Armonía cósmica

Ahora a André se le infunde alma y recibe el contacto, y dice:
—La cosmología para la paternidad y la maternidad, mi maestro, nos conduce hasta las leyes armoniosas divinas.
En las primeras revelaciones de Dios se nos concedió vivir las leyes espirituales armoniosas.
Pero ahora las materiales, porque Dios se ha densificado.
Ya estoy percibiendo cómo se han originado esas leyes.
Tengo que vivir a posteriori, mi maestro, y de esta manera le voy a contestar.
Estas leyes hablan ahora a mi vida.
Veo que puedo volver al primer proceso de revelación para el espacio.
En el lugar en que vivo ahora se puede también seguir esas leyes, porque una vida creó la otra, la paternidad densificó la maternidad.
Todo lo que observo es imponente.
Además veo de qué manera tan sencilla se han densificado esas leyes.
Sin embargo, lo que observo es el alma y el espíritu del universo, y debido a eso nació la siguiente división y nosotros, el animal y la madre naturaleza, adquirimos nuestra entidad.
Puesto que el universo experimentó la Omnimadre primero como alma y luego como espíritu, este proceso continuó y se convirtió en las leyes armoniosas para el espacio y toda la vida que se densificaría.
El universo me dice:
“Primero fui alma y luego me convertí en espíritu, luego también me tocó vivir mis leyes materiales, pero este proceso duró millones de años.
Como ser humano, usted vivirá las leyes armoniosas nuestras y llegará a tenerlas entre manos, porque para eso recibimos la vida.
¿Está claro?
Son las leyes esenciales como la paternidad y la maternidad por las que se hicieron visibles las posibilidades de dilatación como fenómenos materiales y por las que pudo empezar la vida.
La luna y el sol me representan para el espacio y mediante la división de la personalidad recibida transmiten esas leyes a la vida de usted.
¡También ellos nacieron por la Omnimadre!
Y los consecutivos grados de vida le ofrecen la imagen cósmica de ello, o sea que no hay cuestión de disarmonía.
Por esto usted ha de aceptar que el macrocosmos ha creado el microcosmos.
El sol las transmitió a la maternidad para el espacio... la luna como el primer grado de vida cósmico, por el que la vida se amplió y despertaron la maternidad humana y animal.
Así que en mi espacio usted vive armonía, quiere significar conciencia despierta.
Pero antes que nada: ampliación.
El sol infundió alma a la luna para estar al servicio de la vida de Dios y para reenviarla a la Omnifuente.
¿Qué quiere significar, pues, la armonía cósmica para la vida de usted?
Puede constatar y seguir esas leyes, solo así comprenderá de qué manera tan armoniosa ocurrió todo y verá en la tierra cuáles han sido los logros del ser humano.
Constatará entonces que las leyes de Dios no se pueden mancillar, porque nosotros, esta vida del espacio, mantendremos, de todas formas, la armonía divina.
El sol y la luna son hombre y mujer, son todo, porque Dios no quiso otra cosa y son las leyes para todo lo que vive en el espacio.
Es la cosmología para las vida de usted en la tierra.
Los grados de vida se han densificado por las leyes armoniosas y demuestran ahora cómo se ha vuelto la conciencia adquirida de cara a todo lo que vive.
Siga esto y despertará para Dios”.
Lo que veo ahora, mi maestro, es que por lo tanto los planetas y soles poseen esa sintonización divina.
Nada se ha perdido en esos millones de siglos, al contrario, la vida llegó a dilatarse de manera armoniosa y observó las leyes de Dios, en eso no hubo trastornos.
Las revelaciones divinas pero espirituales se han densificado y también estuvo presente el reino de los colores.
Una flor de la tierra, pues, posee esas leyes y es una materialización en estado embrionario.
Pero una flor representa a la vez la ley espacial armoniosa, o la vida para ella no habría recibido esa dilatación.
Puedo hacer esas comparaciones ahora porque poseo la vida en la tierra.
Constato el principio divino por las leyes armoniosas, y puedo seguirlo nuevamente.
Ha de quedarle claro que vivimos las revelaciones divinas de manera material y que vemos cada ley, y que después entraremos a lo que es el ser uno con el espacio.
Es el suceso divino, mi maestro.
El grado de vida como parte material de Dios nos conduce ahora al siguiente estadio.
Y entonces entraremos en la paternidad y maternidad armoniosas.
Y precisamente en estas, mi maestro, ha creado disarmonía el ser humano.
¿Cómo se ha vivido la paternidad y la maternidad en la tierra?
¿Qué ha hecho la gente?
En el espacio, la paternidad y la maternidad recibieron nueva vida gracias a la armonía —la vida continuaba tranquilamente—, y se convirtieron en el siguiente nacimiento.
En la tierra, el ser humano se ha olvidado como alma divina y ha asesinado a la vida.
Infringió esta ley cósmica armoniosa, cuya causa y efecto veremos y viviremos más adelante, pero por la que surgió absolutamente toda la misera para el ser humano.
¿Es, pues, culpa de Dios?
Lo que tengo que ver aquí, mi maestro, lo que tengo que seguir, es en pro del ser humano en la tierra.
Aquí todo es armonía, no hay ley en que se haya interferido, toda esta imponente vida ha alcanzado el grado de vida definitivo en serenidad y paz, y ha continuado.
Por lo tanto, cada grado de vida llegó a vivir la santificación divina aquí en el espacio, la vida alcanzó ese punto por el sol y la luna.
Es el acceso al siguiente estadio, el nacimiento universal, tras lo que el alma continuó como espíritu y como ser material.
Si sigo la vida del espacio, me veré ante esas leyes.
Estoy viendo que una vida ha avanzado más que la otra, también se puede vivir en la tierra.
Gracias a la luz que irradian los soles, la vida se dilató y las siete eras consecutivas dieron esa evolución a la vida.
Son las siete eras de revelación que vivió Dios y que recibió todo lo que vive.
