El sueño

Antes de pasar a las leyes físicas primero que nada tengo que hablarte de cuando tú mismo duermes, si más adelante quieres poder comprender los dones físicos.
Es porque duermes que se viven los milagros psíquicos y físicos; si no hubiera sueño, tampoco existirían los dones espirituales.
Tu sueño es el sustrato por el que los dones han adquirido su significado “universal”.
Por nuestro mundo han llegado al desarrollo, porque como ser humano puedes quedarte dormido, o no habría sido posible liberar el alma de las leyes materiales.
Sí que es curioso, pensarás: ¿Qué tiene que ver el sueño con los dones?
Pronto te quedará claro esto.
Ya he hablado de ello cuando te conté que para el trance psíquico tenemos que vivir tu propio sueño.
Lo que puede ocurrir consciente e inconscientemente, pero que aun así tiene lugar cuando el médium puede ser elevado en nuestra vida.
Si quieres llegar a conocer los dones psíquicos y físicos y hacer un estudio de ellos, primero tienes que ser capaz de analizar tu propio sueño o no avanzarás ni un centímetro, el sueño te impone el alto para todos los dones y para las leyes ocultas.
Así que si no hubiera sueño, tampoco existiría el trance, de modo que el sueño nos abre a nosotros y a ti la puerta para vivir las leyes ocultas.
De esto pueden informarte el faquir y el mago.
Han tenido que vencer estas leyes, primero atravesaron el sueño, vivieron los siete grados de tu sueño y solo entonces llegaron a las leyes ocultas y entraron a un mundo nuevo.
Querían llegar a conocer ese mundo y esto fue posible porque el sueño los llevó allí.
Para ellos el sueño es el edificio del que se trata, en el que todas las leyes ocultas, los dones espirituales y físicos están exhibidos, pero aislados del honorable público, para que no te quemes los dedos, pues lo que se guarda allí debajo de esas vitrinas es mortalmente peligroso.
Para las leyes ocultas el sueño es lo que es la madre para su hijo recién nacido, alimenta a su tesoro, para las leyes ocultas el sueño es la posibilidad de vivir las leyes.
Sientes el sueño cerca de ti, es tangible, y sin embargo, ¿conoces tu sueño?
El insecto más pequeño posee este milagro, esta tranquilidad para cargarse de nuevas fuerzas, pero es un gran misterio.
En cualquier momento del día puedes quedarte dormido, aun así como ser humano no sabes nada de este milagro de Dios de una profundidad increíble que es tu sueño.
Tampoco la ciencia conoce tu sueño, los eruditos siguen ante el gran problema y no saben qué hacer con él.
Solo Oriente ha llegado a conocer el sueño.
¿Cuál es la profundidad de tu sueño y qué milagros se pueden vivir por él?
¿Sabes que tu sueño tiene en sus manos las leyes mágicas?
¿Que todas estas leyes se han originado por tu sueño?
¿Y que por tu sueño puedes vivir milagros?
¿Sabes que el primer mago en la tierra dio a la humanidad por medio del sueño todas las leyes ocultas conocidas ahora?
A ese momento, estimado lector, se remontan las leyes mágicas, el primer mago las trajo a la tierra por la ayuda del otro lado, pues por esto nuestra vida recibió el contacto con tu mundo material y se libró el abismo entre la vida y la muerte.
Esta experiencia ya lleva miles de siglos detrás de tu vida y la mía, pero el maestro que se había indicado para esta tarea sigue viviendo de este lado y está en la séptima esfera, es un ángel en el espíritu.
El trance tiene que atravesar el sueño, y el sueño es a su vez un trance.
Ya hemos llegado a conocer el trance consciente e inconsciente, pero el sueño posee los grados —las siete profundidades— que tiene que vencer el médium si queremos poder hablar a tu vida como seres astrales.
Ahora el sueño vuelve a ser uno solo con el trance, que por lo tanto se ha impuesto ahora y ha sido vencido.
Por él estás encadenado a tu cuerpo, el mago ha vencido esos grilletes y este es el arte de Oriente en el que viven las leyes ocultas.
Estos dos tipos de sueño han recibido ahora un significado propio y también representan un mundo propio.
Un sueño te da tranquilidad y por él estás inconsciente, otro tiene que ser vivido y te conduce a los dones espirituales o las leyes ocultas.
El sueño dio al trance la concienciación viva y es para el médium occidental en nuestras manos.
En el sueño material, natural, residen siete grados.
Lo oyes: siete transiciones antes de que puedas vivir lo último y más hondo.
Tú como ser humano solo vives cuatro de ellos, nunca vivirás los otros tres grados.
Así de despilfarradora es la madre naturaleza, incluso hizo el sueño tan hondo que los últimos grados ni siquiera pueden ser experimentados.
Aun así, esos tres últimos grados tienen un significado enorme para tu vida y la nuestra, aunque no los vivas y en la tierra no se sepa nada de ellos, día tras día esos tres grados están trabajando para ti como ser humano y te ofrecen algo.
Ese algo lo llegarás a conocer más adelante y solo después comprenderás el milagroso instrumento cósmicamente hondo que eres.
No hay occidental que viva el quinto, sexto y séptimo grado de sueño; son solo para el mago y en ellos vive sus artes espirituales que hacen posible que lo entierren.
En esto vive su sueño epiléptico y ahora se deja enterrar, pues entonces, si ha vencido estos grados, es posible para él.
Si no existieran esos siete grados del sueño, no habrías oído hablar jamás de la muerte aparente, puesto que son los últimos grados de sueño los que te conducen a ella.
La muerte aparente es vivida en el sexto grado y para un ser humano en la tierra es un sueño demasiado enfermizo; para el mago es el sueño consciente, mágico epiléptico y vencido y el grado que puede vivir por su estudio.
Qué diferencia si no sabes nada de todos estos grados.
Hablan por sí mismos y son milagrosos.
Lo que se puede vivir por ellos roza lo increíble y sin embargo el ser humano ha llegado a este grado, aunque algunas veces haya perdido la vida por eso.
Sin embargo, este primer mago volvió y continuó su estudio oculto para alcanzar el objetivo final.
Si no hubiera habido vida después de la muerte, no habría vivido gente en el mundo astral que hubiera llegado a conocer estas leyes.
Tenlo por seguro: en ese caso jamás te habrías enterado en la tierra de toda esta mística profunda.
Sin embargo muchísimas personas vivieron la muerte aparente, todos los pueblos han vivido este grado de sueño, este ha sido probado científicamente, pero se desconoce la enfermedad en sí.
Los primeros tres grados de tu sueño sirven de presueño, todavía no estás dormido, pues todavía tienes que cruzar el umbral del cuarto grado.
Un sinnúmero de personas no sobrepasan el tercer grado, puesto que las interferencias materiales y espirituales son un obstáculo para que se queden dormidas.
Este sueño no es profundo, en cualquier momento vuelves a despertar y por tanto no se puede hablar de descanso.
Si quieres quedarte dormido y descansar en lo corporal y espiritual, tienes que sobrepasar el umbral y entrar al cuarto grado.
En el tercer grado la vida interior aún no se ha liberado de los sistemas materiales y el sistema central nervioso sigue reaccionando.
Muchísimas otras interferencias te mantienen despierto y evitan que te quedes dormido de manera natural.
Este es el sueño semidespierto, o la conciencia semidespierta, estás desligado del organismo y sin embargo no has sido liberado del todo, porque tus propios pensamientos y sentimientos no quieren quedarse dormidos.
El alma no está dormida del todo y por eso el organismo sigue siendo alimentado, a pesar de todo, y así hay una interferencia.
Sientes que no puedes quedarte dormido.
Tu cuerpo se retuerce mucho hasta que de pronto ya no sabes nada y has franqueado, como personalidad, el umbral del cuarto grado.
Aunque millones de personas se encuentren entre el tercer y cuarto grado, la misma cantidad de gente disfruta de su sueño sano, del descanso natural que es necesario para que el organismo se cargue de nuevas fuerzas.
Y es que el cuarto grado de sueño te lleva a sumergirte profundamente y estás desprendido de tu vestidura, te has desprendido de las leyes materiales.
Pero ¿en qué vives ahora?
Ahora descansan tu organismo y la vida del alma, por lo menos si no hay interferencias espirituales.
La vida interior tiene que estar lista para el sueño, no debe haber preocupaciones que te impidan dormirte, pero ¿quién no las tiene?
Todo pensamiento equivocado estorba tu sueño, miles de otros asuntos imposibilitan el natural ir adentro, la sacralidad del sueño.
El ser humano sano que se encuentra en el cuarto grado de sueño ya no sabe nada de tanto retorcerse sin parar.
El sistema nervioso está desactivado y ya no puede reaccionar, por lo menos no a toda potencia, pues sigue funcionando, o se produciría la muerte.
También la vida del alma está ahora completamente desprendida del organismo.
El alma succiona ahora las fuerzas para el organismo y desde el “espacio divino” atrae esas fuerzas hacia sí y las transmite al organismo mientras este duerme.
Solo en el cuarto grado es posible adquirir así fuerzas , el tercer grado todavía tiene sintonización conscientemente material, el cuarto es quedarse dormido inconscientemente, y entonces la vida ha entrado a ese estadio.
Ahora el alma puede absorber el aura astral viva y vital.
El tercer grado de sueño vive interferencias y, como se ha dicho, esa gente vuelve a despertar enseguida.
Ahora bien, hay interferencias materiales y espirituales, y estas no pueden ser constatadas fácilmente por tu médico, porque entonces tiene que poder hacer un diagnóstico sobrenatural.
Ni siquiera tenemos que seguir si es capaz de hacerlo, pues la mayoría de las veces el buen hombre no se conoce él mismo, para él no hay más allá.
Pero en este estado, en el tercer grado, vives los sueños, el cuarto es estar dormido y aquí soñar ya no es posible.
Si el alma suelta el tercer grado, entonces ya no hay cuestión de soñar, la vida desciende más hondamente en el sueño y recibe ahora otra tarea que la naturaleza ha dado a este grado para el alma ¡y que es adquirir fuerzas!
Si el alma sigue durmiendo en el tercer grado, podrás vivir pesadillas, hacer tus caminatas nocturnas y construir tus castillos en el aire; ahora eres capaz de hacerlo, pues el alma vive entre el cielo y la tierra, y en esto siente y piensa.
Ahora te puede venir el fantasma.
Ahora se viven sueños desordenados y hermosos, materiales y pasionales, según sean el alma y los deseos.
Por lo tanto, el alma tiene el dormir en sus propias manos.
Los pensamientos propios y los trastornos para el sueño llevan a cabo todos esos sueños y suelen carecer de significado.
Sin embargo, en ese grado también puedes vivir sueños impuestos y entonces han sido recibidos por una personalidad astral.
Estos trastornos durante tu sueño llegan a ti desde la vida material y durante el desprendimiento de la vida interior, y como personalidad los adoptas durante ese sueño inquieto.
Eres y seguirás siendo uno solo con tu vida, aunque la hayas olvidado y depuesto por un momento; sin embargo, haberla depuesto es solo un salto hacia la orilla, por delante y detrás se abre el agua profunda.
¿Ahora qué?
Una gran cantidad de enfermedades influyen en cómo duermes.
El cuarto grado vence esos trastornos, pero el quinto es para el médium en trance, en él se vive el trance psíquico.
El sexto y séptimo grado son para el mago y el faquir.
En ellos experimentan sus problemas y obras de arte espirituales.
Es decir que tienen que atravesar el sueño normal hacia las leyes ocultas si quieren vivir algo de ellas y si quieren que se vivan los grados espirituales para los dones.
El sexto y el séptimo son la muerte aparente —ya lo dije— y como ser humano no puedes vivirla, pero para Oriente estos grados de sueño son las leyes verdaderas que tienen que ser vencidas, solo entonces el médium en Oriente puede alcanzar algo.
Aunque no vivas estos grados, aun así la madre naturaleza te los ha dado para un propósito determinado.
Puedo decir, por tanto, que aun así tienes que vivirlos, aunque inconscientemente, y que nunca podrás calar este misterio porque desconoces tu propia vida.
Sin embargo, por él los magos se dejan enterrar; ¡venciendo el sexto y séptimo grado llegaron a conocer las leyes mágicas para el alma y la materia!
Por lo tanto, esta gente ha llegado a conocer estas leyes en lo espiritual y corporal, y por medio del estudio del templo han podido vencerlas.
Hay, por tanto, diferentes profundidades en tu propio sueño de las que no sabes nada.
Jamás un occidental se ha preguntado por qué creó la naturaleza esos grados; Oriente, en cambio, quiso saberlo.
Oriente se preguntó:
“¿Por qué tengo que dormir?
¿Qué hago cuando yazco allí y estoy dormido?
¿Está entonces todo en mí tranquilo?
¿Qué es dormir?
¿Contiene algo que pueda yo aprender?”.
Entonces se empezó a reflexionar.
Algunos lo lograron, miles de personas perecieron porque querían llegar a conocer el sueño y por eso perdieron sus vidas o se volvieron locas de remate.
Quienes alcanzaron y vivieron lo milagroso estaban ante la “infinidad” de Dios y se perdieron en ella, otros, sin embargo, supieron orientarse también entonces y continuaron.
Esas personas alcanzaron su sabiduría y grado de vida cósmicos.
¿Y eso gracias a que duermes?
Ahora llegarás a conocer el imponente misterio.
Por los grandes dones de este médium —por los que me ha sido dado dejar constancia de todo esto para ti— llegarás a conocerte a ti mismo y la vida interior como ser humano, por lo que no podrás agradecer suficientemente a Dios.
En Oriente se conocen los grados de tu sueño, por esto se han creado los templos ocultos.
En el Antiguo Egipto, estas eran para el aprendiz de sacerdote las primeras leyes de todas las que tenía que aprender.
Los egipcios preguntaban al otro lado lo que significaba su sueño y recibían respuestas.
Sentían que dormir así era para ellos una pérdida de tiempo, y querían evitarlo.
¿Era posible?
Si no fuera así, en todo caso querían llegar a conocer sus leyes.
Entonces estos sacerdotes eran instruidos desde nuestra vida y eran elevados a ella.
Ahora también se manifestaban los dones espirituales y podían asimilar también esos, puesto que vivían las leyes ocultas.
Pero también a ellos el sueño les impuso el alto, primero tuvieron que atravesarlo si querían ascender y solo después estarían ante las grandes alas.
Detrás del sueño vive este infinito don de Dios y entra a nuestra vida el alma.
Pero ahora ¡como vencedora!
Se han vivido ahora las leyes materiales y espirituales, y han entrado en sus propias manos, aunque como seres humanos hayan tenido que aceptar la ayuda espiritual.
Los sacerdotes se entregaban y alcanzaban lo más elevado de todo.
Ahora se desarrollaban los dones espirituales y nuestra vida adquiría significado.
Por medio del sueño llegaron a conocer el trance psíquico y gracias a este trance lo último de todo lo que se puede vivir como ser humano material, y las puertas del universo quedaron abiertas para ellos.
¡Entraron felices!
Occidente —que es ingenuo, mortecino y aun así tan entrometido— no sabe nada de esto, porque la ciencia no puede aceptar la vida después de la muerte, no ha llegado aún a ese punto.
Pero debido a que la humanidad en Occidente no está allí todavía, la vida interior sigue privada de toda esta sacralidad, y continúa inconscientemente.
Si la ciencia pudiera aceptar el otro lado, estas masas llegarían a conocer esta personalidad astral y tu sociedad adquiriría una personalidad completamente distinta, haría cambiar todos tus pensamientos y sentimientos.
Ahora no se sabe lo que hace la vida interior mientras duerme, y todos esos problemas el otro lado habría podido dárselos desde hace mucho tiempo a la humanidad en Occidente.
Llegamos ahora de cualquier manera, por fin hemos llegado al punto, pero la ciencia todavía no posee esta sabiduría.
Occidente se blinda contra la vida tras la muerte y prefiere ponerse a llorar junto al ataúd, tampoco ahora ve ni siente más allá, la continuación sigue rodeada de misterio para Occidente, significa desaliento, destrucción y el final de la felicidad.
