La pintura y el dibujo mediúmnicos

Para tu artista terrenal, estos dones proceden de la personalidad misma, pues ha asimilado este arte, él mismo crea.
El médium solamente puede recibir.
También nuestro mundo pinta y dibuja por medio de médiums; es más, lo hace por la inspiración y el trance psíquico, por lo menos si están presentes los grados para los sentimientos, o no eres alcanzable como ser humano.
Si albergas la conciencia y si conoces los grados de los sentimientos, ya llevarás una buena parte del camino para intuir a tu propio artista, y también sabrás si nosotros hemos pintado en trance o bajo inspiración.
Tan nítidamente te ponen los dones ante las leyes ocultas, y tan nítidamente tienen que ser vividas y observadas por nuestros médiums.
Quien como ser humano posee la sensibilidad de practicar el arte —vuelvo a tratarlo ahora—, lo que donde ustedes (vosotros) se llama el talento innato, seguirá al arte, pero es necesario capacitarse para ello.
Si el talento está fuertemente desarrollado, ya durante su juventud a estas personas les suele gustar el arte, pues es cuando se manifiestan estos rasgos y puede constatarse si se trata de un niño prodigio.
Esos niños tienen una conciencia particularmente precoz de la sensibilidad por el arte y pueden alcanzar algo.
También hay gente que solo a edad más avanzada siente cómo se despierta la sensibilidad por el arte, y que entonces se esfuerza para alcanzar algo.
Ya pronto se dan cuenta de que les hace falta la sensibilidad, que otros precisamente la poseen y la buscan, o trabajan día y noche, para tener que aceptar a fin de cuentas que nunca podrán vivir esa tan deseada altura.
La altura del niño prodigio se les antoja sobrenatural y sin embargo tan cercana, pues siguen el mismo camino; su tiza o lápiz es como el de aquellos, pero carecen de una sola cosa, y es la sensibilidad para dibujar y pintar.
Y de inmediato nos encontramos ante los grados de sensibilidad humanos.
Los sentimientos del niño prodigio son un grado propio que los demás artistas todavía tienen que alcanzar y asimilar.
Algunos poseen la sensibilidad por el arte, otros únicamente el gran deseo de poder servir al arte.
Y entre estos dos de los siete grados de los sentimientos se encuentra un enorme abismo, insalvable para el yo inferior en lo que respecta al arte, y por el que esa vida siente que se le impone el alto espiritual.
Por más que estudie este ser humano, por más que se esfuerce, la altura del hijo prodigio es inalcanzable.
Los grados de los sentimientos para el arte y las ciencias, para ti como ser humano, tienen que ver con las leyes ocultas, por estar conectados con ellas, y es por eso que aquí te aclaro el estado de tu artista.
Lo que vale para las artes plásticas también vale para la ciencia, la música y otras artes.
Hay personas que, impulsadas por un gran talento, en poco tiempo se convierten en solistas; otros estudian con igual empeño, pero siguen en el anonimato.
Y ¿por qué estas personas no pueden alcanzar esa gran altura?
¿Por qué unos lo poseen todo y otros, que sin embargo también son hijos de Dios, nada?
¿Acaso no están repartidos los dones injustamente?
¿Cómo puede Dios beneficiar a uno de sus hijos, y por qué deja que otro muera de hambre?
Unos seres humanos son la representación de Dios; otros, en realidad, lo dejan deformado, lo que sigue siendo un misterio para muchos psicólogos.
No saben qué hacer con ello, no logran determinar cuál es la causa y dicen: “Así es como son las cosas, ¡de todos modos no hay manera de cambiarlo!”.
Y esa gente, pues, dice la verdad, pues no hay nada que se pueda hacer.
Sin embargo, si puedes aceptar que a pesar de esta aparente injusticia Dios es un Padre de Amor, podremos seguir y todo nos irá quedando claro.
Para muchos este estado es un problema grave, debido a que no pueden con esta injusticia y se hunden en ella.
Hay personas cuyas vidas quedaron destrozadas por esto.
Únicamente sucumbieron debido a que no pudieron alcanzar esa tan deseada altura.
Sobre estas personas se han escrito libros enteros, espléndidas historias biográficas, en las que se lee sobre la lucha que la gente puede librar con ella misma y que la hace sucumbir.
La muerte les trajo tranquilidad cuando la vida solo traía destrucción e impotencia.
Estas personas se veían ante su propio grado de vida, la sintonización espiritual y la propia concienciación, que ahora para ellas es el arte.
Solo ese grado de vida puede ser vivido; elevarse más que la sintonización recibida es imposible, y ahora quiero aclarártelo.
Te dará una hermosa idea de por qué unos lo logran todo y otros nada.
Y siguiendo estos grados de tu propia vida, más adelante entraremos a las leyes astrales y seguiremos al médium siempre que sea necesario.
Si sigues esto con atención, ya no habrá nadie en la tierra cuya vida espiritual y grado no puedas intuir, porque conocerás su arte, y gracias a ese arte conocerás la vida interior.
También te dije que nuestra sabiduría te convencerá de los verdaderos dones, pero eso ahora vale igual para tu propio arte, también esos sentimientos interiores encarnan el grado de vida.
Nadie en la tierra puede darte este estudio, porque todo esto lo miramos desde la vida astral, desde los sentimientos de conciencia más elevados que puedas alcanzar como ser humano, pero que tienen que pertenecer a nuestra vida si quieres tener una idea general de todo lo tuyo.
Tu pintor posee tres grados en los que puede vivir lo más elevado para la tierra, y esto también es válido para todas las demás artes, para la ciencia y el deporte.
Es más, incluso tus ladrones y otros individuos de los bajos fondos poseen estos grados, porque ya te conté que son preanimales, animales, basto materiales, materiales y espirituales.
Millones de personas representan todos estos grados.
Es decir que para la tierra, los sentimientos hablan un idioma propio.
Ahora, por medio de su arte tu artista habla sobre su propio grado de vida, y sobre qué estadio ha alcanzado.
Eso se puede constatar por su arte.
Cada artista puede alcanzar algo y a la vez lo más elevado en su propio grado, y ahora su conciencia lo constata.
Ahora empieza a sentir que el arte le impone un alto, de modo que ha alcanzado el límite de su mundo de los sentimientos y de su intuición.
Ahora tiene que aceptar su límite.
Quien a pesar de todo quiera elevarse más, cueste lo que cueste, puede sucumbir o recibe una bofetada para el resto de su vida, se le rompe el sistema nervioso, porque ahora la impotencia se convierte en el asesino de la personalidad.
Ya te lo dije: han sucumbido muchos, porque estas personas se perdieron a ellas mismas en esto.
Quien carezca entonces de intuición espiritual, quien no sea un ser humano que sienta profundamente ni ame a Dios, a quien le importen un bledo la vida y la muerte, se encuentra ahora ante otras leyes y está en manos del mal, o se pierde en el arte.
Para el alma inconsciente el arte es de lo más normal; para el alma con aptitudes místicas es el desprendimiento del propio yo, el grado de vida en el que se encuentre un artista.
Ahora bien, quien no posea el tercer grado de los sentimientos ni siquiera tiene que practicar el arte, de cualquier manera no alcanzará nada.
¿Lo sientes? Es lo mismo que para los dones espirituales, pues estas leyes —te lo dije al principio de esta obra— son para ti materiales y espirituales, animales y preanimales; solo para nuestro mundo son espirituales, aunque vivamos, exactamente como tú, su sintonización.
Son los infiernos en nuestra vida, pero también los cielos.
Solo el tercer grado crea arte, convierte los sentimientos en un artista.
Ahora se convierte en una creación consciente, y ese arte está animado.
Este grado para el artista alcanza en el arte lo más elevado en la tierra, en él viven tus artistas.
Los dos primeros grados no pueden asimilar el tercero, por más que estudien, pues eso no es posible.
A lo sumo podrían cometer plagio; aun así, en comparación con el arte del tercer grado, el suyo será infantil y deforme.
Esas personas deberían haber escogido otra profesión, no son aptas para el arte.
Y, nuevamente, gente así no escasea en la tierra.
De cada mil personas solo una es un artista del tercer grado.
Pero ese individuo representa la vida, está animado en su arte, los demás se toman las cosas muy a pecho y son torpes, claramente neuróticos, pues por la debilidad de su propia conciencia deforman el arte y quedan derrengados.
Por lo tanto, también el charlatán de tu arte siente que los grados vitales le imponen un alto espiritual, lo que es una ley espiritual para el arte.
En el terreno oculto, el ser humano puede apropiarse clarividencia, clariaudicencia y otros dones, ahora eso ya no es posible.
La pintura y el dibujo exigen conocimiento, para eso hacen falta estudios, para tener que aceptar, además, que no se alcance el grado artístico.
Por eso ves que los charlatanes en el ámbito oculto no pueden apropiarse nada de lo que requiere estudios, pueden vivir únicamente aquello para lo que se pueden eludir las leyes de nuestra vida y las de su propio grado de vida, si no se quedan impotentes.
No ves tantos médiums de pintura y dibujo como ves médiums de trance, de estos hay tantos como andan gallinas en la campiña, pueden apropiarse la pintura y el dibujo pero lo que es alcanzar, no alcanzan nada, pues ahora de inmediato se les puede dar un tirón de orejas.
Hasta un niño puede ver lo que han hecho, lo que —como pretenden hacernos creer— han recibido por medio de nuestro lado.
Pero ese arte no vale un pimiento, es y seguirá siendo torpe.
Pero ¿por qué?
Estas personas no son médiums, como artistas tampoco tienen la suficiente sensibilidad en los dos primeros grados para llevar a cabo algo, eso solo lo posee el tercer grado.
El resto no puede llamarse artistas ni médiums.
El tercer grado para los sentimientos es lo más elevado que puedas vivir como artista, no se puede ir más arriba.
Ahora das el pleno cien por ciento de tu propia vida.
Este grado produjo los genios; los primeros grados no pueden resultar en nada.
Beethoven, Bach, Mozart, Rembrandt, Van Dyck, Miguel Ángel —seguramente que conoces a todos los maestros— vivían en el tercer grado de los sentimientos.
Solo ellos tenían algo que dar a la tierra, asimilaron los sentimientos para eso y representan la concienciación más elevada en la tierra.
Esas almas estaban preparadas para el arte o para la ciencia.
Tu Joost van den Vondel (poeta y escritor holandés, 1587-1679) y Spinoza (filósofo holandés, 1632-1677), y para otros pueblos los propios artistas, vivían todos en el tercer grado de los sentimientos y podían crear gracias a esto.
Esto es lo más elevado que pueda alcanzar el tercer grado.
Te dije ya en una disertación anterior que nuestro mundo puede ayudar al tercer grado de vida, y eso es posible exclusivamente por la inspiración.
Los dos primeros grados no pueden vivir esta inspiración, nuestro mundo no puede alcanzarlos.
Esas personas ni siquiera alcanzan el pleno cien por ciento para su arte, y para nuestra vida no tienen importancia.
Solo el tercer grado está abierto al mundo astral y ahora puede tener lugar la inspiración espiritual.
El arte de los antiguos maestros no puede ser superado ni en siglos, esos pintores y músicos han cumplido con la tarea que les fue encomendada, solo la ciencia puede ir incluso más arriba.
Eso significa por lo tanto que la humanidad todavía tiene que despertar para esa pintura y para esos músicos.
Solo entonces, cuando las masas hayan alcanzado ese grado de conciencia, crecerá el número de artistas del tercer grado, que tienes que buscar ahora.
