de cómo ocurre ese asesinato de la propia vida.
Es un hecho que el médium oriental no puede acercarse al occidental cuando este instrumento está en nuestras manos.
Según la conciencia del maestro, este médium recibe sabiduría vital.
Esta tiene que ser llevada a la humanidad, y en nuestra vida está en manos de la orden de los maestros.
Estos cósmicamente conscientes se encargan de este contacto, entregan todo lo que tienen al instrumento terrenal, que también sirve.
Ahora Dios puede hablar a tu vida, pues estos maestros han llegado a conocer a Dios, están en contacto constante con el “OMNIGRADO” consciente.
Pero contra esto Oriente se blinda por completo.
La vida iniciada para Oriente puede recibir estas leyes, esta consagración, solamente cuando está abierta al amor servicial.
Solo ahora es posible para una personalidad astral ayudar a esa vida.
Muchos santos vivieron en Oriente, verdaderos maestros para muchos que los siguieron, y sin embargo solo uno entre miles ha llegado a conocer lo más elevado de todo.
Algunos siglos atraen a estos santos, porque sus vidas pertenecen a la evolución humana.
Puede haber cuestión de recepción consciente, pero entonces esta vida ha nacido para eso en la tierra.
El orden espiritual, al que sirve esta vida del alma, la mandó de vuelta a la tierra, como recibieron la vida propia muchos profetas para Occidente.
El resto de estos miles de médiums busca desde la conciencia material los tesoros celestiales y descuida ahora el yo temporal.
Las leyes astrales construyen para ellos un muro espiritual, pero verdadero, y ninguno de ellos es capaz de derribar esta valla.
Si quieren hacerse con la sabiduría espiritual, estas personas tienen que vencer primero los obstáculos.
Después de lo que sabes ahora ¿es acaso tan improbable que muchos, a pesar de su formación, se estrellen?
Al maestro consciente de este lado ni se le ocurre obligarse a sí mismo y a su instrumento batallar contra el obstáculo; este consciente conoce el edificio de piedra, y lo derriba por completo por su seria voluntad y su personalidad enérgica, y camina a través de él.
Ya te habrá quedado claro que para eso pertenece a las esferas de luz, porque un alma tenebrosa no se conoce a sí misma.
Este maestro lleva a su instrumento a los cielos más elevados; el médium oriental, en cambio, a sí mismo a la magia negra, a los infiernos más profundos de las tinieblas.
El médium oriental puede descender en las tinieblas más profundas, puede ir tan hondo como lo quiera él mismo y puede vivir su magia; los grados más elevados en su existencia lo llevan a la gélida muerte, a su tumba material, creada por su propia fuerza y voluntad.
Por supuesto que se entierra independientemente y ahora vive su propio perecimiento.
También tú puedes descender en la vida terrenal y vivir las leyes de Dios; para la elevación en el espíritu te ves ante la inclinación de la cabeza, ante la omnipresencia de Dios.
Si quieres acoger algo de esto en tu vida, si quieres alcanzar una altura espiritual astral, entonces tienes que entrar en una vida tras otra, porque en una sola vida terrenal no alcanzarás nada.
Apuntar más alto que lo que posea tu conciencia en sentimientos te llevará enseguida al hundimiento, al derrumbamiento de tus sentimientos.
Tienes que aceptar ahora que ese mundo existencial más elevado te blinda por completo.
Esas son las leyes vitales para ti como ser humano, que tienen que ser vividas y son inevitables.
Lo quieras o no, estas leyes obstruyen tu camino vital para el ascenso, actúan con fuerza y te imponen el alto divino.
¿No exige Dios a todos Sus hijos que vivan y asimilen Sus leyes existentes?
Pues bien, te señalan la existencia futura.
¿Y se quiere recibir esa cosa futura sin lucha?
Muchos médiums en Occidente apuntan demasiado alto, buscan los dones verdaderos y quieren servir, como muchos orientales quieren llegar a ser algo.
Que si vive en ellos el sentimiento envidiable sigue siendo aún su piedra de escándalo, el jalonamiento de dos burros que están ante su alimento y desde ambos lados hacen el mismo esfuerzo para alcanzar aquello que es tan envidiable.