En los primeros tres grados la vida del alma todavía domina los sistemas materiales.
Niños que sí podían experimentar el tercer grado no orinarían en la cama, para ellos el cuarto grado vuelve a ser demasiado profundo y el interior no siente la presión material del agua en el esfínter o nervio, y el agua sale.
El tercer grado despertaba ahora el alma, la personalidad tiene que reaccionar y esto evita que moje la cama.
Aun así muchos niños siguen despertándose y eso es debido, nuevamente, a la sensibilidad del sistema nervioso y de la vida interior, a la personalidad.
En el tercer grado, la personalidad se hunde y se deponen los pensamientos y sentimientos materiales de la conciencia diurna.
Sin embargo, alma y materia están sintonizadas, el alma tiene que padecer los trastornos materiales y el cuerpo los del alma, la vida interior.
Por supuesto que estos dos organismos se adaptan el uno al otro y viven para ellos mismos las leyes materiales y astrales.
Lo que viva el alma se lo transmite al organismo y también al revés.
Pero ¡la personalidad como ser humano las experimenta!
Esta personalidad puede ser tanto el esclavo de ambos organismos como su vencedor.
Eso el niño oriental no lo ha comprendido.
La sensibilidad espiritual puede a veces tener la culpa de que alguien se quede dormido de manera no natural, y entonces el alma domina la vida material.
Ahora el niño sueña sus vivencias y no se vive el cuarto grado, pues ahora no es posible.
Incluso hay adultos que sueñan vivencias materiales, pero en ocasiones se despiertan de inmediato y tienen que constatar entonces que llegan tarde por muy poco, pero la camita caliente está empapada.
Hay que ver, ¿cómo es posible?
Pero eso puede encontrarse entre el tercer y cuarto grado de sueño.
Con que desciendas un momento en ellos lo sabrás, tal vez entonces incluso vayas a dibujar o pintar, pues ahora puedes recibir la inspiración espiritual inconsciente que vives inconscientemente, pero que nosotros sin embargo te damos conscientemente.
Ahora nos es posible hacer por ejemplo que durante esta violencia encales el espacio.
Aunque por la mañana tengas que despertar y pienses que es un sinsentido, involuntariamente mirarás el cielo azul para mirar si una parte de él no es blanca, con tanta profundidad ha penetrado la ley de la inspiración en tu vida.
Aquí, en este sueño, se levantan todos esos castillos en el aire y el ser humano se construye sus propios cielos.
Es porque no se quedan dormidos y porque el alma vive entre dos mundos y la tierra se ha eliminado para ella.
Estos son, por tanto, trastornos espirituales y materiales.
Hay muchos trastornos para quienes no concilian el sueño y son materiales y espirituales.
La vida interior tiene que procesar la conciencia diurna durante el sueño.
Y si esto no ocurre, por la mañana estás exhausto.
Entonces la vida del alma no ha podido desahogarse.
En este estado el alma sigue siendo demasiado activa.
Este desahogarse es una ley corporal de la que nuevamente la ciencia no sabe nada y que tú seguro tampoco entenderás; aunque la vida te llevara al Oriente oculto para hacer allí tu vida más profunda, incluso entonces sería para ti la búsqueda de la aguja en tu pajar, porque ni siquiera Oriente conoce estas leyes, o estarías ante una persona “cósmicamente” consciente.
Si el ser humano no pudiera desahogarse en el sueño, el sistema corporal material desfallecería, entonces ese reloj se atascaría irremediablemente.
Tendría entonces que procesar un exceso ¡y eso no se puede!
Así de milagrosamente ha calculado Dios nuestro cuerpo.
Y es que es lo más imponente que Dios ha creado y que ha depositado en seres humanos y animales.
Podría ponerme a escribir diez libros sobre este suceso y ponerte la cabeza como un bombo, para solo poder aclararte el verdadero enigma al final de estos diez libros, así de increíble es, tan lejos está de ti, ¿y sin embargo?
Cada segundo del día vives en él, haces algo debido a él o te regala algo, después de lo cual tu vida queda plena.
No son enigmas cósmicos, pero sí quiero contarte que en ocasiones de este lado también nos imponemos enigmas, y este es el más poderoso que nos puedan poner.
Adivina adivinanza, ¿qué es?
Nuevamente: el alma tiene que desahogarse mientras duerme, o el cuerpo material sucumbiría.
¡De esto se encargó la naturaleza!
Entonces el niño sucumbiría ya a la edad de un año, debido a que la vida del alma no podría cargar más con las experiencias vividas.
¿Y a la edad adulta, entonces?
Es un peso que ni siquiera puedes calcular y que sin embargo está siendo cargado en tu interior sin que te des cuenta.
El alma —cada vez me acerco más a ella— hace su propio balance.
¿Ya lo sientes?
Es lo que hace vivir el alma, y el sueño le dio esta gracia tan grande.
Quien no esté, pues, en el cuarto (grado de) sueño no puede desahogarse y por tanto el alma conserva toda su carga del día e irrita el sistema nervioso que de por sí ya está cansado y los trastornos materiales te lo hacen saber.
Ahora pronto podrás visitar a un psiquiatra, pues tu sistema nervioso está destruido.
Mi estimado lector, ¡es tu subconsciente!
El famoso subconsciente sobre el que tanto hablan y escriben tus parapsicólogos, pero que sin embargo no conocen.
Lo que escriben tampoco tiene significado para ti.
Tu subconsciente capta toda esa sobrecarga y por eso el alma llega a liberarse por completo de su propia carga, o estaríamos ante el derrumbamiento.
Por eso tus neurólogos no pueden constatar esos trastornos de lo más sencillos, por más erudito que sea su comportamiento.
Tienen que descender en ese subconsciente si quieren hacer un diagnóstico claro y constatar en dónde reside la verdadera presión.
El alma lo tiene en sus manos.
Pueden constatar que duermes mal, pero ¿cómo quiere descender el erudito en el sueño?
Donde se ubican y viven los trastornos no funcionan las medicinas, no pueden extirpar la causa, para eso hace falta conocimiento astral.
Este examen todavía no te lo pueden dar en la tierra, ¡puesto que el erudito sostiene que esta vida es la primera para el alma!
Para nosotros, sin embargo —o no existiría el subconsciente— la vida siguiente, el renacer.
En esto vive la vida interior, aquí el alma ha entrado en su propio reino y el subconsciente tiene que aceptar que el último y el más elevado representan el sexto y séptimo grado del sueño.
Solo después de la vida material hemos llegado a conocer estos trastornos.
De este lado pudimos hacer un estudio astral y cósmico del organismo humano.
Cuando queremos capacitarnos para una tarea, tenemos que conocer todas estas leyes o nunca podremos proteger suficientemente al médium.
Si no conociera estas leyes, tampoco habría podido consignar una sola palabra al papel, sería entonces un inconsciente.
En primerísimo lugar, nuestros médiums tienen que dormir bien, el subconsciente tiene que poder absorber o en solo un año el médium quedará completamente destruido, este peso no se puede soportar.
La sabiduría astral de nuestro instrumento sería capaz de colmar millones de almas, debido a que se ha vivido esta profundidad “universal”, a que ha sido acogida por el subconsciente.
Gracias a que su maestro se encarga del sueño natural, sí es capaz de asimilar todo él solo.
Si un sacerdote del Antiguo Egipto no podía dormir y era el gran alado, esta alma era ayudada por todos los sacerdotes, pues en una sola semana de no dormir esta máquina cósmica quedaba completamente atascada.
Entonces el cuerpo tiene que derrumbarse.
Pero una y otra vez se evita ese peligro.
¡Preferirían entrar ellos mismos en la muerte que tener que perder su instrumento amado, que recibía para ellos el amor cósmico de los Dioses!
Y esta vida no debía estar sobrecargada, lo imponente que se vivía durante las sesiones se descendería esa misma noche de la consciencia y entraría al subconsciente, del que finalmente siempre se nutría.
Pero el yo de la conciencia diurna es para experimentar, el inconsciente sirve de granero y puede ser celestial, pues en él has guardado las leyes de muchas vidas.
¡También la pena y el dolor!
Si de este lado quieres saber algo de las leyes astrales, seguirás con tu preceptor al ser humano en la tierra, solo después estarás listo para acoger en ti todo lo demás.
El maestro descenderá contigo en tu sueño y te mostrará lo complicados que son ambos sistemas de los que durante tu vida en la tierra sabes tan poco.
Y esta vivencia solo es posible cuando has alcanzado la primera esfera.
Así que asegúrate de que des amor a la vida de Dios y después de esta vida estarás ante las leyes astrales y dentro de ellas.
¿Qué te parecería planear por el espacio con tu padre o madre, hermana o hermano, o con tu propia alma gemela, y que se te aclare la creación de Dios, como solo un ser consciente puede hacerlo?
Solo entonces este espacio inconmensurable estará en tu propia mano y podrás decir: “Esto es mío, conozco las leyes del cuerpo y las mías propias como alma, también las leyes de las estrellas y los planetas, todo me pertenece”.
¡Quien dé amor y ame aquello que es de Dios recibirá después de esta muerte esta sabiduría como un regalo divino!
Llegué a conocer entonces los siete grados de tu sueño, y cómo reacciona el alma como personalidad mientras se va quedando dormida.
Naturalmente, vi delante de mí los dones espirituales.
Viví ahora que el quinto grado de sueño está conectado con nuestra vida, y que el cuarto pertenece a la vida orgánica.
Entre el cuarto y quinto sueño entras a nuestra vida, en esto se encuentra una apertura para el alma como médium cuando se vive el desdoblamiento consciente.
El gran alado entra ahora suavemente al mundo astral y entonces los dones psíquicos pueden ser vividos para ti como ser humano en la tierra, consciente e inconscientemente.
Ahora bien, si quieres dibujar y escribir conscientemente, tu propia vida de los pensamientos tiene que ser desconectada hasta aquí, solo entonces la escritura recibida será espiritual y libre de todo pensamiento propio.
Por lo tanto, así de profundo tienes que poder vaciarte si tu padre o madre quiere poder transmitir algo a tu conciencia.
¿Comprendes ahora la tremenda dificultad?
¿Algo de estar despierto y sin embargo quedarse dormido?
Entre el cuarto y quinto grado de tu sueño se encuentra el equilibrio entre la materia y el alma, es aquí donde tu alma suelta todo su lastre y hace que se hunda en el subconsciente inconmensurable, para aun así poder seguir formando parte de tu vida.
Es decir que este centro de equilibrio tiene un gran significado para tu vida, aunque ocurra al margen de tus propios pensamientos, aun así esto es el equilibrio espiritual para ambos organismos, la báscula que Dios dio al cuerpo.
Hay que echar este lastre por la borda o te derrumbarás.
Estos últimos tres grados del subconsciente lo adoptan de la personalidad y lo conservan para ti.
Si quieres ahora dormirte más profundamente, es decir, continuar más allá del cuarto grado de sueño, te llegan a ti como ser humano normal trastornos materiales, pero para un mago empieza ahora la vida oculta.
Si a pesar de todo el alma desciende en estos grados, estarás ante la muerte aparente y el sueño será demasiado profundo, lo que también pueden ser enfermedades.
Has rebasado el estadio normal, y si ahora el reloj no está en orden, se sobrecargarán los nervios y seguirá el fenómeno.
Ahora no hay cuestión de sobrecarga y se ha depuesto la normalidad.
Pero si estás sobrecargado en la vida de la conciencia diurna, llegarán a ayudarte mientras duermes estos tres grados; esto ocurre al margen de tus propios sentimientos y pensamientos conscientes o te aferras a ello.
Así que tiene que tener lugar mientras duermes.
Esos grados se encargaron de que se mantuviera el equilibrio entre alma y cuerpo, velan por la colisión del yo de la conciencia diurna y el subconsciente.
Estos grados de sueño son la luz de tus ojos, son la intuición para los sentimientos y la sensibilidad para los dones espirituales.
Por lo tanto, podemos nutrirnos del subconsciente o tiene que quedar completamente blindado, puesto que de lo contrario interfieres.
En el quinto grado de sueño puedes desdoblarte, este grado tiene sintonización con nuestra vida, te lleva a las leyes astrales.
El ser humano que muere entra a la vida después de la muerte entre el cuarto y quinto grado, entonces se rompe el cordón fluido.
Cuando llega la muerte se desgarra esta conexión entre alma y materia, y tienes que abandonar la vida terrenal.
Durante la muerte se puede constatar si la gente ha dormido mal en su vida, el alma tiene que entrar ahora por encima del cuarto y quinto grado, pero no puede separarse del cuerpo y es tu lucha a vida o muerte, de las que ganará el último.
Ahora el alma se desprenderá tranquilamente y cerrará los ojos, para volver a abrirlos de este lado.
Por supuesto que el proceso de muerte por una parálisis cardíaca y numerosas otras transiciones vuelven a ser algo muy distinto.
En ellas, el alma es lanzada fuera del cuerpo por una sacudida y el cordón se rompe de una vez, lo que para el alma significa el hundimiento.
Entonces el ser humano en la tierra puede decirse: “Gracias a Dios, no puedo vivir el quinto grado del sueño”, pues entonces estás ante las leyes astrales.
Si descendieras sería posible que en el mismo instante te asaltara la locura y que al volver ya ni siquiera te conocieras a ti mismo.
Ahora entras en contacto con todos los mundos de este lado.
Y sin embargo el mago y el faquir, como todos nuestros médiums, tienen que llegar a conocer las leyes astrales, llegan a las leyes ocultas precisamente por el quinto grado de sueño.
Este libro no se habría podido escribir si el médium no pudiera vivir el quinto grado.
Este sueño te lleva a nuestro mundo y a todos los peligros ocultos.
Los demonios del infierno pueden esperarte y entonces podrás demostrar con qué estado tiene sintonización tu vida interior.
No sabes nada de todos estos peligros y sin embargo has entrado con tranquilidad y tienes que actuar por tus propias fuerzas.
Los magos y faquires tienen que vencer todas las leyes ocultas o estarán irremediablemente perdidos.
Ay de los que tienen sintonización con una esfera tenebrosa, ni uno solo de ellos vuelve a la tierra, salvo completamente loco.
Por lo tanto, el quinto grado de sueño es mortalmente peligroso para tu conciencia diurna si se manifiestan los dones espirituales.
Y sin embargo dicen los charlatanes: “Soy médium de trance.
Por medio de mí hablan espíritus y por mí dibujan espíritus”, etcétera etcétera.
¿Sientes, sin embargo, que al margen de nuestra protección todas esas personas están camino del manicomio?
¿Cómo quieren protegerse todas estas personas?
¿Ahora que sabemos que ni una sola alma de este lado puede ayudarlas?
Si de verdad pudieran descender, vivirías en ese mismo instante un tremendo drama, pues llegarías en contacto con los demonios del infierno.
Por medio de esto les demostré que no son médiums de trance.
Ninguna de estas personas puede vivir el trance psíquico sin volverse loca, inmediatamente después de lo cual pueden encerrarlas.
¿Qué quieren empezar en nuestro mundo estos inconscientes?
Más adelante les quedará claro lo que viven, cuando el quinto grado de sueño haya ocupado su vida.
¿Cómo se atreven a decir que están libres de su organismo?
Ni siquiera conocen el sueño normal.
Por su propio sueño se puede reconocer, a la vez, la mediumnidad.
En este grado los antiguos egipcios llegaron a conocer nuestras leyes vitales y con ellas reforzaron su concentración, de modo que podían llamar un ave en vuelo, pero también llegaron a conocer todos los peligros ocultos.
Un sinnúmero de médiums ya no podían volver mientras descendían y hubo que encerrarlos por el resto de sus vidas, estaban poseídos hasta en el subconsciente, la demencia más profunda que hay.
A esta gente ya no se le podía ayudar, y sin embargo, como ya te dije, fueron grandes sanadores.
Esta demencia es espacialmente profunda; en este caso el alma se ha hecho una sola con las vidas depuestas, en la que se establece la unión.
Ahora hablan el bien y mal de la vida interior, y se manifiestan las leyes del karma.
Y la demencia del karma es incurable.
Entonces se rebasa el cuarto grado y se disuelve por completo el límite del equilibrio.