Lo que se pinta ahora en la tierra se mantiene por debajo del arte de los maestros y esto se debe a que los maestros antiguos hayan vivido la inspiración espiritual.
Ahora mismo, esa inspiración ya solo se puede vivir por excepción, porque la madre tierra ya ha recibido su arte.
Es decir que esos maestros recibieron animación astral.
Puedes aceptarlo o no: esto es la verdad.
Al tercer grado pertenecen los maestros, a los primeros dos la gente que quiere practicar el arte.
El tercer grado para la mediumnidad lo poseen médiums en nuestras manos, los primeros grados, los remedadores y charlatanes que se apropian los dones espirituales.
El arte de los primeros grados es ser inanimado.
Esta suerte de artistas terrenales da vueltas a la realidad, mientras que los médiums tantean el espacio y venden tonterías y finalmente recaen en las tinieblas como un ladrillo.
Estos pintores de los senderos inferiores pintan tu retrato en la penumbra, porque no poseen conocimiento diurno y ahora difuminan el color de la piel.
Ya no vuelven a aclararse, pues para eso les falta sensibilidad.
Para nuestros charlatanes espirituales es exactamente igual, ellos representan ahora la mentira y el engaño, de modo que ves cómo ambos mundos representan, a pesar de todo, una sola vida.
Estos grados no pueden ser eludidos, hablan su propio idioma.
Aunque tu artista jure y perjure que su arte es bueno, no lo ayuda, su trabajo habla por sí solo, por él y su bajo grado de los sentimientos, lo que tus críticos han de intuir.
A la larga, el charlatán en el camino oculto se asesina a sí mismo.
Así de torpes son ambos grados de los sentimientos, y esto supone que tu artista y nuestros “sensibles” todavía han de despertar para el tercer grado de vida, ¡en el que se pueden vivir el arte y los dones espirituales!
¡Y esto es una verdad como una catedral!
En el futuro, estas serán las nuevas leyes para el arte.
El genio como el ser humano del tercer grado representa la ciencia.
Lo que traen estas almas no tiene comparación.
Son los genios y están por encima de todos los grados y sintonizaciones afines.
Ahora entramos a los grados subdivididos.
Y también ese erudito, a su vez, es ayudado por nuestro lado, ya que esta alma tiene algo que traer para la tierra.
Ya lo dije: todos tus milagros técnicos se crearon gracias al otro lado, a los que se suman los inventos en el campo de la medicina, todo lo que hace que despierte la humanidad a la concienciación superior lo recibió nuestro lado.
Estos eruditos viven la inspiración espiritual.
Entre ellos hay individualistas y esos fueron aupados por un maestro de nuestro lado, o jamás habrían podido vivir esa altura.
Por lo tanto, también aquí los grados de los sentimientos vuelven a determinar tu vida.
Incluso tu actor de teatro está bajo la ley de los grados vitales y crea por medio de la posesión propia.
Si vive en el tercer grado, es el hombre aplaudido, el resto no puede alcanzar su altura ni nunca se le asignará un papel que valga la pena; está de figurante.
Son hechos por los que puedes constatar el grado de vida.
El individualista, cuyo grado toca el grado espiritual, se comprometió con esto, y esto a su vez tiene que ver con vidas anteriores.
Esa altura no puede ser alcanzada en una sola vida, para eso la personalidad tiene que entregar todo lo suyo.
En muchos casos lo hicieron, las personas del tercer grado, y gracias al dolor del alma ganaron experiencia y por eso sensibilidad.
La miseria humana dejó profundas heridas en el corazón vivo y trajo en él profundidad, sensibilidad.
Este camino se recorre desde las tinieblas hacia la luz.
En él, el alma vive miseria, y debido a esto entra poco a poco el despertar en el ser humano, el despertar en el espíritu, en los grados y sintonizaciones vitales preanimales, animales y subsiguientes, de los que durante una vida terrenal pueden representar un solo grado.
Rómpele el corazón a tu dramaturgo y mira entonces su actuación.
Dale pena y dolor y se perderá a sí mismo, llegará a estar emocionado, y la emoción es sentimiento, crea profundidad, y gracias a eso una interpretación de la vida interior al cien por ciento.
Verás entonces verdad vital.
El insustancial yo vacío no tiene profundidad, no puede darte nada.
La sangre vital no permite que se le reniegue, sino que te lleva a la verdad sagrada, te conecta con el grado de vida.
Todos los grandes han tenido que librar su propia batalla por su arte, a muchos los quebró, otros quedaron dementes por su arte, porque el arte es inconmensurable, pero entonces vuelve a hablar el grado de vida espiritual.
La pena y el dolor te llevan a lo más elevado de todo en el tercer grado de vida; alcanzarlo en una sola vida es como desear lo sobrenatural en una sola noche.
Para esto el alma tiene que vivir miles de vidas, antes de que se haya alcanzado este grado de conciencia elevado.
Antes de que pudieran crear sus obras maestras, muchos escritores primero tuvieron que asimilar la sensibilidad.
Si esa gente no está en el umbral del tercer grado o ya dentro de él, sus escritos no tienen profundidad ni tienen nada que ver con arte.
Al vivir la realidad se aúpan hacia el grado más elevado de todos, y así su arte se hizo vivo y se alzó muy por encima de lo cotidiano, hasta ser inalcanzable para los primeros grados y para las personas menos sensibles.
Esto es arte de verdad, lo demás es una y otra vez esa fastidiosa escritura.
El arte verdadero es decisivo para el corazón y el alma, la materia se ha armonizado con la intuición que lo supera todo, que ahora crea animación al cien por ciento.
Goethe, Shakespeare y muchos otros poetas no calculaban nada; creaban.
En el arte no hay nada que calcular, o hablaría entonces el yo de la conciencia diurna, con sus defectos humanos, y no habría cuestión de inspirar.
No se desprende uno del pensamiento ni del sentimiento material y es precisamente eso lo que tiene que determinar el grado de vida.
Quien no se desprenda de eso está destinado a otro trabajo y tiene que dejar de hacer arte.
Los primeros grados se extinguen, ese arte recorre el camino conocido de tu ataúd material.
También el médium sin sensibilidad cava su propia tumba y no ve que la muerte está detrás de él y que quiere atacar para que pueda vivirse el despertar.
No se da cuenta de que la muerte puede alcanzar el sentimiento, y no comprende que este puede significar la resurrección de la vida y la elevación en el arte.
Lo que el mago no pueda alcanzar en una sola vida es visible para él en la siguiente vida, y entonces la victoria será suya.
El ataúd y la muerte no tienen significado para ti como ser humano, pero sí tus sentimientos, que tienen que representar un grado.
Quien conozca la muerte posee arte, y alguien así no zarpa en un barco inestable que ha de perecer, resiste la fuerza espumante de la inspiración.
Cuando estos grados crean son inmortales.
Todo ese otro arte se desliza en la tumba famosa.
Los dioses en el arte son solitarios, fueron elevados y desarraigados de la propia existencia por un poder superior, para que el espíritu pudiera levantarse.
A quien no tenga la sensibilidad no le hace falta exprimir la propia vida, o se romperá la frágil capita de conciencia y se derrumbará por completo en lo material y en lo espiritual.
El charlatán espiritista se pierde en el sueño epiléptico, no en el vencedor del mago ni en el triunfante, sino en el enfermizo, de modo que se le llenan los labios de espuma.
Muy lejos llegan las cosas para los dos primeros grados para los sentimientos, se encuentran en su arte de modo tan torpe como una cabra en aguas profundas.
El agua que engulle tiene otros aspectos para esta vida del suelo transitable, conoce otras leyes y la vida se ahoga...
El grado de su propia vida dice: “Hasta aquí y no más, mi amigo o mi hermanita, te pasas de la raya”.
Mantente cerca de los límites naturales y no cometas tonterías.
El arte es sensibilidad, pero quien no tenga lo último ¡crea arte con la a de acémila!
En la tierra, al grado más elevado se le llama el talento innato, para nuestra vida es la sensibilidad que el alma ha asimilado a lo largo de sus miles de vidas.
El dolor y la pena dieron a la vida profundidad, y esta no está en venta en la tierra.
Si fuera así, ¡cualquiera se compraría sensibilidad!
Pero ¡las leyes de Dios tienen que ser vividas!
Quien sepa hacer eso es alcanzable para nuestra vida, pero antes del cuarto grado no hay grado elocuente para los dones ocultos, semejante médium vive en manos de un maestro espiritual.
El cuarto grado de los sentimientos está por encima de todo conocimiento terrenal, y es, pues, sobrenatural al cien por ciento.
Los que sirven como médiums en este estado traen alegría a tu corazón, representan el encanto de las esferas de luz y están acostumbrados a hablar en trance, a dibujar y pintar, aunque tengamos los dones en nuestras propias manos.
Ahora somos capaces de neutralizar por completo los sentimientos terrenales, desactivamos todo trastorno material y espiritual que los instrumentos piensan darnos, pero cuyo enturbiamiento no deseamos.
Nuestra conciencia vital garantiza un buen desenlace, la fundición de ambas vidas es natural y completa, lo que solo puede ser el caso si el médium no se busca a sí mismo.
Solo ahora puede el otro lado dibujar y pintar, porque los sentimientos humanos se disuelven en los del espíritu.
Evitamos cada declaración propia del médium o el arte adquirirá iluminación material, animación material, ¡entonces el médium pensaría él mismo!
Por lo tanto, los grados animales y basto materiales de los sentimientos humanos carecen de importancia para los dones espirituales, porque estas personas buscan la vida terrenal.
No están abiertas a los dones espirituales.
¿No te dije en mis observaciones que debes poseer el amor por nuestra vida y que deberías servir?
La conciencia que busca la vida material no puede servir, como tampoco pueden hacerlo los charlatanes espiritistas que se suben al escenario, que no conocen la muerte y se destruyen ellos mismos.
Quien quiera servir como médium tiene que estar preparado para llegar a conocer esta realidad.
Ahora la vida interior está lista para las leyes astrales y busca la existencia elevada, quiere estar desprendida de lo inferior y puede ser inspirada.
Ahora bien, si los padres, los amigos o los ángeles guardianes que hayan hecho la transición quieren establecer la comunicación espiritual por medio del dibujo, puedes suponer que tus sentimientos son aptos para captar mensajes astrales.
Las pruebas desde nuestra vida pueden ahora alcanzar un grado para los dones por medio de tus sentimientos.
Pensarás que dibujar y pintar y escribir son prácticamente un solo estado, pero no es así, entre ellos se abre un abismo enorme.
El médium dibujante ni siquiera es capaz de comprender el dibujo propio y si no está presente la sensibilidad de captar el mensaje expresado en los trazos, sentirá su propia impotencia.
La escritura suele comprenderse, debido a que ocurre a través de los sentimientos, o se tendría que haber alcanzado el cuarto grado, entonces escribimos en trance.
Es verdad que a su vez encuentras más médiums dibujantes que escritores, porque todo ser humano ya pronto puede hacer garabatos; después puede iniciar el juego.
Pero escribir no es tan sencillo, para eso hace falta intelecto y estudio, o la sensibilidad para este don.
Cuanto más nos elevemos en los dones espirituales, menos charlatanes iremos encontrando.
Imponen un alto a los charlatanes espiritistas y estos tienen que aceptar su impotencia o terminarían (terminaríais) aplastados por toda esta gente.
Cualquiera puede trazar rayitas, pero escribir y dejar constancia de las cosas de la vida con sensibilidad, a ver, eso solo le es dado a unos cuantos.
