El desarrollo del organismo humano

El maestro Alcar continúa inmediatamente y dice:
—Hermanos míos, hemos llegado hasta este punto, este es el estadio más elevado para la luna, en que hemos vivido el estadio de pez.
Antes de seguir el desarrollo humano, primero analizaremos algunas leyes y podremos comenzar a hacer preguntas.
Porque sabemos que la luna es la “Omnimadre” para este universo, pero ¿también esas leyes se pueden vivir y seguir ahora?
Tenemos que saber continuar y se nos concedió conocer también esas leyes, porque también para el estadio actual el universo ha densificado esas posibilidades vitales; nacieron planetas, soles y estrellas.
Ahora se me va infundiendo alma, sé lo que quieren los maestros que vivamos para la criatura de la madre tierra, pero por lo que constatamos que es posible continuar.
Todavía estamos conectados con el estadio actual, pero te pido que te sintonices con el estadio de pez para vivir desde allí otra leyes, si más adelante queremos abarcar con la vista este conjunto cósmico.
Ahora la luna vive su proceso mortuorio y vuelve a Dios.
También la vida de ella ya ha alcanzado el estadio divino.
Pero en estas orillas vemos su vida y tenemos que seguirla; el alma como un ser animal ha completado para aquí su ciclo.
Le pregunto: ¿por qué esta vida sale trepando de las aguas?
El organismo todavía no tiene la conciencia terrestre y significa que es el final irremediable para este ser.
Y aun así este animal va en busca de la muerte; la urgencia de vivir obliga la vida a continuar.
Y esto, pues, hermanos míos —pueden percibirlo y por tanto vivirlo, constatarlo para ustedes mismos—, es la sintonización divina de esta vida, la voluntad de continuar, tiene la obligación de elevarse más, para que tengamos que aceptarlo.
Donde llegaremos ahora vivirás estas mismas leyes como sentimiento; una y otra vez constatarás que la vida tiene ese impulso por dar a luz y crear, lo que infunde alma a toda la vida de Dios...
Ya hemos visto que este ser animal posee absolutamente todo lo de Dios, y por tanto podemos seguir el desarrollo corporal.
Ahora es posible volver la vista a su propio pasado.
Pero además mirar a su futuro.
Aquello con que estoy conectado ahora es también la vida y conciencia futura de la luna, pero que puso en manos de sus hijos, ser humano, animal y planta, madre naturaleza.
La luna, pues, emitió al espacio su energía viviente.
También se encargó, durante su alumbramiento y creación, de su vida y conciencia cósmicas, y lo viviremos más adelante, pero nos hizo constatar que por medio de su energía nacieron otros cuerpos, y accedemos a los siete grados de vida para el universo o bien los planetas secundarios, que estarán listos para atraer la primera vida, precisamente este estadio de pez.
Eso tenemos que vivirlo para la Universidad de Cristo.
Debido a que la luna pudo comenzar con su densificación influenció otra vida en el universo, que adquirió una entidad propia por medio de la división de Dios.
Pero ¿qué vivirás, mi hermano André, si las leyes hablan a tu vida?
—Lo que veo, mi maestro, y por lo que recibo esta unión, es que por medio de la división divina nacieron miríadas de chispas cósmicas, y que esos cuerpos, ahora todavía espirituales, reciben animación de la luna como madre, o no se podría hablar de ninguna manera de continuación.
—Eso es muy correcto, es lo que tenemos que seguir antes de que podamos despedirnos de la luna; o sea que los maestros quieren que constatemos que por medio del proceso de alumbramiento para la luna, además, llegaron a estar listos otros cuerpos astrales para acoger su vida materna.
Ya puede usted aceptar que ahora también nos vemos ante las leyes armoniosas de Dios para el universo.
Alrededor de la luna, pues, se encuentran dentro de este espacio cuerpos astrales con sintonización macrocósmica.
Esos cuerpos, pues, todavía no han podido participar en el alumbramiento y la creación, y eso es de relevancia esencial y se puede vivir, porque así, hermanos míos, constatamos que ahora también podemos vivir las siete leyes consecutivas de alumbramiento y creación, o nos veremos ante mundos disarmónicos.
Pero si aun así esos cuerpos hubieran podido comenzar a dar a luz y a crear, o sea, por sus propias fuerzas, entonces tendríamos que aceptar que ha nacido vida al margen de la luna como madre.
Y es que no puede ser posible, porque entonces ya no se puede vivir armonía, y nos vemos ante un caos universal.
Así que consignamos para la Universidad de Cristo:
“La luna creó la posibilidad de continuar para su vida.
Y eso significa que la luna como madre ha infundido alma a planetas secundarios; que, antes de que su vida hubiera alcanzado lo definitivo, también habría densificado esa unión cósmica, puesto que irradiaba su aura vital y que la estaban succionando esos planetas como cuerpos astrales.
Perciban esto de manera inmaculada, hermanos míos, porque estas son leyes fundamentales, para el sol y la luna y para nuestra continuación humana y animal.
Pero ¿gracias a qué se puede ver y vivir eso, maestro Zelanus?”.
—A que el sol y la luna eran uno solo para este estadio, el embrionario.
Y para el universo entero es solamente una posibilidad, mi maestro, y solo han nacido dos leyes esenciales, y representan la paternidad y la maternidad porque hemos vivido esas leyes por medio de la “Omnifuente”.
—En efecto, esa es la respuesta.
Solamente ha nacido la paternidad y la maternidad para el universo.
La “Omnimadre” o la “Omnifuente” son capaces de infundir alma, pero únicamente para sí mismas.
Por lo tanto, en el universo no se puede vivir nada más que esta paternidad y maternidad macrocósmica.
Y ahora vemos, aunque en este espacio se encuentren miríadas de chispas de Dios con sintonización macrocósmica, que absolutamente toda esa vida sí que tiene que aceptar el sol y la luna, porque estos —ahora viene el fundamento para la “Universidad de Cristo”...— representan la paternidad y también la maternidad.
Así que esta paternidad y maternidad tendrá que alumbrar y crear para sí misma, o sea, no solo para el macrocosmos, sino además para el universo, pero por lo que se crean ahora los planetas secundarios.
¡Es la palabra de los maestros!
Constatamos así que el sol como padre y la luna como madre crearían nueva vida para el universo y que han llegado a controlarla juntos.
El universo se ha dividido, pero para de la paternidad y la maternidad.
Contemplen ahora el sol como fuerza iluminadora, por la que la luna pasó a la densificación, y podemos aceptarlo.
No obstante, cuando la luna comenzó con su primera vida, cuando se manifestó esa escisión y nosotros recibimos la vida embrionaria, esa energía consciente y por tanto material también se fue al espacio y fue succionada por cuerpos astrales, a los que les tocó representar un lugar propio al margen de esta maternidad.
¿Qué ocurrió en ese momento, maestro André-Dectar?
—Cuando la luna emitió su energía densificada, infundió alma a ese otro cuerpo, forzó a ese cuerpo astral a que acogiera su irradiación ya densificada.
—Eso también es correcto, hermanos míos, pero ahora, el siguiente instante.
Porque nosotros como seres humanos y el animal hemos continuado.
Pues bien, ¿no fue capaz ese otro planeta —al menos se convertiría en planeta...— de encargarse por sus propias fuerzas de las leyes de alumbramiento de la luna, o sea, como pudo vivirlas la luna?
Lo que percibo y veo dice: para nada, no es posible.
Pero ¿por qué no, maestro Zelanus?
—Porque este es un estadio más avanzado y más elevado, mi maestro, ¡y significa que esos cuerpos no pueden vivir el primer proceso de alumbramiento cósmico de todos!
Porque esa es la posesión de la luna como madre y aquello en que miramos y cuyas leyes vivimos es un estadio más avanzado.
—Así es, hermanos míos, estas son las leyes para el sol y la luna, pero por las que se densificó el siguiente estadio.
Y ese estadio, pues, atraerá a esta vida del alma; o sea que esta vida de pez continúa, porque también la luna ha densificado un organismo para el universo, y nosotros conservamos esta armonía divina.
Y ¡eso significa, pues, que la luna ha creado la vida del alma para este espacio!
Y significa además:
la luna dio la sintonización divina a la vida propia.
Es la luna quien ha llegado a tenerlo en sus manos, y nos los siguientes planetas, por lo que queda manifiesto que todos esos otros organismos cósmicos, entre los que está la tierra, ¡son hijos de este padre y esta madre!
Así que llegamos a estar ate las leyes divinas “armoniosas”, y podemos seguirlas y vivirlas.
Pero ¿qué hay, pues, de la Biblia?
¿Por qué no contó nada de todos estos milagros divinos?
La respuesta es: ¡los autores de la Biblia todavía no habían llegado a ese punto!
¡Ningún ser humano en la tierra ha vivido estas leyes, solo ahora es posible!
Ahora vamos a continuar.
Ese impulso está presente en nuestra vida como pez.
Pero también está listo el espacio y puede acogernos, lo que viviremos más adelante.
Así que está claro que aquí todavía poseemos esa armonía divina, todavía no hemos creado leyes de vida disarmónicas.
También en esto la muerte es una providencia divina, ¡este morir es evolucionar!
El morir de aquí nos da:
despertar corporal.
Ampliación corporal, que vivimos por medio de la paternidad y la maternidad.
Este morir aquí para la luna es la aceptación definitiva, pero es posible continuar.
Nosotros como seres humanos, pronto también el animal, queremos continuar, tenemos que volver al “Omnigrado”.
Y lo hemos recibido por medio de la densificación de la luna, por medio de esta unión universal para la paternidad y la maternidad macrocósmica, y surgieron los planetas de transición.
Esa benevolencia divina nos reconduce al “Omnigrado” consciente, no hay nada en el espacio que detenga nuestra vida divina, porque esas leyes no existen, no las creó el sol y la luna.
Así que podemos decir a los teólogos en la tierra:
“¡Fue en la luna donde los primeros Adán y Eva vivieron el paraíso espacial, y no en la tierra!”.
Pero a la par de estos primeros Adán y Eva, millones de chispas de Dios estaban listos como peces y continuaron.
Qué disparatada es, pues, esa historia de la Biblia, ¿no?
Qué infantilmente ingenua, ahora que se nos concede contemplar la veracidad.
Por supuesto, la Biblia relata el desarrollo de la Casa de Israel, pero los hijos de Israel nacieron aquí en la luna y fue aquí que les tocó ver y aceptar la entidad divina.
Una y otra vez volvemos a los autores de la Biblia, y si hace falta, hermanos míos, ¡los llamamos a que vengan a nosotros para prestar testimonio sobre la criatura de la madre tierra!
¡Y se tienen que inclinar ahora ante la “Universidad de Cristo”!
¡En nuestras manos se puso la gracia de escribir la nueva Biblia!
¡Así que esto no es morir!
¡Esto es evolución!
¡Esto es despertar!
Eso es para el ser humano y el animal, después llegó la madre naturaleza... Madame Blavatsky... ¡el vencimiento de este universo!
El animal todavía yace aquí, vive la muerte, pero el alma de este ser animal, ahora ya una vida de pez y como personalidad, continúa.
Por lo tanto, vivimos así un inicio divino y el final para la luna como madre.
El ser humano comienza ahora con su revelación cósmica, nada detendrá a esta vida.
Y el tiempo no tiene relevancia, únicamente las leyes tienen algo que dar a la vida de Dios, que llegaron a vivir la forma propia por medio de la paternidad y la maternidad, y nosotros, creando y alumbrando, más adelante, nos convertimos en hombre y mujer.
El sol y la luna han determinado a donde nos iremos ahora.
Han densificado el siguiente estadio, pero para nosotros, para toda la vida que volverá con nosotros al “Omnigrado”.
Así que el universo nos dará esa posibilidad y no podía cambiarse en nada; así mismo son las leyes divinas.
Ahora los planetas de transición están dispersos en el universo.
No obstante, hermanos míos, vivo ahora algo distinto, y también tenemos que hacer esa pregunta.
Debido a que densificaba su vida, la luna ha creado una atmósfera propia que no es nada más para la vida de Dios que la fuente que se encarga del aliento vital.
Y ese espacio está presente aquí.
¿Por qué, pues, no vemos los planetas de transición en esta atmósfera y están dispersos por el universo?
¿Es usted uno solo con esto, y está conectado con ello?
Contéstenos entonces, maestro Zelanus.
—Puedo contestarle, maestro mío, porque vivo también esas leyes.
Se nos ha concedido vivir la entidad para cada una de las células.
¿No se ha creado eso, pues, para los planetas?
—Exactamente, eso es lo que importa, hermanos míos.
Si la vida de la luna quiere vivir un desarrollo más elevado, no es posible recibirlo y vivirlo dentro de su espacio vital, sino fuera de su atmósfera, ¡solamente allí accederemos a ese estadio más elevado y consciente!
Ahora está muy claro que viviremos una evolución más elevada fuera de la atmósfera para la luna como madre, pero albergando en nosotros todo lo que hemos densificado por medio de la paternidad y la maternidad.
Y por tanto surgirán así siete grados de vida consecutivos para esta continuación con sintonización macrocósmica.
Sabemos ahora que el planeta Marte es madre y que ha dado a luz.
¿No es posible acaso que hagamos la transición inmediatamente a su vida y conciencia para continuar nuestra vida, André-Dectar?
—De ninguna manera, mi maestro, tampoco es posible, porque hemos vivido siete leyes de densificación consecutivas para la paternidad y la maternidad, y por tanto tampoco somos capaces de vivir ese salto espacial para nuestra evolución, ¡tenemos que aceptar estas leyes de vida consecutivos!
—En efecto, también es la respuesta espacial, hermanos míos.
¿Dónde podemos vivir esas leyes para la tierra, maestro Zelanus, y las encontramos para nosotros como seres humanos?
—¡Donde los tipos de raza (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es) en la tierra, mi maestro!
—¡También es correcto!
Porque la madre tierra ha tenido que vivir las mismas leyes.
Creó estos grados de vida consecutivos para el organismo humano.
El ser humano y el animal empiezan en el estadio selvático y viven siete transiciones corporales para acceder a la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), a la que pertenecen, según ya sabemos, los pueblos orientales.
Así que volvemos a encontrar estas leyes cósmicas y corporales en la tierra, y también se las puede seguir y analizar allí.
Requieren el análisis universal y son los fundamentos para la Universidad de Cristo, pero ¡así llegamos a tener el control del universo!
Por lo tanto podemos constatar ahora mismo que nuestra vida interior tiene sintonización con el planeta de transición que la luna ha creado como madre.
Somos uno solo en todo, para cada una de las leyes de vida que tiene que poseer el planeta de transición como conciencia.
Y así continuamos.
¡Así que pronto nos atraerá ese cuerpo cósmico porque morimos!
¡Y esa es una ley armoniosa!
¡Así, por medio de mis hermanos, vemos que el macrocosmos y el microcosmos son uno solo!
¡Y que seguirán siéndolo hasta en el “Omnigrado” divino!
Así que el grado de vida consecutivo nos conduce hasta ese estadio, y tenemos que aceptarlo.
Por lo tanto, la atmósfera fuera de la anilla lunas posee conciencia elevada.
También nosotros y toda la vida hemos vivido esa conciencia, estamos listos para acceder a esa paternidad y maternidad, y así volverán a surgir, por medio de esos cuerpos, otros grados más de conciencia elevados, hasta que vivamos lo más elevado para este universo, que es la madre tierra.
Significa, por tanto, que tenemos que seguir “tres grados de vida cósmicos”, y que el tercero ha creado el “cuarto grado cósmico”, y lo hemos visto.
Este ser uno, estas leyes para la armonía hacen, pues, que pronto seguiremos como alma y como personalidad de pez.
Todavía no es puede hablar de conciencia humana.
Así que ¿qué puede decir usted, maestro Zelanus?
—Ahora que mi vida es una sola con la evolución divina, vista y vivida como conciencia lunar, que viviré leyes de dilatación consecutivas para el desarrollo de mi existencia orgánica, pero además para la vida interior.
Y además el sol y la luna crearon esos estadios para el universo, pero llegamos a tenerlos en nuestro control y significa un despertar nuevo, elevado para el alma, el espíritu y la materia, mi maestro.
—Le agradezco esta respuesta, así mismo es, y tenemos que aceptarlo.
Hemos nacido por medio de la luna y además esa irradiación posee el siguiente estadio.
El sol y la luna han determinado el lugar para esa conciencia, ¡por medio de la que, sin embargo, llegamos a conocer a Dios como “leyes armoniosas”!
Es por medio de esto, hermanos míos, que nos arrastramos fuera de las aguas y queremos vivir este morir.
¡Constatamos infaliblemente que la muerte significa, para la ley de vida que sea, evolución!
Ahora el alma adquiere un organismo humano para la madre tierra, y es el espacio para el ser humano de la tierra.
El alma aquí como ser humano, para este estadio de pez, se queda dormido.
Y ese quedarse dormido no es nada más que llegar a estar listo para el siguiente grado de vida.
Ahora el sol y también la luna crearon solamente un organismo, y ese cuerpo está listo, para nosotros y para el animal, para la flor y la planta.
Pero ahora, hermanos míos, me llega: “¿Quién es, pues, el que da conciencia al siguiente planeta?
¿Es la luna o el sol?”.
Y entonces veo que como seres humanos y animales infundiremos alma a ese cuerpo astral, que lo conduciremos a ese despertar material, porque somos nosotros quienes adquirimos esa conciencia para la entidad nuestra.
¿También esto les queda claro?
El “Omnigrado” consciente quiere que sigamos también esas leyes, por lo que se manifiesta... que el ser humano dio la conciencia adquirida a los estadios subsecuentes.
Y eso quiere significar para Dios que recibimos “Sus” derechos vitales y que tenemos la obligación de representarlos para cada uno de los grados de vida que todavía están por llegar.
Así que poseemos creación divina; nosotros, como seres divinos, poseemos todos los derechos vitales de Dios, para la paternidad y la maternidad, pero además para las leyes de dilatación para todos los planetas madre.
Damos conciencia, infundimos alma a los planetas que ahora reciben densificación por medio de nosotros, porque moriremos, pero además poseeremos el renacimiento.
Por lo tanto, estos son fundamentos cósmicos para nuestra existencia humana y también animal, también para la madre naturaleza.
Así que consignamos para la “Universidad de Cristo”:
“Fue el ‘ser humano’ quien dio conciencia al siguiente planeta.
El ser humano trajo animación nueva y despertar material y también espiritual para el siguiente estadio.
El ser humano evoluciona y posee su propia conciencia para la siguiente ley vital, ¡por lo que puede comenzar la vida nueva!”.
¡Pues bien, más adelante todas las estrellas, los planetas y soles conscientes y también inconscientes que pudieron emprender la vida propia por medio de la densificación espacial formarán parte de este organismo único que es el universo!
Solamente la paternidad y la maternidad dominan y siguen haciéndolo, porque ¡estos son los fundamentos divinos para esta armonía, para esta unión!
Y significa también que la tierra como planeta solo pudo comenzar después con esa densificación, solo cuando como seres humanos hayamos alcanzado ese estadio.
Si esto no se hubiera creado de esta manera, también la tierra ya habría tenido que aceptar su muerte, pero la madre tierra solo comenzó con su evolución hace diez segundos cósmicos.
Ahora los segundos cósmicos significan millones de años, pero también esas leyes de dilatación llegaremos a conocerlas todavía para la tierra.
Todos esos cuerpos para el estadio actual —se nos concedió vivir durante nuestra primera travesía— tuvieron que llevar a cabo una tarea propia y forman parte de este organismo macrocósmico.
Entonces estamos ante la paternidad o bien la maternidad para el espacio, pero además ante la paternidad y maternidad semiconscientes, a las que pertenecen los planetas Júpiter, Saturno, Venus, Urano, los meteoros.
La estrella como tal representa la paternidad y es y sigue siendo sentimientos creadores, materia creadora.
Y no nos hace falta dudar de esto, hermanos míos, el universo nos ha convencido de ello.
Ha entrado alegría en mi vida, porque ahora podemos continuar.
¡Se ha asegurado nuestra continuación!
Para eso la luna como madre creó una ley vital consecutiva como planeta de transición, para nosotros el primer estadio para el “segundo grado cósmico”.
O sea, el primer nacimiento para la animación elevada.
¡Eso también es un planeta!
Sabemos ya que Júpiter, Saturno y Urano no han podido vivir maternidad alguna, porque ¡no era necesario para el universo!
Es que no son para nada planetas maternos, son órganos de respiración serviciales para este espacio y nada, ¡nada más, astrónomo de la tierra!
Pero la paternidad y la maternidad ya está asegurada, y eso ocurrió en y durante los primeros segundos para la luna como madre.
Desde ese momento constaba que ella daría a luz y crearía su vida, y a toda esa otra vida se le dio a cumplir una tarea propia a la que pertenece esta vida.
Así que vamos a continuar, porque ¡el espacio nos acoge y además nos espera!
Y ahora vemos que la “voluntad” de nuestra vida es una ley divina y que no tenemos otra opción que abandonar las aguas.
Eso nos da ahora: que pronto poseeremos la conciencia terrestre y que también conduciremos esos órganos al despertar corporal ¡y que eso tiene que ocurrir de manera infalible!
En todo se nos da a vivir nuestra unión cósmica, y se lo ha dado la “Omnimadre” a sus leyes de dilatación, para la paternidad y la maternidad.
¡Así que no se puede vivir disarmonía!
Y ahora, hermanos míos, podremos despedirnos de la luna y sabremos lo que viviremos pronto.
Pero volveremos aquí para el despertar de la vida del alma.
Solo entonces viviremos los “sentidos” divinos y entonces los seguiremos para nuestro despertar humano.
Sepa ahora que los “sentidos” humanos son rasgos divinos.
Pero entonces llegará usted a saber cómo la luz ha entrado en el ojo humano y animal, cómo adquirió también esa conciencia.
Y ¿entenderá usted además de qué somos capaces ahora?
Se convertirá en su bendito desarrollo, pero además se convierte en sus leyes de justicia para la paternidad y la maternidad para cada uno de los mundos que surgirán.
Ahora sintonícese usted mismo con la liberación de este estadio de pez.
Ahora vamos a vivir cómo continuó el alma como ser humano, qué fue lo que la atrajo y lo que ahora hemos analizado.
Así que más adelante se encontrará usted ante la verdad y también la realidad de estas leyes, y podrá ver si de verdad ha visto y se le concedió vivir lo que han creado el sol y la luna.
Así que más adelante usted mismo podrá convencerse de esta verdad.
Nosotros, mi hermano André, ya hemos vivido estas leyes miles de veces para nuestra vida espiritual, porque así hemos llegado a tener en nuestras manos nuestra conciencia cósmica.
Y lo recibirían el hombre y la mujer de la madre tierra si poseyeran amor para la vida espiritual.
Sócrates, Platón, Aristóteles, Ramakrishna, Buda, Annie Besant y Blavatsky han tenido que vivir estas leyes, pero fueron capaces de hacerlo; representamos cada una de estas leyes como almas gemelas.
Ese es su viaje cósmico después de la muerte en la tierra, y así se preparan para el “cuarto grado de vida cósmico”.
Solo ahora pueden decir: hemos vencido este universo.
Así que el universo fuerza al ser humano a vivir y analizar cada fuerza de densificación para la conciencia espiritual adquirida.
¡Eso es la vida en el otro lado!
¡La vida dentro del “mundo astral y consciente” espiritual!
Le pregunto: ¿puede el ser humano vivir estas leyes de manera más clara ahora que como seres humanos conscientes somos capaces de seguir el universo?
¡Así el ser humano como hombre y mujer llega a tener bajo su control el universo como posesión divina y podrán aceptar ustedes para la tierra que el hombre y la mujer poseen “sintonización divina”!
Más adelante, cuando se haya completado el ciclo terrenal, el ser humano de la madre tierra, mi hermano André, hará verdaderos viajes cósmicos y ¡será el regalo humano y divino para el desarrollo propio!
Pero ¿entiende usted lo que esto significa?
Por eso se me concedió darle este pensar y sentir universales durante la escritura de ‘La cosmología’ en la tierra.
Así puede saber que somos uno siempre, eternamente, y que por eso vivimos esta armonía cósmica y podemos traerla a la tierra.

¡Si destruye la vida de Dios, se destruirá a sí mismo!
¡Si engaña la vida de Dios, se engañará a sí mismo!
Cree disarmonía allí en la tierra y no podrá vivir conciencia espiritual alguna detrás del ataúd, porque estará creando tinieblas y ¿no están listos estos viajes para su vida?
¡Así que está en sus propias manos!
¡Y esto para la criatura de la madre tierra!
Quien quiera vivir armonía puede continuar y tiene que hacerlo.
Quien en la tierra mancilla la vida de Dios, la deforma y violenta, o sea, quien detiene este desarrollo, está al servicio de las tinieblas y no de la luz, no para la personalidad consciente y espiritual, y ¡se golpeará a sí mismo!
Así, hermanos míos, el alma como ser humano ha quebrado su contacto espacial, su unión universal para este “amor gemelo” divino.
Es la destrucción del plan divino, el oscurecimiento de leyes vitales que se han alumbrado en amor inmaculado.
Y ahora mismo, hermanos míos, alcanzo la unión con esta vida del alma.
¿Usted también?
Ahora la “Omnifuente” está diciéndome elevando la voz: “Vuelve a mí”, y volveremos.
Ahora nuestra continuación es evolución divina.
Ciertamente, vivimos milagros, como seres humanos tenemos que inclinarnos ante esta realidad.
¿Entiende usted ahora que el alma se está quedando dormida y que ha de volver al estadio embrionario?
Esta conciencia de pez vuelve a hundirse hasta en el primer estadio para el nacimiento y se alejará de este espacio, debido a que —lo acabamos de vivir— está listo nuestro siguiente estadio.
Soy consciente, hermanos míos, pero para el alma es el estar listo para el siguiente estadio.
Ay, Biblia, ¿dónde está ahora el barro?
Porque somos el aliento vital para el siguiente estadio.
¿No es raquítico aquello que han imaginado los autores de la Biblia?
Y todavía lo aceptan millones de personas de la madre tierra.
Percibo, hermanos míos, que abandonamos la esfera de la madre luna.
Y percibo esa ampliación conscientemente.
¿No es milagroso eso también?
El siguiente estadio nos atraerá infaliblemente, porque ese estadio nació de nosotros, puesto que hemos vivido esas leyes.
¡Nuestra vida se dilata!
Ahora nos encontramos en el mundo astral, el mundo para el siguiente nacimiento.
Por tanto, ese mundo no ha cambiado en nada, hasta que accedamos al mundo astral, y es el otro lado.
Pero con esta conciencia adquirida comenzamos la vida en el siguiente planeta.
Y también ahora vivimos las leyes para la paternidad y maternidad.
¿Cómo fue el alma en su última vida en la luna?
Padre o madre.
Ahora le toca vivir las aguas, aunque con la conciencia adquirida y por medio de esta vive estas leyes vitales y también ahora se dilata, se densifica, despierta, hasta que haya alcanzado la conciencia terrestre.
Pronto comenzaremos con nuestro primer nacimiento, o sea, exactamente como en la luna, aunque con la diferencia de que hemos vivido millones de vidas, poseemos una evolución más elevada y avanzaremos cada vez más para vencer este universo, ¡lo que es posible!
Vamos de un planeta en otro, es decir, cuerpos que estarán a nuestro servicio.
Debido a que hemos analizado las leyes en la luna, ustedes podrán seguir y comprender su propio desarrollo.
Pero ¿entienden, hermanos míos, que despertamos, que hemos comenzado con nuestra primera vida embrionaria?
¿Qué ocurre ahora?
Succiono la animación que recibo por medio del planeta como madre.
Alcanzo la conciencia, traigo vida y animación a este organismo y me densificaré a mí mismo.
Y ustedes a la par de mí, y millones de pueblos con nosotros, porque somos esas primeras chispas de todas que llegaron a estar listas para esta evolución.
¿Puede decirse con más claridad?
De ninguna manera, ustedes viven estas leyes.
Así que hace un momento vivimos en el silencio de Dios, antes de comenzar con nuestro renacimiento, pero entonces llegó este despertar.
Y debido a que tenemos que volver a Dios, porque tenemos que continuar nuestra vida, este despertar alcanza nuestra conciencia y volvemos a encontrarnos ante la paternidad y maternidad.
¿Entienden, hermanos míos, que este morir y nacer es una misma ley?
¡La voluntad de la vida es continuar!
Y volveremos a vivir nuestra unión, volveremos a acceder al estadio adulto y luego morir, por lo que veremos asegurada nuestra siguiente vida.
Por lo tanto, tenemos que vivir también para este planeta millones de vidas antes de haber vivido también este espacio, cuyo “estadio definitivo” ya posee la conciencia terrestre.
Y también eso es comprensible.
Debido a que continuamos —en cuanto entidad humana—, damos además conciencia humana al planeta.
Lo hemos percibido y también visto en la luna, y ahora hemos alcanzado ese punto.
¿No es imponente, hermanos míos?
¿Puede usted seguir las leyes mías, maestro Zelanus?
—Sí, mi maestro, también André, también nosotros somos conscientes y vemos ahora que no hemos cometido error alguno, hemos alcanzado esta nueva evolución de manera infalible.
También nosotros volvimos a despertar y comenzamos con este desarrollo.
Es una revelación divina para la materialización de este universo.
Y también ahora alumbraremos y crearemos.
Ahora, mi maestro, podría hacer miles de comparaciones para la luna y para mí mismo, pero además para mi percibir y pensar en este planeta.
¡No hay diferencia!
Hemos seguido siendo padre y madre, y mi entidad adquirida no ha cambiado en nada, sino que tengo precisamente más conciencia, ¡porque ahora también mi vida se dilata!
Y eso, pues, es la densificación de mi organismo, mi maestro.
También percibo las fuerzas paternas que me llegan desde el espacio y puedo decirle: además, el sol se ha densificado y me llega como una fuerza animadora, ¡la luz en el espacio se intensifica!
También aquí, mi maestro, o sea, por medio del estadio de nebulosas hasta la materialización; no se crearon otras leyes.
—Gracias, maestro Zelanus, ¡esto es verdad!
También aquí, pues, las siete leyes de densificación consecutivas que nos enviarán a lo definitivo.
Sí, claro, el macrocosmos y el microcosmos siguen siendo uno solo.
Y ahora, alumbrar y crear, y pronto la muerte y después el volver al planeta.
¿Se puede vivir alguna otra cosa?
De ninguna manera, hermanos míos, estas son las leyes que hemos vivido en la luna y que también tenemos que aceptar todavía como seres humanos en la tierra, porque estas leyes no cambiarán jamás.
Lo que hemos de vivir para nuestra continuación pronto serán las posibilidades de dilatación, pero ahora vemos cómo al alma como ser humano también se le concedió vencer también este planeta, pero además los otros, que nos conducirán al “segundo grado de vida cósmico”.
Ahora cada nuevo nacimiento nos da más fuerza y ampliación.
No vivimos estancamiento.
Ahora me libero, hermanos míos, de este nacimiento, porque vamos a continuar conscientemente.
Ahora vuelvo la vista a todas estas revelaciones y al sol como la fuerza que impulsa, y ustedes viven su propia densificación y ampliación para la paternidad y la maternidad.
Millones de vidas, según acabo de decirles, vivirá el alma como ser humano antes de haber alcanzado el estadio definitivo, pero eso ya podemos contemplarlo en su conjunto.
Y ¿qué viviremos entonces, André?
—Que también ahora abandonaremos las aguas, pero que poseeremos más conciencia terrestre, porque es la intención para el desarrollo corporal humano.
—En efecto, lo viviremos más adelante.
A pesar de todo, hermanos míos, aun así más allá y más arriba, más conciencia corporal e interior, hasta que hayamos vencido también este planeta.
Así que aceptaremos y viviremos infaliblemente esta continuación.
¡Nada nos detiene!
Pero la luna termina su vida, millones de seres humanos vendrán todavía después de nosotros.
La luna sigue representando su proceso de alumbramiento, pero los demás planetas se alejan del sol y también eso hemos podido seguirlo en nuestro primer viaje para el universo.
Así que no solamente nos ampliemos nosotros, sino también la vida en el universo.
Poco a poco los planetas se alejarán del sol como la fuerza creadora, y es para la ampliación de nuestra vida interior y material.
Tampoco esas leyes vitales han cambiado en nada, y además podemos seguirlas para el estadio actual.
Así que este planeta es un “planeta de transición”.
Un estadio preparatorio para alcanzar el “segundo grado cósmico”.
No se puede vivir nada más.
Por lo tanto queda claro que a la madre tierra le toca vivir un lugar y una tarea sumamente distintas para la paternidad y la maternidad espaciales, porque recibirá esa ampliación y la representará para el ser humano y el animal y la madre naturaleza.
Y también de eso somos capaces si vivimos el estadio actual, si lo constatamos para la “Universidad de Cristo”.
Así que vamos adquiriendo más animación, más conciencia conforme morimos y volvemos a nacer.
Esas son las leyes de vida “absolutas” que ha creado y conducido a la densificación la “Omnimadre”.
Y ahora también vemos cómo surge la concienciación del planeta, por lo que volvemos a gozar de esta unión universal, y tenemos que aceptarla.
También aquí el animal alcanza la propia concienciación y tendrá que seguirnos, volveremos a vernos en la tierra.
¡El espacio despierta!
¡El universo se densifica por medio de la paternidad y maternidad!
Para el alma y también el espíritu, tras lo que se puede ver y vivir cada personalidad sin excepciones.
¿Han podido vivir ustedes otras leyes?
De ninguna manera, eso no es posible ahora ni nunca, ¡porque estas son las leyes de evolución divinas!
Ahora puede comenzar la vida en este planeta, también aquí hemos nacido dentro de las aguas y se densificará la materia, el mismo proceso que ha tenido que aceptar también la tierra.
¿Cómo es el universo ahora?
¿Cómo es, de cara a este estadio?
Tampoco el universo ha avanzado en nada, no conoce otra conciencia ni conciencia más elevada, ambos mundos todavía siguen siendo uno solo.
En nada es más consciente nuestra conciencia paterna y materna; la luna y el sol, nosotros como seres humanos, como hombres y mujeres, como sentimientos de alumbramiento y creación tenemos una misma sintonización.
¿No es milagroso?
También en la tierra, y notoriamente para el estadio actual vivimos estas leyes, por las que el ser humano llegará a conocerse a sí mismo.
¡Eso es el despertar espacial para las ciencias!
Cada grado de vida nos dirá: “¡Quiero ser vivido!”.
Cada ley nos dice, elevando la voz: “Tengo sintonización con el universo, soy uno solo y mantendré esa unión”.
Eso es divino, o no podríamos volver jamás al “Omnigrado”.
Y ahora, ¡a seguir nuevamente!
Contemplen ahora este ser animal, hermanos míos, y lo verán: no hay mucha diferencia con la luna.
¿Dónde más podemos ver este ser animal para la tierra, maestro Zelanus?
¿Es posible para el estadio actual?
—Sí, maestro, vemos el mismo grado de vida en los mares, pero ahora como una entidad animal.
—¿Qué significa eso, André-Dectar?
—Que el ser humano ha creado las sombras terrestres, y que las volvemos a ver de igual manera en las aguas.