Y lo que para la madre tierra es la atmósfera, es este límite para ti como ser humano: la protección propia.
Quien salga de la protección propia tiene que conocer y haber vencido las leyes de nuestra vida o estará perdido.
Estos sacerdotes perecieron en el trance.
El mundo astral tomó posesión de su grado de vida y no había nada que se pudiera hacer, su propia vida los llevó en estas fuerzas originales y no estaban preparados para esto.
No se conocían a sí mismos.
Ahora ellos mismos rompieron su equilibrio entre la materia y el alma, y abrieron un gran boquete en ese muro astral, por el que la otra vida en el espacio podía entrar sin problemas para tomar posesión de esta vida.
La madre tierra ha dado la protección propia a cada ser humano y animal, o te hundirías demasiado en tu sueño y se disolvería el equilibrio.
Ya no pudieron restablecer la ayuda natural para el ser humano, habían destruido esta protección cósmica por voluntad propia.
Y cuando sucumben estos sacerdotes, ¿qué quieren hacer entonces tus charlatanes?
Cuando el médium en nuestras manos tiene que llevar a cabo una tarea y en verdad se puede recibir alimento espiritual, el maestro evita todos estos dones, se construye ahora con cuidado una protección diferente.
Solo después es posible desprender al médium de la propia vida.
Este desarrollo es necesario y siempre toma años, de modo que podrás aceptar por qué los médiums no son elevados por el otro lado de una vez, lo que se ha preguntado mucha gente.
Somos capaces de todo y podemos actuar de inmediato, pero también volveríamos loco al médium si tratáramos esta vida y las leyes astrales con descuido.
La vida interior del médium tiene que vencer estas leyes en ese desarrollo, solo entonces podremos trabajar y descender cada vez más, lo que se puede constatar por la sabiduría.
Al principio de este desarrollo no hay contacto, por lo menos no en este estado, de modo que tenemos que aparecer y trabajar por nuestras propias fuerzas, el médium todavía no está listo para eso.
Y entre el cuarto y quinto grado de sueño tiene que ocurrir este desarrollo, siempre al margen de la conciencia del médium, o la vida interior piensa ella misma, y entonces estaremos impotentes.
Por eso podemos decir: uno entre miles tiene contacto.
Miles de leyes tienen que ser vencidas por el médium antes de que el instrumento pueda mantenerse en pie en nuestra vida.
¡Y quien venza eso es un Alado!
Ahora bien, si un médium no está dormido normalmente, habrá interferencias materiales, seguro que lo sentirás, entonces el maestro ni siquiera puede desprender esta vida del organismo, ahora hay disarmonía entre alma y materia.
Por eso los grandes médiums siempre tienen que dormir bien o se romperían a sí mismos en pedazos y no podríamos empezar.
Si hay presencia de achaques corporales, incluso los más nimios, esto nos blinda y no puede haber cuestión de más desarrollo.
Si hay presencia de características en la vida que tienen sintonización con las esferas tenebrosas, ya estaremos impotentes, pues no podremos vencerlas.
Durante el desdoblamiento se acercan los demonios y por eso tienen conexión con la vida terrenal y estamos impotentes sin poder hacer nada.
Por lo tanto, esta sintonización no se puede vivir entre la vida y la muerte.
Quien cometa una sola acción mala ya ni siquiera es apto para la mediumnidad más elevada, ese acto sintoniza al médium con los peligros en el estado astral.
Te lo vuelvo a decir: es uno entre millones el que se desprende por completo de la vida material, pues la posesión de las grandes alas es un regalo divino.
Eso no se te pone en las manos así como así, para eso tienes que entregar tu propia vida.
Cuando hablamos de entregar la propia vida, queremos decir con eso que tienen que ser vencidas todas las leyes ocultas y eso le cuesta al médium la propia vida, pues están a la vuelta de la esquina la demencia consciente e inconsciente.
Pero si puedes vencer estas leyes, te espera la felicidad cósmica y se te abre la vida eterna.
El iniciado de Oriente ni siquiera ha llegado a conocer los siete grados de sueño y sin embargo es ciertamente una persona consciente.
El faquir y el mago sintonizan con ello y llegan a conocer estas leyes, pertenecen a su estudio.
El iniciado vive su propio mundo y busca su suerte en las esferas de luz, quiere ver a Dios como lo “absoluto” y en ocasiones llega a estar muy lejos de su propia sintonización, en la que ve y siente y recibe sabiduría, que transmite a sus alumnos.
Así sirve a la humanidad.
Por lo tanto, el iniciado vive los grados de sueño para mirar dentro de nuestro mundo, aunque se mantiene conectado con su organismo.
Vive ahora la división de la personalidad por la concentración en estado astral, el mago llega a unión para su dominio material y vive el arte corporal.
En esto reside la diferencia en la que el iniciado abarca el espacio astral, en la que el mago se vive a sí mismo.
El mago y el faquir siguen y viven una sola dirección que está enfocada en las leyes materiales, el iniciado se sintoniza con las leyes después de la muerte y quiere ver a su Dios.
Cuando el iniciado se acerca al quinto grado del sueño, se desprende de las leyes materiales y puede ir a donde él quiera si también él ha elevado la protección propia.
Entonces tiene que haber armonía espiritual en su vida, o en ese momento ya está siendo atacado por el mal en el espacio, pues mientras tanto millones de almas esperan la oportunidad de descender en su cuerpo y tomar posesión de la vida terrenal.
Es decir que quien no se conozca a sí mismo es desde ahora hombre perdido y vuelve demente o desfallece entre la vida y la muerte.
Pronto llegarás a saber cómo se vencen a sí mismos.
El mago continúa y alcanza los siguientes grados de sueño y puede vivir sus artes.
Si el iniciado está abierto a la ayuda astral, por la que desde luego todo le es mucho más fácil, entonces un maestro de este lado puede ayudarlo.
Pero Oriente no está sintonizado con esa ayuda, Oriente quiere ser un maestro él mismo y así el iniciado se blinda contra la ayuda astral.
Sin embargo, también ellos tienen, aun así, sus propios espíritus protectores, o ni un solo iniciado llegaría a altura astral.
Siempre es posible recibir conexión desde la tierra; en nuestros miles de vidas de este lado sí que hay una sola alma con la que hemos tenido que ver y con la que hemos llegado a armonía espiritual.
Esta alma intentará apoyarnos en la búsqueda.
Y es lo que ocurre, pero al margen de su propio saber, porque un iniciado está demasiado orgulloso de sí mismo en lo que respecta a la sabiduría astral.
No quieren ser dependientes; ellos mismos, ellos mismos quieren dominar entre la vida y la muerte, y así a veces llegan a alturas increíbles.
Muchos ocultistas han tenido que pagar su peaje astral con la muerte, las leyes de nuestra vida los castigaron, sobre todo a los que las trataron demasiado a la ligera.
En este estado de sueño la vida del alma es dominante.
El organismo ha sido vencido y tiene que obedecer la voluntad imponente del ser humano.
El médium oriental puede hacer ahora lo que él mismo quiera.
Si quiere vivir la muerte aparente —el sueño epiléptico—, puede hacerlo, ya nada lo detendrá.
Se sintoniza con diferentes sistemas corporales y los pone fuera de servicio.
En un máximo del cinco por ciento quita la vida a los órganos materiales y entonces esa parte material está completamente en su poder.
Ahora como personalidad es soberano del cuerpo y puede hacer con él lo que quiera.
Por este estudio ha llegado a este punto, ha llegado a conocer las leyes para la materia y el alma, y se le ha concedido asimilarlas.
Y sin embargo el ser humano no tiene voluntad propia —¡es lo que se dice en la tierra!
Ni un solo órgano material está ahora fuera de su concentración.
Solo tiene que extender los brazos y las leyes de vida y muerte están a su alcance.
Sin embargo no es capaz ahora de percibir dentro de nuestra vida, pues sus pensamientos y sentimientos están sintonizados con las leyes materiales.
El iniciado suelta por completo la vida terrenal, él como mago vive la victoria de su propia vestidura y ahora puede dejar que lo entierren vivo y, si quiere, también vivir aún otras leyes.
El iniciado mira a su alrededor, está en la vida después de la muerte y ve ante sí la infinitud de Dios, él es como un niño pequeño y estará muy agradecido si se le muestra algo de todos esos tesoros, toda esa sabiduría que desea.
El mago vive ahora de este lado y es un muerto en vida, vive ahora en su propio subconsciente, en el que se siente seguro y que domina la vida de la conciencia diurna.
También cuando está espiritual y corporalmente dormido tiene que permanecer en su organismo un porcentaje de conciencia que baste para mantener el cuerpo con vida.
El tipo de mago inferior no puede superar esto, para un mago esto es a su vez lo más elevado que puede alcanzar por su estudio.
Los tipos inferiores perecen todos cuando aun así intentan entrar al nirvana de los magos.
Por lo tanto, el mago desciende tres grados más que tu propio sueño normal y vive las leyes ocultas, solo entonces está ante los hechos físicos.
Por lo siguiente te quedará claro lo maravillosa que es su voluntad, su voluntad a la que ha de obedecer el alma.
Si se ha sintonizado con quedarse dormido debajo de la tierra —y si se deja enterrar vivo— de todos modos despertará a tiempo.
Él mismo fija la hora en que quiere despertar y luego se queda dormido.
La voluntad humana reacciona con precisión de reloj.
Los órganos materiales tienen que obedecer, lo quieran o no, ya no es posible eludir esto.
La voluntad humana es ahora dominante por encima de todos los sistemas materiales y la vida interior; él, como la personalidad, ha llegado a tener eso en sus propias manos.
Ahora ya no habrá trastornos o de cualquier manera se quedaría dormido, y el corazón se detendría enseguida.
Cuando quiere retirarse en este estado, primero cierra la garganta, con lo que quiere evitar que mientras duerma le entren bichos que le coman las tripas.
Esta retracción en sí le costó un estudio tremendo y es que en realidad nació para esto, lo que quiere decir que ha usado muchas vidas para alcanzar esta profundidad, para llamar propiedad suya lo definitivo.
Ahora que ha llegado a este punto, sin embargo, puede vivir sus artes astrales y materiales.
Cuando está cerrada la garganta —abate la lengua— se sintoniza con el sueño y con los órganos respiratorios.
Después empieza a pensar, su concentración increíble empieza a funcionar ahora y se dice a sí mismo:
“Quiero... quiero despertar tal día a tal hora”.
Esta concentración de la voluntad sintonizada es de una precisión asesina.
La voluntad se encarga del despertar, ha llegado a esa unión.
Y ni un segundo después despierta, la voluntad humana hace que vuelva la fuerza vital que se ha quedado atrás, y ahora también él vuelve a la vida de la conciencia diurna para participar en este empuje y para volver a tomar el organismo en sus manos.
Si quiere dormir poco tiempo, basta con que lo quiera, en nada se niega su reloj material.
Por lo tanto, el remanente del cinco por ciento se encarga de que el organismo se mantenga con vida.
En este estado ya ni siquiera se oye el pulso, también se disuelve entonces el pulso material, pero el pulso espiritual ha empezado a funcionar.
Esto es tremendamente profundo para ti, pero a la vez se puede aclarar si puedes aceptar que también nosotros, después de la muerte, sentimos que late nuestro corazón y que corre sangre por nuestras venas, así de verdadera es nuestra vida.
El latido del corazón astral se encarga ahora del empuje material y puede hacerlo gracias al cinco por ciento de fuerza de voluntad del mago, una fuerza que es como energía y que mantiene con vida el cuerpo.
Esa energía da animación al funcionamiento astral para el corazón, de modo que no puede producirse la muerte.
El mago ni siquiera conoce estas leyes, no podría responderte a ellas, solo en nuestra vida hemos llegado a conocer esas leyes.
Un cinco por ciento de fuerza vital restante en el organismo atrae las leyes astrales, por lo que se sintoniza un estado semimaterial y semiespiritual.
El mago sabe que ya no se puede oír el latido de su corazón.
Lo que se oye es el murmullo suave, muy suave y sin embargo perceptible que es el funcionamiento del corazón, que por lo tanto ha adoptado semimaterialmente y espiritualmente la regulación del corazón.
Todos los órganos materiales funcionan ahora por ese cinco por ciento de manifestación de la voluntad.
Cada órgano es reducible al estadio cero, pero entonces se produce la muerte.
Se puede privar al organismo de la verdadera fuerza vital hasta el uno por ciento, aun entonces el organismo se mantiene con vida.
Incluso hasta la oscilación entre la vida y la muerte, la báscula para ambos organismos, seguirás siendo dominador como ser humano; un poco por debajo de eso, sin embargo, se rompe el cordón fluido y se produce la muerte.
Esto tiene que regularse después del quinto grado de sueño.
Poco a poco la voluntad humana se retira como la personalidad y los sistemas tienen que soltar la vida.
El cuerpo queda ahora libre de la vida consciente, y esto se establece por medio de la personalidad, que por lo tanto ha hecho un estudio de sí misma.
Así llegó el mago a tener su conocimiento.
La cosa milagrosa que ahora tiene en sus manos y que es su posesión adquirida te quedará clara si te digo que el organismo no tiene, sin embargo, color cadavérico, aunque se haya disuelto por un momento el tono natural.
Debido a su lento desprendimiento de sus sistemas no hay cuestión de un trastorno interior o corporal.
Eso, sin embargo, lo vive todo cuerpo; cuando la vida se va yendo de él, el tono de la piel cambia en el acto y tendremos delante los síntomas de la muerte.
El mago evita todo esto debido a que se retira lentamente, y por tanto no pueden originarse trastornos sanguíneos.
No obstante, por eso se manifiestan los fenómenos.
Ha llegado a tenerlo todo en sus manos y pertenece a su estudio.
La repentina sacudida trastorna la circulación sanguínea y esa, a su vez, desconecta sistemas, lo que el corazón no puede procesar.
El mago tiene bajo control todos los órganos corporales gracias a su voluntad desarrollada y el conocimiento de cuerpo y alma, de sí mismo.
Podríamos llenar libros enteros sobre esta enorme sabiduría, solo entonces llegarás a conocer tu propio cuerpo, así de hondo es el significado de tu sistema, tan sencillo a pesar de todo.
La vida humana de un médium es demasiado corta para dejar constancia de todas estas leyes sobrenaturales.
Llegamos a ti con tanto gusto para dar a la humanidad esta sabiduría astral.
Ojalá la ciencia quisiera escuchar.
“Dios mío, la de cosas que podrías entonces dar a Tu hijo en la tierra”, es la oración que ya quisiéramos elevar a Él ahora, así de grandioso y sagrado es este estudio sobre el cuerpo humano y la vida dentro de él.
Tal vez llegue, se podrá dar a la tierra por medio de este instrumento.
¡Estamos completamente listos para eso!
Algo se sabe aquí en Occidente de irse quedando dormido.
Es solo un detalle, sin embargo un sinnúmero de personas poseen esta concentración, por la que por ejemplo siguen despertándose a tiempo sin reloj.
Estas personas se sintonizan con el tiempo como el mago y, mira, por la mañana despiertan con gran puntualidad.
Esto no es innato, lo han adquirido a fuerza de quererlo.
Y este detalle quiere, se encarga ahora del despertar.
A pesar de eso, sí que te lleva en la dirección de mago.
Muchísimas personas ya no necesitan un relojito para ello, el reloj interior es infalible.
Parece increíble, pero numerosas personas pueden confirmarte que gracias a la concentración podrás lograr lo que sea en un solo punto, siempre que por lo menos vayas a empezar a hacerlo.
La voluntad humana es dominante para la materia y el alma.
Son las leyes del cuerpo y las de la vida interior que son vencidas por la personalidad.
Es lo que hace volar a los sacerdotes lama.
Se despojan a sí mismos de la fuerza de gravedad y planean por encima de la tierra, pueden desplazarse a distancias increíbles en poco tiempo.
Estas personas viven en el Tíbet, también ellas han vencido las leyes mágicas y han asimilado los dones para los fenómenos físicos ocultos.
Levitan por obra de su propia concentración de voluntad desarrollada y con sintonización consciente.
La vida interior obedece esta orden como un reloj astral.
