La pirámide de Giza

—¿Qué clase de edificio es ese? ¿Es la pirámide?
¿Por qué se construyó, Alcar?
—Te hablaré de eso, André.
Es muy asombroso, incluso divino.
En una palabra: es un milagro grande y sagrado, pero tampoco ese milagro se comprende ni se siente, aunque ahora en la tierra estemos descifrando ese misterio divino.
Ese edificio, André, significa una misión divina.
—¿Una misión divina, dice?
¿Puede un edificio de piedra poseer esa fuerza, y nació con ese fin en la tierra?
—Sí, se ha construido allí para anunciar la llegada de Cristo, pero hay más, mucho más que en la tierra no se conoce o no se sabe aún.
Te hablé de eso en nuestra travesía anterior, pero ahora te lo voy a aclarar.
Los sumos sacerdotes y los eruditos de esos tiempos, junto a su rey, sabían todo al respecto, pero los sacerdotes recibieron esa profunda verdad de este lado, porque se les apoyaba desde aquí.
Te dije que en ese tiempo se ha recibido todo desde este lado, y que ahora la humanidad tiene que asimilar esos tesoros, con los que ya han empezado hace siglos.
Así que los sacerdotes ya en esos tiempos estaban en conexión con nuestro lado.
Pero en la tierra no se sabe por qué y debido a qué habían llegado hasta ese punto, eso lo sabemos y conocemos solo los que vivimos de este lado.
Así que no se sabe nada de cómo ocurrió todo.
Ahora, en tu propio tiempo, ya no hay semejantes eruditos en la tierra, aunque hayan alcanzado muchas cosas.
No obstante, hace siglos vivieron personas en la tierra que habían llegado tan lejos.
También esto es un milagro, porque estas personas, que comprendieron una edificación divina y que podían entenderla, ya no viven en la tierra ni pueden nacer allí.
Ya te lo dije: se quería convencer a la humanidad, y ocurrió de la siguiente manera.
Los maestros cósmicos descendieron desde el séptimo grado al sexto grado, y trajeron este mensaje.
Esto ocurrió, pues, de la misma manera en que recibimos ese otro mensaje, como se te mostró en el templo del alma.
Primero este mensaje, esta misión, alcanzó el quinto grado cósmico, luego estos maestros se conectaron con el cuarto grado y a continuación les comunicaron este mensaje divino.
Finalmente, esta misión alcanzó el tercer grado cósmico, del que los mentores se pusieron como tarea —lo cual había sido la intención— de traer este mensaje a la humanidad en la tierra.
Así que un mensaje divino había descendido de sentimiento a sentimiento, de maestro a maestro desde lo más elevado, lo más elevado de todo, y alcanzó de esta manera el planeta tierra.
En esos tiempos la humanidad había avanzado más que ahora, por lo menos solamente para este acontecimiento.
Se llevaría este mensaje a la tierra, pero para eso hacían falta personas que sirvieran de instrumento en la tierra y que poseyeran esta sensibilidad, erudición, intuición y otros dones, o sea, que las hubieran asimilado como posesiones propias.
Porque esto solo podían recibirlo y realizarlo seres humanos.
Entre la gente vivían entonces, en ese tiempo, los eruditos más grandes que hayan vivido jamás.
Entre ellos se encontraba el sumo sacerdote, y este tenía la dirección general.

Pero no se podía dar este mensaje a un solo ser humano, para eso hacían falta muchas personas.
El pueblo de Egipto comprendió esta tarea por completo.
¿Qué ocurrió ahora?
Se construiría el ser humano divino de piedra.
Pero no solo materialmente, sino también de manera espiritual y divina.
Esta edificación representaría a Cristo como el ser divino perfecto.
En eso no solo se depondría la vida que el ser humano divino viviría en el planeta tierra, sino también la vida eterna y la sintonización divina.
Así se tenía que erigir ese edificio.