—Muy cierto, porque por eso “Darwin” pensó que los seres humanos descendíamos de los monos, aunque las aguas también representan la vida piscianimal, con sintonización humana.
Un león marino, por ejemplo, nos representa para las aguas como vida animal.
Cuando sigamos esos grados de vida para el animal, también llegaremos a conocer esas leyes.
Pero estamos viendo que la conciencia lunar evoluciona, de manera corporal e interior.
Este organismo se dilata.
Ya ha abandonado las aguas y ahora puede comenzar con la vida terrestre.
Y poco a poco este organismo se erige, pero para eso ha tenido que vivir millones de años, para alcanzar esta concienciación.
No obstante, al alma como ser humano le tocó vivir una vida tras otra para continuar esa evolución.
Y también el mundo animal y la madre naturaleza llegarán a ese punto.
Sabemos ahora que como ser humano alcanzará el “Omnigrado”, para representar allí el pensar y sentir divino.
Y vemos: el universo y también la vida son una sola sintonización.

El espacio no ha avanzado más que el organismo humano, porque no es posible.
Ahora se puede abarcar con la vista un planeta.
También en la tierra.
El espacio no se adelantó nunca a la vida como ser humano, animal y planta.
Todavía podemos vivir estas leyes armoniosas en la tierra, por lo que constatamos estas unión.
Este sistema que evoluciona no conoce interferencias, aunque sepamos que el alma como ser humano ha emprendido sus interferencias espirituales en la tierra.
Así ha mancillado sus leyes espirituales.
Nos espera una ampliación y un despertar enormes, que el sol y la luna han concienciado.
Pero le pregunto, una vez más, maestro Zelanus: ¿también en este planeta es posible constatar otras leyes?
—De ninguna manera, mi maestro.
—Y ¿qué leyes dominan también aquí, André?
—Las de la paternidad y la maternidad.
—Así es, hermanos míos, no se pueden constatar cambios, porque estas son las leyes esenciales para esta evolución divina.
Así que el organismo adquiere más espacio y se dilata, pero los sentimientos despiertan.
Lo que ha alcanzado el alma por medio de todas sus vidas en la luna es ahora su posesión interior y podemos vivir esas profundidad, pero también se puede constatar por medio de su conciencia orgánica.
Puede conducirse a sí mismo a la evolución, porque el alma como ser humano y además la vida animal posee esos rasgos, por los que también la “Omnimadre” ha podido manifestarse.
Y además cada una de estas leyes se puede vivir en la tierra.
Pero solamente allí llegamos a conocer la personalidad humana.
La personalidad humana, digo, ¿qué profundidad tiene, pues, esa vida?
El psicólogo no conoce una sola ley de esta personalidad, pero cuando nos vemos ante ese espacio, nuevamente somos capaces de analizar el ser humano, y no solo sus leyes corporales, sino ahora para el alma, la vida y el espíritu.
Y además con sintonización divina; después viviremos los sistemas filosóficos.
Ahora se puede vivir aquello en que trabaja ella, el alma como ser humano, pero por el macrocosmos llegará a tener ese desarrollo en sus propias manos.
La ubicación, pues, del planeta en el universo adquiere relevancia para todo lo que vive.
Así que no es sin razón que la tierra ha adquirido su lugar para este organismo gigantesco, son las leyes universales y más adelante llegaremos a conocerlas, aunque se nos haya concedido seguir estas posibilidades de evolución para el “universo”.
Cae por su propio peso que más adelante, por medio de los planetas, el alma determinará estos grados de vida sucesivos para el universo, sus propias sintonizaciones; una sintonización, sin embargo, que nuevamente fue arreglada por el sol y la luna, y que toca al planeta representar por medio de su propia atmósfera.
Entonces también se podrá vivir y seguir esa unión.
Las densificaciones corporales surgen por el lugar que viven los planetas para el universo, y se puede aceptar; porque la tierra produjo más densificación que Marte y otros planetas porque ha recibido su lugar entre la paternidad y la maternidad, pero que se manifiesta por medio de las leyes armoniosas.
Así que no viviremos disarmonía en nada, esta materialización continuará infaliblemente, por lo que el organismo humano y animal evoluciona y alcanza el organismo definitivo de la madre tierra.
¿En qué trabaja el alma humana?
En su vida interior y también material, su ampliación corporal de cara a la sintonización divina, pero por lo que sin duda vencerá sus espacios.
Ahora esas fuerzas y leyes funcionan de manera infalible y está claro, porque esta atmósfera posee esa animación y esa conciencia.
De esta manera, a cada uno de los planetas le toca vivir su propia conciencia como aliento vital que, y eso lo vivimos en la tierra, posee esta unión espacial, o habrían surgido trastornos.
Así que está claro que habría grados de vida que llegarían a la densificación con sintonización macrocósmica, porque esa vida no puede procesar esa transición espacial de una vez.
Pero lo que alcanzó la luna como madre, pues, lo posee este planeta de transición, como un estadio consecutivo, para que como seres humanos y vida animal evolucionemos en armonía.
Y la totalidad del universo está sintonizada con eso.
Este planeta succionó esas fuerzas de vida emitidas y como energía, pero el alma y toda la demás vida está lista para ello, porque la vida ha nacido de esa fuente.
¿Podría ser más sencillo?
Surgieron esas densificaciones, hermanos míos, y las leyes vitales para el organismo y la vida interior llegó a tener el control de los cuidados del sol y de la luna.
¿Quién quiere detener este plan divino?
Solamente se manifiesta Dios, ya está viviendo ahora para el espacio y para cada uno de los estadios: “¡Dios es esto!”.
Cuando sigamos estas leyes vitales en la tierra, nos encontraremos con todos esos milagros, y tampoco allí han cambiado en nada.
Si hemos vivido el ciclo para la tierra, estaremos ante el mundo conscientemente astral y por tanto espiritual, ante el bien y el mal, ante la luz y las tinieblas.
Pero además ante el mundo que el ser humano ha creado para sí mismo viviendo las leyes divinas, y ¡siempre, sempiternamente por medio de la paternidad y la maternidad!
En este pantano, pues, hermanos míos, vive el ser humano, el ser humano como un ser animal.
Pero también este planeta se endurecerá, se materializará.
Por tanto nos quedará claro entonces que en este universo viven los planetas de transición, aunque dispersos, porque en este caso la distancia tiene relevancia para el sol y la luna.
Así que al ser humano le tocó vivir unos catorce estadios de transición cósmicos antes de que se alcanzara el planeta tierra.
Y aun así, todo este conjunto, o sea, el universo y también toda la vida en él, ¡no es más que un solo organismo!
El sol y la luna también siguen siendo el padre y la madre para todo lo que vive, ¡representan para el universo el “Omnipadre” y la “Omnimadre”!
Les pregunto: nuestra vida humana en la tierra, ¿se ha creado de otra manera?
¿Vivimos allí... vive el animal, una flor o planta, otras leyes?
¡De ninguna manera!
Volvemos a ver estas leyes de vida en al consciente “Omnigrado” divino.
¡Y para eso el alma se convirtió en padre y madre!
Pero también el sol y la luna —eso ya ha de quedarles claro— han creado sus propios hijos, que son los planetas.
¡Así que la tierra es la criatura del sol y la luna!
¡Y nada, nada más!
¡Así que lo que vivimos y seguimos ahora son los estadios preparatorios!
Y el sol y la luna poseen una sola vida, representan un solo organismo, como podemos regalar a la criatura de la madre tierra también nosotros, y le toca vivir al alma como ser humano.
La estrellas como soles, o sea, como vidas luminosas, tienen que cumplir una tarea propia, también Saturno, Urano, Júpiter, Venus y otros planetas representan una tarea propia, pero para la paternidad y la maternidad, como también tienen que hacerlo los órganos humanos para el organismo.
Júpiter y Urano y los demás planetas representan por lo tanto los órganos para este organismo macrocósmico, y se puede ver y vivir ahora.
Son animación, empuje, representan los órganos de respiración para el organismo, para la paternidad y la maternidad.
Y cuando estemos en la tierra para analizar allí los órganos humanos, hermanos míos, vivimos que también ahora cada uno de los órganos humanos posee sintonización universal, y que por medio de estas leyes cósmicas ha recibido la ampliación y la densificación.
Ahora el ojo humano posee luz, pero ¿cómo se ha manifestado esa luz?
Eso se puede vivir y también esas leyes las viviremos cuando vivamos el desarrollo venidero solamente para los sentimientos, tras lo que analizaremos los rasgos divinos.
Lo que tiene que asimilar el ser humano ahora eso es Dios, la “Omnimadre” posee estos rasgos y por lo tanto llegaremos a tenerlo todo, todo, en nuestras manos.
Más adelante veremos y constataremos entonces que cada uno de los organismos también irradia ahora esa concienciación adquirida.
Y esa concienciación adquirida significa que también el espacio ha tenido que recorrer ese camino, pero que por eso nosotros nos mantuvimos uno solo con cada una de las leyes de densificación, para los sistemas materiales, los órganos del organismo humano y que son para este.
Ahora ha de quedarles claro que para el estadio actual, cada uno de los planetas de transición ha cumplido la tarea que ha recibido, como ha tenido que vivirlo la luna, pues.
Eso quiere decir que la vida de la luna ha alcanzado un desarrollo más elevado y que el alma como ser humano, y a la par de ella la vida animal, ya ha vencido esos espacios.

Y solo entonces esos planetas pudieron comenzar con la propia muerte, ¡por lo que ahora también la luna está muriendo!
No obstante, su tarea “omnimaterna” para este universo, para los tres grados de vida cósmicos, los terminó de manera infalible, nada ha podido molestarla en su imponente tarea para la vida de Dios.
Y eso significa además: algún día le tocará su final a este universo, algún día se disolverá, pero entonces absolutamente toda la vida en este espacio habrá alcanzado el “cuarto grado de vida cósmico”.
Este estadio, pez y ser animal cambiará, la parte inferior del cuerpo se dividirá, todos los órganos evolucionarán, para que después algún día se manifieste el organismo humano.
La cabeza se desprende del tronco, lo que ahora son aletas se convertirán en brazos y piernas y lo vemos en el segundo grado cósmico.
Así que está claro, hermanos míos: debido a que el sol fue adquiriendo cada vez más conciencia, se amplió el organismo para el ser humano y el animal.
Y es por eso que vemos que toda esta vida es una sola, y que el espacio da la densificación al ser humano, al animal y a la madre naturaleza.
Por lo tanto, cada planeta representa una conciencia propia en cuanto a luz, vida y densificación, para el alma y el organismo.
Somos capaces de continuar, ahora también este espacio se puede abarcar con la vista, se alcanza el estadio definitivo y entonces la duración de vida será un poco mayor que lo que pudimos constatar para la luna, pero el siguiente planeta, a su vez, volverá a tener más ampliación.
Ahora seguimos todos estos grados de vida.
Cuando hubimos alcanzado el estadio definitivo, ya habíamos depuesto también millones de vidas.
En realidad, no puede llegar a haber cambios en nada, únicamente nos lo puede demostrar el estadio definitivo.
Y también eso se puede ver.
El animal sale reptando de las aguas, quiere continuar nuevamente, vive un poco más en el planeta densificado, pero entonces se ve ante la muerte.
No obstante, el organismo ha cambiado un poco, adquiere formas más terrestres, el sistema óseo se fuerza hacia la posibilidad de progresar, porque también se producirá la división, una división que vivirá únicamente la parte inferior del cuerpo.
Esta se convertirá en conciencia terrestre.
Aquello ante lo que estamos ahora se convertirá en el alumbramiento y la creación fuera de las aguas, porque ya estamos viendo que también esos órganos se conducen a sí mismos a esta evolución y que poseerán esos rasgos definitivos, que, a su vez, ha creado el sol como padre.
Cuando vivimos eso, el maestro Alcar dice:
—¿Perciben ustedes esto, hermanos míos?
Cuando más adelante vivamos el alma para el origen de la paternidad y la maternidad, quiero decir: cómo se les concedió a los órganos humanos recibir esta forma, constatamos que ahora también el sol ha dado esas leyes a cada una de las células que se han creado.
Porque si el alma como ser humano quiere representar la paternidad y la maternidad fuera de las aguas, también para eso tendrá que crear los órganos, de los que sabremos que también ha ocurrido esto, pero ¡que a pesar de todo tiene relevancia cósmica!
Pueden aceptar que todo esto pertenece a ‘La cosmología’.
Este ser animal empieza a dividirse corporalmente, pero eso lo vivirá cada órgano de cara a la paternidad y la maternidad, y solo entonces esta vida poseerá la conciencia terrestre.
Estas son las leyes para el alma y la personalidad, pero conforme ella fue avanzando, también surgieron esos cambios y se produjo la fecundación terrestre.
Ahora también este animal quiere elevarse más, quiere seguir, ahora vive la vida terrestre un poco más de tiempo, pero se ve ante la muerte, ante el despertar universal, ahora también está listo el siguiente planeta.
Este organismo sigue reptando, pero más adelante se erigirá y viviremos el animal humano.
Poco a poco iremos llegando al “mono”... cuya sombra humana vivió “Darwin”.
Pero el ser humano continúa, la conciencia de mono sigue representando el propio grado de vida, hasta que también ese animal se eleve y finalmente accederá a la especie alada.
Así que toda la vida ha nacido en las aguas; en la tierra seguiremos esos organismos prehistóricos y por medio de eso directamente cada una de las leyes vitales para el animal y el ser humano, y las reconduciremos al análisis espacial.
Así que a partir de este organismo, hermanos míos, se manifiestan los poderes y las leyes universales divinos, y significa que el ser humano ha de aceptar irremediablemente los poderes y las fuerzas del sol y de la luna.
Esos son milagros, corporales e interiores, o sea, revelaciones espirituales, que Dios ha dado a la naturaleza.
La materia y el alma volverán a Dios, para lo que tenemos que seguir todos estos espacios.
¡Que el ser humano se libere de las aguas es el “despertar” para la sintonización divina!
¡De vuelta a Dios!
También todos estos fundamentos tenemos que vivirlos para la Universidad de Cristo, pero ahora podemos continuar conscientemente.
Las leyes para la paternidad y la maternidad ya no cambian, solamente los órganos llegan a vivir ese despertar, para que más adelante podamos seguir esas deformaciones.
Que ahora el sol y la luna representen un mundo propio es la división para la paternidad y la maternidad universales y significa que también el ser humano y el animal han de aceptar esa entidad, pero que además tiene que ser aceptada por cada uno de los órganos.
Es por eso, hermanos míos, que también cada órgano llega a vivir esa división, por lo que el órgano de alumbramiento y el creador adquieren esa misma entidad.
Debido a que el sol emite las propias fuerzas, pues, se puede constatar ya ahora que el órgano creador para la paternidad humana y animal también poseerá esas capacidades de emitir.
Así que eso se convertirá en el órgano humano para crear y dar a luz, pero que ahora vivimos y analizamos nosotros según las leyes espaciales y que también esto ocurriría de manera infalible.
Es, sin embargo, el despertar para todos los sistemas y órganos que forman parte del organismo humano y animal.
Han de comprender que ahora son esenciales los órganos de creación y alumbramiento, y además se puede aceptar que a partir de esos órganos las demás partes de este organismo se sintonizarán de cara a estas fuerzas creadoras y alumbradoras, por lo que vivimos que más adelante, o sea, en la tierra, veremos la forma humana aunque divina.
Se puede ver que esta vida de pez se divide, pero el milagro más imponente es que son los órganos creadores y alumbradores a los que les toca representar este milagro cósmico, por lo que el alma como ser humano construye su vida terrestre corporal.
Por lo tanto se puede aceptar que el sol y la luna son padre y madre, pero que el alma como ser humano crea sus órganos debido a que vivimos los planetas consecutivos es el milagro más imponente que viviremos más adelante.
Solo entonces estará listo el organismo para esa entidad como ser humano.
Para este estadio están funcionando los siguientes planetas, para el estadio actual ya están muriendo.
Así que vamos directamente al segundo grado de vida cósmico; gracias a que podemos vivir estas transiciones, el organismo también es capaz de acoger esa conciencia, pero entonces toda la vida habrá alcanzado la conciencia terrestre.
Y eso significa que viviremos el nacimiento terrestre, que los siete grados humanos habrán recibido esa entidad.
¿Verdad? En la tierra absolutamente toda la vida vive conciencia terrestre, o sea, la vida que posea ese grado de vida, porque sabemos que también las aguas han creado una vida propia, ¡a la que pertenece cada una de esas especies de peces que todavía se conocen en la tierra y que puede comer el ser humano!
Pues bien, gracias a que el sol —eso también ha de quedarles claro— gana en fuerza, también el siguiente estadio, el siguiente planeta ha alcanzado esa conciencia, y eso es en beneficio de la vida en el planeta.
No obstante, mi maestro Zelanus, si este planeta, pues, hubiera recibido un lugar propio dentro de la atmósfera de la luna, ¿qué habría significado eso?
—Entonces no hubiera llegado a haber ampliación y despertar, mi maestro.
—Exactamente, en efecto, así es.
Así que eso nos demuestra que los planetas de transición o los estadios de transición están dispersos por el universo, o la materia no evolucionaría, no adquiriría ampliación.
Y resulta que la ampliación significa que como seres humanos vencemos el ciclo para un planeta viviendo organismos sucesivos.
Cada siguiente estadio, también para el ser humano en la tierra, crea despertar, para el organismo y la vida interior.
Así que la paternidad y la maternidad son universales, son la vivencia de la unión cósmica, por la que el universo ha puesto los fundamentos.
Así vivimos que la vida en el espacio cambiará, pero que por medio de eso la vida del planeta se dilatará, despertará, desde el grado de vida animal hasta el humano, como nos lo da a vivir el planeta tierra.
—Biblia, ¿qué falsedades has traído a la tierra?
¡Un planeta posee evolución!
¡Un planeta trae despertar!
Un planeta tiene que representar las leyes vitales que el ser humano y el animal han de asimilar.
Conforme vayamos alcanzando la tierra, el organismo cambia, gracias a que el sol ha densificado su propia conciencia, como quiere vivirlo el erudito en la tierra, pero ¡ahora el sol es “padre”!
Según estas leyes, el alma llegó a tener en sus manos la posibilidad de desprenderse de las aguas.
En este organismo vivía el núcleo de la unión cósmica, encerrada como paternidad y maternidad.
Y esas fuerzas han comenzado directamente desde la “Omnifuente”, en eso han completado un ciclo propio y adquirieron entidad.
También la llegarían a tener los planetas, para que la vida embrionaria pudiera ampliarse.
Esto tenemos que constatarlo para la Universidad de Cristo.
¿Qué hacen, pues, los planetas, los soles y las estrellas para el organismo humano, André-Dectar?
—Van dando forma, mi maestro, embellecen nuestra vida y le infunden alma, nos empujan y nos dan ese amor universal para que lo vivamos, que vivimos por medio de la paternidad y la maternidad como la unión humana.
La vida está al servicio de un solo organismo y trabaja en él, la vida microcósmica sirve la ampliación, el despertar de la existencia humana orgánica y trabaja en ellas, no se puede vivir nada más.
—Esas son las leyes, hermanos míos, que viviremos para el universo entero.
Por eso el macrocosmos y el microcosmos son uno solo, y seguirán siéndolo.
Recorreremos ese camino universal de manera infalible.
¿Qué relevancia va a tener Jehová entonces?
Para el estadio actual, la creación ya tiene billones de siglos de edad.
¿Justamente ahora tiene que vivir la tierra que este organismo macrocósmico se derrumba?
¿Dónde viven el primer Adán y la primera Eva? Lo preguntaremos una y otra vez, y la iglesia católica puede contestar.
¿Dónde, dónde? Una y otra vez nos encontramos con estas vidas como hombre y mujer, y tenemos que aceptarlo, pero nada es capaz de destruir este proceso de evolución.
El espacio construye y crea para nuestra existencia, ¡debido a que somos nosotros quienes tenemos que representar la “Omnifuente” como seres divinos!
¿Vale la pena?
¿Es algo que se pueda amar como ser humano en la tierra?
Sí, sí, esta es la única respuesta divina para la que el ser humano de la madre tierra tiene que vivir y morir.
Tampoco aquí se puede vivir nada más, hermanos míos, pronto podremos continuar.
Pero lo vemos: cada una de las células materiales crea y alumbra.
Y esas son las leyes vitales.
También en la tierra nos encontramos con estas leyes vitales.
Estemos donde estemos más adelante, allí se encuentran los grados de vida cósmicos, desde la selva hacia la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), siete transiciones corporales para el ser humano y el animal, para la madre naturaleza.
Más adelante, también la criatura erudita de la madre tierra tendrá que aceptar esta sabiduría, ¡porque el biólogo y el geólogo tendrán que aceptar las aguas y nos veremos ante esta unión cósmica!
¡Para eso vino Cristo a la tierra!
Y no para que lo crucificaran.
La segunda transición da más ampliación al alma, más sensibilidad, para la materia y el espíritu.
Esas leyes, mi hermano André, las hemos vivido para los libros ‘El origen del universo’, para que ahora pueda usted comprender todo esto.
Es de lo más lógico que el ser humano que quiera leer ‘La cosmología’ primero tenga que aceptar esos libros, pero nos da ahora la posibilidad de continuar, no nos hace falta seguir todos esos “planetas de transición”, somos capaces de contemplar las transiciones.
Ahora nos liberamos de esta transición para visitar las siguientes y continuar, también entonces, hacia el “segundo grado de vida cósmico”.
Por el camino podrá usted sintonizar con el espacio, y probablemente le contestará la madre luna, mi hermano André, que también nosotros lo viviremos, porque esta unión se puede recibir y vivir.
Tengo que consignar para la “Universidad de Cristo”:
El ser humano y toda la vida de Dios ha podido asimilar la conciencia que posee el espacio.
¡La conciencia en la tierra, para el ser humano y el animal, también posee el espacio!
¡Dios ha creado siete estadios de transición para el despertar espacial y también humano!
Y vemos esos grados de vida para todas las leyes.
¡Es obligatorio que la vida que Dios ha creado como ser humano continúe!
Una hora carece de relevancia para el espacio y la vida en la tierra.
Las eras no tienen importancia alguna, tarde ni temprano, ¡la vida es eterna!
Los planetas se amplían, ¡también la vida de Dios como ser humano y el animal!
Y ahora al siguiente estadio, hermanos míos.
Lo ven: la luz del espacio, la paternidad, se vuelve más consciente y es por eso que despierta la vida.
Ahora el sol y la luna se encargan de la transición que falta.
Pero ¿entienden, hermanos míos, que también este planeta tiene que emitir sus propias fuerzas, y que por medio de eso hemos de acceder al estadio más consciente?
Hemos aprendido y visto que la chispa de Dios evoluciona y que tiene que participar en la creación, que forma parte de ella, que evoluciona y crea para sí misma.
Así que es lógico que esta primera transición construya ella misma el siguiente estadio, con la ayuda de la paternidad y la maternidad cósmicas.
Así que también la imagen de que esta criatura está ocupándose de convertirse en padre y madre, que también los planetas predican esa paternidad y maternidad, porque es por eso que podemos continuar.
Son sentimientos creadores, unos tienen sintonización con la demás vida, pero hay ampliación, el despertar para toda la vida como materia, alma y espíritu.
Ahora vamos a abandonar la esfera lunar; la primera transición ya nos está conectando con el este, sur, norte y oeste para el espacio, y significa que ahora estamos llegando a la entidad que toca vivir a cada una de las chispas de Dios, o sea, también a los planetas.
Significa además que se manifiesta inmediatamente a concienciación elevada, o sea, libre de la luna y del sol, pero también en armonía con lo espacial, con la paternidad y la maternidad cósmicas, esta unión que no se disolverá jamás.
Pues bien, si la vida quiere despertar y densificarse en el espacio, entonces tiene que poder vivir esa entidad, ¿verdad?; la esfera, el espacio, la atmósfera de la luna para la conciencia propia no dan ampliación, y ya lo hemos seguido, por lo que tenemos que aceptar que los planetas de transición están dispersos por el universo.
Ahora la madre luna y el padre sol dicen a la vida: continúa, vivirás un espacio que te dará densificación, que te dará despertar, o sea, una atmósfera más consciente, y no puedo dártela aquí, para eso recibirás un espacio propio.
Un espacio propio dentro de este espacio, una atmósfera propia, porque la densificación de la vida misma la ha creado.
Cuando más adelante sigamos el estadio actual, hermanos míos, nos veremos ante esta armonía cósmica, y solamente entonces veremos lo perfectamente que se ha blindado la vida contra la demás vida.
Y eso ¿qué significa, maestro Zelanus?
—Que ahora los planetas se alejarán del sol y de la luna.
—En efecto, tenemos que aceptarlo, y son las leyes que reciben ahora esa densificación y que la tienen que vivir.
De esta manera surgieron los estadios preliminares.
Verán ustedes que el alma como ser humano, antes de haber alcanzado el “segundo grado cósmico”, ha creado su conciencia orgánica.
El planeta Marte como el segundo grado cósmico nos envía entonces a la tierra, al “tercer grado cósmico”, y entonces esta está lista para darnos esa posibilidad a nosotros como la vida creada por ella.
¡Naturalmente para el animal y además para la madre naturaleza!
Pero por medio de la luna como la “Omnimadre” para este universo tenemos que aceptar que es ella quien ha creado el alma como una entidad, y que los siguientes planetas que vendrán no tienen nada más que hacer que terminar este organismo que solo por la tierra alcanza la conciencia espacial y tiene que representar la madre tierra.
Así llegamos a vivir el espacio como seres humanos, y por lo tanto no un solo planeta, como se piensa en la tierra, sino el universo como paternidad y maternidad.
¿Entiendes ahora esta imponente diferencia, criatura de la madre tierra?
Hermanos míos, ¿comprenden que así representaremos a Dios y que no podremos saltarnos ningún grado de vida y que así es cómo la creación es armoniosa?
Así que los seres humanos y toda la vida tendremos que recorrer un camino cósmico.
Y se ha vuelto posible porque siempre continuamos, pero debido a que nosotros mismos hemos vivido la luna como el primer estadio cósmico.
¿Qué significa todo esto para el erudito de la madre tierra, y qué para la “astrología”?
Más adelante, cuando hayamos llegado a ese punto, viviremos también esas leyes brevemente y las consignaremos para la criatura de la madre tierra, para que el ser humano de la madre tierra sepa cuál es la relevancia de la “astrología” para el alma, la vida y el espíritu.
Así que si no hubiera nacido ningún planeta de transición, jamás habríamos podido abandonar la luna, sino que por medio del sol y de la luna esas transiciones adquirieron la propia entidad.
Sigan todo esto, mientras tanto daremos este paseo cósmico y nos sintonizaremos con el siguiente grado de vida para el espacio (—dice).
Nos hemos despedido el primer y segundo planeta de transición y meditamos, empezamos a vivir estas leyes.
El espacio habla a nuestra vida, percibo que André llega a la unión con la madre luna.
Sí, sí, puede decir, lo comprendo y para toda la vida de Dios es la revelación espacial para el alma, el espíritu y la personalidad humana, que solo en la tierra adquiere conciencia.
Lo que percibimos se produce por medio de las leyes “omnimaternas y armoniosas”.
Nos alejamos del sol y de la luna y accedemos a esa siguiente entidad.
Ahora cada grado de vida para el espacio posee más concienciación; es por eso que la vida de las aguas tiene que acceder a la conciencia terrestre, y desde luego hace que el organismo cambie.
Sí, sí, podemos decir al espacio, al sol y a la luna: lo hemos comprendido todo.
Por supuesto que Marte tiene que darnos esa concienciación elevada; es lógico que la tierra tenga que poseer esa conciencia elevada, pero entonces vivimos otra era, solo dentro de millones de años alcanzará la madre tierra esta densificación, porque como seres humanos y animales hemos alcanzado este punto.
El universo ya tenía millones de años de edad, pues, cuando el ser humano y el animal hubieron alcanzado el estadio definitivo para la luna y los planetas de transición, o sea, según cálculos terrenales... han pasado eras, son millones de años.
Y ¿qué, pues, cuando todavía nos quedan por vivir muchas transiciones?
¿Qué pasa cuando vivimos y abandonamos Marte?
¿Cuántos billones de vidas habremos vivido entonces para el despertar del organismo humano?
¿Todavía tenemos que decir con fuerza a la criatura de la madre tierra: “¡La reencarnación existe!”?
Solamente llegamos a vivir la luna por medio del renacimiento, o ya nos habríamos asfixiado en ese primer momento de todos en la luna.
¿Qué fuimos como vida embrionaria?
¿Cómo fue nuestra conciencia allí?
Hemos tenido que vivir las aguas, pero ¡nosotros como ser humano y el animal nos arrastramos fuera de ella!
Todo esto lo repaso para mí mismo, André vive otras leyes, él es uno solo con la madre de este espacio y ese es el beso para su vida y personalidad.
El maestro Alcar succiona las leyes de vida, es él quien una y otra vez recibe los sentimientos por los que se nos somete a esta unión espacial desde el “Omnigrado” consciente y divino, de parte de los maestros más elevados, o sea, “Cristo”.
¿Qué seríamos al haber tenido que aceptar que hemos comenzado como vida embrionaria?
Hemos nacido en las aguas, por supuesto, pero ¿cómo fue nuestro desarrollo subsiguiente?
¿Acaso el ser humano en la tierra no puede aceptar ahora que hemos salido de esas aguas?
Y eso ¿qué indica?
Que hemos vivido las selvas, que para la madre tierra nos hemos desprendido de la selva y que eso en la tierra todavía pueden vivirlo, porque esa gente como grados de vida todavía representan esas leyes vitales.
¡Pero indica todavía más que esto!
La Universidad de Cristo consigna para sus vidas en la tierra:
Si no hubiéramos vivido ningún renacimiento, ya se nos habría colocado en la luna ante este alto, y ¡no se podría hablar de continuación!
Desde la existencia embrionaria, como vida, al siguiente estadio.
¡Ya solamente para la luna hemos tenido que vivir millones de vidas los seres humanos y el animal!
¡Hemos tenido que aceptar lo definitivo para la luna!
¡Entonces hemos podido continuar, porque el sol y la luna han creado esas transiciones!
Nosotros mismo y el animal, también la madre naturaleza, hemos podido densificar y ampliar nuestras vidas porque hay sistemas planetarios que hemos conducido a esa evolución.
¡Nosotros como seres humanos hemos continuado, nos hemos liberado de las transiciones y hemos vivido así un siguiente grado de vida con sintonización macrocósmica!
¡Nosotros como seres humanos nos arrastramos lejos de las aguas, pero por medio de la paternidad y la maternidad!
¡Nosotros como seres humanos no vivimos ninguna otra ley, estas son divinas y nos conectaban con el siguiente estadio, por lo que venceremos este espacio como universo!
¡No se han creado otras leyes!
Nosotros como seres humanos y el animal, y asimismo la madre naturaleza, tuvimos que vivir esas leyes como entidades y solamente entonces hemos continuado conscientemente, primero de manera preanimal y luego animal.
Solo en la tierra llegaremos a vivir los grados de vida materiales, para lo que la madre tierra recibirá su propio espacio vital.
Nosotros como seres humanos llegamos a la tierra, pero hemos recorrido un camino cósmico, no solamente para la tierra, ¡sino para el universo!
¿Qué quiere usted, erudito?
¿Qué quieren hacer los eruditos cuando predican: “El ser humano... si nace la criatura en la tierra, es la primera vida”?
No solamente que el alma como ser humano tenga que vivir millones de vidas para la tierra antes de que pueda terminar su ciclo allí, también para cada una de las transiciones como planeta ha tenido que aceptar estas leyes.
Debido a que el alma como ser humano puede vivir la maternidad alcanza lo definitivo para cada planeta, ¡puesto que la maternidad le da esa ampliación!
El maestro Alcar pudo seguirme y André es capaz de analizar las leyes, pues hemos vivido esa veracidad.
Solo al llegar a la tierra vivimos la sintonización humana, para la que hemos de seguir todos estos grados de vida.
Es lógico que Marte nos dará esa ampliación para el organismo, porque el planeta Marte ya ha podido densificar más su vida, porque también el sol y la luna han alcanzado ese punto.
Y los otros planetas semiconscientes a los que pertenecen Júpiter y Saturno viven su propia tarea para el espacio, cuyas leyes hemos vivido.
Pero cada uno de estos cuerpos imponentes trabajan en el organismo humano, ¡para nada más!
Dios nos conduce a través del espacio, “Él” se manifiesta por medio de nosotros, el animal y la madre naturaleza, y ¡ese, pues, es “Dios”!
A eso le han dado el nombre de “Dios”, estimado lector, estimada lectora, y puedes decidirlo ahora tú mismo.
Hacemos comparaciones, y también eso es necesario si uno quiere comprender estas leyes y analizarlas para su vida en la tierra.
De ninguna manera puedes encontrar refutaciones para las leyes del espacio y de tu vida, porque cada grado se ha creado con justicia, no hay Biblia, no hay religión capaz de cambiar las creaciones, ¡no se han creado otras leyes, de ninguna manera!
André lo entiende y lo sabe, esto puede transmitírselo a la criatura de la madre tierra, sabe para qué sirve.
¡Nosotros también!
Toda la vida como ser humano que haya alcanzado las esferas de luz conoce estas leyes y las tiene que aceptar.
Por medio de la primera densificación surgió la siguiente, pero también la ampliación.
André ve que el ser humano tiene que representar esa sintonización divina, y también que como ser humano tiene que representar a Dios para todas estas leyes.
Todo es imponente, es seguro, para la tierra sigue siendo incomprensible pero ahora vivimos el “Siglo de Cristo”, se acerca el “Reino de Dios”.
Conforme el espacio va ganando luz, también es el despertar corporal para la vida de cada planeta.
Claro, André lo ve: exactamente como todavía puede vivirse en la tierra y lo ha de aceptar el ser humano, el animal y la madre naturaleza.
Vamos planeando por el espacio y continuamos con resolución, al encuentro del siguiente estadio.
Ya conocemos aquello con que nos encontraremos.
Pero una y otra vez estamos ante los milagros de la armonía.
Un cordón divino nos conecta con esas leyes y abre la paternidad y la maternidad para nuestra vida, no podemos cometer errores, cada una de las leyes de vida habla con convicción a nuestra personalidad.
André oye ahora:
—¿Percibes, hijo mío, que puedo seguirte y que hablo a tu vida?
—Sí, madre, lo percibo... —envía de vuelta a la “Omnimadre” para este universo— te lo agradezco tanto.
—¿No es una gloria vivir esta unión?
—Sí, madre, y se lo diré a sus hijos de la madre tierra.
—Ten cuidado, hijo mío, más adelante llegarás a conocer otras leyes más, leyes para la paternidad y la maternidad y por tanto con más ampliación, más despiertas que lo que has vivido ahora.
Te lo dicen los siguientes estadios y lo demostraremos.
Siempre que quieras aceptar que soy yo quien le dio el alma a toda mi vida, solamente ahora alcanzarás la unión espacial plena y ya no se pueden vivir tinieblas.
Finalmente vas a abandonar este espacio.
—Lo sé, madre, porque ya se nos ha concedido vivir ese viaje.
—¿No es asombroso, André, lo que ha recibido de mí el alma como ser humano?
—Sí, madre, lo ha recibido todo de tu vida.
—Estoy muriendo, hijo, y aun así sigo mi vida y puedo hablar a la conciencia más elevada de este espacio, que la madre tierra ha de vivir, hijo mío, como “marea baja y también alta”.
¿No es cierto?
—Sí, madre, porque sé que es así.
—Mira allí el siguiente planeta, André, la tercera transición al segundo grado cósmico.
Y allí el cuerpo ya se ha colocado delante del estadio de la conciencia terrestre.
Entonces verás que el organismo se ha desarrollado, pero también yo he podido ampliar mi vida y mi conciencia.
Así que ahora te doy una respuesta y mis sentimientos, cuando todavía estaba vivo, cuando terminaba mi tarea, cuando mis hijos se fueron al espacio.
—Lo comprendo, madre, por supuesto, usted vuela en pensamientos a ese estadio y ve estas leyes.
—Así que ahora me sigues viendo mientras doy a luz, ¿no es así?
—Sí, es lo que vuelvo a observar y estoy conectado con usted.
—Significa que continuarás con el maestro Alcar hasta que vuelva a acceder al estadio actual.
¿Cómo está mi criatura, madre tierra, André?
—Muy cariñosa, madre.