Para nuestro mundo es avanzar y retroceder a la vez, es quemar fuerzas naturales por nada, después de eso suele venir el hundimiento.
Se puede seguir cómo algunos se apropian de la sabiduría a pesar de todo, pero su conciencia no está abierta a eso.
Viven demasiado alto en su propio mundo.
Quien quiera alejarse de la vida terrenal a demasiada altura, al margen de la dirección de Dios, no logra ver en las tinieblas.
No hace falta que ahora te maravilles por lo que dice.
Ha descendido un caos en esta vida, pues las leyes de Dios, ya te lo dije, no permiten que uno se burle de ellas.
Para recibir esa sabiduría has de vivir muchas vidas; en la siguiente existencia tal vez sientas lo profunda que es nuestra vida y la tuya propia, y estarás listo para servir como médium.
Para mí se trata de mostrarte cómo te has hecho con tus sentimientos, que te hacen apto para servir como médium para nuestro mundo.
Si quieres conocer la respuesta, te aconsejo seguir tu propia vida.
Esa sensibilidad mediúmnica es una posesión valiosa, que se puede adquirir solo después de haber vivido muchas vidas.
En todas esas vidas, el alma vive las leyes ocultas y en una sola vida se nos revelarán los sentimientos recibidos.
De esos sentimientos nos nutrimos como seres astrales.
Te devolvemos nuestros sentimientos y ahora se manifiestan los dones que siempre mantenemos en nuestras propias manos.
Oriente puede mostrarte qué tremendamente difícil es todo.
La conciencia de la tierra se consigue con dificultad.
Conseguir hacer algo con esa vida, lograr que rime hasta formar un precioso poema, de modo que sientes que tu vida ha adquirido profundidad, eso solo puede ocurrir por pena y dolor.
El alma vive ahora en una conciencia elevada, a sabiendas de que otra personalidad la aúpa; después sigue la entrega total.
Entonces somos temporalmente dominantes.
Puedes dar la cara por la verdad: lo que otros pueden lograr, a ti te parece increíble.
Primero lo tienes que aprender.
Es la conciencia recibida que pertenece a la otra vida.
Dicho claramente: ¡los sentimientos ajenos no están a la venta!
Todos en la tierra lo saben, y aun así los seres humanos intentan agarrar los tesoros espirituales que pertenecen a nuestro mundo, para los que se sufrió y luchó, ¡y por los que la vida adquirió conciencia!
Para la ciencia —ya lo dije— el alma recibió estas características; para nuestra vida son las leyes astrales, la conciencia de esta alma.
A lo largo de muchas vidas en la tierra se le ha concedido apropiarse de esta fuerza de los sentimientos.
¿O supones que te aclaraba los grados de los sentimientos astrales por diversión?
Ni tú mismo te habrías comprendido.
Esos grados de los sentimientos tienen significado espiritual y astral.
El espiritual quiere decir y demostrar que todavía vives en la tierra.
Para nuestro mundo, esos grados son astrales, hemos abandonado la vida material.
Estos grados empiezan a percibir la vida con una posición marcadamente elevada y sintiendo conscientemente, y se convierten en la posesión del ser humano.
La vida de este lado ha llegado tan lejos por experiencia, y eso también vale para ti en la tierra, con la diferencia de que para ti son a la vez espirituales y materiales.
Le dio forma a la personalidad, pero las experiencias fueron construyéndola.
Tu propia caída y el hundimiento de la personalidad en la vida cotidiana te muestra el camino a este desarrollo.
¿No sucumben numerosas vidas porque hay que aceptar la colisión?
¿Es tan vacía, tan insignificantemente sencilla la vida en la tierra que cualquiera puede asimilar estos dones espirituales, que cualquiera puede apropiarse de los dones de otros?
Ahora no hablo de dones astrales, porque esos no están a tu alcance, aunque muchas personas se hayan apropiado de ellos, por lo que mancillan y desparraman nuestra vida.
Es principalmente por esta razón que los maestros nos mandan a la tierra, para convencerte de los dones espirituales, para que estés listo para poder acoger a estas personas.
Ni siquiera hablo de las leyes de nuestra vida, por las que los dones espirituales adquirieron la existencia propia, pero que sin embargo son las que se persiguen como si fueran la insignificante alhaja o la pelota con la que juega tu hijo.