Y semejante escritura llega cuando un médium está conectado con nuestro mundo y el otro lado puede transmitir lo que se experimenta en la propia vida.
Veamos ahora si es posible el contacto y si los sentimientos pueden captar la inspiración espiritual, o si tus sentimientos hablan y dejas constancia consciente o inconscientemente de tus propias ideas.
El pensamiento consciente se origina en tu yo de la conciencia diurna, el pensamiento inconsciente te llega en línea recta desde tu subconsciente y también puede ser recibido desde la vida después de la muerte.
Si recibes dibujos, entonces tal vez tus seres queridos dibujen por medio de tu mano y tus sentimientos, e intentan convencerte de su vida eterna.
Puedes aceptar ahora que este contacto es solo para ti y que no puede ser para las masas, puesto que de todos modos no te será posible alcanzarlas.
Tus sentimientos no están listos para eso, de modo que mejor ni siquiera empezamos con ello.
Es decir, solo dibujarán tus seres queridos y no tienes que empezar a pensar que esos dibujos puedan ser elevados a verdaderas obras de arte que poseen valor.
¡Esos trazos solo tienen valor espiritual!
Por lo tanto, has de estar contento con lo que recibes, y no empezar a desear arte elevado, o te cierras ahora a esta comunicación.
Ahora estás pensando tú mismo, tu sentimiento anhelante domina la personalidad astral, porque vives las mismas leyes como para la cruz y el tablero.
Todas esas dificultades son ahora para ti solo y tienes que vencerlas tú mismo.
Si se te acerca un espíritu de amor, puede ser por ejemplo tu ángel guardián, con el que has tenido que ver en vidas anteriores, este simple dibujar se convertirá en la vivencia espiritual de dos almas.
En ocasiones, estos dibujos son de una belleza admirable y de un encanto radiante para la vida terrenal, porque a tu vida triunfante llegó el amor espiritual inmaculado.
Pero eso sí que ya te pone fuera de la mediumnidad más elevada, porque por medio de estos dibujos no podemos dar pruebas convincentes, lo que a fin de cuentas es la intención.
En este estado no vives ningún trance y ese don es para nosotros el medio de llegar a cosas grandes, de modo que las masas puedan ser elevadas con convicción en nuestra vida.
Son muchos quienes piensan que el otro lado dibuja a través de ellos, pero eso está lejos de quedar probado.
Aunque nos demos cuenta en nuestra vida de tu deseo, lo que es decisivo ahora es tu grado de los sentimientos.
Por lo tanto puedo decirte que las grandes masas dibujan ellas mismas y no son capaces de vaciarse a veces para estos rayones en apariencia tan sencillos que, sin embargo, ¡atraen o repelen las leyes ocultas consciente e inconscientemente!
Uno entre millones de seres humanos posee el trance por el que pintamos y dibujamos, y ese ser humano puede ahora alcanzar una altura espiritual en la que se puede regalar arte de verdad.
Al otro lado no le parece nada permitir que tú uses el arte espiritual para tus propios fines.
Y es que entonces estamos mimando tu vida por el arte, desprendiéndola de la existencia cotidiana, para la que sin embargo estás en la tierra la mayor parte del tiempo.
Para demostrar que no tenemos pensado darle sabiduría vital al carácter al margen de la realidad, no hacemos ascender ese dibujar hasta el arte elevado, pues entonces nuestra propia vida se detendría por completo.
Te servimos entonces como personalidad, y esto no tiene sentido para nuestra existencia.
Ahora que hemos llegado a conocer la inconmensurabilidad de Dios, nuestra propia vida debe mantenerse en armonía y estar sintonizada con servir al yo más elevado, si no queremos experimentar que la esfera en la que vivimos se hunda debajo de nuestros pies.
Servir al ser humano ocurre en nuestra vida dando sabiduría vital, y no podemos alcanzarlo por medio de tu dibujo.
Por eso es necesario que sepas esto y te hará comprender cuál es el verdadero propósito de este dibujar.
E incluso tu pequeño dibujito lo mantenemos en nuestras propias manos, no eres capaz de crear al margen de nuestro mundo, pues el pensamiento espiritual vive en el mundo astral.
Queda claro por tanto que un maestro de este lado tiene que representar por medio de la pintura y el dibujo un propósito propio, o no dibuja.
Dibujando y pintando se suele ir construyendo el otro contacto.
Si entramos a los grados más elevados para los dones, entonces tus sentimientos ya nos resultan estorbosos, porque no podemos aplicar el trance.
Por supuesto que en esto queremos fijar nuestros propios pensamientos, lo que no es posible bajo inspiración, o vives el cien por ciento del vacío y la entrega plena.
Si eso no es posible, entonces dibujas tú mismo.
Los primeros tres grados pertenecen a la inspiración, el cuarto es el trance psíquico.
Los últimos médiums están ahora completamente preparados para los dones físicos y psíquicos, y por medio de ellos podemos alcanzar lo último de todo.
Poca gente posee las grandes alas y así vemos ahora que también hay muy pocos médiums que reciben arte espiritual; ya sale una vez más el alto de tus sentimientos, aún tiene que despertar.
Aunque se pueda vivir este grado, incluso así podemos convencer a muy poca gente por medio del arte espiritual, porque la mayoría de las veces se piensa que el mismo médium tiene talento.
Si podemos trabajar, también a este desarrollo le hace falta tiempo, en esto tampoco podemos saltarnos partes.
Esto es posible solo cuando se hayan alcanzado los grados para el arte.
Todos estos grados para el arte mediúmnico poseen su propio peligro, dan a vivir dolor y problemas astrales, lo que también para tus artistas terrenales es una misma ley.
En esto el médium puede perderse, y cuando todavía no está allí el buen control, vivirás como instrumento entre el mal y el bien.
Y todo ese mal tiene que ser vencido y significa el desprendimiento general de las leyes materiales.
Como ocurre con la escritura puedes terminar en manos equivocadas, exactamente como lo vivió Betje, y se tambaleará tu propio edificio material, debido a que entra a tu vida una fuerza dominante.
Puedes percibir ahora de manera visionaria, llegas a los sentimientos para ver y ves el manicomio, cuyas puertas están abiertas para ti.
Cuanto más sensible seas, más fácil para nosotros, pero esta sensibilidad también se convierte en el peligro y tendrás que probar si se pueden vivir las leyes astrales.
Esa sensibilidad no significa que esté en ti la conciencia espiritual, también puede significar pobreza espiritual y ser tu perdición, porque ahora se tiene que probar si tu profundidad puede acoger estas leyes enormes.
No pienses que es tan sencillo, incluso tus artistas terrenales sucumben en su arte.
Y sin embargo siguen pisando firmes, no viven el desprendimiento de la tierra material, porque su arte tiene que representar la vida propia.
Como médium estás mirando fijamente el sol que normalmente, con conciencia diurna, te ciega los ojos, te moja la cara de lágrimas, pero que ahora no te molesta, porque ya has perdido el verdadero ser yo.
Vives y en realidad estás muerto en vida, hablas de tu propia vida y con otra gente y te da la sensación de que no vives en la tierra, con lentitud dolorosa y exasperante se disuelve tu personalidad por completo en lo otro, en aquello que no es tu sitio.
Otro grado de los sentimientos mira lo material por ti y es el grado de conciencia semidespierto, miras por entre los barrotes de tu propia vida, tras los que estás preso.
Para ti en la tierra, el dicho “Qué genio tiene ese genio” es significativo para el artista, y a quienes se aplica ya han hecho la transición a las manos del carácter tenebroso.
Ahora bien, hay artistas que de sentimiento en sentimiento son uno solo con la personalidad astral y se manifiestan los grados preanimales, animales, basto materiales y materiales con los que tienen sintonización, puesto que el grado espiritual no se puede alcanzar.
Así que esos son los artistas que no se pierden en su arte.
Pero muchos se han perdido a sí mismos y no entienden de eso, ni siquiera se interesan por estas leyes.
Puedes conocer a estas personalidades por lo que han hecho, su vida te lleva a la realidad invisible, tras las bambalinas de la vida y la muerte.
Por medio de su arte entraron al yo tambaleante.
Por eso el arte es luz y tinieblas.
El arte puede ser pasión pero también animación inmaculada, aunque suele llevar a la destrucción espiritual.
El arte tiene que ser la vivencia de la fuente primigenia de Dios, el descenso en lo inferior y el elevarse a un yo más elevado, lo que vive un artista del tercer grado.
En esto tiene que lograr mantenerse en pie o los demonios se desfogarán y el arte lo llevará a estar completamente vacío, a deponer su propia personalidad.
Solo los grandes viven la fase final, los pequeños en arte, sin embargo, su deseo, que a pesar de todo sigue perteneciendo al propio yo.
Los grandes se ven y viven a sí mismos en muchos otros grados que tienen que ser interpretados, pero para los que tienen que estar listos, o la inspiración los lleva al precipicio, a la pasión que se ha recibido por medio del amor.
El arte elevado es demencial, también es inconmensurable, puede representar los sentimientos del artista de manera constructiva y destructiva.
La locura en el arte se vive solo si el pleno cien por ciento reivindica la conciencia.
Este desprenderse de sí mismo es el grado demente consciente, el grado inconsciente es el enfermizo que resulta en estar poseído directamente.
Quien pueda vivir la demencia en el arte, quien se mantenga firme en ella, es un individualista; se toca ahora el corazón de cada uno, cada fase de la expresión artística es animada y de una profundidad inconmensurable, y para eso luchó y sufrió el artista.
Este artista del tercer grado tiene que poseer ahora la protección propia, o la vida interior es alcanzable y sigue la unión espiritual, pero astral.
El arte es la vivencia repetida del otro yo, con el que están sintonizados los sentimientos y después de lo cual algo de esa otra personalidad habla al artista.
Ahora bien, si este sigue el camino que hace que se aplique a él el dicho “Qué genio tiene ese genio”, ¡entonces la sintonización verdadera de esta vida es la violencia de las tinieblas!
El fuego llameante que entonces da animación a esta vida es comparable con la rabia que puede afectar a tu perro y contra la que ya no hay resistencia.
Da miedo ver cómo se corre después, porque ahora se sigue corriendo a ciegas en una sola dirección, y no se ven los obstáculos, con el objetivo final del estrellamiento.
¡Para tu artista esto es la perdición de sí mismo!
El fuego llameante de la animación tira de esta vida, divide la personalidad, despierta lo que está dormido en el subconsciente y domina los sentimientos.
Ahora el artista tiene que dar pruebas de su voluntad de vivir y de su propio grado de vida, o se le acercará la bestia —la tenebrosa personalidad astral— y lo tomará entre sus grandes brazos para succionarlo hasta dejarlo completamente vacío.
Entonces la personalidad astral beberá y comerá por medio del artista y lo dominará.
El arte es peligroso, es incluso de un peligro mortal, no solo para tu artista en el escenario, sino para todas las artes, y también es mortal para el ser humano sensible que quiere poseer con mucha ansia el contacto espiritual.
Y por eso es que miles de artistas perecen, vaciados por la animación.
Todos esos hombres y mujeres están poseídos por la personalidad astral.
Solo el grado espiritual puede salvarlos de eso, ¡esos artistas son equilibrados y sirven!
Los demás van a quedar deformes por su arte, y perecen en una existencia tenebrosa.
Sobre esto se han escrito libros enteros, ¡la verdad de su perdición se puede ver de este lado como un habitante del infierno!
Y para la mediumnidad esta vivencia es una sola ley, también el médium tiene que presentar pruebas de que pueda mantenerse en pie.