La de cosas que le ha tocado vivir.
Esa clase de cosas sin duda que no las conoció usted.
—No, no, ese mal no, cada una de las leyes de vida recibió de mis manos las leyes de vida armoniosas, mi vida no ha podido mancillarse ni deformarse en nada aquí, conmigo; todavía no se podía hablar de mentiras y engaños, hijo mío.
Lo sabes, ¿no?
—Sí, madre, también esas leyes he llegado a conocerlas ahora.
—¿También ahora me oyes y me ves con claridad?
—Sí, madre, incluso puedo hablar con tu criatura, la madre agua de la tierra.
También ella me seguirá ahora.
—Por supuesto, es posible porque no perderemos jamás nuestra unión.
Así que comprendes, hijo mío: por más que te alejes, más grande tendrá que ser también el alcance de mi conciencia, o no podría haber una vida más elevada.
Así que eso significa, y lo has podido seguir hace un momento, que los siguientes grados de vida poseen la densificación que hemos asimilado nosotros, el sol y yo.
—También eso me queda claro, madre, lo veo, no hay otra explicación.
Tengo que aceptar su conciencia.
—Soy uno solo con mi fuerza creadora, mi vida, el sol, y seguiré siéndolo.
Debido a que se me ha concedido ampliarme y densificarme por medio de la fuerza creadora, el sol, mi hombre... por lo tanto... mi vida se dilata.
Así que además creamos y damos a luz para esos siguientes grados de vida como espacios, por lo que fuimos capaces de conducir el “cuarto grado cósmico” a esa densificación.
Pero ¿qué es en realidad nuestra vida y deseo, André?
—Entiendo lo que quiere saber de mí, madre.
—¿A ver?
—Su vida la tiene lista, ¿no?
Pero ahora creas y alumbras para su propio estadio siguiente.
—Exactamente, hijo mío, ese es el punto esencial para mi vida y mi amor, creamos y damos a luz para nosotros mismos, porque nosotros somos de sintonización divina y nosotros, además, somos dioses, pero como energía, o sea, como vida consciente.
Solamente hemos creado y alumbrado para dar esa ampliación a nuestra vida, pero además para nosotros mismos, porque también nosotros tenemos que alcanzar el “Omnigrado”.
Como ser humano tú eres la vida más elevada como ser creado por nosotros, pero ahora nos encargamos de que luego puedas vivir ese espacio, y es posible únicamente si nos quieres aceptar como paternidad y maternidad armoniosas.
Y eso no lo han comprendido las criaturas en la tierra, y llegarás a conocerlo.
—Sí, madre, es por eso que el alma como ser humano ha mancillado su vida; no obstante alcanza de todos modos ese punto, y solo entonces también se despedirá de la madre tierra y accederá a su mundo astral espiritual, que usted ya tiene listo.
—Fabuloso, hijo mío, así es, ahora eres capaz de representar esta universidad.
Yo y mi amor, el sol, por lo tanto nos hemos mantenido uno solo.
No hemos creado trastornos.
En ocasiones tienes que oírme hablar a él, André, y solo entonces viviremos nuestro amor, nuestro beso.
¿Entiendes lo profunda que ya es nuestra vida?
—¡Sí, madre!
—Y ¿empiezas a comprender cómo seremos cuando este espacio, o sea, nuestro propio organismo, esté listo?
—Es imponente, madre.
Quiero asimilar su amor y su unión, solamente entonces empezaré a comprender qué es el amor inmaculado, pero ahora desciendo en ella, en mi amor.
—Exactamente, hijo mío, ahora vives amor, y ese amor puede procesar y también cargar el espacio nuestro.
Ahora el hombre y la mujer son uno solo, ahora viven armonía, felicidad, y para ella la irradiación de él será la vivencia de este amor.
Ahora el hombre y la mujer son capaces de vivir nuestro espacio, porque dan a luz y crean, y eso lo supo hacer la “Omnimadre” y lo quiso para todos nosotros.
Cierto, ¿no? También nosotros como vidas macrocósmicas para la paternidad y la maternidad recibimos de parte de ella y a partir de ella nuestra existencia y entidad.
—Es imponente, madre.
—¿Entiendes ahora, mi André, cómo es el amor gemelo, cómo son estas almas gemelas y qué tienen que representar juntas?
¿Lo que viven cuando dan a luz y crean?
—Lo entiendo, madre mía, y es increíble, pero usted lo ha creado para nosotros como seres humanos.
—Exacto, pero ahora el hombre y la mujer viven en la tierra a “Dios”... y no una tonta religión, ahora viven leyes naturaleza y no la demencia.
Este beso tiene sintonización con el pensamiento y el sentimiento elevados, y ambos poseen tus “Grandes Alas”.
¿Ves, hijo mío, que mi marido se ha vuelto más fuerte, más consciente, y que son esas fuerzas las que acogen nuestra vida como madre?
Esa fuerza, André se la das como ser humano a la madre, pero ahora como materia densificada.
¿Cómo se ha densificado el “esperma” humano, pues, y qué es?
¿Puedes entenderlo ahora y materializarlo?
—Claro, mi madre, soy uno solo con eso y puedo contestarle.
Para su vida y alumbramiento es luz, para el ser humano materia, pero esta materia sin duda es irradiación viva, y eso se convirtió en autoridad paterna, también ese proceso, según veo ahora, madre mía, llegó a vivir una entidad propia.
—Magnífico, André, eso es.
Surgido, nacido a partir de la luz, luego empezó a densificarse para convertirse en materia, como tendrá que aceptarlo toda la vida nuestra.
Así que el “esperma” paterno es luz densificada, nacida directamente a partir de la “Omnimadre”, pero conducido a la densificación por el sol como padre.
Eso es lo que crea, por lo que la madre da a luz, pero ¿ves y vives algo distinto para nosotros dos?
—Para nada, madre, tampoco esas leyes han cambiado, solamente han tenido que aceptar esa materialización.
—Cierto, hijo mío, eso es, y son las leyes que sigues ahora, y que se les dieron a representar a los planetas.
Pero ahora que somos uno solo y podemos darnos las revelaciones, ¿no es sencillo?
—Es la certeza espacial, pero beneficiosa, madre.
—Bien dicho y además percibido con claridad, André, ¡así es!
Toda mi vida posee esa beneficencia, porque soy yo mismo, ¡el sol también lo es!
Incluso el insecto más insignificante recibe esta beneficencia espacial y dará a luz y creará, por lo que también esa vida llega a vivir el renacimiento.
O no existiría, pero también esas vidas llegaste a conocerlas en la tierra.
¿Me percibes ahora en absolutamente todo?
—Sí, madre.
—Entonces pronto estarás listo para poder continuar.
Todas estas revelaciones, André, alcanzarán la densificación y la materialización por medio del alumbramiento y la creación, y toda la vida en nuestro espacio ha de aceptarlo.
Pero ahora lo sabes: si quieres llegar a conocer las leyes tienes que volver a mí y a la primera división, el momento en que la “Omnimadre” comenzó con esta revelación, que por tanto es espiritual.
Ya hora ves que también nosotros no somos más que las revelaciones de ella, que es “ella” quien vive y no nosotros, porque “ella” llenará sus espacios por medio de su propia vida.
Así que finalmente, mi André es sin duda Dios, es sin duda Él, del que formamos parte, pero tampoco nada más.
¡Se representa a “sí mismo”!
¿Y por medio de todos nosotros!
Esto tiene que llegar a conocerlo la criatura de la madre tierra, solamente entonces llegará a haber allí ampliación espiritual, y ya no se podrá hablar de condena.
Entonces todas esas religiones dementes se disolverán.
Ahora no hay en la tierra personas con demencia religiosa, sino “dogmas” dementes... pensamientos y sentimientos locos, que ha creado el ser humano y no la “Omnimadre”... ni “Dios”... nosotros no tenemos nada que ver con eso.
¿Hemos creado nosotros —has podido vivirlo ahora, ¿no?— leyes dementes?
¿Por qué no vives aquí demencia, no vives demolición, no vives mancilla?
Porque no conocemos esa disarmonía, solamente hemos vivido amor, armonía inmaculada para cada grado de vida consecutivo.
¿No es maravilloso y genuino?
—Sí, madre mía, es imponente, lo que aprendo y puedo asimilar ahora no lo ha traído nada a la tierra todavía, lo sé.
—Eso puedes aceptarlo, hijo mío, o ya habría estado allí.
Pero ¿fue posible eso?
—También eso aprendí a verlo, no, no... solamente ahora se puede traer a la tierra y también vivir, madre.
Si hubiera llegado allí un poco antes, madre, entonces habrían tenido que asesinarme conscientemente como tuvieron que vivirlo Galileo y Sócrates.
¿Cómo han recibido allí a “Cristo”?
—Ves, hijo mío: así mismo hablé también a mi hijo.
También con él fui uno solo, uno solo, hasta que volvió a mí.
Y después con los apóstoles y con todos esos millones de hijos míos que tienen que volver a mí si quieren llegar a conocerse a sí mismos y también a nosotros.
Pero ¿no es esto lo más poderoso de todo que puedas vivir para ti mismo y para nosotros?
—Sí, madre, eso es, porque es que veo a todos esos millones de personas; he hablado con todas las que han llegado hasta usted.
Solo ahora están viviendo amor verdadero, su beso espacial, pero en la tierra su criatura aún ha de despertar.
—Y para eso has recibido esta tarea, pues, y sé que te esfuerzas, y no llegas allí ni un segundo demasiado pronto ni demasiado tarde, ahora mismo la criatura de la tierra ha llegado a ese punto.
Sí, sí: ¿cuántos de mis hijos no fueron asesinados allí?
Solamente por traer sabiduría.
¿Eso siguió siendo la conciencia de la iglesia, que se llama a sí misma salvadora?
¿Que quiere representarlo absolutamente todo y aun así condena a sus hijos, los pone en las hogueras?
Eso se lo demostrarás ahora, hijo mío, ¡ahora es cuando puede inclinar la cabeza inconsciente, esta madre falsa!
¿Ya has podido constatar que un hijo mío fue condenado para siempre?
—¡De ninguna manera, madre!
—¿Ya has visto, André, que yo como madre podía pude maldecir a uno de mis hijos?
¿Has podido constatar que dejé que se accidentara o bien mi padre, o bien uno de nuestros hijos?
¿Has podido ver que hemos lanzado a un hijo fuera de nuestra armonía?
En alguna parte de este largo camino, ¿has visto y constatado que como padre y madre pudimos desterrar la vida nuestra?
¿Acaso has visto que pudimos asesinar nuestro hijo, nuestra propia vida?
Para nada, no ponemos nuestra propia vida en una hoguera, amamos, ¿qué quiere hacer entonces la “madre” iglesia con su condenación?
¿Qué quiere? ¿Representar su Dios ahora que es capaz de quemar vivos la vida, sus seguidores?
Lo ves, hijo mío, ¡eso no es una madre!
Es una gata salvaje, echa su vida a la basura, de ninguna manera puede representar amor, porque es capaz de desconectar la vida de Dios, lo que no es posible, pero ella pudo hacerlo para la vida material.
¿Quieres aceptar, hijo mío, cuando te digo, en nombre de “Cristo”... que ella no es ninguna madre?
—Lo comprendo todo, madre.
—¿No es eso una vergüenza?
¿Y eso se llama a sí misma la “madre iglesia”, la única iglesia salvadora?
¿Esas palabras las quiere hablar esa condenación?
¿Esa maldita hoguera por la que ha golpeada de manera consciente y destructora miles de vidas, y que destruyó para Dios, como un Padre de amor?
¿Has visto sus cardenales?
¿Has visto sus párrocos, André, que ahora condenan su vida?
—Sí, madre he visto todas esas vidas y he hablado con ellas.
—Y ¿qué hacen ahora?
¡Buscar medios para quebrar su maldito poder!
Y llegaremos a ese punto, André.
Más adelante, cuando el milagro técnico esté en la tierra, mi criatura llegará a tener en sus manos todas estas leyes y se caerá, ¡estará postrada a los pies de su propio cadalso!
Desde hace millones de años mis criaturas vuelven a mí para aprender las leyes, pero los últimos quince siglos es horroroso, porque millones de criaturas paralizadas por la iglesia católica vuelven a mí.
¡Las pusieron en la hoguera!
¡Las flagelaron!
¡Las golpearon y patearon!
Les succionaron todo lo que llevaban dentro. Las habían embadurnado de pez, pez ardiendo.
Sí, sí, hijo mío, volvieron a mí muchas de ellas, que ya no tenían vida, que no solamente habían sido violadas, sino que como hombre y mujer les habían golpeado y pateado, que habían sido comidos por las hormigas, porque esta cualquiera pensó que era la que mandaba, ¡porque esta “puta” pensó que habían mancillado su vida tenebrosa!
Golpea... golpéala, André, con estas leyes vitales.
Ha hecho que millones de criaturas nuestras vivieran las prisiones, les ha quitado la vida para la tierra.
Millones de ellas volvieron a mí, lloraban y preguntaban si de verdad no había nada que se pudiera hacer. ¿Madre?
Y ¿qué podía decir a todas mis criaturas?
Hay que esperar un poco más, queridos, tampoco querrás que también nosotros te pongamos en la hoguera, ¿no?
¿Tenemos que untarles pez ardiendo, ahora que no somos más que amor?
Todo eso va a estar bien.
Pero pudo hacerlo ese ser animal.
¿Qué es lo que la iglesia ha puesto ahora en la hoguera, André?
—El alma de la “Omnialma”, el espíritu, la luz, la paternidad y la maternidad, todo lo de Dios.
—Lo ves, es por eso que sus eruditos podrían haberla puesto en la hoguera, cuando ella llegó a conocer mis leyes, pero eso las arredró, cuando comprendieron que por lo menos esas almas inmaculadas, que ellas volverán para enmendar, para convertirse en padres y madres.
¡Yo soy la madre de este espacio, y no ella!
Si digo “almas inmaculadas”, seguro que entiendes que no todos sus seguidores han hecho mal, que no han creado tinieblas, hay entre ellos quienes han servido a Dios, pero que solo en el mundo astral han visto esa injusticia, entonces pudieron comenzar con mi vida.
Y esa posibilidad la recibieron todos ellos.
Te digo: ella ha torturado y golpeado de manera destructora a millones de criaturas mías, y ¿acaso eso es sagrado?
No lo olvides, hijo mío: mi criatura todavía tiene que comenzar con su desarrollo espiritual.
Por supuesto, la criatura de la madre tierra tuvo que recibir una fe, tú traes allí la ciencia espiritual.
Pero ¿quién es Dios y qué es la vida?
Tiene que aprenderlo la criatura de la tierra, y solamente entonces accederá a este amor.
Mira, André, los maestros descienden hasta la siguiente transición, nueva vida mía, pero nosotros también a esta criatura le dimos la propia entidad.
Nos mantenemos uno solo y vencerás por medio de mi amor.
—Te estoy tan agradecida, madre.
—Sócrates lloró hasta quedarse sin lágrimas cuando volvió a mí.
Dije: “Tranquilo, otros te vengarán por medio de sabiduría”.
“Pero”, sale de su corazón, “allí me han asesinado, madre”.
Y ¿a cuántos niños no se les “masacra” allí?
Todavía dije, André: “Tendrán que enmendarlo, algún día vivirás que allí es un paraíso.
Y más adelante vivirás que allí eliminan a mi vida consciente más elevada”.
Y ahora lo sabe.
Estaba en el Gólgota cuando la gente asesinó a mi criatura, André, y un millón de otros que han percibido mi amor, que han conducido al despertar toda mi vida.
Han sufrido, por supuesto, pero ¿qué hemos vivido?
Más adelante —tú conoces esas leyes—, cuando los maestros hayan traído a la tierra la “voz directa”, la iglesia caerá, los maestros la pondrán en la hoguera por medio de sabiduría, y entonces podrá inclinar la cabeza.
No obstante, ¿no es comprensible que todavía no me conozca a mí?
Que como la iglesia cometa errores, viole las leyes, mancille mi unión sagrada, se debe, André, a que como madre todavía no es consciente.
Y cuando se lo revelé a todos mis hijos, también ellos pudieron seguir a su vez.
Antes de que tú percibas el contacto divino, pues, André, has de saber para la eternidad que te ayudo a cargar.
Toda tu vida te ayudará, y esas chispas de luz son capaces de ello, porque jamás han conocido la violencia y me han servido por medio del amor inmaculado.
—Sí, madre, lo sé.
—Ahora mira, André, puedes constatar ahora que estos planetas han trabajado en el organismo.
Percibe ahora lo profunda que es mi vida, alcanza la unión con nuestro organismo imponente, nuestro “templo”.
¿Qué son las estrellas, pues?
¿Qué son los meteoros, André?
Migas de nuestro organismo.
Y sin embargo, órganos que tienen que llevar a cabo una tarea propia.
Pero ¿oyes, entiendes que no hemos vivido jamás la disarmonía?
Lo puedes escuchar por la voz de mi alma, mi personalidad.
Por supuesto, también esas leyes las llegarás a conocer cuando más tarde vuelvas nuevamente a mí.
¿Qué relevancia tiene Júpiter para tu vida en la tierra?
¿Qué quiere hacer Saturno?
¿Ves su anillo, André?
—Sí, madre.
—Porque sabes que ella ha densificado materialmente su propia órbita, ¿no?
—Sí, madre, lo sé.
—Pero ¿no es un milagro?
—Es increíblemente hermoso, madre.
—Cuando esa vida, un solo órgano de mi organismo, alcanzó la vida propia, absorbió esas fuerzas que eran inconscientes.
Debido a que vivió su vida entre mi marido y yo, se enfrió, por lo menos, has de comprenderlo, comenzó su tarea, y entonces, André, vio dónde vivía ella y por medio de qué se había densificado su ciclo.
A eso lo llaman el milagro del espacio, ¿no es cierto?
—Sí, madre, los eruditos están ante un gran misterio.
—Pero para nuestro organismo no se pueden vivir misterios, estas son leyes, son los grados para la paternidad y la maternidad, y también la tarea para toda nuestra vida para mí y el sol, porque no se puede vivir nada más.
Y ¿qué quieren hacer ahora los astrólogos?
Más adelante, cuando los maestros sigan esas leyes, volveré a ti, entonces te aclararé algunas cosas.
Si quieres sintonizar con eso, podría preguntarte ya ahora: ¿cuándo nació el zodiaco?
¿De qué manera?
¿Y por medio de qué gente?
—Creo que los egipcios han hecho mucho para eso, madre.
—Exacto, pero entonces ya se habían puesto los fundamentos.
Y ¿quién ha escrito la Biblia?
Solo quiero decirte, y entonces tú lo sabrás de una vez, que esto lo hizo mi criatura, y que no tiene nada que ver con mis grados.
¿Lo entiendes?
—Sí, madre, la comprendo por completo.
—Cuando sigas esas cosas, André, me verás a mí, pero entonces como hemos nacido nosotros, y volverás a la psicología humana común y corriente, para después verte delante de una cartomántica, porque también ella será capaz entonces de mirar infaliblemente dentro de tu vida.
¿Entiendes dónde llegaremos a estar, André?
—Sí, madre, lo comprendo.

—Por eso la astrología no se convertirá jamás en una ciencia verdadera, porque ahora eso no es posible.
Tú no practicaste jamás la astrología.
—De ninguna manera, madre.
—Lo ves: los maestros se han encargado de eso, tú te has mantenido inmaculado, nada ha mancillado tu vida, por lo que los maestros pudieron auparte hasta mi vida.
Sigue ahora el nuevo nacimiento.
¿Qué ves, André?
—El maestro Alcar ha alcanzado el siguiente estadio, hemos recorrido un largo camino.
—Ahora todo eso tiene relevancia para tu despertar.
Pero fuiste tú mismo quien te condujo a esta evolución, te tocó vivir esta ampliación por medio de la paternidad y la maternidad.
Ahora puedes abarcar con la vista estos planetas y lo sabes: no hay ni una sola criatura que haya sido condenada en todos esos millones de años.
Y eso ¡mis hijos lo aprenderán!
Darás mi conciencia a mis brazos, y por eso tendrás que aceptar entonces sus problemas.
—No me importa, madre, no me da miedo.
—Lo sé, o tampoco te habría infundido alma.
¿Ves, André, que el organismo se ha materializado y que esas aletas se convierten en brazos, que el cuerpo se ha dividido?
—Sí, madre, veo el milagro.
—Entonces sabes que este planeta tiene más conciencia que el anterior.
Pero ¿podrías mirar el espacio?
Entiendes ahora que una cosa no ha avanzado más que otra, ¡ambos mundos todavía siguen siendo uno solo!
No he avanzado más que este organismo, pero esta vida tampoco se me ha adelantado mucho, todavía seguimos viviendo esta unión universal.
Y no hay nada capaz de detenernos.
¿Ves ahora, hijo mío, que el alma se eleva a sí misma, que es ahora ella como la personalidad la que quiere elevarse y que esto es necesario si más adelante quiere vivir un hermoso cuerpo?
Durará algo unos millones de años, pero llegaremos a ese punto, solo en la tierra tiene uno listo el organismo perfecto para el que mi criatura recibe su concienciación.
Pero ¿no es un milagro que puedas percibir eso para mi propia tarea?
¿Ahora que sigo trabajando, sirviendo?
Ahora puedes vivir milagros, hijo mío, revelaciones materiales.
Y ¿comprendes por qué el maestro Alcar vive también este planeta desde el espacio, es decir, que no se detiene en cada una de las leyes vitales?
—Sí, madre, porque soy capaz de hacer mis comparaciones.
Puedo abarcar este grado de vida por completo, madre.
—Eso es lo que quiero decir.
Más adelante verás que esta conciencia terrestre, este organismo se ha liberado de las aguas.
Eso significa, pues, que cada uno de los siete grados de vida para la vida orgánica recibió conciencia terrestre, pero los planetas anteriores solo te mostraron lo más elevado.
Quiero decir: el séptimo grado, del que otros vivieron el agua, porque ese planeta todavía no tiene esa conciencia.
Pero este ya tiene más concienciación, este infundirá alma al organismo, el ser humano continuará y se elevará más, y esa elevación es el despertar corporal.
Para mi conciencia, hijo mío, lo has vivido, el séptimo grado no alcanzó más que la conciencia terrestre, solo durante algunos segundos, pero estos estadios de transición crean y dan a luz para la conciencia terrestre, para que finalmente las siete transiciones reciban la vida terrestre.
Conoces estas leyes para la tierra, pero también Marte vivirá ese estadio, y lo volverás a ver en mí y en el sol, porque también nosotros hemos alcanzado ese despertar.
¿Lo sabes?

—Sí, madre, para ‘El origen del universo’ se me concedió ya vivir estas leyes con el maestro Alcar.
—Así lo ves: cada vez más grados de vida adquieren la conciencia terrestre, el ser humano tiene que continuar en el planeta habitable.
—Lo veo, madre.
—¿Ves, André, cómo todos estos seres humanos animales adquieren conciencia?
¿Y ves cómo la madre naturaleza sigue el animal humano y ha logrado densificarse?
Y para toda esta vida hay suficiente comida, pero un poco más tarde, André, se violentarán a sí mismos y es cuando empezarán los problemas.
También es allí donde los animales empiezan a tener miedo al ser humano, y puedes vivir en la tierra que en eso el animal no ha cambiado nada.
Si finalmente quieres acercarte a esa vida en amor, cosa no tan sencilla para la vida animal, porque el miedo sigue siendo consciente, llegarás a ese punto, y volverás a vivir la armonía natural esta, que aquí todavía se puede vivir.
No creerás que hemos puesto miedo en nuestras vidas, ¿no?
—Para nada, madre, eso no lo hizo usted, lo sé.
—Te digo: nos hemos encargado de todo, pero adquirimos esa entidad por medio de la “Omnimadre”.
También el pensar y comprender; solo después podemos vivir el amor.
Pero ¿qué es el amor, pues?
También esas leyes las transmitirás a la vida de la madre tierra.
El espíritu de Dios yerra por las aguas, André, pero ¡yo soy quien importa!
Comprendes ahora qué más hace falta para que la tierra posea esta conciencia, y las iglesias tienen que aceptarlo.
Mira, hijo mío: el ser humano que esta irguiéndose y que ahora explorará la vida terrestre.
¿Ves cómo se han creado ya los órganos para la paternidad y la maternidad?
—Lo veo, madre, también eso es un milagro.
—Todo eso surgió por sí solo, hijo mío, el impulso interior para dar a luz y crear creó los órganos, también para los sentidos es un suceso natural y lo verás tú mismo cuando comiences con ello.
¿Por qué la Biblia no dijo ni una sola palabra sobre mí?
Me he convertido en una luz para la noche ¿y nada más?
¿No conoció esa gente ningún tipo de antenas para percibir mi vida?
¿Acaso es incomprensible a ese grado, hijo mío, que llegarás tú, además de los otros, para explicar mi vida?
Y ves lo que hace falta para que el ser humano pudiera vivir la tierra, pero también eso llegará, porque volveremos a la “Omnifuente”.
Ahora el animal humano sigue siendo peludo, lo ves, pero cambiará, el ser humano hará más etéreo el tejido material, lo espiritualizará, pero por medio de nosotros, porque somos nosotros quienes poseemos estas fuerzas, mi marido posee esta irradiación, esta fuerza vital, y podrás aceptarlo.
El maestro Alcar sigue los sentimientos espaciales, esa es la conciencia de mi alma y mía.
Y lo vuelves a ver en el ser humano y en el animal, aunque ahora de manera corporal, ¡solamente en la tierra se manifestará la personalidad interior!
Eso es, entonces, el espíritu para el mundo astral.
Y las correspondientes esferas de luz; reconocerás ahora, lógicamente, el bien y el mal, la armonía y la vida disarmónica, el pensar y el sentir.
Es en el segundo grado cósmico donde encontrarás el animal humano gigantesco, como también lo demostraron los tiempos prehistóricos para mi criatura tierra, y desde luego que también se puede vivir allí, porque hay que vivir esas leyes de despertar.
Pero lo ves: también yo y toda, toda mi vida hemos vivido esos tiempos.
—Es cierto, madre, el maestro Alcar me mostró esas leyes, tengo que inclinar la cabeza.
—Ahora sabes cómo vivirás el segundo grado cósmico.
Pero ¿cuántos millones de años llevas viviendo ya?
Imposible de seguir ya, según dice la criatura de la tierra, pero ¿ves, André, que aun así es posible?
—Sí, madre, pues lo estoy viviendo.
—Sintoniza ahora con esta evolución, hijo mío, voy a volver a mi vida.
Veo que se le dará la palabra al maestro Zelanus.
Más adelante se te concederá volver a vivirme.
Adiós, hijo mío.
—Mi madre, te doy el beso de mi corazón.
—Y me encantaría vivirlo.
Es cierto, se me da la palabra y sigo, la madre de este espacio fue una sola con la conciencia de André.
Es una gracia universal vivir estos sentimientos y eso lo vive absolutamente toda la vida de Dios.
Más adelante, cuando el ser humano de la tierra se despida, ya no harán falta maestros para conectarlo a uno, si se abre a la vida de Dios, ¡la vida se encargará de hacerlo!
Y entonces, como ser humano, podrá usted vivir la unión espacial.
La cosmología para su vida en la tierra será que el hombre y la mujer son uno solo con el espacio, la luna como “madre” y el “sol” como padre; así hablarán las leyes a su vida.
Ya no harán falta religiones, porque esta unión lo da todo, todo, a la vida de Dios, al ser humano le toca vivir amor, algo que han materializado todas estas leyes.
Ciertamente, también entonces los profetas adquirirán su relevancia espacial y también humana, pero ahora visto desde el origen para todo lo que vive, por medio del “sol y la luna”... estas almas gemelas, que han creado al ser humano, al animal, y desde luego la madre naturaleza.
No privamos al ser humano de la tierra de nada, al contrario, ¡traemos despertar por medio del espacio!
Y eso André-Dectar puede seguirlo y vivirlo ahora mismo, también el sol hablará a su personalidad, porque ¡esta es la unión espacial nuestra con toda la vida de Dios!
¿No es imponente que usted como ser humano reciba ahora esta sabiduría para su propio siglo?
¿Es antinatural a tal grado que cada siglo tenga que vivir el despertar propio y que lo recibirá?
O sea, cada ley como un organismo hablará sin duda a la vida de usted, porque entonces se convertirá en su conciencia cósmica, y solo ahora está lista su vida interior para vivir y aceptar.
Las religiones solo aportaron perifollos, o sea, ningún fundamento espacial, solo ahora la madre tierra y sus hijos están listos para vivir este amor.
Ahora alcanzo la animación cósmica y puedo decir:
“Sí, mi maestro, ahora he alcanzado la unión espacial, pero se me ha concedido seguir y vivir la unión de André.
La madre luna nos dio a nosotros a ver esa claridad inmaculada, nuestra vivencia, su amor, su sentimiento, su materialización, su tarea, y podemos continuar.
Sí, mi maestro, accedemos ahora al segundo grado cósmico.
Hemos vivido seis transiciones y todos esos planetas están dispersos por el universo, cuyo origen ha analizado usted en los libros.
Vemos ahora que el espacio puede vivir un solo proceso, y es entonces la paternidad y la maternidad.
Y esas leyes sirven el organismo humano, trabajan en él, no podemos vivir otra cosa, pero así despierta el alma, el espíritu, la vida interior para todos y cada uno de estos sistemas.
Ahora va tomando forma el proceso de gestación humano, y ¡es sin duda alguna el ‘ser humano’!
¿Qué estamos viendo?
¡Hemos alcanzado el segundo grado cósmico!
El ser humano continuó y evolucionó.
¿Ya no se puede experimentar eso para la tierra?
¿Piensa el ser humano que ya está listo allí?
Para el estadio actual, mi hermano André, se ha constatado la presencia de estos pequeños planetas desde la tierra, pero como organismos en función ya no se pueden vivir desde allí, porque todos esos estadios de transición han completado sus tareas.
Nosotros como seres humanos recibimos evolución, despertar para el organismo.
Esta concienciación universal nos dio sentir y pensar espaciales y es la posesión para toda la vida de Dios para todos los espacios que han nacido.
Aquello en que vivimos ahora se remonta a billones de eras para la tierra; eso significa, pues, que solo dentro de billones de años podrá la tierra comenzar con su tarea”.
El maestro Alcar dice:
—También nosotros, mi hermano Zelanus, hemos podido convencernos de esta realidad.
Nos alejamos de la luna y despertamos, y con nosotros toda la demás vida.
Mira cómo ha podido materializarse la naturaleza.
Ahora pueden hacer ustedes sus comparaciones: la vida se materializa, para lo que todos estos planetas recibieron la vida propia.
Ahora accederemos a lo existente, o sea, para el estadio actual.
También Marte, según vemos, está cerca de completar su tarea, y puede empezar ahora mismo con el proceso de muerte.
En este plantea, como segundo grado cósmico, el organismo adquirió conciencia terrestre.
¿Están vacías las aguas?
No, no, también las aguas darán a luz y crearán vida propia.
Pero el ser humano y también la vida animal salió trepando de las aguas.
¡Así que el sol y la luna crearon conciencia!
Ahora se endurecerá toda esta vida, que sin embargo poseerá primero esa entidad en la tierra, porque a esta se le dio a aceptar otra tarea.
Esa tarea posee más densificación, o sea, más concienciación.
Es de lo más lógico que el alma despierte como la vida interior.
Pero esto aún eso una personalidad animal.
¿Cómo son ahora las transiciones para el organismo humano?
Los primeros grados... hasta el cuarto es peludo, son seres animales, pero el sexto y séptimo grado ya nos conduce al estadio selvático terrenal.
¿Todavía se puede vivir alguna diferencia con la tierra?
Por supuesto, porque en la tierra, para el estadio actual, el ser humano y también el animal han alcanzado lo humanamente normal.
Eso significa que se han vencido las eras prehistóricas, pero que aquí las vemos delante de nosotros naturalmente.
También es lógico que la vida dure aquí un poco más que para los grados anteriores.
Pero también el espacio adquirió color y forma, la personalidad espacial adquirió concienciación.
Y ¡eso es “el sol y la luna”!
Las estrellas llegan a tener más luz, los planetas semiconscientes más aliento vital, al igual que el ser humano.
Así que estos son seres humanos animales, porque todavía no se ha alcanzado el estadio humano.
Estos son siete grados de vida para el estadio humano, que volvemos a ver en la tierra.
¡La madre terrenal terminará esta vestidura!
Por supuesto, mi hermano André, en realidad ya hemos comenzado aquí con la demolición nuestra.
Lo que te ha revelado la “luna” como madre es verdad.
Pero más adelante viviremos esas leyes, cuando nos veamos ante el despertar de la vida del alma, y entonces también llegaremos a conocer estas leyes.
El planeta se ampliará y densificará, ¡también su vida!
El sol y la luna trabajan en este organismo y también son ellos quienes elevarán la tierra hasta su creación y alumbramiento.
Mira ahora lo sencillo que es todo.
Una ley tras otra adquirió materialización.
Todos esos millones de grados de vida se pueden vivir, es más, ¡hasta en el “Omnigrado” divino!
El planeta se amplía a sí mismo, se dilata, hasta que se haya materializado la bola vital astral, como se puede percibir ahora desde la tierra.
Eso pudo hacerlo la madre luna, y lo poseerá toda su vida.
Por tanto está claro que después de la división divina hubo varios órganos, o sea, vida, nacidos a partir de Dios, a los que el sol y la luna forzaron a este servir.
Así surgió este imponente organismo macrocósmico, cuyo control llegamos a tener nosotros como ser humano y el animal, al igual que la madre naturaleza.
Y en esta vida los maestros lo llaman... “Dios”... para la tierra, para nuestra vida con las leyes de vida, los grados de materia, para el alma, ¡y para el espíritu!
No se puede vivir nada más, pero así volvemos al “Omnigrado” divino, ¡nada puede detenernos!
¡Nada!
Ahora puede usted seguir esta dura vida y acogerla en su vida.
¿Por qué se le asignó este lugar para el espacio para el segundo grado cósmico?
Eso tiene que quedarles claro ahora.
Si Marte hubiera alcanzado la concienciación en el lugar de la tierra, su vida se habría quemado irremediablemente, este tejido imponente y sin embargo tan delicado se habría vuelto acuoso por el desarrollo más consciente del sol, porque no vivimos aquí el endurecimiento de la madre tierra.
¿Entienden, hermanos míos, con cuánta armonía imponente funciona este organismo espacial?
¿Que solamente después de Marte puede la tierra comenzar con su vida, y que este espacio no adquirió de pronto el nacimiento propio?
¿Que hemos tenido que vivir un grado tras otro para el espacio, y que los planetas de transición llegaron a tenerlo en sus manos, y que fueron creados para eso?
Entonces podrán ustedes abarcar todas estas leyes con la vista, y se puede comprender que Júpiter, Saturno y Urano, con las otras hermanas semiconscientes, viven otra tarea que la que le tocó vivir a la maternidad consciente.
Ahora todos esos nombres de la tierra ya no tienen relevancia, sí el grado de vida para la paternidad y la maternidad, ¡por el que el erudito en la tierra llega a conocer su creación!
Los maestros quieren que vivamos esta leyes y les pongamos fundamentos para la “Universidad de Cristo”, y lo ven: ¡ya hemos consignado estas verdades!
El segundo grado cósmico nos da ampliación corporal, despertar para el organismo humano, no nos hace falta vivir nada más, porque no hay nada más para materializar.
En eso trabajan el sol y la luna, pero toda la vida adquirió la propia entidad.
Solo la madre tierra será capaz de terminar este organismo.
Lo embellecerá, porque posee esas fuerzas y es para su vida el “tercer grado cósmico”, y seguirá siéndolo, pero por el que recibimos esta unión.
Y a la par de nosotros, como seres humanos, toda la demás vida de Dios.
¿Cómo se piensa y percibe ahora en la tierra?
¿Cómo reza el ser humano allí y ve a su Dios?
Allí el ser humano está ante un misterio profundo e imponente, pero no conocemos misterios, para nosotros Dios vive por medio de Sus leyes, y ese Dios es otro que el que pueda imaginarse la criatura de la madre tierra.
Pueden rezar todo lo que quieran, estarán sin poder nada, porque el alma humana continúa, lo posee todo, ¡todo!
¿Cómo han despertado las eras prehistóricas en la tierra?
¿Conocía un Dios esa vida?
De ninguna manera, pero esa gente vive ahora en el “Omnigrado”, desde el que vino Cristo para traer el “Evangelio divino” a la tierra.
Sintonícense con los siete grados de vida y verá cómo la luna y el sol han trabajado en nuestra evolución.
Podemos vivir ahora un paseo por el planeta y podemos contemplar esa evolución imponente.
Nos hicieron falta seis estadios de transición para alcanzar el “segundo grado cósmico”.
Poco a poco nos fuimos liberando de las aguas, por medio de las fuerzas del espacio empujamos hacia arriba el organismo, pero eso tomó millones de años.
Podemos ver ahora aquí que la tierra alcanzará la conciencia humana.
Miren estos seres humanos primigenios, este ser animal, y verá su era prehistórica para este planeta, más adelante se verán en la tierra y solo entonces podrán aceptar que se ha creado el universo para el ser humano.
Marte produjo siete grados de vida consecutivos, pero esas leyes las llegamos a conocer para la “Omnimadre”, y siguen presentes.
Ahora vivimos esas leyes de densificación por medio del organismo humano.
Pues bien, el grado de vida más elevado, el séptimo, domina aquí los grados que viven debajo de él, pero todos esos millones de seres humanos viven dispersos por el planeta.
Por supuesto que aquí la vida es ruda y difícil, pero ¿cómo fueron las eras prehistóricas en la tierra?
Así que Marte representa una atmósfera propia, la que es para la tierra es más suave, porque más adelante la madre tierra recibirá ese lugar para el universo por medio del sol y de la luna.
Solamente avanzaremos por medio del sol y de la luna.
La naturaleza y el mundo animal son completamente uno, y están sintonizados.
Son las fuerzas y las leyes que la “Omnifuente” ha dado a la vida, y se convertirá en la evolución humana.
Así que toda esta vida, hermanos míos, alcanzará el “Omnigrado”.
Y ¿qué significa eso, mi hermano André?
¿Quiero decir para la tierra?
—Que el ser humano y toda la vida al margen de la religión, sin ella, tiene que vivir las leyes de Dios.
—Mira: esta es la razón por la que hacemos este viaje.
Tiene que irle quedando claro a la criatura de la madre tierra que hay que vivir a Dios, o el ser humano no avanzará.
Ahora las religiones han colocado escollos para la criatura de la madre tierra, y ningún despertar universal, porque eso ya no es posible.
Debido a que vivimos al Dios de todo lo que vive, logramos ir de grado en grado, los siete estadios de transición nos conducen hasta lo más elevado, y solamente entonces la vida interior puede continuar, pero entonces se habrá completado el ciclo para un planeta.
No podemos vivir otras leyes que las que posee la tierra, no es posible, pero entonces accederemos más adelante, para la madre tierra, el estadio actual, y solo entonces pondremos los fundamentos para la “Universidad de Cristo”.
Intuya todo esto según el sol y la luna, y haga comparaciones cósmicas, para que abarque todo esto con la vista.
Nosotros como seres humanos viviríamos el universo, representando así a Dios.
Por medio de este ejemplo divino tenemos que vivir otros planetas o no podremos jamás vencer este espacio.
Así que significa que el alma como ser humano no vivirá solo en la tierra, sino que ya ha recorrido este largo camino.