¿Qué clase de personas son estas, que no sienten miedo ni temblores, sino que se rebajan conscientemente hasta ser ladrones espirituales?
Las encontraremos en nuestro camino, tendremos abundantes oportunidades de controlar su existencia tenebrosa.
Esas personas piensan que poseen los sentimientos para los dones espirituales, pero solo viven sus propias fantasías, lo quieran o no, y no comprenden el mal que en realidad están cometiendo.
Como ser humano has vivido muchas vidas para los dones, porque Dios no te dio los sentimientos necesarios para eso.
En nuestra inconmensurabilidad no hay injusticia.
Cada alma puede apropiarse de los sentimientos para eso, pero para todo hay que entregar la propia vida, el regalo espiritual es demasiado valioso.
Para eso atravesaste las tinieblas, de templo en templo, por lo que tu vida interior ha creado la base fundamental para los dones espirituales, que son ahora los sentimientos en los que vives.
Para ti eso es ahora el subconsciente, sobre el que se ha escrito y hablado tanto, y del que sin embargo se conoce muy poco, pero del que a veces echamos mano para poder auparte en nuestra vida.
Cómo ha ido recibiendo forma este subconsciente lo irás conociendo, y admirarás el gran milagro que implica.
Sobre todo vivirás cómo tenemos que blindar este subconsciente contra los dones si queremos poder llegar a ti sin interrupciones para transmitirte nuestros pensamientos.
Influye en tu yo de la conciencia diurna y a veces en cambio lo deja completamente desconectado, lo que son leyes y significa grados para los fenómenos ocultos —influye en tu conciencia diurna, como acabo de decir, pero tu personalidad es la parte progresista que tiene que representar esta fuerza de los sentimientos.
La pregunta de cuántos sentimientos puede asimilar uno en una sola vida terrenal no puede ser constatada ni calculada por tus eruditos.
Tus psicólogos científicamente versados no pueden sondar estas profundidades, tanto más porque siguen sin aceptar una pervivencia consciente después de la muerte.
Nosotros de este lado te decimos que en una sola vida a veces destruyes más de lo que construyes.
Y eso, encima, con o sin intención, con o sin conciencia, cuyos actos conscientes rompen la personalidad.
Te espera entonces el descenso en una esfera tenebrosa, y nadie más que tú mismo tiene la culpa de eso.
En tu subconsciente residen los rasgos que encuentran sintonización directa con los dones espirituales, debido a que pertenecen al amor.
Es decir que cuanto más amor poseas, tanto antes estarás abierto a nuestra vida, porque quien no posea amor es inalcanzable.
La sintonización tenebrosa de nuestra vida no tiene nada que decirte y para ti en la tierra eso ya es exactamente igual.
¡Tampoco en eso hay perdón!
La segunda pregunta es: ¿Cómo está sintonizada tu vida respecto del otro lado?
¿Está en ti el sentimiento de querer servir?
El problema amoroso domina también en esto la personalidad, el deseo de servir desde el sentimiento de ser algo te blinda por completo contra este mundo.
¿Cómo es tu fe?
¿Hay duda en tu vida interior?
Son rasgos que están directamente conectados con nuestra vida y que aceleran la elevación a nuestro mundo o la destruyen en su mayor parte, de modo que tenemos que aceptar nuestra impotencia.
¿Tienen tus sentimientos sintonización con la primera esfera?
Concierne características que tu psicólogo no puede sondar respecto de nuestro mundo, pero que para nosotros significa grados vitales.
Los siete grados de los sentimientos de este lado son a todas luces decisivos para los dones espirituales, cuyos grados más elevados y luminosos has tenido que asimilar como médium, o es imposible hacerte ascender a nuestro mundo.
Las leyes astrales sopesan tu vida.
También en nuestra vida te verás ante la misma personalidad, después de la muerte no habría cambiado nada en tu vida.
Puedes constatar por tu propia vida cómo es tu sintonización espiritual en la tierra.
Has obtenido tu sintonización con uno de estos grados, a saber con el grado preanimal, animal, bastomaterial, material o espiritual, con tu infierno o tu cielo de este lado.
Por todos tus actos, tus sentimientos y pensamientos ves tu vida delante de ti, sabes por ejemplo con absoluta certeza si posees amor verdadero.