O sea, en primer lugar para anunciar la llegada de Cristo, en segundo lugar para deponer Su vida sagrada en ello, y en tercer lugar, la humanidad poseería algo vinculado a la existencia de la tierra.
Los sacerdotes estaban bajo la dirección de espíritus competentes, y todos habían sido calculados para sus tareas.
Ellos recibían las inspiraciones, o sea, los comunicados desde este lado, y los eruditos tenían que encargarse de la construcción y la supervisión.
No obstante, los sumos sacerdotes recibían el conjunto en el significado simbólico; los eruditos, el significado material.
Sé que veinticinco personas trabajaron en la pirámide, y que realizaron este acontecimiento divino.
Cuando hubieran recibido todos sus mensajes se comenzó con la construcción.
De este lado se vigilaba el conjunto, y en la tierra se hacía caso de sus órdenes.
Así que lo que son errores, no se cometieron en esta inmensa edificación.
En ella quedó fijada, como ya dije, en primer lugar la llegada y el nacimiento de Cristo.
El Mesías nacería a tiempo, ni un segundo demasiado pronto o demasiado tarde.
Además, Su vida y sufrimiento, Su muerte en la cruz y resurrección, y la vuelta a Dios.
En la pirámide también está determinado el problema humano, como ser humano de la tierra, como ser espiritual y sintonización divina.
Pero en esta edificación no solo está fijada la humanidad entera, sino también todos los acontecimientos que se vivirían en la tierra.
Así que se adelantaba la mirada miles de años.
La pirámide no tiene fin, aunque en tu tiempo se piense que ellos pueden alcanzar este final.
No es posible.
Pasarán miles de años y ni así se habrá constatado aún el significado más profundo de la pirámide, porque no es posible, puesto que solo los maestros cósmicos saben hacerlo.
Por eso es una misión divina, por eso es perfecta.
Esto ocurrió en el centro de la tierra, y allí está la pirámide.
Sería así debido a que Dios también ocupa un lugar en el universo entero e interior, y esto también es así para el hijo perfecto de Dios.
Pero no solo por eso.
En el primer planeta, la densificación empezó desde el centro, y también el planeta tierra vivió esto.
De eso nacieron los primeros seres humanos, en eso estaba concentrada toda la fuerza y energía.
En el centro de la tierra también nacería el divino y perfecto Hijo de Dios, y desde el centro de la tierra la gente se expandió hacia todos los rincones del planeta para establecerse allí.
—Qué asombroso, Alcar.
—Sí, es asombroso, André, pero no sé si puedes imaginarte este trabajo.
Mira, ahora estamos en el lugar al que quería llegar, y nos encontramos en el centro de la tierra.
Allí hay muchas pirámides, pero aquí está aquella de la que hablaba.
Está aquí como el ser humano divino, y nos enseña el camino hacia lo perfecto.
Yo ayudé en esto, André.
Pero no fui un erudito, no fui un sacerdote, pertenecía a los que supervisaban y ayudaban.
A esto están consignados miles de milagros.
La piedra estaba allí, y lo que hizo falta para arrastrar esos miles de kilos allí y hacia arriba es indescriptible, porque en esos tiempos no había máquinas.
Pero aunque las hubiera habido, ni siquiera se habrían permitido aquí, porque el ser humano tenía que dar su propia carne y sangre.
Para eso la gente se daba a sí misma.
Todo Egipto estaba trabajando en eso, todos hacían algo y querían ayudar.
Fue allí donde conocí a mi amigo, pero ocurrió un accidente, y se despeñó.
Pero te habrás preguntado si en esos tiempos la gente estaba conectada de manera tan sensible y pura con nosotros, o sea, con el mundo espiritual, y si eran tan grandes médiums, porque por ellas mismas las personas no podían realizar esto, no habrían podido hacerlo jamás.