Es decir que lo que lograron las primeras revelaciones espirituales, lo que ocurrió desde la Omnimadre, ahora lo volvemos a ver en estado materializado.
Y no hace falta que dudemos de que sea genuino: están hablando las leyes como materia y como paternidad y maternidad.
Y el ser humano, el animal, la flor y la planta son los fenómenos embrionarios para ello.
Todo lo que vive para el planeta tierra, pues, posee las leyes armoniosas, porque así fue que la vida llegó a crecer y florecer.
Se pueden seguir y vivir las leyes cósmicas armoniosas, porque recibimos nuestra propia vida.
Pero lo que le importa al espacio es lo que el ser humano ha hecho con estas leyes.
Dije que unas vidas han avanzado más que otras y hemos de aceptarlo, pero también en eso vemos materializadas esas leyes armoniosas.
La vida continuó por las leyes armoniosas.
Y el alma ve por su propia densificación cómo es su conciencia adquirida.
Pero en eso, o sea en este momento, ¿es armonioso el ser humano?
¿Está sintonizada armoniosamente con las revelaciones divinas toda la vida de la madre naturaleza en la tierra?
Ahora veo y sé que solamente el ser humano ha creado disarmonía, la vida de la madre naturaleza no era capaz de ello.
Puesto que Dios ha infundido alma a todo lo que vive en este espacio, pues, puesto que las leyes armoniosas de Dios materializaban la creación de manera visible, reconocemos en ello las leyes de densificación para el sol, la luna y los planetas y estrellas, por lo que la entidad dio un paso al frente como una forma.
Ahora esa forma podía continuar la propia conciencia adquirida, y después vivió el nuevo y siguiente nacimiento.
Veo toda esta vida, todas estas leyes y posibilidades armoniosas, ha infundido alma a cada una de las chispas, que posee la sintonización divina.
Naturalmente, cada una de las chispas posee esa fase vital definitiva o no habría continuación, no habría despertar elevado.
Pero ese despertar se puede ver porque el espacio se ha densificado.
Dios dio la armonía cósmica a la vida, pero las estrellas y los planetas y los soles representan ahora esa ley y se blindaron, por lo que nació la atmósfera.
Seguro que lo entiende: gracias a esto todos esos cuerpos describen una órbita propia.
Pero la Omnifuente siguió impulsando, esa animación no tiene fin, pues, y lo verá más adelante.
No obstante, por eso dominaba la paternidad y la maternidad, la madre se retiró, la luna ha tenido que aceptarlo con toda la vida que ha creado.
Y es que esto representará la distancia para la paternidad y constatará que toda esta vida determina el espacio de vida recibido según la propia concienciación, y que más tarde también le tocará vivir el planeta tierra.
O sea, las leyes armoniosas crearon ampliación para el sistema planetario, o la vida habría vivido trastornos, conforme el sol se iba densificando la luna se alejaba de la paternidad, y eso es cierto para toda la vida del espacio.
A medida que avanzaba la materialización, cada chispa se alejaba a sí misma de la paternidad y hacía que continuara la vida.
Por lo tanto, cada chispa ha tenido que aceptar y vivir la autoridad paterna para el espacio.
Pero debido a que el alma fue sometida a la materialización en tanto espíritu, salieron a la luz las leyes armoniosas y surgió este imponente conjunto.
Cae por su propio peso que ahora da un paso hacia adelante el reino de los colores, gracias a la densificación del sol.
Cada chispa de Dios que ha nacido por Su división representa ahora un espacio y mundo propios y son alma, espíritu y materia.
Luego vemos la personalidad adquirida.
Y de inmediato sigue ahora la voluntad propia... que el Dios de toda esta vida ha dado a Su creación.
También esas leyes se pueden seguir y analizar en la tierra.
El alma de Dios llegó a tener relevancia y una existencia propia por los grados del universo.
Y llegó a tener el control de sí misma para representarlo a Él en todos los espacios que van a nacer.
Pues bien, ¿accederá el ser humano más adelante al Omnigrado de Dios a través de las leyes armoniosas?
Veo ahora que es posible, porque esta evolución tiene sintonización con la Omnivivencia, que da origen a esa certeza.
Y usted sabe que es así, porque se nos concedió vivir la voz desde el Omnigrado.
Porque ¡Cristo volvió a la tierra desde allí!
Y el espacio dice ahora:
“Por medio de la paternidad y la maternidad, los grados de vida cósmicos para este universo crearon estos mundos para el ser humano, el animal y la vida de las flores para volver a Dios y para representarlo eternamente a Él en el consciente Omnigrado”.
¡He de admitir, mi maestro, que es cierto!
Incluso las distancias para el espacio viven la armonía.
Si Júpiter hubiera ocupado el lugar de la tierra, habría conllevado un trastorno cósmico, pero no fue posible, porque las leyes de densificación representaban la armonía y llegaron a controlarla.
Si Mercurio hubiera ocupado el lugar de la luna, se habría interferido en la vida de la luna como madre y un poco más tarde se habría congelado, y no habría habido cuestión de leyes armoniosas cósmicas.
¡No obstante, las leyes armoniosas se encargaron del desarrollo y de la evolución, del amor espacial y la tranquilidad, del ser uno en el universo para absolutamente cada chispa!
Lo que nos sintoniza con el alumbramiento y la creación, por lo que a cada chispa se le dio a representar una sintonización y también un mundo propios.
Por lo tanto, por medio de la justicia las armoniosas leyes cósmicas representan a Dios como fenómenos en estado material, como vida, alma y espíritu, como paternidad y maternidad, luz, y ¡quieren ser “amor”!
Más adelante lo constatarán ustedes para el espacio y la vida humana.
No llegué a conocer otra cosa durante los fenómenos divinos en estado astral y por tanto espiritual.
Pero ahora ¡esos fenómenos se han materializado!
Continúo, mi maestro, y veo que cada planeta ha de irradiar esta ley, que es la conciencia adquirida; cada una de las chispas posee esa energía vital y crea así vida nueva para este espacio y para el cuarto grado de vida cósmico.
¿Le queda claro?