El occidental comprendió entonces que se puede vencer el organismo.
La vida interior no tiene significado, es la personalidad la que tiene que vivir y tener en sus manos todos esos sistemas.
La voluntad humana en Occidente está muerta en vida y sigue inconsciente, Oriente, en cambio, ha adquirido una enorme conciencia en esto, y ha logrado alcanzar lo más elevado.
Ahora se manifestaban las leyes mágicas y también los sacerdotes llegaron a conocerlas.
Por lo tanto, despertarse a tiempo es una cuestión de pensar y querer.
Te acuestas ahora tranquilamente, la voluntad, sintonizada con la vida, es ahora tu reloj.
La vida obedece, esta voluntad solamente se puede eliminar si la personalidad ha vivido la hora.
Algo que se desee tiene que ser vivido o no se desprenderá de ti.
Oriente ha vivido todas estas leyes y ha podido constatarlas durante el estudio, aunque también allí se sepa todavía poco de conocimiento y grados astrales.
Un faquir y un mago han llegado a conocer su voluntad en su plenitud.
Saben que millones de personas no poseen voluntad.
Por su estudio han podido constatar que el ser humano vive a lo sumo al treinta y cinco por ciento de la manifestación de la voluntad, el porcentaje restante yace en ti y no se consume nunca.
Esto te ha de demostrar que como ser humano todavía tienes que despertar para el propio estadio natural por el que la vida se vive al pleno cien por ciento.
No lo alcanzarás en tu vida social, en ocasiones tus pintores y otros artistas, por un momento, y ellos ya piensan que están bajo inspiración.
Ya lo ves: como ser humano aún tienes que despertar para miles de estados.
Ahora que Oriente ha mantenido el propio grado de vida natural, el mago ha llegado a ese punto.
Han aprendido ahora a dividirse y al dividir la materia y el alma la personalidad llegó a tener en sus manos las leyes ocultas.
Por eso el mago comprendió que ni la vida interior ni los sistemas materiales tenían algo que decir a la personalidad, y que además tenía que poder vencer esas leyes.
Se convirtió ahora en dominador y se enterró conscientemente, aunque no muriera por ello.
Un sacerdote empezó a reflexionar sobre todas estas leyes y quiso saber lo que vivía realmente en él.
‘¿Qué es la vida?’, se preguntó.
‘¿Qué soy yo cuando yazco allí y me he quedado dormido, y la vida del día escapa a mi conciencia?
¿Qué es el sueño?
¿No es malgastar el tiempo?
¿Tiene que quedarse dormido un ser humano?’.
Quería saber más al respecto, este sacerdote, pues comprendió también que albergaba un sinnúmero de leyes de las que no sabía nada.
Empezó a reflexionar, siguió con el tema hasta que fue capaz de elevar la vida de su mano, de modo que podía perforar la carne y sin embargo no sentía dolor.
Le pareció tan curioso que despertó en él el deseo de eliminar su organismo entero.
‘¿Qué pasa entonces’, pensó, ‘cuando mi cuerpo está acostado, y yo con él?
¿Soy otra cosa que mi cuerpo?
¿Hay en mí presencia de otro yo, que gobierna lo que soy para la tierra, y lo que es un ser humano?’.
Le parecía que era increíble, nunca antes había podido hacer semejantes preguntas, y ahora de pronto comprendió que él mismo tenía que ser más que esta única cosa que moría.
Cuando se hubo perforado la mano, cuando miró esa parte material sin que le molestara el dolor, comprendió también que él mismo podía ser ese dolor, pues es que quería que la mano se volviera insensible al dolor.
Reflexionó durante días y semanas seguidas, entonces pensó comprender el milagro.
Entendió que esto era un milagro; él mismo quería que la mano no viviera dolor, pues la mano no podía pensar, ¿no?
¿Quién dominaba la mano? ¿Quién le daba vida?
Él, por supuesto, era pues dominador de su propia mano, ya ahora la tenía bajo control, la mano tenía que obedecerle a él, a su voluntad.
Pero ¿dónde estaba ahora la vida de su mano?
Sintonizó con ello y vio, no, sintió que la mano vivía ahora en su hombro.
Sí que la mano seguía allí, pero vivía en otra parte, él mismo quería que la mano siguiera siendo allí la vida de la mano.
Ahora hacía que la vida descendiera y, mira: la mano se relajó y recuperó la vida propia.
Este sacerdote fue más allá y alcanzó una altura mágica, pero luego perdió su propia vida.
Otro adoptó su cuerpo y se manifestó la demencia.
Terminando con su vida recuperó su libertad, pero eso hizo que perdiera la vida terrenal y ahora vivía en el mundo astral.
Por lo tanto, su investigación lo llevó a este lado, pero volvería a la tierra para continuar su estudio.
Vale la pena seguir esto, es la vida del primer mago en la tierra que te describiré, pero por la que también llegamos a conocer todas estas leyes.
También has llegado a conocer tu sueño y la profundidad que tiene, y su significado para el alma y para el cuerpo, si puedes vivir sus leyes.
Este sacerdote vivió que su mano, que se había liberado porque él lo quiso, vivía en otra parte de su cuerpo.
Esa mano, sentía, pertenecía aún a la vida verdadera.
Si podía lograr, se decía a sí mismo, que el cuerpo entero se desprendiera del cuerpo material, ¿qué ocurrirá entonces?
Quería intentar sentirlo.
Pero —volvió a preguntar— ¿por qué se originó esta vida?
¿A qué pertenece la vida de una mano y toda esta vida mía?
¿Esto que soy?
Eran grandes misterios, pero quería resolverlos.
En realidad todo le era demasiado imponente, tenía que continuar con calma.
Le había quedado completamente claro que si soltaba su control sobre la mano interior, lo que lograba gracias a los pensamientos, que entonces la vida volvía a fluir hacia la mano material y esta recuperaba la normalidad.
Por la fuerza de los pensamientos elevó la mano interior y la puso en algún otro lugar de su elección.
¿Qué fuerzas hacían que él mismo pudiera pensar por una mano?
También eso quería saberlo.
Pero percibía que la luz del día le molestaba y que las tinieblas podían ayudarlo, y por lo tanto se encerró en su celda.
Llega al punto en que la mano ya no tiene vida y cuelga ahora como una parte muerta al lado de su cuerpo, lo que le da miedo y al instante hace que la vida fluya de vuelta.
Y, mira: vio la mano como siempre, recuperó el mismo color y era caliente al tacto.
Vivió puramente la necrosis de su mano y entonces continuó.
Sintió también que la circulación de la sangre se ralentizó y que podía regularla como él mismo quisiera y todo le pareció un gran milagro.
Aprendía muchísimo en estas tinieblas, pero la mano no podía morir, en esto se equivocaba.
Sentía que pensaba demasiado profundamente.
Ahora dio un poco más de vida a la mano y esta volvía a la normalidad, por lo que se sintió muy feliz.
Probó el mismo método una decena de veces y funcionó como por sí solo una vez que hubo llegado a este punto.
Podía alimentar su mano como él mismo quisiera, por lo que comprendió que la mano se había convertido en su posesión propia.
Antes también le había pertenecido, pero ahora dominaba esa parte de su cuerpo y esta tenía que obedecerle.
Ahora quiso poner bajo su control el brazo entero y también eso lo logró por completo.
Perforó su brazo en varios lugares, pero no le dolió.
Ahora quería dominar todos los órganos de su cuerpo.
Lograr eso en los órganos internos le parecía muy difícil, y sin embargo quería despojar los intestinos, el estómago y los riñones y todos los demás sistemas de la vida verdadera.
¿Qué viviría entonces?
Cuando hubo vencido los brazos, lo intentó con las piernas.
Y también la pierna obedeció su voluntad y permitió que la desprendiera del cuerpo.
Podía perforar la pierna, no corría sangre allí y dolor no sentía en absoluto.
Vivir esto con todos los sistemas le pareció un gran milagro, pero lo intentaría.
Sus pensamientos y sentimientos —comprendió— estaban sintonizados con sus brazos y piernas; era él quien alimentaba las partes del cuerpo, nadie más.
Sus pensamientos estaban sintonizados con eso y podía sustraerlos a esos órganos.
Ahora todavía los órganos internos, ¿y luego?
Entonces su organismo ya no tendría nada que querer, él sería el dominador.
Pero ¿qué milagros vivía entonces?
Eran milagros, ¿no?
¿Había un solo ser humano que sabía algo de esto?
Su concentración estaba sintonizada en la vida exterior e interior.
Cuando la circulación de la sangre escuchó su voluntad, volvió a empezar a pensar.
Ahora se negaban las piernas, ya no había vida en ellas, él era la vida.
En las tinieblas de su propia celda llega a la reflexión y a los sentimientos, y refuerza su voluntad.
La sangre corre por las venas, lo sabe, y esas venas están en su poder.
Puede hacer con la sangre lo que él mismo quiera, pero la sangre nuevamente es alimentada por él mismo.
Si quiere hacer que corra lentamente, lo que ocurre por los pensamientos, entonces a la vez priva la pierna de vida.
Es de una belleza imponente.
Estira la mano y en el mismo instante está como muerta.
Aun así mantiene la vida en ella y la mano sigue siendo caliente al tacto, continúa, entonces la mano se vuelve helada y eso, lo ha aprendido, no debe ser.
Tiene que evitarlo o no podrá pensar con normalidad, entonces la mano le molesta.
Esa mano fría es como un cadáver y él siente que algo que está muerto no vive e interfiere necesariamente.
Y las interferencias mientras piensa lo obstaculizan en su estudio.
Sabe lo que tiene que hacer.
Ahora, todos los demás órganos.
¿Aprendo?
Sí, ¿qué? ¿Qué aprenderá?
Hizo que se sintiera anhelante y quiere saberlo.
Durante horas se hace preguntas a sí mismo y también se contesta.
Sí que le llama la atención que de pronto le vayan surgiendo esos pensamientos.
¿Quién es él en realidad?
Aprendió ahora que todo órgano tiene su propio significado, pero que sin embargo todos esos órganos vuelven a estar conectados entre ellos.
Continúa y cancela el funcionamiento de la pierna, aunque aun así quiera poner en movimiento los músculos de la espalda para sentir cómo reaccionan en ellos las partes del cuerpo.
Ahora que sintonizó su concentración con el sistema nervioso, la pierna se negó y no se desprendía de la vida.
¿Qué querrá decir esto ahora?, se preguntaba.
¿Por qué se negaba la pierna?
Durante días lo va pensando, una y otra vez lo vuelve a intentar, pero no lo logra.
Siente que hay una interferencia en sus pensamientos, pero ¿dónde está?
Nuevamente, cree saberlo de golpe, como si otro le hubiera regalado esos pensamientos: entran en su vida por sí solos.
Siente ahora que la pierna está siendo alimentada por otros órganos, y esos órganos a su vez lo dominan a él, tiene que tenerlos bajo su control también si quiere poder continuar.
Antes que nada tiene que poner bajo control esos órganos.
La pierna, lo siente, tenía significado para esos otros órganos, para la pierna tiene que seguir otro camino.
Ahora sigue el sistema de los músculos, y sintoniza su concentración en él.
Sigue este sistema y así llega a su pierna, de modo que empezó a sentirla, así como el sistema muscular.
Volvió a la circulación de la sangre y al sistema de las venas, sigue esa vida en pensamientos y lo pone bajo control.
Pone una piedra encima de otra y construye ahora un edificio astral, la vida después de la muerte —el espíritu.
Aun así elevó en él la vida de la pierna y la llevó al área del estómago, en realidad no sabía aún dónde dejaría esa vida, surgió en él sin más y él llevó a cabo aquello en que estaba pensando.
La pierna estaba ahora insensible, pero un poco después le entró un terrible agobio.
La vida de la pierna le molestaba alrededor del estómago, no había pensado en esto, fue un fenómeno nuevo para él.
Un poco después le entró un hambre increíble.
¿Qué tipo de fenómenos eran estos y por qué razón surgían?
Durante días reflexionó al respecto y mientras tanto seguía y lo intentaba una y otra vez.
Cuando devolvía la vida a la pierna, la sensación de hambre disminuía.
‘Qué curioso’, pensaba, hasta que de pronto comprendió que el estómago no podía procesar toda esa vida.
Por eso al estómago le entraba hambre y ese fenómeno lo producía él mismo, se establecía por sus pensamientos.
Dejaba que se debilitara su concentración y los dolores que se manifestaban por el hambre volvían a desaparecer.
Ahora comprendía.
En estado normal no sentía su estómago, ahora sentía un estómago doble; comprendió que la fuerza era excesiva para esta parte del cuerpo.
Cuando comprendió esto se puso a bailar en su celda y se sintió un gran milagro.
En realidad, todas esas partes del cuerpo ya no tenían nada que decir, él era el soberano.
Solo le faltaba comprender cómo tenía que continuar para vencer a todos los órganos.
Tendría que evitar ahora que hubiera interferencias en el estómago.
De pronto lo supo otra vez y nuevamente gritó de alegría.
Tenía que llevar esa fuerza a alguna otra parte.
¿Y luego?
Pero eso es muy natural, entonces podía continuar y no habría trastornos.
¿No molestarían esas fuerzas en todas partes?
Es lo que quiere saber, y continúa.
Elevó en sí la vida de la pierna, pero la mantuvo fijada en su concentración, y la dejó en otra parte.
Cuando la elevó y en pensamientos quiso dejarla en su cabeza, de pronto le dio un dolor de cabeza tan agudo que pensaba que iba a hacerle desfallecer.
En ese momento ya ni siquiera podía pensar y por tanto estaba completamente equivocado.
¡Eso no funcionaba!
Aun así lo volvió a intentar.
Inmediatamente después le empezó a sangrar la nariz de forma ya casi imparable, y la vida de la pierna volvió a alejarse de él.
Entonces tuvo que volver a empezar de cero, pero primero quiso pensar, desconocía este fenómeno.
‘¿Qué tengo que hacer en realidad?’, se preguntó.
‘¿Hasta dónde he llegado ya?’.
Cada vez daba un paseo a través de su cuerpo y seguía todos los sistemas, no diez sino cien veces depositó la vida de la pierna en la cabeza, hasta que se sintió mareado y lo tuvo que dejar.
Donde llegara la vida de la pierna y él la depositara, molestaba a los demás órganos.
Sentía que los ojos se le salían de las órbitas y que la cabeza estaba tensa, pues tenía los labios muy gruesos.
En ese instante también se resistía la respiración y pensó que se asfixiaría.
Sin embargo siguió buscando este misterio y no pensaba en abandonar; quería saber.
Ambas piernas obedecían su voluntad, ahora faltaba la disolución completa de la vida, y entonces podría continuar.
¿A dónde?
En pensamientos se hallaba fuera de su celda, daba un breve paseo.
¿Qué tengo que hacer fuera?
¿Qué quiero allí en realidad?, entra en él.
¿Fuera?
¿Qué significa este fuera para mi vida?
De pronto exclamó gritando:

—¡Lo tengo! ¡Lo tengo, he llegado!
Ahora podía seguir construyendo.
Se sintonizaba ahora con la nada, con el vacío en él y al margen suyo, en el espacio.
Ese espacio era el exterior que entraba en él.
Así que no di el paseo en vano.
Elevó la pierna hasta allí.
Primero la izquierda, luego la derecha, y las dejó allí.
Ahora su estómago estaba libre y podía seguir.
‘Qué maravilla’, pensó, ‘qué milagro’.
La vida de la pierna vivía ahora en el espacio, ninguna de las dos piernas podía molestarlo ya y podía retirarlas cuando él mismo lo quisiera.
Incluso iba más allá.
Cuando pensaba en la pierna izquierda y quería patear con ella, la pierna pateaba y hacía lo que él quería que hiciera.
También la pierna derecha obedeció su voluntad y pateó.
Ahora hizo que las piernas corrieran al margen de él, y también eso iba como por sí solo.
‘Mira, hay que ver’, pensó, ‘mis piernas bailan de gozo y están igual de felices que yo’.
Y era cierto: las piernas estaban felices.
Pero era él quien depositaba la felicidad en ellas.