Para el médium las cosas son mil veces más difíciles que para todos los demás artistas o quien sea en la tierra, esta vida no tiene más remedio que desprenderse de sí misma y aun así mantener la propia resistencia, solo entonces el don espiritual adquiere la mirada previsora y el carácter espiritual constructivo que tanto deseas y que nosotros exigimos.
Desde nuestra vida una personalidad te lleva a las tinieblas, la otra, a la luz, al inmaculado amor espiritual que puedes poseer como niño y del que entonces rebosa tu corazón; un amor que se parece más a la alegre e ilusionada espera de una madre por su hijo que a la vivencia consciente del ser humano adulto que se siente a sí mismo.
El bien te salva, el mal te destruye ¡y esto está en tus propias manos!
Uno de mis hermanos elaboraba pequeños dibujitos, rayones insustanciales y poco agraciados, y creó por medio de ellos una imponente prueba espiritual.
Había desarrollado a su instrumento para esta comunicación.
El médium terrenal no era apto para otros fines, pues esta vida planeaba entre el segundo grado de los sentimientos y el tercero, y por lo tanto era inalcanzable para el cuarto.
Lo que el otro lado logró por medio de esta vida fueron problemas vitales dibujados.
Y esos dibujos representaban con tanta nitidez el suceso verdadero que eran reconocidos enseguida por los que se habían quedado atrás y que servían ahora como prueba.
Por ejemplo, uno de los presentes, sin embargo, reconoció de inmediato una medalla con una crucecita encima del sagrado corazón, al lado una cadenita, y gritó:
—¡Es de mi madre!
Este hombre recibía ahora por medio del maestro del médium una prueba de la pervivencia.
El parapsicólogo dice: ¡telepatía!
Nosotros decimos, puede ser, pero así convencimos a miles de personas, entre ellas incluso al rey del pueblo al que pertenecía el médium, y muchos de su corte.
Todos recibieron pruebas de sus seres amados y las aceptaron sin ninguna reserva.
Se dibujó un pequeño estanque con algunos nenúfares, todo igual de torpe.
Además monigotes, sentados en una banca (un banco), y un poco más allá un niño jugando, de cuatro años.
Detrás de todo esto el gran castillo, apenas insinuado, un poco más allá un par de caballos, enganchados a un carruaje.
“¿Qué es?”, se pregunta la gente.
Una madre se puso blanca como la cera, y cuando encima se escribió el nombre de su hijo ahogado, se desplomó, inconsciente.
¡Toda la corte lo aceptó!
Se fijaba todo torpemente, como si un niño en la escuela estuviera poniendo unos rayones para sí mismo, y sin embargo se tocó tan hondamente el corazón humano que la personalidad sucumbió.
¡Esta madre aceptó y comprendió que su hijo vivía!
Se hacían semejantes dibujos para otras personas.
En una sesión, el control espiritual del médium, que seguía todo conscientemente y que solo prestaba su mano al espíritu, dibujó una alianza, también un pedazo de muro y contra este una escalera de la que pendía un cerdo cebado.
Uno de los presentes exclama entusiasmado:
—¡Eso tiene que ver con mi abuelo!
El abuelo había perdido su alianza mientras alimentaba a los cerdos.
Sospechaba dónde, y de inmediato sacrificó el cerdo, puesto que ni por todo el dinero del mundo quería perder el anillo.
Apareció la alianza.
Eso solo podía saberlo su abuelo, nadie más en nuestra vida.
¿Telepatía?
No podemos darte otras pruebas, aunque en ocasiones debamos usar la transmisión de pensamientos si queremos transmitir y fijar ciertos datos.
Ahora el médium dibujaba conscientemente, y lo hacía por medio de la inspiración espiritual.
Por esto se salvaba el abismo entre ambos mundos.
El médium dibuja a una persona con una sola pierna.
Todavía no está listo cuando ya se les concede a los presentes acercarse.
Una joven madre sabe entonces que se refiere a la suya.
Son dos palitos, uno más largo que el otro, se han colocado encima un tronquito y la cabeza, dos maderitas sobresalientes como brazos, y listo está el dibujo.
El otro a su vez era más complicado.
Los participantes no pueden quedarse alrededor del médium, solo cuando el dibujo está listo se les concede ir a mirar.
Por lo tanto, el médium está en una mesa un poco más allá y le entra la inspiración.
Vuelve a dibujar un muñequito, acostado en una camita, a su lado un pedazo de alfombra sobre el que está de pie un ser humano, y otro muñequito; luego dibuja una cunita boca abajo.
Ya está listo el dibujo.
En ese mismo instante vuelve a desmayarse una mujer y ya no sabe si es día o noche; su hijito, nacido muerto, habla sin embargo a la madre en la tierra.
¿Telepatía?
La ciencia lleva años tirando las frutas frescas con las pochas, pero en algún momento tiene que dejar de hacerlo, o se detendrá la vida.
El dibujo era acertado y elocuente.
La cuna al revés habla del bebé nacido muerto, y el hombre y el otro monigote son el médico y la partera.
No puede ser más nítido, el insignificante dibujo fue comprendido enseguida.
De estos rayones insignificantes emanaba una increíble fuerza.
¿Animación inmaculada y la “omnisciencia” del otro lado?
Pues no, el contacto de amor inmaculado de dos almas es una simple prueba de la pervivencia, quiere decir a la tierra: “¡Vivimos!”.
Pero nada más ni tampoco nada menos.
De esta manera, toda esa gente fue convencida del otro lado y conectada con sus seres queridos.
Hasta que el médium quiso elevarse y se perdió el imponente contacto para el otro lado.
Le entró el deseo por el arte elevado, pero no poseía la sensibilidad para eso y entonces se blindó contra las comunicaciones espirituales.
Por el deseo, este niño inocente entró en contacto con otra cosa, era sensible para ello, pero además tenía que aceptar las leyes entre la vida y la muerte, para las que no estaba listo.
Los pequeños mensajes espirituales tenían un significado enorme, el otro arte que él anhelaba, ninguno.
Cuando empezó a comprender eso justo era tarde ya.
Otros también lo intentaron, eso de hacer rayones lo puede hacer cualquiera.
Se sentaban, fijaban los pensamientos que entraban en ellos, pero lo hacían mal.
Nadie sabe lo que significa.
No hay que perder esperanzas y continuar.
Pero ahora lo de no perder esperanzas no dice nada, no tiene importancia para estos dibujos.
Son inalcanzables, estas personas, miles lo han intentado, pero no podían vaciarse.
El estar completamente vacío es ahora el camino indicado que te lleva en línea recta a los brazos del don espiritual.
Sin embargo, estas personas no recorrían un solo camino, sino que iban por toda clase de caminos secundarios e incluso senderos sinuosos, y se perdían en este laberinto.
En esto se puede recorrer solamente un camino, solo entonces este contacto aparentemente insignificante y sin embargo grandioso puede establecerse por el otro lado, ¡o estarás pensando tú mismo!
Y de ninguna manera esos pensamientos tienen importancia.
Ahora muchas de estas personas querían ir al contacto espiritual a través de la telepatía, pero no era posible.
Esto es, pues, la telepatía consciente.
Quiere adoptar pensamientos, pero esos carecen de importancia y proceden del mismo deseo de poseer este contacto.
No se dibujaba ni una sola prueba que tuviera el más mínimo significado.
La telepatía los abandonó, no eran aptos para ella.
Miles de estas personas lo intentaron, ninguna de ellas recibió el contacto, porque no estaban completamente vacíos.
También nuestra única fuerza era aniquilada ahora y a la gente todo le parecía infantil; es absurdo, no tiene poder de decisión un mundo que quiere dar pruebas de su existencia con rayones insignificantes que solo tienen sentido para madres que se desmayan con facilidad y para histéricos...
Únicamente el telépata inconsciente crea para sí mismo el milagro, vuelve a encontrar la aguja, sin importar donde se encuentre la cosa, pero actúa conscientemente y recibió como médium.
Quien pueda llevar a cabo esto como ser humano en la tierra es un genio.
Más adelante nos encontraremos con tu telépata y lo conocerás.
Él no alcanza la altura del médium, porque ahora otros dones hablan a la conciencia humana, la clarividencia y la clariaudiencia están conectadas con este don dibujante.
Tu parapsicólogo sabe poco de eso, pues tampoco él se conoce a sí mismo.
Por lo tanto, el dibujar en este estado es la entrega total del médium, de los sentimientos, y eso tiene que ocurrir ahora al pleno cien por ciento o esta inspiración no podrá ser recibida.
Pero ya ves de lo que es capaz la inspiración espiritual.
Los pensamientos son captados y consignados de modo infalible.
En este estado vivían todos los maestros antiguos, todos tus grandes poetas y escritores que tenían que llevar a cabo una tarea para la humanidad.
Ya te lo dije: dibujar por medio de este médium funcionó durante un tiempo, pero entonces se insultó sus garabatos diciendo que eran un gran engaño y al hombre le entró el deseo de recibir arte verdadero.
Fue creciendo su complejo de inferioridad y no podía desprenderse de él.
Y ahora tampoco su control podía alcanzarlo ya.
En ese mismo instante el contacto inmaculado había quedado interrumpido y lo de dar pruebas había concluido.
Ahora el líder espiritual se vio ubicado ante deseos del arte de la pintura, pero en esto no se podía alcanzar al médium y por lo tanto ese espíritu se retiró.
Ahora ocurrían cosas extrañas con el médium.
Solo después llegó a conocerlas bien y a comprenderlas, pero entonces ya estaba hecho una ruina.
El maestro que había construido un desarrollo de años, del que al principio el médium no sabía nada —pues cuando el espíritu se le manifestó este desarrollo justo había acabado y él podía empezar—, tuvo que aceptar ahora que lo dominaba el propio yo del instrumento.
El médium quería recibir obras de pintura, elevarse más en el arte, pero no sabía que no poseía esa sensibilidad.
Otra personalidad astral vino a él, pintó por medio de él.
Pero esta tenía otras intenciones.
Pintaba ahora un prado con una vallita.
Los árboles y el aire solo se sugerían levemente, no tenían relevancia en su pintura, la valla irradiaba simbolismo.
El ser humano primero tenía que abrirla —esa era la explicación—, vencerla, en realidad, solo entonces se podía vivir la continuación espacial.
Por lo tanto era un paisaje sin animación, solo pintura.
Esto de pintar se convirtió en un peligro para el hombre, pronto se daría cuenta.
Su mujer ya muy pronto lo percibió.
Su marido ya no era el mismo.
Estaba nervioso y de pronto se había vuelto muy pasional y ya no la dejaba en paz ni un solo segundo.
Las piezas no querían ascender más, él soltaba palabrotas y ya comprendía su sensación de impotencia.
Eso lo hacía rabiar.
Mientras tanto, se volvía a sentar para dibujar esas pequeñas cosas insignificantes de antes, porque seguía pensando que su líder espiritual estaba a su lado.
Ahora llegaba escritura, escribía por medio del otro lado, eso pensaba, pero todo resultaba estar mal.
Nada de eso era bueno, ni la escritura ni los dibujos.
Esto lo enfurecía incluso más.
Una mañana, su mujer, que le indicaba sus errores, recibió un golpe tal que sufrió una conmoción cerebral.
Furioso, redujo a jirones todos los simbolismos pintados y después se ahorcó.
Lo más bajo se impuso como contacto gracias a una simple y sencilla pintura y destruyó esta vida, después de haberse desfogado por medio de la personalidad.
En esto el médium tenía que aceptar su propia debilidad.
Para muchos, todo era ahora obra del diablo.