El renacer para absolutamente todo lo que vive fuerza la personalidad a continuar, y ¡eso es, por tanto, estar al servicio!
¡Es la representación de la voluntad divina!
Y estos son, pues, los siete grados de vida consecutivos que también Dios ha tenido que aceptar y significa que hacían falta eras para alcanzar ese desarrollo.
En solo unas horas, ¡la vida no había alcanzado ese punto ni estaba lista!
Lo que me coloca inmediatamente ante la Biblia, y lo vemos todo de otra manera, pero son cosas de las que usted ya habló.
Por lo tanto, se han creado siete grados para la paternidad y la maternidad.
Y eso a su vez significa: antes de convertirse de verdad en padre y madre, la vida ha de seguir siete eras consecutivas.
Por lo tanto, mi maestro, esas transiciones nos llevan a través del proceso de crecimiento y florecimiento hasta el núcleo verdadero, que solo entonces quiere ser la maternidad y la paternidad; antes estamos en vías de alcanzar ese estadio definitivo, y eso requiere desarrollo.
También la Omnimadre ha seguido esas leyes.
Cierto, ¿no?, vimos como fue cambiando una y otra vez, pero eso es el desarrollo divino.
Gracias a estos cambios, la vida como alma y espíritu accedió a un estadio elevado, y se puede vivir todavía en la tierra, porque estas leyes no han cambiado.
También la vida y la muerte experimentan sus leyes de evolución como grados de vida armónicos.
Ahora que la luna está muriendo, vive su ley armoniosa para volver a la Omnifuente.
¡Es su continuación!
¿No es sencillo, pues?
Veo delante de mí esas leyes asombrosas y también puedo seguir los grados de vida.
Más adelante, la vida embrionaria tendrá que volver a convencerme de ello, pues veremos entonces los siete grados de vida consecutivos para el avance armonioso, porque cada una de las chispas como célula ha de vivir esas leyes.
Y más adelante, serán para el planeta tierra y toda la vida que es de ella misma.
Entonces me encontraré al instante ante mi propio desarrollo, y podré convencerme allí de la verdad divina, porque también a mí se me dieron esas leyes armoniosas.
Y un meteoro no vive otra cosa.
Cuando esta vida estalle, cuando sea desgarrada porque se acerca el proceso de muerte, también esa vida vivirá las leyes armoniosas para el espacio, la vida vivirá la continuación y también para esa conciencia será evolución.
Más adelante, esa vida ayudará a densificar la vida del cuarto grado cósmico.
Y sabemos ahora que todo esto ya ocurrió, pero para una estrella y un meteoro es la siguiente fase vital.
Toda la demás vida ha de observar estas leyes armoniosas.
Lo ve, mi maestro: incluso las estrellas viven su muerte y continuación con sintonización armoniosa.
También la muerte posee esas posibilidades y es necesario o surgirían trastornos y también en esto es imposible vivirlos.
A pesar de que los estragos anden volando por el espacio y lleguen a la tierra, esta vida vivirá las leyes armoniosas.
También el ser humano posee esa santidad divina y de esta manera llega a vivir su propia evolución.
Por lo tanto, la muerte para la tierra es, según las leyes armoniosas, la continuación en el espíritu, es prepararnos para el siguiente estadio.
Y ahora veo para el espacio que cada fracción de energía adquirida vuelve a la Omnifuente, así que nada se pierde.
¡Así quiso hacerlo la Omnimadre!
Cuando se acceda al siguiente estadio, los fundamentos para ello ya se han puesto en este espacio.
Es cierto, ¿no? Ya en la tierra ponemos los fundamentos espirituales para nuestra existencia espiritual en la vida del otro lado.
¡O sea que de esta manera puedo hacer mis comparaciones, y tienen justificación cósmica!
Y también ese mundo nuevo, a su vez, posee las armoniosas leyes divinas.
Porque si ahora no estoy en armonía con mi propia infinitud, la ley para el amor me pondrá un alto y me forzará a asimilar ese amor armonioso, o no podré avanzar ni un solo paso.
Pero ¡esas leyes se crearon aquí en el espacio, mi maestro!
Por lo tanto, tendremos que vencer todas estas características divinas, o no seremos capaces de representar a Dios según Sus leyes armoniosas.
Será entonces la resurrección, ¿verdad?, Cristo nos dio el ejemplo divino.
Y el espacio nos dio esa ampliación, estos siete grados para la armonía, para que podamos decir: soy armonioso y soy uno solo con Dios y Sus leyes, para el alma, la vida y el espíritu, el cuerpo material y la paternidad y la maternidad, ¡después, para el amor!
¿Entiende usted que es así?
Pero aún no he llegado, mi maestro, tengo que seguir y vivir más, la animación espacial me impulsa también a mí.
Lo asombroso a que se me somete ahora es que la chispa inconsciente de Dios observa, a pesar de todo, esas leyes armoniosas.
Y eso me indica... me veo ahora en la tierra, donde también está el ser humano; sin importar como quiera vivir, qué haga, jamás será capaz de destruir el armonioso plan divino y llegaremos a conocerlo en la tierra, la creación divina seguirá funcionando.
El alma del espacio transmitió estas leyes al espíritu, y a este se le concedió materializarlas.
Y ¡es así para toda la naturaleza en la tierra, para el animal y el ser humano!
No hay chispa de Dios que pueda eludirlo.
Y entonces veo nuevamente que “armonía cósmica” significa el ser uno con Dios.
Es poseer y vivir sintonización con sus revelaciones, es vivir y seguir Sus grados de vida para conducirlos a la evolución, ¡que es posible por la paternidad y la maternidad!
Por lo tanto, ¡como seres humanos somos como es Dios!
Como seres humanos lo hemos recibido absolutamente todo de la Omnifuente.
Ahora la armonía es para la eternidad... ¡la vivencia de una ley mediante el amor!
Por su conciencia se me concedió recibir y vivir que como seres humanos creamos tinieblas.