A bailar, a bailar, quiero que bailen (bailéis), piernas mías, mis propias piernas, bailen (bailad), vamos.
Durante días estuvo jugando con sus piernas, las puso a hacer las cabriolas más extrañas hasta que él mismo se hartó.
¿Qué es?
Ahora volvió a conocer uno nuevo.
Las piernas se le derrumbaron y se acostaron allí para dormir.
También él se sentía atontado y quería quedarse dormido.
Solo un momento, luego pegó un grito de dolor.
¿Qué es?
Como un rayo retiró sus piernas y ahora el dolor se fue.
También esto volvía a ser algo nuevo, muy nuevo para él, y le gustaría llegar a conocerlo.
Se acostó para dormir, había terminado su tarea para ese día.
Los demás sacerdotes le llevaron de comer y beber, pero todavía no quería decirles nada, primero quería haber llegado a ese punto, por más deseosos que estuvieran.
Aun así no podía resistir más e interrumpió brevemente su encierro.
‘Pero ¿dónde estoy?’, pensó, ‘Qué mundo tan extraño es esta vida en realidad, en comparación con aquello en que vivo cuando estoy rodeado de tinieblas’.
Al siguiente día siguió de nuevo, llevó comida y bebida para mucho tiempo y continuó su estudio.
Cuando pensó en comida se dio un susto tremendo.
¿Cómo es posible? En todo este tiempo apenas he comido o bebido algo.
No tenía tiempo para pensar en comer y beber, y el cuerpo ni siquiera mandaba esa necesidad a él.
Otra vez algo nuevo.
Continúa en donde se ha quedado.
Le vuelven a bailar las piernas y lo hace pensando en ellas, todo es de una belleza increíble.
Pero de pronto siente una sacudida, siente claramente que alguien le agarra las piernas.
Ahora también vuelven los dolores.
¿Le estaba alguien quitando las piernas?
¿Quién podía hacerlo?
Aun así tenía la sensación de que había unas manos que le agarraban y ceñían con fuerza las piernas.
Sentía muy claramente esa presión.
Tiene que esforzarse intensamente si quiere liberar las piernas, pero lo logra.
Esto no lo comprende.
¿Se podía pensar en este espacio?
¿O había cometido un error?
Intuir algo y poner fuerza en ello solo podía hacerlo un ser humano.
¿Eran estos pensamientos de un ser humano?
¿Se sabía de él en el espacio?
Nuevamente lo intentó y un poco después sus piernas nuevamente estaban siendo agarradas y presionadas, y con mucha fuerza, además, por lo que pensó que las estaban arrancando de cuajo.
Dejó que sus fuerzas se debilitaran un poco y mira: las piernas se van alejando de él, están siendo arrastradas.
¿Por qué?
¿Quién vive en ese mundo, en este espacio?
Retira las piernas con todas sus fuerzas, en realidad las quita de las manos de un tirón, como si tuviera que pelear por sus propias piernas, y recobra la conciencia.
De inmediato tiene que irse y sale corriendo hacia los demás sacerdotes.
Quiere contarles la novedad descomunal, pues ya no se siente seguro de sí mismo.
Ahora les deja claro hasta dónde ha llegado y les enseña el desprendimiento del organismo, pero él mismo continúa.
Empiezan a pensar y quieren alcanzar lo que ha vivido.
Cuando continuó, se prepuso velar por sus piernas y poner más atención, tal vez entonces podría descifrar este extraño misterio.
Había peligro en el mundo en el que vivían las piernas.
¿Qué suerte de espacio era en realidad?
¿Era un mundo como este?
No haber pensado en eso antes, según siente, fue porque ha estado sintonizado en las piernas.
Ahora lo comprende y lo recordará, tiene que saberlo.
Ahora él mismo también ira y pondrá atención.
Vuelve a dejar que le bailen las piernas y, mira, un ser humano tira de ellas y quiere poseerlas.
Las retira y mira en aquel otro mundo y sigue al ser que acecha sus piernas.
‘Ya no estoy solo en esto’, piensa, ‘¿sí que se me han adelantado otros?
No llegué hasta aquí, otros ya lo han alcanzado.
No ve a un solo ser humano, sino a decenas.
¿De dónde vienen estas personas?
¿Hay gente viviendo en este espacio?
Sin embargo volvió a soltar las piernas, las puso en ese mundo y lo siguió todo.
Podía verlas con claridad.
Cuando llegaron esas personas para agarrarlas las retiró.
Reflexionó mucho tiempo sobre esto y le pareció imponentemente interesante.
Era otro mundo, lo que él sabía el común de las gentes todavía no lo conocía, le había quedado claro.
Sin embargo, esto era algo nuevo y lo estaba llegando a conocer.
Las piernas —siente— pertenecen a aquello en que vivían y es un espacio, y ese espacio es un mundo.
Eso era un mundo y el algo suyo eran piernas.
Piernas y espacio, espacio y piernas son uno solo.
Ser, según continúa pensando, es como la vida del espacio.
¡Alto!
¡Hay que empezar de nuevo!
Mis piernas son mías y ese mundo es un espacio.
Sentía que eso estaba muy claro.
Si sus piernas no fueran de ese mundo, tampoco podrían vivir en él, y pudo seguirlo.
Piernas y brazos, cabeza —volvió a soltar un grito de alegría.
Casi está, cabeza, brazos —ahora a reflexionar tranquilamente, pero ya no puede más.
Retira las piernas y primero descansa un poco.
Beber algo le hará bien.
Toma un trago y pero encima lo vuelve a escupir.
¿Qué es eso?
Otra vez algo nuevo, un fenómeno nuevo.
Lo comprende muy rápidamente y se concentra en beber, ahora la bebida se queda en el estómago, pero le molesta.
Otro fenómeno más, siente, pero ¿por dónde empezar ahora?
Reflexiona tranquilamente y lo siente.
No le hace falta comida ni bebida en este estado, puede estar sin comer y beber, pero se cae de cansancio.
¿Ese cansancio también se puede vencer?
Siente a fondo todos los sistemas y piensa, cuando está listo para ello, que también esos fenómenos los ha vencido.
Primero tiene que saber esto del cuerpo, o le molestará en sus pensamientos para ese mundo.
Tomar algo pero no demasiado le parece lo mejor, entonces no molestarán los órganos.
Lo hace, toma unas gotas más y mira, hace que ahora se sienta vigoroso.
Ahora puede continuar.
Las piernas pertenecen a ese espacio y son como este.
Sus piernas forman parte de ese mundo.
Aquí se queda detenido y no puede seguir pensando.
Aun así tiene que conocer ese mundo, pero ¿cómo es posible eso?
Yo... mismo soy como esas piernas.
Esto mío... no lo dejes ir... tiene que ir allí.
Piensa sentirlo.
Las piernas también tienen un torso.
En este viven intestinos y otros sistemas, y forman parte de él.
Todos esos sistemas tienen vida.
Ya lo tengo, ¡ya lo tengo!
Vitorea: estoy reflexionando bien, voy a llegar.
Todos los sistemas tienen que ir hacia ese espacio.
¿No me estoy equivocando?
No, todos estos sistemas, yo mismo tengo que ir hacia mis piernas, solo entonces podré seguir.
Cuidadosamente piensa en esa dirección y se vencerá a sí mismo.
Todo lo que soy tiene que ir hacia las piernas.
Ahora se percibe a sí mismo y comprende que es muy débil.
Primero descansar y luego continuar, eso le parece lo mejor.
Hace la señal que ha convenido con los demás y vienen a liberarlo de su celda.
Después de poco tiempo ha llegado al punto, quiere continuar suficientemente fortalecido.
También algunos otros sacerdotes hacen avances y les muestra el camino, los ayuda todo lo que pueda, de modo que puedan perforarse.
Ya se sabe en los alrededores, todos quieren ver estos milagros y con gusto pagan algo por ello.
Los sacerdotes ven cómo se va llenando su granero y ahora pueden continuar su estudio.
Él comprende que lo que vivirá ahora es increíble si se vence a sí mismo.
‘Pero ¿qué pasa entonces con esto’, piensa, ‘cuando esté allí dentro?
¿Esto cuerpo al que dejo atrás y que se queda allí acostado en mi celda?’.
Pero eso llegará después, lo siente, primero lo otro.
Y vuelve a sintonizarse con lo otro.
Libera sus piernas, deja tanta fuerza en ellas que no pueden morir y piensa ahora en la parte inferior de su cuerpo, que tiene que venir encima de ellas.
Y después ya verá qué sigue.
La barriga y los intestinos tienen que seguir el mismo camino que sus piernas, y es posible.
Empieza a pensar y siente que tiene que proteger sus piernas, que tiene que hacerlas invisibles para aquellas personas, entonces podrá continuar.
Sintoniza con ello y ve que un vaho como una nube deja aisladas las piernas, haciéndolas invisibles.
Las piernas son visibles, de modo que irradian luz y por esa luz deja un aura alrededor de la sustancia viva que son sus piernas.
Lo comprende todo y está alegre de haber llegado hasta ese punto.
También alrededor de esas personas ve una irradiación.
Así constata que ha tomado el camino correcto, y ahora puede seguir trabajando.
Comprende también que no debería haber mandado tan lejos sus piernas, y que ya no debe mostrar esas artes.
En silencio, al margen de ellas, tiene que terminar su trabajo.
Tiene que llevarse a sí mismo a ese punto y solo entonces ya verá.
Cuando lleva algo suyo propio a ese mundo, entra una sensación de sueño a su cuerpo, que aún sigue aquí en la tierra.
¿Es el sueño material?, se pregunta.
Llega a estar bajo la presión de su organismo, y sin embargo tiene que sentir y pensar.
Llega a ese punto, sustrae la vida a los órganos materiales, lleva la parte inferior del cuerpo y el pecho, con los sistemas que viven en ellos, a aquel otro mundo y los añade a las piernas, coloca una parte del cuerpo encima de la otra y ve ahora que estas partes, así como así, atraen a las que les pertenezcan.
Pero siente cómo en esta vida va hundiéndose en el sueño, y tiene que resistirlo hasta el último segundo.
Comprende que esos sistemas tienen que ser desprendidos del sistema nervioso, percibe con precisión para qué sirve eso y es completamente él mismo.
Ahora su estómago material ya no necesita comida, la fuerza para ello vive en aquel otro mundo, hacia donde él quiera.
Ve que numerosas partes del cuerpo han sido vencidas en lo material.
Ahora solo falta la capacidad de reflexión y está en el lugar del que quiere saberlo todo.
Todo funciona de maravilla, los sistemas quieren atraer hacia ellos aquello que les pertenece, y ahora que ha llegado al punto y ha perdido el equilibrio entre materia y espíritu, que ese mundo domina en fuerza y vitalidad, solo le falta soltarse a sí mismo y estará donde todos esos sistemas que forman parte de aquello de lo que él es el dueño.
Ahora algo lo detiene y vuelve a estar ante nuevos problemas.
¿Cómo tiene que pensar para desprenderse de sí mismo?
Tiene que pensar aquí y allá, y no es tan sencillo, pues quiere mantenerse despierto.
¡Allí quiere pensar, y no aquí!
Nuevamente le entran pensamientos y cree percibir el misterio.
A pensar un poco, y luego a soltarse a sí mismo.
Se suelta, se hunde más profundamente en el sueño, ya casi no percibe el cuerpo material, pero le entra miedo.
No se atreve y no sabe en qué pensar.
Aun así, una parte tras otra se disuelve ante él y se añade a sí mismo al cuerpo astral vivo.
Se concentra en todos esos sistemas, ya solo falta la cabeza y entonces también él está en ese mundo.
Es una visión milagrosa, se ve a sí mismo sin cabeza en aquel otro mundo, anda de un lado a otro, pero no ve a personas.
Pero tendrá cuidado y velará por todos esos sistemas.
Le gustaría ir allí y saberlo todo de ese espacio, tal vez llegue a conocer a todas esas personas.
Es muy imponente lo que ve y siente.
Puede pensar allí y aquí.
Si se deja ir y permite que sus pensamientos en este organismo se debiliten, allí en aquel mundo llegará a cobrar vida otra figura, pero entonces ha dejado el aquí, lo material.
No llega al desprendimiento y sin embargo, lo sabe, no hay otro camino.
Repasa tranquilamente toda posibilidad y se da cuenta: no hay otro camino, soy yo mismo quien todavía puede dominar ambos organismos.
Se desprende, siente que el cuerpo va hundiéndose debajo de él y da un paso para salir de lo terrenal y entrar en lo otro, aunque a la vez siente que se va mareando y quedándose dormido.
Aun así está completamente despierto, en aquel otro mundo se siente como en el organismo de la tierra y puede pensar como allí, al margen de esos sistemas que siguen con vida y que él mantiene con vida durante este viaje.
Pero de pronto siente una sacudida tremenda y vuelve en sí.
¿Qué es eso?
Ve que su cuerpo terrenal empieza a vivir y sin embargo no ha pensado en eso.
Está fuera de él, pero así es arrojado a lo terrenal, la sacudida afecta su equilibrio y se derrumba.
Siente a otro ser humano dentro de sí y a su alrededor y se pregunta lo que ha ocurrido mientras tanto, es imperativo que lo sepa.
¿Quién ha accedido a su cuerpo?
Intenta orientarse y observa que otro ha tomado posesión de su cuerpo.
Apela a sus fuerzas para expulsar al otro de allí y se origina una pelea en la que no puede vencer a su rival.
—¡Fuera! —grita al otro—, fuera, sal de mi cuerpo.

El ser humano que ha tomado posesión de su vestidura material vocifera:

—¡Tonto, esta vida te pertenece, no aquella en que vivimos nosotros!
Ahora viviré por ti, soy amo y señor en este organismo.
El mago se resiste, se origina una tremenda batalla, de modo que los demás sacerdotes lo oyen y quieren prestarle ayuda.
¿Es ese nuestro maestro?
Qué extraño es su comportamiento.
Sale de su celda y quiere tener comida y bebida, y además una mujer.
Quiere disfrutar la vida otro poco.
Su maestro come hasta reventar, bebe por cuatro, lo que para ellos es un gran misterio.
Cómo ha cambiado el hombre, este no es su maestro.
Tiene que tener mujeres, ¡quiere vivir!
Le preguntan por qué come tanto, pero no les contesta.
El maestro se va y a partir de ahora quiere vivir su propia vida.
Por más que hablen, no les sirve de nada, puede hacer lo que él mismo quiera.
El hombre ha cambiado indeciblemente, pero está calmado, el demonio en él conoce las leyes.
El mago está poseído.
Otro vive en su cuerpo material y no puede expulsar esa alma, por algunos rasgos del carácter tiene sintonización con esta vida.
Vive en sí mismo, ha descendido hasta en su subconsciente, lo más alto que puede alcanzar es entre el cuarto y quinto grado de sueño, el demonio ha ocupado los primeros tres grados y lo mantiene preso.
El sacerdote es un preso en su propio cuerpo.
Aun así, el sacerdote quiere reflexionar y no deja que el de allí arriba sienta sus pensamientos, tiene que intentar liberarse a sí mismo y reflexiona sobre cómo llegar a eso.
Oye la milagrosa conversación de los sacerdotes, lo oye todo, pero él mismo no puede pronunciar palabra, el otro capta sus sentimientos y pensamientos y sigue su propia voluntad.
Primero el sacerdote está increíblemente triste, siente y conoce ahora su estado y comprende en qué grado está preso.
Absorbe algo de la comida que el demonio consume, sigue teniendo su propio deseo, pero tiene que compartir todo con él, el demonio exige la supremacía.
Aquel vive en el organismo, y él no.
Las mujeres le parecen espantosas, pero no puede hacer nada, tiene que aprobarlo todo.
Se da cuenta de esa sensación y sabe lo que el demonio planea llevar a cabo.
De este modo, el cuerpo pronto quedará exhausto.
¿Tiene que vivir esas molestias y problemas con él?
Se opondrá.
¡Cuánto le habría gustado continuar su estudio!
Le repugna esa pasión y, aun así, vivir todo esto tampoco le parece tan mal.
Si tan solo pudiera olvidarse por un momento.
Los alumnos lo siguen, pero el demonio se los quita a patadas, por lo que desconocen a su maestro.