Un ser humano que poseyera el grado corporal más elevado, del que te hablé, aún no había llegado al punto de comprender una misión divina y luego este milagro, esta edificación divina.
¿No es extraño?
En la tierra se busca y se pregunta, se respeta a estos constructores, eruditos y sacerdotes, porque entre ellos estaban los genios de la tierra que ya nunca más nacerían en la tierra.
Repito, André, lo que ya te dije: jamás volveremos a ver a estos eruditos en la tierra.
Ya no pueden nacer.

Y ¿por qué no?
¿Por qué esos matemáticos, esos astrónomos, esos sacerdotes habían avanzado tan infinitamente lejos para poder comprender, para poder calcular esta profundidad?
¿A qué se debía que poseyeran estos sentimientos elevados y civilización y su intuición extraordinaria?
¿Acaso esta gente ya había avanzado tanto, y hemos retrocedido tanto nosotros?
Puedo seguir así, André, y hacerte cientos de preguntas, pero no hay nadie en la tierra que pueda contestarlas.
Estiman a los que realizaron esto, y pueden hacerlo, porque la pirámide de Giza es un milagro divino, una revelación divina.
Todo esto se edificó de piedra, la llegada del hijo perfecto de Dios se fijó en piedra, y muchos milagros más, pero esto era lo principal.
Te pregunto: ¿ha retrocedido la ciencia entonces? ¿Ya no están esos eruditos en la tierra?
No, André, ya no volverán a estar en la tierra; todos estos artistas, todos esos eruditos en sentimientos estaban solamente para eso en la tierra y nacieron para eso.
Estos seres se han encarnado y así como llegó Cristo llegaron también ellos, y esto estaría listo para Él.
¿Entiendes lo que quiero decir?
Así que ahora volveré en el espíritu.
Cuando ese mensaje divino hubo alcanzado el tercer grado, es decir, los mentores del tercer grado, pero el séptimo grado de este lado, hubo una deliberación.
Uno de ellos tenía que volver a la tierra y nacería en Egipto.
Ese ser se convirtió en un sumo sacerdote.
Con él llegarían muchos otros.
Todos llegaron a la tierra para un solo propósito, y fue para construir un monumento divino, y eso significó una misión divina.
Así que todos esos seres espiritualmente perfectos realizaron una tarea ingente de piedra, y el ser humano perfecto, Jesucristo, se llevó a sí mismo.
Quien no acepte esto no entiende que estas personas, que tenían que calcular algo así de divino y representarlo en un simbolismo cósmico al que el ser humano está atado desde su juventud hasta su final en la tierra, no podrían hacer esto si no hubiera un milagro también en esto.
A esto está atado el milagro del renacer, porque todos nacieron.
En las esferas he visto cómo iban a la tierra, también esto se me mostró.
Allí se arreglaba y decidía y calculaba de antemano cómo nacería eso tan asombroso.
En la séptima esfera fue donde se realizó esto y que descendieron los mentores de la séptima esfera, la sexta, la quinta y la cuarta esfera a la tierra, y esos seres se capacitarían en la tierra en un estudio.
Ocurrió el milagro asombroso.
En la pirámide están consignados muchos milagros, pero los más profundos que conocemos de este lado no se comprenden.
—Cómo es posible, Alcar.
—Digo la sagrada verdad, André.
Fue en la tierra donde nacieron todos esos matemáticos, todos esos dotados, esos sacerdotes, entre los que están los sumos sacerdotes, un maestro de la séptima esfera, los astrónomos que habían hecho y completado sus estudios de este lado, que como seres espirituales podían visitar todos esos planetas, que habían llegado a conocer su funcionamiento y que cargaban todo esto como posesiones.
¿No es un gran milagro?
El mentor de la séptima esfera tenía la dirección de este plan grandioso, y era la conexión con este lado.
Todos estos seres espirituales recibieron una nueva vestidura material, y el lugar donde nacerían estaba determinado de antemano.