Pero ¡las leyes astrales exigen ser vividas y que se esté listo!
Te habrá quedado claro que estos deseos propios del médium significaban la división de los sentimientos.
Esto originó la debilitación en sensibilidad e hizo que ya no fuera capaz de darse como antes.
Ya ves cómo se tienen que vivir la cruz y el tablero, cómo tiene que ser la recepción del dibujo si domina tus propios sentimientos.
Pero un solo pensamiento de tu parte, sintonizado con el dibujo o con deseos de ir más arriba es para nosotros el alto espiritual.
Nuestros médiums en manos de un maestro espiritual no tienen por qué pedir nada, pensamos por ellos durante nuestra unión o estamos impotentes e interrumpimos el pensamiento propio y el contacto espiritual.
El otro lado pide entrega incondicional.
Si esta médium, pues, hubiera poseído el tercer grado, la advertencia de este lado habría llegado a él, pero ahora no podía ser recibida.
Estaba en el umbral del tercer grado y no se sentía capaz de completar la falta de sensibilidad, así que siguió el derrumbamiento.
Ya debe de haberte quedado claro lo aguda que es la reacción de las leyes astrales y ocultas ante tus sentimientos.
Y eso es así para todos los dones y grados.
Quien no pueda vivir el grado verdadero como don espiritual sigue estando ante su propia personalidad.
Y hay que vencer esa fuerza de voluntad, ese pensamiento y sentimiento, esa personalidad consciente.
Di ahora tú mismo cómo es tu contacto para el dibujo, siente por ello cómo dibujas, ¡y habrás comprendido todo esto!
Incluso el tercer grado sigue dibujando y pintando bajo inspiración y está ante los mismos peligros.
El cuarto grado es el trance y este médium en buenas manos ha sido liberado infaliblemente si esa vida quiere servir.
Sin embargo, este grado puede tener sintonización material, aunque entonces nuevamente será imposible que podamos llevar a cabo algo por medio de esta vida, porque está sintonizada con una esfera tenebrosa.
Eso implica, por lo tanto, que como ser humano se puede poseer sensibilidad en un estado animal.
Ahora estás abierto a lo inferior, y entonces desde luego que no profundizaremos en ti.
También te indica que los médiums no tienen que ser santos, pero aun así les exigimos un espíritu inmaculado.
El yo corrompido vive en un estercolero.
¡Exigimos al médium que se ubique en suelo sano y que se mantenga puro de todo lo que pueda llevarlo al pantano hediondo!
Deseamos —como ya comenté antes— la entrega plena y la voluntad de servir, o nos obstruirás en todo.
Estas son las leyes para el dibujo y la pintura, y para todos los dones, tu humildad es nuestra sabiduría, y esta es para ti la personalización del mundo astral, que está detrás de esto, pero que vive eternamente.
El adulto en este estado está listo para recibir productos espirituales.
Los grandes médiums son como niños pequeños, su grado de los sentimientos es adulto, pero la personalidad se mantiene juvenil y respetuosa, no exige nada ella misma.
Ahora que está escrito: “Dejen (Dejad) que los niños vengan a Mí, pues suyo es el Reino de los Cielos”, utilizamos estos sentimientos y elevamos a este niño a nuestro cielo y más adelante en muchos otros cielos, para que la sabiduría de eso se traiga a la tierra.
Por medio de este niño recibimos la unión espiritual.
Cristo quiso decir que el ser adulto que siente y piensa no puede vencerse a sí mismo como ser humano, y por eso Él atrajo a Sus grandes hijos apóstoles.
El hombre con razón no habría podido seguir a Cristo.
Los sentimientos infantiles te ponen fuera de tu propio yo, llevan tu vida al otro lado y entonces allí podemos darte a ti y a miles de otros la profundidad de nuestra vida.
El médium, que es como un niño, entra al “Reino de Dios” gracias a la mediumnidad, ¡y esto solo es posible sirviendo!
Numerosas personas llegan ahora al dibujo y se sienten muy felices, pues son mediúmnicas.
Ahora hay contacto espiritual.
Pero a la razón pragmática y fría estos dibujos no le dicen nada.
Esto no es arte, opinan, hasta un niño sabe hacerlo.
Quiero que sepas de esta manera que esta suerte de dibujos únicamente tienen valor para ti mismo.
Uno entre muchos cientos de seres humanos posee de verdad este contacto sano.
¿Sabes lo que hace falta para eso?
El apostolado del niño.
¿Lo tienes tú?
¿Albergas la fe que lo atraviesa todo?
¿Quieres saber cómo es el verdadero médium?
Este hijo en nuestras manos es el verdadero hijo cristiano, el hijo que tiene fe, que por Cristo se sube incondicionalmente a la hoguera, que se entrega a fuerzas superiores, pero que encima es una fuerte personalidad.
Este hijo es la dulce esperanza para nuestra vida, la piedra para la construcción de los mundos astrales, es una partícula del verdadero protoplasma, ¡ama, es un creador de primera!
Este hijo se nutre del aura vital, que vivió la consagración y que fue santificado gracias a Cristo, está listo para poder recibir los golpes que se le darán a asimilar, pero recibe suficiente protección nuestra.
Esta vida es incondicional en palabra y comportamiento, está sintonizada con la nuestra y se siente libre de mentira y engaño, es un canal del agua más pura, posee la resurrección para la propia vida y el grado de vida que ha de representar.
Para Dios y nuestro mundo, esta vida es la vida abierta.
En esa vida entramos y ni un solo rasgo de carácter nos blinda contra la unión con esta personalidad.
Este hijo sigue el Gólgota, trabaja en sí mismo, pero se siente cargado por la vida eterna, de la que para él se ha manifestado la luz creadora.
En la profundidad de esta vida yace todo, traspasamos estos sentimientos y la vida nos sigue, se entrega a nosotros, incluso observa y sin embargo no es capaz de pensar por su cuenta; este hijo yace postrado a los pies de su maestro.
¡Este hijo siempre está listo para poder acoger la vida de Dios!
Este hijo siempre compara, siempre sopesa el bien y el mal y es, como lo dijo Cristo, la vida que en nada encuentra oposición al entrar al Reino de Dios.
Si tú tienes todo esto, entonces tus familiares podrán hacer dibujos espirituales por medio de tu propia conciencia y tendrás un contacto encantador y bendito.
Si no lo tienes, eso es culpa tuya y no eres apto para esta comunicación.
El que tenga conciencia elevada no puede comenzar con este contacto o se detendrá su vida.
Por eso es que te digo que este contacto es para ti mismo y para nadie más, porque tu vida no puede ser una casa de paso.
Muchos dibujan porque tienen ganas de hacerlo: unos por fe, otros por la posesión obtenida y porque siempre han dibujado, otros más, a su vez, por el famoso subconsciente.
Sacan sus conocimientos del propio pasado, porque el yo de la conciencia diurna no tiene nada que ofrecer.
Y estas personas están ante muchos peligros, porque ellas mismas dibujan y en ocasiones son sensibles, están ahora en el mundo de los peligros de Betje.
Algunos son sensibles, pero les falta el deseo de llegar a unión espiritual.
Esto, pues, es su propia protección.
Si dibujan y nosotros observamos que el mal está aguardando, entonces tu padre, madre o quien sea jamás dibujará por medio de ti, pues te mandarían conscientemente al manicomio.
Evitan esos problemas, precisamente al no acercarse a ti.
Así que tú mismo tienes la culpa de tu perdición.
Los que no poseen esta sensibilidad dibujan conscientemente, y ahora su fe y sentimiento religioso juegan el papel dominante.
Hacen sus crucecitas, añaden un poco de color, y mira, su simbolismo está listo; padre, madre, hermana o hermano han vuelto a dibujar algo edificante, pero todo se ha originado por el deseo propio.
Un solo rasgo de carácter que no es alimentado espiritualmente por el amor inmaculado de la personalidad interrumpe ahora esta comunicación y sigue dominante para todos los demás rasgos, sigue influyendo en la relación de manera molesta.
¿Está claro, o no?
Te indica que tienes que ser perfecto en la entrega espiritual.
Pero ya al primer vistazo después del nacimiento piensas y sientes tú mismo, y desconectas por completo la personalidad astral, y solo si albergas el estar pasivo puede tocarte el conocimiento astral.
El otro lado habla a tu vida de manera profunda y verdadera, pero ¡estas palabras exigen la no actividad!
El gran misterio reside en el silencio de tu propia vida.
Quien de verdad quiera descender en él sigue el camino espiritual, porque hemos tenido que aprender a enterrarnos nosotros mismos.
Esto significa que tienes que darte la vuelta hasta quedar boca arriba y al revés si quieres poder hacer un claro análisis de ti mismo.
Solo entonces estarás listo para aventurarte al salto en el espacio y podrás estar seguro de un final feliz y de volver a casa sano y salvo.
Y si entonces estás listo contigo mismo hasta ese grado, tienes que aprender a respetarnos.
Porque no nos gusta tu correa de perro y preferimos no estar listos cada segundo del día para acercarnos corriendo a la primera señal que des y comunicarte nuestra sabiduría, no estamos para servirte de tentempié.
Nos hemos convertido en dioses astrales, aunque sigamos siendo hijos de nuestro Padre en el cielo.
La deidad vive en nosotros y eso, mi hermana o hermano, no lo malbaratamos así como así por un dibujo de estos.
Es decir que las leyes de nuestra vida te imponen el alto espiritual de múltiples formas, al que tienes que entregarte, si no tanto dibujar y pintar no llevan a nada.
No se te pueden dar datos entonces, todo está en el aire y es así por tu propia torpeza.
Nuestra vida está dispuesta a dar, ya te lo dije y con eso quiero decir que a Dios le complació darlo todo a Sus hijos cuando han vencido el caos dentro de ellos mismos.
La sabiduría de los dioses únicamente puede recibirse por medio del amor, ¿sabes?
¿Qué se va a poder alcanzar?
Lo determinará lo que eres tú mismo y el sentimiento que posees.
Por más que reces, de todos modos no te ayudará, solo pides objetos y cosas que tienen que pasar de largo tu casa porque estás acostado, enfermo, y se sabe que no abrirás la puerta.
De verdad, ¡así es!
En otras palabras: ¡Dios solo se acerca al hijo natural!
Pero entonces ese hijo está completamente a la altura de todos los problemas de la vida, es la luz móvil en que nos apoyamos y por la que vemos iluminado nuestro camino en la esfera de la tierra.
Porque allí en la tierra está oscuro.
Y en esa oscuridad viven diablos y tienes que temerlos desde la profundidad de nuestro corazón, llevan tu vida a lo innatural, a la casa sin luz.
¿Qué es?
Una y otra vez tu manicomio.
Sigues a Betje.
Y esos problemas queremos evitarlos, no nos seduce nada tener que enterrarnos una y otra vez, aunque hiciéramos algo bueno, esa miseria habría podido evitarse si Betje hubiera querido escuchar la voz de su propia conciencia.
Esa voz machaca sobre la elocuencia de sus sentimientos, pero esas puertas se mantienen cerradas.
Si quieres el contacto espiritual a pesar de todos estos peligros, ten paciencia entonces y no pidas nunca una sola palabra nuestra para tu vida terrenal, pues de todos modos no podemos fijar esa palabra por medio de tus sentimientos.
Solamente debes querer dibujar, y además en una hora fijada.
Debes vencer las dificultades de la cruz y el tablero.
También te digo: el amor lo une todo, el amor es predominante en todos los grados, el amor triunfa siempre si además posees la fuerza necesaria para que el otro lado pueda abrirse por completo.