Ahora se puede lograr que los sentimientos estrechos de miras de la criatura de la madre tierra alcancen el despertar espacial.
¡Y eso es por el “Siglo de Cristo”!
Por medio de estas revelaciones divinas nos materializaremos, y por eso se les asignó esa tarea a todos estos planetas.
Así que está claro, hermanos míos, que Marte no puede poseer otra atmósfera, más elevada, ese desarrollo todavía tiene que llegar.
Pero han nacido espacios enormes, también un organismo humano posee ahora ese espacio, como esfera y como mundo, pero además como sentimiento, aunque veamos que esta vida sigue siendo preanimal.
Pero tampoco eso tiene relevancia, porque ¡continuamos!
Debido a que el sol y la luna trabajan en eso, la vida va siendo más consciente, y los órganos cambiarán.
Por tanto, Marte es la hermana de la tierra y la criatura del sol y la luna, y no tiene ningún otro significado.
Pero sabemos que esta vida vive en el “cuarto grado cósmico”, y viviremos después de este viaje cómo será entonces el ser humano, viaje del que sabemos que admiraremos un milagro cósmico.
Así que eso está claro: debido a que podemos seguir estos siete grados somos capaces de analizar la creación.
¡Y eso es lo que quiere “Cristo”!
Por lo tanto, la luna no pudo vivir ella misma esta evolución, sino que transmitió su conciencia a la siguiente, y eso se convirtió en el nuevo grado de vida.
Debido a que el sol se volvió más consciente, los siete grados de vida para el organismo recibieron esta ampliación, y esto no se podía destruir por medio de nada.
Lo que el ser humano hace con su vida no significa nada, de todos modos tendrá que continuar y volver de nuevo a este mundo para vivir el séptimo grado para el organismo.
Está claro que estamos viviendo aquí un día, que más adelante será determinado por la tierra por medio de su revolución, pero es el tamaño y la distancia de Marte, vistos desde el sol, lo que hace el día y la noche.
Los eruditos saben que Marte tiene un cálculo completamente distinto que el que han tenido que aceptar la tierra y los demás planetas.
Vemos ahora por qué también se materializaron esas leyes.
Estas adquieren sintonización y relevancia cuando sabemos que a Marte le tocó aceptar y representar el segundo grado cósmico, porque este planeta no era capaz de vivir la conciencia de la madre tierra.
El tamaño del planeta se transmite a la vida, es por eso que vemos este animal gigante, cuyas leyes ha materializado también la tierra, y cuyas eras prehistóricas ha demostrado.
Así que Marte describe una órbita con justicia cósmica alrededor del sol, y está en armonía con el universo, con la vida, desde luego con la madre naturaleza.
Cuando el ser humano para el estadio actual dice: “En Marte no podemos vivir, esa atmósfera es demasiado dura y demasiado ruda”, entonces podemos decir: “Tiene usted razón, pero ¿sería capaz de vivir todavía ahora todavía la era prehistórica para la tierra?”.
¿Cómo era la criatura de la madre tierra para esas eras?
Cuando hayamos llegado a ese punto, hermanos míos, volverán a ver su era prehistórica; ya se lo dije: también la tierra ha creado esos tiempos.
Al ser humano le toca vivir, además, lo que el planeta posee, y esas son las leyes de dilatación espaciales para la vida humana y animal y para la madre naturaleza.
¡Eso es “Dios”!
Esos son grados de vida divinos, que se le dieron a vivir al ser humano y también al animal, a la madre naturaleza, pero por los que se ha manifestado la “Omnifuente”, y es sin duda una creación completamente distinta que la que todavía quiere representar en la tierra la “Biblia”, pero para la que ahora mismo ponemos los fundamentos divinos.
Y lo ven: aún seguimos siendo uno solo con el espacio.
El espacio no se nos ha adelantado y nosotros no nos hemos quedado atrás.
Que el sol vaya adquiriendo más y más fuerza es conciencia elevada para la vida.
Y significa, cuando entramos al estadio actual, que el sol como fuerza creadora para todo lo que vive todavía no ha alcanzado lo más elevado de todo, tampoco para el estadio actual.
Más adelante también analizaremos esas posibilidades; pero lo volvemos a ver en el “cuarto grado cósmico” como la edificación espiritual, es allí donde el universo y también la vida han alcanzado esa concienciación.
El contorno de Marte también ha recibido la vida.
No obstante, a esos cuerpos primigenios les toca vivir la imagen humana inmaculada como la proyecta la “Omnifuente”, y solamente entonces el ser humano es como Dios quiere crear “Su” imagen.
El hombre como la joya de la fuerza de creación, pero la madre como una belleza espacial, el “Adán y Eva” que como almas gemelas viven la unión divina, ¡porque son los “dioses” humanos, y nada más!
—Son tonterías que a Dios le hiciera falta un pedazo de costilla para crear a un ser humano.
Lo que hemos vivido, ¡eso es la justicia divina!
Esto, pues, es lo que hemos tenido que seguir, los planetas poseen esa unión divina y dieron a luz, ¡crearon nuestro organismo humano y el animal!
Como parte divina somos capaces de vivir estas leyes, ¡eso es el “alma como ser humano”!
Y lo ven: seguimos siendo uno solo con el sol y la luna, porque ¡ellos son nuestro “padre y madre” cósmicos!
Y aquí se ha materializado lo maternal de la luna, pero significa que Marte posee el estadio elevado y para el espacio el “segundo grado de vida cósmico” para el ser humano y el animal, y lo mismo para la madre naturaleza.
¿Qué es, nuevamente, el significado de esa palabrita, “Marte”?
¿Qué significa la palabra “Dios”?
Para el espacio, las palabras carecen de cualquier significado, el ser humano de la tierra puso nombre a la cosa del espacio, pero ¡ahora, para este siglo, habla la “ley” verdadera!
Y esa ley tendremos que asimilarla.
No recen, pues, para que se les conceda vivir más, porque están deteniendo su desarrollo, ¡han de continuar!
Solamente la madre tierra será capaz de terminar este organismo.
Y es por eso que llega a ocupar su lugar entre el sol y la luna, y ¡también eso es una ley vital para este despertar y evolución!
Por eso, la madre tierra será capaz de modelar este organismo, toda esta vida de Marte, no ocurre nada más, pero el alma como ser humano evoluciona.
Dios mío, ¡qué imponente es todo!
Sin embargo, hermanos míos, conocen ustedes los sentimientos inconscientes de la criatura de la madre tierra, allí todavía no se piensa en todas estas leyes y posibilidades espaciales.
Lógicamente, la “universidad” terrenal tampoco es capaz de vivirlas y de dar esta felicidad divina a la vida de la madre tierra.
¡Porque sabemos cómo es la conciencia de cada una de las facultades en este momento!
¿Ve usted, maestro Zelanus, que los siete grados de vida siguen estando presentes?
—Sí, mi maestro, ahora también puedo seguirlos y vivirlos para Marte.
—En efecto, ¡exactamente así es!
El ser humano se condujo a sí mismo a este grado de vida.
¿Oye usted lo que digo, André?
—Sí, mi maestro, le comprendo.
Al ser humano le tocó este espacio por medio de la paternidad y la maternidad, pero por medio de los siete grados de vida para el organismo llegamos a tener ampliación divina, y eso significa que algún día abandonaremos este universo.
—Le doy las gracias, ¡esta es la verdad divina!
Esto es lo que a toda la vida le toca vivir y aceptar, ¡volvemos al consciente “Omnigrado divino”!
Marte todavía posee vida y funcionamiento, pero para el estadio actual también Marte ha completado ya su tarea, se prepara para este siglo para morir, como tuvo que aceptarlo su madre.
Y a la vez de ella, cada uno de los planetas de transición, porque estos organismos han asegurado sus tareas, ¡se les concedió terminarlas!
Para ahora, o sea, para este momento, aquí la vida creció y floreció, pero Marte da conciencia terrenal a su vida, y también los órganos para dar a luz y crear.
Y después llega el final para toda su vida, y el ser humano, la madre naturaleza y la vida animal, también habrán terminado este ciclo espacial.
Ya ven lo imponente que es este desarrollo.
A la vida de Dios le hicieron falta siete transiciones para el espacio para alcanzar este despertar.
Ni una sola célula se queda atrás, el planeta se materializa debido a que como seres humanos, y a partir de nosotros el animal, hemos recibido la vida astral de ella.
Perciban ahora bien este estadio actual si quieren poder hacer sus comparaciones para la tierra, y viven este cordón divino que conecta su vida con los espacios vitales.
De ninguna manera, no puede quedarse atrás ninguna célula, hasta el último aliento vital se materializa la fuente astral, de la que sabemos ahora que también a la tierra le tocará vivir estas mismas leyes.
Para el estadio actual no hay vida en Marte.
Pero ¡ustedes lo ven!
¡Marte casi está listo para el estadio actual!
Y eso lo repetimos mil veces, si el ser humano quiere ver que el universo tiene billones de años de edad y que el alma como ser humano ha vivido billones de vidas antes de que pudo comenzar con la vida en la tierra.
Esa imagen precisamente, hermanos míos, les dará sus sentimientos espaciales, pero ¡además les enseñará la profundidad del alma humana!
Han nacido siete grados corporales, también en la tierra los constatamos, y entonces, según ve el erudito, accederemos a los tipos de raza en la tierra.
Los tipos de razas (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), claro que sí, pero son leyes vitales cósmicas que tenemos que aceptar como seres humanos.
¡Y eso significa: desde la selva hasta la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es)!

Así que lo que le toca desarrollar a Marte es que crearía conciencia terrenal.
Los planetas anteriores todavía no han sido capaces de hacerlo.
Por eso vivimos ahora el resto de nuestro estadio.
No hay más, pero tampoco nada menos.
Y los siguientes grados de vida nos traerán a la tierra.
¿Qué fue lo que quiso Dios, pues?
¿Qué ha dado Él a nuestras vidas?
¿Una religión?
¿Una fe?
Eso lo hicieron los maestros y han sabido hacerlo, pero ahora el ser humano aprenderá a verse a sí mismo como un ser divino.
¡De lo que se trata para los maestros es que como seres humanos tenemos que llegar a conocer nuestras propias leyes de reproducción si queremos saber poner —y ahora para la tierra— también los fundamentos para el “cuarto grado cósmico”!
O el ser humano de la tierra volverá a aferrarse a su más allá insignificante, que ha construido la iglesia, pero nosotros vivimos otra cosa, y son estos espacios divinos.
Son los siete grados humanos y los espaciales, que nos aseguraron nuestra “Omni”conciencia y que ahora mismo como “ser humano divino” también lo poseen todo, todo, para que podamos decir a la criatura de la madre tierra:
“Dios ya no tiene nada más que darles, ya nos lo ha dado todo a nosotros”.
Ahora vemos, además, hermanos míos, que poseemos vida terrestre y acuosa, y significa que un árbol creará nueva vida, toda la vida de flores y plantas, o sea, como un grado de vida para la propia entidad, pero que también han sabido hacerlo las aguas.
Y ahora se puede ver y vivir como organismos la verdadera “ley”, para que también las aguas sigan llenas, y ¡eso es a su vez algo muy distinto que aquello en que lo ha convertido la “Biblia”!
Cada partícula material, pues, de la madre naturaleza, hasta la brizna de hierba más insignificante, posee estos siete estadios de transición para alcanzar el estadio definitivo, pero además, pues, para la propia entidad adquirida.
Es lógico, pues, que la noche del segundo grado cósmico sea más larga, que el día sea más largo que el que llegará a conocer la tierra, porque este planeta no posee esa concienciación que le toca vivir a la madre tierra, pero eso está relacionado con esta sintonización para el espacio.
En nuestro primer viaje hablamos de la entidad, para el ser humano y el animal, después para la madre naturaleza.
Pero ¿ven ustedes ahora cómo se han materializado estas entidades y cómo se han dilatado?
Toda la vida se dilata y lo podemos vivir nosotros, por lo que, sin embargo, se manifiesta la concienciación.
Se puede demostrar ahora por medio de miles de hechos lo inconscientes que eran los autores de la Biblia, cuando se preparaban para escribir la historia para el ser humano, el animal y la planta de cara a las creaciones divinas.
Esas personas no tenían conciencia material, mucho menos espiritual, no entraba en juego la conciencia espacial.
Ahora lo ven: cuando la última vida celular se haya materializado en este planeta, este cuerpo macrocósmico podrá comenzar con la muerte y también el regreso a Dios.
¡Así aprendemos ahora que la criatura de la madre tierra se ve a sí misma y que comienza una vida cósmica!
Así que ¡aquello en que se ha convertido toda esta vida en la tierra tiene que quedarles claro ahora, criaturas de la madre tierra!
Y como se piense acerca de las estrellas y los planetas como erudito le enseñará esta concienciación, y eso dirá: “¡El astrónomo todavía tiene que despertar!”.
¡También él tiene que comenzar todavía con los primeros fundamentos!
Está claro, tampoco los astrónomos saben nada de su creación divina.
Y ¿qué conocen las facultades espirituales del alma como ser humano?
¡Nada!
También esa gente todavía tiene que empezar a poner fundamentos.
¿Entiende usted ahora, André-Dectar, lo que representará usted en la tierra por medio de su vida?
No importa lo que se piense allí, lo que se quiera vivir: ¡el ser humano, el animal y la madre naturaleza volverán al “Omnigrado”!
Se pide de nosotros que constatemos cada una de estas leyes.
¡Es lo que quiere “Cristo”!
Está claro: ahora no hay ley que quiera que se le salte, toda esta vida imponente requiere el análisis universal, porque a cada una de las células para el crear y alumbrar terrestre o acuoso o bien espacial se le ha dado a vivir esa tarea.
¿Qué ha recibido la vida de usted, André?
—Lo que tengo que vivir, mi maestro, es todavía que nos hemos densificado por medio del universo, que por medio de la “Omnimadre” hemos recibido esta materialización, pero por la que también los planetas recibieron espacio.
Y ahora toda esta vida está abierta a mi conciencia.

—En efecto, ¡así es!
¿Y usted, maestro Zelanus?
—Lo que vivimos aquí en Marte, mi maestro, es la unión divina para el sol y la luna, y esta criatura imponente ha materializado esas leyes.
—Le doy las gracias, también la criatura de la madre tierra le agradecerá su vivencia.
Algún día podremos decir: este universo está detrás de nosotros, hemos vivido cada una de la leyes como organismo, pero nuestra personalidad puede vivir la sabiduría vital.
Esas son las comparaciones que tenemos que vivir, pero por las que el renacimiento se volvió universal y dio el siguiente fundamento a toda la vida de Dios, y se nos concedió contemplar esta unión.
La luna se alejó del sol, también eso está muy claro, conforme la vida en el espacio fue continuando.
Eso se convierte en las leyes para la atracción y el rechazo, las leyes de equilibrio universales, por las que sin embargo a un planeta le tocó vivir la propia órbita vital, alrededor de las fuerzas paternas, alrededor del sol.
Y cuando Galileo vio esos milagros, se asfixió su vida, se asfixió esta evolución, y ¿eso sería por medio de la autoridad divina de la madre tierra?
¿Un papa habría asfixiado esta evolución?
Sí, sí, ocurrió, esa santidad ha querido asfixiar conscientemente la evolución divina, pero Dios dijo: “Pronto enviaré a otra criatura, Galileo, no llores, tu vida y tu tarea están listas, ¡volverás a Mi vida!
Esta ampliación, pues, hermanos míos, es para nuestra vida la “providencia” divina... pero no para un papa.
¿Es por eso, preguntamos, que ustedes son conscientes y sagrados hasta el punto de poder representar la conciencia espacial?
¿Cómo habla la conciencia papal de este siglo?
Eso no ha cambiado tanto todavía, hermanos míos, la iglesia no quiere aceptar todavía que la Biblia comienza con falsedades, pero ya vendrá ese momento.
La luna se alejó del sol, pero ¡nosotros como seres humanos, y la demás vida, adquirimos por eso la materialización nuestra!
Papa, ¿oyes esto?
Iglesia, ¿quieres aceptar esto?
Aun así, más adelante ¡tendrán que inclinar su cabeza eclesiástica, y además su sentir y pensar humanos, ante esta veracidad divina!
¡Los maestros los forzarán a hacer eso!
¿Qué da a la criatura de la madre tierra la “Universidad de Cristo”?
Despertar, ampliación, ¡sintonización divina!
¡“El saber”!
¡Las religiones se disuelven!
Debido a que el alma como ser humano vivirá sin duda la creación.
Cuando miramos más allá, hermanos míos, lo vemos: podemos vivir también esa ampliación, la de que el ser humano ha alcanzado el “cuarto grado cósmico”, cuando la luna como madre esté lista aquí.
Pero también ha creado su espacio para el “cuarto grado cósmico”.
Así que también esa unión se ha alcanzado dentro de nosotros, también nos tocará vivir esas leyes, también a la madre naturaleza, también al animal.
Los procesos mortuorios acuáticos o materiales carecen de relevancia, sí la tiene el hecho de que el alma evolucione como ser humano, y que entonces ella podrá vivir su renacimiento para el siguiente estadio, esas son las verdaderas leyes.
Por supuesto que más adelante constataremos una atmósfera más etérea para la tierra, porque esta tiene que vivirla.
Y eso, a su vez, se nota por su vida.
El organismo humano alcanza en la tierra el grado de vida material.
Aquí, el ser humano es animal y le es imposible vivir un grado más elevado, porque esta es la sintonización espacial de Marte, para este cuerpo materno, también para el alumbramiento y la creación.
Pero ahora vemos que la “Omnimadre” ha velado por nuestra vida.
De esto no hay nada que se pueda destruir, papa, también usted tiene que volver forzosamente al “Omnigrado”.
Pero ¿quién es usted si más adelante tendrá que aceptar esto?
¿Cómo será entonces su conciencia en la tierra?
¿Seguirán proclamándolo a usted santo por esto?
Su orden no supo hacerlo, ¡Dios tampoco!
¡Cada ley vital de Dios le dice que todavía no ha alcanzado esa altura vital!
¿Y ahora, enojada con nosotros?
¿Con André, cuando más adelante estos libros reciban la luz vital?
Se lo dirá el ser humano de la madre tierra, porque ¡esto se convertirá ahora en el “Evangelio divino”!
¡Y para esto André-Dectar es el primer papa de todos, que lo sepan!
Eso no lo digo yo, ¡sino que lo dice “Cristo”!
Estas palabras y pensamientos llegan a nuestra vida desde el “Omnigrado”.
Cada célula de este espacio se lo dice a André.
Porque es él y ningún otro de la madre tierra quien es capaz de vivir estos viajes.
¡Y la sabiduría los convencerá de ello!
En este planeta, hermanos míos, verán su propio origen, pero ahora para el segundo grado cósmico.
Pero por medio de este grado de vida crearemos el tercero, y también para eso vivimos los estadios de transición.
Son las leyes del universo prescritas que se dilatan y densifican por medio del renacimiento.
Así que contemplen conmigo todas estas revelaciones materiales ¡y se conocerán a sí mismos!
¡Serán conscientes de su sintonización divina!
Cuanta más ampliación vivamos, pues, tanto más hermoso se volverá su organismo y su conciencia, para la luz, la vida ¡y sobre todo para su amor!
Y ante todo, una y otra vez, ¡por medio de la paternidad y la maternidad!
¿Sigue su conciencia teniendo que vivir explicaciones, André-Dectar?
—Sí, mi maestro, porque veo ahora mi imagen espacial, mi sentir y pensar espaciales y además mi personalidad adquirida.
Así que para lo de aquí no me encuentro en ninguna otra cosa, porque por medio de los siete grados de vida se me dio a vivir mi vida universal; lo sé: ¡sin duda alguna voy a volver al “Omnigrado”!
¡Eso me hará despertar!
Viviré millones de estadios, mi maestro, y es necesario; no me queda nada más que hacer para los espacios.
¡De esta manera voy construyendo mi felicidad vital!
Así que lo que el planeta posee en cuanto a atmósfera es mi conciencia.
Eso es mi despertar, de la que mi organismo dice: así mismo es el alma de usted, esas son sus posesiones de matrimonio adquiridas, también mi alma gemela, por lo que continuaré y juntos tendremos que vencer este espacio.
No hay estrella que se haya quedado al margen de este empuje, toda esa vida me sirvió a mí, mi maestro, para eso fue creada.
—Es cierto, hermanos míos.
Ahora vuelvo la mirada hacia nuestra primera vida lunar, el momento en que la luna ha comenzado con su densificación.
El “Omnigrado” quiere que yo vuelva la mirada y lo entiendo, porque me veo ahora ante esta imponente ampliación y puedo volver a vivir cada uno de los grados de vida, pero lo percibo por mi organismo.
Vivo además, y ahora conscientemente, que la atmósfera de la luna adquirió conciencia por medio del sol y que el ser humano de la tierra tiene conciencia por medio de la atmósfera de la madre tierra, por lo que vemos que tampoco esas leyes vitales han cambiado en nada.
Así que en aquel nada invisible y divino sin duda estaba presente todo, y ahora hemos de aceptarlo.
Y usted, maestro Zelanus, ¿qué leyes vuelven a la vida de usted?
—Yo, mi maestro, veo mi despertar elevado a un millón, y es por el poder de mi organismo.
Veo este ser humano animal y vivo ahora el organismo.
Este ser inhumano no tiene nada que ver con la criatura de la madre tierra, pero algún día este animal será allí el ser humano de la tierra por excelencia.
El alma de este ser animal continúa, el organismo se queda atrás, para que comencemos la construcción de la madre tierra con conciencia espacial.
¡Esto tengo que percibirlo para la “Universidad de Cristo”!
Si no pudiéramos continuar, mi maestro, tampoco habría nacido jamás la madre tierra, pero lo sabemos: ¡pronto también ella tendrá que servirnos!
Así que Marte adquirió una existencia propia para la vida nuestra.
¡Es por eso que el ser humano y también el planeta son completamente uno!
Si la criatura de la madre tierra, o sea, para el estadio actual, todavía no sabe aceptarlo, entonces de todos modos esa vida llegará a ese punto más adelante, porque entonces las universidades poseerán esta conciencia y entonces puede comenzar la vida espiritual en la tierra.
Pero veo más cosas, mi maestro.
También el órgano alumbrador y creador ha recibido ese desarrollo.
Por medio de estos sistemas al alma le tocó vivir su creación, y accedió también a esta entidad.
El órgano de pez cedió espacio al órgano animal, lo que aquí son garras, en la tierra se convierte en brazos y dedos, las antenas en estado material para deformar la vida.
Los primeros cuatro grados vitales se liberarán de la sintonización animal, se disuelve esta piel, mi maestro, cuyo séptimo grado vemos, y aceptamos que el ser humano en la tierra haya vencido ahora mismo esa capa de pelo para este primer grado corporal.
Y eso significa que al ser humano de la selva en la tierra, o sea, este primer grado de vida corporal, le toca representar el séptimo de Marte, y también lo constataremos allí.
Que el mundo animal en la tierra no alcanzará esta altura, eso ya puede verse ahora.
Aunque la vida acuática sí posee esa sintonización vital y nos la muestra el león marino, ¡también esas leyes vitales las estamos constatando para nuestra vida!
Aquí los seres humanos somos ahora como seres prehistóricos.
Pero a cada parte del cuerpo le tocará vivir el espacio, y nuestro aliento vital se hará más etéreo.
Se espiritualiza, porque es la sintonización.
¡Ese es el propósito!
¡Esa es la siguiente ley vital!
Y eso significa, mi maestro, que la vida interior no ha avanzado más que el organismo.
Debido a que a Marte le tocó vivir esta distancia del sol, eso se convirtió en el organismo para el ser humano, también para el animal y la planta.
¿Qué más le queda a Marte para revelárselo a la vida de usted?
Siento que podemos continuar.
Este paseo nos da el imponente saber, es la muerte por la que el alma vence el planeta.
¡Eso también es así para la tierra! (—dice.)
Ahora nosotros, estimado lector, estimada lectora, damos un paseo por este imponente planeta ¡y constatamos para nosotros y para usted nuestro pasado!
Pero más adelante volveremos a ver estas leyes en la tierra, y solamente entonces llegará usted a conocerse.
Ahora también André puede hacer sus comparaciones humanas, es capaz de eso y ahora toda la vida del espacio quiere que se le viva.
Los organismos humanos nos piden: “¡Víveme!”.
Nos piden que descendamos hasta el alma de ese grado de vida, y solo ahora hemos alcanzado esa unión espacial con la vida; después la sabiduría alcanzará nuestra conciencia.
Cada célula se lo pide a nuestra conciencia, y vivimos la paternidad y la maternidad para todos estos seres animales, a cuyo grado vital más alto accedemos.
Es por eso, pues, que vivimos la sintonización divina de ustedes.
Pero ¿qué han dicho de esto los autores de la Biblia?
¡Nada!
Todavía no habían alcanzado ese punto.
Seguro que entienden que no solamente tenemos que vivir el origen y el nacimiento, sino que una y otra vez tenemos que hacer comparaciones “universales”, porque son estas las que nos colocan a nosotros, y más adelante a ustedes, delante de la personalidad humana, y que seremos capaces de analizar también esa profundidad.
Así llegarán a ver ustedes en la tierra una imagen espacial para cada uno de los estadios, o sea, un fundamento tras otro, o atravesaremos estos grados de vida demasiado rápido, y más adelante estaremos ante boquetes, ¡y eso, pues, el “Omnigrado” ya no lo tolera!
André ve ahora, y puede confirmarlo, que ha despertado por medio del espacio y que todavía sigue siendo uno.
Sabe ahora que como alma se ha conducido él mismo a esta materialización, pero que para eso han servido el sol y la luna, y que son ellos quienes pudieron darnos esa ampliación.
Eso significa, pues, para ustedes en la tierra que donde vean un ser humano, un animal, también la vida de la madre naturaleza, que eso es sin duda vida divina, y volverá irremediablemente al “Omnigrado” consciente.
Por medio de los siete grados de vida adquirimos este despertar universal y por tanto divino.
Cuando digo “universal”, es la unión espacial y todo, todo, y ese todo absoluto lo hemos tenido que analizar en repetidas ocasiones, por lo que vemos a Dios como luz, vida, paternidad y maternidad, pero ahora mismo además como leyes de densificación y endurecimiento, revelaciones materiales y espirituales para el ser humano y el animal.
Acéptenlo ahora: el ser humano de la selva en la tierra —más adelante se lo demostraremos— representará din duda la raza blanca (véase el artículo ‘No existen las razas’ en rulof.es), como la viven ustedes ahora, porque ustedes como la raza blanca tienen lo más elevado, el séptimo grado vital para el organismo, ¡al que desde luego pertenecen muchos otros pueblos!
André sigue a todas estas personas, estos animales peludos como seres humanos, y eso hace que se estremezca y tiemble, así de imponente es este animal humano.
Y sin embargo: ese salvajismo, estos órganos animales, cambiarán, para eso recibe su tarea la madre tierra.
¿Quién va a querer detener esta evolución más tiempo?
¿No va siendo más que hora de que allí en la tierra sepan cómo han nacido?
¿Y no vale esto la pena?
¡Solo ahora —créanlo y acéptenlo—, la vida en la tierra vale la pena de ser vivida!
¡Esa certeza se la da la “Universidad de Cristo”!
André compara la vida en la tierra con esta existencia imponente, pero cuando ha llegado a ese punto, la madre luna vuelve a su vida y oye, y nosotros oímos, que ella dice:
—Bueno, hijo mío, ¿cómo te sientes ahora?
—Me siento... —le contesta André, y tenemos que inclinarnos ante esto, también esta conversación tiene justificación cósmica—, yo, me siento imponentemente.
—Exacto, hijo mío, “imponentemente”, esa es la respuesta.
Pero ¿no es asombroso además que ya se te conceda vivir esto como criatura de la criatura mía, la madre tierra?
—Sí, madre, es lo más hermoso que hay, lo sé ahora y en la tierra se lo diré a sus hijos.
—¿No hemos sido amorosos ahora, André?
Todavía somos uno solo, mi hijo, mi marido y yo, y también nuestros hijos viven nuestra unión.
Sobre todo no dudes en decir en la tierra que a “mí” se me concedió dividir mi alma, ¡fue por lo que como ser humano, como animal, como flor, recibiste un alma propia!
Esa entidad, André, es origen divino, es que es ley, o jamás habrías podido vivir esta entidad.
Pero lo ves: no hay nada de incomprensible, ¡todo es humano y divinamente verdadero! (—dice.)
Claro, André lo sabe: de vuelta a Dios, pero el ser humano y también nosotros tenemos que decir: de vuelta a la “Omnifuente”, porque sabemos que la “palabra” Dios no es más que el marco para esta imponente imagen, ¡y que no es nada, nada más!
Vivimos las aguas, la vida en la tierra, el planeta densificado, y vemos cómo el ser humano, cómo esta vida divina ha podido materializarse, de lo que sabemos que en la tierra volveremos a ver cada uno de los grados de vida.
El sol como la fuerza creadora para el espacio habla a la vida de André; una estrella encantadora, su “Wayti”, le explicará las revelaciones y la vida alrededor de nosotros representará todas estas leyes.
Los organismos para el ser humano y el animal son imponentes, tampoco se quedó atrás la madre naturaleza.
Ese es el trabajo de los planetas, al alma se le da a vivir su evolución por medio de los siete grados de vida.
¡El ser humano y el espacio son uno solo!
¡La luz del espacio se convirtió en la fuerza creadora para el ser humano!
¡El sol y la luna empujan esta vida!
Para el alma y la demás vida, un planeta ¡es evolución!
¿Qué quiso la “Omnimadre”?
¿Cómo se ha materializado la luz vital de su vida?
¿Qué fue de todas esas primeras revelaciones de todas?
¿Qué saben los eruditos de todas estas leyes?
¿Quiénes son ustedes cuando como seres humanos pueden llamarse eruditos en la religión?
¿Qué, si son teólogos?
¿Cuándo alcanzarán ese punto los astrónomos?
Y entonces el espacio exclama a nuestra vida: “¿No es asombroso, aunque estén delante de las eras prehistóricas?”.
El estado actual de este planeta los convencerá: ¡el alma continúa!
—¿Es un milagro, André?”, le contesta la madre luna elevando la voz.
—¡Sí, madre!
—Sigue todo esto, hijo mío, pero yo soy la madre de toda esta vida.
Durante un momento, André entra en contacto con “Jeus”... y esa criatura exclama:
—Dios mío, ¡ojalá lo hubiera sabido antes!
Y entonces André puede contestar:

—Viene ahora, mi Jeus.