Por el espacio veo materializado que una esfera espiritual representa una ley armoniosa, y el alma como ser humano en la tierra tendrá que aceptarlo.
Las tinieblas, mi maestro, tinieblas conscientes, como llegó a vivir el ser humano en la tierra, no las creó Dios.
Viviendo la vida de Dios de manera armoniosa, el alma como ser humano se da paz y sosiego eternos, y llega a ver y controla su evolución divina.
¡El hombre pone, pero Dios dispone!
Sin embargo, son las leyes armoniosas las que obligan al alma como ser humano a proseguir su vida y a aceptar esas leyes maternas y paternas.
Pero ¿qué hace ahora un clérigo de la iglesia católica?
¿Qué hacen millones de madres en la tierra?
Destruyen la creación, asfixian la nueva vida, las guerras y la malformación trajeron disarmonía, el ser humano ha perturbado esta armonía.
De qué manera puede el ser humano maldecir a Dios, al no querer aceptar Su nueva vida.
No obstante, el alma en la tierra recibe una y otra vez una vida nueva, por lo que ahora he de vivir que de cualquier manera, ¡Dios mantiene el control de las leyes!
Y hemos de asimilarlo como seres humanos.
¿Por qué los planetas madre se blindaron?
Es la armonía para la vida propia, para la paternidad y maternidad.
Esas leyes de evolución se crearon para la luz, la vida y el amor.
No son otra cosa para el ser humano en la tierra.
O sea, lo que en la tierra son fenómenos humanos, ¡fueron aquí leyes y lo son para el espacio!
Porque así despierta la vida para el propio grado de vida adquirido, y ¡significa evolución hasta volver a Dios!
¡Así vencemos este universo, mi maestro!
Quien observa estas leyes, pues, como ser humano en la tierra, se ha asegurado la armonía divina.
A esa vida no puede pasarle nada, no vivirá leyes del karma, pero ¿hay un solo ser humano que lo eludirá y que podrá hacerlo?
¿Cómo fuimos en la tierra en las eras prehistóricas, y ahora?
¿Qué quiere vivir ahora el ser humano en la tierra?
Odio, pasión y violencia.
¿Lo quiso Dios? ¿Hemos podido vivir esas leyes, ese odio, esa malformación de una vida en el espacio?
Para nada, esas leyes no las creó la Omnimadre, ¡no existen!
Pero un organismo humano es como un planeta, posee esas leyes, el espacio no conoce destrucción, en la tierra la vida se convirtió en un caos porque el ser humano se olvidó, violó las leyes.
¿Qué está haciendo Adolf Hitler?
¿Qué quieren los pueblos de la tierra?
¿Qué quiere vivir el ser humano estando solo?
También hemos llegado a conocer esos sistemas, mi maestro, pero ¡el universo no los posee!
El ser humano sopesa, pero las leyes armoniosas disponen de toda la vida que ha creado la Omnimadre.
Quien no observa las leyes como chispa de Dios vivirá la miseria que depara y tiene, y tendrá que enmendarla.
Entiendo y veo esta unión, la luna la ha creado para los planetas de transición, el sol para las estrellas y también para los soles.
Han nacido mediante la armonía espacial y la vida y la muerte, mediante el renacer.
También los planetas Marte y la tierra han de aceptar esa leyes.
Y por lo tanto, todos estos cuerpos maternos representan también esa armonía.
Porque surgieron por medio de ella.
Se les dio a vivir ese espacio, porque así se manifestó la Omnimadre, y en eso no ha habido cambio alguno.
Se puede constatar de manera irrefutable que los primeros fenómenos de las revelaciones divinas también prosiguieron su camino de manera armoniosa.
Todo este sistema solar vive gracias a ello.
Y esto, visto desde la tierra, mi maestro, es un solo mundo, un solo cuerpo, una sola ley, la ley para la evolución divina.
Y es lo que como seres humanos llegamos a tener entre manos.
Por lo tanto, el ser humano de la tierra tiene profundidad universal.
Venceremos estos tres grados de vida cósmicos, y tendremos que hacerlo.
Este universo se dilata, también nosotros como seres humanos, porque llegamos a la tierra y desde la selva nos fuimos a la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es).
Es cierto, ¿no?, son las siete leyes corporales, por las que evoluciona y vencerá la vida interior.
Ahora millones de cuerpos están formando un solo conjunto.
Y ¿no es igual para los sistemas orgánicos del ser humanos?
Millones de partículas forman el organismo, forman parte de este cuerpo asombroso y ahora también tienen profundidad universal.
Este universo es armonía, al igual que también el cuerpo humano posee esa armonía, pero cuyas leyes todavía se desconocen en la tierra.
Lo ve, mi maestro: lo que vivimos ahora es el origen de cada átomo.
Dios dio la animación para ello a la vida por medio de Su materialización, para eso Él tuvo que dividirse.
Y ¿qué experimenta el ser humano en la tierra?
¿El animal y la vida de la madre naturaleza?
Veo de qué manera tan infalible ha ocurrido todo esto.
Me vivo a mí mismo, vuelvo a la tierra y estoy ante todos esos milagros desconocidos que todavía puedo vivir como ser humano.
Pero no puedo dejarme atrás a mí mismo allí, no puedo sentir con más profundidad que la que tiene mi grado de vida y que se me concedió alcanzar como concienciación, lo que significa que los riñones no pueden vivir la función que vivirá el corazón humano, lo que volveré a ver en el espacio.
Porque lo que hizo el sol por la paternidad, la luna lo recibiría y continuaría como madre, y una estrella no era capaz de jugar a ser planeta.
Me permite ver que una vida tampoco ha avanzado más que la otra, sino que sirve y trabaja para todo el conjunto, que para el espacio es la densificación y para el ser humano la vida en la tierra, porque la paternidad y la maternidad nos dieron esa unión.
Es el despertar para el universo, y es una misma evolución para la vida de la madre tierra, el ser humano, el mundo animal y la planta.
Es el despertar humano para el elevarse más, del que sabemos que es el cuarto grado de vida cósmico.