No te privo de nada, ojalá quieras aceptarlo.
Aun así, he venido para mostrarte las leyes de nuestra vida y aclarártelas a fondo, porque los maestros me lo han encomendado.
El otro lado no te priva de nada, pero queremos convertirte en el hijo de Dios consciente de sí mismo.
Solo podrás agradecerlo, porque evitamos que por equivocación construyas tu casa en el infierno.
Si posees algo para el contacto, tu ser querido lo usará para elevar un muro espiritual con el fin de evitar que otros mancillen tu vida.
La escritura es más elevada que el dibujo, porque dibujar es sencillo y escribir exige más intelectualidad.
Hay cien médiums dibujantes frente a un instrumento escritor, pero también este puede vivir todavía el propio trabajo manual y estar escribiendo él mismo.
Los sentimientos te llevan a las leyes ocultas, a los dones en los fenómenos.
Que nunca se te olvide esto.
Más adelante nos encontraremos con charlatanes, clarividentes y quienes predicen el futuro, tus psicometristas, que son clarividentes por medio de este mismo sentimiento.
Lo ves: sigues siendo sencillo, ellos lo acogen todo, quieren poseer todos los dones.
También a esos hombres y mujeres los seguiremos y te aseguro desde ahora que los llegarás a conocer bien, pues sus vidas son libros abiertos para nosotros, en los que miramos y por los que hemos ganado mucha sabiduría.
Tu lápiz de dibujar sigue poseyendo el núcleo de tu propia irradiación, no tienes nada que reprocharte, pero ellos, todo.
Esta posibilidad de sentimiento, estimado lector, también la poseen tu perro y gato, y por eso hay tantas personas que se sienten mediúmnicas.
Por lo tanto, el contacto espiritual consciente no está abierto a este grado de los sentimientos.
El dibujo y pintar un poco jamás podrán alcanzar una altura, porque no podemos llegar a desarrollar el don.
La disolución total del médium para los primeros grados —dije en una exposición anterior— es como para tu artista terrenal.
También él puede vivir la disolución total y alcanza ahora el arte.
En esto se vive el todo.
No hay ahora un solo pensamiento que ofrezca resistencia, la personalidad se ha convertido en arte, su yo de la conciencia diurna es elevado en aquello que quiere representar.
Un paisajista está fuera, deja constancia de la naturaleza, una pradera con vaquitas, árboles y cielo.
Hace un tiempo espléndido, el sol está en el cenit.
Las vacas están rumiando, el pintor deja constancia de esta plácida imagen y después de un buen tiempo alza la mirada como despertando de un profundo sueño.
Se mira a sí mismo y ve que ha llovido a cántaros.
Le chorrea la ropa, el hombre está empapado.
A sus amigos dice más tarde:
“Nunca antes estuve tan profundamente inspirado, y tampoco lo volveré a vivir jamás”.
Este artista estuvo absorto en su arte al cien por ciento.
Pero esto no es inspiración, es la entrega total de la personalidad propia.
La inspiración vive de nuestro lado, podemos ayudar a los seres humanos materiales elevando esta vida en el arte.
Solo los más grandes de todos vuelven a la entrega total, porque poseen esta concentración y fuerza de los sentimientos.
El paisajista, sin embargo, sintió que esta vivencia significaba algo milagroso.
De pronto su pintura había quedado terminada.
El hombre había querido hacer un estudio y ahora estaba ante un verdadero producto de arte, creado en el grado más elevado.
Esto, pues, es arte vivo, se sentía y vivía la rumiadura de los animales, los efectos bondadosos del pasto verde, y el cielo irradiaba la luz vital satisfecha hacia la tierra; un pedazo de arte que nunca puede perder color ni fuerza y que es permanente.
Ya lo ves, esto es la vivencia de la propia personalidad, pero no tiene nada que ver con la inspiración espiritual.
En este estado el sentimiento terrenal crea arte, el médium solo puede recibir.
También el grado de los sentimientos terrenal se disolvió por completo.
Los primeros grados para el arte y para la mediumnidad: en realidad todo es una sola vivencia, una sola ley, con la diferencia de que unos crean ellos mismos y otros tienen que poder perderse para recibir arte.
El grado espiritual está abierto a nuestra vida.
En él viven solo algunos pintores, porque la mayoría quiere pintar por su cuenta.
Otro pintor terrenal con sensibilidad para nuestra vida estaba abierto y se daba por completo.
Su propio arte había alcanzado una altura, y sin embargo sentía la inspiración espiritual, sería aplicada ahora al margen de su propia creación consciente, es decir, con la conciencia semidespierta.
Cuando desde este lado se observó que aun así su vida dominaba en alguna medida y que estorbaría al arte espiritual, también la resistencia propia se blindó por completo.
Se pintaría ahora en completa oscuridad.
Aun en estas condiciones el pintor recibió por medio del espíritu piezas magníficas, que representaban todas espiritualmente lo etérea que es nuestra vida.
Por lo tanto, a este pintor se le desconectaba.
A pesar de eso, el maestro astral usaba sus sentimientos y consignaba sus propios productos por medio de esta vida.
El maestro de este lado, que había cumplido su vida terrenal en arte, quería pintar desde nuestra vida para capacitarse en las leyes ocultas.
El artista vivía ahora la pintura como el médium en trance; para el médium es el sueño, para él, la oscuridad.
Mientras pinta, el médium en trance no tiene noción de si es de día o de noche, el pintor se mantuvo consciente y aun así vivió el don para la pintura, que se logró por medio de sus sentimientos.
Pero el maestro espiritual siguió dominando las tinieblas terrenales desde su propia vida, pues es un espíritu de la luz; un demonio no es capaz de esto.
Es decir que el grado espiritual está exclusivamente abierto a nuestra vida.
El artista buscaba la vida astral, en realidad es un médium, habría sido posible convertirlo en instrumento.
De haber vivido en uno de los grados inferiores para los sentimientos, el maestro astral no habría podido alcanzarlo, en esto las leyes astrales nos impusieron el alto.
También el Antiguo Egipto vivió arte bajo inspiración y bajo el trance psíquico.
Los sacerdotes decoraron los templos con pinturas, consignaron y velaron la sabiduría en jeroglíficos, pues todo sacerdote era sensible para la pintura y el dibujo.
Pero también entre ellos vivían solo algunos grandes, y eran los médiums de trance.
Cuando pintamos en trance es conveniente y a la vez de una urgencia apremiante que el médium no entienda de arte, que por lo tanto tenga dos manos izquierdas para eso y que la conciencia sea de una clara sintonización negativa; si esto no es así, los sentimientos crearán interferencias.
Esta posesión propia del médium es para nosotros un abismo insalvable.
Al principio no nos es posible trabajar con todas nuestras fuerzas, la comunicación se va construyendo sin prisa pero sin pausa, puesto que se tienen que vencer todos los sistemas.
Cada nervio nos hace ver las leyes propias según las que tenemos que actuar, de modo que el sistema nervioso central es desactivado.
Así desarrollamos el trance consciente e inconsciente para la vida interior y material.
Ahora el cuerpo del médium está dormido y a la vez, sin embargo, despierto, lo que para el organismo es la conciencia semidespierta.
Pintamos por medio del organismo que ha sido abandonado por el médium.
Este nos da el veinticinco por ciento de conciencia para mantener el cuerpo con vida, pues el desdoblamiento haría que se durmiese.
Y ese sueño tenemos que evitarlo, y para eso hace falta ese desarrollo.
Nos vemos ahora ante muchos problemas que tenemos que vencer.
El organismo reacciona ahora como para la escritura en trance; a pesar de que el médium vive un solo estado, el funcionamiento vuelve a ser muy diferente y este se tiene que vivir.
El médium se mantiene conectado con su cuerpo por medio de un cordón fluido, si este se rompe, se produce la muerte.
Por este cordón fluye el veinticinco por ciento de la energía vital.
El desdoblamiento ocurre como sigue.
El médium ha dispuesto todo, el lienzo está en el caballete, la paleta está lista con los pinceles y ahora toca esperar.
El médium suele ser clarividente y clariaudiente, y por lo tanto ya sabe por su maestro que se pintará.
Tiene ahora la oportunidad de sintonizar con el suceso.
Para el médium, esta sintonización es el vaciado completo del yo consciente.
No tiene que hacer más, y ahora llegamos a él.
Si tengo que pintar, empiezo sintonizándome con la vida de los sentimientos del médium.
Desciendo en su vida, me hago uno solo con algunos rasgos de carácter, y así ya llego a la unión parcial, para evitar toda resistencia.
Debido a que entro en contacto con la personalidad, ya puedo intuir el cuerpo material y ahora sintonizo con el sistema nervioso.
Si he llegado a la unión con él, me concentro en el plexo solar del médium, voy adoptando lentamente la vida de los sentimientos y, todavía consciente, empiezo a dominar el médium.
Podríamos ahora trabajar bajo inspiración, porque pasamos por esto para llegar al trance, pero tengo que descender a más profundidad y llego ahora a la personalidad del médium.
Puesto que el médium está completamente vacío, mi descenso es la fundición inmaculada de nuestras auras, y de sentimiento en sentimiento llegamos a la unión espiritual.
Sintonizo tranquilamente con la conciencia del engranaje material, los órganos llegan a estar bajo mi concentración, y por lo tanto bajo mi fuerza de pensamientos, y ahora la vida interior del médium tiene que soltar los sistemas.
La conciencia diurna se va hundiendo, el médium se libera, pero por medio del veinticinco por ciento se mantiene uno con el organismo.
Fuera del organismo el médium se siente tranquilo y vital, ya no siente el lastre de la vida material y ahora se desliza al interior del mundo astral.
Está ahora ante las leyes astrales, vive en ellas y no sabe qué hacer consigo mismo.
Ahora su maestro llega a socorrerlo.
En este momento, el médium puede seguir despierto o dormirse.
Ahora bien, si el maestro quiere que el médium viva otra cosa durante ese tiempo, por ejemplo las leyes astrales, entonces lo introduce en eso.
El instrumento aprende ahora el andar astral, está desprendido de la tierra, ha depuesto la fuerza de gravedad y va dando bandazos, porque su sintonización aún no es espiritual.
Por lo tanto, el médium tiene que asimilar la concentración.
El maestro lo mantiene despierto, pero ese estar despierto dura solo unos segundos, después el médium ya se siente exhausto y se queda dormido, porque el organismo está dormido.
Esa fuerza tiene que ser vencida si el maestro quiere poder dar al médium alimento espiritual en su propio mundo, que este tiene que traer a la tierra como sabiduría.
Si eso no hace falta, entonces está aquí el límite para la pintura y el médium sigue dormido.
Por lo tanto, no se desarrolla la conciencia astral y el pintor termina su arte.
Sin embargo, si el médium alberga la sensibilidad y la fuerza necesarias para llegar a conocer las leyes astrales, el maestro verá que el médium es capaz de vencer estas leyes, y podrá seguir para alcanzar lo más elevado de todo.
Esas son las grandes alas.
El médium es entonces formado para las leyes astrales, el trance psíquico posee este gran milagro.
Aun así, el trance tiene conexión directa con las grandes alas, porque el sentimiento para eso está presente en el médium.
Los sentimientos del médium ya se han sintonizado con las alas por medio del trance psíquico; de lo contrario, el trance no estaría allí.
En el Antiguo Egipto, casi todos los sacerdotes se desdoblaban de su cuerpo, y para ellos era la más elevada posesión de todas del templo; solo gracias a la conciencia astral podían recibirse las alas.
