La paternidad y la maternidad para el espacio.

El maestro Alcar continúa y dice:

Si seguimos este nacimiento natural, hermanos míos, entonces vivimos la infinitud de Dios, la materialización de Su vida y ser.
¡Y todo eso es amor!
Cada grado de vida lo representa a Él como padre y madre, porque Él lo es.
Y entonces veremos el proceso de crecimiento y florecimiento, la dilatación y la densificación, la separación, y cada entidad despertará.
¿Qué comparaciones hemos de hacer si queremos vivir el espacio, maestro Zelanus?
—Lo que entra en mí, maestro, se puede seguir, por lo que se ha creado el espacio material, y después, lo que todo esto significa como un solo conjunto.
Y entonces la paternidad se separa de la maternidad.
O sea, el sol y la luna, por lo que, sin embargo, llegó a haber vida nueva.
—Eso es lo que hemos de seguir.
Todo este universo, pues, hermanos míos, en realidad no es más que dos leyes.
Pueden contemplar este imponente conjunto si siguen y quieren aceptar la paternidad y la maternidad.
¡No hay más!
Son estas leyes las que han determinado nuestras vidas.
Nos reconducen a Dios.
Ya que el universo pudo densificarse, la vida de Dios pudo continuar.
Así que en su interior viven cuerpos que representan el principio creador y alumbrador, y a la vez otros cuerpos que pertenecen a este conjunto, pero que han recibido otra tarea, porque a su vez surgieron a partir del primero.
¿Está claro?
¿Entiende lo que quiero decir, André?
—Sí, maestro, entiendo lo que esto significa.
Porque hay planetas que no conocieron jamás la maternidad ni la paternidad.
—Así es.
Esto es aquello a donde nos dirigimos y que hemos de seguir.
Y ¿cuáles son esos planetas, maestro Zelanus?
—Por ejemplo Júpiter, Saturno, Urano, Venus, mi maestro, y muchos otros cuerpos que podemos observar.
—En efecto, allí nos conducen los maestros.
Así que tenemos que constatar cómo vive este conjunto y de qué manera este universo llegó a tener esa entidad, y luego, cuáles son las leyes esenciales para el espacio y para nuestra existencia humana.
Y eso es la paternidad y la maternidad.
Lo que he de vivir es que durante las primeras horas antes de Sus revelaciones, Dios estuvo sintonizado con esas leyes.
Por lo tanto, el alumbramiento desde la Omnifuente creó nueva paternidad y maternidad.
El sol se ha densificado.
Pero el universo se desgarró.
Y ese desgarramiento ocurrió para estas leyes, para la paternidad y la maternidad como las posibilidades más elevadas para la existencia, tras lo que seguiremos la dilatación y la densificación.
Pero al haberse puesto los primeros fundamentos, se manifestaron seis estadios consecutivos, porque enseguida el espacio se densificó.
No podía ocurrir de golpe.
Pero el sol y la luna acogieron la paternidad y la maternidad y se densificaron como representaciones, y pudo comenzar la vida para el macrocosmos.
Mire ahora en el estadio actual, al que pertenecemos nosotros y André, y toda la vida en el espacio.
Sintonice con esa vida y esa concienciación, y seguiremos ese desarrollo.
Significa entonces que Dios se ha densificado por medio del firmamento.
¿Y ahora?
Constatamos la evolución propia por la posición de los planetas.
Y entonces estamos ante esto: ¿por qué la tierra vive allí y la luna por allá, por qué Marte ha adquirido ese espacio?
La vida se ha densificado por las fuerzas que irradia el sol.
Por lo tanto, nos queda claro, nos va quedando claro que la posición de un planeta tiene significado divino, y más adelante eso se podrá ver y vivir, por lo que nosotros —ahora sigue la respuesta— vivimos las leyes armónicas, y por lo tanto también podemos aceptarlas.
Así que cuando preguntamos para la tierra y sus criaturas: ¿por qué Dios tiene un espacio, por qué se ha creado un espacio?, la respuesta es:
—Dios se dividió por medio de la paternidad y la maternidad.
Son leyes, pero las estrellas y los planetas y los soles poseerían esas leyes, y continuarían así la vida de Dios.
Es nuestro propio proceso evolutivo, para el animal y la madre naturaleza.
Y ni una sola chispita podrá eludirlo.
El alma, pues, como chispa de Dios, es para el espacio un planeta o bien un sol, una estrella y nebulosa.
Más no hay.
Pero cada chispa se tiene que desarrollar forzosamente, tiene que volver a la Omnifuente.
¡Son las leyes inmaculadas y sagradas de Dios y significan “amor”!
Al vivir la armonía, nosotros y toda la vida accedemos a Su voluntad de dar a luz y crear.
Y entonces vemos que una vida está al servicio de otra, se entrega para esa vida, da a luz y crea.
Ahora toda esta vida tiene una tarea propia para completar.
Y ahora no puede usted preguntar: ¿por qué no me convertí en planeta y en sol?
¿Por qué pertenezco al mundo animal o a la naturaleza?
Son leyes, y la vida le dirá a qué ley de vida consciente o bien inconsciente pertenece usted, y a cuál de ellas representará.
Si quiere usted seguir esto, tendremos que vivir la luna.
Pero eso vendrá más adelante, primero seguiremos el origen del universo hasta dentro del Omnigrado, solo después comenzaremos con nuestro propio origen.
¿Qué significado adquiere el universo ahora, André?
—Que llegaremos a tener el control de todo esto, maestro.
Al universo lo representan millones de chispas de Dios, pero tienen que estar a nuestro servicio como seres humanos, han sido densificadas para nuestra vida.
Así que como ser humano llego a tener el control de las leyes paternas y maternas.
—Y luego, ¿qué sigue, maestro Zelanus?
—El nacimiento y el renacer, mi maestro.
—Eso también se nos revela en ello.
Por el renacer nos elevamos más y avanzamos.
Pero este elevarse, lo verá, es acceder al siguiente estadio.
Así se amplía nuestra vida y conciencia, que vemos y podemos seguir gracias al sol; su densificación y ampliación también es despertar para todo lo que vive en el espacio, y se puede ver en la tierra.
Ahora cada partícula de aquí también es una chispa de Su personalidad, la representación materializada de Su vida, luz, alma y espíritu, paternidad y maternidad, ¡y quiere ser amor!
¿Le queda claro?
Veo estas leyes y también es posible seguirlas para la vida de usted.
Para constatar esto, pues, hermanos míos, hacemos un viaje a través del universo, y veremos la paternidad y la maternidad en estado materializado.
Porque es lo que quiere el divino Omnigrado.
Nada es capaz de despistarnos.
Y es el análisis para toda la vida de Dios y para la criatura de la madre tierra.
Nos está diciendo el propio grado de vida si estamos ante la paternidad y la maternidad o bien ante un grado de vida que no tiene nada que ver con estas leyes esenciales.
¿Qué viviremos entonces, André?
—La personalidad divina, mi maestro.
—Mire, esa es la intención, así llegaremos a conocer a Dios como espacio.
Y a continuación veremos que cada chispa es una partícula de Su todo, pero que nos enseñó la Omnifuente.
O sea, almas de Su alma, espíritu, luz, vida, paternidad y maternidad, pero como leyes materializadas, como grados de vida y entidades.
¿Es correcto, maestro Zelanus?
—Sí, mi maestro, lo veo.
—Aunque más adelante accedamos a la existencia humana, verá que cada chispa, aunque esa vida pertenezca al universo, es embrionaria, porque la Omnifuente posee lo infinito, lo inconmensurable, y ¿qué significa eso, maestro Zelanus?
—Que por más inconmensurable que sea este espacio, es posible vivir su final.
—Le doy las gracias, porque es cierto.
Desde la tierra no se puede ver, sin embargo vivimos un final, y eso ¿qué significa, André?
—Que entonces accedemos al cuarto grado de vida cósmico, mi maestro.
—También esa respuesta es correcta.
En efecto: podemos seguir millones de años y sin embargo vivir un final, y ¿cuál será entonces, André?
—La concienciación más elevada para un grado de vida.
—Y ¿qué vemos, maestro Zelanus?
—Un nuevo sol, estrella, planeta, maestro, y un nuevo espacio, porque absolutamente toda esta vida evolucionará y creará.
—Por lo tanto, estos son los fundamentos sobre los que seguimos construyendo.
Y podemos constatarlo desde el espacio.
No nos hace falta ir a una estrella y a un planeta, ya vendrá más adelante, pero entonces viviremos ese verdadero núcleo, para nosotros mismos, el animal y la madre naturaleza.
Es verdad, André: la estrella con que usted vivió la unión espacial es una criatura de la luna y del sol, y por lo tanto quiere decir que nosotros y toda la vida daremos a luz y crearemos.
Debido a que en este espacio, pues, el sol y la luna son finitos, también la vida tendrá que aceptar esas leyes, pero irá más allá y se elevará más.