De este lado puedes sopesar tu propia vida, pero durante tu vida terrenal te ves a ti mismo ubicado en ella, tu vida te lo muestra.
¿No te parecería que esto vale la pena ahora que sabes que tu vida es temporal?
El médium se encuentra ante estos grados y la propia vida, esta vida debe querer servir ahora mismo.
Todo ser humano posee propiedades que están conectadas con los infiernos y los cielos, y cuyas características inferiores tienen que ser vencidas si quieres poder servir como médium.
Estas características te representan de este lado y mantienen presa la personalidad o en lo espiritual te llevan hacia arriba.
Ahora cada rasgo del carácter es un mundo, una esfera en nuestra vida, un infierno o un cielo en la vida después de la muerte.
En mí está el deseo de demostrar que hacen falta muchas vidas antes de que hayas alcanzado un grado espiritual.
Has de vivir cientos de vidas antes de que la mediumnidad te pertenezca, si quieres estar preparado para los dones mediúmnicos.
Entonces es posible para nosotros elevarte a nuestra vida por las diferentes posibilidades de las comunicaciones.
Muchos anhelan los dones espirituales y sin embargo aún no han llegado a ese punto, y ahora optan por apropiarse de los dones.
Si a estas personas no se les puede detener, mancillarán nuestra vida, y el otro lado vivirá en su fantasía, entonces lo que te cuenten se habrá originado en su propio cerebro.
Los grados vitales les imponen el alto y nuestro mundo es inalcanzable para ellos.
Si los rasgos de tu carácter no poseen la sensibilidad espiritual, el otro lado no podrá alcanzar nada, tu personalidad se negará a vivir, de modo que no hay cuestión de una unión espiritual.
Según las leyes de nuestra vida, tu vida terrenal es sopesable, y además hay que constatar cómo es tu sintonización espiritual.
Si puedes dar amor y eres capaz de trabajar muy seriamente en ti mismo, entrarás como si nada en un grado más elevado cuando llegue tu fin y tu alma viva el regreso a Dios en un estadio propio.
Si no quieres perder tiempo, si quieres representar sinceramente tu bienestar espiritual, entonces no debes detenerte ni un segundo en este camino que se ha emprendido para desprenderse de todas las leyes materiales que han atado tu vida a la tierra.
Sin duda vale la pena entregar para esto lo mejor de tu vida.
Después de la muerte poseerás tu propio reino de Dios y las esferas luminosas, los cielos, estarán abiertos para ti.
Para eso hemos entregado todo lo nuestro durante nuestra vida, pero además llegamos a conocer las leyes astrales, cuyo amor inmaculado y espiritual ha bendecido nuestra vida.
Puedes considerar tu carácter como un árbol, lleno de hojas, que derrama la hermosura de sus colores.
Tu vestidura material, que te regaló Dios, puede irradiar y poseer gran encanto, como toda la naturaleza lo despliega cuando la primavera hace despertar a la vida.
Cada hoja es un rasgo de carácter, y hay miles de hojas en el árbol de tu vida, que es la personalidad.
Algún día, todas esas características representarán tu vida de este lado y entonces te conocerás a ti mismo por medio de ese árbol, lo que en la tierra aún sigue siendo un gran problema para ti.
Tienes que trabajar en todas esas características, embellecerlas una por una y proveerlas de amor, de modo que no pueden hacer que caigas de improviso, como la personalidad.
Créeme, se tiró a muchas personas de un tajo sin que tuvieran conciencia, fueron derribadas de un hachazo y como personalidades astrales entraron a otra vida más baja.
También en este mundo estuvieron tiradas, espiritualmente por completo molidas, inconscientes durante largo rato.
Desalentados, inconsolables, quebrados por dentro, tuvieron que tomar en sus manos su pecio que las aguas habían traído aquí, volver a erguirse, porque la vida sigue.
Por lo tanto, entraron al mundo astral completamente desequilibrados.
En la tierra no temían la muerte, en ellos vivía, en cambio, el deseo de mantener esa vida, de permanecer en la tierra eternamente.
Pero ¿qué hacer cuando la muerte reina en la tierra y Dios quiere que las leyes astrales sean vividas por todos Sus hijos?
