Las siete eras para el alma

El maestro Alcar continuó inmediatamente y dice:
—De esta manera, hermanos míos, por los siete grados de vida para el organismo, el alma como ser humano llega a ver y vivir su ciclo de la tierra, y puede continuar.
Así que aquello con que soy uno es una sola concienciación para el planeta tierra y su vida, pero esa concienciación surgió a lo largo de las distintas eras.
Aunque el alma haya mancillado las leyes, un día la vida material tocó a su final, y ella entró en su mundo espiritual e inconsciente.
Han pasado millones de años.
Las aguas se han cerrado para el estadio final, es decir, la vida humana y también la animal han alcanzado la conciencia terrestre.
Y ahora sigue entonces el alistarse para la paternidad y la maternidad, y el enmendar.
Vemos ahora que la tierra mantiene presa al alma, su hija.
Por tanto, también para la terminación natural del ciclo se puede vivir disarmonía ya, o habríamos podido abandonar la tierra antes.
Pero eso no quita que hay sin duda avance, o también aquí tendremos que aceptar un alto espacial, macrocósmico, pero ¡no lo hay!
¡El alma continúa!
Tiene que hacerlo, porque ¡volverá a Dios!
Lo que tenemos que seguir ahora es cómo el alma como ser humano entrará para este estadio prehistórico al mundo astral.
Más adelante lo viviremos para el ser humano en el estadio actual, y entonces llegaremos a conocer otras leyes más, porque ese ser humano tiene más conciencia.
No solamente orgánica, sino también espiritual.
Ahora nos toca ver y vivir muchos mundos.
En primer lugar para los “siete grados de vida corporales” y luego para el mundo astral, para el alma como la personalidad espiritual.
Pero el alma como ser humano ¿es una personalidad espiritual, André-Dectar?
—Sí, maestro, aunque preanimal.
—Es cierto, y le agradezco su respuesta.
Así que nos toca vivir diferentes grados de vida para el mundo astral.
Este es el final para el alma como ser humano, por lo menos para la tierra.
Ahora hay miles de leyes vitales abalanzándose sobre nuestra vida.
Y para cada una de las leyes vitales, aunque sea disarmónica, tenemos ese análisis espacial.
Les pido que vengan conmigo, porque tengo que sintonizar ahora con esta muerte.
Así que sigan a ese ser humano moribundo de allí, y pronto accederemos al mundo inconscientemente humano, animal y astral.
En este selva hay varias personas moribundas y alcanzamos ahora la unión con estas vidas.
Todos los grados de vida viven esta misma ley, pero ahora el grado de vida más elevado ha llegado al punto en que la vida como ser humano se despide de la tierra.
No hace falta que les aclare que esto es imponente para nosotros, porque así vivimos una concienciación espiritual.
Más adelante vendrán a mí todos esos sentimientos y los recibiré de mi maestro Alcar, viviremos estas mismas leyes para el estadio actual, y entonces se podrá vivir otra cosa.
Seguimos al ser humano moribundo.
Alcanzamos la unión y moriremos con esta criatura humana, el hombre.
Pero allí hay varias personas muriendo.

Una por la necrosis natural de los tejidos, otro organismo yace allí y ha sido quebrado.
Quebrado por el ser humano y también por el animal.
Y cuando esté conectado con él, también el maestro Alcar y André, y cuando perciba esa unión y la tenga delante, volverá la voz desde el “Omnigrado” a nuestra conciencia, y oiremos que se dice:
—Hermanos míos, están delante del paraíso.
Están ante el verdadero ser uno del ser humano y el animal.
Perciban este instante y ¡sigan después!
Si nosotros, estimado lector, estimada lectora, no hubiéramos recibido este freno, esta palabra, creo, y tenemos que aceptarlo, que entonces habríamos seguido.
Por esto ustedes tienen que aceptar, y nosotros, que el consciente “Omnigrado” nos sigue en todo y que también ahora tiene todavía contacto con el ser humano para el estadio actual, y que siempre puede vivirlo.