Para ellos está completamente poseído, aunque no lo comprendan todo, porque todavía tienen que llegar a conocer esas leyes.
Pero conocen a estas personas.
Un sinnúmero de personas hacen como su maestro, en ellos habla otro yo.
“Será que el maestro...”, en realidad no llegan más allá y se desprenden.
El hombre encima de él ríe por todo, se desfoga y está en la tierra, nada le arrebatará este organismo.
Pero el mago aprende a pensar sin ser sentido, ha encontrado un camino para, a pesar de todo, poder pensar al margen de su celador.
El que vive encima de él ve la luz del día, vive en las tinieblas y sin embargo es consciente de su propia vida.
Tiene que liberarse de sus propios pensamientos, tiene que darle asco tanta pasión, solo entonces se desprenderá de él, entonces su vida de los pensamientos es demasiado etérea para él.
Y en un momento inesperado tiene que actuar, más adelante esa vida se olvidará.
Tiene que actuar como el que lo mantiene preso, irá construyendo una fuerza contraria, un segundo yo.
Sus discípulos siguen adelante, continúan su estudio y él piensa en ellos.
Se perforan brazos y piernas, algunos han llegado muy lejos y como su maestro se han encerrado, también ellos pagarán su peaje oculto.
Otros se curan, han elevado su concentración y pueden vencer enfermedades, su templo recibe prestigio e importancia.
La escuela se hace más grande, cada vez más hombres quieren seguir este estudio.
Para ellos su maestro ha muerto, no pueden ayudarlo, el demonio aleja el cuerpo lo más que pueda de ellos.
¿Lo someterían y encerrarían?
Ahora que el sumo sacerdote empieza a comprender esa vida, dice que tienen que dejar actuar a su maestro, sabrá en lo que vive y volverá a ellos.
Aun así, uno de los sacerdote intenta alcanzar su maestro y lo vuelve a encontrar en un mundo remoto.
El mago oye la siguiente conversación:
—¿Por qué vives dentro de mi maestro?

El demonio no dice nada.
En ese momento el sacerdote poseído siente que delante de él hay un discípulo, aunque no pueda percibirlo.
Se opone con todas las fuerzas que hay en él y domina por un segundo al demonio y puede decir:
—Espérame, Laïnti, volveré.
Ese es su maestro.
Está temblando.
Ha oído claramente la voz de su maestro amado.
Pega un grito, lo más fuerte que puede:
—¡Esperaremos, maestro, esperaremos!
¡Me voy!
El sacerdote sale corriendo y cuenta a los demás lo que se le concedió vivir.
Quieren llegar a conocer esas leyes, tienen que continuar su estudio.
El sacerdote comprende que no puede oponerse siempre, se siente exhausto.
Intenta incidir en la conciencia diurna de varias maneras, pero aun así no puede vencer ese poder.
No sirve pelearse, tampoco imponer al demonio sus propios deseos, tiene que esperar.
Sin embargo, quiere vivir lo que percibe el demonio, de modo que pueda orientarse de alguna manera.
De día, el demonio puede hacer lo que quiera, pero cuando el cuerpo tiene que dormir el demonio no es capaz de elevar el cuerpo hasta su voluntad, y también él tiene que obedecer esas leyes.
El sacerdote siente que estos pensamientos materiales tienen que acudir en su ayuda, es la única posibilidad que tiene.
El demonio bebe, se excede con condimentos y bebidas alcohólicas, roba, pilla y se comporta como un salvaje, y durante todo esto el sacerdote tiene que seguir siendo él mismo, y lo logra por completo.
Puede escapar de esos poderes y fuerzas y gracias a esto sigue siendo él mismo.
La bebida ácida que el demonio quiere poseer para poder satisfacer sus sentidos lo va elevando, pero a la larga el demonio tiene que experimentar que el cuerpo se debilita y se desploma para dormir.
‘Esta es mi oportunidad’, piensa el mago, ‘ahora llegará el momento, quiero ser libre y desprendido de esta vida, lejos de aquí, quiero estudiar’.
Están echados fuera, descansando.
El sacerdote siente que la vestidura material tiene sed, el demonio tendrá que actuar pronto.
Puede percibir este fenómeno, aunque sea débil, el demonio tiene que vivirlo muy fuertemente.
Los estremecimientos del organismo llegan hasta él en su calabozo y siente que pronto caerá la noche.
De pronto el demonio se incorpora de un salto y quiere beber, el cuerpo le fuerza a ingerir agua.
Ahora el mago se ha liberado de estas preocupaciones, el demonio tiene que cuidar el yo de la conciencia diurna.
Lo comprende todo, pero el demonio tiene cuidado.
Al sacerdote no le molesta el organismo pero sabe que el demonio está siendo dominado por él.
Se sintoniza con la vida de la conciencia diurna y ve gracias al demonio dónde se encuentran.
Como en su celda mira dentro de aquel otro mundo, familiar para él, y siente ahora que ha llegado su momento.
Hace como si se hubiera quedado dormido en su celda.
El demonio quiere intuir su estado, quiere saber cómo se siente el propietario dentro de cuyo cuerpo vive ahora, en cuya casa ha entrado.
Cree que está tranquilo.
Ambas vidas están ahora sintonizadas con la conciencia diurna.
Lentamente y con cuidado el demonio va descendiendo la pendiente.
El sacerdote siente que a su derecha está el agua burbujeante a la que el demonio tiene miedo.
El maestro lo siente: esta es su oportunidad.
En un destello se eleva hasta la conciencia diurna, domina al demonio solo por unos segundos, observa cómo está el estado y salta.
El agua lo acoge, los horrorosos rugidos del demonio se hunden con él debajo del agua, y llega la muerte.
Ahora las auras se desgarran, se rompe el cordón fluido y se libera el sacerdote, y se disuelve bajo la mirada del otro.
¿A dónde va?
Vuelve a sentirse en su propio mundo, el otro se ha disuelto, desconoce las leyes de su vida.
Entonces mejor en busca de una nueva existencia, pues quiere vivir de verdad, no quiere seguir en este terrible mundo, en el que es sempiternamente de noche.
En el templo del sacerdote mago se originó una escuela en la que se pueden aprender las leyes ocultas, que los sacerdotes enseñan a los alumnos.
Se muere un sacerdote tras otro, pero antes de hacerlo prometen que volverán para continuar su estudio.
También su maestro anterior volverá y a él se le espera, solo entonces su templo recibirá lo más elevado de todo, para lo que quieren servir todos.
El sacerdote que perdió su vida por la posesión astral se disolvió en el mundo de lo inconsciente.
En esta vida no ha cambiado nada, espera el nuevo nacimiento y esa nueva vida solamente Dios puede dársela.
Los maestros de este lado lo conocen y siguen esta vida, por medio de esta vida traen las leyes ocultas a la tierra, pues por medio de esto se origina el contacto espiritual con el ser humano material.
En esa sola vida se han hecho grandes avances, pero sabían de antemano que el hombre tenía que sucumbir.
Aun así el maestro astral lleva más adelante esa vida, pero él mismo como ser humano tiene que asimilar las leyes.
Por sus propias fuerzas tiene que llegar a este punto, solo entonces es posesión propia, a pesar de ello esta alma está siendo ayudada en todas sus búsquedas y pensamientos.
Alcanzará paso tras paso, atravesará las tinieblas hacia la luz y conquistará los mundos astrales.
Dios le da una nueva vida y nosotros lo volveremos a ver en los entornos del templo, donde pronto será descubierto.
El niño solo tiene seis años cuando las experiencias adquiridas de la vida anterior ya se manifiestan al yo de la conciencia diurna.
Entre su muerte y la vuelta a la tierra solo hay veinte años.
Esta vida sirve para el espacio y puede continuar su estudio para los maestros, y terminará su tarea comenzada para nuestro mundo.
Los padres notan que se comporta extrañamente.
El chico siempre está ocupado consigo mismo, piensa, reflexiona, día y noche está en pensamientos, no es un niño normal.
¿Será que está enfermo?
Lo miran, lo examinan una y otra vez, pero da respuestas agudas.
Un día dice a sus padres:
—Soy un maestro, tengo que ir al templo.
Pronto vendrán a llamarme y entonces iré.
¿Dejarán (Dejaréis) que me vaya en paz?
Los padres se quedan con la boca abierta.
¿Qué quiere este niño?
No lo comentan con nadie, pero lo hace el propio chico.
Dice a todo el que quiera escucharlo que es un maestro.
Sabe pensar bien, incluso puede matar su mano.
¿No lo crees?
¡Toma!
Mira, anda, puedo perforar mi mano.
Para sus amiguitos se pincha la mano.
Ellos miran, no brota sangre, lo intentan ellos mismos, pero sienten dolor y llega sangre.

—Sí, eres un “gaing” —dicen los chicos—, tienes que ir al templo.
Pronto los sumos sacerdotes del templo llegan para visitar a los padres.
Miran el niño y le preguntan si quiere mostrar sus artes.
El chico se perfora y, mira: no hay sangre, incluso puede perforar los brazos y piernas, pero entonces se cansa demasiado.
Se postran ante él, le besan las manos, lo acarician y reconocen a su maestro.
Es él, solo su primer maestro ha alcanzado esta altura.
Es un gran milagro.
Tiene que ir con ellos al templo.
Los padres viven con el niño una gran fiesta en honor del joven maestro, todos los sacerdotes se sienten felices por este regalo divino y por él los padres serán bendecidos.
Cuando hubieran terminado las fiestas, se comenzó de inmediato con el desarrollo.
Los sacerdotes más elevados se ocupan de él, el niño es vigilado y no le quitan ojo, el chico no puede mover un pie sin que lo sigan unos tres sacerdotes.
Solo ellos saben lo que vive en el niño y es un regalo preciado.
Recibe estudios, le quitan las primeras clases de concentración, pero a la hora de pensar no pueden con él los sacerdotes mayores.
Se comprende que él es un gran milagro, servirá a su templo y los dones espirituales.
Pasan los años, en ningún caso puede sintonizar su concentración él mismo, se lo han prohibido, primero el chico tiene que crecer corporalmente y hacerse fuerte.
Va creciendo, se siente fuerte y es excepcionalmente consciente, ya ahora está suplicando para poder continuar su estudio.
Da pruebas, mira hacia atrás en la vida anterior y comprende ya hasta dónde ha entrado en la existencia anterior.
En su celda vuelve a descender en todas esas leyes y demuestra que la vida no puede terminar en una sola existencia en la tierra.
Los sacerdotes dejan constancia de cada palabra que dice su alma y que todavía dirá.
A la edad de quince ya es un yogui experto.
El alma no ha depuesto la conciencia al morir, comprenden que el cielo y la tierra se acercan mucho el uno al otro.
El joven sacerdote llega al momento en que el otro tomó posesión de su organismo, y ahora puede aclarar todas esas leyes a sus compañeros sacerdotes.
Ahora vuelve a ser su maestro.
Pronto puede comenzar con su tarea.
La gente comprende que vivirá las leyes materiales, están trabajando en analizar el misterio del cuerpo y del alma, Dios quiere que se lleguen a conocer ellos mismos.
Una enfermedad le obliga a posponer su estudio unos años, y se siente que también esto significa algo.
Pero la vida es corta, quiere darse prisa, tiene que alcanzar lo último, quiere saber por qué se originó aquel otro mundo.
Quiere saber gracias a qué esas personas han recibido su existencia.
¿Por qué no vuelven a la tierra?
Mira, esos son misterios que él quiere resolver.
Entonces llega el momento en que se siente preparado.
Los años de espera lo han convertido en un anciano, por su enfermedad ha depuesto su juventud.
Es un hombre vigoroso y llegado a la edad de veinticinco se siente listo para continuar con el estudio imponente.
Diez años han pasado con meditación, sanación y estudio del templo, ha caminado fuera y se ha preparado para su tarea.
Llama a un pájaro que va volando, el animal está atado a su fuerte voluntad y ya no puede batir las alas.
Acaba de deponer la prueba más elevada, no hay sacerdote capaz de hacerlo, solo él ha vencido la materia.
Es solemne el momento del encierro, el comienzo de su estudio, cuando cierra la puerta de su celda y lo acoge la oscuridad.
Los sacerdotes lo seguirán en todo.
En poco tiempo queda libre de sí mismo, brazos y piernas han sido puestos fuera de la vida verdadera, se ha iniciado el control espiritual.
Quiere saber ahora en qué vive, cómo es el cuerpo durante la reflexión y qué significa tanto dormir, tanto cansancio.
Se ve colocado ante miles de problemas que quiere resolver y llegar a conocer.
No perderá tiempo, sino que tiene que seguir estando tranquilo, muy tranquilo, tranquilo en todo.
Siente que recorrerá un camino muy distinto que en su vida anterior, pero no sabe por qué lo siente.
Para él es como si solo hubiera dormido un tiempo.
No ha sentido nada de estar muerto, sabe que la muerte no es un impedimento.
Se desprende de la reflexión de la conciencia diurna y ahora se hunde en el sueño.
Siente que esto es nuevo, algo muy nuevo, me era desconocido.
¿Cómo me he hecho con estos pensamientos?
Me sintonicé con el organismo y, mira: me voy quedando sumergido en el sueño.
¿Qué sueño es este?
Vuelve al estado despierto y quiere pensar, quiere intuir en qué está pensando.
Ahora cree sentirlo, es jubiloso, lo comprende.
Está sintonizado consigo mismo, un centro al que pertenecen todos los órganos.
Siente que ha tocado el lugar desde el que son alimentados todos los órganos.
“Aquí, ¡aquí yace!”, grita, y se agarra el área del estómago.
He entrado en mí mismo.
He entrado en mí mismo, de manera inesperada entré en mí.
¿Es por haber vencido todos esos sistemas?
Se habla a sí mismo, aún vive en la conciencia diurna.
Siente ahora que interviene directamente donde empieza la vida y por lo que los sistemas reciben vida.
Si puede elevar la vida de esos sistemas en sí mismo, se hundirá y se le resbalará el yo de la conciencia diurna y lo envolverá el sueño, contra lo que tiene que oponerse.
El cuerpo va a dormir, el cuerpo tiene que obedecer.
Fuerzo al organismo a dormir, pero yo mismo quiero mantenerme despierto.
No libera órgano tras órgano, siente ahora la fuente, vive en la fuente de la vida, en ella reside, siente, una profundidad inexplicable.
Reflexiona días y noches, de vez en cuando se acuesta para dormir y descansar, pero luego nuevamente a seguir, quiere saber más al respecto.
Se pregunta por qué se le ha ocurrido este pensar, de pronto siente cómo tiene que pensar.
Yace allí, reflexionando con calma, ambas manos descansan sobre el área del estómago, tiene los ojos cerrados, no quiere ver nada de la vida que pertenezca a lo material, tiene que estar libre de eso, incluso en las tinieblas puede percibir.
Siente de pronto: estoy echado esperando algo.
Tengo que retirarme, y además de golpe, de golpe; brazos y piernas carecen de significado, mi figura me seguirá, soy yo quien piensa.
¡Me liberaré de mí mismo!
Sintoniza con el plexo solar, la fuente de la que se alimentan todos los órganos, no quiere ahora dividir su organismo, pues en eso reside el peligro.
Comprende ahora su propio peligro.
Sentir esto lo hace feliz.
Sabe que va por buen camino.
Pensando se adentra en esa fuente y siente que lo va cubriendo el sueño.
Se ve como un segundo yo, pero desciende y conforme se va hundiendo más, el cuerpo pierde la vida.
Siente y ve que hay vida.
El ser humano puede vivir y puede dormir, puesto que está despierto.
El organismo está echado, ahora sus brazos están tendidos al lado de su cuerpo, puede morir.
Pero vivirá, quiere que el cuerpo obedezca su voluntad.
Ahora está dormido y sin embargo vivo y despierto, pero a diferencia de antes vive este estado despierto.
Intenta ahora hablar y, mira: ¿lo está oyendo?
Se le abre la boca y se dice a sí mismo:
—¡Estoy aquí!
Estoy aquí —repite—.
¡Estoy aquí...!

Siente que tiene que sintonizar con el habla y con el sueño.