Más adelante, cuando estemos de vuelta en la tierra, ya nos hablaremos.
Ahora abre bien los ojos, porque vivirás milagros divinos.

Y nuevamente vuelve la luna, y le da:
—Qué amable de tu parte, André, abrir a “Jeus”.
—Ya va siendo hora, madre.
—Lo sé.
¿Cómo van las cosas ahora?
—Me percibo y me veo a mí mismo, madre.
¡Ahora podría dar amor al ser humano, y conocimiento!
¡Vivo la división de mi personalidad, madre!
Veo un grado tras otro, ¡todo es imponente!
Y vivir la paternidad y la maternidad es sagrado, pero la iglesia no lo comprende.
Pero vendrá mi momento, madre, o el tiempo de usted, ¡su siglo!
¡Conduciré a sus hijos al despertar, madre!
—Y es lo que queremos, André, mira tú mismo, mi alma te sonríe.
¿No tiene esa vida una conciencia radiante?
¿Oyes ahora tu “Wayti”?
—Sí, madre.
—Entonces te conectaré con mi hijo.
—Gracias, todo es un amor tan profundo por mí, madre.
Y entonces André escucha:
—¿Te he contado falsedades, André?
—Para nada, hijo mío, todo es verdad.
—¿Me das tu beso?
—Sí, siempre, seguiremos eternamente siendo uno.
—¿Ves lo que ha nacido en esos siglos?
—Sí, Wayti, es imponente.
—Y toda esta vida, André, tiene la obligación de vencer ese planeta.
¿Has visto que todavía no hay ningún más allá?
—Lo veo, Wayti.
—¿No es también asombroso?
Los cielos y los infiernos son para la tierra.
Pero ¿por qué la gente lo ha convertido en “infiernos”?
—Porque no conocen otra cosa, Wayti.
—Así es, exactamente, pero ¿por qué Marte no vivió a ningún Moisés?
—Porque estos animales no entienden de ningún Dios, querido.
—¿No está claro ahora, André?
—Sí, sí, Wayti, todo me queda claro.
—¿Por qué este planeta no posee arte, música, nada de todos esos tesoros que ha recibido la madre tierra?
—Porque no hace falta, querido.
—Pero ¿cómo se siente ahora el ser humano en la tierra?
—Allí se piensa que los atacará Marte.

Allí piensan, querido, que Marte ha avanzado más que la tierra, o sea, que posee más conciencia.
Esa es la imagen para los astrólogos, Wayti.

—Lo entiendo, pero ¿también empiezas a comprender lo que eso significa?
—Claro, ahora lo sé y reflexionaré al respecto.
—Creo que puedes hacer estas preguntas.
Porque si ahondas un momento en ello, verás que todo es distinto.
¿Qué se hace ahora en la tierra?
Dar sentimiento humano a bolas de gas que son inconscientes.
Tú traes ampliación de espíritu.
¿Marte tiene que atacar la tierra?
Este animal prehistórico no se conoce a sí mismo.
¿Tiene que inspirar al ser humano este animal?
¿Tiene que ir este animal a la tierra para vencer esa conciencia elevada?
¿De dónde provienen todos los milagros técnicos?
¿El arte, André?
—De las esferas de luz, querido.
—Exactamente, si Marte poseyera un más allá, si todos estos planetas hubieran llegado a conocer un más allá consciente, sí, claro, entonces todo sería distinto, pero esa conciencia pertenece únicamente a la tierra.
Pero ¿entiendes y ves ahora de qué manera tan milagrosa también esos mundos están en armonía con el universo?
—Sí, Wayti, lo veo, para todo esto entrego mi vida.
Qué raquítico sigue siendo el ser humano del siglo XX.
Ahora miro por encima de la tierra, a partir de estas especies de animales.
Sé que estos animales han vivido en la tierra y aquí no son de otra manera.
Y eso ha provenido de las aguas.

Pero en la tierra los eruditos buscan la era prehistórica, todavía no pueden aceptar, querido, que todas esas especies de animales y seres humanos viven ahora dentro de nuestra sociedad, pero allí no saben que el “Omnigrado” ya está habitado.
Ahora se busca todo en la tierra, aquí vivo la verdad divina.
El astrólogo da al ser humano sus cálculos y predicción, Wayti, pero ¿qué quedará de eso?
—Nada, André.
¿Entiendes que la imagen ha comenzado precisamente de manera distinta, opuesta a la propia vida?
—Sé a qué te refieres.
Sí, así es.
Dan más conciencia al espacio que la que poseen ellos mismos.
Quiero decir, Wayti, que los astrólogos todavía no conocen el espacio.
Ahora sé que la luna puede infundirte alma, tu madre sabe hacerlo, pero ¿no significa eso que ella dé arte al ser humano, que ella puede proteger al ser humano de mil asuntos?
¿Qué hay de la “voluntad” propia, Wayti?
¿De la personalidad humana?
¿Puede una bola de gas infundir alma al ser humano?
¿Qué significan Júpiter y Saturno?
¿Qué significas tú para el ser humano, para mí en la tierra?
—André, eso lo sabes, ¿no?
—Lo sé.
Yo como la vida y el ser más elevado que ha creado Dios puedo hablar a tu vida, pero ¿qué puedes darme para esa vida cotidiana?
—Nada, André.
—Y ahora tienes conciencia radiante, eres como es tu padre, pero ¿qué puede darme Venus? ¿Saturno?
¿Qué soy yo mismo, ahora que sé que esos cuerpos recibieron la vida a partir de mí?
¿Puede infundirme alma algo, Wayti, que haya recibido la existencia por medio de mí?
¿Quién soy?
¿Qué edad tengo?
¿Tiene Saturno las fuerzas humanas, que infunden alma?
¿Posee Júpiter fuerzas y poderes creadores?
Sí, esos cuerpos se encargan del inmaculado aliento vital para todos ustedes.
¿Cierto? Así es.
Pero lo que ahora veo y puedo vivir es, Wayti, que nada de todo ese zodiaco ni de todas esas casas para el ser humano, tampoco ese último e insignificante cuarto menguante, puede infundirme alma, porque lo único que eleva la vida materia es esa irradiación con animación, pero el ser humano es más, ¡el ser humano lo es absolutamente todo!
—Eso es verdad, André.
Pero ¿puedes profundizar un poco?
—¿Sabes, Wayti, cuántas personas meten las narices en eso?
¿Cuánta gente se dedica a la astrología?
Son millones de seres humanos, que puramente por medio de los signos del zodiaco determinan vida, y su vida diaria.
Pero cien mil veces yerran el tiro por completo (—dice).
Un poco después llega a tener paz.
Nosotros seguimos los grados de vida animales.

Ahora Jeus pregunta:
—¿Qué es eso, eso de lo que hablas ahora?
—Ya te enterarás más adelante, Jeus.
Pero sigue siendo uno conmigo, para que en la tierra podamos hablar.
E intenta olvidarte de tu dialecto.
—Haré lo que pueda.
—Muy bien, Jeus, entonces voy a continuar.
¿Has oído a Wayti?
—Sí, desde luego, ¿qué clase de milagro es ese?
—Es mi amor, Jeus.
—Santo cielo, qué gracia que es.
—Así es, mi Jeus, pero también a Jozef se le envía cada una de las leyes.
—Eso es maravilloso, entonces podemos hablar juntos si allí tienes que pensar.
—Pues esa es la intención, Jeus.
Pero ahora voy a continuar.
La astrología habla a mi vida por medio de Wayti, y no quiero perder una sola palabra.
Y ahora dice a Wayti:
—¿Sigues allí, cariño?
—Por supuesto, André.
Jeus me parece muy cariñoso.
Qué bien que ahora lo eleves, y eso le dará un despertar espacial.
—Esa es la idea, pues, Wayti, porque luego todo va a comenzar.
—Lo sé.
Los maestros quieren hablar.
—Sí, eso es lo que quieren los maestros, y vale la pena.
Recibiré el poder de la palabra, Wayti.
—También eso es posible, André.
¿Has reflexionado sobre el zodiaco, ahora que sabes que también el ser humano ha escrito la Biblia?
—¿Lo ves, Wayti? Eso es, pero esa gente no lo comprende.
¿Cómo surgió el zodiaco, Wayti?
—Debido a que el ser humano comenzó a pensar.
Los primeros seres humanos, un poco antes de que empezara el Antiguo Egipto, André, se conducían a sí mismos al espacio, de vuelta a nuestra vida.
Y cuando empezaron a comprender buenamente el carácter, también para esa gente adquirimos sentimientos humanos.
Así que eso significa que el ser humano que llegó a conocerse comprendió que tenía que ver con nuestra vida.
Pensó que el espacio, que toda nuestra vida tenía relevancia para él mismo, y desde luego es la verdad, pero de ninguna manera como la percibió él.
—Lo veo, Wayti.
¿También conoces a Freud?
—Desde luego, quien en la tierra va palpando nuestra vida toca nuestra alma, y entonces llegaremos a conocer, como si nada, a esa gente.
—Pues bien, pensó ese hombre, cada..., casi cada trastorno para la personalidad se presenta por medio del deseo del ser humano, por medio de la paternidad y la maternidad.
Es un erudito, Wayti, y ese hombre buscó el origen del alma.
Estaba cerca, pero no vio que justamente ahora esa Omnifuente, por medio de la paternidad y la maternidad, infunde alma al ser humano, al alma, y que la personalidad ha pasado a ser accesoria, que el ser humano ha de vencer esos rasgos de los sentimientos.
Reflexioné sobre esto en la tierra y lo sabes: también entonces éramos uno solo.
Pero ¡distintos!
—Déjame decirte algo, André, así lo sabrás de una vez.
Finalmente, podrás sacar entonces tus conclusiones.
Dios creó al ser humano a Su imagen.
Así que la “Omnimadre”... y la “Omnimadre” no ha creado nada más que bondad y armonía.
Porque no has podido vivir ley disarmónica alguna, ¿no?
—Para nada, eso no es posible.
—Pues bien, ¿de dónde vienen entonces todos esos pensamientos malos, de dónde viene esa demolición que el ser humano siente allí?
¿Tenemos que ver con maldad?
¿Podemos dejar que el ser humano se estrelle desde nuestra vida?
¿Podemos golpear al ser humano con enfermedades?
André, te pregunto: ¿puedo pegarte yo? ¿Puede hacerlo Júpiter, Saturno?
¿Puede el espacio causarte una enfermedad?

¿Puede una estrella infundirte alma?
¿Puede la luna protegerte contra el robo?
¿Puede mi padre robarte?
¿Puede encargarse de que en tus viajes materiales no pueda ocurrir nada?
¿Puede —continúo— Urano protegerte del peligro?
¿De un mal matrimonio?
¿Puede elevarte a ti mismo a esta existencia, para la felicidad y para el arte?
¿Puede el sol y puede la luna, pueden mis padres protegerte de los negocios que haces allí?
¿Podemos ayudarte a ganar dinero?
¿Podemos, te pregunto, liberarte de tu cáncer, ahora que sabemos que esa gente ha comenzado con su destrucción?
Nosotros somos amor, André, somo uno en todo, no conocemos destrucción alguna, ni el dinero ni el arte, porque estamos al servicio de la vida.
Y ¿qué puedo darte para tu vida?
¿No has recibido la vida tú?
¿Qué quiere hacer Júpiter para tu vida, para tu alma y tu espíritu?
Nuevamente: solamente conocemos de verdad la vida y los grados de vida para la paternidad y la maternidad, ¡con todo lo demás de la tierra para el ser humano no queremos tener que ver!
—Y ahora, Wayti... pueden hacer un cálculo para todo.
Ahora tenemos algo de Cáncer... y algo de Aries...
—Por supuesto, pero en nuestra vida ¿ya has visto a ese aries?
¿Qué tienes de “Piscis”...?
Por supuesto, has nacido en las aguas, pero cuéntale a esa gente cómo te sentiste en ella.
Porque se trata de nuestra conciencia espacial.
Los animales que puedes vivir ahora, ¿tienen sentimientos parecidos a los de aries?
¿Qué quiere hacer semejante cáncer insignificante en la tierra?
¿Qué relevancia quiere tener semejante creación posterior para tu vida, André?
Santo cielo, qué risa.
¿Lo oyes? Todo lo que vive ríe, ríe por el ser humano que quiere verse a sí mismo en el espacio nuestro como un infeliz.
¿Quién ha creado la enfermedad del cáncer, te pregunto?
¿La armonía? ¿Quién?
¿Quién vive los siete grados para la paternidad y la maternidad?
Y ¿qué puede vivir el ser humano, qué puede vivir uno por medio del matrimonio?
¿Qué es el amor?
¡No lo saben, André!
—Pero hacen un cálculo, Wayti, para todo.
Primero quieren saber cuándo has nacido.
Con precisión de segundos, dicen, o se verán ante un cálculo equivocado.
—Y entonces ¿qué?
—Pues bien, entonces empiezan a hacer cálculos y entonces recibes un lugar en el espacio, pero ese espacio es entonces el zodiaco.
Calculan lo que tienes de Saturno, o sea, de los planetas, todo paternidad y maternidad, pero la gente no cae en la cuenta de que esas bolas de gas no poseen vida alguna.
Recibes semejante signo del zodiaco, ahora tienes algo de Piscis... de Cáncer, de Aries, de Tauro, ¿lo oyes?
Y entonces además de Libra, en la que no te libras de pesarte.
Y tienes algo de los Acuarios, y ciertamente también de los “Geminis”, y aprendes a tirar con el arco, por lo que van tanteando el reino animal.
El ser humano como el animal, Wayti... desde luego son signos que sondean el carácter humano, pero ahora que se me concede vivir esta cosa imponente, no tiene valor alguno.
—Te lo estoy diciendo, André: ¡esa gente no conoce nuestra vida!
Sí que nosotros sabemos dónde aprieta ese zapato.
Te pregunto: ¿cuándo llegó esa cosa a la tierra?
¿Quién fue tan listo?
¿Quién lo inventó?
¿Podemos, vuelvo a preguntare, protegerte de la destrucción?
¿Ahora que no hemos vivido nada más que felicidad?
¿Ahora que todo es amor inmaculado?
¿Qué quiere hacer el ser humano con esos numeritos?
El espacio ríe, André, el ser humano se olvida de que es justamente él quien ha creado destrucción, y no nosotros, y que no queremos tener nada que ver con todos esos pensamientos.
¿Cierto o no? Si no conoces nuestra vida, ¿cómo quieres entonces infundir alma?
Solamente la vida puede contestarte, desde luego, pero no para asuntos cotidianos.
¡No para chapuzas!
Ni tampoco para otra cosa que vea y sienta el ser humano y que pertenezca a las cosas que ha hecho él mismo, no tenemos nada que ver con eso.
¿Qué importancia tiene el nacimiento?
Que el alma como ser humano vuelve a la tierra para vivir la paternidad o bien la maternidad, y nada más.
El nacimiento, André, es sin duda padre o es maternidad, ¡no hay nada más!
Y el alma determina su momento.
Es el alma como personalidad el que lo posee todo ella misma, nosotros tenemos que seguirte, no somos capaces de darte nada, nada, tampoco de infundirte alma, porque tú posees la conciencia más elevada para este espacio.
¿Lo entiendes?
Los sentimientos más elevados de todos, el pensamiento más elevado, la unión más elevada para tu paternidad y maternidad, de la que todos solo hemos recibido lo inconsciente, y hemos estado a tu servicio, por supuesto, pero el ser humano ¿qué quiere?
¿Darnos pensamientos y sentimientos humanos con que no sabemos qué hacer?
¿La sintonización de pez es sensibilidad?
Es alumbramiento y creación, mi André, nada más, pero el ser humano posee ahora la paternidad y la maternidad más elevadas.
¿Qué más va a querer vivir ese ser humano?
¡No se puede vivir nada más para este espacio!
¡Nada más!
Hemos oído hablar de esas tonterías, desde luego, porque los sentimientos nos llegan y eso lo aceptamos como felicidad, el ser uno con lo más elevado para nuestra vida, el ser humano.
¿Y ese ser humano tuyo, André, quiere predecir una guerra, ahora que sabemos que el ser humano quiere representar su vida por medio de la destrucción?
Pero ¿hay destrucción?
¿Es eso destrucción?
Una guerra ¿es destrucción?
¿No se quiere aceptar allí que “Adolf” trae evolución (véanse los artículos ‘Hitler’ y ‘Evolución de la humanidad’ en rulof.es).?
¿Ha creado la “Omnimadre” pecados?
Te pregunto: ¿puede la “Omnimadre” condenarte?
En la tierra, ¿quién se ha condenado, deformado, mancillado?
¿Lo hemos hecho nosotros?
¿Lo ha hecho y sabido hacer Dios?
¿Entiendes a dónde nos conducen estas tonterías?
A la Biblia, mi André, al pensamiento y sentimiento pobre, porque el ser humano no se conoce a sí mismo.
—Para todo hacen sus cálculos, Wayti.
Si allí quieres hacer un viaje, ellos miran, calculan si no vas a estrellarte.
—Y ¿tú qué dijiste?
—Dije a esa gente: “Vayan, si tienen algún accidente, yo lo pago todo”, pero no ocurrió nada, no ocurriría nada, y si sí ocurriría, según les dije, es tu hora, y no puedes eludirla.
Me reí de esa gente en toda su cara, Wayti.
—Eso es lo mejor que puedas hacer, tal vez ahora alcancen el pensamiento humano propio.
¿Y además de eso?
—Además hay toda clase de cosas.
Calculan si puedes tener una operación.
Que si va a ser exitosa o no, eso lo calculan.
Calculan si vas a vivir tu amor, o si la mujer que buscas está hecha para ti.
—Claro, eso puede ser, lo puedes ver, ¿no?
Ahora estás delante del carácter, pero, te pregunto, André: ¿ahora qué, si sabes dónde ha comenzado su destrucción el ser humano?
¿Por qué el ser humano ha engañado a su alma gemela?
¿Pensaban esos pobres de espíritu que ahora podrían vivir su amor?
¿Pensaban que eran capaces de poder analizarme a mí haciendo números?
Sabemos cómo el astrólogo de Adolf le hizo una jugada.
Lo sabemos, durante siglos llegan a nuestra vida esos sinsentidos, y nada es verdad.
Si el ser humano siente algo y contiene verdad, créeme: los maestros te convencerán de que vivo la verdad, entonces habla el propio grado de vida para el yo con conciencia diurna, y una criatura puede vivirlo.
¿Se puede sacar la cuenta de millones de grados de vida, para sentimientos terrestres y acuáticos?
Lo que posee la sociedad, ¿no es lo que pertenece a la personalidad?
Y te pregunto, ¿qué has asimilado en esos millones de vidas, André?
¿Es mío o de Saturno?
¿Puede Urano darte algo para tus pensamientos y sentimientos, ahora que sabemos que todo, todo es paternidad y maternidad?
Empiezas a comprender, cariño, por supuesto, eso es posible ahora que estás conociendo las leyes, pero te decimos: la astrología no se convertirá jamás en una ciencia, porque esos cálculos no pueden poner fundamentos cósmicos, algo que por cierto puedes vivir ahora.
Por supuesto que son machos cabríos, que allí violan la vida y que ahora son incalcanzables.
Pero ¿qué quiere hacer semejante Acuario, si esa criatura recibe conciencia espacial?
Repásate a ti mismo, André, percibe ahora lo que puedes recibir de mí, la manera en que ahora somos uno no la ha podido vivir la gente, no la ha podido vivir nadie en absoluto de la tierra.
¿Qué te estoy dando?
¿Puedes más adelante hablar un momento con Urano y Saturno?
Ellos te contestarán.
No puedo darte nada de tu carácter, nada, porque tú como la personalidad tienes que asimilar las leyes por medio de las leyes vitales corporales y es la vivencia de todo, todo, de manera divina y espacial, ahora ya no queda nada por recibir, ¡lo tienes absolutamente todo!
Y ahora ¿qué quieres?
¿Qué querrías vivir, te pregunto, ahora que sabemos que la paternidad y la maternidad son lo más elevado de lo divino?
¿Infundir alma a esos pensamientos de pacotilla que el ser humano percibe y posee allí?
Santo cielo, André, ¿qué nos importa si allí posees millones de diamantes?
¿Que tengas dinero a raudales?
¿Qué es el dinero, el oro, las posesiones en la tierra?
Normalmente, destrucción para el alma como ser humano, porque así ella se olvida, se desvive, ¡no hay nada más!
¿Qué es morir?
¿Quiere ese astrólogo calcularlo, y poner sobre aviso al ser humano de la muerte, que para el alma significa evolución?
Que para el alma es la felicidad más elevada, porque ahora vive un estadio más avanzado, ¿quiere el hombre proteger el alma de esta felicidad cósmica?
¿Entiendes a dónde va todo esto, André, ahora que puedes vivir las leyes espaciales?
¡Se convertirá en destrucción, querido mío!
Aquí el astrólogo echa mano del corazón vital de la “Omnimadre”, de tanto calcular un astrólogo termina sobre un plano inclinado, trae disarmonía donde la armonía lo es todo y tiene que representarlo todo, porque vivir la muerte es ampliación armoniosa, y ¿quiere detenerlo ese proceso de cálculo?
¿Entiendes qué peligro resulta de esto?
—Empiezo a verlo todo, Wayti.
—¿Puedes profundizar un poco más?
Ahora percibes, mi “príncipe”... lo insignificante que se vuelve todo.
Ahora sabes que ese zodiaco no es más que insignificantes rasgos de carácter del ser humano, pero que no tiene nada que ver con nuestros sentimientos espaciales, precisamente porque nosotros significamos amor.
¿Quién de nosotros quiere tener esos aires de Aries?
¿Quién tiene alguno de ellos?
¿Acaso mi querida madre y mi padre?
Que sean precisamente esas células semiconscientes para nuestra vida a la que les den tanto poder humano, eso es lo peor de todo.
Porque ¿qué es Urano, Júpiter, Saturno?
Lo que ellos tienen que hacer crea y da a luz a la planta para las aguas, son los órganos para la respiración, mi André, y nada más.
¿Y eso es lo que recibirá del ser humano fuerzas humanas, conciencia humana?
¡Es para troncharse de la risa!
—Para esa gente, en tal y cual mes no hay que montar en bici, no hay que ir a nadar, no puedes hacer negocios, allí esos meses te rompen el preciado pescuezo y miles de cosas más, Wayti, que ellos calculan para tu vida, pero que para mí son tonterías.
También sabe hacerlo la cartomántica, la mujer con su poso de café ve con más claridad que todas estas personas ingenuas, aunque estemos tratando con eruditos, ¡ahora las cosas son aun más raquíticas!
El maestro ha escrito los libros ‘Dones espirituales’, y en ellos ha analizado los siete grados de los sentimientos, que más adelante tendrá toda esa gente nuestra, y entonces podrán saberlo.
—Compréndelo bien, André: el ser humano lo recibió todo, todo, lo más elevado de todo, al ser humano ya no queda nada que darle.
¿Qué vas a querer consignar par ‘La cosmología’?
¿Lo vivimos un momento para la “Omnifuente”?
—Por favor, mi Wayti.
Lo veo, lo quieren los maestros.
Estoy pensando para la “Universidad de Cristo”.
—Entonces te diré lo que estoy recibiendo ahora mismo.
Mi padre dice y mi madre me da:
“¿Qué es en realidad la astrología?”.
¿Qué relevancia tiene para el ser humano?
¡El espacio hablará para la “Universidad de Cristo”!
—Antes que nada hablarán mi padre y mi madre.
El sol como padre.
Para el ser humano, ¿mi padre es vida, luz y amor?
¿Sí o no, André?
Ya viene mi padre.
+ +
+
—El sol como la paternidad y para el espacio habla para la “Universidad de Cristo”.
—Yo soy el padre para este universo.
Te di luz.
Te di mi vida, mi ampliación, mi densificación.
Por eso lo he dado absolutamente todo a tu vida como el padre para este universo, pero por medio de la paternidad y la maternidad.
Doy irradiación, pero lo que dice mi amor, la luna, pronto lo oirás, hijo de la tierra, y son los sentimientos.
Por medio de ellos te di a vivir los siete grados de los sentimientos... “sentimiento”... como la vida.
No hay nada más, no hay otra cosa, porque ¡esto lo es todo!
¿Qué dice mi amor a tu vida y tu ser?
Escucha y sabrás lo que has recibido allí.
—Te lo di todo, pero yo seguí siendo un planeta, ¿o es que la materia de la tierra es retrasada, criatura mía?
De ninguna manera, porque esa materia alimenta, da a luz, pero tú como ser humano puedes percibirme y amarme.
¡Te doy amor!
Únicamente sentimiento, porque soy madre.
Por supuesto, también mi criatura, madre tierra, acepta y entiende, vive mi amor, vive mis fuerzas como “marea alta y baja”, pero ¿qué es eso?
¿Es animación?
¿Quieres darme ahora tu pensar y sentir?
¿Quiere que lo proteja de la perdición, ahora que sabemos que lo ha recibido todo de mi parte?
Puede usted vivirme por medio de la maternidad, soy capaz de sanarlo de muchas dolencias, si usted está dispuesto a vivir mi unidad.
En todo soy madre, nada más, y estoy abierta a su vida.
¡Únicamente a la vida!
Únicamente a su alma, su espíritu, si puede aceptar las leyes de mi vida, ¡o no viviremos unión alguna!
Pero ¡también lo soy para su perro y su gato!
Para absolutamente toda la vida de nuestro espacio, pero no para las cosas cuyas leyes propias ha determinado usted, que usted ama y que nosotros no conocemos.
—¿Lo oyes, André?
Es mamá.
Y para nuestra vida mamá y papá han recibido la autoridad más elevada, papá es el rey y mamá la reina de nuestro universo.
Todos nosotros, alrededor de papá y mamá, tenemos que hacer caso, hemos tenido que aceptar sus leyes y grados de vida, formamos parte de su paternidad o maternidad y no somos nada más, nada, pero representamos nuestra entidad adquirida.
Y ¿qué les queda por vivir para el ser humano a Júpiter, Saturno, Urano, Venus?
¿A aquellos que no han conocido vida humana ni animal?
¿A aquellos que solamente son partículas de nuestro organismo, que aseguran los órganos respiratorios, que son la inmaculada claridad para nuestro organismo?
¿Qué quieren infundir en cuanto a alma al ser humano, por medio de su atmósfera horrorosa?
¿Infundir alma para no morir?
¿Quieren infundir alma al ser humano para hacer buenos negocios?
Una sola chispa de nuestro cuerpo, ¿tiene que meterse con esos ladrones de la tierra?
¿Puede siquiera una chispa de padre y madre proteger al ser humano del bien y del mal, ahora que ya no sabemos lo que es el mal, la demolición, la injusticia?
¡No conocemos destrucción!
¡No poseemos injusticia alguna!
¡No queremos tener nada que ver con ladrones!
¡Conocemos únicamente los grados de vida y sabemos que no hay muerte alguna!
Sentimos conscientemente, por supuesto, pero ¿no para un sentir y pensar sociales, y por tanto humanos?
Somos únicamente la fuerza para la vida, el poder para materializar esa vida como un grado de conciencia.
No podemos dar amor a ningún ser humano, porque el ser humano no es más que amor.
Pero ¡sabemos que el ser humano se ha oscurecido a sí mismo!
¡Sabemos que papá y mamá no han creado mal alguno!
¡No tenemos nada que ver con los viajes y peripecias de ustedes!
Nosotros, Saturno y Urano, Venus y Júpiter, cada mancha de nebulosas, cada estrella, representamos el “organismo” universal, tenemos únicamente la tarea para seguir apoyando a papá y mamá, como partículas de su personalidad.
Pero ¡eso no es humano!
No les damos arte, ¡no somos capaces de eso!
No entendemos de sus artes, no tenemos sensibilidad por ellas, ¡porque usted como ser humano es la posesión más elevada y la madre!
¡Eso es lo más elevado que pueda vivir usted y ha recibido para papá y mamá!
Si quiere conectarnos con su demolición, ¡nos estremeceremos y temblaremos!
Sabemos qué evolución tiene que vivir usted, volverá al “Omnigrado”, ¡como también tenemos que vivirlo nosotros!
El “Capricorno” y el “Aries” en su vida, ¡es usted mismo!
Usted pica la demás vida, no queremos tener nada que ver con su naturaleza de “Escorpio”, no conocemos siquiera ese animal, no dentro de nuestro espacio, ¡aunque sabemos que pertenece a las creaciones posteriores, a las alimañas!
¿Quiere usted conectarnos con sus propias putrefacciones?
¡No queremos tener nada que ver con sus putrefacciones!
No conocemos reyes ni reinas en la tierra, ¡únicamente grados de vida!
¡No conocemos a persona alguna!
¿Quién habló primero de seres humanos?
¿Lo ha dicho mi padre o mi madre?
¿Dios, acaso?
No conocemos más que siete grados de vida para el alma como vida orgánica.
¡Ustedes no son más que mamíferos!
¡Mamíferos, es lo que son!
¿Quién puso nombre a mi cuerpo?
¿Quién?
¿Quién fue?
Ustedes no conocen mi carácter, no conocen mi sintonización, formamos parte del sistema intestinal universal, eso está claro, y somos nosotros, Saturno, Urano, Júpiter, Venus, como órganos principales, como sistemas semiconscientes para la paternidad y la maternidad.
—¿Lo oyes, André?
—Sí, mi “Wayti”, es enorme.
Empiezo a comprenderlo todo, y tengo que aceptarlo.
—Justamente así es, André.
¿Qué quieren darnos, todos esos millones de personas que se dedican a la astrología?
Para la “Universidad de Cristo”, esa palabra no tiene relevancia alguna.
¡Ninguna!
El ser humano da conciencia a materia humana que es inconsciente.
¿Puede pensar un trozo de piedra?
¿Puede pensar la “tierra” como materia?
¿Puede pensar un trozo de granito?
¿El gas?
El lodo, ¿puede pensar e infundir alma al ser humano?
Solamente es capaz de ello la vida, y son mi padre y mi madre, André.
¡Mi padre y mi madre representan la “vida”!
Y esa vida —has podido verla en este viaje— se ha materializado por medio de los siete grados de vida, pero para millones de tipos de materia, millones de tipos de partículas, como un solo conjunto y entidad.
No hay nada más, pero ¡esto lo es absolutamente todo!
¿No ha visto esta gente jamás un meteoro?
¿Nunca han palpado y sentido ese endurecimiento?
Hay ocasiones en que hay trozos volando por encima de la tierra, y ese pedazo de acero, ¿es capaz de infundir alma al ser humano?
¿De protegerlo?
¿De avisarlo de robo?
¿De conducirlo al buen matrimonio?
¿Acaso no es ridículo?
¿Es capaz ese pedazo de piedra de darle arte?
¿De proteger su vida contra las irradiaciones equivocadas?
¡Son ridiculeces, André!
Sin embargo, cuando el ser humano tiene su acierto —ya entiendes lo que quiero decir—, entonces la mujer con sus cartas también sabe hacerlo, y también la que te mira en sus posos de café, ¿o no conoces la unión telepática?
¿Qué estás viviendo ahora conmigo?
Estamos conectados de manera universal y telepática, y eso puede asimilarlo la gente en la tierra, pero no tiene nada que ver con nuestra vida ni con nuestra sintonización espacial.
¿Está claro eso?
—Sí, querido, lo comprendo todo.
—Más adelante el ser humano tendrá que asimilarlo, André, porque entonces sabrá que la tierra posee la conciencia humana más elevada para el espacio.
¿A quién más vas a tener que infundir alma?
¿A quién puedes alcanzar?
Nada es capaz de vivir lo más elevado de todo de la tierra, si no es un ser humano.
Y esto ¿qué significa, André?
Que únicamente el ser humano es capaz de infundir alma al ser humano en la tierra que haya completado su ciclo en la tierra, y que por tanto vive en el “otro lado”.
Eso es posible, pero ahora no hace falta ningún zodiaco, eso ocurre de un alma en otra, de sentimiento en sentimiento, de personalidad en personalidad, como también los antiguos egipcios, y tú mismo lo has recibido ahora.
¡Lo has vivido!
¡Lo has experimentado!
Claro, eso es posible.
Ahora mismo, el ser humano está en contacto con la vida más elevada, con el alma como un grado de vida espiritual consciente, ¡cuyas leyes llegaste a conocer tú!
—¿No es asombrosamente sencillo, Wayti?
—Exactamente así es, André.
Pero nosotros no podemos vivirlo.
No somos capaces de eso ni lo queremos, ¡porque no nos pertenece!
¡No poseemos esa conciencia!
Así que está claro: ¡toda esa gente se desconoce a sí misma y desconoce nuestra unión!
No saben nada de nuestro organismo cósmico o sabrían que este estudio es una pérdida de tiempo, es estancamiento.
Claro, sabemos que los “sabios” de Oriente también se dedicaban a la astrología, pero ¿es verdadera esa historia de la Biblia?
¿Alguna vez has visto una estrella que se hacía una, que se desplazaba por el nacimiento, por —lo sé— nuestro “Cristo”?
¿Te crees ese cuento, André?
—Yo no, Wayti.
—Pero ¿cuántos millones de personas están atadas a este cuento?
La estrella vino de Oriente y se fue directamente a Belén, ¿o no?

