El alma traspasa las leyes divinas

—Ya ven, hermanos míos —continúa el maestro Alcar—, lo que ha ocurrido mientras tanto en la tierra.
Ahora viviremos una era subsecuente.
La vida en la tierra ha cambiado y los seres humanos fueron adquiriendo más conciencia.
Ahora es necesario seguir también estas leyes; después constataremos la demencia consciente y también la inconsciente.
Pues bien, mi pregunta es, maestro Zelanus: ¿puede el alma transgredir las leyes divinas?
—Sí, maestro, es posible.
—¿Gracias a qué?
—A que ha adquirido más conciencia.
Ha adquirido más posesión, más espacio, por lo que ha tomado en sus propias manos las leyes divinas.
—En efecto, son ahora las posibilidades que tenemos que seguir.
Porque ya sabemos que ha perdido su alma gemela.
Empezó otra vida, y fue por la destrucción, por la que trastocó sus leyes armoniosas para la paternidad y la maternidad.
Sabemos además que pudo terminar su ciclo de la tierra, pero que la tierra le impuso un alto.
Además sabemos ahora que el ser humano en este estadio anterior todavía no ha transgredido las leyes de Dios, porque todavía no tenía esa conciencia.
Pero cuanto más nos vamos elevando ahora, también la posesión del alma se va haciendo más amplia y por eso se ha olvidado a sí mismo.
¿Dónde ha vivido estas leyes, André?
—En la tierra, mi maestro.
—O sea, ¿no en el otro lado?
—En la tierra el alma vivió un asesinato tras otro, mi maestro.
—Esa es la respuesta, hermanos míos.
En el otro lado, o sea, dentro del mundo astral, no pudo vivir estas leyes.
Pero en el planeta material venció su vida material y por eso hizo pedazos esta armonía divina y está ahora ante su causa y efecto.
El alma llegó al punto en que no poseía vida ni muerte.
La era prehistórica no pudo darle estas posibilidades, porque para esto hace falta conciencia y pudo asimilarla por la evolución humana.
Para constatar esto, pues, hermanos míos, accedemos al siguiente estadio y a una nueva era para el alma como ser humano.
A nosotros, mi hermano André, se nos ha concedido vivir estas leyes para los libros ‘El origen del universo’.
Cuando el alma ha transgredido las leyes de Dios, lo que es posible viviendo un asesinato tras otro, yace en el mundo astral como una medusa en la playa actual y puede esperar, pero ahora tiene que volver a la fuerza a la tierra para enmendar esos actos disarmónicos.
Debido a que el ser humano ha salido a la fuerza de la armoniosa vereda divina, también tiene que aceptar esas leyes vitales, aunque nunca hayan sido creadas por la “Omnimadre”.
Es por eso que más adelante viviremos la pena y el dolor para el estadio actual, la miseria del estadio actual, la guerra y la demolición, la animalización y la destrucción generalizada.
Y entonces constataremos para la “Universidad de Cristo” dónde comenzó el alma como ser humano con esa destrucción, pero por lo que nació toda esa miseria.
En los estadios anteriores, el ser humano no fue capaz de hacerlo, pero su conciencia y el desarrollo en la tierra lo conducen a esta imponente posesión y vemos cómo surgen los soberanos.
Los primeros soberanos en la tierra.
Aquellos que piensan que pueden decidir acerca de la vida de Dios y que por eso se han olvidado, que por eso se han creado una miseria por la que las leyes vitales de Dios pudieron traspasarse.
No es que solamente, pues, esto lo haya arrancado de su alma gemela, sino que los soberanos destruyeron todas las leyes vitales para sí mismos y además les tocó aceptar la destrucción espiritual.
Y todo esto nos conducirá enseguida a la demencia consciente y también inconsciente.
Si el ser humano hubiera podido prevenirlo, si hubiera podido seguir viviendo como lo han querido las leyes de Dios, esas leyes vitales se han creado, entonces no habría nacido nada de miseria en la vida material.
Tampoco habrían surgido enfermedades.
Así que para la “Universidad de Cristo” podemos consignar que el ser humano en la tierra tiene culpa de toda la miseria, de la destrucción material y también espiritual, ¡la “Omnimadre” solo se da amor al ser humano para que lo viva!
Aclárenselo al estadio actual y podremos continuar, quiero decir, para analizar todas esas otras leyes; después llegaremos a conocer a la personalidad humana.