Lo que para nosotros como seres humanos es la vida, se convertirá más adelante en el servir, el ser uno con todas las leyes de Dios.
El espacio nos ha dado esas leyes.
Si más adelante voy a abandonar la vida en la tierra, mi maestro, entraré en un grado de vida más elevado.
Y entonces mi conciencia llegará a tener sintonización con las esferas de luz, o con los mundos que creé en disarmonía, que entonces me impondrán un alto divino.
El ser humano ha de aceptarlo después de la vida material.
Cristo da ahora las leyes divinas a la vida en la tierra.
Empiezo a comprender su conciencia divina, porque Él pudo decir: “Yo y Mi Padre somos uno solo.
Y si como ser humano quieres perderte, me recibirás a mí, ¡y eso es el universo!
¡Es el Omnigrado divino!”.
Y el ser humano de la tierra, ¿piensa poder vivir a la buena de Dios?
¿Piensa poder concluir la vida de Dios, que fue creada y que nació por medio de las leyes armoniosas?
Adolf y los de su calaña enmendarán lo que deformaron, para eso darán a luz y crearán.
¡Para eso vivirán ambos organismos!
Veo ahora en el espacio que la vida se dará a luz y se creará a sí misma.
Y esos milagros divinos están en manos del ser humano.
Aquí en armonía, en la tierra, para la conciencia humana adquirida, hay disarmonía, y eso la Omnimadre... ¡Dios no lo quiso, jamás fue Su intención!
Vivo el espacio en la tierra, mi maestro.
Si sigo el amor y la armonía, las esferas de amor estarán abiertas para mí y nada detendrá mi desarrollo.
Nada es capaz de terminar conmigo si quiero vivir las leyes armoniosas.
Porque no es posible.
Tampoco puedo rezar por ello, ¡he de vivir la ley de la armonía como padre y madre!
Eso sí que es justicia.
Dios vivió estas leyes por medio de la justicia espacial, porque la armonía nos conduce a esta unión de alma, espíritu, vida y materia.
Y es dar la propia vida a la otra, exactamente aquello que pertenece a nuestro propio grado de vida para la concienciación humana, o nuevamente crearemos disarmonía.
Crear y dar a luz es ahora vivir la ley armoniosa para la paternidad y la maternidad, pero eso será el renacer.
Y es ahora el acceso a la concienciación definitiva y entonces podrá empezar la vida nueva.
Así que puedo gritar para la tierra: Dios no ha creado disarmonía.
Lo que les tocará vivir allí como seres humanos son sus propias leyes creadas.
Si viven allí disarmonía, enfermedades y disgustos, ¡esa miseria habrá llegado a sus vidas por ustedes mismos!
La Omnimadre no la condujo a la materialización, y ¡Dios es un Padre de amor!
¿Qué quiere usted, ser humano de la tierra?
¡Lleguen a conocerse gracias a esto!
Esta armonía universal seguirá existiendo hasta que todo lo que vive haya abandonado la tierra, y significa que la vida de este espacio habrá completado la tarea impuesta, como lo vemos por la luna.
Así que no puede surgir ningún trastorno macrocósmico, tal la criatura de Jehová quiere vivir la tierra, diciendo así que este universo se derrumbará por el mal en la tierra.
Eso no es posible, son pensamientos humanos sin posibilidad de existir, va en contra de las leyes armoniosas de este universo.
Así podría analizar ya cada ley de la tierra, porque las leyes armoniosas divinas me dan la posibilidad de hacerlo.
Cada secta, religión, fe se puede analizar por las leyes armoniosas divinas, y más adelante las viviré en la tierra.
Cuando el ser humano como personalidad espiritual quiere acceder a las esferas de luz, solo puede hacerlo aceptando la vida y viviendo las leyes de amor armoniosas.
Pero el macrocosmos está al servicio del microcosmos y quiere decir: como ser humano llegamos a tener conciencia divina.
Ya hemos vivido que esto es posible por los distintos grados de vida, y del otro lado, ustedes han recibido las siete esferas.
Son siete mundos naturales para la continuación consciente, y volverán a ser a su vez una entidad para absolutamente todos los rasgos de carácter de Dios, y viviremos Su alma, vida y espíritu, las leyes de densificación y dilatación, por medio de la paternidad y la maternidad, y ¡se convertirán en el amor dentro de nuestra conciencia y alrededor de ella!
Gracias a eso será radiante nuestra propia vida, mi maestro.
O sea, armonía cósmica, hermanos míos, significa prepararse para la vida de Dios.
Y eso es estar al servicio, pero también es representar la posesión adquirida y elevarse más, ¡es el regreso a la Omnifuente!
La armonía cósmica significa que Dios nos lo dio todo de Su vida y que ahora ya no le queda nada para dar.
Pero ¿qué hace ahora la vida en la tierra como ser humano?
Rezar e implorar felicidad, todo lo que vuelve feliz la vida, pero ¿es posible eso?
¿Ahora que sabemos que lo hemos recibido absolutamente todo de la Omnimadre?
Dios y la Omnifuente ya no tienen nada que dar.
Por medio de la vida adquirida, ¡lo hemos recibido todo como seres humanos!
¡Somos dioses!
Y ahora que lo constatamos, puedo decir: a un Dios, ¿qué le queda por regalarse a sí mismo?
¿Entienden ahora, seres humanos de la tierra, lo infelices que son sus oraciones?
¿Que no pueden rezar para implorar su felicidad?
¡Lo tienen en sus propias manos!
Al ser la vida, lo representan absolutamente todo para su Dios.
Todo, ¡no se ha creado desgracia!
Al ser humano no le hace falta rezar para bendecir la vida, esa vida sin duda tiene bendición divina, ¡ha sido concluida armoniosamente y ahora lo posee todo!
Voy a mirar detrás de millones de leyes vitales para la tierra, mi maestro.
Ya estoy empezando a entender y ver que con un solo pensamiento equivocado mancillo mi sintonización divina.