—Claro, es lo que allí se dice.
—¿También percibes esa falsedad?
Es una gran mentira, André.
Esos sabios han sabido por medio de la clarividencia que Cristo llegaría a la tierra.
Esos sabios de Oriente no vieron ninguna estrella que los llevó hasta Cristo, eso va en contra de la realidad, André.
¿Podemos salir de nuestro propio mundo, podemos alejarnos?
Eso no puede lograrlo ningún Cristo, ninguna deidad; si hubiera ocurrido de verdad, André, todo este suceso habría desgarrado nuestro organismo entero y papá y mamá habrían tenido que vivirlo.
Ya lo ves: todo lo que la gente ha imaginado allí es distinto.
¡Así hay miles de asuntos que vivirás tú y para los que tienes que poner los fundamentos cósmicos para la “Universidad de Cristo”!
¿A María la fecundó el espíritu santo?
¿También eso puede calcularlo la astrología, André?
¿Qué quiere hacer la iglesia católica, más adelante, cuando hablen los maestros?
Entonces a ella no le quedará más que aceptar su caída y ya no la necesitarán.
Entonces los maestros tomarán todas esas iglesias en sus manos y la criatura de la madre tierra podrá escuchar lo que han logrado mi padre y mi madre.
¿Todavía quieres hablar con mamá, André?
Veo que también ella todavía tiene algo que decir.
Has de saberlo: estoy eternamente contigo.
—Lo sé, cariño, y no te olvidaré.
—Hola, hijo mío.
—¿Madre?
Wayti me contó muchas cosas, madre.
—Lo sabemos, André.
Es un encanto.
¿Lo has comprendido todo?
—Sí, madre, es todo tan verdadero.
—¿Hay algo de nuestra vida que pueda engañar tu vida?
—De ninguna manera, madre, pero el ser humano de tu hijo, la tierra, no te conoce.
—Conducirás a esas criaturas a la conciencia.
—Me esforzaré, madre, se lo prometo.
—Y lo sabemos, André.
¿Ves la armonía de nuestra vida?
—Sí, madre, en todo.
Ahora sé que la astrología no se convertirá jamás en ciencia, ¡jamás!
—Muy bien, hijo mío, acepta las leyes vitales, no tienes nada más que hacer.
Y quien todavía no quiera aceptar estas leyes... algún día llegará de todos modos, y entonces esa vida tendrá que aceptarme a mí y todos los grados de vida.
¿He cometido errores?
¿He dado a luz a algo más que la “vida”?
¿Qué tenemos que hacer con la posesión humana de mi criatura, la tierra?
¿No son esas las futilidades de la vida como ser humano y para ella?
¿Tienen relevancia esas cuentas para la vida detrás de la muerte, para el morir de allí?
¿Qué tiene relevancia?
¿Qué leyes tienen relevancia eterna?
¿Has percibido lo que dije a tu vida?
—Sí, madre, también lo de su alma gemela.
—Es divertido que el ser humano haya imaginado esa cosa, por supuesto, para usarla para algo divertido, para jugar, desde luego, pero nosotros no tenemos nada que ver con eso.
Que el ser humano quiera defenderse por medio de cálculos es asunto suyo, pero “mis” leyes no se pueden calcular, ni las de Saturno, Urano, Júpiter, ¡esas hay que vivirlas!
¡El ser humano tiene que morir obligatoriamente si quiere evolucionar!
¡La muerte da ampliación al alma!
¡La muerte no existe!
¡La muerte da despertar al alma como parte de mi vida!
¡La muerte es una bendición de la “Omnimadre”!
¡La muerte es el regalo más elevado de la “Omnimadre”!
¡La muerte, hijo mío, es el contacto con el “Omnigrado” consciente!
¡Morir es renacer!
¡La muerte vale más que billones de toneladas de oro en la tierra!
Porque la “muerte” lo posee absolutamente todo, y esa es la “vida”, y ¿esos inconscientes querrían defenderte de la muerte?
La animación es luz, ¿no, André?
—¡Sí, madre!
—Pues bien, te pregunto: ¿cómo se puede vivir esa luz de mi vida?
Únicamente viviendo los grados de vida.
Eso es nacer en la tierra.
Aunque es innegablemente paternidad y maternidad.
Y ya no hay nada que se eleve por encima de eso.
¡Eso lo es todo!
No hay nada más que pueda recibir el alma como ser humano —no nos queda más que aceptar eso de “ser humano”, o sea, esa palabra...—, nada más, ¡lo tiene absolutamente todo!
Ha recibido:
Amor.
¡La protección!
¡La armonía!
¡La justicia!
¡Las leyes de densificación!
¡Las leyes de endurecimiento!
Las leyes para la paternidad y la maternidad... por las que él lo recibió absolutamente todo, todo, de la “Omnimadre”... pero, debido a que se ha pateado, se ha ahuyentado a sí mismo fuera de esta cosa armoniosa, a que se ha mancillado, se ha oscurecido a sí mismo, empezó a buscar algo más para volver a construir aquella cosa destructora, para hacer que esa miseria se disolviera, hijo mío, y surgió también el zodiaco, el mazo de naipes ¡y la vida comenzó con los posos de café!
Sin embargo, te pregunto ahora en nombre de Cristo y de la “Omnifuente”... ¿por qué el ser humano no comienza con ese amor inmaculado, esa justicia, esa claridad inmaculada, ese enmendar?
Ahora es demasiado difícil, André.
No lo quiere, ahora quiere protegerse a sí mismo por medio de todos esos perifollos, defenderse de la miseria, de toda esa demolición, de esa mancilla, que no es posible, ¡porque tiene que volver, tiene que, al amor inmaculado nuestro y a los sentimientos armoniosos!
¿Soy falso?
¿Poco claro?
¿No es comprensible esto?
—¡Todo es verdad, madre!
—Exactamente así es, hijo mio, y cuéntaselo a mis criaturas en la tierra.
A los maestros no se les olvidará una sola palabra de esto, créelo, porque ¡hablamos en nombre de “Cristo”!
¡El ser humano de la madre tierra busca un remedio para deshacerse de toda esa miseria!
Y eso, pues, es ese zodiaco, hijo mío.
Después será otra cosa más.
Pero si uno dice: “Empieza con una vida mejor y de amor, no estés abierto a la guerra, al odio, al mal, a la demolición, no participes en asesinatos”, entonces allí se burlan, y el “astrólogo” tiene que hacer cuentas de que al hijo querido no lo maten.
Pero ¿qué ese más sencillo, pues?
¿Qué ha traído el verdadero “Cristo”?
¿Qué ha traído aquí?
¡Que de ninguna manera matarás!
¡Que el ser humano, como la vida de Dios, ha de amar!
Y ¿qué hace la criatura de Cristo, pues?
¡La iglesia dice: “Vete y mata”!
Y también eso, ¿está en armonía con nuestra vida, con todas estas leyes amorosas de la Omnimadre?
¿Entiendes el sinsentido absoluto de todo?
¿El sinsentido para este pensar y sentir?
¿La palabrería raquítica, André?
—Sí, madre, lo sé, y allí se sorprenderán.
—Es como tiene que ser, ocurrirá y es una gracia para el ser humano, la evolución que viene ahora.
Para nada, hijo mío, todo es sencillo, pero el ser humano todavía no se conoce a sí mismo ni mis leyes.
Haz el bien, vivas donde vivas, y ¡no te harán falta ya los cálculos!
¡Ama todo lo que vive y no se te podrá destruir!
¡Ama el ser humano, también el animal, todo, y evolucionarás!
Ama y da la inmaculada fuerza divina a tus acciones, y ya no tendrás nada que ver con mancilla ni con enfermedades, nada que ver con demolición, no habrá nadie que toque un solo “pelito” de tu cabeza humana, nada podrá destruir tu vida, como ser humano no podrás morir ni un segundo antes de tu tiempo allí, ¡porque quieres vivir “mis leyes” de manera armoniosa!
¿Qué es un cáncer?
¡Un pedacito de creación posterior!
¿Qué es un capricornio?
Una especie animal que para la sintonización de usted no tiene relevancia alguna, pero sí para sí mismo, porque también ese animal evoluciona.
No le ponga a ese animal un dedo encima o nuevamente estará mancillando la vida de nuestro espacio.
Allí lo ha mancillado usted todo, ¡absolutamente todo!
¡Y por eso ha creado tinieblas, miseria, un carácter podrido y malo!
No toque ese escorpio, deje a los animales en paz, ¡porque usted es el animal inconsciente que vive en la tierra y no se conoce a sí mismo!
Usted es el animal del peor tipo que la tierra ha creado aun así como vida divina, y ¿quiere mancillar mis aguas?
¡No hay chispa alguna de nuestra vida capaz de infundirle alma a usted!
¡No hay chispa de mi vida capaz de darle amor!
¡No hay chispa capaz de hacerle a usted feliz como ser humano allí, porque usted, como mi grado de vida, ha recibido la felicidad divina, pero la ha mancillado!
¡La ha deformado, oscurecido!
¡Convertido en puta!
¡Usted ha convertido en “putas” las leyes armoniosas!
¿La astrología?
Es el juguete de personas que quieren eludir su miserable vida creada!
Y eso ¡no puede ser!
¡No somos capaces de ayudarlos allí a engañar!
¡No los ayudamos a deformar la vida!
¡No estamos al servicio de usted ahora que sabemos que asesina!
Simplemente no podemos infundirle alma para la demolición ni para la felicidad, para nada del todo, porque usted vivirá las leyes, y eso es posible por medio de la paternidad y la maternidad.
¿Pensaba usted, ser humano de mi tierra, que lo ayudaríamos, que seríamos siquiera capaces de infundirle alma, ahora que vemos qué clase de miseria ha creado usted allí?
¿Cuántas vidas ha asesinado usted como madre?
¿Cuántos frutos ha destruido en sus millones de vidas como madre?
¿Y ahora quiere buscar su felicidad matrimonial?
¿Quiere usted calcular esa felicidad?
¿Por medio de la “astrología”?
¿Por medio de la aritmética?
¿Y para eso servimos?
¿Acaso “YO”, el “SOL”?
¿Acaso Júpiter?
¿Saturno?
¿Venus?
Todos nosotros primero lo destruiremos a usted, todos le preguntaremos a usted: primero enmiende esas leyes, vuelva a mi armonía y tal vez..., no..., no: ¡es seguro que le infundiremos alma!
Pero ahora ¡como le tocó aceptarlo a André-Dectar!
¡Usted llegará a ese punto si ama todo lo que vive!
Pobres de espíritu, ¿qué más quieren hacer ahora?
¿Quieren protegerse de enfermedades?
¿Enfermedades que adquirieron concienciación por medio de sus deseos destructores?
¿Por qué usted ha violado mis grados de vida inmaculados?
¿Cierto o no?
¡Esas leyes llegará a conocerlas por medio de los maestros!
¡Usted ha violado, mancillado, deformado las leyes divinas y puras mías, por eso ha creado demencia, psicopatía, lepra, fiebre, cólera, todas esas enfermedades nauseabundas se han materializado por medio de su vida, su actuar, y no por medio de la “Omnimadre”, ni por una sola chispa de nuestro organismo, de este “universo” para el que usted ha de vivir!
¿Se dedica usted a la “astrología”?
¡Pobres!
¡Inconscientes de espíritu!
¡Destructores!
¡Deformadores!
¡Diablos!
¡Demonios!
¡Satanases!
¡Fingidores!
¿Ladrones?
¡Violadores!
¡Soberanos...! ¿Para el mal?
¿Hemos materializado cada una de estas palabras?
¿Ha podido hacerlo la “Omnimadre”?
¿Lo ha querido su Dios?
¿Lo hemos querido nosotros?
¿Mi Saturno, acaso?
¿Urano?
¿Júpiter, acaso?
¿Venus?
¿La tierra, acaso?
¿Asesinos espirituales y materiales?
¿Poetas de cuentos de hadas irreales?
¿Falsificadores de leyes?
¿Ustedes, teólogos, se dedican a la “astrología”?
¿Ustedes, condenados?
¿Destructores?
¿Asesinos humanos, animales y naturales?
¿Odiadores?
¿Dementes?
¿Locos?
¿Quieren disimular todo esto por medio de la “astrología”?
¿Amantes de cadáveres?
¿No quieren vivir esa “muerte”?
Si pudieras vencer también eso, sus reyes y reinas comprarían una vida eterna, ¿verdad?, pero ¡ustedes sí que morirán!
¡Morirán!
¿Infelices espirituales?
En el lugar al que han llegado, ¡allí mismo han echado a perder los grados de vida míos, los han maldecido, deformado, mancillado!
Ustedes han creado cáncer, cólera, lepra, enfermedades de la sangre, pero ¿hemos querido esa miseria?
Y eso ¿querrían vencerlo por medio de sus raquíticos cálculos?
¿Por medio de su “astrología”?
¿Falsificadores de Cristo?
¿Imágenes de ídolos animales?
Ustedes han creado leyes terroríficas, no las de Dios, no ha permanecido ni una sola de las mías, ni tampoco de las de mi alma gemela.
¡Ustedes han convertido su sangre en putas!
¡Han convertido en puta cada una de las leyes de vida!
Y es lo que son ustedes, a eso pertenecen sus reyes y emperadores, príncipes y princesas, todos los que aman el mal, la demolición, la destrucción, el asesinato y la mancilla, y que entregan sus fuerzas para eso, ¡todos los que siguen aceptando el Dios de su Antiguo “Testamento”!
Y eso es lo que les dice la madre de este espacio... la “luna”.
Se lo dicen el sol y las estrellas, se lo dicen todos los planetas, ¡los órganos de nuestro organismo!
¡Estafadores!
¡Mentirosos!
¿Nerones?
¿Canales de desagüe?
¿Antenas célibes?
¿Inconscientes célibes?
¿Bebedores de sangre de Cristo?
¿Denostadores de Cristo?
¿Mancilladores de Cristo?
¡Ustedes lo han hecho decir palabras por medio de su Biblia que Él jamás dijo!
¡Nunca jamás!
Pero ¡también eso ya se lo aclararán los maestros allí!
Mi André, ¿estaba yo enfadada?
—Para nada, madre, ¡eso es verdad!
—Cómo se ha olvidado mi vida allí.
Cómo ha violado mi vida allí las leyes inmaculadas.
Cómo ha mancillado nuestra vida allí la “Omnifuente”, la
Omnivida.
¡La Omniluz!
¡El Omniespíritu!
Y por encima de todo, la “Omnipaternidad” y la “Omnimaternidad”.
En la tierra, el ser humano ha violado y deformado, oscurecido y contaminado esas leyes por sus enfermedades, pero ¡eso no lo hemos querido nosotros, no lo ha querido Dios, el “Omniamor”!
¿Quieren saber todavía más de su “astrología”?
¿Quieren saber más de la carpa de circo en que viven y donde ya no pueden vivir ley divina alguna en amor inmaculado?
¡Todavía más!
¡Lo harán los maestros!
¡Eso se lo contará ahora Cristo!
Para eso nuestras criaturas vuelven a nuestra vida y ahora tendrán que inclinarse ante estas leyes.
¡Satanases!
¿Demonios?
¿Se ha caído su ángel Gabriel?
¿Pobres de espíritu?
Jamás hemos creado un ángel que caía, que se hundía en aquello que ustedes tienen que vivir como su lodo.
¿Quién era ese ángel?
Es su santa virgen inconsciente.
¡Eso es la iglesia!
Que se hace llamar la iglesia de Cristo.
Pero ¡lo es ella!
¿Lo es para la “Omnimadre”?
¿Para el “Omniamor”?
¿Para la “Omnivida”?
¿Para la omnipaternidad y la omnimaternidad?
¿Ahora que esa vida y ese ser dicen: “Serás y te mantendrás casto”?
¿Que es capaz de sacar de una patada a mis hijos de la paternidad y la maternidad?
¿Es eso “Omnisciente”?
¿Es eso amor?
¿Pervivencia?
¿Evolución?
¡Eso es sin duda demolición!
¿Demonios?
¡Satanases!
¡Diablos!
¿Por qué han privado a mis hijos de la paternidad y la maternidad?
¿Por qué?
¿Por qué lo han hecho?
¿Por qué?
¿Pueden darle algo distinto y mejor a mis hijos que todos nosotros en este universo?
¿Y los siguientes grados de vida cósmicos para que vivimos, volviendo así al “Omnigrado” consciente?
¿Es eso posible?
¿Puede usted hacer eso?
¿Puta?
¡Usted ha destruido a “Galileo”!
¡Usted, usted, iglesia!
¡Fue capaz de hacerlo!
¡La vida los venga a ellos!
Viven en mí y poseen su evolución espacial, usted no, ¡morirá allí para la eternidad!
¡Se pudrirán!
¡Se irán pudriendo debajo de su iglesia hasta desaparecer!
¡Eso lo vivirá usted, madre santa!
¡Ha puesto a mis hijos en la hoguera!
¡Usted fue capaz de hacerlo!
¡Maldita bestia!
¡Maldita bestia!
¡Maldita vida!
Maestro Alcar, ¿estoy diciendo la verdad?
—Sí, madre, hay billones de criaturas de Dios que entregan sus vidas para esto.
—Maestro Zelanus, ¿digo la verdad divina?
—Sí, madre, y se lo digo: no olvidaré una sola palabra de su vida.
—Por eso vengo a sus vidas, hijos míos.
Díganlo absolutamente todo, aclaren cada una de las leyes, pero ¡no se arredren ante nada!
¡No suavicen nada!
¡No suavicen ninguna ley!
—¡No suavicen ningún amor!
No suavicen ninguna misera, digan lo que la “Omnimadre” quiere que se diga ahora, ¡luchen para nuestro “Mesías”!
—Sí, madre, y para eso viviremos y moriremos.
—¡Lo sé, hijos míos!
Y nos pone felices a todos.
¡Seguimos siendo amor!
¡Lo seremos eternamente!
Continúen ahora, hijos míos, y analicen mis leyes, ¡la “Omnimadre” infundirá alma a sus vidas!
Pero cuenten a mis criaturas en la tierra que no estoy enfadada.
Pero que se han materializado todas estas cosas, y que no las creé yo, sino que las creó la “Omnifuente”.
Describa las leyes, maestro Alcar, mi vida puede ahora infundirle alma, ¡solamente puede infundir alma debido a que somos uno solo!
Les cuento de mi propio despertar, mi sentir y pensar, mi amor, pero ¡sobre todo de mi maternidad!
Y eso puede aclarárselo toda mi vida.
¡Toda mi vida de este espacio le explicará de manera divinamente inmaculada y consciente estas leyes!
Cada estrella le contará cómo nació esa vida, pero no hay chispa alguna capaz de contarle lo que tiene que hacer usted allí en la tierra, si esos asuntos, esos pensamientos representan la materia muerta, o sea, ¡la sociedad!
Muy, muy bien dicho, mi “Wayti”, muy bien, no queremos tener nada que ver con sus diamantes, nada con la riqueza terrenal, no tenemos nada que ver con religiones ni con otras sectas, representamos la “vida”, el “amor”... la justicia para Dios, ¡la paternidad y la “maternidad”!
No tenemos nada que ver con las artes de ustedes, lo ha recibido allí de parte de los maestros.
¿No es cierto, maestro Alcar?
—Sí, madre.
—Allí era usted Anthony van Dyck, y puede confirmar ahora que digo la verdad, ¡hable!
Poseo la “Omnisapiencia” divina... a cada una de las chispas de mi vida he dado esa omnisciencia, ¿y encima me pide sabiduría, felicidad, amor, para mancillar su vida allí?
¿Para deformarla?
¿Quiere jugar a ser rey y dejar que su pueblo se muera de hambre?
¿Quiere ahorcar a una de mis criaturas, asesinarla, flagelarla?
¿Ponerla en la hoguera?
¿Qué dicen las leyes, maestro Alcar?
—Roben a un ser humano y ¡estarán robando a Dios!
Calumnien una chispa de Dios ¡y estarán calumniando a Dios mismo!
¡Ponga al ser humano en la hoguera ¡y estará poniendo a la “Omnimadre” en la hoguera!
Exijan la pena de muerte ¡y la estarán exigiendo para Dios!
¡Participen en la guerra y estarán asesinando su sintonización divina!
Háganse sacerdotes y hablen de la condena, ¡se estarán condenando a sí mismos y a su deidad!
Odien la vida de la madre tierra ¡y odiarán a Dios!
Violen la vida de la madre tierra ¡y se estarán violando a sí mismos!
Abatan la vida en la tierra de un tiro ¡y estarán abatiendo a Cristo!
Envenenen la vida ¡y estarán envenenando a Dios!
¡El Dios de absolutamente todo lo que vive, madre!
—Es cierto, hijo mío, todo eso lo aceptará la criatura de la madre tierra.
Más adelante vendrá este aceptar e inclinar la cabeza, ¡usted lo sabe!
Ahora vaya, hijos míos, continuaremos siguiéndolos.
Vuelvan después a mi alma y les aclararé las leyes, los sentidos, la voz humana, y ¡entonces llegarán a conocer cómo el alma ha materializado todo eso!
—Le damos las gracias, madre, ¡también a “Su” alma gemela!
—Mire usted mismo, lo saluda, lo ama eternamente.
Adiós... astrólogos.
No nos hagan reír, no hagan que nos riamos o vivirán la predicción nuestra, pero ahora en primera instancia para la criatura de Jehová, porque ¡entonces nuestra vida se derrumbará!
Pero ¡usted también!
Debería calcular usted eso.
Vamos, háganos reír de todo corazón y después tendrá que poner las propias cartas sobre la mesa.
Hijos míos, voy a descansar, pero continuaré siguiéndolos.
—¡Te damos las gracias, madre, por todo!
—No queremos vivir agradecimiento alguno, ¡somos y seguiremos siendo “amor”!
Todavía oímos:

—¿Es eso el signo de la cruz para mi criatura “Omniconsciente”, mi vida?
—Sí, madre, hemos hecho el signo de la cruz para “Cristo” y para la “Omnimadre”.
—¡Entonces me han comprendido!
¡Todos nosotros les damos las gracias!
—¡Serviremos, madre!
—Si se encontraran con esos viejos “sabios” de Oriente, maestros... díganles entonces que vengan a mí, también a esas vidas tengo algo que decirles aún.
¿Y esos otros?
Saldaré cuentas con ellos.
¡Aquí todos se inclinarán!
—Lo sabemos, madre.
—¡Envíeme a todos los que la iglesia ha puesto en la hoguera!
—¡Sí, madre!
—¡A todos los que recibieron azotes en la tierra!
—¡Sí, madre!
—¡A todos los que han rechazado a los hijos!
—¡Sí, madre!
—¡A todos los que no quisieron vivir ninguna paternidad!
—Sí, madre, ¡enviaremos esas vidas a usted!
—¡A todos los que piensan representar a Dios por medio de la condena!
—¡Será un gran placer, madre!
—Y al resto, a mis hijos, ¡los llamaré yo misma!
—¡Llevaremos a cabo su encargo, madre!
—¡Lo sé!
Con esta bendición.
¿Percibe usted mi beso?
—Claro, madre de este espacio, ¡vivimos la vida de usted!
—¡Entonces ya nada será capaz de oscurecer la vida de usted! (—dice.)
Hemos vivido milagros, estimado lector, estimada lectora, ¿usted también?
¿Puede aceptarlo?
Si no, entonces tomará un poco más de tiempo, pero ¡lo que es llegar, llegará!
No hay ninguna chispa de Dios que pueda eludirlo.
Han de percibirlo: tendremos que volver a pensar de manera humana.
Cuando habla el espacio, esa terminología cambia y no tiene nada que ver con lo que ustedes tienen que vivir allí en la tierra.
Para ‘La cosmología’ se nos ha concedido vivir páginas imponentes, ¡y las escribiremos, sin duda!
Pues que se enojen.
¡Nosotros, no!
¡Porque esta es la verdad divina!
Ahora André puede decir: “Conozco este espacio, conozco estas leyes, aunque esté todavía en la tierra, conozco la astrología, ya no participo en la demolición, ¡quiero amar y lo haré!”.
Cardenal, obispo, papa, ¡hagan algo por la humanidad!
Todavía siguen en control del poder, ¡hagan alguna otra cosa!
¡Pronto ya no los necesitarán a todos ustedes!
¡No sigan condenando!
Desde aquí se puede seguir su violencia en la tierra, ¡y toda la vida de Dios lo sabe!
La madre de ese espacio llama a su vida para que vuelva.
¡Ay, Roma!
Roma, ¿por qué apruebas esto?
Roma, ¿todavía no eres capaz de escuchar?
Ahora continúa el maestro Alcar, y dice:
—Lo ven, hermanos míos, lo que el planeta Marte ha hecho para nuestro organismo.
Su alejamiento de la luna y del sol se convirtió para nuestra vida en crecimiento y florecimiento.
Pueden aceptar ustedes que más adelante la tierra aceptará su infalible conciencia.
Sabemos ahora cómo hemos vivido allí.
Y aun así, también eso lo enmendaremos y nosotros, maestro Zelanus, hemos alcanzado las esferas de luz.
Millones de personas a la par de nosotros han vencido su ciclo para este universo, y todos lo sabemos: hemos tenido que enmendar cada uno de nuestros errores, y también esas leyes llegaremos a conocerlas.
Así que si continuamos, no viviremos nada más que nuestra propia evolución, pero por medio de la paternidad y la maternidad.
Sí, sí, hermanos míos, ¡la iglesia caerá!
Eso ya puede verse aquí, aunque nos encontremos en una era prehistórica, ¡llegará sin duda!
Esos grados de vida quieren ser vividos, y ¡no quieren ninguna iglesia!
¡Tenemos que asimilar las leyes y la iglesia no puede dárnoslo!
¡Eso tenemos que vivirlo y aceptarlo nosotros y toda la vida de Dios!
Miren ahora hasta el grado más elevado para este planeta.
El proceso mortuorio —lo ven— no se puede vivir de otra manera para todos los demás planetas, ¡esto es una sola ley universal!
Esta ley se ha materializado de manera infalible.
E infaliblemente fuimos de un grado de vida al siguiente, no hemos recibido disarmonía en nada, pero más adelante viviremos esas leyes, aunque sepamos que hemos comenzado con esto.
El alma vuelve al mundo de lo inconsciente y el siguiente planeta está listo para atraernos.
Vivimos el volver a la “Omnifuente”.
Sabemos ahora que hay planetas que no pueden representar vida, pero tienen que llevar a cabo una tarea propia.
¿Qué es una estrella?
Materia líquida.
¿Qué es Urano?
¿Júpiter?
Paternidad y maternidad semiconscientes, ¡nada más!
Sabemos lo que tienen que hacer esos órganos para el espacio.
Oeste, este y sur y norte van adquiriendo relevancia para la vida del espacio, ¡porque el enfriamiento y las leyes de endurecimiento han creado el norte, el sur, el oeste y el este!
Y eso nos conduce a la personalidad de estos planetas, la vida de Dios en el espacio.
También volvemos a ver esas leyes para la tierra, pero ahora la madre tierra es una con el sol y la luna, con todas esa chispas de Dios para este organismo macrocósmico.
¡No nos interesa si una estrella está a una distancia de millones de años luz de la tierra!
No le interesa a nadie que posea las esferas de luz y que pueda vivirlas ahora, a nosotros nos interesa únicamente la paternidad y maternidad divina, que la iglesia santa, que es la única salvadora, asfixia.
Permítanme también encogerme un momento de hombros.
Sí que tiene relevancia dónde comenzará la tierra con su tarea, y eso, más adelante, estará entre la paternidad y la maternidad espaciales y dará a esta criatura del sol y la luna su alimento, le dará a beber su leche para su propia vida.
Exactamente, justo así es, la luna alimenta a la tierra, a su hija por medio de su leche materna, y el sol ve que todo va bien.
De esta manera más adelante la madre tierra dará a luz y creará, embellecerá esta alimaña como ser humano, la formará, concluirá este organismo, con el que empezaron el sol y la luna, cada uno de los planetas madre.
Lo que ahora todavía quiere hablar a mi vida es que la vida y la muerte no cambian.
Estas revelaciones se han creado para todas las leyes.
¡Así que la muerte es una revelación divina!
Sí, sí, lo hemos oído y visto, ¡un regalo de la “Omnimadre”!
¡Ahora la vida es imponente, porque es capaz de morir!
Ser humano de la madre tierra, ¿cuándo ve usted su muerte, si se nos concediera conocerla, y si tuviéramos que hacerlo?
Pero ahora una pregunta cósmica, maestro Zelanus.
¿Qué siente usted si le pregunto y lo que el “Omnigrado” requiere para la siguiente pregunta?
En este planeta, ¿ es distinta la duración de vida para el ser humano y el animal y la flor y la planta, que la de la tierra?
—Claro, maestro, ¡es de lo más lógico!
—Y ¿qué nos permite constatarlo?
—En la tierra, el ser humano ha acortado, deformado su propia vida, allí ya no hay cuestión de muerte cósmica, mi maestro.
—Correcto, maestro Zelanus, esa es la respuesta, y significa, pues, que la vida en este planeta puede vivir más armonía que la criatura de la madre tierra, que sin embargo es consciente.
Y eso a su vez ¿qué significa, André?
—Que el ser humano de la madre tierra se dedique al asesinato, a la destrucción, y que ahora tiene que aceptar una muerte conforme a su karma.
—Exactamente, el ser humano de la madre tierra está viviendo ahora su final anticipado, porque se ha alejado a sí mismo de las leyes armoniosas, no, para nada: se ha sacado a golpes ay patadas, y nosotros tenemos que aceptar, pero hablaremos de ello más adelante, cuando sigamos y analicemos allí la posesión de la personalidad para la muerte y el nacimiento.
El alma de la madre tierra como ser humano vive en disarmonía y ha mancillado cada una de las leyes vitales, por lo que ha de vivir una muerte prematura.
Y significa que estas especies animales inconscientes viven más armonía que la que jamás pudo vivir el ser humano consciente de la madre tierra, pero que también eso tiene que disolverse más adelante, porque se acerca el “Reino de Dios”, ¡y también porque la “Universidad de Cristo” ha de poner estos fundamentos!
Así que el ser humano también tendrá que despertar para el proceso mortuorio.
No hay ni un solo ser humano en la tierra que pueda decir: estoy ahora en armonía con mi evolución, con mi muerte, ¡incluso la “muerte” ha sido mancillada por el alma como ser humano!
¿O no es ningún trastorno, iglesia, haber puesto en la hoguera a una criatura?
¿Haberla ahorcado, juez?
¿Haberla matado a golpes, a tiros, Adolf?
¿Es todo eso armonioso?
¿Está eso en armonía con estas leyes de la “Omnimadre” y con la madre de este espacio?
No podrán eludirla, ¡esta es la verdad espacial!
Así que lo que me tocó hace un momento, hermanos míos, es la justicia para cada una de las leyes vitales.
La vida y la muerte no se pueden cambiar, pero a la vida y la muerte que se encargan de la evolución humana, animal y natural y que la representan, en la tierra se les asfixió, se las mancilló, deformó y también santificó, por parte de la iglesia y de los eruditos, de los jueces, de parte de reyes y reinas, pero ¿quién les ha dado este derecho?
Esa gente se ha mancillado a sí misma, ¡esa gente trajo disarmonía para la vida y la muerte!
Y los planetas no saben nada de eso, y no pueden vivirlo en el espacio, ¡por lo que podemos constatar estas leyes contradictorias, y aclaramos esa disarmonía!
Porque, hermanos míos, así se ha hecho trizas la felicidad para la tierra, así se ha puesto en la hoguera y se le ha puesto la soga a la felicidad y al amor, ¡eso lo hizo el alma como ser humano!
¿Y aun así quieren allí rezarle a Dios?
¿Pedirle cosas?
¿Rogarle a Dios por ayuda?
Usted, como lo dice la “madre” de este espacio, ¿usted, puta desgraciada?
¡Odias!
Has convertido la vida en puta, la has puesto en la hoguera ¿y quieres ser santa?
No queremos tener que ver contigo, conciencia envenenada, ¡nada, nada!
Así que el ser humano adelantó su partida en la tierra, pero, ahora también volverá con retraso para el renacimiento, por lo que ahora espera durante miles de siglos su siguiente evolución, el nuevo nacimiento.
Eso es lo que estas especies de animales de aquí no han podido vivir, aquí no se sabe nada de poner en la hoguera ni de ser ahorcado, porque estos animales no conocen administración de justicia alguna pero tampoco ninguna prisión; este ser humano tampoco ha arrancado un solo fruto antes de tiempo del cuerpo de la madre, porque el alma como la personalidad no tenía la razón para lograr eso.
¿Y ahora semejante astrólogo raquítico quiere vivir esta vida y encima mancillarla?
¿No hay suficientes cosas todavía que ha mancillado el ser humano?
¿Tiene que violentar ahora el espacio?
Estas especies de animales no saben nada de esto, hermanos míos, y eso da a su vida la sabiduría, la comprensión de cómo hay que vivir la vida.
¿Se había esperado alguna otra cosa?
¿Habló con demasiado dureza la madre de este espacio?
¿Quién ha convertido en puta la ley “amor”, quién la ha violado, quién lo ha hecho con la justicia, quién con la paternidad y la maternidad?
El espacio, Dios tiene que aprobarlo y no se puede decir nada de esto.
¿Que si es duro?
¿Que si suena mal a los oídos del ser humano de la madre tierra?
¿Que si aquí eso todavía no se comprende, no se percibe?
De ninguna manera, ¡estas especies de seres humanos todavía no habían alcanzado ese punto y ya tampoco podían vivir estos sentimientos destructores!
Pero la conciencia de la madre tierra está en una posición más elevada y sin embargo, a pesar de ello, ¡el ser humano ha violado, deformado y mancillado la vida y la muerte!
En efecto, hermanos míos, más adelante nos veremos ante todas estas leyes, ¡y entonces viviremos los análisis para la “Universidad e Cristo” para la “humanidad”!
En efecto, más adelante nos veremos ante todas estas leyes, pero entonces seguiremos al alma y sus grados vitales que ella ha mancillado para la tierra.
Y cuando accedamos al “cuarto grado de vida cósmico”, llegaremos a conocer todos esos otros milagros, pero ahora en armonía con Dios y la “Omnifuente”.
En la tierra hemos creado disarmonía.
En este planeta no hemos podido vivir todavía esas tinieblas, aún no habíamos llegado a ese punto.
Un animal en las aguas y el animal procedente de estos bosques no pueden vivir mal humano consciente, no son capaces de ello, ese mal no existe.
Pero así la felicidad vital espacial para la tierra se ha secado.
Pero vemos más allá, ¡vamos más allá!
En la tierra se erradica la vida, el ser humano hace la guerra, eso no es posible aquí ni donde estábamos nosotros.
Desciendan conmigo al grado vital más elevado y hagan sus propias comparaciones.
Sigan estas leyes, las leyes para la vida y la muerte.
También las de la unión, de la paternidad y la maternidad.
¿Hay una diferencia con la tierra para la paternidad y la maternidad?
De ninguna manera, pero sí que han cambiado los sentimientos.
Y eso tiene importancia para el alma como ser humano.
El ser humano ha podido defenderse contra esas tinieblas.
El ser humano, hermanos míos, posee estas leyes.
¡El ser humano ha de volver a Dios!
El ser humano posee leyes poderosas, por las que evoluciona.
¡El ser humano recibe su vida orgánica y da a luz!
¡El ser humano posee su renacimiento!
El ser humano posee vida armoniosa, pero ¡tiene que asimilar las leyes de esta!
¡El ser humano ha de aceptar todos estos millones de estadios de transición!
¡El ser humano vencerá este “tercer grado de vida cósmico”!
Vemos ahora lo imponente que es nuestra vida.
Hemos visto de qué manera tan armoniosa la vida y la muerte viven esta unión.
Hemos podido constatar que todos estos grados orgánicos para el alma y el espíritu, y después para la personalidad humana, ¡son eternos!
Y ahora, hermanos míos, queremos conducir la humanidad al despertar cósmico y bendecirla, ¡en nombre de “Cristo”!
¿Cuándo estará abierta la vida de la madre tierra a la verdad divina?
Estas leyes nos fuerzan a nosotros y a toda la vida a inclinar la cabeza.
Y no podemos eludirlo.
Cada ciencia espiritual en la tierra está en un punto muerto.
¡Para eso ponemos los primeros fundamentos y también los divinos!
Vivir Marte es aceptar un estadio previo, pero vivir la tierra da al alma y a todo lo que vive el otro lado; después el cuarto, quinto, sexto y séptimo grado de vida cósmico, el “Omnigrado”.
Marte como la hermana de la madre tierra (y la madre tierra) son una, pero no como conciencia interior, son una para poder salvar este abismo cósmico, para el que ambas han recibido la vida propia.
¿Se puede vivir algo más?
En la tierra todavía no se conocen estas leyes, pero ¡nosotros las vivimos para la humanidad!
¡En la tierra se hace la guerra!
¡En la tierra la gente se ríe de las leyes ocultas!
¡En la tierra se habla de condenación!
En la tierra, ¡el ser humano rompe conscientemente corazones y a sí mismo!
En la tierra, hermanos míos, la vida de Dios se está muriendo de hambre, pero únicamente la conciencia más elevada; los estadios selváticos no conocen esa deformación.
Eso solamente puede crearlo el intelectual, ¿y aun así esa vida quiere quejarse, dirigirse a Dios para pedir ayuda a gritos?
En la tierra, el ser humano se ahoga en su miseria, aquí no, en ninguna parte hemos podido vivir pena, dolor, problemas, demolición; eso Dios no lo ha creado en ninguna parte, ¡pero la tierra conoce absolutamente toda esta demolición disarmónica!
Continuamos y volvemos a la tierra.
Pronto nos conectaremos con los siguientes estadios de transición, y también este viaje se habrá vivido y completado.
Pero en el siguiente estaremos ante los grados de vida de la madre tierra, nos acercaremos más a la conciencia humana y también ese espacio hablará a nuestra vida.
¡Inclínense ante todas estas leyes, hermanos míos, y amen todo lo que vive!
Están viendo que esta vida animal se desprende del organismo, la muerte es una sola ley en todas partes, es un solo mundo, y también aquí ustedes son capaces de vivir el mundo astral.
¿Qué dice usted, André-Dectar?
—Ahora alcanzamos el mundo astral, el mundo de lo inconsciente, mi maestro, para constatar que tampoco aquí han cambiado estas leyes.
Podemos vivir y seguir la muerte, cómo vuelve el alma al estadio embrionario.
—En efecto, hermanos míos, es lo que quieren los maestros, y también aquí hemos de vivirlo.
Sigan este proceso mortuorio, el desprendimiento del organismo es igual que lo que ha tenido que vivir el alma millones de veces ya.
Todavía no vivimos un más allá consciente.
Pero para el animal y para el ser humano, la muerte es evolución.
Cada grado de vida está abierto a nuestra conciencia.
Cada célula posee y representa el propio espacio vital, como alma, espíritu y materia.
Pero el alma volverá al “Omnigrado” como la personalidad espiritual.
“Dios mío”, podemos exclamar, “¡qué poderoso que es el ser humano!”.
Y esta vida continúa.
Hay millones de vidas que mueren y nacen, en esto el ser humano no puede cambiar nada, aunque cree mal y demolición, pero también llegaremos a conocer las leyes para eso.
¿Ha usted percibido que aquí y donde hemos estado, el alma como ser animal dio a luz solo dos veces?
No importa cómo lo quiera ella como alma y como ser humano, solo da a luz a dos vidas, para el espacio eso es vivir lo “absoluto”, pero estas leyes las ha mancillado el ser humano en la tierra.
El alma como madre da a luz para ella misma y también para su parte creadora, o sea, el hombre, a dos vidas, por las que asegura su renacimiento.
Pero según sabemos, en la tierra la madre da a luz seis y nueve veces, en ocasiones veinte veces, y eso está en contra de la armonía divina, estos nacimientos son disarmónicos, aunque ambos vivan la paternidad y la maternidad.
Sabemos que el ser humano también ha comenzado con esa demolición, y que la iglesia se ha dejado fuera de juego a sí misma para el alumbramiento y la creación, para el renacimiento.
¿Entienden ustedes ahora lo imponente que es esa demolición para la evolución humana?
Y que la luna como madre es justa, aunque lance todas estas verdades a la tierra?
Esos, pues, son los abismos que el ser humano crea para sí mismo, pero que tienen que ser salvados o la creación divina, la evolución humana, se embarranca.
Cuando nos veamos ante esas leyes vitales, hermanos míos, todos pedirán el análisis divino, pero no será hasta en la tierra cuando llegaremos a conocer esa demolición.
Pero eso no lo han vivido estos planetas.
Y aun así, cuando este ser humano animal concluya la otra vida dará a luz a tres vidas, para proteger de la disarmonía el propio grado vital, y aquí vemos cómo ocurre eso también.
Pero eso ¿qué significa, si vivimos la madre tierra, el ser humano de allí, que no ha creado nada más que miseria?
¿Que no ha hecho nada más que destruir la vida de Dios?
¿Que ha creado campos de batalla, campos donde se masacra, que allí se enriquece exterminando los grados de vida?
Solamente entonces, hermanos míos, llegaremos a estar ante esta disarmonía para el renacimiento, y llegaremos a conocer millones de leyes, y encima seremos capaces de analizar todos esos problemas.
Hay millones de chispas como seres animales que se encuentran en el mundo de lo inconsciente para prepararse para el siguiente paso, el nuevo nacimiento, también el mundo animal continúa.
Y cada una de las chispas como ser humano representa el grado de vida adquirido, y es el mundo para la célula como ser humano, como padre y madre.
Y esa armonía es imponente, para lo que la luna ha dado su vida.
Ya lo ven ustedes: es la atracción y el alumbramiento, el alma vuelve a la vida material por medio de lo que ella misma ha creado allí.
Ahora de vuelta al planeta material, y vemos que para esta era la tierra sigue siendo invisible, y que todavía no puede comenzar con su tarea, porque nosotros y el animal no hemos llegado a ese punto aún.
Pero vendrá pronto y sabremos lo que viviremos también entonces.
También los planetas de transición para la tierra tienen que vivir esta densificación, el ser humano va adquiriendo cada vez más conciencia, corporal y espiritual, aunque esa sintonización sea preanimal.
Este es el milagro del “tercer grado de vida cósmico”, tres mundos consecutivos como un solo conjunto y tendremos que vivirlo y vencerlo nosotros y toda la vida de Dios.
Si esto les ha quedado claro, ahora nos liberaremos, porque el “Omnigrado” quiere que sigamos y vivamos algunos planetas, por lo que la luna como madre obliga a sus hijos a inclinarse ante sus leyes.
Estos planetas y estrellas, estas nebulosas y soles ¡no son más que un solo organismo!
No hay nada más que se pueda vivir, pero estas leyes como chispas de Dios crearon el “cuarto, quinto, sexto y séptimo grado cósmico”, el “Omnigrado” consciente, para el que viviremos y moriremos nosotros y también toda la demás vida.
Ya sabemos que el “cuarto grado cósmico” ya no posee ningún planeta de transición, y que allí tampoco viviremos trastornos, porque allí el ser humano es armoniosamente consciente.
¡Cuando estemos allí, hermanos míos, podemos hacer otras comparaciones que aquí, y accederemos al templo para el ser humano divino!
Está claro que en algún momento el día y la noche tendrán que disolverse, porque a fin de cuentas el norte, sur, este y oeste de todos modos alcanzarán la unión, porque en el consciente “Omnigrado” divino se han vencido esos estadios de desarrollo.
Ahora seguiremos un momento conscientemente los siguientes planetas si ustedes quieren abarcar con la vista el desarrollo humano para la tierra.
Pero ¿qué se nos ha concedido asimilar en este viaje?
Que el ser humano es “Dios”, aunque haya tenido que vivir los grados de vida preanimales.
Dios no ha creado miseria, pero el ser humano se ha perdido a sí mismo.
A pesar de eso puede continuar, porque no hay condena, no se ha creado ninguna ley que desconecte la vida para esta evolución divina, y lo tienen que aceptar la iglesia y toda la vida de Dios.
Contemplen ahora todo este conjunto.
Pueden hacerse uno con el estadio actual, el universo materializado al que pertenecemos.
Mira, André, allí están los planetas de transición y allí está la madre tierra, pero eso tomó millones de eras.
Cada chispa de este universo vivirá el día y la noche, pero el corazón para toda esta vida sigue funcionando, y significa que nunca hay noche.
Ya ha de quedarles claro lo raquítico que es el análisis bíblico para el estadio actual.
A la derecha detrás de Marte vemos la primera transición para la tierra, se han densificado por medio del norte y oeste, del sur y del este, y pudieron comenzar con su tarea.
Las distancias para el sol, pero de cara a esta evolución, tienen ahora relevancia, por lo que pronto llegaremos a conocer la sintonización para Saturno, Júpiter, Venus y los demás órganos.
Las distancias no tienen relevancia alguna, si vivimos la conciencia para el planeta, ahora mismo la distancia del sol para un cuerpo celeste es paternidad y maternidad conscientes, o bien sentimientos semiconscientes.
Sentimientos semiconscientes, ¿qué es eso?
Pronto habremos llegado a ese punto y veremos esos planetas, viviremos esa conciencia semidespierta para este organismo, este universo, para la paternidad y la maternidad.
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André se siente uno solo con el estadio actual, también nosotros hemos sintonizado nuestra vida y sentimientos con esas leyes.
Nos encontramos en el universo y miramos el planeta tierra, se nos ha concedido llegar a conocer todos los grados de vida anteriores.
El maestro Alcar medita, percibimos y vemos que es él quien está recibiendo ahora la animación y tiene que vivirla, es lo que quiere el “Omnigrado” consciente.
André ve que hemos recorrido un camino enorme.
¡Los lugares en que hemos estado!
¿Cómo se ha desarrollado el organismo humano?
Conocemos ahora cada uno de los estadios, y la sabiduría para eso vive debajo de nuestros corazones.
Y todo esto no es más que el inicio para ‘La cosmología’, solo hemos puesto los fundamentos para el universo y también para el organismo humano, ¿qué viviremos si seguimos el alma, su espíritu y personalidad?
¿Cómo es el organismo humano en el “Omnigrado” consciente?
¿Cómo vive el ser humano en el “cuarto grado de vida cósmico”?
¡Son templos corporales!
Ahora la vida orgánica es universalmente profunda, y el alma como ser humano se eleva por encima de este universo, porque entonces ha llegado a conocer las leyes y se le ha concedido asimilar el espacio.
Pienso en todos estos milagros; André piensa en algo más, y también eso podemos seguirlo, porque somos completamente uno en todo.
Sí, sí, hermano mío, en la tierra hay miseria.
¡En la tierra hay pena y dolor!
¡En la tierra se aplasta Europa!
¡En la tierra la vida es horrorosa!
¡En la tierra no hay sosiego ni paz en ninguna parte!
¡En ninguna parte!
¡En la tierra todavía no se conocen estas leyes!
¡En la tierra la criatura de Dios busca al creador de la vida y la muerte, ¡sin conocer esta bienaventuranza!
En la tierra se asesina la vida, el organismo humano, ¡porque el alma vuelve y vive eternamente!
¡Es triste!
André percibe esa terrible pena, también nosotros y toda la vida de Dios que haya alcanzado las esferas de luz.
Esa vida no puede sentirse feliz, por lo menos no el estadio final para la felicidad que es infinita, porque el alma como ser humano tiene que representar todo lo que vive.
¿Eso se percibe en la tierra?
El ser humano que haya alcanzado las esferas de luz lo vive ahora y está abierto a ello.
¡Eso es el sentir y pensar de “Cristo”!
Sí, sí, Europa está siendo aplastada, hermanos míos, pero eso es evolución.
Esa es la edad exacta que tiene apenas la madre tierra, vive justo encima de sus años de pubertad.
La verdadera vida consciente en la tierra todavía tiene que comenzar.
La madre tierra todavía no ha llegado a ese punto, y lo vemos por las leyes del espacio, también esta vida está todavía sin haber alcanzado el grado espiritual material, ¡esta evolución continúa!
Esa miseria la conoce únicamente la madre tierra, según sabemos ahora.
En ningún lugar en el espacio se puede vivir esa miseria, no se puede constatar disarmonía en esto.
Aunque lleguen trozos volando a la tierra desde el espacio, eso no es ninguna disarmonía, ¡sino la vivencia para esta vida de la “muerte”, el proceso evolutivo!
¡Todo es sencillo cuando el ser humano conoce estas leyes!
De ninguna manera, André, en la tierra no se ha vivido felicidad todavía, eso todavía tiene que llegar, ¡y llegará!
Pero ¡Dios fijó esa felicidad a Su vida!
Sí, sí, hermano mío, únicamente la tierra posee el bien y el mal conscientemente.
Eso no se puede vivir en ninguna parte del espacio.