Por lo que es forzoso que la vida vuelva a Dios, al Omnigrado consciente, y por lo que sin embargo se hace manifiesto lo siguiente: el ser humano es divino, ¡toda la vida de Dios lo es!
Esta sabiduría divina llega a la tierra porque ha comenzado el siglo de Cristo, antes no era posible.
Es decir, a través de sus creaciones divinas, como paternidad y maternidad, Dios habla a la vida que Él ha creado, y esta vida tendrá que representarlo.
Ahora bien, ¿puede un erudito de la tierra aceptar que todo esto es amor?
¿Que el espacio quiere ser exclusivamente paternidad y maternidad?
Desde la tierra se contempla este imponente proceso, pero sin comprenderlo.
Qué sencillo es todo, nuevamente, qué cerca de nuestra vida, porque somos padre y madre, ¿no es cierto?
Qué estrecha es nuestra conexión con Dios cuando somos padre y madre, ¿no?
Ese regalo llegó a nuestras manos por el universo.
Así que al conocer estas leyes, la vida en la tierra cambia, y el ser humano llega a conocer a su Creador.
Ahora esta imponente vida como ser está abierta para la vida en la tierra.
Mire ahora las estrellas, los soles y planetas, y acoja en usted todo este nacer.
Perciba que el sol siguió siendo creador, pero que la luna se hizo madre y sigue siéndolo, aunque haya cumplido su tarea para el estadio actual.
Y solo entonces la autoridad paterna y materna de este universo vivirá bajo su corazón humano.
Lo que estamos viendo es que millones de chispas de Dios con sintonización macrocósmica representan y poseen la paternidad y la maternidad.
Esta vida continúa por medio de esos millones de chispas, una vida tiene que ver con la otra y encuentra sintonización con la anterior, por lo que vemos los grados de densificación.
Y entonces estamos ante los cuerpos dominantes y son, una y otra vez: ¡paternidad y maternidad!
Dios puso estos poderes y fuerzas en nuestras manos.
Y ahora puede usted decir: ¡sé para qué vivo!
Allí vive la madre tierra.
Conocemos su vida y conciencia.
Usted la ve como una hoz, en Oriente es de día, Occidente vive la noche.
Y eso lo controla la misma madre tierra.
Ella describe su órbita vital para la noche y el día, o la vida se quemaría, ella hace la noche si quiere continuar con su vida.
Más adelante llegaremos a conocer esas imponentes leyes, pero ya ahora le está diciendo que es por su concienciación elevada que tiene que vivir estas leyes, que la luna como madre no llegó a conocer.
Pero ¿por qué no, maestro Zelanus?
—Porque entonces la vida de la luna se enfriaría y nosotros y la demás vida estaríamos congelados.
—Es cierto, pero la ciencia aún no lo sabe.
Allí, o sea, en la tierra, todavía se tienen que constatar esas posibilidades.
Podemos seguir esas revelaciones y hacer que se analicen según la veracidad.
Y eso ¿qué significa, André?
—Que el macrocosmos creó el microcosmos.
—En efecto, ¡así es!
Es una vivencia asombrosa, pero que se originó por la paternidad y la maternidad.
Que ahora me dice que volveremos a ver estos tres grados de vida macrocósmicos en el cuarto grado cósmico, pero entonces como un solo mundo.
¿No es cierto? Todo evoluciona, esto es el inicio, el origen de la vida, pero otras leyes de concienciación seguirán funcionando y terminarán esta vida, y la reconducirán a Dios.
Lo que admiraremos en el cuarto grado de vida cósmico será imponente, ¡porque ese espacio ya tiene que representar el verdadero plan divino!
Por lo tanto, lo que en este universo está disperso y ha quedado dividido como tres grados de vida forma un solo mundo para el cuarto grado cósmico, y lo veremos allí.
Así viviremos entonces cómo lo quiso la Omnifuente.
Lo que tiene que llegar a quedarnos claro es que este universo ha dado los fundamentos materiales a la vida de Dios.
Pero ¡que este universo todavía no es capaz de representar el Omnigrado divino, porque esa perfección como una sintonización divina todavía no existe!
¿Le queda claro, maestro Zelanus?
—Sí, maestro, y se puede seguir por nuestra vida astral.
—También eso es verdad, hermanos míos, porque pudimos continuar nuestra vida humana.
También esos mundos los vamos conociendo.
Así que para todo este universo hay tres grados de vida que hablan a nuestra conciencia.
Así fuimos teniendo contacto con el grado más elevado.
Por tanto, fuimos de planeta en planeta y alcanzamos la tierra, para volver a vencer también el espacio de ella y continuar, pero ahora ¡al mundo astral!
Para prepararnos allí, otra vez, para el cuarto grado cósmico.
Seguimos viendo ahora que hay noche, que a un planeta le hace falta la noche para protegerse a sí mismo y la vida.
¿Piensa usted, maestro Zelanus, que esto hace falta, tiene que ser necesario también para la Omniexistencia?
—No, maestro, eso es imposible.
—¿Por qué?
—Porque sabemos que Dios funciona eternamente.
Así que vamos hacia el eterno estar despierto, la conciencia alumbradora y creadora.
—¿Qué significa eso, pues?
—Que la tierra y este universo todavía han de despertar para lo divino.
—Le agradezco esta respuesta.
En efecto, nos elevamos más y más, despertamos y materializamos nuestra vida, pero así nosotros y todo lo que vive en los espacios nos volvemos cada vez más etéreos, porque volvemos al estadio divino.
¡Significa que este espacio no representa más que un estadio inicial!
Y hemos de aceptarlo.
Aunque uno sea ser humano, todavía no ha alcanzado lo divino.
Aunque uno esté en las aguas, viva en ellas, absolutamente toda esa vida evoluciona.
Y ¿qué significa eso, André?
—Que más adelante encontraremos en la tierra la vida de las aguas.
—También su respuesta es inmaculada, porque viviremos esas leyes.
No solo, pues, para nosotros como seres humanos, sino también para el espacio y además para el sol y la luna.

Así llegaremos a formar un solo conjunto.
Hasta que hayamos analizado este espacio, y entonces podremos seguir.
Aunque miremos con respeto el sol, la luna, la tierra, todas esas vidas han de continuar y evolucionarán.
Por lo tanto, esa vida es temporal.
Aunque la vida de la luna dure millones de siglos, han tocado a su final.
Y significa para los seres humanos que la luna ya ha completado su tarea para este espacio, porque está muriendo.
Una estrella fugaz, pues, vista desde la tierra, es —según veremos más adelante, lo seguiremos un momento— la muerte para el espacio, pero se convertirá en la continuación.
¡Es una siguiente y nueva evolución!
Estos tres grados de vida macrocósmicos, pues, trabajan en la vida humana, animal y de las plantas.
Más adelante seguiremos cómo ha ocurrido eso, cuando sigamos el nacer humano, y solo entonces llegaremos a conocer la entidad animal, humana, en que está presente absolutamente todo lo de Dios.
Para los maestros se trata de esto: que tenemos que conducir al análisis divino justamente estos primeros tres grados de vida para el siguiente estadio.
Porque así viviremos el siguiente estadio.
Lo que hace este universo, pues, como un solo conjunto es, según les acabo de decir y han podido seguir, poner los fundamentos para poder elevarse más como ser humano.
Es decir que este universo se creó para el ser humano, de manera natural y en seguimiento de nuestra vida, el reino animal y la madre naturaleza.
Toda la vida que posee la tierra, pues, tuvo que recorrer un camino cósmico y continuó de planeta en planeta, pero por medio de la paternidad y maternidad, para llegar a vivir y controlar ese mundo más elevado como órgano.
Por lo tanto, para este universo nacieron leyes de vida y grados de vida que estarían al servicio de nosotros como seres humanos.
En la luna vivíamos en las aguas, Marte ya nos dio la conciencia terrenal y la madre tierra la conciencia perfecta para este espacio, porque por medio del sol y de la luna llegó a tener el control de esta tarea.
¿Lo previó Dios?
¡Precisamente eso es la Omnifuente!
Pero cada ley nos indica esa dirección.
Las revelaciones materiales nos hacen ver como van surgiendo los siguientes fenómenos.
Y eso significa: a toda la vida se le ha dado esa concienciación divina.
Pero esta vida materializada se hizo manifiesta desde lo invisible.
¡El alma como ser humano y como planeta ha de aceptar esas leyes!
¿Qué quieren decirnos, pues, estos tres grados de vida cósmicos, André?
—Que gracias a la luna recibimos vida nueva.
¡Y vida nueva es ampliación; ampliación es concienciación, es vida, luz y amor!
—¡Esa es la verdad!
Tenemos que aceptarlo, porque nos lo dicen y nos lo regalarán las leyes de este espacio.
De esta manera vencemos este universo.
¡Y algún día —también lo sabemos— viviremos el final en la tierra, para prepararnos entonces para el cuarto grado cósmico!