Y es esta por la que el alma se ha conducido a la transgresión de las leyes vitales.
Ahora es el hombre quien se desfoga.
Es él quien se ha arrancado de su alma gemela, es la madre quien no pudo vencerlo.
Una y otra vez el hombre como los sentimientos creadores ha trasgredido las leyes armoniosas de Dios.
Y cuando el alma accedió el organismo paterno desde el materno, también ella comenzó con esa destrucción, porque sabemos que el alma vive en ambos organismos.
¿Ahora qué, hermanos míos?
Pasaron miles de siglos, pero en esos tiempos vemos que el mundo astral también ha cambiado, los diferentes grados de vida se han ampliado, el alma como ser humano se ha vuelto mas consciente.
Un sinnúmero de fenómenos se manifiestan ahora.
Y son ahora los “infiernos” en la vida después de la muerte, los siete grados de vida espirituales que el alma tiene que vencer.
El grado de vida más elevado continúa conscientemente y está al servicio de la vida material y también la espiritual.
Los grados de vida inferiores y los primeros tienen que intentar liberarse de esas tinieblas, y sabemos que esto es posible.
Pero en esto vivimos que ha habido seres humanos viviendo en la tierra que allí han trasgredido las leyes de Dios y que ahora ya son los soberanos en la tierra.
Esa gente yace en el mundo astral como medusas en una playa, pero también ellos tienen que seguir.
Y ¿es posible eso, maestro Zelanus?
—Sí, maestro.
—¿Qué leyes vivirá el alma ahora?
—Hay que esperar el nuevo nacimiento, pero ahora para el “causa y efecto”.
—Es correcto, pero ¿además, André?
—Para las “leyes del karma”, mi maestro.
—También esa es la respuesta, y tenemos que aceptarla.
Así que constatamos que cuanta más conciencia adquiere el alma en la tierra, tanto más profunda será su caída y su destrucción.
Al querer dominar la masa, transgrede las leyes vitales.
Son los soberanos en la tierra.
Y ¿cómo es el estadio actual ahora?
André vive esos problemas.
Adolf Hitler y los de su especie dominan la vida en la tierra, pero ya en la era prehistórica se pusieron para eso los primeros fundamentos por el alma como ser humano.
Conforme ahora la humanidad va adquiriendo conciencia, ofrece a un soberano la posibilidad de elevar esa masa a sus sentimientos y pensamientos.
Sabemos cómo lo hacen.
También sabemos hacia dónde nos conduce, y lo que así se logrará se puede ver por el estadio actual y se puede vivir por la miseria.
¿Habría el ser humano podido evitarlo? Es lo que se preguntan millones de almas.
Nacida en amor, en armonía inmaculada, la vida de Dios continuó y vivió en esta unión con Dios.
Pero entonces el ser humano empezó a pensar.
Rompió esa armonía, vio la vida animal y la mató, después adquirieron conciencia el odio y el miedo.
Y desde ese momento empezaron los problemas.
“No, para nada”, podemos exclamar, “no se pudo haber evitado”.
El ser humano tiene que vivir esta evolución, y somos capaces de seguir, a pesar de todo, las divinas leyes armoniosas y de vivirlas y de analizarlas para la “Universidad de Cristo”.
Ahora vive esos trastornos el ser humano como alma y para eso vuelve a la tierra, enmienda y tarde o temprano empieza con la vida más elevada.
¡Ni un solo ser humano puede eludirlo!
Tenemos que aceptarlo, pero el ser humano puede perfectamente mancillar las leyes armoniosas, y aun así, a fin de cuentas estará sin poder hacer nada, ¡y tendrá que inclinar la propia cabeza!
¿Qué significa, maestro Zelanus?
—Significa, mi maestro, que como seres humanos de todos modos tendremos que empezar algún día con la vida elevada y que el grado de vida nuestro es capaz de protegernos de la perdición total.
—En efecto, así es, y ¿qué aprendemos, André?
—Que los grados de vida se protegen a sí mismos contra la perdición total, mi maestro.
Ahora una madre pare más vidas que la otra, por lo que se evita la destrucción total.
Únicamente por medio de la paternidad y la maternidad vence el ser humano su disarmonía, su miseria, su demolición, y tenemos que aceptarlo.
—También eso es verdad.