Nos llegan los gemidos de todas estas personas, toda su actitud es suplicante, necesitada de ayuda, y para la vida más elevada este es el momento de ayudar a esas personas.
¡Estas almas están ante su propia sintonización de vida y tienen que vencerla!
Si has vencido todas estas características en la tierra, eso serán los sentimientos que tienen sintonización con los dones espirituales, y podrás servir de médium.
La fe y el amor, el gran deseo de poder estar en conexión con nuestro mundo, hacen pensar a muchos que los dones espirituales les pueden ser dados.
Pues bien, cuando la vida eterna habla al yo de la conciencia diurna desde el subconsciente, esto ocurre sin que esta vida del alma tenga conciencia ni un solo momento de que se hable a ella misma.
Llega la respuesta, la pregunta formulada hace su aparición desde el subconsciente y habla ahora de la vida después de la muerte.
Esta sucesión de preguntas y el contestar uno mismo a estos deseos da miedo.
La vida del alma, inmadura para estas profundas leyes, se vive a sí misma y también se encuentra ante la demencia.
La sensación insignificante que puso a esta alma en el umbral de los dones espirituales no es suficiente para poder participar efectivamente en nuestro trabajo, por más que le gustaría a este lado.
Por esto recibo la posibilidad de demostrarte que un médium que busca se detiene en su evolución.
Oriente y Occidente tienen que aceptar estas leyes.
¡Ambos médiums desean, buscan un contacto espiritual y se sirven ahora a sí mismos!
Esto se vuelve creíble cuando vemos que el médium ha de estar vacío si queremos poder tomar posesión de esta vida, para evitar que la personalidad conscientemente sintonizada nos domine, porque ahora se manifiesta la gran diferencia: el médium oriental estudia y el occidental solo puede recibir cuando por lo menos no se apropia del don.
¡Por esa manifestación de la voluntad se cierran ante la vida con conciencia elevada!
El oriental quiere vivir fenómenos, quiere vencer las leyes del organismo, después de lo cual siguen los grados espirituales.
El yogui espiritual sigue el camino astral y a su lado vive el iniciado, ambos seres se blindan contra la magia negra.
El médium occidental se queda ahora a oscuras y se aferra a los dones espirituales, y vive ahora lo que es ser el propio yo, puesto que los espíritus de luz no pueden alcanzarlo.
El servir espiritual no se manifiesta hasta que estas personas, al margen del deseo propio, sí viven fenómenos que dominan astralmente la vida interior.
Los fenómenos mismos constatan de qué grado de la vida proceden, y qué personalidad representan.
Pronto se puede constatar cómo estos deseos espirituales influyen en tu vida, y entonces llegarás a conocer lo elevado y lo bajo, las tinieblas o la luz.
Ahora habla el otro lado, que puede elevar tu vida o bajarla.
Solo el iniciado en Oriente está abierto a nuestra vida, pero ahora que este ser humano no quiere aceptar ninguna incidencia desde fuera, los maestros de nuestra vida no pueden establecer el contacto.
Las leyes astrales imponen el alto a todo el mundo, si no muchos se comprarían los sentimientos necesarios y de pronto se volverían dotados.
Entonces uno entraría por sus propias fuerzas a la conciencia elevada y así habría un gran caos en la tierra y en el espacio.
El ser humano tiene que asimilar las leyes de Dios, tiene que vivir todos estos grados de los sentimientos materiales y espirituales para volver a Dios.
El oriental, pues, no logra elevarse por encima de su propia conciencia, eso solo se les puede dar a los médiums occidentales, porque ellos se abren a nuestro mundo.
El alimento espiritual que se recibe ahora es sobrenatural.
Al servir así, los maestros más elevados pueden dar su sabiduría a la tierra.
Esta sabiduría viene de una fuente en la que viven los conscientes, que son ángeles, gracias a que elevaron sus vidas.
Estos médiums pueden vivir todos los dones espirituales, las leyes físicas y psíquicas pertenecen ahora a las más grandes de la tierra.
El instrumento vive milagros imponentes por el otro lado.
También Oriente busca estos milagros.
Puedes encontrar allí a miles de estas personas, te las encuentras incluso en la calle.