Ahora el maestro Alcar dice a nuestra conciencia:
—¡Lo oyen!
Habíamos ido demasiado lejos, nos habíamos conscientemente leyes vitales creadas por la “Omnifuente”; fue posible debido a que estamos aquí ante miles de leyes como mundos.
Pero ¿entienden lo que quiere de nuestra vida la “criatura Omnisciente”?
Vemos aquí que el ser humano muere.
Y es sencillo, lo comprendemos.
Pero antes de esto, hace siglos, hermanos míos, antes de que el ser humano comenzara con su disarmonía, se pudo vivir un verdadero paraíso en la tierra, porque el ser humano y el animal vivían juntos en una misma tierra, un mismo mundo, en un mismo espacio vital.
En esto vivieron juntos todos esos miles, millones de seres humanos y también animales.
No se podía hablar de demolición porque todas estas especies animales representaban una misma vida, una misma conciencia.
Fue todavía armonía divina, y por tanto espacial.
Pero un poco después, cuando llegó a haber más conciencia, esa tranquilidad como paz y ser uno armonioso se trastornó y comenzó la lucha del ser humano contra el ser animal.
El ser humano contra el animal, ambos animales, y aun así con otra sintonización vital.
¿Puede comprenderlo, André-Dectar?
Quiero decir, ¿qué permitió que existiera la armonía y que esta fuera verdadera?
André está listo.
Pero esta es una pregunta cósmica, una pregunta que lo reconduce —como ya veo— al estadio lunar y la conciencia, hasta el lugar en que esta armonía recibió la vida.
Y André ve ese nacimiento y, como también lo vivimos nosotros, puede decir:
—Sí, mi maestro, puedo contestarle.
Porque el animal nació a partir del ser humano.
Al ser esto así, también está presente esa armonía dentro del animal.
Así que el ser humano está ante sus leyes vitales creadas y no las destruirá como vidas.
No obstante, ha llegado ese momento.
Hemos creado esas leyes en la luna.
¿El animal confió en nosotros?
Para nada, mi maestro, ¡así el animal se vio a sí mismo!
Y ese sentimiento, esa vivencia, fue la protección para el animal y también el ser humano, por los que el animal recibió la vida.
Es asombroso y puedo aceptarlo.
—En efecto, nuevamente podemos inclinar la cabeza ante estas leyes armoniosas, hermanos míos, ¡esa es la respuesta!
En estas eras, estas horas, no hubo todavía cuestión de aniquilación.
El animal se sentía como su creador.
Como una criatura de padre y madre, el animal siguió viviendo al lado del ser humano, y no hubo ninguna deformación ni ningún homicidio, no hubo nada de estarse asesinando, pero llegó esa conciencia.
El animal entiende— se puede vivir, hermanos míos— la propia sintonización.
Se ha vivido para las aguas y en la tierra, y todavía podemos seguirlo.
¡Ese fue el verdadero “paraíso” para el ser humano y el animal!
Nos va quedando claro lo natural que es también esto, porque sabemos que el animal nació a partir de nosotros.
Pero conforme el ser humano fue adquiriendo más y más conciencia, de pronto ve el animal en esa vida, una sintonización vital inferior, un grado de vida inferior, y entonces comenzó todo.
El animal sigue siendo inconsciente, es sometido a esa carnicería.
Ahora vemos que el otro animal no es consciente de ello, sigue viviendo como si nada hubiera ocurrido, pero también en este instante el ser humano ha roto sus sentimientos y pensamientos armoniosos de cara a la vida que ha creado.
¡Y también esto tenemos que aceptarlo!
Es esta conciencia por la que como seres humanos trajimos disarmonía donde antes había tranquilidad y paz.
Este ser uno no pudo trastornarse en nada.
Pero al alma como ser humano le toca vivir una era tras otra, y alcanza ahora el pensar y sentir más elevados, y actúa en conformidad.