Así que todos nacieron en la tierra, y solo fue posible por dos seres, el masculino como ser creador, el femenino como organismo impulsor y servicial.
Estaría bien que te imaginaras ese milagro.
Todos llegaron a la tierra para realizar esto.
Ocurrió infaliblemente lo que se había decidido de antemano.
De este lado todo estaba preparado, todos tenían su propia tarea y habían sido calculados para eso.
Vi las esferas en que vivían, también eso se conserva de este lado.
Siempre estaban juntos, todos recorrían su propio camino y sabían lo que les esperaba.
Pero pasaron años de preparación, de meditación.
Esta edificación creció y se terminó en esos años, pero siguió siendo en pensamientos.
Por fin llegó el momento en que este imponente proceso pudo empezar.
Uno por uno se disolvieron en el mundo de lo inconsciente y esperaron allí el momento de la atracción y entonces uno por uno nacieron en la tierra, en Egipto, donde se realizaría esta edificación.
Todos nacieron con padres que poseían los medios para dejar que su hijo estudiara, pero que sobre todo tenían sintonización con su interior.
Cada alma, ya fuera erudita, matemática o sacerdal, prosiguió su propio camino, que se le había asignado de antemano, es decir, de este lado.
No podrían capacitarse en ninguna otra cosa.
El matemático completó sus estudios, los astrónomos siguieron sus estudios, los sacerdotes fueron formados para ese sacerdocio y el mentor estuvo con su rey a la cabeza de todo esto.
¡Imagínatelo!
Así que todo ocurrió según lo deseado, y se pudo empezar.
Todos estaban allí, sin saber de nada, la conexión con el otro lado aún tendría que establecerse, y así fue.
El sumo sacerdote recibió esa conexión, y con él todos los demás sacerdotes.
Él, sin embargo, se desdobló y recibió sus órdenes de este lado, se le aclaró lo que ocurriría, como yo te he aclarado a ti todo lo de nuestra vida.
Poco a poco se fueron despertando y haciendo conscientes, y se les quitó el velo espiritual, por lo que supieron a qué habían llegado a la tierra.
También este gran milagro, hijo mío, lo vivirás en este viaje, y lo recibirás en estado completo.
Así que solo para eso, para nada, nada más, estuvieron en la tierra.
El mentor de la séptima esfera poseía la dirección para este trabajo divino, pero ¿quiénes eran sus líderes espirituales?
¿Puedes imaginártelo? ¿Puedes sentirlo, André?
—No, Alcar, no puedo.
—Entonces te lo diré yo.
La preparación que todos habían vivido en las esferas también era necesaria en la tierra.
También allí necesitaban años de meditación antes de que se estableciera la conexión espiritual.
Ahora se conectaron todos los grados cósmicos, es decir, todos los grados, todos esos planetas, pues, recibieron una sola conexión.
Desde el cielo más elevado, el séptimo grado cósmico, llegaron los mensajes al sexto, quinto y cuarto grado, y los mentores del cuarto grado se conectaron con la tierra.
Es, sin embargo, la única vez en la historia humana que un grado cósmico más elevado realizó una conexión directa con la tierra.
Fue posible para este fin, y por eso esta edificación es divina.
Los maestros cósmicos del cuarto grado permanecieron conectados con la tierra hasta el final.
Por lo tanto, recibieron sus mensajes del quinto, sexto y séptimo grado, que son las esferas divinas.
Todo eso te lo he aclarado para que puedas comprenderlo.
Cuando estuvo todo listo y hubieron terminado en la tierra con la meditación y con la conexión espiritual, se comenzó.
Ya te dije que estaban presentes las piedras, porque también se les mostró desde este lado a los de la tierra dónde podían encontrarse.
Todo cuadraba infaliblemente, pero la construcción fue un trabajo sobrehumano, en el que sin embargo también recibían apoyo.