Así que podemos aceptar que no se puede hablar de un desgarramiento eterno.
El ser humano crea disarmonía, destrucción consciente e inconsciente, aun así las leyes de la “Omnifuente” lo obligan a volver a enmendar todos esos errores.
Todos esos estados se dan en la tierra y el alma puede desfogarse, pero más adelante será de otra manera, cuando accedamos a la demencia consciente e inconsciente, a la psicopatía consciente y enfermiza, ¡solamente entonces nos veremos ante un caos humano!
El estadio actual, hermanos míos, pereció por violentar, mancillar así las divinas leyes vitales.
Desde hace siglos se comenzó con esa mancilla.
Por eso el estadio actual vive la demencia consciente y también inconsciente, la psicopatía consciente e inconsciente, y los rasgos que la acompañan, las leyes para el alma y el espíritu, el mundo material y el astral.
Por eso surgió una guerra tras otras, una demolición tras otra, el alma como ser humano ha mancillado sus divinas leyes vitales armoniosas.
Entonces nos vemos ante miles de rasgos de carácter, ante el odio y la mentira, no solamente para la vida material, sino además para “Cristo”... “Dios”... el “Omniamor”, la “Omnivida”, la paternidad y la maternidad.
Aquí el ser humano se ve ante la conciencia más elevada, y es por ese sentimiento que sucumbe.
¿Se habría podido prevenir todo esto?
Para nada, es el camino de la evolución, pero ¡la “Omnifuente” no lo quiso jamás!
En efecto, son los soberanos, se desfogan por medio de la masa, el más fuerte gana, demuele, deforma lo que ha sido creado por amor.
Los pueblos de la tierra adquieren conciencia, pero aquí esa masa sigue viviendo en lo animal.
Pero conocemos lo que el ser humano ha edificado para el estadio actual.
También qué conciencia tienen las distintas facultades.
El ser humano ha recibido una fe, y hemos consignado cómo ocurrió en el libro ‘Los pueblos de la tierra’.
También sabemos cómo surgió la Biblia.
Lo que vamos a analizar ahora y lo que tenemos que seguir es qué falsedades cuenta la Biblia.
En la tierra, en el estadio actual, no se comprende lo que hicieron para eso los maestros, pero también esa conciencia cambiará.
Mientras tanto, la madre tierra continúa para terminar su vida.

Embellecerá el organismo humano; también el universo va adquiriendo cada vez más conciencia.
La vida en la tierra despierta, el ser humano y el animal y la madre naturaleza viven esta evolución divina y el alma como ser humano ha accedido a su mundo astral.
La vida continúa, no hay por qué hablar de destrucción generalizada, los grados de vida obligan al ser humano a vivir los organismos que la madre tierra ha creado para toda su vida.
Así que estas son las leyes vitales cósmicas y también divinas que tenemos que analizar para el estadio actual.
Por tanto, toda la vida de la madre tierra está ante esta entrega final, ¡la aceptación de la “voluntad” divina!
Pero viviremos más adelante lo que esa “voluntad” significa, pero entonces accederemos a la sintonización humana, pero además divina, para cada una de las leyes vitales del espacio.
Si han comprendido todo esto, hermanos míos, vamos a continuar.
Sintonicen entonces con la demencia consciente y la inconsciente, para aquí en este estadio animal, y más adelante para el siglo actual —el XX—, en que volveremos a ver todos estos rasgos.
Más adelante el alma como ser humano estará actuando a toda máquina y significa que habrá alcanzado su estadio actual.
Pero entonces nos veremos ante cada una de las facultades que habrá edificado el ser humano y viviremos los sentimientos conscientes e inconscientes de cara a las leyes de Dios, ¡que analizaremos después para la “Universidad de Cristo”!
Vengan ahora, demos un paseo por la tierra.
Donde estamos hay vida, allí vive el ser humano en su disarmonía.
Ahora ya ha llegado a tener luchas de vida y muerte con todo lo que vive.
Ahora el ser humano no solo domina el animal y la madre naturaleza, sino también a sí mismo, los grados de vida inferiores.
Pero la madre tierra está habitada.
Los siete grados de vida se han dispersado por la tierra.

Los grados de vida se han blindado como tribus contra otros grados, inferiores, de los que domina el más elevado.
Todavía podemos percibir por el organismo humano cómo es la evolución material y la conciencia de cara al organismo y del alma como espíritu para su mundo astral.