Ahora se sacrifica a millones de animales, comienza la lucha del animal con el ser humano, pero ambos tienen que volver a la tierra.
Y ¿qué vemos ahora, hermanos míos?
El animal, que ha vuelto otra vez en la vida material, tiene miedo.
Ya se aleja a escondidas cuando se viene acercando el ser humano.
¿Dónde surgió eso?
No lo sabe nadie en la tierra.
Pero estamos con las narices encima.
¡Ese miedo nació aquí!
El ser humano ha soltado a la fuerza al animal de sí mismo, el ser humano ha alejado al animal de la divina armonía que había adquirido.
El animal volverá en la siguiente vida y tendrá miedo, esa vida ahora se protegerá porque percibe que allí vive el enemigo, el sentimiento que adquirió conciencia en el momento en que el ser humano quebró esta vida animal.
Así que ¿qué vivimos aquí, maestro Zelanus?
—El nacimiento del odio humano y animal.
—Exactamente, esa es la respuesta.
Aquí empezamos a percibir los rasgos de carácter conscientes, rasgos y características que han dado conciencia al ser humano y de los que el animal no vivió ninguna ley propia, ni pudo crearla, porque no había esos sentimientos.
También esto es algo muy distinto que aquello en que lo convierte la Biblia.
El ser humano y el animal eran ciertamente por completo uno.
Nada habría interrumpido esta paz y esta armonía si el ser humano no hubiera comenzado con esa destrucción.
Pero también esta demolición tenemos que aceptarla.
Va pasando una vida tras otra.
Fueron eras.
Algunas eras son más conscientes que la anterior, y gracias a esa conciencia al animal le toca ver a su enemigo.
Pero todas esas vidas, como almas para el ser humano y el mundo animal, tienen que volver al mundo material.
Y ahora el animal tiene miedo.
Cuando se va haciendo mayor, empieza a percibir ese miedo para la demás vida.
Esta es la reencarnación para los sentimientos, y significa que el alma vuelve a la vida material con su conciencia anterior.
Nada ha cambiado en esa vida, y también el ser humano ha de aceptarlo, y volveremos a verlo para el estadio actual, porque también allí tenemos que seguir estas leyes.
Pero entonces nos veremos no solo ante este odio y demolición, sino también ante las artes y ciencias, por lo que vemos y vivimos esa concienciación, pero que no es comprendida por el ser humano, el psicólogo.
Y eso ¿qué significa, maestro André-Dectar?
—Que la personalidad tiene sentimientos que la demás vida todavía ha de asimilar.
Significa que algunos seres humanos tienen más sentimientos que otros.
El maestro Zelanus ha analizado estas leyes vitales humanas por medio de los libros ‘Dones espirituales’, y ahora me ha quedado claro.
—Ciertamente, hermanos míos, así es, y todavía tendremos que analizarlo para el estadio actual, pero entonces estaremos ante... ¿qué, maestro Zelanus?
—Ante los sistemas filosóficos, maestro Alcar, y también los sentimientos del ser humano, los siete grados para los sentimientos.
—También eso es correcto y cósmicamente verdadero.
Ya lo ven, tenemos que vivir estas leyes para el “Omnigrado”, para que el ser humano de la madre tierra empiece a comprender que Dios no ha creado tampoco esa disarmonía, pero que hubo un día en que el ser humano y también vivieron juntos en armonía.
Pero entonces el ser humano comenzó también con esa destrucción, y surgió la lucha, la lucha de vida y muerte, del animal contra el ser humano, la lucha vital para la protección propia.
Por eso nos vimos aquí ante el ser humano, que ha perdido la propia vida por el animal, y ahora tenemos que aceptarlo y lo hemos analizado.
¿Son también esas lechos de muerte prematuros, André?
—Sí, maestro, son transiciones prematuras y han hecho surgir disarmonía.