Por medio de inspiración recibieron los medios más sencillos para subir las piedras, esos miles de kilos.
Sin embargo, muchos perecieron y fueron aplastados.
Así que, como ya te dije, hay muchos milagros relacionados con la pirámide.
En primer lugar el nacimiento y la llegada de Cristo, Su vida y muerte sagrados.
Además te conté que todos los acontecimientos de la tierra, la humanidad entera, hasta el último ser humano que vivirá en la tierra, están atados a eso.
También el desarrollo de la tierra, pero encima la pirámide representa el universo, todos los grados cósmicos y el transcurso de los diferentes planetas.
En una sola palabra, la creación está atada a la pirámide, también lo que seguimos ahora, lo que has vivido, el ser humano como el creador de tinieblas y luz, todo, todo está atado a la pirámide.
André había escuchado lleno de admiración, y miraba ese edificio de piedra que predecía el desarrollo de las cosas.
—¿Así que previeron las cosas con miles de años de antelación, Alcar?
—Sí, y solo es posible para los que conocen y dominan la vida material.
Son los maestros cósmicos.
—Es increíble y sin embargo, hay que aceptarlo, Alcar.
—Pero hay más, incluso, André.
Debajo de la pirámide hay una segunda edificación.
De ella, sin embargo, no se sabe nada.
También hay muchos pasillos allí que tienen que ver con el conjunto.
Además, cada piedra tiene un significado propio.
En tu tiempo, se descubrió la profundidad de la pirámide, y siempre nacerán personas que la desvelarán.
Cada siglo tiene su propio significado.
En cada siglo viven seres en la tierra que penetrarán más profundamente en este misterio cósmico.
También eso está determinado, todas estas personas nacerán a tiempo.
Según la Biblia se puede desvelar la pirámide, pero también en la Biblia se han falsificado profundas verdades y realidades, debido a que la naturaleza y el significado cósmico no se comprendieron.
Así que todo erudito que convierta esto en su estudio no puede avanzar ni profundizar más ni lo hará, que lo que él mismo posea en sentimientos.
Cuando más adelante acepte una pervivencia eterna y cósmica —ya has de entenderlo—, el erudito ya habrá avanzado mucho, muchísimo más, profundizará más y más para desvelar este misterio divino, más que los que en este momento se ocupan de ello.
Un erudito que no sepa nada de una vida cósmica, que no pueda aceptar ningún renacer, no penetrará jamás hasta el significado más profundo, porque la muerte le volverá a imponer un alto, y él no avanzará más que lo que su propia vida posee en profundidad.
Pero se ha realizado para cada ser humano, porque todos tenemos que seguir a Cristo, y solo por medio de Él podemos alcanzar el Omnigrado, al que se le llama la cámara del Rey.
Es lo más elevado que pueda alcanzar un ser humano, pero sabemos lo profundo que es todo, que nos elevamos cada vez más, y que esto está consignado en la pirámide.
Podría llenar volúmenes enteros con esto, pero esa no es la intención.
Seguro que ya entiendes, André, qué milagro y qué profundo es todo.
Es indescriptible, no podría hacerlo yo solo, porque tendría que recorrer todos esos grados cósmicos, porque tendría que poder ver miles, no, millones de años hacia delante, y no me es posible.
Pero, como dije, puedo llenar volúmenes enteros, y ya solo hablando sobre lo que tiene que ver con mi propia sintonización.
—¿También están relacionados con esto todos los acontecimientos horribles, como la guerra, Alcar?
—La última horrible masacre que vivió la humanidad en la tierra estuvo calculada hasta el segundo.
El desarrollo y la evolución de la tierra y de la humanidad están determinados y calculados.
Ya te dije: lo han controlado todo, podían hacerlo, estos seres dotados que vendrían a la tierra con una tarea.
Pero no es para el ser humano terrenal y material normal, porque aún no ha llegado tan lejos.