Tenemos que seguirlo ahora, pero ahora para la demencia consciente e inconsciente.
Le pregunto, maestro Zelanus: ¿ya se puede vivir aquí la demencia consciente e inconsciente?
—Ya hemos vivido esas leyes, mi maestro, pero percibo lo que usted quiere saber de mí.
Todavía vivimos aquí lo que tiene que vivir el estadio actual por medio de la demencia.
Pero conforme el ser humano va adquiriendo conciencia, vamos conociendo además la demencia enfermiza.
—Es cierto, pero ¿qué leyes viviremos entonces, André?
—Esas leyes vitales nos conducen a la personalidad, mi maestro.

A los rasgos de carácter y la conciencia social, por los que el ser humano se ha perdido a sí mismo.
Lo que todavía vivimos aquí es por medio de la paternidad y la maternidad.
Si accedemos a las actuales chapuzas para el alma como ser humano, a la destrucción de todas esas divinas leyes armoniosas, entonces enseguida nos veremos ante la demencia enfermiza, ante los psicópatas y los manicomios.
—En efecto, también eso es correcto.
Y ¿quién ha creado eso, maestro Zelanus?
—Nosotros, mi maestro, nosotros mismos hemos comenzado con esa demolición.
—Es verdad, hermanos míos.
Miles de rasgos y características son ahora inconscientes, pero es por eso que el ser humano ha creado su demencia, a pesar de ser por la que ha perdido el “pensamiento y sentimiento de la conciencia diurna”.
Significa, pues, y lo hemos seguido para el mundo astral, que para la madre tierra no existe ninguna demencia.
La tierra no ha creado enfermedades, nada de disarmonía, el ser humano ha comenzado con esa destrucción para todas esas leyes vitales.
Así que lo que vivimos en cuanto a demencia para este estadio pertenece al sentir y pensar inconscientes.
El alma como ser humano todavía no se conoce a sí mismo.
Sus actos de cara a las leyes divinas son inconscientes.
No conoce a Dios, su mundo astral, no conoce nada de su vida espiritual, pero se acerca ese momento, porque la personalidad astral ha llegado a conocerse a sí misma.
¿Perciben lo asombroso para la vida en la tierra y en el mundo astral?
Tiene que llegar a haber un cambio en esto y es posible porque la primera esfera ya está lista.
El ser humano que ha alcanzado la primera esfera sigue construyendo y entra ahora en los siglos que pasan hasta la “conciencia universal”.
El ser humano ya está viviendo en armonía, pero en la tierra la vida de Dios no se conoce a sí misma.
El ser humano continúa en el otro.
Es él quien trae la conciencia a la tierra.
También es él quien tiene que llegar a conocer al Dios de toda esta vida y que volverá al “Omnigrado” divino, para desde allí infundir alma a la vida de la madre tierra.
También ese momento se acerca.
Aunque todavía tome millones de años, lo que es llegar, ¡llegará!
Así que podemos constatar ya ahora que los estadios selváticos no han conocido ninguna demencia consciente.
Los rasgos enfermizos pertenecen al estadio actual.
Pero estamos ante un sinnúmero de hechos, ante enfermedades y miseria que posee el ser humano en el estadio actual y cuyas leyes desconoce.
Lo que vivimos aquí es el instinto animal, pero esos sentimientos tienen que cambiar y la vida accederá el estadio más elevado, para la materia y el espíritu, para la tierra y también el mundo astral.
Así que debido a que el alma evolucionó así, también se manifestó la demencia consciente.
Ahora vivimos un caos, el ser humano ya no es él mismo, la “voluntad” de poseer la vida quebró la personalidad humana.
Dios lo sabe, pero “Él” no puede cambiar esto en nada, ¡”Él” le dio todo al ser humano!
Somos dioses, aunque tengamos la sintonización animal.
¡Tenemos que aceptar estas leyes!
¿Cómo es el ser humano, pues, en su sociedad?
¿Qué ha alcanzado por la vida material?
¿Qué ha edificado para sí mismo y su alma gemela?
Nada más que problemas.
Quien participe en eso tendrá que aceptar más adelante la demencia consciente, porque por todos esos deseos el ser humano pisotea su armonía divina.
Ahora anda por un camino tenebroso.
Nada lo puede detener, porque ha recibido su propia vida y entidad.