Y tras millones de siglos nos volverá a enviar más allá y más hacia arriba, tras lo que accederemos a lo eterno ¡y que es el consciente Omnigrado divino!
¿Puede Dios castigar, pues?
¿Puede condenar Su propia vida?
Destruir una sola chispa, si fuera posible, significaría que todo este imponente conjunto se derrumbaría.
Aunque esa vida sea embrionaria, no sería posible para el espacio, porque entonces surgirían boquetes, huecos y baches, y eso no puede ser, ¡porque cada una de las células tiene que representar a Dios!
Observamos cambios y representan la evolución divina.
Es decir: ¡el morir en la tierra se convierte en evolución!
Y esa evolución se convierte en —y es— concienciación.
La muerte no se puede vivir en ninguna parte, ¡no hay una muerte!
Lo que es morir para el ojo material es para el espacio y para todo lo que vive la continuación para Dios, el regreso al estadio divino al que pertenecemos nosotros y todo lo que vive.
Así que podemos aceptar sin titubear que el cuarto grado cósmico es un solo mundo.
También lo vivimos aquí, pero ¡este espacio está subdividido por tres grados para la materialización y la espiritualización para cada chispa de Dios!
¿Entienden ahora lo asombroso que es todo?
¿Y que para Dios tenemos que continuar, que absolutamente todas estas chispas macrocósmicas volverán a dar a luz y a crear?
¿Que aquí crean y dan a luz para el cuarto grado cósmico?
¡Porque eso es!
¡Así podemos elevarnos más y vemos que el universo va cambiando, todo lo que vive tiene que aceptar esas leyes y solo es posible por la paternidad y la maternidad!
Constatamos ahora para el ser humano de la madre tierra: el universo en que viven ustedes lo creó Dios para conducirnos a Su evolución.
De esta manera, el alma como ser humano llegó a tener el control del universo.
¡Es posible únicamente por la paternidad y la maternidad!
Los planetas y los soles crearon esas posibilidades para nosotros como seres humanos, y significa que el macrocosmos creó el microcosmos.
Para eso viven los planetas y los soles.
¡Los primeros tres grados de vida cósmicos no tienen otra relevancia!
Quieren propiciar esta evolución, pero fueron los primeros fundamentos para continuar.
Y entonces sigue:
Los maestros más elevados del Omnigrado divino quieren ahora que despierte la criatura de la tierra.
Que Dios ha tenido que crear y dar a luz a un inicio para absolutamente toda Su vida; después pudo comenzar la vida en este espacio.
¡No hay una muerte!
¡Lo que dice la Biblia al principio de la creación divina está reñido con la realidad!
Dios no sacó una costilla de una vida para crear la otra, ¡eso surgió por medio de la maternidad!
Este espacio no quiere ser ni significar otra cosa, pero este universo puso los fundamentos para elevarse más y avanzar más.
Así que todo esto es: ¡nacer y renacer!
Y ni una sola célula o chispa de Dios puede eludirlo.
Si no pueden aceptarlo en la tierra, se detendrá su desarrollo humano y también divino.
Es decir: su concienciación humana.
Y ¿qué quiere usted transmitir a la vida en la tierra, André?
—Quisiera decir a la vida en la tierra, mi maestro, que ahora ya me siento espacialmente consciente.
Y significa que sin duda venceré este espacio, que es sin duda tan imponente.
—Espléndido, ¿y usted, maestro Zelanus?
—Por la paternidad y maternidad, mi maestro, continué yo, y también todo lo que vive.
Las leyes de este universo me permitieron llegar a conocerme y puedo aceptarlo, porque pertenezco al mundo astral.
¡Ya he vencido este espacio!
—Es verdad, vivimos en el mundo espiritual y hemos concluido nuestro ciclo de la tierra.
O sea, lo que da la Biblia va en contra de las leyes de Dios.
Cuando comenzaron los autores de la Biblia, la creación ya tenía millones de años y se nos concedió constatarlo.
Según las revelaciones divinas, tenemos que aceptar el proceso evolutivo para el macrocosmos y también para el microcosmos.
¡Estas leyes de Dios nos enseñan las posibilidades de dilatación a través de la paternidad y maternidad, tras lo cual se hace manifiesta la siguiente concienciación para absolutamente todo lo que vive!
¿Puede la ciencia aceptarlo ya, maestro Zelanus?
—Para nada, en la tierra todavía no se ha llegado hasta ese punto, maestro.
—Por lo tanto, ¿el erudito es también capaz de conocer la luna desde la tierra, André?
—Si se aceptan la paternidad y la maternidad sí, mi maestro.
—Ciertamente, así es.
Únicamente la paternidad y la maternidad conducirán al erudito a las leyes divinas esenciales, a la evolución espacial y también humana.
Si se aceptan estas leyes, podrán avanzar la humanidad, la universidad en la tierra.
¡Solamente la universidad de Cristo es capaz de contestar toda pregunta!
Y ahora, a seguir.
Millones de cuerpos adquirieron una entidad.
El espacio está repleto de protoplasma, el verdadero núcleo, pues, como la fuente central, es el sol como padre.
Vivimos así que cerca de la fuente central del espacio llegó a haber nueva vida.
Pero por lo tanto, esa “fuente central” representa la Omnifuente como padre y madre.
¿Les queda claro?
Esa fuente central trabajó para la maternidad, según el sol y la luna.
Pero sabemos ahora que todo lo que vive tiene esas mismas leyes, esas mismas fuerzas.
¿Qué estamos viendo, maestro Zelanus?
—Que absolutamente cada chispa en el espacio posee o bien la maternidad, o bien la paternidad.
—Esa es la palabra, y ¿qué sigue entonces?
—Que podemos verlo por la vida, maestro.
—También eso es verdad, y las leyes han de aclarárnoslo, una ley, pues, como un cuerpo.
Eso nos dice ahora qué es una estrella y qué significa un planeta, y por qué esa vida ha recibido esa entidad.
A nuestro alrededor ha surgido vida.
Si no hubiera luz, si no hubiera sol, tampoco habría evolución.
Sin embargo, este imponente firmamento se ha dividido, surgieron miríadas de vidas.
Mi pregunta es ahora, y lo quiere este espacio, lo quieren los maestros: ¿para qué sirve todo esto?
Y a eso se añade la siguiente pregunta, que me conecta directamente con la vida consciente de la madre tierra: ¿qué significan todos estos órganos para el espacio?
¿Cómo tenemos que ver el espacio como universo?
¿Qué fue, pues, lo que quiso decir Dios?
Se me está conectando con ello, hermanos míos.
Si volvemos a la tierra y seguimos un momento el organismo humano, veremos el universo en él.
Incluso en las aguas se puede vivir el universo.
Estos son los fundamentos esenciales para toda la vida material.
Por ellos podremos constatar más tarde que el ser humano representa el universo por medio de sus sentidos.
Es decir que la luz en el ojo humano fue materializada y que el ojo humano está espacialmente densificado, pero por medio del núcleo dentro de nosotros, que son el alumbramiento y las fuerzas creadoras divinas, la Omnifuente dentro de nosotros, la sintonización que poseemos y que así se convirtió en un órgano.
¿Lo entiende?
Significa que cada parte del organismo humano también fue densificado espacialmente, y que el organismo humano surgió por este espacio como fuerzas y leyes y como posibilidades de dilatación.
Y ahora nos encontramos al instante ante millones de leyes de vida.
¡Materiales y también espirituales!
¡Son para el alma, el espíritu y la materia!
Para la entidad como parte del conjunto, a cuyo servicio están aquí las estrellas, los soles y los planetas.
El ojo humano recibió luz e irradiación por el espacio.
Y eso significa que hemos de asimilar el espacio como vida.
Volvemos a ver cada ley del espacio dentro del ser humano en la tierra.
De esta manera Dios se dio al ser humano, a la vida, y que esto es posible lo demuestra la creación existente, o sea, la tierra, el espacio, toda la vida de Dios.
Lo que para el espacio es luz lo irradia el ojo humano.
Lo que aquí es fuerza lo encontramos en el interior del organismo humano, y se convirtió en la fuerza muscular para el ser humano, la fuerza del sistema nervioso y la circulación sanguínea, con todos los sistemas adicionales que trabajan para el conjunto y que tienen que cumplir una tarea propia.
¿Qué es, pues, el cerebro para el espacio?
¿Por qué el ser humano recibió un hueso coronal?
¿Por qué oídos y una boca?
¿Un corazón con circulación sanguínea?
¿Por qué un par de piernas para poder andar?
Esos fenómenos los vivo aquí, hermanos míos.
Los veo aquí en el espacio, si sentimos y vivimos ese desarrollo, pero por los que la reproducción cobró forma.
Y si vuelvo un poco más, estaré ante el poder del ser humano y el animal.
Lo ve: son órganos, el sol es ahora un órgano para el plan de la creación.