Hablar y dormir son dos cosas a la vez.
Una está conectada con la otra y tiene que acoger en sí esas dos cosas.
Vuelve a decir:
—Estoy aquí... y... —reflexiona con tranquilidad y luego sigue hablando—, quiero hablar.
Quiero decir en qué me encuentro.
Veo mi propio cuerpo.
No vivo en aquello en que mi vida estaba siendo dominada, en que otro vivía en mí, eso está alejado y más hondo, más lejos, mucho más lejos, pero voy a ir allí.
Está exhausto y tiene que descansar.
Después de humedecerse los labios se siente capaz otra vez de dejar que duerma su organismo.
Se sintoniza y aúpa la vida dentro de él.
Ve ahora con más nitidez que antes, puede intuir claramente que disminuyen las fuerzas vitales para el organismo y sin embargo sigue siendo él mismo.
En realidad se retira un poco, no hay más, pero siente que se ha originado por las manos, brazos, piernas y otros sistemas, conoce ahora su propio sistema.
Ha vencido aquello que es.
Pero quiere descender más en sí mismo y quiere hablar, quiere dejarse a sí mismo hablar, decir todo lo que puede vivir ahora.
También los demás tienen que saberlo.

—Estoy dormido y sin embargo despierto.
Puede decir estas palabras sin interferencias, ya funciona mucho mejor.
Siente que así tiene que ser si quiere convencer a los demás de sus milagros y si otros como él quieren terminar este estudio.
Solo tiene que sintonizar con el habla y entonces se oye a sí mismo, ahora los órganos reciben fuerza y siguen sus órdenes como voluntades.
Él quiere y su voluntad es perfecta, puede querer lo que desee.
Así tiene que ser, solo entonces puede ir más hondo y más adelante.
Pero se pregunta en qué vive ahora y llega al saber verdadero.
De pronto lo sabe, y da gritos de júbilo.
Aun así, sigue sintiéndose en el organismo.
Así no fue en mi vida anterior.
Esas personas llegaron a mí, ahora no las veo, sigo viviendo en mi cuerpo.
Pero quiere saber lo que los demás dicen de ello, cómo lo verán desde su propia vida, aunque ahora mire hacia arriba, al momento anterior al de quedarse dormido.
Aquí hay tranquilidad, no hay nada que le moleste; allí arriba, cuando abra los ojos, hay vida.
Sintonizará con ello y tal vez pueda ver entonces.
Lo que tiene que contemplar ahora es milagroso.
Se ve a sí mismo acostado, desde su propia profundidad y su propio mundo mira dentro del yo de la conciencia diurna y siente de inmediato que ha descubierto una nueva posibilidad, otro fenómeno.
Siente que antes vivía otro en eso, aquel otro le impedía tener visibilidad, veía y vivía por él, ahora se puede ver esa apertura.
Debido a esto puede ver en la vida, es una apertura para esta casa, en la que vive.
Ahora está solo en ella, entonces aquella habitación estaba ocupada por el otro.
Ahora él es el amo y señor.
Pero también ver así lo cansa demasiado, comprende que hace que despierte el cuerpo y eso no debe ser.

—¡Oh...! —pega un grito—, oh... he descubierto un nuevo milagro...
Puedo ver y estoy dormido.
Veo, ¡veo...!

Primero tiene que procesar este ver.
‘Este ver’, reflexiona, ‘es aquello que soy cuando vivo allí.
Esta vida puede ver.
¿Mi mano puede ver, y también mis piernas?
Pero ¿de qué modo?’.
'Por mí!', sigue enseguida la respuesta.
'Pero ¿quién soy?
¿De qué formo parte?
¿Quién me dio este ver y debido a qué se originó?
¿Para qué he venido?
¿Dónde...? Tienes que pensar tranquilamente ahora. ¿Dónde fue que nací... que nací por primera vez?'.

Es profundo, se siente desvanecido.
Aun así tiene que seguir esos pensamientos y continuar aferrándose a ellos, de pronto han vuelto a entrar en él.
Voy a volver, encima quiero continuar con la reflexión.
Pero siente que no debe hacer eso, primero tiene que intentar contestar a todas estas preguntas.
Después a seguir, a seguir, a continuar siempre, pero ¿a dónde voy?
‘¿Cómo me originé?
¡Hay algo en mí que ve!
Ese algo, lo que soy ahora, ve, ve en aquello allí arriba y en lo que yace allí, en lo que vivo y es mi cuerpo.
Pero también yo soy un cuerpo’.
Constata con júbilo que tiene brazos y piernas, se palpa a sí mismo.
Soy como este cuerpo, soy yo quien tiene que conducir el cuerpo, por mí vive ese cuerpo que ahora está dormido.
¡El milagro por excelencia!
Este es el milagro que buscaba, que quería llegar a conocer.
Tengo que hablar con los demás.
Abre su celda y quiere salir, pero de repente siente una fuerza que lo detiene, no puede continuar.
Se le cierran los ojos, está mareado y siente que primero tiene que vigorizar sus otros ojos y que estos tienen que acostumbrarse a esta luz.
¿Cuánto tiempo estuve dormido?
Cuando los ojos soportan la luz, visita a los demás.
Se consigna por escrito lo que ha descubierto, comprenden que vive milagros.
El gran milagro es de dónde ha venido el ser humano, cómo se ha originado esta figura y quién ha creado el milagro.
Tienen que saberlo, y por medio de su maestro llegarán a conocerlo.
Ahora que considera que está listo esto sigue el encierro, pero de vez en cuando se dirigirá a ellos.
Intentará vencerse a sí mismo para la luz del día.
Entonces esta oscuridad ya no hará falta.
Quiere continuar su estudio rodeado de ellos, para que siempre cuando él lo quiera puedan hacer preguntas, ahora se pierde tiempo.
Sabe ahora que el ser humano puede estar despierto mientras duerme.
Pero ahora tiene que saberlo todo del cuerpo y de su otro yo.
Comprende que el sueño para el cuerpo tiene otro sueño más en el que puede pensar y en el que es él mismo.
Eso la gente no lo conoce, se sabe únicamente en el templo.
El mago está ahora ante el trance psíquico.
Sigue construyendo el trance y llega a conocer estos grados de sueño.
Gracias a que ha vencido su organismo, desciende por sí solo en el trance psíquico.
Pero quiere descender más en el cuerpo.
Esta vivencia lo hace pasar el umbral del cuarto grado.
Vive ahora en el quinto grado y todavía sigue teniendo el cuerpo bajo su control.
Devolverá el cuerpo hasta tener a la muerte delante.
Lo que puede vivir una mano y una pierna lo vivirá el cuerpo, todo es idéntico.
Siente que se debilita la respiración, que ha cambiado la circulación de la sangre y que el corazón late más débilmente.
Es visible para él, si sintoniza con ello, puede percibirlo.
Ahora le nace el deseo de hablar a los demás y los llama para que vengan.
También quiere cambiarse de celda, quiere estar con ellos, tienen que velar por él.
Ahora está dormido, pero los demás se han colocado a su lado, están preparados para lo que sea.
Yace allí tranquilamente, los demás han formado un círculo y lo siguen por medio de su concentración.
Hablará, lo ha dicho, y es lo que se está esperando.
Pero el maestro desciende más en el cuerpo, sigue sin haber alcanzado los grados más profundos del sueño.
Es allí adonde lleva su camino, y quiere llegar a conocer leyes.
Es como si alguien lo tomara de la mano y lo llevara allí dentro, entra a su vida la sensación de una suave caricia, la sensación de un ser humano, así de nítido es él en sus propios pensamientos.
Por medio de esa sensación desciende en el cuerpo y alcanza ahora lo último.
De pronto siente miedo.
¿Qué es?
¿Tiene que volver?
¿No puede continuar?
Entra en él la sensación de que se le acerca la muerte.
La muerte vive ahora en su organismo, está en el proceso de salir de ese cuerpo, no ha recordado alimentarlo.
Percibe con precisión y sabe que tiene la muerte y la vida en sus manos, ¡vive entre la vida y la muerte!
Eso es algo que tiene que contarles.
Vuelve a la vida, pero aun así se mantiene en el cuarto grado de sueño.
Desde aquí les hablará.
De improviso se le abre la boca y oyen que se dice:
—Estoy ahora en el sueño humano.
Estoy aquí, pero ¿qué observaron (observasteis) allí?
No digan (digáis) nada, yo lo diré.
Pensaron (Pensasteis) que moriría.
Es correcto, pues olvidé alimentar mi cuerpo.
Ahora lo he vencido, ha llegado a lo más profundo de su (vuestro) sueño.
Entonces... en ese instante... habría podido morir, pues rompí la vida terrenal.
Es el límite.
Puedo profundizar más y volver, pero en esto he de hablar, allí a esa profundidad la palabra ya no llegará hasta aquí, entonces el cuerpo no puede hablar, tiene que dormir.
Al hablar despierto los órganos.
Déjenme (Dejadme) quedarme en esto, llegaré a conocer muchos milagros, más adelante volveré a todos ustedes (vosotros).
Sigan (Seguid) velando por mí y por mi cuerpo, tienen (tenéis) que dividir sus (vuestros) instantes, velar y descansar.
No me hace falta alimento, humedecerme de vez en cuando los labios es suficiente.
Si ahora me alejo más de ustedes (vosotros), entonces también se quedará dormido el cuerpo y observarán (observaréis) otros fenómenos.
Puedo oír cómo hablan (habláis); si quiero puedo decirles (deciros) lo que hacen (hacéis), así que habremos aprendido que soy alguien que ve; soy yo quien da fuerza al cuerpo, domino en todo.
El cuerpo vive a través de mí.
Sin embargo, soy diferente, más etéreo y transparente.
Ese es el otro yo que ahora hemos llegado a conocer.
Soy consciente de todo.
Durante un tiempo no se oyó nada.
Después volvió a hablar y oyeron:
—Empiezo a ver y sentir en la vida en la que estoy.
Vivo y evito ahora que mi cuerpo pida alimento.
Solo le hace falta un poco de líquido.
Una y otra vez quiero hablarles (hablaros).
Hagan (Haced) guardia junto al organismo, cuatro personas bastarán, las demás pueden llevar a cabo su propio trabajo.
Todavía me quedaré dentro de esto y terminaré mi estudio.
No hace falta tener miedo, en esto vive el amor, invisible para mí, pero perceptible.
Este sueño forma parte de la vida de allí, el otro, de la vida en la que vivo ahora y que nunca podrá ser vivida por el ser humano.
Todavía tienen que llegar a conocer todos estos milagros.
Aquí a mi lado hay vida y esa vida me ayuda.
¿Puedes aceptarme?
El maestro se mantuvo dormido.
Solo después del décimo día rompió el silencio y oyeron que dijo:
—Estuve aquí diez noches y días, y para ustedes (vosotros) dormido, pero he llegado a conocer las leyes.
No tengo necesidad de sueño.
Ahora el cuerpo está siendo alimentado por medio de mí, ya lo sienten (sentís): ahora de nuevo estoy más adelante.
Mi voz ha cambiado y es porque el cuerpo está en un sueño más profundo.
Más tarde seguiré hablando.
Y pasaron dos días y noches.
Entonces el maestro volvió a hablar, y dijo:
—Voy a contarles un gran milagro y ese milagro lo vivirán (viviréis) conmigo.
Sé ahora que he llegado a ese punto.
¡Escuchen (Escuchad) ahora lo que voy a decir y hagan (haced) lo que digo!
Tienen (Tenéis) que enterrarme como a un muerto.
Velarán (Velaréis) junto a mi tumba hasta que les (os) diga que me desentierren (desenterréis).
Ahora a mi cuerpo ya no le hace falta el aliento.
Viviré lo último.
He vencido todos los sistemas, pero otros me ayudan.
Me hacen saber que en este vida terminaré este estudio, solo esto, todos los demás milagros mi vida no podrá vivirlos.
Es una pena, pero otros lo continúan.
Me dicen que es para aquellos que quieren saber quién los ha creado.
Ahora, a enterrarme.
Después de cuatro días y noches me han (habéis) de desenterrar a esta hora y ya se verá que estoy vivo.
Los sacerdotes no dudaron un segundo.
Se hizo un ataúd, se puso en él el cuerpo dormido y luego fue enterrado.
Algunos de ellos montaron guardia junto al cuerpo y siguieron el milagro en pensamientos.
Los sacerdotes mantuvieron la calma y cuando llegó la hora lo desenterraron.
Por el color de la tez se podía ver que su maestro todavía estaba con vida.
Poco a poco volvía la conciencia y ahora primero tuvo que recuperarse para continuar su estudio.
Tomó jugo de fruta, pronto sintió que estaba recuperando las fuerzas y había vencido esas leyes.
Pero ¿ahora qué?
¿A dónde lo llevaría su estudio?
El cuerpo había sido vencido, no sabían nada de la vida, pero en realidad tampoco entendían nada aún de aquello otro.
El maestro se encierra nuevamente, ahora quiere llegar a conocer aquel otro mundo.
Siente que de nuevo estará ante muchos peligros y conviene con ellos que habría que continuar el trabajo si él se quedará en aquella vida.
Es vencedor del cuerpo, pero ¿el otro cuerpo?
¿Qué leyes dominan esta vida?
Esas son las que quiere conocer.
Se encierra, pero lo están custodiando.
Pronto llega el trance y la vida de la conciencia diurna ha quedado disuelta para él.
Entonces dijo a los demás:
—Tengo que intentar llegar a conocer qué hay detrás de esta vida.
Cuando dormimos los seres humanos, podemos estar despiertos a la vez, por lo menos si conocemos las leyes, o no es posible.
Les (Os) he aclarado que seguí alimentando el mismo cuerpo y es también lo que hago ahora.
Mi vida será breve, he usado todas mis fuerzas, sin embargo continúo.
¿Quién me ayudará?
Seguro que no hace falta que te diga, estimado lector, que había un maestro astral a su lado, por sus propias fuerzas jamás habría llegado tan lejos y en caso de que sí hubiera sido posible, entonces habrían pasado cientos de vidas antes de que viviera el final de su estudio.
Ahora esta ayuda aceleraba su búsqueda y su tanteo, una y otra vez recibía otros pensamientos y esos le eran dados.
Aun así tenía que continuar por sus propias fuerzas, en esto nadie podía ayudarlo o la posesión adquirida no podía ser transmitida a la tierra.
Esto lo asimilaría la humanidad.
En el sueño normal podía pensar y hablar; sin embargo, si descendía más en el organismo la voz se hacía más débil y no era capaz de hacerlo.
Un poco por debajo del cuarto grado todavía era posible, y por lo tanto era lo que hacía, pero entonces el cuerpo se hundía en el sueño epiléptico y se le concedía únicamente pensar.
Dejaba atrás en el cuerpo un cinco por ciento de vida y ahora podía ser enterrado, gracias a esto se mantendría con vida.
De este lado se veía cómo terminaría todo.
Que muriera no tenía importancia para esta vida, Dios le daría una nueva en cuanto estuviera listo para ello, leyes de las que en la tierra no se comprendía nada.
Aun así, más adelante se llegaría a conocerlas todas, pues el otro lado siguió construyendo y quería terminar este trabajo.
Pero el mismo mago no comprendía cómo sería su final, todavía tenía que llegar a conocer esas leyes.
Aun así, el otro lado trajo la sabiduría a la tierra.
Estaba ahora ante las leyes astrales, había llegado a conocer las de lo material, y las había transmitido a su templo.
Este hombre vivía en China, y fue allí que se vivieron los primeros síntomas por ayuda desde este mundo.
Solo después los templos adoptaron la sabiduría del Antiguo Egipto y se continuó este estudio.
Fue en Egipto que se terminó este estudio cósmico.
El sacerdote continuó y aprendió a construir un segundo cuerpo, de modo que no podría accidentarse como en su vida anterior.
Ahora continuaba con eso y quería terminarlo.
Pero también ahora sucumbió por completo.
En este sueño seguía el proceso de construcción de su segundo yo y después entró en el mundo astral.
Vio esa apertura entre el cuarto y quinto grado del sueño y entró en las leyes astrales, de las que no comprendía nada.