El alma como ser humano dice ahora sinsentidos, como ser humano es inconsciente, desea vivir cosas y asuntos de los que Dios no ha creado ninguna ley.
El ser humano empieza a rebelarse, el alma se va hundiendo en una marisma hedionda y se desfoga por completo.
Pero en esta selva todavía no era posible, y tenemos que aceptarlo.
Así que vamos, hermanos míos, a la conciencia humana.
Y solo entonces estaremos ante el ser humano en su sociedad actual, para la que vive y sirve, pero que va en contra de las leyes vitales divinas para el bien.
¿Qué más hay para observar, mi hermano André?
—Lo que veo aquí, mi maestro, es la división de la personalidad para el ser humano.
—Muy cierto, pero ¿para el estadio actual, pues?
¿Cómo se ha dividido allí el ser humano, cuando lo hemos colocado ante las leyes vitales armoniosas?
Entonces la armonía divina se ha extraviado y ya no se puede vivir.
Y aun así tendrá que sintonizarse el ser humano con Dios y Sus espacios vitales para el bien, si después del ciclo material quiere acceder conscientemente al mundo astral.
Será, entonces, el “causa y efecto”.
Lo que vemos, hermanos míos, es, aun así, a pesar de toda esta destrucción, que la tierra mantiene presa su vida.
Significa, pues, que al alma como ser humano de todos modos le toca vivir su paternidad y maternidad, pero que a algunas madres les tocará dar a luz a más hijos que otras, y que por eso la disarmonía domina de manera abrumadora.
Además, viviremos entonces los rasgos de carácter, y son estos por los que el estadio actual se ha perdido a sí mismo.
Por tanto, la paternidad y la maternidad son indestructibles, y esa es entonces la única certeza para toda la vida de Dios, o el ser humano habría sido capaz de destruir las creaciones.
Significa, pues, cuanto más nos elevamos, tanto más aguda se hace la demencia.
Porque los grados de vida inferiores no pueden vivir esa demencia y se puede constatar para el estadio actual.
El grado de vida superior tiene demencia, ¡no la selva!
¿No es asombroso?
Aun así no cala en el estadio actual, en los eruditos, que estas son leyes divinas.
La selva todavía no ha alcanzado esos sentimientos y pensamientos conscientes, ¡y ahora tampoco se la puede alcanzar!
Si lo perciben y lo pueden aceptar, accederemos al estadio actual y veremos que el ser humano ha sucumbido por su conciencia.
¡Y es espantoso!
Es, pues, el ser humano con sus pensamientos y sentimientos más elevados.
Debido a que ha recibido una fe y ha surgido demencia religiosa, de la que a su vez la selva no conoce ningún sentimiento.
Dice, por tanto, que tenemos sintonización con el estadio actual y que esta sabiduría solo puede ser vivida y aceptada por el estadio actual, y que Cristo ha venido a la tierra para el estadio actual.
En la selva humana el alma no ha conocido todos estos problemas.
El ser humano de allí vive su vida y no es de otra manera, pero la sociedad dio en qué pensar y qué sentir al ser humano, pero por lo que se deformó, ¡y vemos la demencia consciente!
Pues bien, cuanto más alcanza el ser humano, tanto más profunda será esta enfermedad.
¡Será la psicopatía!
Grados de esta enfermedad, profundidades de sentimientos y pensamientos inconscientes.
Más adelante analizaremos todos estos grados para la “Universidad de Cristo”, y también entonces accederemos a las “siete” profundidades para cada enfermedad, para cada rasgo de carácter, para las artes y las ciencias, para la paternidad y la maternidad, ¡para miles de posibilidades más!
Sin embargo aquí, hermanos míos, nació la demencia, ¡y un poco más tarde la psicopatía!
Pero cuando la personalidad astral trajo a la tierra la fe y también a “Dios”, el ser humano accedió a estas leyes vitales espirituales, y también en eso se ha perdido por completo.
El ser humano se ha extraviado por el amontonamiento de errores para Dios y sus leyes vitales espaciales, se ha extraviado en la tierra por sus vidas, por las que la divina luz vital astral se oscureció para su personalidad.
Tenemos que seguir esas leyes si el estadio actual quiere comprenderlas y poder aceptarlas.
Así que está claro, hermanos míos: por un sinnúmero de rasgos humanos y también animales el ser humano accedió a su demencia y su psicopatía.