También lo es la luna.
El ser humano tiene órganos para crear y dar a luz.
Volvemos a ver, pues, en la vida humana y animal lo que ocurrió y se estableció aquí de manera universal.
Porque la chispa de Dios como célula hablará y poseerá absolutamente todo lo que Dios también posee, ¡por lo que la chispa como célula creará y dará a luz!
¿No es esto asombroso?
Todo esto hemos de vivirlo.
Pero solo cuando vivamos esos viajes y hayamos alcanzado ese punto.
Entonces viviremos la existencia embrionaria y nos lo contará el planeta madre.
¡El sol crea!
¡La luna da a luz!
La madre da a luz y el hombre en la tierra creará, pero ahora la luz del espacio se ha densificado como materia endurecida o semidespierta.
Materia blanda, pero en que está presente todo.
Viviré estas leyes, porque más adelante nos veremos ante los fenómenos.
Mire ahora toda esta vida y lo comprenderá.
Solo ahora vemos la paternidad y maternidad conscientes.
Es decir: alumbramiento o creación, pero millones de cuerpos no lo conocieron jamás.
¿Es malo, maestro Zelanus?
¿Va en contra de la justicia divina?
—No, maestro, allí la injusticia no existe.
—Pero ¿de qué deduce esto?
—De que la paternidad y la maternidad existen.
Todos esos otros cuerpos también tienen que cumplir una tarea diferente.
¿No acaba de decir, no me preguntó por qué el ser humano tenía piernas, brazos?
Ahora bien, ¿puede un brazo vivir la tarea del ojo humano?
No es posible, pero significa que vivimos un órgano para la existencia propia, la propia independencia.
Y nos dice a nosotros y le dice a usted en la tierra... que ante todo recibieron forma la paternidad y la maternidad, y lo que vivió el nacimiento después de esto forma parte del conjunto y no tiene más que completar esa tarea.
Por eso me encuentro ante la esencia humana en la tierra y puedo decir, puedo gritar al ser humano de la tierra: la paternidad y la maternidad lo son absolutamente todo, es lo más sagrado que ha creado Dios.
¡Han de vivirlo o no avanzarán!
—Le doy las gracias, maestro Zelanus, ¡en efecto lo es todo!
Eche ahora un vistazo a la iglesia católica.
¿Qué hace un clérigo hoy en día?
Ese hombre niega la paternidad y la maternidad, y eso va en contra de la creación divina.
¿Qué hace hoy en día una monja de esas de la iglesia?
¡Niega la maternidad!
Y esas vidas se ubicarían fuera de la creación divina si Dios no velara.
Porque dando a luz y creando el alma recibe vida nueva, y vida nueva significa vivir el renacer y continuar.
La iglesia tiene la obligación de reconsiderarlo, porque ¡es una equivocación, es destrucción!
Siga estas leyes un poco más y llegaremos a la nueva concienciación.
Porque la luna emitió vida.
Es irradiación viva.
Pero la luna creó la vida para este espacio.
Más adelante constataremos que solo la luna pudo densificarse a sí misma antes del ser humano, el animal, la flor y la planta.
Significa, por lo tanto, que la luna como madre de este espacio ha creado la vida del alma.
Llegamos a conocer lo que vivió Marte.
También lo que completó la luna, al seguir el inicio en estado embrionario de absolutamente cada cuerpo.
Así que me mantengo conectado con el espacio, aunque en ocasiones hagamos comparaciones humanas.
La luna, pues, hermanos míos, emitía irradiación consciente.
Según se densificaba el sol, la irradiación para la maternidad se fue haciendo más fuerte.
¿El sol también lo percibía?
Es decir, alrededor de la luna llegó a haber planetas de transición.
Y están dispersos en el universo.
Pero esos cuerpos adquirieron densificación, cuando el alma humana comenzó con su vida.
También esas leyes las seguiremos más adelante.
Esa vida, pues, a la que la luna infundió alma, llegó a vivir maternidad y lo que fue irradiado por el sol, y, por tanto, recibió desde esa fuente vital para la maternidad una tarea propia para procesarla, fue siguiendo la fuerza creadora, por lo que nacieron las estrellas y los planetas, los meteoros.
Voy a seguir otro poco, porque la paternidad y la maternidad me obligan a seguir esto, solo entonces comprenderemos todo este conjunto.
Le pregunto ahora, maestro Zelanus:
¿importa algo qué cuerpo es madre y padre en el espacio?
Si sabemos que absolutamente cada órgano, o sea, el sol y la luna, las estrellas y los planetas, son un solo organismo?
¿Entiende usted lo que quiero decir?
Entonces le quedará claro lo que deseo saber y quiero analizar.
¿No es verdad, hermanos míos? Todo esto es un solo organismo.
Que el ser humano lo haya llamado “universo” es solamente para que tuviera un nombre.
Pero que el erudito no conoce a Dios, eso lo sabemos.
Y ahora va quedando claro que ninguno de esos nombres materiales tiene significado, sino que tenemos que ver el espacio como un solo cuerpo.
Cuya maternidad representan el sol y la luna, y todos esos millones de estrellas y planetas no son más que partes de estos sistemas, partículas de este cuerpo y que cumplen para esto una tarea.
El sol creó vida nueva, pues, para que todas esas chispas pudieran densificarse por la fuente central como la paternidad densificada.
Son las estrellas.
La luna emitía su fuerza viva; conforme comenzaba con su propio desarrollo, otras partes del espacio y de este cuerpo iban forzadas al empuje, por lo que, sin embargo, surgían planetas de transición.
Por lo que más adelante veremos que en esto cada cuerpo es padre o madre.
Pero Saturno y Júpiter, Venus, Urano no lo son, jamás conocieron la maternidad ni la paternidad, y por supuesto que significa algo para este organismo macrocósmico.
¡Y eso también se puede seguir!
¿Podemos avanzar más, mi hermano André?
—Sí, maestro, lo he comprendido todo.
—¿Puede usted darme una aclaración?
¿Quiere observar estas leyes?
Veo que el espacio hablará a su vida.
Y ciertamente, André está listo y dice:
—Aquello de que habla usted, mi maestro, me conduce a la atmósfera para la luna y el sol.
En primer lugar, la luna, cada cuerpo, ha recibido un blindaje propio.
A lo que viva fuera de él, pues, se le infunde alma.
El sol ha elevado este espacio en sí como tarea, la luna como vida siguiente, y comenzó con su evolución.
En ella llegó a surgir vida.
En ella comenzó una evolución.
También para la paternidad.
Es por eso, mi maestro, que nacieron estrellas y planetas.
Pero también que haya surgido conciencia semidespierta, representada por medio de Júpiter, Saturno, Venus, Urano, pero ¡eso significa ”conciencia semidespierta”!
Y esos cuerpos recibieron una tarea propia.
Ahora siento algo asombroso.
Veo que estos cuerpos son los órganos de respiración para el espacio como organismo.
Así que ni paternidad ni maternidad.
Estos planetas como bolas de gas, mi maestro, adquirieron la conciencia propia debido a que la paternidad y la maternidad ya habían comenzado.
Esos cuerpos no tienen nada que ver con sus nombres.
Son de verdad órganos de respiración para el espacio.
Se encargan de que la atmósfera se mantenga inmaculada y es lo que ahora se me concedió vivir.
—Es una palabra divina, mis hermanos.
Maestro André-Dectar, ¡usted va siendo cósmicamente consciente!
¡En efecto, así es!
Y eso tiene que hacerse manifiesto ahora si queremos saber por qué nació toda esta vida.
Así que vemos, mis hermanos —y lo consignamos para la criatura de la tierra—: la Universidad de Cristo dice... todos los planetas que no poseen paternidad ni maternidad representan ahora una propia tarea impuesta para la paternidad y la maternidad, y es el sistema pulmonar para el universo.
Es el sistema de respiración para el espacio, pero absolutamente cada chispa poseerá esos órganos de respiración, también eso ya lo sabemos...
Por lo tanto, está hablando a su conciencia.
¡Que toda esta vida en el espacio está al servicio de la paternidad y la maternidad!
Y que no se puede ver ni una sola chispa o célula que no haya recibido una tarea, porque no es posible, y por tanto no tiene nada que ver con injusticia.
Por lo tanto, la Universidad de Cristo dice que todos esos otros planetas en que no hay presencia de vida, porque no es posible, sirven para los órganos respiratorios para este universo.
¡O toda esta vida se habría asfixiado!
Se habría asfixiado al principio de la creación y para ahora, el estadio actual.
Esos organismos cumplen su función como las plantas para las aguas.
¡Como los pulmones para el ser humano!
¿Qué es ahora el cerebro? ¿En dónde vive la fuerza de pensamiento para el espacio?
¿Lo entiende, maestro Zelanus?
—Sí, maestro.
—¿Dónde es que vive esa fuerza, maestro André?
—Es la Omnimadre..., mi maestro.