Ahora puedo seguir y vivir toda esa disarmonía en la tierra, soy capaz ahora de rectificar todas esas leyes que millones de criaturas de la tierra habían torcido a fuerza de golpes.
Mi mirada atraviesa ahora cada uno de los grados de vida, y estoy mirando detrás de la veracidad, pero ¡ahora estoy ante la armonía divina!
¿A qué se debe que en la tierra nacieran, surgieran enfermedades?
¿Por qué la vida en sociedad es un caos?
¿Lo ha creado Dios?
¿Ha traído la Omnifuente esa miseria a la tierra?
¿Qué es lo que quiere hacer el ser humano?
¿A dónde quiere conducir el ser humano de la tierra esta armonía divina?
¿Ha comprendido la criatura de Dios la sintonización de vida divina propia?
¿Qué hacemos con nuestra vida como seres humanos en la tierra?
Puedo continuar, mi maestro.
¿A qué se debe que haya llegado a haber hambre y escasez?
¿Por qué una vida asesina a la otra?
¿Por qué los clérigos de la tierra siguen sin conocer a Dios?
¡Porque no se está viviendo ninguna armonía espacial!
Y solo empeora gracias a la Biblia.
Porque es la palabra de Dios para millones de criaturas de la tierra.
¿Oyen ustedes, mis hermanos, mi maestro Alcar, lo que el espacio dice a mi vida?
¡Que ahora voy a vivir los primeros libros para la “Nueva Biblia”!
El ser humano tiene que conocer el universo primero, y solo puede ser por medio de las ciencias espirituales para el alma como ser humano y para su vida espiritual; después hablará lo universal.
¡Y son las leyes armoniosas!
El ser humano de la madre tierra llegará a conocer todo esto, y entonces asimilará las leyes armoniosas.
Ahora todos esos gemidos en la tierra ya no tienen relevancia.
Dios no puede asegurar la armonía allí, está en manos del propio ser humano.
Dios le dio esas posibilidades.
Lo que va a ocurrir allí ahora, mi maestro, nació gracias a la voluntad del ser humano, y no por causa de Dios.
¿En qué hemos convertido nuestras propias creaciones?
¿Qué queremos como hombre y mujer?
¿Qué quieren las personas allí, ahora que crean y dan a luz en disarmonía?
¿Seguir viviendo, a pesar de todo, en tranquilidad y paz?
Nadie en la tierra puede contestar al ser humano.
¡Soy capaz ahora de dar la cosmología a cada una de las criaturas de Dios!
Puedo analizar cada ley, y para eso me entregaré por completo, ¡porque es mi propia creación!
¿Lo oye, mi maestro?
Lo repito: esta es mi propia vida y mi creación, pero ¿en qué la han convertido los seres humanos?
Más adelante, cuando esté viviendo otra vez en la tierra, viviré en mi propio mundo, y ese espacio me pertenece, aunque los pueblos de la tierra me hayan blindado el propio espacio adquirido.
Me pertenece la tierra entera, porque vivo sus leyes y venceré su vida.
De esta manera la tierra se dio a sí misma.
Vive para mí y para mi alma, como hombre y mujer la representamos a ella y a la Omnimadre... ¡Dios!
¿No es asombroso?
¿No es para entregarlo todo por el bien, por las leyes armoniosas de Dios?
De esta manera cada uno de los rasgos de carácter se ampliará, para el alma y el espíritu y la personalidad.
Eso cambiará mi mundo, mi pensar y sentir, mi amor, a que soy sometido por la paternidad y la maternidad.
Y ahora llego a ver y vivir esos grados de vida, y se convertirán más adelante en mi divino y consciente estadio del universo.
Oigan ahora cómo hablan de Dios los clérigos en la tierra y saldrán corriendo de estos tipos santos.
Llevan ahora la vida de Dios de mal en mucho peor, y no pueden tender la mano para apoyar la vida de Dios, porque no han creado, no han podido vivir una sola ley según la armonía, porque representan a un Dios que condena.
Pero la cosmología hace que se disuelvan todos estos pensamientos faltos de armonía, representaré este divino espacio armonioso en la tierra, y ¡es la Universidad de Cristo!
¿Puede ser de otra manera?
¿Se ha creado la vida de modo distinto?
Para nada, pero ¡el ser humano en la tierra aún no ha alcanzado ese punto!
Solo entonces comenzarán los maestros, comenzará Cristo a elevar la vida de la tierra, antes aún no era posible, porque el ser humano no se conoce a sí mismo.
Traeré luz a la tierra, mi maestro, ¡y las tinieblas desparecerán de allí!
Me entrego ahora a su vida, el espacio dice: “Usted continuará”.
Y el maestro Alcar está listo para decir:
—Mi vida le agradece, maestro André, recibir esto.
Todo es verdad divina.
Ciertamente, el ser humano tiene ahora la culpa de su propia desdicha.
Dios no ha podido crear esta miseria, tampoco la Omnifuente.
Más adelante, las leyes armoniosas convencerán al ser humano de que existe un Padre de amor.
Será entonces la claridad inmaculada para toda la vida de Dios.
Solo entonces despertará el universo en la vida del ser humano.
Solo entonces la criatura de la tierra estará ante la divina providencia, de cuyas leyes ninguna se está viviendo de manera consciente.
¿Quiere Adolf Hitler vivir y predicar la providencia divina por medio de odio y destrucción?
¿Qué es la providencia?
La vivencia de la armonía divina.
Solo entonces adquirirá protagonismo la providencia.
Así que allí el ser humano tiene que vivir la providencia divina, porque significará amor y quien quiera vivir y dar amor se habrá convertido en providencia.
Escuche ahora esa palabrería demoníaca y compárela con las divinas leyes armoniosas, y conocerá la vida en la tierra, pero además sabrá lo poco verdadero que es un clérigo y lo que tiene que representar la iglesia.
Vivimos ahora el divino ser uno.
Es el divino latir del corazón que despierta en nuestra existencia.
Y eso lo quiso la Omnimadre.
Pero nos coloca ante estas leyes, cuyo espacio y entidad hemos de asimilar.