Pero en la tierra llegará a haber fe, esperanza y amor, y ¡solamente entonces viviremos a “Cristo”!
Es la conciencia para el sentir y pensar más elevados y los sentimientos del consciente mundo astral espiritual.
¡Todo esto es verdad cósmica!
Y para eso la tierra recibió un lugar entre el sol y la luna.
Su sintonización macrocósmica nos da esa certeza.
Esto no se puede cambiar en nada, y estas leyes son para toda la vida de Dios.
Y ahora, hermanos míos, vamos a continuar y accederemos a la paternidad y la maternidad conscientes, pero además a la vivencia inconsciente del alma como ser humano de estas leyes.
Ahora podemos hacer preguntas.
¿Cómo vivió el ser humano su paternidad y su maternidad?
¿Cómo aceptó esas leyes vitales?
¿Cómo vivió sus sentimientos espaciales?
¿Dónde nació la primera demencia?
¿Qué hizo el ser humano para que le tocara vivir estas enfermedades espirituales?
¿Qué hizo que tuviera que aceptar la psicopatía?
¿Creó la “Omnimadre” estas enfermedades?
Podemos decirlo: al ser humano le tocó vivir las inmaculadas leyes vitales divinas, pero ¡las ha oscurecido!
¡Ha deformado esas leyes vitales!
¡El ser humano ha mancillado esas inmaculadas leyes vitales!
¡El ser humano ha vivido la destrucción y la ha querido!
¡El ser humano trajo disarmonía para sí mismo!
¡El ser humano ha creado enfermedades para la materia y el espíritu!
Y esos problemas nos conducirán hasta el siguiente estadio, y más adelante a la conciencia humana para el alma y también sus sentimientos sociales.
¿Cómo vivió la paternidad y la maternidad?
Sus actos siguen siendo animalmente conscientes, tampoco sabe nada del renacer, el estadio actual tampoco conoce estas leyes todavía.
Pero para eso al alma le tocó vivir sus leyes y comenzó su vida en la tierra.
Lo que quiere vivir ahora el ser humano es alimento y la paternidad y la maternidad, pero además el dominio de millones de seres humanos.
Lo que ahora todavía le toca vivir a la selva no significa nada y significa absolutamente todo, pero el estadio actual sucumbe en eso.
Y entonces nos vemos ante los siete grados de vida del matrimonio humano, del que viviremos y analizaremos cientos de leyes, si también en eso el ser humano quiere llegar a conocerse.
Y solamente entonces seguiremos el alma al “cuarto grado de vida cósmico”, porque allí estará nuevamente en armonía y se verá a sí misma.
Lo ven, el hombre y la mujer se viven a sí mismos para la paternidad y la maternidad.
En esto no pueden vivir ninguna disarmonía si quieren vivir una sola vida, si quieren servir a un solo grado de vida, pero lo sabemos: en esto llegó a haber disarmonía, el grado de vida más elevado vivió la unión con un grado inferior y vemos cómo surge el debilitamiento orgánico, después las enfermedades, porque el ser humano ha mancillado su sintonización natural.
Eso es lo que tenemos que seguir si queremos ser capaces de analizar el estadio actual.
Además es por esto que accedemos a esa demolición.
Es por esto que el estadio actual ya no se conoce a sí mismo y sigue preguntándose por qué Dios ha creado toda esta miseria.
Las facultades espirituales imploran consejos, el pastor protestante y la iglesia católica imploran por verdad, dieron la culpa a Dios, se aferran a la justicia divina, pero olvidan que esa justicia vive dentro del ser humano.
¡Esa justicia ha sido mancillada!
¡Así lo dice la “Universidad de Cristo”!
¡Y eso tiene que aceptarlo la humanidad entera!
El ser humano no sabe para qué da a luz y crea ni por qué es padre y madre.
¿Es eso conciencia?
¿Qué significan las facultades espirituales para el estadio actual?
¿Qué más le queda a esta humanidad para asimilar?
¡Tenemos que aclararlo y somos capaces de ello!
El ser humano no sabe para qué vive en la tierra y ¡tiene que saberlo!
El ser humano no sabe por qué da a luz y crea, y es urgentemente necesario, porque ¡ahora está descuidando su propia creación y su renacer!
¡Lo dice la “Universidad de Cristo”!
¡Esto tiene que saberlo el alma como ser humano!