—Así vemos ahora que el ser humano ya vive aquí en miseria y que aun así esto no lo quiso la “Omnimadre”.
Pero poco importa, la vida continúa, el alma se despide de la tierra y vivimos ahora que una era tras otra abandona la vida material y accede al mundo astral.
¿Qué nos dice eso, André-Dectar?
—Que el alma como ser humano ha vencido el espacio material, el “tercer grado de vida cósmico” material.
—De verdad que le agradezco esta respuesta, mi hermano, porque entiendo que además usted percibe el espacio espiritual y lo ve delante.
Significa, pues, que el alma como ser humano sí que ha vencido el espacio material como macrocosmos, pero que para su vida espiritual no ha alcanzado nada todavía, y que aun así tiene que empezar con eso ahora.
Y también eso está claro y es muy natural.
No obstante, el alma como ser humano ha recorrido y vencido su camino cósmico desde la luna.
¡Alcanzó ese punto a través de las eras de la madre tierra y los siete grados de vida corporales!
Tenemos que ver y vivir ese milagro y podemos aceptarlo, porque también ahora somos capaces de seguir la vida.
Vuelven a conectarse ahora con este ser humano y viviremos esta transición natural, viviremos que el alma se libera del organismo, y que ahora accederá al mundo espiritual y astral inconsciente.
Somos uno solo con este ser humano, estimado lector, estimada lectora, y viviremos la liberación del alma como la vida interior.
El alma como espíritu todavía es uno solo con el organismo.
Pero se acerca la muerte, llega la liberación, y miren, ha pasado el último respiro, el cordón fluido se rompe, ha llegado el momento de morir.
Ahora ¿qué va a ocurrir?
Llegado ese momento, el maestro Alcar dice:
—Miren, el alma está libre, hermanos míos.
El cuerpo está muerto, es cierto, pero el alma como el ser humano espiritual vive.
¿Entienden que se ha quedado dormida?
Pues bien, este quedarse dormido natural es para el ser humano la muerte, pero no se puede vivir una muerte.
Eso todavía es morir, también para el ser humano para el estadio actual, y queremos quitárselo, solamente entonces llegará la felicidad espacial en la tierra.
Lentamente —lo ven—el alma se aleja del organismo.
Aquí todavía no hay para nada una recogida consciente.
Saben que al ser humano lo recogen sus seres queridos, nuevamente para el estadio actual, pero para esta vida todavía no se puede vivir ningún consciente mundo astral.
¿Acaso es eso injusticia?
Sabemos que el ser humano vive detrás de la muerte y tiene que representar un mundo consciente o inconsciente, pero ese mundo consciente todavía no existe.
El ser humano todavía sigue siendo inconsciente, y las esferas de luz todavía tienen que nacer.
¿Qué vemos ahora, André-Dectar?
—Nos encontramos ahora en el mundo astral, mi maestro.
—En efecto, nos encontramos en otro mundo, y es el mundo para el alma como espíritu.
El primer ser humano que ha completado el ciclo de la tierra continuará y asimilará ese mundo.
Si en pensamientos volvemos a la luna, veremos de qué manera tan armoniosa han surgido todos estos mundos.
Más adelante analizaremos estas leyes, pero entonces estaremos ante los infiernos, y también los cielos.
Ahora el alma está durmiendo, pero despertará, y entonces comenzará su vida espiritual.
Los libros ‘Una mirada en el más allá’, hermanos míos, también ‘El origen del universo’, representan este análisis, pero también ahora, y para la “Universidad de Cristo”, tenemos que analizar estos mundos.
Pero este es el primer ser humano que ha abandonado la tierra espiritualmente, y ahora va a continuar para elevar el mundo espiritual para su vida y para hacerla visible.
Este ser humano despierta, tiene que despertar, y solo entonces pregunta dónde está.
Para nosotros se trata ahora de constatar que cada era ha vivido un final propio, que cada era ha dado al alma la victoria sobre la materia y las leyes vitales, que dio su vida a la tierra para que la viviera.