De tarde en tarde —también eso lo acabo de decir— nacerán personas en la tierra que desvelarán una parte de la pirámide.
Esto avanzará cada vez más y para cada ser humano, y mientras vivan personas en la tierra podrán calcular el estado humano, porque está determinado.
Pero no es posible calcular el final de todas las cosas.
Una y otra vez está allí este edificio de piedra, imponiéndole un alto a los seres humanos, porque en la tierra solo hay bien y mal, luz y tinieblas.
Este edificio, André, significa la resurrección del ser humano divino.
Toda la miseria se ha consignado en este edificio.
Es, por lo tanto, el bien y el mal, como lo es el ser humano en su vida.
Pero un solo camino lleva hacia arriba, a través de este edificio de piedra, y es el camino que nos indica nuestro maestro supremo Jesucristo, que hemos de seguir todos si queremos entrar en el Omnigrado.
¿No es asombroso que encontremos en esto todo lo que te aclaré en estos tres viajes?
A esto está atado el ser humano y su sintonización divina, si el ser humano tiene que convertirse en ser humano.
—¿Qué clase de estatua es esa, Alcar?
—Es la esfinge.
Quien entienda esta estatua, percibe y comprende la pirámide.
Pide, exclama, ordena: tenemos que llegar a nosotros mismos, tenemos que descender en nosotros mismos.
Solo entonces se les concederá a los seres humanos entrar aquí.
Dice: “Seres humanos, conózcanse a sí mismos, lleguen a ser como yo, escuchen lo que tengo que decir”.
Pero el ser humano no escucha.
Esta estatua tiene un significado profundo, y tiene que ver con la Biblia.
Contempla este rostro, André, y percibe lo que significa.
Escucha, tiene mucho que decir, y sin embargo solo pocos lo entienden.
Es para el ser humano, pero el ser humano lo pasa de largo y entra.
El esfinge nos impone un alto y dice: “Hasta aquí y no más, e inclinen la cabeza.
Hijos de Dios, mírenme, todos los que quieran entran aquí”.
André vio que su líder espiritual se arrodilló, y también él lo hizo.

Escuchó con atención lo que dijo su líder espiritual:
—Tal como es el universo y la vida de Dios mismo, así es el amor verdadero que usted alberga.
Es usted un Dios de amor, quite mis pecados y permítame acercarme a usted.
Mi corazón es suyo y del Padre en el cielo.
Intentaré alcanzar lo que usted quiere de mí.
Inclinaré la cabeza, porque es su voluntad.
Hey, ya está usted sonriendo.
Me hace sentir que le comprendo y que acepto su vida.
Por medio de usted recibo la verdadera vida y entro en la realidad.
A su sombra llegaré a conocer mi propia vida, y amaré a mi Dios.
Dios está en usted.
En usted está la vida de la eternidad.
Que Dios dé a la gente en la tierra la gracia de conocerlo a usted.
Intentaremos vencernos a nosotros mismos, deponernos por completo, y le pedimos que nos abra los ojos.
Que Dios nos ayude, amén.
Es la voluntad de Cristo, hijo mío, comprender este milagro, si no es mejor no entrar en este imponente edificio.
Con su radiación, un amor que lo abarca todo nos envuelve y a todos los que entren aquí, pero tendremos que asimilar ese amor abrumador.
Por medio de la esfinge llegamos a conocer a Dios en el cielo, y como hijos de Dios, como partículas suyas, llegamos a conocernos a nosotros mismos.
Está anclado a este edificio y es el propósito de la pirámide.
Pero hay otro milagro más que te voy a aclarar.
Mira este edificio, André, mira hacia arriba a la parte más elevada, ¿no ves entonces algo extraño en la pirámide?
André alzó la mirada y dijo:

—No, Alcar, no sé a qué se refiere.
—Escucha entonces, André.
¿No es extraño si voy a decirte ahora que la pirámide no está terminada?