Ahora al estadio actual le toca vivir la omnisciencia divina, ¡y el ser humano tiene que aceptarlo!
¡Vivimos la verdad divina!
¡El alma como ser humano está ante sus propios crímenes!
¡Es el ser humano, como hombre y mujer, que por medio de sus vidas y sintonización divina representa la “Omnifuente”!
¡Y esos sentimientos tienen que despertar ahora!
¡Todas esas “monjas” y esos “clérigos” gorronean de la masa!
¡Y eso tiene que desaparecer de la tierra!
¡Esa concienciación llega ahora mismo, porque la vivimos y la traemos a la tierra!
¡Es lo que quiere “Cristo”!
¡Lo quieren los “maestros más elevados”!
¡Lo quiere “Dios”!
¡Como “Padre y como Madre”!
¡Como “Luz, Vida y Amor”!
¿Qué nos dice, pues, la paternidad y la maternidad, la paternidad y la maternidad consciente e inconsciente, maestro Zelanus?
—Que en esto no hemos podido vivir ninguna paternidad y maternidad consciente, mi maestro.
¡Y significa que en el estadio actual el ser humano empezó a ser chapucero por estas leyes que lo dominan todo!
—En efecto, esa es la respuesta.
El ser humano accedió a la paternidad y la maternidad conscientes.
Para eso empezó a ser chapucero, no quería dar a luz, pero eso no lo conoció la “selva”.
Así que el estadio actual tiene que vivir conscientemente la paternidad y la maternidad para sí mismo, no para Dios, porque todavía no conoce las leyes, pero se ha negado a recibir la vida.
¡Eso, lo repito, no lo conocimos durante nuestro estadio selvático ni en estas eras!
Todavía no teníamos esa conciencia.
Y ahora constatamos para la Universidad de Cristo:
¡No fue sino hasta el estadio actual que el ser humano comenzó con sus chapuzas, con su destrucción consciente para la paternidad y maternidad!
¡El ser humano se niega a dar a luz y a crear!
¡El ser humano crea deformación, destruyendo el fruto!
Ahora el ser humano vive en castidad, ¡pero se niega a dar a luz!
El ser humano se dedica a la clericatura y está detenido ante la creación divina.
¡El ser humano ha creado demolición espiritual y material, corporal!
¡El ser humano perfora el fruto y ya no quiere tener hijos!
¡Y eso significa que asesina conscientemente la paternidad y la maternidad!
Así surgieron todos esos nacimientos disarmónicos.
Y también esas leyes vitales tenemos que analizarlas para el estadio actual, si el ser humano quiere llegar a conocerse para la paternidad y la maternidad.
¡El ser humano en la selva no conoce esta destrucción consciente!
¿Puede un animal destruir la maternidad?
¡Solamente el ser humano quiere hacerlo!
Pero así ha mancillado sus leyes vitales y ahora mismo también tiene que aceptar su miseria para el estadio actual.
¿Cuántas madres no desean dar a luz pero no llegan a tener ningún hijo?
Son leyes disarmónicas.
¿A cuántas madres, pues, no les toca dar a luz de tal manera que da miedo para un solo hogar?
Son las leyes vitales disarmónicas para la paternidad y la maternidad y nos toca vivirlas y analizarlas por el estadio actual, ¡solamente entonces el ser humano comprenderá su miseria y su demolición amontonada!
¡Y esa es la sociedad actual!
—Pero ¡eso no lo quiso jamás la “Omnimadre”, nunca jamás!
Pero eso lo que hizo surgir los trastornos para la vida y el renacer!
Lo ven, hermanos míos, es el objetivo de los maestros, ¡el objetivo de la “Universidad de Cristo”!
Así que el ser humano en la selva todavía tiene esa armonía, aunque por tanto “asesinar” haya transgredido otras leyes vitales.
El ser humano en la selva sigue teniendo armonía, ¡el ser humano de la sociedad actual está envuelto en tinieblas!
Ese ser humano vive en unas tinieblas horripilantes y ha perdido su camino divino.
¡Ese edificio divino se ha desplomado!
Pero nosotros ponemos los nuevos fundamentos.
Por eso más adelante viviremos miles de leyes vitales para la paternidad y la maternidad perfecta y la inconsciente, para las enfermedades y la psicopatía y la demencia, para las artes y las ciencias.