No obstante, este ser humano está completamente solo, todavía no se conoce a sí mismo y su alma gemela no está allí.
¿Entienden esta disarmonía?
Entonces ha de quedarles claro que también tenemos que vivir todavía estas leyes y que tenemos que pedirles un análisis, porque a solas el ser humano no es capaz de cargar estos mundos.
Pero ¿qué es esta vida, pues, como ser humano, para el espacio, hermanos míos?
Estamos ante el alma como espíritu.
¿Cómo se ha desarrollado ese ser humano espiritual, y a dónde conduce la vida esta personalidad animal?
Conocemos cada uno de esos mundos, hemos visto que el alma de la luna se dio forma por medio de las leyes vitales espaciales.
Vivió una vida tras otra, alcanzó ese punto por medio de la paternidad y la maternidad.
Eso le dio ampliación.
Ahora el espíritu humano sigue siendo preanimalmente consciente, pero conocemos la conciencia espacial, por lo que podemos aceptar que creará también esos mundos.
Y eso se convertirá en el vencimiento del “universo” espiritual para el ser humano, son sus mundos espirituales como esferas de luz.
El ser humano vive ahora detrás del mundo para el “renacer”, y se siente libre de las leyes vitales materiales.
Todavía no se puede vivir felicidad, porque vive en las tinieblas.
Este ser humano no tiene para nada sentimiento luminoso, y aun así esa luz divina está dentro del ser humano, porque ¡tiene sintonización con la “Omnifuente”, la “Omnivida” y la “Omniluz”!
Que ahora está ante una difícil tarea, pueden ustedes aceptarlo.
Y que también tiene que empezar con eso, o no avanzará.
Ahora abandonamos las primeras vidas, a este ser humano, pero más adelante lo seguiremos para constatar cómo ha comenzado con su vida más elevada.
Así constataremos de manera justa que el ser humano tiene el control de absolutamente todo, si quiere comenzar con esa vida más elevada y espiritual.
Pero su vida espiritual es esta figura; su mundo, este espacio, cuya luz como “amor” todavía no ha despertado y que por tanto todavía tiene que nacer.
Cada segundo hay seres humanos abandonando la vida material, cada segundo hay almas siendo atraídas, las leyes vitales se viven y este mundo, como el mundo astral y espiritual, se va llenando.
Ahora hay cada vez más gente en la tierra que llega a la terminación del ciclo material, por lo que más adelante vivirán aquí millones de seres humanos, millones de almas y criaturas de Dios en tinieblas.
El grado de vida más elevado se ha liberado de la materia, los demás volverán para alcanzar esa altura para el organismo humano, pero ahora el alma está ante las leyes vitales espirituales, el despertar de la personalidad y ¿ante qué otros rasgos, maestro André?
—El alma está ante el alumbramiento y la creación de la personalidad espiritual, ante el amor, la armonía, el ser uno con Dios.
—Esa es la respuesta, hermanos míos, y esas leyes, pues, tiene que aceptarlas la criatura de Dios, para transformarlas en felicidad luminosa.
Percibimos que esto no es tan sencillo.
Está claro que aun así, a pesar de todo, o sea, estas tinieblas, despertará más adelante la luz vital dentro del ser humano, porque vivimos las esferas de luz y nos hemos asegurado de esa sintonización.
Ahora vengan, volveremos a la tierra material para seguir y terminar las eras para el alma, solamente después continuaremos.
Estamos nuevamente en la tierra y sentimos cómo se nos acerca su fondo, su latido.
Por medio de la paternidad y la maternidad, el alma ha comenzado con las eras para la madre tierra de su propio despertar.
El mundo astral ya estaba allí desde el principio de la creación, pero ahora el ser humano vive en eso en su grado de vida animal, inconsciente de todas estas leyes.
Este ser humano no conoce a ningún Dios, a ningún Cristo, y aun así tendría que seguir, ¿solo y por sus propias fuerzas?