Es la horrorosa lucha entre un hereje y un cristiano, entre los pueblos de la tierra inconscientes y los materialmente conscientes, tampoco allí se puede vivir nada más.
Claro, hermano mío, ¿por qué la iglesia no hace nada por la criatura de la madre tierra?
La iglesia sabe hacerlo, pero piensa en ella misma.
Aquello de lo que la iglesia es capaz no se puede ver.
No hace nada por el alma y el espíritu, solamente la riqueza, eso es lo que le interesa a la iglesia, ¡a la iglesia católica!
Pero también hay otras sectas que han sacado tajada.
La iglesia posee esa fuerza, pero envía a sus hijos a enfrentarse en las guerras.
¿Es eso siquiera posible?
Por supuesto, sigue siendo posible todavía en la tierra.
¿Cómo piensa y percibe la madre luna?
Ahora lo sabemos.
¿Cómo se ha encargado de su vida?
Eso lo sabemos y hemos llegado a conocerlo.
El ser humano quiere vivir felicidad, pero lanza lejos de sí los diez mandamientos, esos no se han recibido para él.
Para la iglesia, ¡el ser humano puede matar!
Eso puede ser y está permitido, porque la iglesia vive para una patria.
Pero esa iglesia, André, tampoco posee nada más que odio y demolición, y eso no puede representarlo la “Omnifuente”.
¡La iglesia católica sigue siendo capaz, todavía, estamos viviendo en 1950, de bendecir cañones!
Sí, sí, madre de este espacio, de eso es capaz la iglesia, esa madre todavía es capaz de hacerlo, ¡y allí a esa vida convertida en puta se la ama y honra!
Escribiré hasta vaciarme el corazón cuando comencemos con este viaje, madre mía.
Lo daré todo, ¡también André es capaz de ello!
La criatura de la madre tierra busca la felicidad pero no la encuentra, pero esa felicidad no se puede encontrar ni buscar, esa felicidad la tiene que construir para sí misma el alma como ser humano.
Primero ha de poner los fundamentos para eso, y serán vividos por las leyes armoniosas, para la paternidad y la maternidad.
Pero ¡son para el alma y el espíritu!
¿Por qué la iglesia no hace nada?
Porque la iglesia no posee fundamento divino alguno, ¡no puede hacer absolutamente nada para la vida de Dios!
¡No es capaz de hacerlo!
¿Por qué la criatura de la madre tierra no puede vivir felicidad matrimonial?
Eso es posible, hermano mío, pero allí ¿quién es armonioso? ¿Quién puede vivir allí su propio grado de vida?
¿Qué es la felicidad?
¿Cuándo viviremos allí la felicidad nuestra?
También llegaremos a conocer esas leyes, me llega, y ¡entonces estaremos ante los “siete grados de vida” del “matrimonio”!
¿No vale la pena eso, astrólogo?
Ahora no vemos escorpios ni cánceres, ¡sino grados de vida!
¡Y estos son la causa de que el ser humano haya destruido su felicidad!
En el espacio no se puede vivir sufrimiento, ¡solamente en la tierra!
¿No le dice esto nada al erudito?
Y aun así, la tierra representaría la felicidad más elevada.
Lo sabemos: ¡todavía vendrá, vendrá!
El ser humano en la tierra ha violado la felicidad divina.
¿Es culpable por eso?
De ninguna manera, no para Dios, porque Dios no conoce pecados.
Dios conoce únicamente Su evolución, no hay nada más.
“Pero ¿entonces qué?”: es algo que le sigue dando vueltas a André en la cabeza.
Eso nos queda claro, y ahora lo hemos comprendido.
No hay gente alguna viviendo en la tierra, sino grados de vida.
Y esos grados de vida han de volver a Dios.
¿Hay miseria?
Sí, claro, pero ¿eso es miseria?
Debido a que Dios dio “Su”... “voluntad”... al ser humano, Su vida, el ser humano, ha empezado con el bien y el mal, pero el mal lo condujo a la pena, el dolor, las enfermedades, todo eso le tocó vivir al ser humano, a ese grado de vida, pero no fue esa la intención de Dios.
De ninguna manera, en la tierra no se puede vivir felicidad, pero ¡aun así existe!
¡Y eso lo ha recibido el ser humano, pues, debido a que “Cristo” vino a la tierra!
¡Ahora mismo el ser humano sabe cómo ha de vivir!
No hay nada más, pero todo esto rompe ahora la felicidad divina.
¡Así que desciende en el lodo y el barro en la tierra, y vivirás a Dios!
¡Violente otro grado de vida y estarás violentándote a ti mismo!
¿Todavía no hemos analizado las leyes suficientemente?
Parece que así es, porque otra vez hemos empezado a hacer comparaciones.
¡Y una y otra vez puedes contestarle a la criatura de la madre tierra!
Siempre, ya nunca más nos quedamos temblorosos, ¡ahora sabemos!
¡Ay, esa horrorosa iglesia!
Sí, sí, André, eso es terrible, porque la iglesia sabe lo que puede hacer, pero ¡no hace nada!
El papa no hace nada, porque posee absolutamente todo el poder.
Se ha encerrado en su palacio dorado y desde allí mira el mundo, pero sin hacer nada, al contrario: ¡no quiere que el ser humano haya nacido en las aguas!
Porque entonces se derrumba el Santo Evangelio, y ¿es eso posible, André?
Ahora mismo estamos ante otra pareja de Adanes y Evas, pero ellas eran células embrionarias, ¡no tienen nada que ver una serpiente y cosas de esas!
Todo cambia de golpe, ocurre en unos cuantos segundos, y el ser humano vive dentro de su omnisciencia.
¿Qué hace el ser humano ahora en la tierra?
¡Buscar!
¡Buscar la felicidad!
¡Buscar a Dios!
¡Busca la inmaculada claridad divina!
¡El ser humano busca la verdad y no encuentra sosiego alguno!
El ser humano se busca a sí mismo, sobre todo a Cristo, pero ¡también a Cristo se le hizo invisible!
El ser humano en la tierra lo busca todo, el alma, la vida y el espíritu, pero ¡no encuentra nada!
Lo que sí puede vivir es su propia miseria.
Sí, sí, papa, santo padre, ¿por qué no te dejas ver?
¿Por qué su trono es de oro, y qué poseía Cristo?
Múevase descalzo entre la gente ¡y las esferas de luz podrán infundirle alma a su vida!
“¿Por qué”, nos encontramos por todas partes en el espacio de Dios... “ay, papa, no ha hecho más por la vida de Dios?”.
Y según ve André, estas preguntas no se pueden eludir, cada ley de vida las pide y exclama al papa: “¿Dónde está usted?
¿En dónde vive?
¿Qué quiere hacer?
¿Nada?
¿Precipitar al ser humano de Dios a la condena?
¿Es eso todo?
Ahora oímos otra cosa.
Está hablando Júpiter.
Se nos da a vivir:
—Por fin recibo la visita de seres humanos.
Ay, mis maestros, cómo puedo darles las gracias.
No nos ha pasado antes.
¡A nuestra vida no se le ha concedido vivir esto todavía!
¿Me oyen, maestros?
Percibo que ustedes tocan mi vida.
Percibo que ustedes quieren vivir debajo de mi corazón.
¿Es cierto?
¿Es esta mi felicidad?
¿Es eso así para toda nuestra vida?
¿Vienen a visitarme los maestros en este rincón aislado?
Cómo es posible.
Ay, Dios mío, cómo agradecértelo, por fin vamos cobrando relevancia para la conciencia más elevada.
Lo procesamos, y un poco después vuelve a llegar:
—Maestros, vengan a mi vida y conciencia y vivan mi amor.
Mi beso, mi todo.
Por fin, ¿hemos alcanzado ese punto?
Eso tomó billones de años.
¿Viene a nosotros ahora el ser humano para llegar a conocer su propia vida?
¡Esa es, pues, la conciencia en la tierra.
Sí, lo sabemos, pero hemos esperado este momento durante millones de siglos.
Entren en mi corazón y les aclararé mis leyes.
—¿Está claro esto, hermano míos...? —continúa el maestro Alcar—.
¿Es esto amor?
Sintonícense y viviremos estos planetas, ¡solo entonces se conocerá la astrología en la tierra...!
Ya lo oyen: también esa vida quiere hablar, y estamos listos.
Esto, pues, es un planeta que tiene que cumplir dentro de la tarea encargada entre la paternidad y la maternidad.
Al igual de Júpiter vivimos más planetas, pero también ahora se pueden vivir transiciones, grados para esta conciencia, o sea, estos sistemas cósmicos para el organismo espacial, para el sol y la luna.
Y pronto les quedará claro.
Ya lo hemos percibido en nuestros periplos anteriores.
Sabemos para qué y por medio de qué han nacido estos planetas.
Pero eso no se sabe en la tierra, no se conocen estos organismos, no se sabe allí qué tarea han de cumplir.
El astrónomo sabe que estos planetas no pueden poseer vida, pero el astrólogo les da sentir y pensar, conciencia humanas a estos planetas, ¡y eso no es posible!
Aun así, eso está claro, todos estos cuerpos han podido densificarse.
Hay millones de organismos que se encuentran en el espacio, y todos tienen que llevar a cabo una tarea, nada de esto es inverosímil, absolutamente toda esta vida tiene relevancia, y la tiene para la paternidad y la maternidad del espacio.
Sabemos que estos organismos no son más que órganos para la imagen espacial como organismo, que forman parte de los sistemas glandulares, de la circulación sanguínea, del sistema nervioso para el espacio.
Sabemos además que todas estas vidas han tenido que aceptar la propia tarea, y que eso no ha ocurrido sin razón, sino que se manifestó por medio de la evolución divina.
Pero ¿por qué, maestro Zelanus, han alcanzado estos organismos este despertar semiconsciente?
Porque son bolas de gas, o sea, materia semiconsciente y consciente, densificada y endurecida, pero distinta de la que han vivido la luna y el sol.
¿No es algo especial para Dios?
—De ninguna manera, mi maestro, hemos llegado a conocer esas leyes.
Nosotros como seres humanos no hemos dado maternidad alguna a estos planetas.
Entonces tendríamos que aceptar para el organismo humano que cada órgano daría a luz y crearía.
Pero no es posible, esos sistemas no tienen un brazo o una pierna, el útero para la madre no puede vivir de ninguna manera la tarea que se le ha tocado vivir a una pierna, y eso además es cierto para estos planetas, por lo que hemos tenido que aceptar que son sistemas corporales para la paternidad y la maternidad, ¡para estar al servicio de la paternidad y la maternidad!
—En efecto, hermanos míos, ¡esa es la respuesta!
Para el espacio, es como si el sol fuera el ojo humano y espacial.
¡Ni Júpiter ni Saturno posee esa fuerza y esa conciencia!
Así que accedemos a los sistemas para el universo como planetas y estrellas y las nebulosas.
Esos son las partes del cuerpo para este organismo, al que pertenecen la paternidad y la maternidad.
Y sabemos a la vez que también el ser humano ha recibido la paternidad y la maternidad y que como alma tienen que vivir ambos organismos, pero lo que hemos recibido nosotros desde este espacio.
Así que el universo es principalmente padre y madre, y todo lo que vive en esto está al servicio de la paternidad y la maternidad, por lo que Júpiter y los demás planetas inconscientes tienen que aceptar estas tareas y tampoco tienen nada más que hacer para el espacio como organismo.
Por lo tanto, lo que haya recibido una tarea para cumplirla al margen de la esfera de la luna y del sol no alcanzó el alumbramiento o la creación.
Esa vida como órgano para el espacio, o sea, como organismo, está al margen de la paternidad y la maternidad, pero forma parte del organismo.
Nosotros hemos visto estas leyes y se nos ha concedido vivirlas, y por tanto podemos aceptarlas.
¿Acaso esto tiene que ver con la justicia de Dios?
¿Está una vida privilegiada por encima de la demás?
¿Les ha tocado al sol y a la luna una tarea más elevada para el espacio como organismo?
No y sí, pero eso en la tierra no se comprende.
Para el espacio, el sol y la luna representan la paternidad y la maternidad.
Eso también lo posee el ser humano y significa que la paternidad y la maternidad también para el ser humano es lo que lo domina absolutamente todo para la vida en la tierra y para Dios.
Pero significa, además, que cada uno de los órganos que forman parte del organismo humano tiene que llevar a cabo una tarea propia para esas leyes que lo dominan todo.
Y este milagro también lo vivimos para el universo.
Allí la madre en la tierra es la vida que lo domina todo para Dios y la creación.
El hombre como el padre se divide y sirve, también el sol irradia la propia conciencia y sirve, alimenta el espacio para el alumbramiento y para nada, pero nada más.
Y para eso el sol y la luna han creado otros órganos.
Así que eso significa ahora mismo que el sol y la luna han determinado qué órganos crearían para estar al servicio de su organismo, por lo que aceptemos que cada uno de estos planetas, meteoros y soles, y también, desde luego, las nebulosas, están al servicio de la paternidad y la maternidad ¡y para nada más!
Ahora resulta, y es sin duda la prueba, que el sol y la luna poseen la conciencia más elevada para el espacio y no Júpiter ni Saturno, Urano o Venus, esos planetas representan los sistemas para el espacio y fueron creados por la paternidad y también la maternidad.
Así que no se puede hablar de ninguna manera de injusticia divina, y eso además vale para el ser humano de la madre tierra.
Es muy cierto que todas estas chispas de Dios tienen relevancia universal, pero eso también lo han de vivir y aceptar los brazos y las piernas, los sentidos para el ser humano en la tierra.
Así que de esta manera llegamos a encontrarnos ante la fuente esencial para el organismo espacial y también el humano, del que vemos que por lo tanto la paternidad y la maternidad en la tierra son las leyes más elevadas que ha creado la “Omnimadre”, pero cuyo respeto divino todavía no posee el ser humano como la personalidad.
Si el astrólogo poseyera de verdad ese respeto, ya no sería capaz de dar sentimiento humano, pensamiento humano al sistema glandular universal, lo que ahora sí que ocurre, por parte de los astrólogos en la tierra, y por lo que ellos viven sus cálculos.
Se nos ha concedido vivir la palabra de la luna como madre, pero además sus leyes.
Cuando el astrólogo diga: “El sol y la luna pueden influir en el ser humano”, eso es verdad, pero únicamente para la paternidad y la maternidad, el resto de este sistema óseo ya no tiene relevancia para esa animación humana.
¡Así que son órganos!
Estos órganos no sirven para nada más, y no quieren tener ningún otro significado; lo que tienen que representar lo recibieron del sol y de la luna, y eso se convirtió en la entidad propia, como partícula de este organismo imponente.
¿Qué es, pues, el blindaje para este organismo, hermanos míos?
Ustedes pueden observarlo y es sin duda la vestidura para el espacio, el aura que ha blindado este organismo ¡y que ahora se llama el “tercer grado de vida cósmico”!
La piel humana es el blindaje para el organismo humano, ¿o no es cierto?
Y eso lo posee cada una de las chispas, pero ¡para los planetas se convirtió en la atmósfera propia!
Así es como vemos la atmósfera macrocósmica y la de los planetas, para el sol y la luna, estamos viviendo ahora atmósferas conscientes y también inconscientes, por lo que tenemos que aceptar que también la atmósfera de Júpiter y Saturno, Urano, Venus, no representan jamás la respiración humana, porque no conocieron jamás esa conciencia para dar a luz y crear, jamás la recibieron, ¡precisamente porque forman parte de este organismo macrocósmico!
Ahora podemos y debemos aceptar que todos esos cuerpos llevan a cabo una tarea propia y no vivirían maternidad ni paternidad, porque nacieron a partir del sol y de la luna.
—¿No le dice nada esto, astrónomo?
¿Astrólogo?
¡Por medio de esto dejamos constancia, para la “Universidad de Cristo”, que la astrología no tiene relevancia alguna para el ser humano!
Esta misma es la respuesta de la “Universidad de Cristo”, la respuesta desde el “Omnigrado” divino y consciente, ante el que absolutamente toda la vida debe inclinarse.
¡Así vivimos los primeros fundamentos de todos para la nueva “Biblia”!
¡Y tenemos que aceptarlo nosotros y toda la vida de Dios!
Y es por eso, pues, hermanos míos, que nos encontramos con todos estos cuerpos al margen de la paternidad y la maternidad, y que accedemos al corazón vivo para este universo.
Júpiter y los demás planetas como sistemas para la paternidad y la maternidad se encargan ahora de la respiración y no conocieron jamás el alumbramiento ni la fecundación.
Así que toda la vida del espacio que vive al margen de la paternidad y la maternidad sí que la han creado la paternidad y la maternidad, y ¡eso forma parte ahora de este imponente organismo!
Estamos ahora nuevamente ante los siete estadios de transición, hermanos míos, pero ahora ante la conciencia semiconsciente como paternidad y maternidad, y eso significa que los órganos del organismo humano en la tierra, o sea, todos esos miles de sistemas, sí que están al servicio de la paternidad y la maternidad, y que no tienen nada más que hacer.
La circulación sanguínea, el sistema nervioso, el corazón, el cerebro, todo lo del organismo humano lo creó la fuente de todo lo que vive, y es, una y otra vez, el órgano paterno y materno, por el que se ha construido el organismo humano.
Cada tejido recibe alimento, empuje, desde la paternidad y la maternidad, se mantiene sintonizado con esos órganos, porque el órgano paterno y materno son divinamente esenciales, ¡y seguirán siéndolo eternamente!
Ustedes ven ahora que hay meteoros y bolas de gas que representan esos siete grados de densificación, pero ¡para el sistema respiratorio y también otros órganos para ese organismo universal, el “universo”!
Se puede constatar por la densificación y el endurecimiento qué tarea representan un meteoro y Júpiter, Saturno y Urano, por lo que vemos diferentes grados de vida.
Un meteoro no tiene la misma sustancia que la que poseen Urano, Júpiter o Saturno, y todos estos cuerpos representan ahora los siete grados de vida inconscientes para la paternidad y la maternidad.
Ha de quedarles claro que ahora nos encontramos con todas estas leyes en la tierra.
Y que la ciencia sigue sin conocer el organismo humano, también, y se puede aceptar, porque sabemos que cada una de las facultades acaba de poner hace un momento los primeros fundamentos con los que las facultades espirituales todavía tienen que empezar.
El teólogo, el psicólogo, todavía no tienen fundamentos, aunque allí se le enseñe al ser humano que Dios existe, ¡allí no se conoce al “Dios” verdadero!
Sigan todo esto, hermanos míos, y vean cómo estos sistemas han alcanzado el propio despertar.
Sabemos ahora que recibieron la vida y la conciencia propia por medio del sol y la luna, y que por tanto no comenzaron con este servir por sus propias fuerzas, porque eso no es posible, ¡pues cada chispa de Dios para aquí y en la tierra posee la fuente vital por la que surgió la vida verdadera y esa entidad!
A lo largo de los millones de eras cada partícula insignificante del cosmos astral, el momento en que Dios se dividió, llegó a vivir una densificación propia, recibió una tarea propia para llevarla a cabo, y eso se puede observar ahora.
Es por eso que los maestros hablan de paternidad y maternidad consciente y semiconsciente.
Y esos son los sistemas solares, pero es lo que queremos ser nosotros: órganos para la paternidad y la maternidad.
Sabemos ahora que Júpiter no posee ninguna conciencia de Marte, y que tampoco puede vivir la conciencia de la madre tierra, porque la tierra tiene que representar conciencia más elevada para la paternidad y la maternidad.
¡También es por eso, y también eso ha de quedarles claro, que a la tierra le tocó vivir el lugar suyo entre el sol y la luna, y que eso no fue una casualidad!
El espacio no conoce casualidades y el organismo humano tampoco, ¡la “Omnifuente” no las creó!
Pues bien, cae por su propio peso que el universo se ha densificado, al igual que el ser humano y todo lo que vive, a partir de la vida del alma, y que el espacio posee además una sintonización espiritual, y esto significa que también este organismo macrocósmico evoluciona y todavía no ha alcanzado el estadio más elevado para la “Omnifuente”.
Tenemos que aceptar, además, que el universo en efecto alumbra y da a luz para un estadio consecutivo, y que este tiene que ser el “cuarto grado cósmico” o la vida de este espacio y la criatura de la madre tierra tendría que aceptar que el ser humano puede acceder al “Omnigrado” divino después de su partida, pero es demente.
Si como seres humanos no nos toca vivir nada más que la existencia inconsciente de la madre tierra de cara a la “Omni”conciencia, o sea, Dios, podríamos hablar de: en una vida lo alcanzamos todo, pero eso es completamente increíble y es aún menos aceptable; en una corta vida en la tierra no alcanzamos nada ¡y no podemos materializar ni espiritualizar ninguna “Omni”conciencia!
Por eso podemos consignar para la “Universidad de Cristo”:
“El ser humano y toda la vida en la tierra tienen que vivir millones de vidas antes de que se complete el ciclo terrenal”.
Y entonces continuamos y accedemos a las esferas de luz o bien una sintonización vital tenebrosa, inconsciente, para el alma como la personalidad espiritual.
¡Los planetas, pues, a los que no les infundimos alma nosotros como seres humanos —eso se manifiesta ahora— no pudieron vivir de ninguna manera la paternidad ni la maternidad!
¡Es por eso que tenemos que aceptar para la Universidad de Cristo que también entonces nosotros venceremos este imponente organismo!
En la tierra llaman “planetas” a Júpiter y Saturno, para el universo son sistemas semiconscientes y están al servicio del organismo.
Lo que significan para el universo llegará a la tierra más tarde, y solo entonces el astrónomo estará listo para descender hasta el sol y la luna y puede verse a sí mismo, por lo menos cuando también él esté listo para la paternidad y la maternidad, y libre de homosexualidad (véase el artículo ‘Homosexualidad’ en rulof.es).
Si usted quisiera escuchar la terminología para el espacio, podría escuchar que la maternidad consciente dice a Júpiter y Saturno: “¿Qué quieren hacer ustedes, homosexuales, con mi vida?”.
¿En la tierra —o sea, el ser humano— se percibe algo de la paternidad o la maternidad, cuando el alma haya abandonado la verdadera maternidad y alcanza el organismo creador?
De ninguna manera, no es posible ahora, pero lo encontramos aquí en el universo y se puede constatar.
Estamos viviendo, hermanos míos, que el sol y la luna han densificado su organismo.
Y si quieren vivirlo ustedes para el ser humano en la tierra, es posible, porque cuando se produce la fecundación, tampoco el alma como ser humano es ni puede ser nada más que vida y también espíritu.
Y entonces estaremos completamente solos ante la paternidad y la maternidad, y ante nada más, pero conforme se va desarrollando el fruto se manifiestan los demás órganos, algo que para el universo no ha sido distinto.
Esas leyes todavía se pueden constatar y vivir.
Así que de todas esas fuerzas vitales que han emitido el sol y la luna no había nada que se perdía.
Incluso el último respiro se ha densificado y materializado.
Hay millones de células que han recibido ese endurecimiento y esa densificación.
Y eso se puede constatar por medio de las nebulosas en espiral, las nebulosas de este espacio, los órganos de conexión para los planetas y para la paternidad y la maternidad, o bien las mucosas vistas como sistemas.
Todas esas chispas tienen que llevar a cabo una tarea para la paternidad y la maternidad, y representan un propio grado de vida, como vida que da a luz con conciencia material, y también vida que crea inconscientemente.
A esos cuerpos no les tocó vivir ninguna vida animal, porque no es posible.
Pero ¿qué es, pues, un meteoro?
¿Qué es una estrella?
Una estrella está al servicio de la paternidad, un meteoro ha estado al servicio de los órganos respiratorios, y cuando esa vida explote, ya habrá llevado a cabo la tarea propia, y nos veremos ante la vida y la muerte de este organismo.
Cuando un meteoro termina la propia vida y existencia ya ha nacido la nueva armonía, y significa que nada es capaz de interferir con este organismo armonioso, ¡porque también este organismo posee vida y muerte, posee necrosis y el servir eterno e interrumpido, hasta que el ser humano haya vencido este organismo!
Es cuando esta vida microcósmica se disuelve, pero entonces toda la vida de la madre tierra habrá alcanzado las estrellas de luz, y también el cuarto, quinto, sexto y séptimo grado cósmico.
Así que la paternidad o la maternidad semiconscientes quieren decir, por lo menos para la tierra y como seres humanos, que el alma allí se preparar para convertirse en padre o madre, pero es el espacio el que ha creado esas leyes.
Si no fuera así, no podríamos vivirlos en la tierra.
Pero entonces tampoco harían falta psicólogos, el ser humano miraría hasta en lo más profundo de su alma, pero todavía no es capaz de eso, porque no se conoce a sí mismo, ni estas leyes.
La naturaleza nos fuerza ahora a vivir sus leyes, pero es la madre tierra, y ¡quien no quiera eso estará al margen de su creación, y se blindará contra esta “evolución” divina!
¿Sacerdote?
¿Lo oyes?
Cardenal, ¿lo oyes?
Monja de la iglesia, ¿lo oyes?
Sacerdotes, ¿están oyendo esto?
Es lo que el espacio dice a sus vidas, todos ustedes están ahora al margen de la creación, y a los astrólogos ya no les hace falta dar conciencia humana a bolas de gas, ¡esos organismos espaciales no saben qué hacer con eso!
También son para usted estas leyes, estimado “papa”, así que conviértase en “padre” y alcanzará el “Omnigrado”, ahora recorre un camino sin esperanzas, un estadio de excesos, igual que un pantano, ¡y por el que está ahogando su vida!
Qué cosas, ¿no?
Calcule ahora sus estrellas, haga una cosa de esas para el ser humano, calcule su conciencia diurna y su tarea allí para la tierra, y después mire un poco qué queda de ello, si es capaz de hacerlo, nosotros se lo decimos: ¡nada!
Nada, porque el “ser humano” es una deidad, al ser humano no se le puede dar nada, ¡lo posee todo, todo!
No se le puede avisar a ningún ser humano de la miseria, lo es o está justamente al margen.
No se puede advertir a un ser humano de enfermedades, se mete en ellas, ¡está enfermo!
No se puede hacer que al ser humano le llegue amor, lo es o precisamente no lo es, ¡y quien no lo es no puede vivir amor!
Quien quiera vivir amor y felicidad, astrólogo, lo posee absolutamente todo, porque Dios fijó todos Sus tesoros al ser humano, ¡le dio Su universo!
¡Dios dio armonía al ser humano!
¡Dios dio al ser humano Su justicia!
¡Dios dio al ser humano Su amor!
Dios le dio al ser humano todo, absolutamente todo lo de Su:
personalidad.
¡Luz!
¡Vida!
¡Paternidad y maternidad!
Todo, absolutamente todo, pero el ser humano se ha sacado de todo eso a patadas, y no hay astrología ni ninguna otra ciencia capaz de reintroducirlo en eso, para eso el ser humano ha de vivir, vivir millones de veces, solamente entonces podrá decir:
“Otra vez soy armonioso, pero ahora vivo en las estrellas de luz.
O bien vive en la tierra con felicidad y amor, y entonces ya no le hace falta ninguna astrología para sacarle las cuentas por medio de esa “casa dorada”.
Únicamente la paternidad y la maternidad son capaces de dar felicidad cósmica al ser humano.
¿Acaso no es cierto?
La maternidad, criatura de la madre tierra, es lo más sagrado de todo lo que ha creado la “Omnifuente”, pero ¡el ser humano lo posee!
Así que eso mismo es lo esencial para el alma como ser humano en la tierra, pero ¡la iglesia católica y varias sectas lo ahogan!
Por lo tanto, hacer de casto en la tierra es la condenación humana y significa que ahora el ser humano se condena a sí mismo, ¡que se elimina para esta evolución espacial!
Y eso, pues, es lo que ha de aprender la criatura de la madre tierra, y es lo que “Cristo” está edificando ahora mismo, pero para el “Reino de Dios”... “Su” “Universidad”.
Así que vayamos donde vayamos, hermanos míos, vivimos únicamente paternidad y maternidad, porque por medio de estas vivimos mundos más elevados y más conscientes, ¡para nuestra alma y también nuestro espíritu!
Los siguientes viajes nos contarán en qué nos convertiremos, pero ya lo sabemos: ¡volveremos al “Omnigrado”!
Consignamos para la “Universidad de Cristo”:
“En el Universo se encuentran los organismos conscientes y semiconscientes para la paternidad y la maternidad.
Lo que significan los sistemas glandulares para el organismo humano, ¡lo vemos en el universo!
Estos planetas están subdivididos, pero ¡representan una tarea propia!
No hay ni un solo planeta que posea la misma sintonización para este organismo, porque ¡eso no es posible!
Júpiter, Saturno, Urano, Venus, representan por medio de su lugar, que han recibido por medio del sol y la luna, y como los primeros órganos fundamentales para el organismo, las fuerzas y los sistemas para la respiración; todos esos otros planetas forman parte de este organismo y poseen una tarea, ¡ahora la chispa más insignificante de este organismo está al servicio del conjunto entero!
La personalidad nos muestra cómo es la vida interior de un planeta, y ¿eso se ha imaginado, se ha creado de otra manera para el animal y el ser humano, para la vida de la madre naturaleza para la tierra?
De ninguna manera, porque como seres humanos recibimos nuestro organismo por medio del sol y la luna y de todos esos otros sistemas, por lo que podemos decir: ¡el ser humano es uno solo con el macrocosmos!
El lugar, pues, donde se encuentran estos cuerpos es de una relevancia tremenda, también para el ser humano de la madre tierra y para toda su vida.
¡Porque el sol y la luna mismas han densificado todos estos órganos!
Para el espacio, el sol y la luna han recibido la creación por excelencia y el alumbramiento, ¡y la autoridad por excelencia!
El sol y la luna representan el latido para este organismo, pero las nebulosas espirales como materia densificada representan la circulación de la sangre, astrónomo, eruditos, y más adelante tendrán que aceptarlo, pero ¡entonces conocerán el macrocosmos!
Y su propio organismo material y también espiritual.
Lo que para el espacio, pues, es el cuarto grado cósmico, ¡para el ser humano es la vida del “otro lado”!
Y también allí viviremos los siete grados para el resto del desarrollo, ahora las esferas de luz.
¡Los mundos para el alma como la personalidad espiritual, astral!
¿Queda algo más?
¿Pueden aceptarlo ahora?
Ningún ser humano en la tierra ha oído jamás ni una sola palabra de estas leyes, ¡eso es posible solo ahora por medio de la “Universidad de Cristo”!
¿Qué han sabido hacer, pues, el sol y la luna, André-Dectar?
—El sol y la luna han creado vida nueva, pero ¡para ellos mismos!
—Muy cierto, en efecto, hermanos míos: han concluido sus organismos y solo entonces pudo comenzar la vida en el espacio, solo entonces el alma como ser humano vio su despertar material y también espiritual, por los que su vida interior y material se amplió.
La “luna” es indiscutiblemente alumbramiento, pero la “matriz” para la mujer en la tierra es además sin duda “alumbramiento”, pero además la unión con Dios, para absolutamente todo, para este espacio y los siguientes que ha creado Dios y puede vivirlo ya el ser humano en la tierra.
Así que nada es capaz de vencer este “arte”, la maternidad es lo más elevado, para eso vive el ser humano, ¡absolutamente todo lo demás en la tierra es simple y sencillamente accesorio, astrólogo!
La personalidad tiene relevancia, por supuesto, pero la maternidad se eleva por encima de esa personalidad y tiene sintonización directa con Dios, ¡porque la maternidad tiene que representar la “fuente divina”!
¡Esa fuente divina existe!
Y así, el ser humano lo ha recibido absolutamente todo de Dios, y ya no se le puede proteger contra nada, esa es la justicia divina, para el día y la noche y para el pensar y sentir, pero por “encima” de todo, ¡el ser padre y madre!
¿Qué más quieren vivir ustedes en la tierra, seres humanos?
¿Astrólogo?
¿Teólogo?
¿Psicólogo?
No queda nada más por vivir, ¡esto es absolutamente todo!
Pues bien, entre toda esta vida se encuentran los planetas de transición para la tierra y las de la luna, hasta el segundo grado cósmico.
Una estrella que les sonríe desde la tierra posee conciencia espacial.
Si esa estrella está al servicio de la paternidad, eso es verdad, pero también ahora vivimos siete transiciones para la paternidad consciente antes de que la estrella pueda decir: “¡Eso es lo que soy!”.
Y ahora vemos que desde la paternidad alcanzamos los planetas semiconscientes y vivimos un meteoro.
Después de esto, los demás planetas.
O sea, paternidad y maternidad conscientes, pero cada uno de los grados de vida posee siete tiempos de densificación antes de que pueda vivirse la paternidad consciente.
Así que ahora la estrella única, mi hermano André, irradia más luz que otra.
Y es, pues, por esta luz que se puede ver y constatar la conciencia para la paternidad sirviente.
¿Acaso no es sencillo?
Pero además, ¿imponente?
Dios no ha creado de ninguna manera leyes complicadas; lo que hoy es imponente para la madre tierra, para los eruditos, mañana será de lo más cotidiano y comprensible, también el universo nos da las pruebas de ello.
Y eso vale para cada una de las leyes, para todo lo que vive; una vez que el ser humano pueda acoger y vivir la unión universal, ya jamás estará solo, pero significa: este ser humano está ante la “Omnisapiencia”.
Y eso lo asimilará usted ahora, mi hermano André-Dectar, ¡es por eso que allí arriba puede llamarse el Príncipe del espacio!
No hay nada, nadie capaz de quitarle esta imponente posesión, ¡para esto ha entregado su vida!
A Júpiter le tocó vivir esta tarea, pero ¡de ninguna manera conciencia humana!
Ese último cuartito de hora no tiene relevancia para el astrólogo, pero si esa criatura, a pesar de todo, quiere vivir algo para el ser humano, entonces pongan al ser humano en la cima de la “pirámide” y pregúntenle lo que ve allí.
Ahora es cuando el Dios es capaz de hablar a la vida de usted, pero le predecimos, criatura de la madre tierra, que allí se romperá usted la preciada nuca, ¡porque todavía no tiene esta capacidad universal de mantenerse en equilibrio!
Y de eso es que se trata, porque cada una de las leyes vitales que ha creado Dios es armoniosa y seguirá siéndolo, aunque esa vida viva sobre le punta de su aguja, ¡sin duda es espacialmente padre y madre!
Pero en la tierra todavía no entienden ustedes de esas fuerzas y poderes centrífugos, ¡porque sus sentimientos todavía tienen que despertar para el macrocosmos!
¿Queda algo más?
¡Por tanto es necesario que surgieran planetas que no daban a luz, que no pueden crear!
Pero esos planetas tienen que crear para ellos mismos vida consciente, ¿o es que el “riñoncito humano” no tiene relevancia alguna?
Pues bien, Júpiter, Saturno, Urano, Venus ya no... son los sistemas de riñones para este organismo macrocósmico ¡y no quieren ser nada más!
Y ¿qué es, pues, el cerebro espacial?
¿Qué es el ojo humano?
¿Que son, para el espacio, las leyes de atracción y repulsión?
Vamos, sopésenlo en su balanza vital ¡y lo sabrán!
Solo más adelante llegaremos a la explicación, porque ahora de todos modos no pueden comprender nada de esto, porque todavía no somos capaces de echar esos fundamentos.
Ahora mismo están viendo que cada uno de los grados quiere que vivamos esa vida, y, se diga lo que se diga, aunque sea la repetición de lo anterior, perciban que la vida da, una y otra vez, un análisis distinto, ¡o jamás llegará usted!
Así que hablamos mil veces sobre la “paternidad y maternidad” y es necesario, ¡o también nosotros nos perderíamos en esto!
Sin embargo, sigan el poder y la fuerza de un planeta, perciban por qué razón la madre tierra no desaparece de este espacio, y alcanzarán la respuesta divina: ahora la vida es capaz de darle la respuesta cósmica.
En esto nosotros mismos no tenemos que pensar; si fuera así y lo intentáramos, el universo se disolvería para nuestra vida y nos caeríamos —por lo menos se caería André— como un ladrillo, otra vez a la tierra, porque ahora ya no es unión alguna.
Y eso significa, pues, y es para la eternidad: si quieren llegar a conocerse a sí mismos, se tienen que inclinar ustedes mismos ante absolutamente toda la vida de Dios, y tienen que amar, pero ahora conforme a los grados de vida armoniosos; ¡solamente ahora hay cuestión de una unión divina!
No obstante, ahora habla la vida ¡y como seres humanos no tenemos nada que decir!
Así que está claro, para ustedes en la tierra: la vida está analizando las leyes para nosotros, y también es, nuevamente, ¡”alumbramiento y creación”!
¿Por qué, pregunta la vida en el espacio, no nos caemos hacia abajo?
¿Gracias a qué un planeta es capaz de mantenerse a flote?
Sí, sí, criatura de la madre tierra, ¿qué es eso?
¿Por qué razón pueden ustedes hacer que un barco se tenga en pie, pero no que flote?
O sea, en pie, porque ese barco suyo no flota, para el espacio ese barco está pisando firme, también esas leyes llegamos a conocerlas aquí, pero ahora desde las “fuerzas centrífugas y las leyes vitales”... también las que son para su barco, pero su pedazo de piedra, que no tiene respiración alguna, pues, se va hundiendo.
¿Por qué?
Astrólogo, ¿por qué?
Porque su trozo de piedra no posee ninguna atmósfera, o sea, ningún asidero, y no puede mantenerse en pie, ¡ese trozo de vida, pues, pertenece a otro grado vital!
¿Comprenden algo de las leyes espaciales, el aliento vital y la fuerza de gravedad?
Eruditos, ¿conocen ustedes estas leyes?
¿A qué se debe que es imposible forzar a la tierra fuera de su órbita vital?
La tierra vive de verdad dentro de su aliento vital, su atmósfera se encarga de su paseo a través del espacio; para lo que la tierra posee en cuanto a órganos respiratorios, ustedes como seres humanos han recibido las piernas, y ahora pueden mantenerse en pie o se irían de bruces contra su suelo.
Y vivimos para el organismo espacial cada una de estas leyes como fuerzas densificadas y también invisibles, pero también las posee el ser humano, ¡y toda la vida de Dios dentro de su propia atmósfera!
¡Porque la madre tierra dio esas leyes a toda su vida!
¿Qué peso, pues, tiene la tierra?
¿Puede usted, erudito, decir, calcular el peso de la tierra?
¿Es eso posible?
Astrólogo, ¿sabe hacerlo?
Nosotros les decimos: “no”, por lo menos se lo dice la vida del espacio.
Y la vida, la madre tierra, nos dice a nosotros:
“Soy tan pesada como consciente es mi atmósfera”.
¿Se puede calcular eso?
Sí, sí, dice la vida de Dios.
Astrónomo, cada uno de los insectos es capaz de hacerlo, ¿y usted no?
¿Qué son, pues, las fuerzas y los poderes?
La tierra nos dice:
“Si un trozo de meteoro cae encima de mi vida —y ha pasado varias veces—, me asusto un momento, pero no me pasa nada.
Pero ¿por qué no?
Porque nada del espacio es capaz de sacarme a mí a la fuerza de mi equilibrio, o es que ha de significar ‘conciencia más elevada’.
¡De eso es capaz únicamente la vida del cuarto grado cósmico!
Así que mi vida es exactamente igual de pesada que lo que tiene de conciencia mi respiración, ¡y por eso describo mi órbita a través del espacio!
Y ¿qué pesada soy, pues?
Como lo que posee el embrión de la luna en cuanto a conciencia viva, o sea, ‘sentimiento’, exactamente así de pesada soy yo, pero también igual de sensible, ¡porque toda esta vida es nuevamente sentimiento!
O sea, plasma, ¡plasma divino densificado!”.
Compréndalo bien: un solo granito de “Omnimateria” termina de un soplo con este universo entero, porque justamente ese granito posee el “Todo”, en cuanto a leyes y poderes, concentración de voluntad, y también personalidad, pero sobre todo la “paternidad y la maternidad”, porque por medio de la paternidad y la maternidad el ser humano y todo lo que vive representan el espacio de un planeta, pero ¡además la “conciencia”!
Un solo granito de materia del cuarto grado de vida cósmico, según dice la madre tierra, me saca a golpes de mi órbita, y no hay nada que pueda hacer contra eso.
Si eso fuera posible, la “criatura de Jehová” recibiría la propia flor de parte de Nuestro Señor, pero nosotros lo sabemos: también entonces seguiré siendo capaz de poder acoger a esa criatura, porque yo mismo convertiré el día en noche, y al revés, y convertiré a un ser humano en un “escarabajo” inconsciente... qué cosas, ¿no?
Y toda esa piedra, o sea, ese peso, que tiene que cargar la madre tierra, su organismo, no pesa nada, no posee pesadez ninguna, erudito, astrólogo, biólogo, teólogo... ¿por qué no?
Porque absolutamente todo es sentimiento, plasma, ¡para el espacio las fuerzas de gravedad no existen!
¿Es eso (en inglés) “algo nuevo para su vida”?
Lo recibimos de parte de la vida de Dios.
La “Universidad de Cristo” aclara cada una de las leyes vitales.
Aunque no profundicemos en estas leyes, porque no tienen nada que ver con los fundamentos nuestros; a nosotros se nos ha encargado que analicemos la vida, el alma, el espíritu y también el organismo material, o sea, el templo humano, y no esas leyes, no jamás estaremos listos.
De tarde en tarde, sin embargo, también esas leyes quieren que se las viva, pero entonces entramos al esqueleto técnico para el universo, y no es necesario para la criatura de la madre (tierra); antes que nada esa vida tiene que llegar a conocerse como ser humano, como alma y como espíritu, ¡y después como la personalidad astral!
Pero es posible, ¡lo están viendo!
Y si tuviéramos que aclarar esas leyes, den entonces a André-Dectar la única cátedra que existe: ¡entonces podrán inclinarse ante el “Príncipe de este espacio”!
¡Ahora la humanidad entera está postrada a sus pies!
Y eso es verdad, ¡porque Cristo nos vuelve a enviar a Su vida!
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“Seres humanos en la tierra, ¡todavía no se conocen a sí mismos!”.
“No únicamente tienen que llegar a conocerse como vida orgánica, también para el alma y espíritu, ¡sino por encima de todo como “padre y madre”!
Júpiter, mis hermanos, y su propia sintonización, las hermanas y los hermanos de ella, irradiaban la propia conciencia y alimentaban, pues, la paternidad y la maternidad conscientes.
Así que según estas leyes espaciales el aliento vital para el ser humano en la tierra no es más consciente que lo que los seres humanos poseen en cuanto a pensamiento y sentimiento.
Qué valioso, ¿no?
Así vivimos todos estos cuerpos y la armonía espacial, y volveremos a conocerlos para el organismo humano cuando nos veamos ante los sistemas corporales.
¿Qué es ahora el cerebro para este organismo?
Es la “Omnifuente”... que también ahora sigue conduciendo y dirigiendo la vida, para el ser humano la materia para poder acoger los sentimientos.
No se puede vivir nada y nada más para el organismo humano armonioso de la madre tierra.
Un meteoro, pues, posee ahora fuerzas del sol y de la luna, y también de Júpiter y Saturno, de toda la demás vida, por lo que ese grado vital ha podido densificarse y adquirió esa entidad propia.
¡Así que somos capaces, hermanos míos, de llegar a conocer a Dios!
Por medio de las leyes de justicia “absolutas” somos capaces de determinar para qué sirve la vida.
Y además de eso, qué conciencia posee la vida.
Y vemos su propia sintonización, ¡para el alma, la vida y el espíritu!
De esto no se sabe nada en la tierra.
Es sencillo lo que significan todas estas células de luz.
Cuando el ser humano llega a estar detrás del ataúd, ¿tenemos que convencer entonces a esa vida de que no hay ninguna muerte? Pero ¿qué sigue sabiendo entonces el ser humano?
Nada, nada sobre sí mismo, solo dentro de miles de años el alma como personalidad astral poseerá esto, ¡y se puede comprender!
Creo, hermanos míos, que ahora tenemos que continuar.
¿Ha llegado la respuesta a sus sentimientos?
Se interrumpe el contacto con Júpiter.
Pero escuche lo que esta vida tiene que decir a la de usted...
¡Regale su beso también a Júpiter, André-Dectar, para que allí ella infunda alma a su vida!
—¿Qué es, pues, la astrología, maestro Zelanus?
¿Tiene relevancia para el ser humano de la madre tierra?
—¡Para nada, mi maestro!
—Y usted, André, ¿sabe lo que tiene que contar esa gente?
—Sí, mi maestro, lo sé.
—Diga entonces en nombre del universo que la criatura de la madre tierra usa ese dinero, esas posesiones para otras cosas, porque la astrología no se convertirá jamás en ciencia.
¡Jamás!
Porque estos pensamientos y cálculos no tienen relevancia, no poseen asidero, no pueden vivir ninguna ley, ¡porque —ahora se oye la palabra y ponemos también ese fundamentos para la “Universidad de Cristo”...— la creación ya tenía billones de siglos de edad antes de que surgiera el zodiaco!
¡Quien se dedique a eso está pescando trozos de granito y no picarán jamás!
La astronomía es una ciencia, pero más adelante se disolverá en ‘La cosmología’, aunque la astrología no llegará a pisar jamás tierra firme, algo que sí que se le da a la “quiromancia y también la grafología”; eso es igual de seguro, como además les toca aceptarlo a las facultades espirituales, porque la “Biblia” no puede ser de ninguna manera la palabra de Dios, ni tampoco la es, porque aquella ha surgido por medio del ser humano de la madre tierra.
Todo esto se nos concedió vivir y recibir para la “Universidad de Cristo” en este viaje.
La luna y el sol han creado y materializado todas estas leyes.
Hemos visto que el alma como ser humano es capaz de vencer el universo, porque este conjunto imponente se creó para el ser humano.
Sabemos que se trata del alma como ser humano, y no del organismo, que continúa eternamente, aunque el organismo humano sea tan increíblemente imponente, algún día tendrá que volver a morir ese cuerpo, pero ahora el alma se eleva por encima de todas estas leyes.
Vuelvo a preguntarles, hermanos míos, maestro Zelanus: ¿es posible influenciar al ser humano por medio del espacio?
—De ninguna manera, maestro ¡eso no es posible!
—Y cuando en la tierra les toca vivir enfermedades, André-Dectar, ¿puede usted liberarse de eso? ¿Pueden las enfermedades disolverse por medio de nada, gracias a que usted vive otras leyes vitales?
—Entiendo, mi maestro, lo que quiere saber de mí.
Claro, el ser humano puede liberarse de enfermedades, para eso poseemos esa certeza, pero cuando está delante de los grados más profundos tiene que aceptar su impotencia y accedemos a las leyes del karma para el alma como la personalidad.
—Muy cierto, en efecto, esa es la respuesta.
Y entonces el alma está ante la cólera, la peste y la lepra, pero también esas enfermedades desaparecerán de la tierra, hermanos míos, porque el ser humano va a ir a la conciencia más elevada.
En el “Reino de Dios” el ser humano ya no vivirá enfermedad alguna.
Y de eso se encargan los maestros, ¡se encarga Cristo!
Pero de otra manera que la que imaginan las iglesias, pues, ¡y en que lo han convertido ellas!
—Eso significa por tanto, mi querida criatura de la madre tierra, ¡que usted mismo ha creado esas enfermedades!
—¿Dónde surgieron las primeras enfermedades, maestro Zelanus?
—¡En las selvas, mi maestro!
—También eso es verdad.
Entonces nos hemos olvidado y perdido, y por medio de eso la sintonización universal nuestra, hemos dividido nuestras fuerzas vitales y vivimos entonces debilidad, deformación, mancilla, de las que los eruditos todavía no conocen vida consciente ninguna, ¡pero que el universo también puede analizar!
Dios o la “Omnimadre” no ha creado ninguna miseria.
Ninguna enfermedad, ninguna disarmonía, eso tienen que aprenderlo los astrólogos.
Por eso tampoco son capaces jamás de hacer un solo cálculo infalible.
Eso simplemente no es posible, así que ¡todo ese calcular sigue siendo una búsqueda!
Es por eso, mi hermano André, que a Adolf Hitler le dieron una patada y fue de mal en peor, y también él tiene que aceptarlo: esa “Providencia” vale un pepino, ¡igual para la tierra que para el universo!
Así que además hemos podido vivir que al alma no se le regala nada.
¡Nada!
Tiene que asimilar las leyes del espacio, o no será capaz jamás de representar su deidad.
Y por medio de la Omnifuente tiene que materializar y espiritualizar esas leyes, porque tiene que volver a su “Omnigrado”.
Así que debido a que el ser humano sigue en la tierra las leyes de la madre naturaleza y no añade más leyes de producción propia, continúa “conscientemente”, aunque ella sea inconsciente, porque también la criatura de las eras prehistóricas llegó a existir en inconsciencia y ha vencido la tierra.
Cuantas más leyes el ser humano añada de producción propia, tanto más tenebrosas se vuelven su vida y conciencia.
Y ahora somos capaces de constatar cuántas leyes verdaderas posee el ser humano en la tierra.
¿Y son, maestro Zelanus...?
—Únicamente la paternidad y maternidad, mi maestro, y nada más.
—Exactamente así es, hermanos míos, el ser humano ha creado leyes que para el espacio carecen de relevancia, pero ¡ahora accedemos a su sociedad infeliz, a su vida y actos miserables de cara a las leyes espaciales, a la paternidad y la maternidad, al alma, a la vida y al espíritu!
Vengan, hermanos míos, por el camino podemos vivir nuestras comparaciones, veo que tenemos que volver a la tierra.
Pero ¡hemos visto y tenido que constatar que la luna como madre se lo ha dado absolutamente todo a sus criaturas!
Volvemos a la tierra, André está sumido en pensamientos, también nosotros seguimos lo que hemos contemplado y lo que ha materializado la “Omnimadre”.
El siguiente viaje comienza en la tierra, y luego vamos directamente al “Omnigrado”, donde vive el ser humano que ha alcanzado el estadio divino.
André entiende: será enorme, será lo más imponente para su vida como ser humano y criatura de la madre tierra poder vivir esa gracia, ver como ser humano de la madre tierra el “Omnigrado” consciente, algo de lo que ningún maestro de la séptima esfera fue capaz.
Debido a que está al servicio del ser humano en la tierra y ha recibido allí esta conciencia, el “Omnigrado” pone esa sabiduría en sus manos y se puede comprender; una vez que haya llegado del otro lado, el alma tiene que espiritualizar su vida y no es capaz de vivir una esfera más elevada que la sintonización que posea.
¡Eso puede asimilarlo el ser humano durante su vida en la tierra!
Y eso también puede vivirlo únicamente el ser humano de la madre tierra, quiero decir, el ser humano material, ¡porque semejante tarea conecta al ser humano con absolutamente toda la vida de Dios!
El maestro Alcar todavía dice:
—Lo ven, hermanos míos: ¿qué más puede hacer la luna ahora para su vida?
Ha dividido su conciencia y su propia vida y así llegamos a tener en nuestras manos todas las leyes vitales.
Más adelante, los teólogos vivirán y aceptarán esta ciencia espiritual, solamente entonces serán capaces de conducir la vida de Dios al despertar espacial.
Y eso ¿sigue sin ser suficiente?
Lo que el ser humano para la tierra ha creado para sí mismo es miseria, es odio, demolición, injusticia.
¿Qué quiere el astrólogo ahora?
¡Dios es amor, y en todo “Amor”!
Prepárense para el siguiente viaje, hermanos míos.
Procéselo todo, mi hermano André, pero sepa que la vida del espacio lo ayuda a cargar.
Ahora cada una de las leyes vitales es capaz de hablar a su vida, ¡porque usted es el “instrumento” de la “Universidad de Cristo”!
Aun así, digo alto y claro a los eruditos de la madre tierra:

“¿Es capaz la criatura selvática de infundir alma a sus vidas?
De ninguna manera, no es posible.
¿Puede un insecto infundir alma a sus vidas?
Tampoco Júpiter es capaz de hacerlo, ni ninguna de sus hermanas, porque el ser humano ha recibido lo más elevado.
La materia, o sea, la tierra; el granito, o sea, materia endurecida, el acero y el hierro, el aire —aunque ese aliento vital sea plasma consciente— ¿son capaces de infundir alma a la vida de la tierra como ser humano?
¡Eso es deformar al Dios de toda esta vida!
Pero volveremos a esto.
Cuando lleguemos a estar ante la personalidad “ser humano”, analizaremos los rasgos del carácter humano y veremos entonces lo que ha asimilado la vida interior, lo que le pertenece al ser humano y qué escollos ha diseñado para sí mismo.
Solamente entonces la “astrología” se caerá de bruces del pedestal y veremos dónde ha comenzado la vida y dónde terminará el grado de vida adquirido.
Para eso tienen que leer los libros ‘Dones espirituales’... y conocerán los siete grados de vida para la vida orgánica, y también los que son para su espíritu; ¡después sabrán para qué han de vivir y morir!
¿No tiene la madre tierra nada que contarle al ser humano?
Si quieren dar sentir y pensar humanos a los planetas, entonces denle sin dudarlo todo a la madre tierra, porque ella tiene que representar lo más elevado de todo para el espacio.
Mis hermanos, los maestros más elevados, nos dieron esta gracia.
Lo entregaremos absolutamente todo de nuestra conciencia para dar ese despertar más elevado a la criatura de la madre tierra.
Haga comparaciones, André-Dectar, y eleve sus rasgos de carácter, dé su personalidad entera a esta unión, solamente entonces será capaz de vivir ‘La cosmología’ y de asimilar la sabiduría.
Mire allí, la madre tierra.
André me pregunta:

—¿Cuándo podemos comenzar?
—Si lo quieres, hermanos mío, dentro de algunas horas.
—Estoy listo, hermano mío.
Las esfera de la tierra nos acoge, hemos completado un viaje imponente.
No hay ningún pensamiento que pueda olvidar, nuestro pensar y sentir están fijados.
Ahora soy el instrumento, pero estoy bajo el poder, la conciencia de los maestros; ¡hablará el “Omnigrado” consciente!
Lo sé, sin duda: nada puede detenernos, y André no desfallecerá en la tierra.
Lo que él ve es un milagro, ahora, en este momento, ahora que estoy pensando, recibe su visión enviada, de la que sabe que se la da el maestro Alcar.
Es una imagen de belleza imponente.
Allí a lo lejos, o sea, en la tierra, ve a un ser humano, y este ser humano se prepara para llevarle algo a él.
Es un seguidor de los maestros, André tiene quien cuide de él.
Por las mejillas le bajan lágrimas de gratitud, su personalidad espiritual, porque también nosotros seguimos siendo capaces, detrás del ataúd, de llevar a cabo esas densificaciones, pero por las que nuestra personalidad vive ese amor.
Sí, sí, eso es amor y el “amor” conmueve, hace que el alma como ser humano despierte y venza.
Su organismo está venido a menos, pero continuamos, ahora la materia no tiene relevancia, ¡lo que vive es su personalidad, y no la materia!
—Adiós, madre.
—¿Qué pasa, mi André?
—Casi llego, madre.
—Lo sé, hijo mío.
—¿Wayti?
—¿André?
—Te doy las gracias por todo.
—No me des las gracias, alma mía, continuaré siguiéndote.
—Sócrates, aquí estoy otra vez.
—Lo veo, hermano mío.
Si me necesitas allí, ¡llegaré de inmediato!
—Ramakrishna, ¿continuarás siguiéndome?
—André, ¡seguiremos siendo uno para la eternidad!
—¿Annie Besant?
—André, ¡siempre recibirás mi amor!
—Gracias, eres un amor, y no quiero ser ningún malagradecido.
Pronto comenzaré a vivirlo todo.
—Lo sabemos, y todos nosotros infundimos alma a tu vida y conciencia.
El maestro Alcar mira a su instrumento a los ojos.
Ahora André está al lado de su organismo.
Ya no tenemos nada que decir, un poco más tarde está nuevamente en la tierra y dentro de su organismo, ¡ha comenzado la vida en la tierra!
Lo seguimos, los sistemas recuperan fuerzas, abre brevemente los ojos, pero después se queda dormido normalmente y descansa.
¡Posee fundamentos poderosos para la ”Universidad de Cristo”...!
A esta vida no le tocará jamás un final material, aunque el alma como ser humano vivirá la muerte, ¡la siguiente vida está lista!
El espíritu y la materia evolucionarán y volverán al “Omnigrado” divino, para el que André se preparará ahora.
Lo que puede decir es: ¡Tu voluntad se hará!
Sí, sí, “Omnimadre”... ¡estaré a su servicio!
¡Quiero amar!
¡Y me inclino ante absolutamente todas sus leyes!
 
Fin de la Parte 3
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