Y también entonces viviremos para cada una de las leyes vitales los “siete” grados, de los que llegaremos a conocer el más elevados como el grado de vida espiritual.
Pusimos los fundamentos en la luna, pero más adelante para el ser humano del siglo XX, ¡el “Siglo de Cristo”!
¿Qué viviremos entonces, André-Dectar?
—Que el ser humano como alma tendrá que esperar siglos para vivir el renacer, mi maestro.
—Exactamente, así es.
Entonces podremos contestar a miles de preguntas.
El ser humano del estadio actual se pregunta de dónde vienen todas esas personas.
¿Y cuál es la respuesta?
Para toda esa gente hay comida, pero ¿qué han hecho con ella?
¿Qué hizo que se produjera una acumulación?
¿Un dominio de la gente?
¿Hemos podido vivirlo en la selva, en otros planetas?
Para nada, ¡es el estadio inconsciente, pero el actual!
Así de triste es la conciencia del siglo XX.
Para el estadio actual vivimos que miles de almas esperan a un solo organismo.
¿Lo entienden?
Miles de almas sueltan las amarras de esta divina ancla justa, la ley vital para el renacer.
Miles de seres humanos viven disarmonía para el nacimiento de la paternidad y la maternidad, porque el ser humano ha mancillado estas divinas leyes de justicia.
Todos esos asesinatos lo han creado.
Todo ese odio y esa destrucción, esa demolición por la que el ser humano abandonó la vida terrenal demasiado pronto, y se manifestaron esas leyes disarmónicas.
Pero el ser humano todavía no lo sabe ni puede saberlo, porque todavía no se conoce para el alma, la vida y el espíritu.
Consignamos para la “Universidad de Cristo”:

sentimientos preanimales, animales o humanos, ¡el ser humano vive su ascensión al cielo por la paternidad y la maternidad!
¡El ser humano vive su evolución de manera material y también espiritual!
Cuando el alma como ser humano crea y da a luz, ¡el ser humano evoluciona!

¡Cuando el ser humano se niega a dar a luz y crear, crea disarmonía para su evolución divina!
Estas leyes vitales son para los pobres y los ricos, para toda la vida de Dios.
¡Es el regalo más elevado que Dios ha dado a “Su” vida!
La Universidad de Cristo dice y exclama a la criatura de Dios:
¡den a luz y creen!
¡Solamente entonces estarán abiertos a su evolución, para el regreso a la “Omnifuente”!
Hermanos míos, tenemos que analizar todos nuestros problemas vitales para el estadio actual.
Tenemos que fundamentarlos por las divinas leyes de justicia, y contemplarlos según los grados de vida espirituales para las esferas de luz, para el alma como ser humano como una personalidad espiritual.
Solamente entonces la criatura de la madre tierra llegará a conocerse y comenzará otra vida más elevada.
¡Solamente ahora llega a haber felicidad en la tierra y dentro del ser humano!
¡Todo esto lo conducirá a la “omnisabiduría”... a la “omnisciencia” para la luz, la vida y el amor, y la vida en el otro lado!
El ser humano —tenemos que aceptarlo ahora— avanza desde las fuentes vitales inferiores a las más elevadas y ¡es el despertar espiritual para toda la vida de Dios!
¡Esa es la vida, además es la “evolución” humana!
Así que desde la selva vamos hasta la actual conciencia social y vivimos esas eras por los siete grados de vida para el organismo humano, por la paternidad y la maternidad, pero además para nuestros sentimientos internos.
El animal nos sigue, la madre naturaleza también, nada detendrá esta evolución.
Solamente el ser humano vive sus problemas, su miseria espiritual y orgánica, pero ¡la ha creado él mismo!
Pues bien, el ser humano que haya alcanzado las esferas de luz puede decir:
alma de mi alma, ¡ahora somos nuevamente uno para la eternidad!
Vida de mi vida, ¡ahora vamos a continuar juntos!
Espíritu de mi espíritu, ahora somos espiritualmente conscientes.

Vivimos ahora el paraíso humano, pero ¡el ser humano de la madre tierra todavía tiene que asimilar esta felicidad!
Ser humano de la madre tierra, ¡sirve!
Ser humano en la tierra, ¡ama y trascenderás tu miseria!
¡Para Dios son Sus hijos!
Y para constatarlo, seguiremos ahora la conciencia humana para el alma.
¡Ahora vamos a continuar!
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