Esas palabras se acercan a nuestra vida y tenemos que tenerlas en mente.
“Sí, ciertamente”, le mandamos de vuelta, “este ser humano no conoce ningún Dios, ningún Cristo, nada de amor, nada de felicidad, no hay nada en la tierra que pueda conducirlo al despertar espiritual, tiene que seguir y elevarse por sus propias fuerzas, volviendo a Dios”.
Cuando analizamos estos sentimientos, el maestro Alcar dice a André, y le pregunta:
—¿No es acaso injusticia, maestro André-Dectar, ahora que sabemos que el ser humano en el estadio actual conoce a Dios, por lo menos al Dios de la Biblia?
Cristo vino a la tierra, el ser humano ha asimilado algo, posee muchas cosas que estas criaturas de Dios no conocieron.
—Puedo contestarle, mi maestro.
Ciertamente, también yo pensé en estas posibilidades para el estadio actual.
Pero veo otras leyes y son divinas, y significa que la sintonización divina vive dentro del ser humano, y que esa sintonización se lo da absolutamente todo al ser humano.
—Así es, y ¿qué es ese “absolutamente todo”, maestro Zelanus?
—La sintonización divina, mi maestro, por la que la “Omnimadre” comenzó con la propia revelación, reconduce al ser humano al “Omnigrado” consciente.
Y eso significa que aun así, a pesar de su conocimiento de muchas cosas, el ser humano tiene que vivir su vida interior para la sintonización divina interna.
Así que dentro del ser humano vive la animación divina, el empuje divino, el despertar y la vivencia de las leyes vitales divinas.
Aunque el estadio actual lo haya recibido absolutamente todo de Dios, a lo que pertenecen las artes y ciencias, las religiones y la fe, el ser humano está ante sí mismo y tiene que asimilar esas leyes vitales.
Por medio de la paternidad y la maternidad, y ahora para la vida interior.
Cuando el ser humano comienza con el bien, cuando está abierto a él, al amor armonioso, despertará por sí solo.
Así que la injusticia está fuera de consideración, mi maestro.
Creo que este ser humano tiene las cosas más fáciles que el del estadio actual.
—¿Es cierto eso, André-Dectar?
—Sí, maestro, porque aquí el ser humano no podrá vivir demencia religiosa.
Lo que ha sentido el ser humano para estas eras es su lucha con la vida en la tierra, su comida, y nada más.
Pero ¿qué representa el estadio actual?
Lo posee todo, pero ¿qué es ese “todo”?
El ser humano de mi siglo posee luz material, pero ¿qué es eso?
¿Qué son las posesiones en la existencia material, social?
Nada y a la vez absolutamente todo, pero precisamente por eso se ha dividido el ser humano, mi maestro, por lo que no veo ninguna injusticia.
—También eso es verdad, mis hermanos.
Sin duda, las eras para el alma viven una conciencia separada.
Pero no se puede hablar de injusticia, porque la paternidad y la maternidad, también el renacer, son las leyes que hacen despertar al ser humano y por las que lo ha recibido absolutamente todo de Dios.
El ser humano que dentro de millones de años pertenecerá al estadio actual no posee otra cosa que el de esta era.
Y entonces podremos constatar más adelante que el beneficio material no crea para nada conciencia espiritual.
Es la vida interior, y esa es la personalidad astral como un ser espiritual.
Pero significa además, aunque el ser humano de su estadio actual conozca a Dios, aunque Cristo haya vivido en la tierra, que el ser humano tiene que asimilar esas leyes vitales para su vida espiritual, y eso también ellos tienen que aceptarlo para estos tiempos.
Pero además tienen que aceptar que el ser humano de ese estadio lo ha alcanzado por sus propias fuerzas.