Muchas veces son los que han descendido, los fracasados, los que te cuentan disparates.
El buen mago o faquir no se muestra en la calle, estos escasean.
Los que conozcas en la calle han aprendido a concentrase, juegan ahora con la vida y la muerte, y gracias a eso encuentran su comida.
El gran mago es un milagro también para ellos.
Pero una entre mil personas, entre mil ocultistas, alcanzará algo.
¡El resto ha sucumbido en su estudio!
Los que se hacen pasar por maestros en las leyes mágicas suelen estar muertos en vida, pues para nuestro mundo no hay nada en qué hacerse el maestro, tenemos los dones espirituales en nuestras propias manos.
El iniciado se esconde de la curiosidad, vela por su santidad o su vida será mancillada.
El médium occidental en nuestras manos nació en la tierra para su tarea, y sirve ahora al mundo astral.
Se requiere ahora la entrega de los sentimientos; después el maestro eleva esta vida por completo.
Este instrumento vive los dones psíquicos.
La humanidad llega a la evolución a través de estos milagros, el otro lado no sirve la destrucción, los maestros ya no descienden al lodo y la miseria material.
El médium tiene que observar estas leyes o será desconectado; queda claro, por tanto, que ya no estamos abiertos a la mentira ni al engaño.
La sacralidad de nuestra vida es llevada a la humanidad por este contacto, el otro lado está abierto a esta felicidad y recorre el camino de Cristo.
Los faquires y los magos pueden poseer la clarividencia; si es posible, sanar y predecir el futuro, para el otro lado esto es la escarbadura en las tinieblas y la vivencia de la magia negra.
El yogui espiritualmente consciente busca la vida elevada, quiere enriquecerse conociéndose a sí mismo y los sistemas materiales, después de eso espera vivir el desprendimiento de su organismo.
Para él, como para el iniciado, lo definitivo es la contemplación en el espacio, la asimilación de la sabiduría astral, ¡su Dios!
El pragmático Occidente tampoco carece de charlatanes que quieren poseer los dones espirituales.
Si no hay cuestión de contacto espiritual, estos tipos no hacen más que apropiarse de los dones y juegan a ser médium.
Echan las cartas, te practican la psicometría, pero representan la mentira y el engaño.
La mayoría de las veces, estos hombres y mujeres piensan, encima, que sirven a nuestro mundo, transmiten mensajes espirituales a los que buscan y entonces echan fango a nuestro mundo, mancillan los dones espirituales y no respetan toda nuestra sacralidad.
Pero ahora hemos llegado al punto en que el otro lado hablará y que los irás conociendo.
El médium occidental que lo es por sus propias fuerzas únicamente puede sentir, como cualquier perro y gato posee esta capacidad, y con esto intenta mirar dentro de tu vida.
Es el sondeo de tu grado de vida, de tus sentimientos, y succiona ahora aquello que le llega por la transmisión telepática.
Sus capacidades psíquicas no tienen importancia para este mundo.
En nuestro camino me sobrarán posibilidades para mostrártelo.
Después de todo esto te tiene que quedar claro que están representados en la tierra cada uno de estos grados de los sentimientos.
Si quieres hacerte una imagen clara del ocultismo occidental contemporáneo, tendremos que seguir y analizar todas las leyes y grados.
Ahora que la humanidad está ante el despertar espiritual, el otro lado viene a la tierra y con la fuerte luz de la vida después de la muerte ilumina todas estas leyes divinas que tienen que ser vividas por ti como ser humano.
Además de eso seguiremos juntos a Oriente y al Antiguo Egipto, haremos comparaciones con tu propio grado de vida y constataremos lo que es posible conforme a las leyes, y entonces controlaremos aquello que pertenece al engaño.
Aunque a veces repetía algunas de mis palabras, me tienes que perdonar, hace falta, o más adelante no comprenderás nada de todas estas leyes profundas.
He tenido que iluminarte los grados de diferentes maneras, porque nosotros descendemos en los grados más profundos para los dones y las leyes ocultas que la madre tierra te ha regalado como ser humano, pero de las que poco se sabe.
Gracias a la entrada en estas leyes llegarán a tu vida sosiego y paz, la comprensión completa, después de lo cual el despertar espiritual iluminará tu vida en la tierra.