¿Se puede vivir otra cosa?
De ninguna manera, esto es todo, y solo entonces el ser humano se habrá convertido en providencia.
Y esta providencia lo conducirá a la conciencia espacial.
Es la vida de amor para el alma, y para ella la luna y el sol adquirieron su propia forma.
El ser humano sigue sin conocer las leyes, y se comprende, pero ahora es cuando hablan los maestros.
¡Cristo lo es!
Por lo tanto, todos estos planetas y estrellas, hermanos míos, representan la providencia divina por medio de las leyes armoniosas.
Y la criatura de la tierra tiene que asimilarlo.
Llegará a ser la concienciación espiritual, y acerca los pueblos de la tierra.
Pero no hay Biblia capaz de ello, únicamente la vida de Cristo, pero como nosotros pudimos conocerlo, no como en la tierra.
Le perdona todo al ser humano, pero este tiene que asimilar las leyes armoniosas o no avanzará.
Y ¿qué significa eso, maestro Zelanus?
—Estoy listo, maestro, y puedo contestarle.
Significa que una vida ha de sacudir a otra hasta despertarla.
Que una vida ha de conducir la otra a la evolución divina, y la paternidad y la maternidad hacen que sea posible.
Lo estamos viendo en el espacio.
Aunque tome millones de años, esta vida volverá a Dios.
El mundo astral ha podido materializarse.
Y luego seguirá la deificación.
Accederemos entonces como seres humanos al Omnigrado divino, y lo representaremos eternamente a Él.
Lo sabemos: ya ha ocurrido la Omnidensificación, pero los seres humanos aún hemos de empezar con ella.
Es por eso que tuvimos que aceptar los planetas.
Por ellos hemos avanzado más y nos hemos elevado más.
Y las leyes armoniosas se encargaban de la siguiente providencia.
Será entonces la resurrección, mi maestro, pero después el renacer, y volvemos a continuar.
“Vamos hasta esas leyes”, me dice el espacio en voz alta, y lo puede aceptar usted, como yo y todo lo que vive en la tierra.
Apoyará a la humanidad actual para que se le conceda recibir esta palabra divina.
Esta palabra representa la realidad divina.
A nuestra vida están hablando los maestros, la autoridad divina para absolutamente todos los mundos de Dios.
Y con ello vivimos esta armonía espacial, y podemos inclinar la cabeza.
Para esto recurriremos a nuestra personalidad adquirida, para la que viviremos y moriremos nosotros y absolutamente toda la vida de la madre tierra.
Estamos listos para eso ahora, avanzaremos con amor.
Estoy listo, mi maestro, para vivir las leyes de Dios en armonía, por eso vivo ahora las esferas de luz.
Me entrego por mi propio reino, porque el espacio me pertenece y se creó para mi vida.
¿Acaso no es ese el propósito de la Omnimadre?
¿No se le dio a vivir Su materialización a Dios para nuestra existencia, y todo ello para Su vida?
¿No hemos alcanzado la unión?
¿No vive esa unión en las esferas de luz?
¿Qué quiere significar una esfera?
Amor, armonía, pues bien, hermanos míos: ¿qué quiere hacer y recibir la criatura de la madre tierra?
Lo que vivirá allí, mi hermano André, lo ha creado para sí misma.
Me habla la fuente de todo lo que vive y yo y usted y toda la vida en este espacio espiritualizaremos y materializaremos la palabra, ¡para que despierte la criatura de la madre tierra!
Esta palabra como sabiduría apoyará y bendecirá la humanidad.
Pero ¡un Dios que condena no es capaz de hacer eso!
¡Tampoco más adelante significará nada ya, se olvidará, y es urgente y necesario!
¿Quiere Dios que sea de otra manera?
¿No sirvió Cristo para esto?
¿Acaso no dio Su vida por esta felicidad, esta bonanza?
Pero ¿qué quiere el ser humano?
¿Qué hace la criatura de la madre tierra y qué ha hecho?
¿Cómo vivió en los miles de siglos pasados?
¿Están esa vida y conciencia en armonía con el universo, con las leyes del espacio?
¿Con Dios?
¿Con la Omnifuente como padre y madre?
¿Con el Omniamor?
La criatura de la tierra todavía ha de asimilarlo.
¿No es cierto?
¿Qué es, pues, un clérigo?
¿Un psicólogo?
Nada, esa gente aún ha de despertar, mi hermano André.
Finalmente, las leyes armoniosas nos conducirán a la paz y el sosiego para toda la vida de Dios, y desde luego para la madre tierra.
Y es ese sosiego el que dio el desarrollo a los planetas, y la existencia universal pudo continuar.
Lo vivieron todos los planetas, las células grandes y más pequeñas de Dios, pero recibieron la unión cósmica y para eso se le asignó su tarea a la madre tierra, y también ella pudo comenzar con su vida para Dios.
Pero continúe un poco más, mi maestro, y veremos lo que han obrado las leyes armoniosas.
Si el ser humano interviene, si es capaz de hacer que se enturbien estas leyes divinas en la tierra, entonces la vida está detenida y ya no hay cuestión de dilatación.
Si lo vemos de manera cósmica, entonces hemos de ver otra vez esa armonía, pero entonces así se constata que la tierra y todos los demás planetas han recibido de Dios exactamente aquello para lo que fueron creados.
Y nos conduce inmediatamente a los sistemas de distancias para el espacio, y de ello ya ha hablado André y también usted.
Significa que Marte no tiene ni tuvo que vivir el lugar de la tierra.
La vida aún no ha llegado hasta ese punto, pero Marte creó vida nueva y representó una existencia nueva y siguiente, que se convertiría en el planeta tierra.
Así vemos cómo esta unión divina ha podido densificarse.
Y eso significa, a su vez, que Dios y toda Su vida como chispa dieron la felicidad de este espacio, y esa felicidad continuó, significa concienciación y amor.
Los planetas cumplirían con una tarea humana.
Y nos convertimos en padres y madres, así se nos dio a vivir la creación divina.