—Muy cierto, la fuerza de pensamiento para el espacio continúa para infundir alma a esta vida, y esto es eterno gracias a la Omnifuente.
Hasta que este espacio se disuelva y haya completado la tarea propia.
Pero también esa fuente se ha materializado.
Lo que significa que el universo goza de una protección propia.
¿Qué hace el cerebro para el ser humano?
¿Qué tarea cumplieron estos órganos para el organismo humano?
¿Quién de ustedes va a recibir la respuesta?
Veo esta respuesta delante de mí, por lo menos para el espacio; sabemos para qué ha recibido un cerebro el ser humano en la tierra.
Se considera que son para pensar.
¿Es cierto, maestro Zelanus?
—Para nada, maestro, no es cierto.
—¿Lo oye, André?
—Sí, maestro, empiezo a entenderlo y verlo.
Es asombroso.
—Esos órganos se pueden analizar, mis hermanos.
Aquí en el espacio vemos para qué se crearon los órganos de reflexión.
Desde aquí se puede seguir y constatar para qué el ser humano recibió un cerebro, todo se puede seguir desde el espacio, porque son los planetas los que nos ha puesto esas leyes en las manos.
Surgió por la fuerza creadora y se creó a sí mismo.
¿Ya lo sabe usted, André?
—Sí, maestro, me entra la respuesta, esa parte quiere hablar a mi vida.
Pronto le contestaré.
—Ve lo necesario que fue que en la tierra usted se haya sintonizado con la vida.
Ya que habla la vida, a nosotros en cuanto conciencia más elevada se nos envía esa sabiduría.
Por este ser uno de sentimiento en sentimiento somos capaces de hacerlo.
Seguimos brevemente el espacio y después André dice:
—Lo sé, maestro.
Esa conciencia me dice: el cerebro nuestro lo puede ver y vivir nuestra vida gracias a nuestras fuerzas irradiantes.
Es la atmósfera, el propio blindaje o una vida desgarraría a la otra.
Esas fuerzas, mi maestro, fuerzan un cuerpo a seguir la propia órbita.
No obstante, el cerebro para el ser humano acoge los sentimientos, o los sentimientos en el ser humano no vivirían ningún freno, no llegarían a vivir, a recorrer una órbita propia, y es por eso... que la voz humana habla por medio de los demás órganos.
—¿Saben, mis hermanos, que esto es un análisis cósmico para el ser humano, el animal y la planta?
Ciertamente, así es: el cerebro humano solo acoge los sentimientos, no tiene que hacer otra tarea, porque los sentimientos hablan como la personalidad.
Y es, pues, la fuerza de atracción para el espacio, por lo que esa protección propia da un paso hacia adelante, aunque esta se regula desde la paternidad y la maternidad.
Para el universo, el alumbramiento es dilatación, la madre da a luz por medio de los rayos del sol como la fuerza creadora, por lo que surgieron todas estas leyes.
Más adelante, cuando analicemos el organismo humano, nos encontraremos con estas posibilidades y entonces podremos seguir cada uno de los órganos humanos según las leyes del espacio, tras lo que conoceremos la vida en la tierra para el ser humano y el animal.
El erudito de la tierra no sabe aún cómo funciona la máquina humana como organismo, para qué nacieron todos esos millones de tejidos.
Pero también es posible seguir todos esos maravillosos órganos materializados.
Y entonces, así como así, estaremos ante el alma, la vida y el espíritu, luego ante la personalidad como ser humano, y por ella constataremos su conciencia.
Profundizo un poco en esto porque es necesario, porque las leyes me obligan a seguir el fundamento espacial si más adelante queremos comprender gracias a qué el ser humano recibió brazos y pies, el ojo humano para ver, una boca para hablar, pero por encima de todo: los órganos para crear y dar a luz.
Y ¿que significa esto a su vez, André?
—Que el universo se creó para nosotros como seres humanos.
Para que evolucionemos.
De esta manera, se le dio al alma como ser humano la oportunidad de espiritualizarse y materializarse.
Para eso trabajan los planetas y soles, porque la Omnifuente se dividió a sí mismo.
Los maestros más elevados en el Omnigrado quieren, mi maestro, que como seres humanos comprendamos para qué se creó todo esto, y que el ser humano tiene que representar a Dios en todo.
Ahora me viene: ¿quién dio la palabra al ser humano en la tierra?
¿Quién llamó... “luna” al primer grado de vida cósmico?
¿Quién dio un nombre a las estrellas y los planetas? Es así con todo.
¿Qué quedará de ello cuando nos veamos ante las leyes de Dios?
Habla usted del cerebro humano, pero ¿por qué el erudito de la tierra llamó al órgano materno... “matriz”?
Para dar a luz y ser madre.
Está claro.
Pero tenemos que intentar desprender de la ley divina la palabra que recibió un significado en la tierra, o allí no veremos jamás detrás del nacimiento, el verdadero núcleo para el nacimiento.
Porque gracias a esto nacieron falsedades, se construyeron falsedades.
Lo veo: el sol es padre, en la tierra se le llama... madre.
Así el erudito se despista allí.
Jamás se les dará a vivir a ustedes la imagen verdadera de Dios, porque el núcleo divino no puede representar la palabra.
Naturalmente, mi maestro, en la tierra se creó la palabra, que también representa con veracidad el núcleo para la vida.
Porque la palabra “matriz” lo dice todo.
“El ojo humano” lo dice todo.
“Espacio”, “luz”, “oscuridad”, esas palabras dicen todo por lo que se ha manifestado Dios.
Pero ahora falta todo lo demás, por lo que también al cerebro se le da a representar el funcionamiento verdadero.
Solo entonces, mi maestro, cuando los eruditos conozcan el propósito, la tarea para la parte del cuerpo, cambiará la sabiduría, pero el astrónomo entrará al estudio divino y allí se sabrá cómo es el ser humano como vida orgánica, para qué sirve cada parte.
Y entonces, mi maestro, según veo, llegará a mi vida y conciencia que surgieron los riñones humanos porque también el universo tiene esos órganos y aquellos aceptan la purificación para el organismo humano, al igual que lo recibió la planta para las aguas y es representada aquí por los planetas semiconscientes.
Esos son, pues, Saturno, Júpiter y los demás órganos, que usted seguirá más adelante si queremos ver y vivir esas leyes.
—Bueno, maestro Zelanus, una respuesta divina recibida por André y obseaquiada a nuestra conciencia.
Todos hemos de analizar esas leyes, mis hermanos, y ¡entenderán qué representamos y de qué es capaz la Universidad de Cristo!
No hay nada en la tierra o la Universidad de Cristo lo reconducirá a Dios y lo analizará según las leyes del universo.
Pero la humanidad aún no ha alcanzado ese punto.
La criatura de la madre tierra aún ha de despertar para todas estas ciencias espirituales.
Ahora llevaremos esta sabiduría a la tierra.
Estamos ciertamente al servicio de la Universidad de Cristo... y de una nueva concienciación.
¡La humanidad está recibiendo sabiduría!
Y ha de saber, mi hermano André, que todo este espacio, vamos, cada célula quiere ayudarlo a cargar y es capaz de hacerlo.
Vencerá allí todas sus dificultades.
Aquí puede convencerse de cada una de las leyes que ha creado Dios, que la Omnifuente ha hecho tomar conciencia, porque cada órgano habla a su personalidad y ¡además es una parte de usted mismo!
También eso llegaremos a conocerlo.
Y solo entonces la criatura de la madre tierra podrá decir: ¡me conozco a mí mismo!
Ha de saber ahora que su vida es ser servicial.
La sabiduría sirve para abrir la criatura de la tierra para el reino de Dios.
Para esto han servido muchos hijos de Dios.
Por lo tanto, la ciencia en la tierra se espiritualiza, y significa que se materializa por medio del alma y del espíritu.
Todos los grandes de la tierra, espiritual y científicamente, han trabajado para eso.
Para esto los maestros edificaron templos y nació el Antiguo Egipto.
Nosotros continuamos con su trabajo y tarea.
Los maestros infundieron alma, pues, a cada secta espiritual, hasta que el ser humano se buscó a sí mismo, y pudieron parar.
Por los libros ‘Dones espirituales’ también usted ha recibido esas posibilidades, y puede aceptarlo.
Ha de saber ahora que no hay alumno que pueda ayudarlo a cargar, solo puede hacerlo una flor, un animal, puede hacerlo la madre naturaleza, una estrella, un planeta, también la luna y el sol, pero ningún ser humano, porque el ser humano no tiene nada que ofrecerle.
El ser humano sigue siendo inconsciente.
Todas esas criaturas naturales —ya lo ha vivido usted— hablan a su vida, y eso es cargar, ¡eso es ser uno espacial!
¿Cómo es, pues, la conciencia de un psicólogo?
¿Qué sabe un pastor protestante, qué sabe un teólogo de las leyes?