Llega a liberarse por completo, quiere percibir cómo es el mundo.
Puede ir a donde él mismo quiera, nada lo detiene.
Eso le deleita y cuenta a los demás hasta qué punto ha llegado.
Pero tiene que saber más.
Puede pensar en ese mundo como en la tierra, pero hay tinieblas a su alrededor; cuando más adelante salga el sol podrá contarles todavía más.
Pero ese sol no saldrá para él, todavía tiene que asimilar las esferas de luz, su sintonización es el mundo en el que vive y en el que en la vida anterior fue asaltado.
No puede desprenderse de esto.
Lo que hace es querer saber, todavía no sirve a ningún ser humano que sea diferente a él mismo.
Por esto no se pueden ganar cielos, pero no lo sabe.
Sigue más y más, los demás velan por su cuerpo y puede volver en él cuando quiera hacerlo.
Pero de pronto está ante el peligro astral.
Allí ante él ve al ser humano astral, cientos de personas se acercan a él.
Ve a hombres y mujeres juntos y lo miran.
No tiene tiempo para preguntarse de dónde vienen y tampoco sabe nada de las leyes que puedan protegerlo contra ellos.
Lo dejan aislado, su camino queda bloqueado.
¿Qué tiene que hacer?
Está completamente rodeado, no puede avanzar ni retroceder.
Y allí yace su cuerpo.
¿Quieren asesinarlo?
¿Cómo tiene que salvarse?
¿Tiene que entregarse?
¿Volverán a descender en su cuerpo?
Quiere volver pero no puede, lo mantienen preso.
Entonces lo atacan, lo estrangulan.
Pide ayuda a voces, grita, pega voces y con un estertor se derrumba, su garganta ha quedado cerrada.
En la tierra los demás viven esta muerte, oyen que pide ayuda a gritos, pero no pueden mover un dedo para ayudarlo.
Una vez más su maestro ha muerto por el peligro astral.
No saben si volverá, los deja solos y sin nadie que los cuide.
Ahora pueden enterrarlo, no está poseído, sino muerto.
¿Qué debería haber hecho?
En primer lugar, haberse sintonizado fulminante como un destello en el organismo y en sí mismo, pues no pensó un segundo más en aquel.
Durante estos ataques habría tenido que pensar en cien cosas a la vez si hubiera querido salvarse.
Entonces habría tenido que atravesar esa pandilla a la fuerza, retirarse en su protección terrenal, el cuerpo.
Vivía en esta esfera y aun así les llevaba ventaja por las leyes vividas por él, que para él eran su única protección.
Pero ahora podían asfixiarlo y esto rompió el cordón fluido.
Fue rematado por su propia especie, a las especies inferiores ni siquiera podía percibirlas, y también esas lo habrían asaltado, pues no sabía nada de todas estas leyes, todavía tenía que asimilar las leyes astrales.
Estos errores le enseñaron cómo actuar entre la vida y la muerte.
El ser humano que en la tierra muere por un susto, que pierde la vida por una sacudida, vive exactamente lo mismo, pues esta asfixia es una vivencia idéntica al susto.
El mago estaba fuera de su cuerpo, el ser humano pragmático atraviesa, como él, todos los grados del sueño, pues es allí que se rompe el cordón fluido.
Si el mago se hubiera sintonizado con el organismo, si por su concentración hubiera rodeado nítidamente de rayos su propia imagen, entonces los demonios habrían visto como cambiaba y se disolvía ante sus ojos, y él habría sido el vencedor de su segundo yo.
Ahora su segundo yo lograba superarlo a él, y rompía esta conciencia terrenal.
Por el susto se olvidó de todo esto, pero las leyes astrales tienen que ser vividas e hicieron estragos.
Te pregunto: ¿qué quiere hacer tu charlatán?
¿Puedes aceptar ahora que únicamente un solo médium es capaz de vencer todas estas leyes?
El maestro de este lado, que tiene que llevar a su instrumento a través de todas estas leyes, empieza ya con el primer pensamiento y todavía con conciencia diurna a construir un muro astral, que hace más resistente al médium o tendrá que aceptar más tarde que el instrumento, por bueno que sea, perecerá a pesar de todo.
Si se van construyendo las grandes alas, el instrumento vive lo que el mago asimiló y solo detrás de esto viven las grandes alas.
Por el trance psíquico el maestro llega a ese punto, pero el médium posee la sensibilidad para ello.
El niño que volvió a la tierra conocía la concentración.
En el niño, pero en los sentimientos, están presentes esas fuerzas y él se nutre de ellas.
Nada se ha perdido, la vida ha tenido que asimilarlo en la existencia anterior.
No se le dio un solo pensamiento al chico, tampoco más adelante, aunque se pensara que era un maestro consumado.
El alma no podía alcanzarlo en una sola vida terrenal.
En la siguiente vida la personalidad siguió y gracias a eso solo recibió conocimientos, no amor.
Esta sabiduría le servía, aunque quisiera hacer que la otra vida despertara por ella.
Sin embargo se desprendió por completo de esa esfera y solo entonces entró en un grado más elevado.
Se convirtió entonces en el médium más grande del Antiguo Egipto.
Solo en esa vida pudo continuar su estudio y terminarla por completo.
Se le aceptó y amó como una deidad, fue el único que pudo vivir un final normal, los demás sucumbieron, como él tuvo que aceptarlo en otras vidas.
Nuestros instrumentos poseen la sensibilidad para ello, también ellos han tenido que asimilar este grado de vida a través de muchas vidas y pueden servir ahora para el propio siglo de ustedes (vosotros).
¡Ahora hay que servir!
En vidas anteriores esto fue un estudio para ellos, ahora mantenemos en nuestras manos las leyes y los dones, y ellos trabajan para poderes más elevados, ¡esta diferencia habla a tu propia vida y conciencia!
El faquir y el mago en Oriente pueden hacer viajes y dividirse, sin embargo se sirven a sí mismos.
Ahora no olvidan su propia personalidad.
Por lo tanto, esta escuela ha seguido siendo desarrollada, quien pueda alcanzar esta altura ha asimilado la sensibilidad para hacerlo en otras vidas.
Pero si el primer mago no hubiera llegado hasta este punto, no habríamos podido darte ahora este escrito, pues tú y otros han de haber asimilado la sensibilidad para ello.
Esto es nuestra fuente y es el contacto para ti y para nosotros, gracias a esto llegamos a unión espiritual.
Es decir que el mago busca las leyes materiales, son los yoguis y los iniciados los que quieren desprenderse de la vida terrenal y que luego quieren percibir en el mundo astral.
Su propia sintonización vital tiene que protegerlos, o también ellos perderán la vida.
Miles han perdido su vida terrenal y ya no volvieron, o estuvieron poseídos durante un largo tiempo.
Alguno puso fin a esa vida doble, otros no llegaron a desprenderse hasta que su final en la tierra los separó a la fuerza, solo entonces entraban en su propia sintonización vital.
En este momento únicamente vive un solo gran mago en Oriente, el resto no se desprende de sí mismo y vive los primeros grados.
Aquel puede hacer que se le entierre durante un mes y sigue con vida, ha vencido las leyes.
Los miles restantes no se atreven a ir más allá, pues han sentido su propio límite y este se convirtió a la vez en el alto oculto.
Ves ahora que la madre tierra no te ha dado por nada todos esos grados de sueño.
Para Occidente el subconsciente es una profundidad en la que yace escondido todo lo de vidas anteriores y que acoge todo lo que se vive a lo largo de la vida y que funciona como lastre, o el sistema nervioso ya pronto se desplomaría.
Y de allí se alimentan tus niños prodigio cuando son prematuramente conscientes de su capacidad y quieren empezar a practicar arte.
El subconsciente posee la sensibilidad para ello y además el deseo, pues estos sentimientos han influenciado la personalidad en la conciencia diurna.
En la tierra se le llama a esto el talento innato, nosotros te decimos: en vidas anteriores esta sensación se ha vivido o no podrías poseerla ahora.
En la conciencia diurna vives tu subconsciente a pesar de todo o el niño prodigio estaría muerto en vida, como los demás niños.
El niño se nutre del pasado, para ti en la tierra el subconsciente.
En él reside todo, vive la sensibilidad para tu arte y ciencia, en él viven todos tus pensamientos para poder crear algo.
Es decir que tu artista tendrá que descender profundamente en sí mismo si quiere vivirse al cien por ciento.
Tiene que establecerlo conscientemente y también eso es sencillo, se da animación a sí mismo, una cosa eleva a otra y él lo toca, describe o consigna como arte.
Otras personas representan sus ciencias por la posesión de su propia vida y se alimentan de lo existente que la conciencia diurna ha dado a la personalidad.
Dios no puede darte sensibilidad.
El espacio es de una profundidad inconmensurable, viven en ella millones de kilos de sensibilidad y sin embargo ni un gramo de todo eso se te regala.
¡Dios quiere que vivas Su vida!
Pero ¡Occidente todavía tiene que despertar en esto!
La gente se pregunta por qué no saben nada de la vida anterior y por qué no pueden ver dentro de ella.
Y sin embargo su situación social representa el propio pasado, en el que algún día se les concedió alcanzar ese grado.
Por lo tanto, esta búsqueda no es otra cosa que ignorancia.
No se conocen a sí mismos.
Es decir que el parapsicólogo tiene el derecho de decir y pensar que muchísimas cosas provienen del subconsciente cuando tienen que hablar los dones mediúmnicos.
Vemos ahora que todo lo que posees se conserva en el subconsciente, pero sin embargo en algún momento fue asimilado.
El presente tiene significado como sabiduría, el pasado se encarga de la sensibilidad y es por esto que se producen las cosas actuales.
La verdad se ve a la legua, una cosa depende de otra, por una cosa se originó otra, pero entre ambas hay una o varias vidas que se han vivido por la personalidad como hombre o mujer.
¡Esta es la respuesta astral!
¿Qué saben en Occidente de todas estas leyes?
Oriente no las conoció todas y Occidente se dividió.
Pero de este lado vemos dentro de tus propios grados vitales, se disuelven para nuestra vida, y es que ¿no hemos depuesto los trastornos materiales?
Acepta de nosotros que debes aprender lo que todavía desconoces, solo entonces será tu propia posesión.
De este modo tenemos que llegar a conocer a Dios como seres humanos.
Por las leyes materiales y astrales llegamos a Él, a quien nos permitió convertirnos en lo que somos ahora ¡y que quiere que lleguemos a ser como Él!
¡No se puede saltar partes en esto!
¡Ni un paso en este sendero se te regala!
Numerosas personas sueñan haber hablado con sus seres queridos mientras dormían.
Eso es posible, y ocurre entre el cuarto y quinto grado de sueño.
En ellos se desdoblan de sus cuerpos, aunque siguen inconscientes, no saben cómo ocurre el milagro.
Ahora bien, sus seres queridos los despiertan mientras duermen, pero se encargan de que el organismo siga durmiendo y los devuelven a su cuerpo.
En esto muchísimas personas han vivido su apoyo para la vida terrenal.
Una madre pierde a su propio hijo y sufre a tal grado por ello que la espera la demencia.
Es decir que perece por su tristeza.
Entonces su propia madre, ayudada por un maestro, interviene, y ahora la madre terrenal vive la unión con su hijo.
Según ella, esa noche la visitó Dios.
La despertó y le dijo:
—¿Por qué no miras, hija mía, quién está aquí?
La madre se abalanza sobre su hijo y lo abraza con fuerza.
Por la mañana lo sabe todo, pero aun así cree haber soñado.
Sin embargo esto hace que se reponga, esta gracia le devolvió la resistencia.
Miles de personas viven algo diferente, pero todos viven el desprendimiento temporal del organismo durante el sueño, y entran a la vida astral entre el cuarto y quinto grado.
Pero tiene que asistirlos una personalidad astral, si no vuelve a ser imposible.
No se elevan por encima del quinto grado, aquellos son para poder desahogarse, lo que ocurre mientras duermes, o el sistema nervioso sucumbirá.
Si aun así vas demasiado lejos en la conciencia diurna: ahora lo sabes, miles de personas han sucumbido por eso y perturbaron el equilibrio natural.
¡Ahora el organismo interior y material es un caos!
Nuestros médiums viven estos cinco grados para el sueño consciente e inconscientemente.
Dibujar, escribir, pintar y hablar, la cruz y el tablero, la plancheta y la mesita, la sanación y la visión: son dones espirituales que adquieren conciencia por los grados del sueño y que de otra manera es imposible que se te regalen.
Todos esos dones pueden vivirse gracias a la inspiración espiritual, no obstante tienes que poder soltarte hasta en el cuarto grado de sueño, por lo menos si quieres que aparezcamos puramente y al margen de tus propios sentimientos.
Entonces, por tanto, te mantienes consciente y sin embargo estarás desconectado para poder recibir.
¿Comprendes esta dificultad?
Quien posea el trance psíquico como ser humano puede recibir y entonces la personalidad habrá quedado completamente liberada del yo de la conciencia diurna.
Todos esos otros grados de los sentimientos siguen sintiéndose a sí mismos y esto es para ti un tormento constante, porque siempre tienes que pensar: ¿qué hay en esto de mí mismo?
Las señoras y los caballeros que se sienten médium de trance y que piensan poseer este don ahora tienen que preguntarse hasta qué punto poseen sentimientos mediúmnicos.
Ahora la mediumnidad y los dones están abiertos para ellos, no se me ha olvidado nada con respecto a las leyes, aunque podría escribir un libro aparte sobre cada don, aun así pienso que todo esto es suficiente, ahora puedes formarte un juicio propio.
Una vez entre el cuarto y quinto grado de sueño, sus vidas deberían desprenderse del organismo.
La personalidad astral entra y se habla, escribe, pinta y dibuja, por lo que llegan a desarrollarse todos los dones espirituales.
Pero ¿quién de estas señoras y caballeros tiene la sensibilidad para ello?
¿Por qué sus maestros no hablan de la vida después de la muerte?
Tenemos que traer un mensaje a la humanidad por medio de nuestro instrumento, todos los dones están a nuestro alcance, tanto en lo físico como en lo psíquico.
¿Dónde están, esos médiums que piensan que tienen al otro lado en el bolsillo?
¿Que cierran los ojos y se hacen pasar por médiums de trance?
¿Dónde se encuentran todos esos otros dones espirituales?
Deberías preguntarles por la aclaración de todas estas leyes, ¡deberías pedirles que ahondaran más en estas leyes materiales y astrales!
Lo hace un espíritu de la luz, pero verás y vivirás que primero tienen que preguntarlo.
Es su pretexto, no lo saben y jamás dan la respuesta, ¡te engañan conscientemente!
¡Estas personas no están en trance!
Ahora que conoces todas estas leyes, no hay un solo médium capaz de engañarte, de seguir vendiendo cuentos chinos, ahora estás listo para acogerlos.
Recuérdalo bien: no vamos en contra de gente que quiera convencer a las demás vidas de la existencia de Dios, no vamos en contra de quienes hagan servicios de consagración, sino de todos los que piensan que sí que tienen que cerrar los ojos, que quieren ser más de lo que poseen de dones y sensibilidad, que llaman a la mentira y el engaño.
Si estas personas son sinceras y quieren servir, si no quieren ser más de lo que posee su personalidad, un espíritu de la luz puede ayudarlas.
Ahora de todos modos no se elevan por encima de su propia charlita de pastor y mancillan esa vida.
¡Di entonces con sinceridad que hablas tú mismo, pues entonces el otro lado siente respeto ante tu vida y tu buena voluntad!
Venimos para destruir el engaño consciente e inconsciente, pero te traemos un tesoro en sabiduría astral.
Te toca a ti percibir cómo tienes que hablar a tu propia vida.
En esto encontrarás tu camino y tu dignidad, ¡en esto encontrarás la vida de Cristo!
No quieras ser más grande de lo que posees en sensibilidad, de cualquier manera las leyes astrales te impondrán el alto espiritual.
Si puedes desprenderte tú mismo del engaño, créeme, habrá millones de almas que se alegrarán de poder ayudarte y solo entonces despertará tu yo mejor.
¡Solo la verdad te lleva al amor verdadero!