—¿Qué dice? ¿Que no está del todo terminada?
¿Qué clase de misterio es ese?
—Es un misterio espiritual, pero con un significado divino.
Te lo aclararé en unas pocas palabras.
Nos falta la cúspide de la pirámide.
—De verdad, no me había fijado en eso, Alcar.
¿Tiene algún significado?
—Sí, André, ya dije que también esto es un misterio espiritual, aunque tiene un significado divino.
La cúspide de la pirámide es el séptimo grado cósmico, o sea, la última sintonización material de todas las que pueda alcanzar el ser humano.
Sabemos que después llegará el Omnigrado, o sea, Dios, pero también sabemos que no hay espíritu, por más alto que haya llegado que pueda aclarar a Dios en su estado completo.
¿Entiendes ya, André, a dónde quiero ir y qué significa esto?
El séptimo grado cósmico es el final del ser humano material.
—Dios mío, cómo es posible, Alcar, ya comprendo el significado, aquí las fuerzas humanas y espirituales dejan de existir.
—Muy bien, así es.
Por eso no se pudo terminar la pirámide, porque entonces se tendría que conocer a Dios en su esencia, y Dios no se puede fijar en piedra, ni en escritos o arte.
—Qué asombroso es, y a la vez tan natural, Alcar.
—Nos dice, André, que el ser humano que haya alcanzado el séptimo grado cósmico ha comprendido a su Padre en el cielo.
Por lo tanto, el Omnigrado no se puede fijar ni aclarar.
Por eso la pirámide está inconclusa y es lo que quería aclararte.
Ahora voy a seguir.
Como ya dije, André, ayudé en los trabajos de este edificio.
Aquí conocí a mi amigo.
Te dije en nuestra travesía anterior que me robó mi amor.
Tuvimos un altercado y me atacó, lo que hizo surgir un forcejeo.
Entonces se despeñó.
Unos días más tarde, mi amigo hizo la transición.
Había alcanzado la edad de veintiocho años.
Yo no quería matar, pero fue un cúmulo de circunstancias.
Sin embargo, esto estaba determinado, porque lo vi todo en las esferas.
En el momento en que sucedió, me asaltó un sentimiento tremendo.
Fue como matar a mi propio hijo.
Sabemos ahora que es así, pero ya entonces albergaba ese sentimiento extraño y ese profundo misterio.
Mi vida entera, hasta mi muerte, este sentimiento permaneció en mí, y sufrí terriblemente.
Así que sin saberlo los dos habíamos vuelto a encontrarnos.
Volvimos al mundo astral y tuvimos que esperar para volver a nacer.
En varias otras vidas hice la transición y llegué a conocer mi alma gemela.
En mi última vida en la tierra la volví a ver también a ella, y tú sabes quién es.
Ya lo dije: en varias vidas hice la transición y en dos de ellas lo volví a encontrar en la tierra.
En una de ellas, él fue mi amo y yo, su esclavo.
Hice la transición a corta edad, un animal salvaje puso fin a mi vida, pero yo salvé la de él.
También de eso te he hablado, así que seguiré.
Fue cuando mi estrella adquirió otro brillo, y la suya palideció.
Su camino era diferente que el mío, porque él aún tenía que enmendar, mientras que yo casi llegaba a mi final.
Yo había avanzado más que él en el camino espiritual, del que sin embargo no sabemos nada.
Aun así, yo volvería todavía varias veces a la tierra, porque aún no había ganado nada.
Volvieron a pasar los siglos.
Él volvería a ser mi propio hijo, pero entonces yo sería su padre.
Es ese otro estado del que hablé.
Ahora también ese milagro ocurrió.
La que algún día fue mi madre se convirtió ahora en mi mujer, y él en nuestro hijo.
Esto fue en Jerusalén, donde yo era mercader.
Allí es adonde nos dirigiremos ahora, allí tengo que mostrarte y aclararte otros milagros más.