¿Cómo quieren enriquecerse si no pueden aceptar el renacer?
¿Avanzaremos de esta manera?
El ser humano tiene que despertar por medio de los maestros.
Se tiene que comprender en la tierra que Dios pudo densificarse por la paternidad y la maternidad espaciales; gracias a esto, sin embargo, aprendemos a comprender Su vida.
¿Qué es vida y muerte?
¿Para qué sirvieron todos estos cuerpos?
Escuche lo que la luna como madre tiene que decir a su vida.
Escuchamos ahora:
“Todavía sigo planeando en este espacio y no obstante ya he completado mi tarea.
Tengo mi propia protección o reventaría, pero ahora no puede ser.
¿Sabe lo que se dice de mí en la tierra?
Que formo parte de la tierra.
Hemos colisionado.
Soy un trozo de otro cuerpo.
¿Puede ser?
¿Es posible?
¿Cómo surgieron las leyes armoniosas?
Todavía llegará a conocerlas.
Sigo describiendo mi propia órbita vital.
Estoy muriéndome tranquilamente, se ha disuelto ahora mi primera atmósfera, pero poseo siete.
Así vuelvo a la fuente primigenia, la Omnimadre.
¿No es sencillo?
Mi forma de morir es la vuelta a esa fuente, y es así para todo lo que vive.
El ser humano representará a Dios en el Omnigrado, pero también nosotros estamos presentes allí.
También entonces le serviremos como seres humanos.
Venga a mi maternidad y me conocerá.
Represento la Omnimadre para este universo, pero más adelante para el cuarto grado de vida cósmico.
¿Acaso es improbable ahora que sabemos que volvemos a Él?
Para eso me he dividido.
¡Usted y toda la vida en el espacio recibieron el alma de mí!
Y el espíritu, después comenzaron con su vida.
¡Vea esta paternidad y maternidad y nos conocerá a nosotros y me conocerá a mí, para qué servimos!
Puede seguir usted ahora la pregunta de para qué hacen falta todos estos cuerpos.
Emití mis propias fuerzas y fueron acogidas y procesadas por la misma fuente por la que recibí mi vida.
Creé reproducción, evolución para todos mis hijos.
Debido a que Dios se dividió pudimos comenzar con nuestra propia vida.
Continúe y venga a mí, le contestaré.
Puede vivirme.
Le aclararé mis leyes.
Verá por medio de qué y por qué me muestro para la tierra desde un solo lado.
También esas leyes podrá vivirlas.
Y entonces estará usted ante leyes sencillas, el comienzo de todo lo que vive, pero por lo que me convertí en madre.
¿Me oye?
Soy... yo, la madre de este espacio.
¿No quiere vivir mi inicio?
Mire ahora, le doy a ver esa imagen.
¿Tendría que haber actuado de otra manera, y podría haberlo hecho?
¿Podría haber girado alrededor de mi propio eje?
¿Qué habría sido de mi vida entonces?
¿Por qué mi hija... la madre tierra sí pudo hacerlo?
Porque ella representaría el siguiente estadio, pero creado por mí y por el sol.
Solo entonces fue posible.
¿Es improbable?
Aquí no se puede vivir nada improbable, y pronto le quedará claro.
Sintonice con toda la vida y esta hablará.
¿No quiere vivir el infinito por un instante?
Soy armonía.
¡Sigo siéndolo!
Siempre lo he sido.
¿De dónde recibo mi luz?
¿Le sirve de algo saberlo?
No soy luz para la noche, porque la noche para la tierra es algo muy distinto.
Puede seguir por mí y por ella que allí mi criatura ha sintonizado la noche.
¿Qué intención tuvo Dios con todo esto?
Llegará a conocerla.
Pero ¿quiere aceptar que ya cumplí con mi tarea?
¿Quiere creer que estoy muriendo y que vuelvo a la Omnifuente?
¿Quiere aceptar que ahora hablo a su vida?
Usted conoce la vida en la tierra.
Se me concedió dar a luz lo que es para el ser humano, el animal y la naturaleza.
Escúcheme, sé todo porque di la vida a todo.
Lo puso en mis manos la Omnifuente y puede usted aceptarlo.
¿Qué son los planetas semiconscientes?
¿Qué es la maternidad y la paternidad consciente?
Claro que sí, los planetas semiconscientes y los soles proveen el espacio, este organismo, de aliento vital.
Son ellos quienes prevén este espacio de atmósfera, están al servicio del macrocosmos y dan energía vital a cada chispa.
Están al servicio de este conjunto como fuerza impulsora, de esta casa divina como un organismo.
Son las leyes vitales para el universo en estado material.
¿No le dice esto todo?
Una vida está al servicio de la otra, pero toda esta vida es una sola y es padre y madre, o bien tiene otra tarea.
No se puede vivir más, así me tiene que ver y vivir a mí y así tiene que ver y vivir el espacio como organismo.
¿Lo quiso así Dios?
¡Dios se creó a sí mismo con estas leyes!
Y es que estas son las revelaciones materiales y espirituales.
Y todo esto no es más que armonía; jamás hemos vivido trastornos.
Así verá usted que cada una de las chispas tiene un blindaje propio.
Desde luego, criaturas mías, es nuestro cerebro, para pensar y encargarse de que la fuente primigenia en nuestro interior no transgreda esas leyes, porque ¡de eso se trata!
Y si usted sigue eso, vivirá esas leyes.
Hasta pronto, criaturas mías”.
Hemos acogido estas palabras y sintonizamos ahora con el espacio como túnica, porque también esa vida quiere hablarnos.
Y ahora el universo habla un idioma humano.
Escuchamos:
—¿Me ven ustedes?
¿Entienden mi vida?
¿Han visto la túnica dorada?
Pero antes de eso ya estuve allí.
Así que los reconduzco a la Omnialma.
Pero continúen de inmediato y vuelvan a esta existencia, para que lleguen a conocerme.
Les pregunto: ¿han podido entender y vivir mi satisfacción?
¿Mi satisfacción, la tarea para mi vida dentro de mí?
¿Ya me han percibido según las leyes?
Ahora soy la túnica materializada para Dios.
Todos estos planetas y soles, todas estas miríadas de vidas viven ahora dentro de mí.
Por lo tanto, en realidad soy el espacio, lo que ustedes ven materializado son mis órganos, a los que pertenecen el sol y la luna.
Por lo tanto, el espacio espiritual se ha densificado.
Y en eso me he convertido ahora.
También yo he creado vida nueva.
Más adelante volverán a verme como el cuarto grado de vida cósmico.
Es mi siguiente estadio.
También yo me cuido a mí mismo para continuar, y ustedes llegarán a conocer esas leyes.
¿Tan extraño es eso?
Ahora que están viendo cómo me materialicé, ¿no se puede comprender esto?
Cuando vean el cuarto grado cósmico tendrán otra visión.
Entonces se verán ante la veracidad, porque ¡todo evoluciona!
¡Todo lo que vive... volverá a lo definitivo!
Así que me encargué de este blindaje total.
También lo han recibido ustedes como seres humanos y espíritus, ¿verdad?, se han convertido en materia y espíritu.
Me encargué de este blindaje, pero naturalmente, me ayudaron mis hijos, puesto que ellos también comenzaron la vida.
Y eso me dio este blindaje, una túnica nueva.
Las leyes de dilatación me dieron esa posibilidad.
Así como ustedes recibieron su densificación material en la tierra se volvió también mi túnica.
Ustedes lo llaman la casa de Dios, pero no lo es.
Es el espacio para mi cuerpo, ¡no hay otro significado!
Así como a ustedes se les concedió densificación en la tierra, así llegaron a ser mi túnica y mis criaturas.
Forman parte de mi personalidad.
¿Es esto un milagro?
Ustedes me viven y desde luego volverán a ver la vida en estadio embrionario.
Y solo entonces vivirán que a cada una de las chispas sí se le ha infundido alma de manera Omniconsciente, y que ha de representar esa sintonización.
Sí sí, es verdad, ¡el sol es... padre!
Lo que han recibido para crear ustedes en la tierra como ser humano, esos órganos surgieron de esta luz como la fuerza creadora.
¿Pueden ustedes seguirlo y repasarlo?
¡Continúen y llegarán hasta ese punto!
Muchas estrellas y planetas ya han completado la tarea que se les había impuesto y también eso lo vivirán ustedes.
¿Ven ahora que es así?
¿Que ellos vuelven a la Omnifuente?
Prosiguieron su camino, también ellos evolucionan y crearon para sí mismos otra túnica nueva.
También nosotros tendremos que aceptar el renacer, o no avanzaremos.
¿Por qué se hacen pasar por santos en la tierra?
¿Entienden ahora que así entorpecen su continuación?
¡Es obligatorio que acepten estas leyes!
Si hubiéramos completado una vida así de santa, si hubiéramos querido seguirla, si hubiéramos querido hacer las cosas mejor que Dios... la Omnifuente, entonces ¿habrían ustedes recibido sus vidas, habría el universo podido densificarse?