Así que ese estudio del templo los introducía en las leyes ocultas, que el médium occidental vive por medio de un maestro astral.
Estos médiums, que pueden vivir el trance psíquico —ya te lo dije— suelen tener que cumplir una tarea para el otro lado.
Ahora que este sabe que en nuestra vida el médium perecería de todos modos bajo el peso del espacio, que es vivido y cuyas leyes tiene que asimilar durante la vida terrenal, un maestro no empezará de ningún modo con este desarrollo para la pintura, debido a que se tienen que vencer miles de dificultades.
Es por eso que hay tan pocos médiums de trance, evitamos ahora la producción masificada y de todos modos solo podemos vivir la pintura de la que se piensa que el médium tiene el talento necesario.
No obstante, si el maestro astral tiene un plan más grandioso y el médium es capaz de procesar esas leyes, será instruido por su maestro de este lado, y puede comenzar el desarrollo espiritual.
Lo que hace falta para esto llenaría un libro entero, pero ahora no se trata de eso.
El maestro del instrumento por medio del que escribo ahora mismo tenía grandes planes.
Llevó a su instrumento al estadio más elevado de todos para la mediumnidad, que no conoció ni siquiera el Antiguo Egipto.
Nuestro médium pinta, dibuja y escribe, sana y es apto para todos los dones físicos.
Para nosotros, la pintura servía para seguir desarrollándolo y para poder publicar las pinturas y los libros que hiciera.
Por lo tanto, su maestro trabajaba en varias posibilidades a la vez.
Ahora bien, desarrollando el don de la pintura, el médium fue adquiriendo arte.
Mientras tanto, el maestro Alcar continuaba del otro lado, llevó a su instrumento a los infiernos y los cielos, y al llegar a la tierra se fijó la sabiduría astral.
Ahora el arte tenía que servir para poder publicar esa sabiduría, el maestro quería mantener los libros bajo su propio control, para que se pudieran vender por el monto mínimo y cualquiera pudiera adquirir los libros.
Se ha alcanzado ese gran propósito, y en un breve tiempo se editaron y pusieron en circulación diez libros.
Por lo tanto, pintamos para un gran propósito, o no habríamos pintado, porque no es nuestro propósito darte arte a ti como ser humano y así introducir la disarmonía en tu vida en la tierra.
Dicho con claridad: mimar tu vida no es lo que tenemos en mente.
Pero así será, pues vendiendo este arte, que recibiste al margen tuyo, podrás hacer tu vida más cómoda.
Eso se evita ahora, no hay espíritu de la luz que pinte.
Hay miles de pintores terrenales viviendo de este lado, y a todos ellos les gustaría volver a pintar a través de un médium.
Y sin embargo no se puede, aunque haya millones de personas aptas para ello.
Y te esbozaré una impresión resumida de cómo me fue a mí después de haber adquirido mi concienciación de este lado, cuando me entró el sentimiento de pintar en la tierra.
Cuando desperté y seguí la vida en la tierra con mi maestro, cuando entró en mí el sentimiento de representar ahora mismo esas leyes desde esta vida a través de un médium, mi maestro me preguntó:
—¿Conoces el karma del ser humano en la tierra?
—¿El karma? —pregunté.
—La causa y el efecto en los que vive todo ser humano y para los que fue a la tierra.
—Le comprendo —contesté—.
Yo empeoraría estas vidas, haría... —Y una visión que se me dio entonces me mostró a qué estado llevaría yo la vida terrenal.
Con mis artes no llevaría al yo de esta personalidad hacia arriba, sino hacia abajo, y así entraría en conflicto con las leyes astrales.
Mi maestro dijo:
—Nuestra vida tiene que ser vivida por sus propias fuerzas.
Si quieres adquirir la conciencia elevada, entonces intenta primero valerte por ti mismo o ni siquiera te correspondería la ganancia espiritual, se adquirió por las fuerzas de otros.
Nuestra unión exige a toda la vida de Dios que la personalidad viva las leyes por sus propias fuerzas, o privarás al grado de conciencia terrenal de la posibilidad de despertar.
No crearíamos desarrollo, sino que serviríamos a la destrucción.

A mí todo me quedaba claro.
Mi maestro añadió:

—Ni un solo ser consciente de este lado es capaz de hacerlo, aunque a esa vida le encantaría vivir las leyes por medio de los dones espirituales.
Es estar detenido en el camino espiritual, evitar la lucha, por los que finalmente tiene que llegar el despertar.
La tierra no tiene necesidad de arte, ha pasado ese siglo, y si hace falta, está en manos de los maestros proveer de arte a la madre tierra, y no en las nuestras hacerlo por nuestra cuenta.
O sea, cuando se pinta en la tierra tiene significado astral, o ni siquiera se podría pintar.
Mi maestro hacía pintar para desarrollar para el médium el sueño epiléptico, por el que podían ser vividas las grandes alas.
Detrás de esto está el desdoblamiento consciente, pero el trance nos lleva en esa dirección, y ahora todas esas dificultades pueden ser vencidas.
Este desarrollo tomó años, porque tuvimos que vencer el sueño material, por lo que se vivía el trance psíquico.
Más adelante seguiremos a un mago y llegarás a conocer tu sueño, y profundizaré en ello.
Pero el sueño alberga todos los dones espirituales; si el ser humano no estuviera provisto de él, no sería posible entrar en conexión con el mundo astral.
Recorremos este camino por medio del sueño, y solo entonces llegaremos hasta las leyes ocultas.
El médium que únicamente pinta recibe por lo tanto arte para un propósito fijo, o el otro lado no pintaría.
Es por esto que hay tan pocos buenos médiums.
El arte espiritual es simbólico y representa la vida de este lado.
Siempre podrás encontrar en ese arte el pensamiento inmaculado y un grado de los sentimientos con sintonización espiritual, porque el arte espiritual sirve al despertar.
El pintor espiritual no se interesa por la escena terrenal, por eso sale de su propia vida, y no es la intención.
La conciencia del pintor está anclada en el arte espiritual, por los productos astrales puedes erigir tu propia vida y sientes la premura de la representación que está enfocada en la construcción.
El arte espiritual tiene que estar conectado con tu vida interior; quien no esté listo para eso, no le encontrará la gracia y pasará de largo, no estará abierto a estas creaciones.
Debido a que el arte espiritual te devuelve al Gólgota, carece de significado para la conciencia inferior.
Con el arte espiritual, una conciencia elevada quiere despertar bruscamente la conciencia terrenal y devolverla a la vida eterna.
Y eso se puede alcanzar si también el médium está abierto a nuestra vida.
Un alma tenebrosa puede influir en el médium terrenal, pero pronto se olvidará a sí misma y se manifestarán sus sentimientos verdaderos, aunque entonces suele haber succionado ya al médium hasta dejarlo completamente vacío.
Un pintor espiritual precisamente quiere dar la gloria de nuestra vida a la conciencia terrenal por medio de su arte, consignar su gran amor hacia Dios como su Creador, gracias al que ha recibido la vida.
En su arte vive el aura de la conciencia eterna.
La irradiación de esa fuerza va a tu encuentro, de modo que el arte espiritual puede calentar tu vida interior, anima tu vida con una fuerza propulsora y convierte tu vivienda en un pequeño paraíso.
Los verdaderos médiums de pintura son una rareza.
Y sin embargo miles de ellos quieren hacerse pasar por uno.
Pero ¡dibujan y pintan ellos mismos!
Un médium en manos de los maestros solo alcanzará una gran altura y solo podrá vivirla si esta vida ha sido abierta desde niño a los dones espirituales.
Y los grandes médiums viven esta gracia.
Los grandes médiums viven el despertar a los dones espirituales ya dentro de la madre, es decir, antes incluso del nacimiento.
El maestro astral se hace uno solo con la vida del médium, manteniéndola despierta al tanto por ciento, y ahora el sentimiento astral, la conciencia de la vida anterior, no puede quedarse dormido.
Este milagro ocurre durante el proceso de crecimiento, para el que hace falta conocimiento astral, o el maestro interrumpiría este desarrollo material.
El cuerpo no puede ser tocado de ninguna manera por la concentración consciente del maestro, o se obstaculizaría a los delicados tejidos en esta fase de crecimiento, de modo que podrían originarse parálisis.
Un maestro que haya recibido para su tarea en la tierra a semejante médium conoce las leyes para la materia y el alma, y sabe cómo tiene que actuar.
O sea, el médium mantiene así la sensibilidad astral necesaria para poder alcanzar una gran altura, porque ahora está presente la sensibilidad mediúmnica.
Si un maestro de este lado quiere alcanzar lo más elevado de todo, es necesario este desprendimiento de los sentimientos.
En el Antiguo Egipto, esta conexión siempre se aplicaba antes del nacimiento.
Cuando los sumos sacerdotes habían recibido los mensajes de que nacerían los Grandes Alados, incidían en la madre.
Esa incidencia ocurría, pues, por concentración.
Sintonizaban con la vida interior del médium y la mantenían despierta, para que los órganos materiales no debilitaran la sensibilidad astral.
Ya habían llegado al punto en que comprendían cómo podían hundirse por completo las experiencias adquiridas en la vida anterior gracias al nacimiento y la unión con la madre.
El médium más grande que vivió en el Antiguo Egipto recibió una educación excepcional por el otro lado, así que de este lado se hizo todo para la sensibilidad del instrumento.
Lo que hicieron estos sacerdotes para las grandes alas roza lo increíble.
Cuando los primeros hubieron recibido la sabiduría espiritual, cuando en realidad no pudieron seguir elevándose más, cuando se comprendió allí que tenía que ocurrir un milagro, le pidieron consejo al maestro astral y se recibieron los datos necesarios.
Hay constancia de esta sesión sagrada, aunque no creo que el egiptólogo haya llegado a tenerla en sus manos, porque todos estos jeroglíficos, estas preciosidades, fueron ocultados por la orden secreta y resguardados de la desacralización y la perdición.
El maestro astral, que tiene la palabra por medio de una persona desdoblada, aún vive de este lado, en la séptima esfera.
Por lo tanto no te cuento una historia fantástica, también esto es la sagrada verdad.
Cuando se sentaron, cuando el médium hubo abandonado el cuerpo, cuando se hubieran acercado a ellos los primeros fenómenos que indicaban que el contacto espiritual con aquel otro mundo era completo, el sumo sacerdote del templo formuló su pregunta.
Era la medianoche, la luna brillaba en el cielo, se habían prendido deliciosas hierbas y en todos ellos vivía el gran deseo de llegar a unión con Amon-Ré.
Se manifestaba el dios de su templo, las oraciones habían sido elevadas, todos se vieron envueltos en el respeto y la meditación inmaculada, los veintiún sacerdotes del templo de Ré.
Entonces el maestro preguntó:

—Si les complace a los dioses darnos al gran alado, ¿qué tenemos que hacer entonces para ganarnos esta gracia?
Ahora tocaba esperar la palabra astral.
No tuvieron que hacerlo durante mucho tiempo, y les llegó la respuesta.
—El Dios de todo lo que vive puede darte esta gracia.
Lo que hace falta para esto está en tus propias manos.
—Dinos, gran espíritu, ¿qué tenemos que hacer?
—Que el más perfecto de ustedes (vosotros) se entregue a la diosa, será vidente y estará bendito.
—¿Dijo que le demos a ella al que esté listo?
—Dije que le des a ella al que esté listo para recibir la vida.
—¿Puedes darnos la idea de quién de nosotros podrá servir a tu Dios?