Los planetas se densificaron para el espacio, el ser humano en la tierra continuó, accedió a las esferas de luz, volvió a continuar y a elevarse más y alcanzó la séptima esfera, volvió a liberarse e hizo la transición al cuarto grado cósmico.
Este espacio vive las mismas leyes y ese suceso nos creó a nosotros, creó todo, pero se creó una entidad para el alma y el espíritu, para el animal y el ser humano, para la planta y la flor.
Y será en la siguiente vida, la siguiente concienciación, el siguiente grado de vida, pero ¡ante todo nuestro amor por la Omnimadre!
Es nuestra luz, nuestra personalidad, nuestro ser padre y madre, armonía, ser uno, vivir uno, como dos flores de un mismo color, almas gemelas, porque también Dios se convirtió en Padre y Madre.
El sol y la luna son completamente uno solo, se han convertido en almas gemelas, trabajan y sirven, crean y dan a luz, regalan luz y espacio, alma y vida, espíritu y concienciación a la criatura propia, que ahora ha vencido este espacio y que pudo vivir el Omnigrado.
Son los mandamientos para el ser humano de la madre tierra, por los que el Mesías volvió a la tierra y lo dio absolutamente todo de Su vida, para aupar esa vida hasta el Dios de todo lo que vive.
Las estrellas y las nebulosas no hacen otra cosa.
El insecto más pequeño ha de vivir esta armonía, o el animalillo se asfixiará y se blindará contra lo que sigue y la continuación.
La vida evoluciona gracias a las leyes armoniosas; la disarmonía, mi maestro, crea para la vida oscuridad y demolición, odio y violencia, precisamente lo que está oprimiendo otra vez esta humanidad.
Si la criatura de la tierra observa las leyes de Dios, llegará a haber paz y felicidad, desarrollo próspero y lo finito se volverá infinito, jamás podrá la criatura de la madre tierra perder la felicidad.
Por lo tanto, la vida en este espacio continúa para terminar la tarea propia.
Toda esta vida alcanzará estadios más elevados, y también entonces ha de representar el Dios de amor.
Nos hemos vuelto conscientes, también los planetas y soles, las estrellas y las nebulosas, cuyos grados inconscientes tenemos delante, y pronto seguiremos.
Dios sabe que esto está bien, pero también llegaremos a conocer esas leyes.
Solo entonces veremos detrás de cada uno de los pensamientos de Dios, de cada una de las leyes que la Omnimadre ha enviado a esa densificación.
Y ¿esas leyes naturales se pueden ver en la tierra?
¿Qué es allí consciente e inconsciente?
¿Quién puede decir como ser humano: “Soy consciente en todo”?
También los planetas y las estrellas, las nebulosas y los soles han de aceptar esas leyes.
Es la evolución adquirida.
El aspecto materno y paterno consciente; pero el servir inconsciente los llevó hasta la verdadera creación, ante la vida y la muerte, el alma y el espíritu, el espacio y el mundo espiritual y astral.
Es indudable que la vida ha de continuar aquí, porque todavía hay seres humanos que viven en la tierra.
Porque también el espacio se espiritualizará.
Esta vida todavía es material, mis hermanos, pero ¿qué pasará cuando también el universo haya alcanzado el grado de vida espiritual?
Podemos sondar el amor ahora por la luz del sol, por el verdor de una flor y una planta en la tierra vivimos la concienciación adquirida.
Y esa fuerza constatará si el átomo más pequeño de todos tiene la certeza de volver a Dios, pero la luna y el sol nos dieron esas leyes y posibilidades.
¡Esa certeza existe!
Me entrego a la vida de usted.
El maestro Alcar dice ahora:
—En efecto, hermanos míos: los planetas y las estrellas han creado densificaciones universales mediante la armonía...
Dios nos pone en las manos Su amor por medio de los grados de vida.
Ahora nos es posible analizar una ley y ver en su conjunto la vida en la tierra.
Llegamos a la unión porque somos dioses.
Es ahora la inmaculada claridad la que habla, y somos capaces de seguir el curso de vida de toda esta vida.
Sí, mi hermano André, usted representará sabiduría divina y traeremos esta felicidad a la tierra.
Así que lo que para un erudito en la tierra es un sol materno, es la autoridad paterna para la vida como alma y como personalidad astral.
El erudito ha de asimilarlo.
Lo que para él desde la tierra son poderosas fuerzas que irradian luz, para el espacio es amor y armonía, por los que nació el cuarto grado de vida cósmico.
Es el adiós para absolutamente todo lo que vive del espacio y de la continuación consciente.
Y ¿es diferente para el ser humano y el animal, la flor y la planta?
El ser humano lo posee todo por su vida material.
Posee las mismas leyes y por eso despertará.
Más adelante viviremos y seguiremos también esas revelaciones.
Solo entonces verá de qué manera tan asombrosa son uno solo los espacios de Dios.
Esto surgió por las leyes divinas armoniosas, ¡acéptelo!
Nos tocó representarlo, vivir el universo, porque así de profunda es la vida del ser humano en la tierra y del otro lado.
Así que ha de tener usted un respeto sagrado para este proceso de revelación.
Ámese a sí mismo y el grado de vida que se le haya dado, no se queje jamás, porque ¡como ser humano es usted una deidad!
Quien no quiera aceptar estará detenido pero de todos modos habrá de seguir.
¡Toda la vida de Dios se eleva más y volverá al Omnigrado!
Vean y palpen esta inmaculada claridad, hermanos míos.
Sean sinceramente padre y madre, exclamo a la criatura de la madre tierra, solo así abrirán su propia providencia, no tienen que esperar armonía divina de parte de demonios.
Tampoco de su Biblia, cuando quieran vivir un Dios de odio y venganza, ¡los conducirá a la demolición y la desgracia, a la demencia religiosa!
¿No lo dice absolutamente todo?
Continuaremos y damos gracias a Dios por toda esta sabiduría.
¡Ampliaremos nuestra vida por el amor!
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