Pero esas propias fuerzas viven dentro del ser humano, y esa es la sintonización divina, ese núcleo quiere despertar y hacerse consciente, nada puede asfixiar ese núcleo ni imponerle el alto, el alma como parte divina continúa y tiene que hacerlo, ¡y es que va a volver al “Omnigrado”!
Cuando más adelante accedamos a las esferas de luz, o sea, el mundo para el ser humano en el estadio actual, veremos y viviremos que el ser humano simplemente no puede vivir injusticia, porque tiene que asimilar esos mundos interiores como esferas de luz.
Para nada, no se puede vivir ninguna diferencia.
Aunque el estadio y la era actuales posean felicidad humana, y por tanto material, posesión material, el ser humano de este siglo no conoce a Dios ni a Cristo, para quien vivimos estos viajes.
También el ser humano del siglo XX se vale por sí mismo y tiene que espiritualizar los mundos para sí mismo, nadie puede ayudarlo, ningún Dios, ningún Cristo, ¡porque como seres humanos hemos de asimilar Sus leyes vitales!
Lo que vive aquí, pues, es un ser humano sin conciencia, lo que percibe este son sentimientos y pensamientos animales, pero la tierra continúa y da a su vida los sentimientos y pensamientos materiales.
Es lo que ahora seguimos y vivimos.
El ser humano sigue viviendo en la selva, cuyos grados de vida sigue teniendo todavía también el estadio actual, pero cuya conciencia para el estadio actual conocemos.
Es decir que la madre tierra todavía no ha alcanzado la concienciación espiritual, y que solo ha comenzado con sus años de pubertad.
Para ella misma y sus hijos, la tierra vive entre el “tercer y cuarto” grado de vida para esta concienciación, y tenemos que aceptarlo.
Es lógico que la atmósfera para la tierra cambiará su vida y que desaparecerán los organismos prehistóricos, pero así llegará más conciencia para el alma como ser humano.
Las leyes vitales del espacio, el sol y la luna y los demás planetas y además las estrellas, también reciben más conciencia, pero la tierra despierta por la luz paterna del espacio.
Pero ven que el alma como ser humano continúa y vivimos ahora una era tras otra para el ser humano, para que más adelante, o sea, dentro de millones de años, poseerá el grado de vida material.
Vemos así cómo cambian los organismos humanos.
También la vida en las aguas y la madre naturaleza, que es despertar para todo lo que vive.
Mientras tanto, el alma comenzará en el mundo astral con su vida espiritual, y más adelante, cuando, como ya dije, seguiremos los infiernos en la vida después de la liberación del mundo material.
Miren ahora estos organismos imponentes para el ser humano y el animal.
Sabemos que la madre tierra terminará este organismo, que lo embellecerá, pero todavía tomará millones de años antes de que llegue ese momento.
Pero la vida continúa, el macrocosmos sigue siendo uno solo con el microcosmos, ya no se puede hablar para nada de disarmonía, solamente la vida interior ha abandonado esa armonía, pero recibe la posibilidad de repararse y enmendar.
Así que vemos que el alma como ser humano tiene que vivir grados de vida preanimales, pero entonces siguen los animales, y solamente después los prehistóricos, de los que el estadio actual tiene que vivir el grado de vida material como conciencia corporal, ¡y al que pertenece André!
¿Es cierto, André?
—Sí, mi maestro.
Su vida llegará a controlar lo que tiene que vivir la tierra.
El organismo se dilata, todo se dilata, nada se queda atrás, porque esta vida tiene que volver a Dios.
También el universo se dilata y se hace más denso, porque el sol se hace más fuerte.
Así veo materializado el camino vital para el ser humano, pero el alma misma tiene que comenzar con su avance espiritual.
Y hay armonía en todo, mi maestro.
La tierra acelera conforme se ha ido haciendo más fuerte la luz del sol, también eso se puede vivir ahora.
Así veo esta unión divina.
El sel empuja e infunde vida a toda la vida del espacio, y el organismo humano da despertar al alma.
Aunque este despertar sea preanimal, la vida interior consciente continúa.