—No es cosa mía aupar a uno de ustedes (vosotros) hasta los dioses.
Aquel al que le tocará vive en este momento el contacto.
—Será como dice, comprendemos.
Continúa la conversación entre el jefe del Templo y el maestro astral.
Todos comprenden lo que puede ocurrir.
Uno de los sacerdotes jóvenes cae en trance, es como un niño, de cariño y sinceridad juveniles, el favorito en el Templo.
Yace ahora dormido, pero la sesión continúa.
Los demás siguen sintonizando con el suceso, no está autorizado dejar que se debilite la concentración en el desdoblado.
Se reciben mensajes del otro lado.
Una sacerdotisa está en el templo, ella recibirá el amor juvenil y dará la nueva vida al templo.
El maestro de este lado dice que también esa vida ha sido tocada, que ha sido aupada y que está postrada ante los dioses.
Se menciona el nombre de la sacerdotisa.
El joven sacerdote se retira en trance.
Se va y todos saben a dónde se dirige.
Ahora todos lo siguen en pensamientos y le mandan su fuerza, el deseo sagrado de dar a ella aquello por lo que es atraída la vida.
El sacerdote da a la sacerdotisa su propio poder y fuerza, se produce la concepción.
Mientras tanto se reciben datos sobre qué hay que hacer.
Todos viven este instante.
Imploran a Amon-Ré que haga descender en ese cuerpo al gran alado.
Imploran animación para el templo, para poder proseguir el trabajo.
Se ve que la chispa de Dios ya se va acercando más y más, todos viven la clarividencia cósmica.
La chispa de Dios, como el alma para el organismo humano, desciende desde el Omnigrado a la tierra y toma posesión del cuerpo de la sacerdotisa.
El sacerdote vuelve, se sienta en su lugar y vuelve a despertar.
En él está la sensación de que ha dormido, de que se ha desplomado y perdido su concentración.
Piensa que lo van a flagelar.
Se sabe ya que ninguno de ellos le dirá lo que ocurrió.
Continúa la sesión, se acerca el final.
Vuelve el sacerdote desdoblado, y los jefes del templo se van.
Siguen los demás, en la tarde se analizarán las respuestas.
En ellos vive una revelación, hay que esperar.
Pero los dioses han hablado.
Ahora empieza la verdadera sintonización con la joven madre.
Solo los sumos sacerdotes mantienen el contacto espiritual con ella, a los demás no se les concede ni un segundo más pensar en el momento sagrado.
La madre empieza a tener los primeros síntomas, los sumos sacerdotes hacen sesiones separadas y se juntan para recibir datos para este suceso.
Reciben esos datos, se mantienen sintonizados con la madre y mantienen completamente despierta la vida astral.
Cuando nace el niño, es un gran acontecimiento.
Se pueden escribir libros enteros sobre estos nueve meses, imponentes obras de increíble sacralidad y respeto, todos los rasgos de carácter sobrenaturales se manifiestan y fueron vividos por ellos.
Ahora puede comenzar el desarrollo consciente.
El desarrollo anterior fue inconsciente, puramente astral, pero por los datos pueden verificar la realidad de que Amon-Ré les ha dado esta gracia.
Recapitulando, ¡este sacerdote dio a Egipto algo más elevado que todo lo demás!
Después de él ya no hubo otro que haya podido vivir esta altura.
Cualquier pensamiento material sobre llegar a la unión y la atracción de la vida del alma fue desactivada, para lo cual el médium en trance vivía el proceso de unión.
Ambas personas eran aupadas a una conciencia elevada.
Y en esos nueve meses de espera se consignó toda la sabiduría acerca de esto.
Lo que recibieron en ese breve tiempo roza lo increíble, es de una profundidad milagrosa, pero fue recibido inmaculadamente y se conservó para todo contagio material.
Ese niño vivía lo inmaculada que era la unión a todo vapor, este niño nació para una tarea, para la que han nacido tantos niños.
Pero el Antiguo Egipto vivía estas leyes.
Dios les dio esta gracia, en este embrión descendió el hijo consciente del otro lado, el hijo de la tercera esfera, y llevó a cabo una grandiosa tarea.
Por medio de este niño se recibió la sabiduría astral, este niño poseía las grandes alas.
¡Y podían seguir nuevamente las grandes sesiones nocturnas!
Únicamente grandes médiums pueden recibir este desarrollo, también nuestros instrumentos viven esta gracia.
El instrumento por el que se me concede transmitirte todo esto vivió un desarrollo así, de modo que ahora nos es posible escribir, pero sobre todo darte la escritura purificada al margen de esta vida.
O ni siquiera habría sido posible, el cuerpo había interrumpido esta hermosa conciencia astral de manera dominante.
Ahora cuerpo y alma están despiertos conscientemente, y la vida interior se libera de toda dominación corporal.
Te lo digo: se pueden llenar volúmenes enteros sobre esto, y esta materia pertenece a lo último de todo que el otro lado pueda dar a la humanidad.
Verás: viven muchísimas personas a tu alrededor que pintan y piensan que reciben sus productos desde nuestra vida.
Te lo decimos: ¡todos están haciéndolo ellos mismos!
No hay escapatoria, estas personas tienen que aceptar las leyes astrales, tienen sensibilidad para el arte.
Sin embargo, su arte no tiene nada que ver con los productos astrales.
Estas personas malbaratan nuestra vida, mancillan esta gracia y no comprenden que algún día tendrán que remediarlo.
El iniciado ve de inmediato que son chapuzas propias, y aunque su arte puede valer la pena, nosotros no queremos tener nada que ver.
El otro lado lucha por los verdaderos dones espirituales, para nada más, absolutamente nada más.
Aunque su dibujo sea simbólico, puedes distinguir el nuestro de inmediato; nuestras flores son diferentes a las tuyas, nosotros las conectamos con el infinito, las nuestras son astralmente profundas.
Las suyas, terrenalmente vacías y deformes.
Cualquier niño puede hacer rayones, ¿por qué ellos no?
Al ser bien posible pintar y dibujar, por más que lo creado no tenga valor, muchísima gente se siente atraída a ello y dice recibir sus productos por el otro lado.
No es cierto, y nuestra vida se detendría.
¿Por qué la gente no echa mano del don para la escritura y te da el poema elevado? ¿O te aleja de la tierra y te aclara la vida después de la muerte?
¡No son capaces!
Se apropian solo de aquellos dones que puedan disimular su torpeza.
Cuando el otro lado tiene que llevar a cabo algo, este puede alcanzar una gran altura.
Créeme, sabemos que los antiguos maestros han traído su arte a la tierra, pero tampoco quieras de nosotros que el instrumento te dé un Rembrandt, Tiziano o Van Dyck, es imposible, el veinticinco por ciento de la sensibilidad propia ha desaparecido, y por eso ya no se puede alcanzar esa altura.
Los maestros no pintan por los médiums, las leyes les imponen el alto espiritual.
No mancillamos su posesión regalada, no ponemos un dedo encima de su espléndido trabajo, respetamos sus regalos.
Pero los charlatanes dicen que Rembrandt pintará por medio de ellos.
No creas estas tonterías, ¡es un charlatán que es conscientemente demente!
Muy rara vez te encontrarás con un verdadero médium pintor, porque con la pintura el otro lado no persigue más que un solo objetivo, y este se alcanza.
Pero miles de personas se hacen pasar por eso en la tierra.
Si te encuentras con el médium verdadero, su arte te mostrará el camino y entrarás a las esferas de luz.
También viven médiums en la tierra —nuevamente excepciones— que ahora desde este lado tienen que llevar a cabo una tarea por inspiración, y que pintan y dibujan.
Estos médiums suelen tener a su disposición otros dones, sanan y sirven.
Cuando un espíritu de la luz quiere ayudar a los enfermos, ayuda al médium de esta manera.
El médium recibe ahora arte, pero da sus fuerzas a los enfermos y así se mantiene en equilibrio la báscula espiritual.
Si hay un solo pensamiento erróneo en esta conciencia, la personalidad astral ya tiene que retirarse.
Estos médiums tienen que representar una vida impecable o de todos modos sucumbirán, porque ahora hay poderes tenebrosos que oscurecen la luz astral y mancillan la vida.
En esto no se puede llevar a cabo nada.
Y los charlatanes también se hacen pasar por estos individuos, también ellos pintan y sanan y hacen como si poseyeran los dones espirituales.
Esos son los grandes charlatanes, son clarividentes y dicen que pueden desarrollarte.
No reacciones ante sus bobadas, contagian tu vida, ni una sola alma en Occidente es capaz de desarrollarte como médium.
No permitas que te cuenten cuentos, no te dejes engañar por ellos, ¡son peligrosos!
Cuando hay fuerzas en ti, las asesinarán.
Aguarda; cuando un espíritu de la luz vea que en ti viven fuerzas, créeme, entonces el otro lado te ayudará.
Pero ¡no quieras buscar nada!
Espera, tus propios pensamientos te blindan contra este desarrollo, ¡ahora piensas tú mismo!
Y al pensar tú mismo la vida astral se te pone borrosa.
Te advertimos de esos holgazanes, de estos dementes conscientes; son ellos quienes mancillan los dones espirituales.
Hemos llegado a conocer su chantaje, que no se imaginen nada, este mundo cala todas sus chapuzas.
Mira nuestros productos, desciende en este arte y dile entonces si el médium es capaz de crear todo esto por sus propias fuerzas.
Vive el arte espiritual, siéntate y sigue el simbolismo de nuestra vida, aprende a comprender.
Si puedes hacer eso, vendrá a tu vida también el despertar espiritual, y el estado inmaculado eterna será enviado a tu conciencia.
Ahora bien, es posible que tu vida esté fuera de la nuestra.
No masacres ahora lo que no comprendes, algún día estarás ante ese grado de conciencia, y tendrás que asimilarlo.
También tu vida despertará algún día.
En vidas anteriores nuestros médiums han asimilado el grado de los sentimientos de ahora, por eso nos es posible usarlos como instrumentos.
Para nosotros se trata de la escritura, pues así te alcanzamos, puesto que sabemos que de todos modos no despertarás por el arte astral.
No pienses que somos patosos, no es nuestra intención atontarte por tus propios garabatos, respetamos tu vida demasiado, porque eres divino.
No deformamos nada, ¡construimos!
No nos pongas un collar para encadenarnos a tu perrera interior, ¡no dejamos que nos amarren!
En nosotros está presente el grado consciente para sondar tu vida y constatar si se te puede usar como médium.
No comenzamos si tu vida tiene que perecer.
Tu lápiz de dibujo no nos atrae, tampoco tu paleta; los colores astrales representan el infinito y nosotros vivimos en eso.
El otro lado se puede alcanzar por amor, pero las leyes de Dios te imponen el alto espiritual para estos dones, y de todos modos no podrás escapar de ello.
Si posees dones espirituales, has de saber que llegaremos a ti y que utilizaremos tu vida interior.
Un solo error y también sabes que tú mismo estás haciendo las cosas.
Si es así, admite entonces que no hay dones en ti.
Respeta el producto verdadero, inclina la cabeza y ponte al lado de nuestros médiums.
Ayúdalos a luchar, entrega tu vida por ellos, ¡ayudarás y servirás a Cristo!
Respeta los poderes buenos, no los destruyas innecesariamente, su vida de todos modos ya es suficientemente difícil, pues viven entre la vida y la muerte, y aun así tienen que representar su propio estado material.
Pero puedes reconocer sus dones, tienen algo que decir a tu ojo y a tu corazón, y ¡están en nuestras manos!
 
Fin de la parte 1