¿Perciben su contradicción allí, su estancamiento, su pensar y sentir equivocados?
Les convenceremos de que no está bien, ¡porque hemos observado las leyes armoniosas divinas!
¡Ustedes actúan mal, nosotros no!
¿Así que también a mí volverán a verme en el cuarto grado cósmico?
No, ¡yo soy eso!
¡Yo mismo lo soy!
Estoy allí en ese espacio elevado, en que de nuevo está presente absolutamente toda esta vida, aunque naturalmente, las leyes espaciales hayan cambiado.
Porque ustedes han seguido los tres grados de vida cósmicos para mi vida, ¿no?
¡Por eso comprenden lo que quiero decir!
Así que poco a poco me iré disolviendo aquí y aun así terminaré mi tarea.
Serviré aquí y allí estaré.
Y cuando ustedes vayan a entrar al Omnigrado también me volverán a ver allí, y todos habremos alcanzado nuestro estadio final.
¿No se está volviendo sencillo?
¿No puede comprender esto la criatura de la tierra?
Así que volverán a verme en Dios, allí donde continuaremos eternamente el Omnigrado consciente.
Por lo tanto, ¡ustedes como seres humanos viven dentro de mí!
También el animal, la madre naturaleza, pero ella primero llegó a ver y vivir su espacio, cuando estuve completamente listo y mis órganos pudieron comenzar con la tarea propia que se les había impuesto.
¿Lo entienden?
¿Entienden este sencillo acontecimiento?
Así que prosigo mi camino para Dios, pero sobre todo para la personalidad de ustedes como seres humanos.
Es cierto, todos avanzamos y nos elevamos más.
¿Perciben ustedes la profundidad y el núcleo divino de nuestro ser uno?
¿Entienden ustedes en qué medida es divinamente consciente mi palabra?
¿Que no puedo cometer errores?
¿Entienden entonces también la vivencia de cada proceso evolutivo?
¿Que incluso el insecto más insignificante tiene que vivir estas leyes?
¿Ven? Es el milagro de la dilatación, yo también me dilaté, hasta que mi conciencia empezó a funcionar y servir a ese mundo elevado como espacio, y aquello se convirtió, por lo tanto, en mi nuevo organismo.
Es decir que creé el blindaje propio para todo lo que vive, o el pequeño organismo habría sido desgarrado por el más fuerte.
¿No es asombroso?
¿Y pensaban que no tenía importancia?
Son leyes, hijos míos.
También yo creé una vida nueva, pero ocurrirá al dar yo a luz.
Mi irradiación alcanzó la densificación por medio del alumbramiento, y quiere decirles que, cuando hayan vivido los siete grados para esa densificación se habrá creado el grado de vida definitivo, pero elevado.
Lo habré creado yo mismo, naturalmente.
¡Así verán ustedes que absolutamente toda la vida dará a luz y creará!
Y si no fuera así, la vida no habría conocido evolución.
Entonces ustedes ya se habrían asfixiado directamente cuando la primera vida embrionaria.
Habría sido entonces el punto muerto, y no habrían ocurrido esas manifestaciones.
¿Está claro?
Como soy madre, al dar a luz llegué a vivir esas fuerzas creadoras y es para toda la vida de Dios.
Y también ustedes mismos lo tienen como seres humanos.
Saben que es alma y espíritu.
O ni siquiera abriría mi vida, ustedes no me comprenderían.
Todo lo que vive, pues, tiene que hablar de sí mismo, tiene que aclarar a la conciencia de ustedes por medio de qué ha recibido la entidad propia.
¡Todo lo que vive ha de hablar a su conciencia, porque esto es el control de ustedes y porque la criatura consciente de Dios quiere existir en el Omnigrado!
¡Y eso es Cristo!
¿Todavía he de decírselo?
Se han aupado ustedes hasta mi vida y dentro de ella, ¡porque Cristo quiere que la criatura de la madre tierra despierte!
Se han aupado en mí para experimentar mi inconmensurabilidad y para poder constatar mi reproducción, o no avanzarán más.
¡Se le ha dicho a toda la vida de Dios que ustedes llegarán!
Así que los estamos esperando.
Así que han de saber y aceptar: ¡creé mi forma para estar al servicio de ustedes!
¡Y ustedes recibieron su forma y su vida porque representarán absolutamente todo para la Omnimadre!
¿No es cierto?
Hasta más tarde, hijos míos, volveremos a vernos en el Omnigrado divino, pero entonces solo por el cuarto grado de vida cósmico, y entonces todavía más allá y más arriba, para ver aquella cosa definitiva.
Allí los esperaré y volverán a ver mi irradiación dorada.
¿Siguen entendiendo que esto no puede ser mi divina túnica dorada?
El firmamento, o sea, este universo, habló a las vidas de ustedes (—dice).
Volvemos a nuestra conciencia, André también.
La palabra es imponente y amorosa, ha hablado la paternidad y la maternidad para el espacio.
Hasta que el alma como ser humano —porque es lo que es— haya vencido este espacio, absolutamente toda esta vida seguirá existiendo.
¡Solo entonces se disolverá también este espacio!
Pero todos estos cuerpos servirán hasta que el alma como ser humano haya asimilado estas leyes.
Será entonces lo definitivo para el ser humano de la tierra.
Psicólogo, ¿qué sabe de todo esto?
Pastor protestante, ¿conoce su Dios, conoce su Biblia?
Esas preguntas son las que ahora se le hacen.
Dante, Darwin, ¿qué sabían ustedes de todo esto?
¡Nada!
—No... —continúa el maestro Alcar—, en el universo no se pueden vivir fenómenos y leyes improbables.
No es posible.
La paternidad y la maternidad nos conducen a las entidades para cada ley.
Y solo entonces veremos el siguiente estadio.
Y según nuestra conciencia adquirida analizaremos esas leyes para nuestra existencia humana.
¿No es cierto? También nosotros nos hemos convertido en padres y madres.
También nosotros en cuanto seres humanos vivimos la paternidad y la maternidad, ¡o no avanzaríamos!
También nosotros creamos una túnica.
También nosotros poseemos al sol y la luna en nuestras vidas, porque ¡es el alumbramiento y la creación!
¡Y desde luego los tiene que representar!
Vivimos como seres humanos lo que ha ocurrido aquí en el universo.
Como seres humanos verán ahora en la tierra.
También serán allí conscientes e inconscientes de las leyes divinas, pero la Omnialma, el Omnisaber los conducirán allí al despertar divino.
Lo que veo, hermanos míos, es la pervivencia universal.
Lo que siento ahora es y significa que nos hemos vuelto visibles para la paternidad y la maternidad del espacio.
Somos partes de este organismo, continuamos por las leyes armoniosas y las conduciremos a la densificación humana y espacial.
¿Qué es, pues, la existencia universal?
Nada puede detener este desarrollo, porque dice que pervivimos eternamente.
¡De esta manera despertará dentro de nosotros el Dios de todo lo que vive!
Y entonces habla a nuestra vida la paternidad del espacio, y oímos y vivimos:
—¿A mí también me oyen?
¡Soy el sol como padre!
Represento la fuerza creadora como animación para Dios.
Soy uno solo con el reino de los colores de Dios, por lo que di color a todo lo que vive.
Dios creó el reino de los colores por medio de mí.
Usted vive por medio de mí.
Gracias a mi llegaron a crecer y florecer.
Conocen su girasol de la tierra, ¿verdad?
Esa es mi personalidad.
El tallo es la Omnifuente, el núcleo de mi cuerpo interior, las hojas representan mi fuerza que se irradia, como luz, vida y conciencia.
¿Qué les parece esa luz dorada?
¿He creado algo anormal?
¿No es esa mi imagen?
La semilla es mi reproducción, es alumbramiento y creación.
¿Por qué me han mencionado y comprendido allí con tanta claridad?
Haber representado mi paternidad, y habríamos estado más cerca el uno del otro.
Ahora mi vida y conciencia está hablando a la personalidad de ustedes.
A su espacio y existencia.
Y ¿qué es el oro?
¡Mi luz como materia densificada!
¿No han podido verlo y experimentarlo por todas partes en el espacio?
Ahora, sin embargo, viven mi vida como conciencia embrionaria, aunque sean seres humanos.
Nos hemos densificado por ustedes.
Dios nos infundió alma para estar al servicio de sus vidas.
Sigan mi irradiación dorada y comparen mi felicidad con el suceso astral, esa revelación la han seguido, ¿no?
¿Es esto el reino de los colores de Dios?
Creé millones de soles, porque han de servirme, aunque yo represente la fuente central y divina.
Para eso llegué a tener el control de la vida, y por lo tanto se me concedió fecundar la vida.
¿Pueden seguir ahora como creo?
¿Aman mi vida, allí y donde vivirán?
Mi impulso universal hizo que la tierra empujara y sirviera.