Eso hace que cambie la vida en la tierra y en el otro lado, mi maestro.
—Le agradezco estas palabras, tenemos que aceptarlo.
En efecto, una y otra vez tenemos que inclinar la cabeza ante la justicia divina.
En la tierra, la vida continúa, pero también interiormente la tierra se encarga de sus propios sistemas, se densifica y endurece su corteza exterior.
Ahora una pregunta vital definitiva, maestro Zelanus.
¿Tenemos que aceptar que la tierra, cuando viva su proceso de muerte, será como la luna lo vive ahora para el estadio actual?
—Sé lo que usted percibe, mi maestro.
Puedo decirle: de ninguna manera, la tierra no será como la luna para su muerte, porque la tierra ha podido densificarse y endurecerse para eso, así que ya no es posible, y no puede vivirlo.
—También esa respuesta es correcta, hermanos míos.
De ninguna manera, no es posible, porque al planeta tierra se le ha dado otra tarea para llevarla a cabo, y ha podido densificarse, eso su madre no pudo vivirlo, pero es lo que nos permite constatar el estadio subsecuente.
No obstante, el alma como ser humano vive sus eras y asimilará su estadio actual, que mientras tanto hemos seguido.
Ya no nos hace falta seguir el desarrollo de la madre tierra, conocemos su despertar generalizado.
Así que lo que hemos podido vivir es para nosotros y para la Universidad de Cristo, que la tierra ha creado siete grados de vida materiales y otros tantos espirituales.
El alma tiene que vivir cada uno de esos organismos, pero interiormente ha asimilado las leyes y finalmente, pudo despedirse de la tierra.
Todo esto nos enseña que el alma ya ha vivido en la tierra, que no se le pudo matar por ninguna ley vital terrenal, ni por calentamiento y eras de enfriamiento, o Dios habría visto destrozada Su creación; no obstante, esa disarmonía no pudimos vivirla en ninguna parte.
El alma como ser humano continuó, pudo protegerse para todas estas eras.
Y mientras tanto, el organismo humano se ha densificado y ampliado, la madre naturaleza no se quedó atrás, toda la vida sigue poseyendo aún esta unión.
Es imponente lo que creará la madre tierra.
Y entonces el alma como ser humano podrá decir, yo soy la que ha completado el tercer grado de vida cósmico, y también venceré el mundo espiritual para mi personalidad.
¿Hay algo más?
¿Perciben que podemos continuar?
¿O sigue el “Omnigrado” infundiendo alma a sus vidas?
Sé que pronto además viviremos el timbre humano, cuya división se nos concedió ver en la luna, por lo que también para eso seremos capaces de analizar el milagro divino.
¿No es cierto? Allí el alma se ha dividido para cada una de todas las leyes vitales.
Su alma gemela carga a su otro “yo” y nosotros como seres humanos hemos de vivirlo.
Pero las eras hicieron posible que los rasgos divinos se pudieran densificar, y la madre tierra terminará con su tarea.
Ahora mi vida se cierra.
Me encuentro ante otras leyes vitales.
Lo que veo ahora es la causa y el efecto de su vida y ser, también eso tiene que aceptarlo el alma como ser humano.
Qué caos creará el alma.
Tenemos que seguirlo ahora.
No habrá ninguna ley vital.
Por eso volvemos a la armonía espacial.
Tendrá que vencer las leyes vitales disarmónicas, o no habrá ningún tipo de avance.
No habrá ningún tipo de ampliación para su personalidad espiritual.
Consignamos para la Universidad de Cristo:
¡para el alma como ser humano, cada era fue despertar!
¡La “Omnimadre” no ha creado injusticia!
¡El alma como ser humano vencerá el cosmos material!
¡El alma como ser humano vivirá allí su vida espiritual!
¡El alma como ser humano es una personalidad astral!
Y ahora, ¡a seguir!
¡Sintonicen con su “causa y efecto”!
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