Así que los hago sentir lo que les espera.
Lo que se conoce en la tierra surgió por mí.
En toda la vida volverán a verme.
Si su conciencia está dispuesta a abrirse.
Es posible si saben distinguir entre la conciencia creadora y la que da a luz.
Solo entonces vivirán la Omnipotencia para crear y dar a luz.
¿Qué planetas me sirven, pues, como madres?
¿Por qué creé la maternidad y la paternidad semidespiertas?
¿Qué es una estrella y un meteoro?
Paternidad semidespierta e inconsciente.
Ya que no posee paternidad consciente, estará al servicio de mi organismo.
¡O sea que son mis sistemas!
Pueden constatarlo por la vida, se puede ver y vivir.
Los planetas para la paternidad son madres de manera consciente, he densificado esos órganos por mi luz.
Esta dará forma a cada uno de los órganos materiales, que sirven así para el conjunto.
¿Lo comprenden?
Es seguro que todos esos órganos están a mi servicio, cuidan ahora de mi aliento vital.
Y esa luz, de mí mismo, ustedes la asimilarán sirviendo a la vida de Dios y amándola.
¿Nos estamos acercando más, ahora que aclaro estas leyes?
¿Con qué les di la luz en los ojos?
Más adelante llegarán a saber cómo lo han asimilado, ahora están ante los sentidos humanos.
Dando a luz y creando también estos llegaron a tener conciencia y apariencia y materialización.
¿No es cierto?
De esta manera, a ustedes como seres humanos se les hizo viable la vida.
¡Dilatación, concienciación!
También yo creé vida nueva para el cuarto grado de vida cósmico.
También allí llegarán a conocerme.
También para mí se han creado esos siete grados, o Dios habría densificado este universo como el definitivo, pero no es cierto, continuamos.
Cuanto más se eleven, pues, tanto más hermosa se vuelve mi luz dorada.
Es decir que cada uno de los grados de vida tiene que crear y dar a luz, tiene que cuidar del ir más allá e ir más arriba.
Son, por lo tanto, las leyes espirituales y materiales por las que como seres humanos vivirán la paternidad y la maternidad divinas.
Ahora saben de una vez que también yo no soy más que una chispa de Su existencia, ¡más no!
Pero lo poseo todo, he recibido todas sus características.
Adiós, criaturas mías, continúen ahora, los seguimos.
El maestro Alcar dice, pregunta:
—¿Lo ha oído, maestro Zelanus?
—Puedo contestar, mi maestro.
Me queda claro.
Lo he comprendido todo, es una revelación para mi conciencia.
—¿Puede percibir ahora dónde vive el cuarto grado cósmico?
—Dentro de esto y detrás de esto, mi maestro.
Dentro de nuestra conciencia y alrededor de ella.
—Y eso, ¿qué significa?
—A diestro y siniestro y encima y debajo de mí, pero invisible para la vida que aún no posea ese grado consciente.
Puedo hacer una comparación por las esferas de luz, nuestro mundo astral.
—¿Es posible, entonces, que el cuarto grado cósmico domine al tercero?
—De ninguna manera, no es posible.
—¿Por qué no, André?
—Porque todavía hemos de densificar esa fuente de vida.
Todavía no hemos alcanzado esa concienciación, maestro Alcar.

—¿Y qué significa eso?
—Que finalmente primero hemos de poseer el grado de vida si queremos representar esa ley como seres humanos.
Y el cuarto grado de vida cósmico está y vive encima de nuestra conciencia.
Tenemos que espiritualizar y materializar ese mundo para nuestra vida.
—Así es, mis hermanos.
Algún día, este universo se disolverá por completo.
Y es nuevamente sencillo, porque hemos vencido este espacio.
Pero es posible por la paternidad y la maternidad.
No obstante, el “después de aquí” se convierte ahora en el “encontrarse cerca”, André.
Donde vivimos nosotros también está presente la Omnifuente, pero por el proceso de evolución llegamos a tener el control de esas leyes, o no avanzaremos.
Lo que dice el sol como fuerza creadora se revela para nuestras vidas como ser humano y animal, flor y también planta.
Así que aquí hemos de vivir un final, y es necesario o no volveríamos a Dios.
Dios se manifestó por la Omnifuente —por las siete transiciones, son siete mundos, espacios, ¡el séptimo es el divino Omnigrado consciente!
Así que la paternidad y la maternidad funcionan de manera evolutiva.
Así que queda claro que el ser humano ha de desaparecer de la tierra.
Si traemos todo esto a la tierra, la muerte se disolverá allí.
También hay aquí una muerte, y lo seguiremos más adelante, pero ¡todo es evolución!
¿Cuánta pobreza de sentimientos tiene, pues, la vida en la tierra?
Allí se sigue estando ante una verdadera muerte.
Allí es pérdida, pero se convierte en demolición cuando se ve partir a un ser querido y después se le llora, porque ha llegado la muerte.
¿No es horroroso, hermanos míos, ahora que vemos cómo Dios dio Su espacio a la vida?
Millones de seres humanos en la tierra conocen solo la muerte, y morir es continuar, es despertar, es renacer, lo que nos irá quedando claro más adelante, cuando sigamos también esas leyes.
Es cierto, Dios creó animación.
Creó mundos para el ser humano como Su hijo.
Y vivimos Sus mundos materializándonos y espiritualizándonos.
Como vida inconsciente hemos creado disarmonía, hemos violado Su armonía, Su chispa de luz, vida y amor, y hemos creado un asesinato tras otro.
¿O acaso no es cierto?
¿Qué hemos hecho con nuestra vida?
Pueden aceptar ahora que también llegaremos a conocer esas leyes, quiero decir las leyes armoniosas para cada grado de vida material y espiritual.
Perciban que la luz del espacio se va haciendo más etérea.
¿No es así para todo lo que vive?
Como seres humanos nos hacemos más etéreos, nos espiritualizamos y ampliamos nuestra vida y conciencia.
Vivimos todas las leyes por la paternidad y la maternidad, lo están viendo, también el reino de los colores de Dios.
También la vida en la tierra cambiará.
La túnica humana se irá haciendo más hermosa, porque se han creado siete grados para esta evolución, si no no sería posible.
Lo que en la tierra posee el grado de vida basto material se hará más etéreo y continuará.
Cuando vivamos allí esas leyes, André, naturalmente nos veremos ante Sócrates y aprenderemos que incluso cada pensamiento es y tiene que llegar a ser de una profundidad universal si la personalidad espiritual quiere liberarse del mundo material.
Y es el estadio futuro para todo lo que vive.
El hombre como creador ha de despertar para la maternidad, la madre para las fuerzas vitales creadoras, ambos llevan a cabo una misma tarea y son uno solo para todos los mundos de Dios.
Constatamos pues, antes de continuar, que no hay un solo planeta que haya podido densificarse por sus propias fuerzas.
La paternidad creó la maternidad.
Y son las leyes esenciales para todo lo que vive.
También el universo ha tenido que aceptarlas.
¡Y lo siguiente será entonces que nos lo demostrarán los grados humanos y animales!
Así ha podido manifestarse el Dios de toda esta vida.
El microcosmos vencerá el macrocosmos, la vida de este espacio nos ha dado y aclarado esas leyes.
Continuamos eternamente, Dios nos dio esa posibilidad por la paternidad y la maternidad.
El final de una vida es el acceso a la siguiente.
El hijo de la tierra ha de saberlo.
Ya no teman la muerte, ámenla como ley, ¡ustedes continuarán!
¿Por qué nos creó Dios?
¿Con qué propósito?
¡Se les ha regalado ahora a ustedes!
Ya no hace falta que duden ustedes y todo lo que vive de esa sacralidad.
Un grado tras otro nos lo irá demostrando.
Prepárense ahora para continuar (—dice).
Estimado lector, estimada lectora, llegamos ahora a las comparaciones con la tierra, asimilamos estas leyes al pensar, y solo después todo esto, esta sabiduría divina, será nuestra posesión.
El propio grado de vida y conciencia les dirá hasta dónde han llegado.
Les toca a ustedes prepararse también para las siguientes leyes.
Nos invade ahora el silencio, la armonía para el espacio.
Porque ¿qué es la armonía?
¿Gracias a qué surgió y cuándo el espacio y la vida de Dios podrán decir: “Estoy en armonía con el infinito”?
Nos lo aclararán las leyes.
“¿Qué es una ley vital?
¿Qué es la armonía?”, llega a nuestra vida.
Ya estoy viendo que André recibirá la palabra.
¿Quién de ustedes la tiene?
¿Quién percibe lo que tendremos que vivir y recibiremos ahora?
Abrimos nuestra conciencia para ello.
Y el Dios de todo lo que vive sabe que queremos seguir lo verdadero.
¡Dentro de nosotros vive agradecimiento, y también la inclinación de la personalidad humana!
¡Danos todo, queremos servir!
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